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"Ese francés"



        —¡Es mi culpa!

Le escucho quejarse una vez más, como en las últimas dos horas desde que anunciaron oficialmente que Renata había dejado el internado por decisión propia, cosa que claramente era mentira. Por supuesto eso nos alteró, aunque era algo que ya habíamos previsto, no esperábamos que fuese demasiado pronto. Era extraño, según las pequeñas pistas que poseíamos, no había habido dos desapariciones en un mismo año, y en transcurso de este había tres: Dionora Di Marco, Emma Rost y Renata Carreto.

«¿A que se debía?» me cuestione. ¿Cuáles eran exactamente las pautas para elegir a su siguiente víctima? ¿Qué tenían todas ellas en común aparte de su notable belleza?

—¡Dios!—exclamo haciéndome saltar en mi silla—Debió estar aterrada. ¿Por qué no mantuve la boca cerrada?

—No digas eso, Santi. De alguna manera, sabíamos que esto iba a suceder—dije tratando de calmarlo. Pero eso sólo hizo que el chico gimoteara más—Lamentarnos ahora no nos ayuda de nada, debemos...

—No—espetó levantándose abruptamente—¿Y si Masini supo que hablamos con ella? ¿Y si se dio cuenta de que tomamos la fotografía de Emma y ahora Renata pagará nuestros pecados?

—En ese caso no sería sólo culpa tuya, sería de los tres—habló Ithan terminando de beber el contenido de su vaso.

—Él no tiene idea. Nos habría hecho algo como advertencia al menos—le dije tratando de tomar el control de la situación.

—¿Y si...nos está preparando algo horrible?—susurró Santiago abriendo los ojos de golpe—Tal vez a ti Jeon, no te haga nada porque le tiene miedo a tu padre. ¿Pero nosotros? Podríamos incluso morir mañana y nadie lloraría.

—¿De que hablas? Yo lo haría—exclame total y completamente ofendido. Luego agite la cabeza al notar que me había desviado del tema—Bueno, pero ese no es el punto. No piensen en morir, nadie más lo hará. Ahora más que nada hay que dar con ellas.

—¿Y cómo?

—Esa...es una excelente pregunta—murmuré avergonzado.

—Dios, estoy tan confundido— dijo el chico dejando caer su cabeza sobre la banca—Sería más fácil tener algún súper poder como la telepatía, así podría comunicarme con ella a través de la mente. Seguramente su padre ni siquiera hará nada cuando se entere, vive despreocupado sin saber que su hija quizá muera mañana o pasado.

—¿Qué?—espeto Ithan cortándole inesperadamente—Repite lo que dijiste.

—¿Qué cosa? ¿Qué sería más fácil si tuviéramos superpoderes para comunicarnos a través de...

—¡No! Eso no—se quejó el rubio—Dijiste que su padre no haría nada. ¿Por qué dijiste algo así?

—Si, ya sabes. Encerraron a Renata en este lugar para no tener que lidiar con ella, básicamente la vida de sus progenitores es más fácil si no la involucran en ella.

—¡Exacto!—exclamo y nosotros dos no entendíamos exactamente a qué se refería—Ahí está la conexión.

Yo lo pensé un momento, tratando de recalcular y procesar tanto, así que repase con sumo detalle las palabras que habían salido de la boca de esos dos y rápidamente la luz vino a mi.

—Ese idiota elige bien—murmuré chasqueando con la lengua.

El castaño me miro con mezcolanza, y luego a su hermano un tanto ansioso.

—¡Oh vamos!—se quejo llevando su lengua a uno de sus costados—¿Podrían ser más claros? Soy el único tonto que no está al tanto.

—Pero claro. Piénsalo un momento Santi.—le pedí acercándome a el para mayor precaución—¿A que se dedica la familia de Renata?

—Bueno, tengo entendido que su padre es dueño de una gran franquicia de hoteles cinco estrellas esparcidos por toda España e Italia. Sin embargo, luego de su divorcio, su madre se fue a vivir a Francia y su padre mantiene un romance con una chica quince años menor.

—Bien. ¿No te parece raro el hecho de que, aún con tanto dinero, Renata esté encerrada aquí por solo, vagas peleas en la escuela?

—Es verdad. No es común.—dijo restándole toda la importancia posible—Su padre pudo haber pagado mucho dinero para encubrirlo debido a que no cometió algún delito menor o mayor como nosotros, pero, ¿A que quieres llegar con todo esto?

—Si. A lo que quiero llegar, es a que, ellas están encerradas aquí porque sus padres las encerraron aquí. No porque un juez lo haya dictado debido a que podrían ser un peligro para la sociedad. Sino, porque querían deshacerse de ellas.

—Wow, no creo que esos señores sean tan crueles, ¿O si?

