19
Entonces sus ojos se abrieron y la luz apagada lo recibió, un silencio apenas roto por las gotas de lluvia afuera. Jungkook se quedó quieto, intentando con todas sus fuerzas averiguar el lugar en el que estaba. Los recuerdos que había perdido llenaban su cabeza uno tras otro haciendo que tuviera un nudo en su garganta que se volvía asfixiante. Tocó su pecho al sentir los golpeteos de su corazón debido al terror que sentía solo pensando que nada había cambiado. Debía ponerse de pie, pese a lo complicado que era el mantener su postura mientras se acercaba al interruptor para encender la luz.
Ahogó un sollozo al ver una fotografía en la mesa, deseando con todas sus fuerzas que no fuese otro de sus sueños y que está vez tuviera la oportunidad de hacer las cosas mejor. Porque verse sonriendo junto a Taehyung en aquel cuadro llenaba su alma de manera sorprendente.
Tragó antes de acercarse a la puerta, su mano apretó el pomo con fuerza, con ansiedad que casi no podía controlar. Una especie de pánico lo golpeó imaginado que no podría encontrarlo, que despertaría y Hyeri estaría al otro lado.
Dios, no.
-Puedes hacerlo -susurró hacía sí mismo odiando saber que si algo salía mal, él posiblemente no podría seguir luchando-. Vamos.
O sí, él volvería a luchar después de llorar y gritar de desesperación.
Abrió la puerta segundos después, se quedó quieto al instante. En algún momento, su mano cubrió sus labios evitando un sollozo, o un grito, debido a lo que encontró. Era Taehyung recostado en la cama que ambos compartían, su rostro escondido por el cabello castaño cayendo. Luciendo más hermoso de lo que Jeon recordara jamás. Dios, lo había extrañado tanto, tanto que en ese momento se congeló en lugar de correr, se congeló en su sitio sin saber cómo hacer para que su esposo no desapareciera, qué hacer para que ese recuerdo se volviera eterno.
Estaba caminando, probablemente. Ya que, pronto estuvo a unos pasos de la cama, sus párpados evitaban cerrarse por miedo a que todo se desvaneciera. Bajó su cabeza cuando la imagen se volvió real, cuando el cuerpo que había deseado tocar estuvo frente a él, dejó escapar un sollozo mientras caía a su lado, sosteniendo su cabeza a la vez que miles de gracias se volvían eternos.
-Estás aquí -pudo decir al fin, mordió sus labios riendo levemente sin poder canalizar la intensidad de sus emociones-. Mi amor, estás aquí.
Taehyung abrió sus ojos al cabo de unos instantes, sus miradas se conectaron un segundo hasta que dolor lo cubrió haciendo que se alejara del pelinegro con rapidez y fuera lejos de la cama. Tenía una arruga en sus cejas, angustia en cada gesto.
-¿Qué haces aquí, Jungkook? -preguntó odiando que su voz se quebrara-. Pensé que no querías verme. ¡Pensé que odiabas la idea de nosotros juntos!
Jeon se apresuró a negar con la cabeza a esas palabras, su mirada fija en el rostro lleno de amargura y tristeza de su esposo. En sus manos temblando al costado, y solo entonces entendió el nivel de dolor que Taehyung ocultaba cada vez que ellos peleaban.
Intentó acercarse pero no parecía ser buena idea cuando todo del castaño le decía que le lastimaba el solo verlo ahí.
-Lo siento, mi amor.
-¿Lo sientes? -Taehyung sacudió la cabeza, una almohada en su manos cubría su cuerpo, el miedo que tenía después de la discusión-. No tienes que hacerlo. Tampoco me elegiría, ¿sabes? ¡Yo tampoco me elegiría en lugar de ella!
-No digas eso -su voz atropellada apenas podía contradecir al dolor de su esposo-. Tú eres mi mejor decisión.
-¡No mientas!
-Pelear por ese libro, es lo único que he hecho bien.
Hubo un silencio en respuesta, Taehyung buscaba el significado a esas palabras. Lo encontró segundos después, era la manera en que ellos se habían conocido. El recuerdo hizo que el castaño sollozara, sus labios temblando mientras trataba de detener sus lágrimas. Jungkook dio algunos pasos hacia él, pero no se atrevía a enfrentarlo. Tenía miedo de hacerlo.
-¿Por qué me estás diciendo esto ahora, Jungkook?
-Porque estás aquí. Porque tengo la oportunidad de pedirte perdón, de decirte lo mucho que te amo.
-Has tenido esa oportunidad cada día -el castaño escupió con amargura ácida. Se lastimaba a sí mismo-. Cada puto día has tenido la oportunidad de hacerlo.
-Perdóname. -Jungkook mordió sus labios debido a que lo sabía, siempre pudo enfrentarlo-. Estaba asustado.
-¿Asustado?
-Asustado de escucharte decir que no funcionaba. -Miró al rostro lleno de confusión y dolor de su esposo y se reflejo en él-. Asustado de enfrentar que no estaba logrando hacerte feliz.
-Tampoco puedo hacerte feliz, Jeon.
Ojos oscuros se levantaron aturdidos, Jungkook habló :
-Me haces feliz, Taehyung.
- No puedo darte hijos -siguió pasando por alto el dolor que Jungkook parecía sentir al escucharlo. -Quizás si no nos hubiéramos conocido...
-No vuelvas a decir algo así. -Jungkook se acercó apenas dos pasos al castaño y lucho por no quebrarse hasta demostrar que amaba a esa persona-. No vuelvas a decirlo, por favor.
-¿Debo recordarte que fuiste tú quien lo dijo? -Taehyung soltó la almohada en sus pies para enfrentar al pelinegro, su dedo levantado golpeó el pecho contrario mientras sentía el miedo volvía con esas palabras-. ¡Tú lo dijiste!
-Perdón. -Jungkook bajó la mirada, él no podía soportar lo que le había hecho a la persona que amaba. Lo que solo unas palabras le habían causado-. Perdón, Taehyung.
-¿Por qué decirme eso? -Bajó sus manos para sostener la camisa de Jungkook, oyó sus sollozos ahogados y los suyos mismos-. ¿Por qué lastimarme así? