CAPÍTULO 20: "Malas decisiones"



Era sábado por la tarde y Danielle, miraba la TV, mientras esperaba que fuera hora de reunirse con su tía Jazmin, cuando su celular comenzó a sonar, esperaba que fuera una de sus amigas, o su tía anunciando que se retrasaría, pero no, era Cameron...

-Antes que digas cualquier cosa, me debes escucharme –soltó en tono serio apenas Danielle, contestó
-Cameron..., hola
-Sí, hola a ti también -soltó de mala gana

Molesta con su actitud Danielle, se levantó del sofá, silenció la TV, y soltó sin nada de paciencia

-Oye, sé que estas probablemente odiándome, pero ese no es motivo para que me trates así, baja el tono si quieres que siga al teléfono
-Tú y yo tenemos que hablar –insiste calmando su temperamento
-Es lo que estamos haciendo así que ve al grano
-Baja, no voy a hacerlo por teléfono –soltó conteniendo la respiración, estaba colérico
-Sube entonces –sugirió resignada a una discusión
-No, quiero que sea en un lugar neutro
-Bien

Cortó y furiosa consigo misma por no ser capaz de cortarlo definitivamente lanzó el celular al sofá y este rebotó y cayó al suelo ruidosamente. Adiós celular. Tomó las llaves y bajó a encontrarlo. Estaba apoyado en su pretencioso y costos auto blanco, luciendo perfecto como lo era por fuera.

De pie en la entrada de su edificio Danielle, lo observó sonriéndoles a todas aquellas mujeres que pasaban por delante de él, solo para darle un descarado vistazo. No estaba segura de querer hablar con Cameron, pero si sentía que lo necesitaba, quería cerrar el tema de una vez por todas y olvidarse de su existencia

-Acércate

Pidió al verla de pie en la entrada y mientras ella se decidía le dio un vistazo de pies y cabeza. Danielle, llevaba un pantalón de vestir que dejaba sus tobillos al descubierto, sandalias y una blusa que llegaba justo al borde de la pretina de su pantalón.

-Ya estoy aquí -dijo acercándose-. Hablemos –pidió con calma
-Sube al auto, vi una cafetería a unas cuantas calles –ordenó en tono neutro
-Cameron ¿tanta ceremonia para mandarme a la mierda? –protestó de brazos cruzados
-Solo sube bombón

Le abrió la puerta del auto pero no esperó a que subiera, rodeó el vehículo y tomó su lugar al volante.

-¿Por qué no hablamos aquí en tu auto y dejamos de perder tiempo? –sugirió lo más calmada que pudo mientras se sentaba.
-Cierra la puerta –soltó sin mirarla
-Cameron, te estoy hablando, tengo algo que hacer en una hora más –su actitud estaba siendo realmente frustrante
-Cierre la puerta para que podamos irnos de una vez
-Bien... -accedió para acabar de una vez con todo el asunto entre ellos

Cameron, la llevó a una cafetería a unos 15 minutos en auto desde su apartamento. Y no dijo nada, ni una sola palabra pese a los intentos de Danielle, por calmar la tensión que flotaba en el interior del auto. Pero cuan testarudo no contestó nada, solo condujo y en cuanto estacionó, se bajó del auto y le hizo señas para que lo siguiera.

Resignada a que las cosas serían a su modo Danielle, lo siguió sin protestar, avanzaron por las mesas ocupadas hasta llegar al final, donde toda una plaza estaba disponible y alejada de oídos curiosos. Tomó asiento en un reservado, se deslizó hasta la ventana y observó cómo sin tomar asiento Cameron, le pedía un par de bebidas a la camarera que los había seguido hasta la mesa al verlos entrar. La camarera se marchó y él, solo la observó con esa expresión seria que le hacía entender que estaba enojado.

-Cameron ¿qué es todo esto? ¿Podemos terminar las cosas bien al menos?
-¿Bien? –tomó asiento frente a ella
-Sí, yo...--
-Silencio

Ordenó al ver acercarse a la camarera con su pedido, la dejó servirles y solo continuó hablando cuando estuvieron absolutamente solos

-Esperaba mucho más de ti, Danielle
-Es el error que cometen muchos, esperar algo de alguien a quien no conocen realmente –se encoge de hombros, no entendía lo que esperaba conseguir si salía con frasecitas como esa
-No te burles –le advierte
-¿Qué quieres? ¿Qué te ruegue por otra oportunidad? –lo enfrentó lista para acabar todo de una buena vez
-Podrías ofrecerme algo. Sexo
-No va a suceder, AMIGO

Tomó aire, ya se imaginaba que eso era lo que más le dolía a Cameron, que ella nunca había accedido a acostarse con él.

