CAPÍTULO 24: "La entrevista"



Sin apetito.

Dolor de estómago.

Manos sudorosas.

Ropa prestada.

Zapatos un número más grande que el suyo.

Así se encontraba Danielle, el día de su entrevista en las elegantes oficinas del edificio "Torre blanca". Sin ninguna esperanza había aplicado para el puesto de asistente personal del CEO de IMPERIO CO. Bueno en realidad fue una de sus amigas la que rellenó el formulario por ella, y de eso habían transcurrido 5 semanas, así que la sorpresa fue tremenda cuando le notificaron que debía presentarse.

Mika, su querida amiga de infancia, y vecina de toda la vida, estaba decidida a ayudar a su amiga a encontrar un trabajo mejor pagado y más formal, admiraba las ganas que tenía Danielle, de salir adelante manteniendo tres empleos, pero eso le quitaba tiempo para ella, para disfrutar de su juventud y es que verla trabajando el día de su cumpleaños y sin tiempo para celebrarlo después, fue la "señal" que necesitó para intervenir. Eso y que ahora era oficial, finalmente consiguió el valor que necesitaba para cambiarse el apellido, problemita que le trajo malos ratos por los pasados 3 años.

   Danielle, es una chica activa, súper responsable y trabajadora, pero siempre está cambiando de trabajo, si bien no rechaza ninguno el salario no le alcanza para cubrir los gastos de su apartamento hipotecado y las facturas de los gastos básicos, por lo que siempre está yendo a entrevistas. Su padre Daniel Duncan, tomó muy malas decisiones, evasión de impuestos, prestamos impagos entre otros y aquellas deudas la arrastran a ella, ya que al llevar el mismo nombre inmediatamente son vinculados y al momento de enfrentar la pregunta "¿Qué relación tiene con Daniel Duncan?" ella no lo duda, no puede mentir y admite que el estafador aquel es su padre.

Es por eso que cuando un casual jueves después de haberse pasado el día en la tienda de Mika, ayudándola con papeleo de contabilidad en su día libre la llamada que recibió de Tamara García, jefa de recursos humanos en IMPERIO CO. La tomó por sorpresa, aún más cuando le informó que el motivo de su llamada era para citarla a la siguiente ronda de entrevistas para el puesto de asistente, le explicó brevemente acerca de las obligaciones del puesto y le comentó que un par de candidatas rechazaron la postulación.

Alucinada por tener una oportunidad, después de llevar buscando algo así durante una eternidad aceptó sin dudarlo e inocentemente invirtió los papeles, ahora era ella quien hacía las preguntas

-¿Dónde me presento?
-En el edificio "Torre blanca", señorita Ross –contestó Tamara, divertida por el entusiasmo que teñía su voz
-¿Qué código de vestimenta requieren? ¿Por quién pregunto al llegar?
-Formal. Siempre formal y pregunta por mí
-De acuerdo ¿necesito llevar algún documento? ¿A qué hora es la entrevista?
-Su entusiasmo es contagioso señorita Ross

Tamara, soltó una pequeña risa tomando un respiro de su trabajo.

-¿Tamara me dijo que era su nombre?
-Así es Tamara García. Bueno como le comenté al inicio de la llamada es la segunda etapa de entrevistas, por lo que estará con una leve desventaja, pero si su currículum está en lo correcto no creo que tenga problemas para desenvolverse en el transcurso de su entrevista.
-¡Por supuesto que no! Le prometo que no se arrepentirá
-Bueno señorita Ross, he enviado un mail al correo que introdujo en la solicitud con los detalles. La esperamos mañana a las 9 de la mañana en punto con vestimenta formal y una copia de su currículum y la carta de recomendación de su último trabajo.
-Anotado, muchas gracias señorita García ¡nos vemos mañana!

Colgó y casi saltando de emoción hizo su camino hasta la parada del bus. La sonrisa no se la quitó nadie del rostro, se dirigió hasta la tienda departamental donde solía ser a veces la secretaria del gerente y otras la mejor vendedora de la ciudad. Estaba algo apartada de su hogar, más específicamente en el centro de la ciudad, pero necesitaba obtener esa carta de recomendación esa misma tarde. Una oportunidad como aquella no es para tomársela a la ligera.

45 minutos de viaje después, se presentó a la puerta de la oficina de su ex jefe. La nueva secretaria hizo su parte, preguntó su nombre y si tenía cita. Era aquella fecha en que había demasiado trabajo y poco tiempo libre, así que ahorrándole tiempo le explicó que ella ya trabajó para el señor Morris, y siguiendo un impulso ante la cara de "y a mi qué me importa" Danielle, tomó el teléfono del escritorio y le marcó a la línea privada.