—No creo que la crueldad sea el punto decisivo de esto. Conozco al padre de Nora, es Vittorio Di Marco, nuestros padres no son los mejores amigos, pero mantienen una buena relación laboral porque se han cruzado un par de veces en la corte, y bueno...aunque el hombre básicamente está muerto en vida desde que su esposa falleció, no es tan mal padre—susurre al recordar la razón por la que había decidido encerrar a Nora cuando la clínica psiquiátrica no funciono—No sé como sean los padres de Emma, pero apuesto a que son igual, igual que todos los padres de todas las chicas desaparecidas.

—Sabe que no se preocupan por ellas, por ende, su desaparición sería...irrelevante—continuo Ithan.

—Esa es la conexión.—complete—No basta con que seas bonita, el investiga a fondo y todas tienen eso en común: un núcleo familiar roto.

El desayuno se dió por finalizado unos minutos después y al instante las clases dieron inicio. Nuestra primera clase era de latín y griego, esto, para poder acceder a numerosas obras de la literatura clásica. No llevábamos ni siquiera una hora, cuando ya había sido ampliamente devorado por el aburrimiento, empujaba mi lápiz con mi dedo índice, y debido a la inclinación del pupitre este terminaba regresando a mí para volver a empujarlo, y así sucesivamente como intento de matar el tiempo.

Inesperadamente, un papel doblado en cuatro partes se me fue lanzado captando mi mirada. Mi entrecejo se frunció al segundo, entonces giré la cabeza en busca del responsable, pero todos se encontraban metidos en sus diferentes asuntos, lo cual me resultó más paranoico. Sin embargo, la curiosidad fue un impulso más grande que la paranoia, así que, cuidando que la profesora Ericka no me descubriera, lo desdoble por debajo de la banca con mucho cuidado.

"Dans l'escalier de la bibliothèque. 7h00. Ne rentre pas tard." Leí.

Supe perfectamente quien había sido al ver que estaba escrito en francés, y por supuesto que ese mensaje iba directo a mi.

No le dije nada a los gemelos, por ello espere a que estuviesen completamente dormidos luego de que el toque de queda fuese enunciado. Al comprobarlo, salí de la cama y me coloque los zapatos rápidamente, camine por el pasillo interminable, apenas alumbrado por la luz de la luna saliendo por alguna rendija, dejándome ver ese maldito tapiz que odiaba tanto. Baje al primer piso con cuidado, pisando cada uno de los escalones haciéndolos rechinar, hasta dar con la biblioteca, sin embargo, no entre. Fui a la parte trasera.

—¿Esperaste mucho?—me interrumpieron a mis espaldas haciendo que la sangre se me helara del susto. —Tranquilízate un poco Gotti, estas muy tenso—dijo soltando una carcajada.

—¿Qué quieres, Guido?—hable, quería que esto fuese rápido, claro y concreto.

—¿Por qué el apuro, Jeon? El clima es muy bueno esta noche—divago caminando con algo de dificultad, luego se sentó en uno de los escalones—Antes que todo, quiero decir que no te guardo ningún rencor por dejarme inconsciente, así que le mentí a Masini diciendo que no recuerdo nada, soy piadoso.

—Guido—insisti.

—¡Bien! Tranquilo, yo...te pedí vernos aquí porque, tengo información valiosa sobre Renata y tu preciado querer.

—¡¿De Dionora?!—exclame acercándome apresurado—¿Qué es? ¡Dilo!

—Giuseppe Gambino—soltó causando confusion en mi.

—¿De que rayos hablas?

—No sé, pero escuche que el rector lo menciono cuando hablaba con la señorita Lanese, así que debe ser una persona importante —respondió.

—Lo sabía. Esto es una perdida de tiempo—solté en un suspiro, luego gire dispuesto a regresar, hasta que...

—Yo lo vi todo, Gotti. —interrumpió haciéndome detener.

Voltee y lo miré con interés.

—¿Qué viste?

—J'ai vu quand ils l'ont emmenée. (Vi cuando se la llevaron)—me dijo en un susurro—A Renata. Recuerdo salir de la enfermería, caminaba al baño. Era de noche, y las luces estaban completamente apagadas, fue entonces cuando lo escuche, ce sifflet. (ese silbido).

La sorpresa se apodero de mi rostro cuando le oí decir aquello y el lo notó, pues una sonrisa ladina adorno sus labios. Me quedé perplejo, inmóvil, no había sido el único, no me había vuelto loco. ¿El rector era el que silbaba por las noches?

—Decidi permanecer ahí y lo encontré, entro a su oficina por algo que no supe descifrar al inicio, pero salir de ahí noté que la llevaba en brazos y, ella parecía estar...dormida. Aunque no puedo garantizarte eso.

—¿Viste algo más? ¿A dónde se la llevo, por ejemplo?

—No. Pero de algo estoy seguro, Gotti, y te lo digo porque, no soy un completo monstruo—murmuró tornandose serio de repente—Ils ne s'en sortiront las vivants (No saldrán vivas de esto). Ese hombre, es una aberración con mucha sed de sangre. Como un lobo hambriento. Y si el lobo aparece...a todos comerá. ¿Crees estar listo para eso?

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