-No te hagas la desentendida, cuando las cosas iban bien te mostraste bastante interesada en probarme –le recuerda con malicia y una mirada arrogante que Danielle, jamás olvidaría.
-Somos humanos, cometemos errores

Y eso lo molestó aún más, su risa burlona desapareció por completo y fue reemplazada por una línea recta.

-Eres una maldita frígida –escupió con desprecio
-Basta –le advirtió con la frente en alto, no iba a dejar que la insultara
-Eres tan insegura que llegué a pensar que tal vez fueras virgen, pero con esa figura no podrías serlo -clava su mirada en el escote de Danielle-. Aunque un poco de ejercicio no te haría nada mal
-¿Me estás llamando gorda? –pregunto sorprendida
-Si tú lo dices –sonrió con ironía
-No, tú lo estás diciendo -lo señala ofendida

Tomó un par de pesadas respiraciones sin quitarle la mirada de encima antes de decidir acabar con todo aquello.

-Por favor Cameron, deja el drama y dime lo que necesitas escupir para acabar esto –los señala a ambos
-Eres patética, intentas hacerme quedar como el malo cuanto tú fuiste la que se dejó manosear por su jefe en frente mío
-Yo no...--
-No, no, los adultos están hablando –la corta con ese tono altanero que tanto detesta Danielle
-Idiota –soltó a cada instante más ofendida por su actitud
-Inmadura -responde-. Si no hubieses estado tan ocupada intentando complacer al tarado ese lo habríamos pasado muy bien tú y yo. Pero como típica mujercita de clase baja sueñas con un príncipe forrado en billetes para que te saque de tu miseria
-Ya basta. Se acabó, no funcionó y punto –dice con la respiración acelerada, no quería armar una escena, pero tampoco iba a dejar que la insultara
-No, no, quiero que sepas lo mala que eres, solo tu cuerpo podría salvarse –otra mirada sucia cargada lujuria
-¿Mi cuerpo gordo? –gruñe colapsada, sus comentarios la hacían sentir vulnerable
-Que ciego estaba -hace una mueca de desagrado hacia ella-. Ni siquiera para acompañante sirves, todos mis amigos se dieron cuenta que eres una pobretona
-Cállate, ya basta –pide afectada
-¿Qué? No te pongas a llorar, es humillante –se burla sin piedad
-¿Para eso me trajiste aquí? ¿Para insultarme como un estúpido pendejo dolido? -suelta harta, no iba a quedarse callada mientras la insultaba-. ¿Rompí tu orgulloso listado de mujeres dispuestas a acostarse con el doctorcito sin sesos?
-Baja la maldita voz –espetó agarrándole la mano sobre la mesa, apretándosela a modo de advertencia
-Me duele, suéltame –pidió con los ojos muy abiertos, de pronto este Cameron, la asustaba
-Pídeme disculpas
-Estoy diciendo la verdad –susurró intentando controlar su tono de voz, el agarre en su mano era fuerte, le estaba doliendo mucho
-Estúpida zorra -le da un tirón haciendo que se pegara con el borde de la mesa-. No vas a insultarme y no asumir las consecuencias
-Ya suéltame –exigió desesperada por soltarse
-Te crees demasiado para mí, no me hagas reír
-Basta Cameron...
-No eres nadie, tienes que mendigar por una puta consulta
-No –dijo como advertencia, sabía lo que hacía
-Tu ropa es barata, tus modales dejan que desear, no sé cómo me pude fijar en ti
-Déjame en paz

Intentó tirar de su mano pero solo consiguió que la apretara con más fuerza.

-No te levantes, no vas a moverte a menos que yo te lo diga
-¿Qué demonios quieres de mí? –preguntó desesperada por alejarse de él
-Ya te lo dije, quiero sexo
-No, estás loco...
-Estoy seguro que puedo contigo –sonrió con mirada lujuriosa y peligrosa
-No voy a hacerlo y ya suéltame –continuó luchando por soltarse
-Te gusta que te rueguen ¿no? Puedo hacerlo, solo espero que valga la pena

Congelada en su silla lo observó impresionada por su cinismo ¿se estaba escuchando? ¿Con qué cara le hablaba de no saber comportarse? Era un imbécil con todas sus letras