-Susan, te dije que nada de llamadas hasta mañana –se escuchó la voz agotada pero firme de su antiguo jefe.
-Señor Morris, es Danielle, necesito unos minutitos de su tiempo ¿es posible? –preguntó con su voz más angelical
-Señorita Ross, dichosos los oídos que la escuchan, pase, pase ya sabe que es mala fecha para visitas.
-No tardo, lo prometo.

  Guiñándole al ceño fruncido de Susan, Danielle, colgó la llamada y enseguida se dirigió a la oficina del señor Morris, un hombre de mediana edad, de dos metros de alto (por lo menos) con una regalona panza y una amable mirada. Enterrado bajo tres pilas de papeles, carpetas, formularios y facturas, le lanzó un saludo mientras tecleaba a la velocidad de la luz, maltratando las pobres teclas de su teclado.

-Sé que está muuy ocupado, señor Morris, pero tengo que intentarlo
-¿Qué necesitas? ¿Tu trabajo de vuelta? Porque la respuesta es SI, de inmediato.
-Se lo agradezco, pero sabe que necesito más.
-Lo sé Dan-Dan, ahora dime a lo que has venido

  Suspirando acomodó un par de documentos mal guardados en una carpeta en la silla frente al escritorio del señor Morris.

-Necesito una carta de recomendación, mañana tengo una entrevista y pinta a seria.
-¿Justo ahora? ¿Por qué no viniste antes? –suelta un bufido de estrés.
-Me acaban de llamar, vamos usted es el mejor en redactar ese tipo de cartas, por favooor.

  En silencio la observó, haberla perdido fue un golpe duro, el tiempo que trabajó para él, la consideró una chica multifacética, hacía lo que debía hacer para ayudar al jefe, hasta reemplazar a algún vendedor que se presentase enfermo, por lo que consideró su petición de redactarle la carta.

-Danielle, ahora mi vida laboral es un caos, como podrás ver no doy abasto -le dedica una media sonrisa paternal-. Pero con gusto redacto la carta esta noche y te la envío por mail.
-Pero... -haciendo pucheros se sintió desilusionada, la necesitaba ya mismo.
-Estoy tardando años en el papeleo, mi secretaria no es tan eficiente
-Se llama "organización" y abuso de notitas adhesivas.
-Claro, claro, como tú digas

  Observando el desastre en esa oficina y a ese hombre que tan paciente le había concedido valiosos minutos de su tiempo, buscó la propuesta perfecta.

-Le organizo el papeleo y usted escribe la carta –ofreció decidida.
-Podría tardar horas
-Necesito esa carta y usted un poquito de ayuda ¿qué dice?
-De acuerdo, solo porque estoy un poco colapsado
-¡Sí! Genial, genial, gracias señor Morris.

Emocionada Danielle, se quitó la chaqueta y el bolso y subiendo las mangas de su blusa color turquesa se puso manos a la obra.

Y vaya trabajo de parto que resultó ser. Eran al menos 3 meses de papeleo acumulado, pero lo consiguió..., 3 horas después. Ya tenía la carta, ahora debía ir a casa de Mika, para pedirle algo qué usar en la entrevista.

Otro largo viaje en bus para conseguir el atuendo perfecto para la entrevista.

  La mañana siguiente Danielle, se presentó 30 minutos antes de la hora citada, temía encontrarse con el tráfico de la mañana así que salió mucho antes, además de los nervios y la ansiedad por llegar cuanto antes a este impresionante edificio, todo sofisticado, moderno, elegante. Solo bastó dar un paso en el glorioso lobby, para tener a un guardia dándole los buenos días. Explicó que estaba allí para las entrevistas en IMPERIO CO. Y le indicó que se acercara a recepción, le pidieron su identificación, la buscaron en una lista y enseguida le dieron una tarjeta de visitante y un tercer guardia la escoltó hasta el ascensor.
      En el piso 10, una nueva recepción la esperaba. Todo moderno, limpio y extremadamente sofisticado. Ya comenzaban a sudarle las manos de los nervios por tanto detalle en todo, nunca había trabajado en un lugar así. Se acercó a la mujer detrás de un amplio mesón en forma de "U" y le anunció que Tamara García la había citado a las 9 de la mañana para una entrevista. Grace, como se identificó la recepcionista, anotó su hora de llegada en una planilla y le solicitó la carta de recomendación que le pidieron, la adjunto a una carpeta en la que se encontraba la solicitud enviada por internet y le indicó que tomara asiento con los demás postulantes señalando la zona de espera a un costado.

Sin aliento observó a todos los postulantes y quiso inmediatamente echarse a llorar, todas (la mayoría mujeres, solo divisó a dos hombres) lucían súper serias, no hablaban y... ¡eran prácticamente perfectas! Ahora estaba nerviosa, la competencia se veía competente.