-Tendría que estar desesperada para acceder a que me pongas un dedo encima, tu actitud me da nauseas
-¡Cierra la maldita boca!
-No me levantes la voz –le advierte nerviosa mirando a la gente en la cafetería
-No eres nada "Dani", no te hagas la importante conmigo o con cualquiera que muestre un poco de interés en ti -escupió con el orgullo roto por el rechazo-. Solo sirves para pasar el rato, si dejaras de ser tan mojigata, claro. Solo vas a conseguir quedarte sola en tu diminuto mundo de porquería
-No te voy a insultar de regreso Cameron -dice intentando contener sus emociones-. Solo te voy a decir que eres un violento, altanero y pretencioso, puedes tener ropa cara y un auto costoso, pero no tienes a nadie, tus amigos son de plástico, ninguno se preocupa por ti, ninguno está interesado en esos exámenes que te hiciste cuando te sentías mal, les importó una mierda si tenías cáncer al riñón

Y como una ráfaga de viento la mano libre de Cameron, se estrelló contra el rostro de Danielle, poniendo a toda la cafetería en silencio por el estruendoso ruido del golpe.

-Puedes irte a la mierda, zorra seca –escupió con autentico desprecio

Con la mano que finalmente le liberó, Danielle, se sostuvo el rostro en el lugar en que había sido golpeada y lo miró con auténtico miedo. La camarera que los atendía se acercó inmediatamente cuando vio que Cameron, se levantaba, atenta a sus movimientos en caso que intentara algo más

-Te vas a quedar sola, no eres nadie –volvió a decirle

Como reflejo Danielle, se alejó de él, al verlo moverse para salir a toda prisa de la cafetería.

-Te voy a traer un poco de hielo, cariño –ofreció con amabilidad la camarera

Paralizada intentó no echarse a llorar, pero las lágrimas cayeron por si solas, estaba en shock, le había pegado, Cameron, la había golpeado...

La camarera regresó a los pocos minutos y Danielle seguía igual, con la mano sosteniendo su rostro y con lágrimas cayendo de sus ojos

-Tienes que quitar la mano, si no ponemos hielo eso se verá muy feo mañana...

Temblando Danielle, tomó la bolsa de hielo y con cuidado, como si se le fuera a caer el rostro si dejaba de sostenerlo quitó la mano y puso el hielo. Le dolía la ceja y la zona del pómulo le ardía terriblemente

-Estás sangrando
-¿Do..Dónde? –tartamudeó avergonzada
-El labio, ten –le extendió un montón de servilletas
-Lamento..., yo..., él...
-No, no, no tienes que disculparte por él, puedes quedarte todo lo que quieras, no te preocupes por eso
-Soy un desastre –suspiró con una mueca de dolor
-Eres mucho para él, no pienses eso de ti

Danielle, solo asintió a la desconocida, no sabía que decirle a la amable camarera. La humillación de haber sido golpeada e insultada en público podía con sus emociones contenidas, nunca antes se sintió tan agredida como en ese mismo momento, siendo auxiliada por aquella mujer. No soportaba que todos la observaran con lástima...

  Permaneció sentada con el hielo en el rostro hasta que este se derritió por completo. La camarera en una de sus rondas le sugirió ir al baño a limpiarse la sangre seca del mentón. Le había dado con el broche de su reloj rolex...

Frente al espejo tuvo una mejor visión de su apariencia. Era un completo desastre. Los ojos rojos de tanto llorar, el labio inflamado en la comisura de su boca, y la ceja y pómulo amoratados. Y entonces la desesperación o impotencia llegaron, salió a toda prisa, buscó a la camarera y en voz baja y ronca por su llanto silencioso, intentó hablarle para que solo ella la oyera

-No traigo dinero para pagar la cuenta, pero le prometo regresar mañana, no traigo mi teléfono y yo..., necesito irme de aquí
-Cariño, tranquila -le sonríe con amabilidad-. Ve tranquila, fue solo café
-Pero..., no quiero que se lo descuenten, ha sido buena conmigo
-Ve tranquila, no tengas prisa en regresar
-Gracias..., yo, no sé su nombre
-Soy Gloria –se presenta
-Muchas gracias, Gloria
-Cuidado con ese hombre, es malo

  Asintió y caminó fuera de la cafetería. Se sentía afligida, nunca nadie la había golpeado, y menos la habían hecho sentir tan miserable y poca cosa, así que las lágrimas regresaron. Caminó y caminó, pero la verdad es que su apartamento estaba lejos y como si el día no estuviese yendo lo suficientemente mal, se largó a llover

Grandioso.