Tamara, entró 10 minutos antes de las 9 de la mañana en el piso, y fue directo a una sala que Danielle, asumió sería donde se llevarán a cabo las entrevistas, el reloj avanzaba lento, demasiado. A la hora indicada la primera postulante fue llamada. Luego la segunda, y la tercera... y cuando Grace, se disponía a llamar a la siguiente apareció él.

Alto, elegante, muy serio y horrorosamente atractivo.

Sin dirigirle una sola palabra a la recepcionista esta le comentó como iban las entrevistas, le informó que ya tres habían pasado y le nombró a la siguiente, con discreción apuntó a Danielle, y el hombre sin importarle giró la cabeza en su dirección, la observó unos instantes y luego se encaminó a la sala donde se encontraba Tamara.

-Señorita Ross, es su turno.

Le anunció Grace, a la confundida Danielle. No estaba entendiendo nada ¿quién era ese hombre? Y de pronto tuvo pánico, estaría presente durante su turno.

-¿Señorita Ross? –la llamó nuevamente al ver que no se movía
-Sí, gracias.

Aterrada pero siempre con una sonrisa en los labios se levantó de su silla, tomó su bolso y fue de una vez a su entrevista, que ocurriera lo que tuviese que ocurrir.

Una mesa de reuniones, Tamara, un par de personas más y el Adonis la observaron.

-Buenos días, soy Danielle Ross, mucho gusto

Los saludó a todos en general, tragándose los nervios que le provocaban aquellas miradas profesionales.

-Bienvenida Danielle, tome asiento
    La saludó Tamara, y le indicó la silla libre frente a ellos.

Con las pulsaciones a mil por hora se acomodó en la silla, observó los rostros y tomó aire para prepararse, no pensaba arruinarlo, estaba decidida a dar la mejor de las impresiones.

La primera etapa fue repasar información personal, nombre, estudios, ciudad de origen, pero entonces Tamara, preguntó con curiosidad si su aplicación para el puesto era correcta argumentando todos los trabajos que ha tenido. Con una calma con la que no sabía que contaba le explicó que sí, comentando los motivos por los que no continuó con ninguno de los trabajos. Expresó sus expectativas y ganas de establecerse en un lugar y formar parte de un equipo de manera permanente.

La respuesta pareció agradarle al grupo ya que algunos asintieron (el Adonis, seguía serio y sin rastros de una reacción). Luego Tamara, leyó la carta que el señor Morris, su último jefe escribió como recomendación

"Ayudante y vendedora muy vivaz, aprende rápido y es merecedora de una oportunidad, sabe demostrar su calidad de ser humano ante cualquier problema".

Fue la parte que destacaron. Continuaron con una serie de preguntas, esta vez por parte del jefe de personal presentándole situaciones en las que podría caer si quedaba en el puesto. Luego una breve explicación sobre sus obligaciones y la entrevista acabó. Les agradeció por su tiempo y se retiró de la sala.

Dos días después fue citada nuevamente a las oficinas de IMPERIO CO. Esta vez fue a ver al jefe de personal, en la misma sala donde tuvo su entrevista, se saludaron cordialmente y este sin mucho tiempo le anunció que el trabajo era suyo, no le dio oportunidad de emocionarse o para decir nada, continuó con su monologo cargado de advertencias, estaba agotado de tener que hacer lo mismo cada par de meses porque su jefe no soportaba a las asistentes que le conseguían.

-La siguiente semana asistirá a varios cursos a modo de "capacitación" aprenderá a utilizar todos los programas que maneja su jefe y usted debe conocerlos muy bien.
-Por supuesto, señor –asintió con una tremenda sonrisa en el rostro
-No le voy a pagar esa semana, corro un riesgo y pierdo tiempo al contratar a alguien sin experiencia en el puesto. Pero puede que después de esa semana me demuestre lo contrario –comenta sin pelos en la lengua
-¿Cómo? ¿Está o no está seguro? Porque no quiero perder una semana gastando dinero en transporte si al final va a prescindir o dudar de mi capacidad para cubrir las exigencias del cargo –ahora era toda seriedad.
-Se le pagara el transporte y el almuerzo –le aclara calmándose
-Bien –suspira aliviada
-Una vez que cumpla con la capacitación estará a prueba durante el tiempo que el señor Allen, estime conveniente. Es un hombre muy serio y con mucho trabajo, será un puesto exigente y deberá estar dispuesta a realizar todas sus órdenes, le recuerdo que el título del puesto es "asistente personal" por lo que su trabajo se expande a asuntos fuera de la empresa
-Por supuesto señor, ¿A quién le pido los datos para la capacitación?
-Hable con recursos humanos, yo soy el jefe de personal, no manejo esa información.
-De acuerdo, señor.
-No lo arruine, es un buen puesto.
-Haré todo lo posible por encajar.

EL PRIMER DÍA

Entusiasmada y vestida para impresionar Danielle, llegó hasta el piso 16. Mika y Amanda, sus amigas, le habían regalado un elegante y lindo traje de falda y chaqueta que le quedaba como guante de seda, resaltaba sus curvas pero no demasiado, era para el trabajo y lo último que buscaba era llamar la atención por los motivos equivocados.

A las 8 de la mañana en punto tuvo una breve inducción con Tamara, le explicó acerca de su jefe y del porqué sus asistentes no se quedaban más de dos meses. Destacó que era un hombre exigente, perfeccionista, puntual (muy puntual) y a veces muy temperamental y Tamara, lo conocía mejor que nadie dentro de la empresa, estudiaron en la misma universidad. Al acabar con la inducción y explicación le deseó suerte y le indicó donde se encontraba el despacho del CEO de IMPERIO CO, el hombre al que todos le temen y respetan como si de la realeza se tratara.

Sola y con la mejor de las disposiciones caminó hasta el escritorio de su secretaria repasando mentalmente lo que haría en cuanto conociera a su jefe

-¿Danielle?
-¡Frida! Hola yo..., es mi primer día ¿trabajas aquí? -sorprendida se acercó a saludarla
-Sí ¿Qué haces aquí? -preguntó intentando sonar amigable
-Asistente personal de un hombre difícil, por lo que me dijo Tamara, de recursos humanos -le sonríe entusiasmada
-¿¡Eres la nueva asistente del señor Allen!?

Sorprendida se echó para atrás en su silla y simplemente la miró. No se conocían mucho pero le agradaba Danielle, hasta ahora, le acababan de dar el puesto que ella quería desde que entró a trabajar a la empresa hace más de un año

-Sí ¿Por qué te sorprende? La última se fue hace un par de semanas, por lo que me contaron, tenía que llegar otra.
-Yo apliqué para el puesto, pero al parecer otra vez fui rechazada -suelta de mala gana
-Lo siento
-Descuida, mientras siga teniendo un trabajo
    Se encogió de hombros intentando sonar desinteresada, pero lo cierto es que la expresión en su rostro dejaba entrever lo molesta, tal vez furiosa que estaba.
-Debes ser la secretaria estrella.
-Por supuesto, espero que dures más que la asistente anterior.
-Que no te quepa duda.

Guardó silencio incomoda, Danielle, sabía que estaba odiándola en ese momento.

-¿Me anuncias?
-Claro, espero que hayas venido preparada
-Por supuesto, que sería de mi si no viniera con mi escudo y mi espada?
-Claro... -espetó de mala gana mientras ponía los ojos en blanco

Se levantó de su silla como si tal acción requiriera de mucho esfuerzo y la guio hasta el lugar de la asistente, un escritorio justo en la esquina del despacho del jefe de jefes, con un mesón trasero con impresora y estante con archivadores, computadora, artículos de oficina, etc. Bastante lindo.

Preparándose para el encuentro se quitó la chaqueta del traje, colgó su bolso y armada con una agenda y lápiz aguardó a que Frida, (que había regresado a su escritorio) le anunciara al jefe que su nueva asistente había llegado.

  Uff, el momento de la verdad había llegado. Ordenando su blusa color damasco que estaba metida a la perfección en el interior de su falda gris grafito se aseguró que todos los botones estuviesen bien abotonados, solo entonces caminó hasta la puerta, tocó dos veces y allí fue, el primer impacto de un hombre de temer. Escuchó aquella voz varonil, un poco ronca y cargada de seguridad y su pulso se aceleró inmediatamente... Tiró de la manilla y entró en el elegante despacho. Nicholas Allen, se encontraba detrás de su escritorio leyendo algo en su iPad con los que a simple vista a Danielle, le parecieron las gafas más sensuales del universo.

Y entonces levantó la mirada

Sus hormonas se revolucionaron al descubrir que el hombre silencioso y serio que estuvo presente en su entrevista era en realidad SU JEFE. El hombre más atractivo que creyó haber visto en persona...

-¿Qué? ¿Vas a quedarte ahí parada sin decir nada?

Una larga y discreta bocanada de aire después, se compuso ante el impacto de trabajar para alguien como él, después de su último jefe un pelón de mediana estatura, y claro el señor Morris...

-Por supuesto que no, muy buenos días señor Allen, soy Danielle Ross
-Sé quién eres

Y eso fue todo..., Danielle, no entendía cómo pese a ese tono tan "superior" su corazón no dejaba de dar brinquitos en su pecho en un pequeño baile de "quiero a ese hombre ahora". Y la mirada con que le dio el primero de muchos descarados repasos..., uff. Tarea difícil.

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