Había plantado a su tía, por culpa del imbécil de Cameron. Este era uno de los dos sábados al mes en que acompañaba a Jazmin, a visitar a su madre, es decir, la abuela de Danielle. "Lili", padecía un severo caso de Alzheimer hace varios años, por lo que la familia decidió que lo mejor era dejarla en un lugar donde la trataran las 24 horas del día y dos veces al mes podía pasar tiempo a solas con ella, el resto eran visitas monitoreadas y no dejaban de ser dolorosas, ver a tu madre y que apenas y te reconozca es horrible, Jazmin, necesitaba el apoyo de su sobrina...

Absorta en sus pensamientos continuó la caminata bajo la lluvia, estaba empapada pero no le importaba. Entonces el sonido del claxon de un auto la hizo saltar del susto, pero no levantó la mirada del piso, lo único que sentía en esos momentos era odio por haber subido al auto de Cameron, sabía que no debía, pero aun así lo hizo

-¡Danielle!

Escuchó que alguien decía su nombre, pero no reaccionó, continuó caminando y mirando los dedos de sus pies ¿en qué pensaba cuando escogió ponerse sandalias?

-¡Oye Danielle!

Giró la cabeza hacia la calle, esa voz la conocía, buscó con la mirada hasta dar con su dueño, era Nicholas. En uno de sus autos conducía lento junto a la acera para poder verla. Estaba preocupado. Su expresión lo decía.

-Sube

Pidió pero ella negó y contuvo las ganas de soltar el llanto que tanto intentaba mantener a raya, no podía verlo ahora, menos en ese estado ¿por qué tenía que aparecer junto cuando no era más que un desastre?

-¡Danielle!

Preocupado aceleró un poco y sin importarle si dañaba su auto, se cruzó en toda la acera cortándole el camino para que así se detuviera y no huyera. A toda prisa Nicholas, se bajó de su auto y a largas zancadas llegó hasta Danielle, tomó su rostro entre sus palmas y la obligó a mirarlo, ella luchó por soltarse y ocultar el golpe, pero la mirada de furia que percibió en esos ojos negros fue tan intensa que la hizo sentir diminuta y avergonzada

-¿Qué te hicieron? –soltó en un tono tan sincero que los ojos de Danielle, se llenaron nuevamente de lágrimas
-Dani ¿estás bien? ¿Quién te hizo esto?

En respuesta ella intentó alejarse, lo empujó del pecho, pero Nicholas, la agarró del codo y con firmeza pero sin llegar a causarle dolor la jaló hasta el auto y la sentó. Trató de escapar nuevamente, pero Nicholas, la detuvo por la muñeca, la misma por la que Cameron, la había sujetado, se asustó al sentir el punzante dolor y quitó la mano y la sostuvo contra su pecho lanzándole una escalofriante mirada de cachorro abandonado

-Dani... -jadeó preocupado, nunca la había visto así-. Dime qué puedo hacer, soy pésimo en esto

Danielle, seguía muda, ni siquiera se atrevía a sostenerle la mirada por más de tres segundos.

-Voy a llevarte a tu apartamento ¿de acuerdo?

Ella solo asintió y guardó silencio, lo dejó acomodarle las piernas al interior del auto, le cruzó el cinturón de seguridad y aseguró la puerta antes de rodear el vehículo y ponerse en marcha

Durante un par de calles Nicholas, la observó en silencio, intentaba ocultar su rostro y se negaba a hablarle, así que haciendo acopio de toda su escasa paciencia decidió hablarle él

-Me quedé dormido –confesó y enseguida le dio una rápida mirada a ver si reaccionaba
-Anoche tomé la ducha que me recomendaste y luego..., fue difícil, me pasé cinco horas intentando no llamarte..., tomé las llaves de mi auto al menos diez veces con la intención de ir a buscarte..., perdí el vuelo

Un largo y profundo suspiro salió de los labios de Nicholas, no sabía qué tenía y lo único que deseaba en ese instante era ayudarla. Acabó llevándola hasta su edificio, la acompañó en silencio y sin tocarla hasta su piso, aguardó a que entrara y antes de literalmente cerrarle la puerta en las narices, Danielle, le murmuró un escueto "gracias".

Nicholas, se quedó un rato al otro lado de la puerta, quería obligarla a decirle quién la había tratado mal, porque estaba segurísimo de ello, pero cuando la escuchó llorar con tanta tristeza que sintió un dolor en el pecho, supo que tenía que darle su espacio, ya averiguaría lo que pasó, ahora solo le importaba ella, y si ella quería que la dejara sola, entonces eso haría. Por el momento.

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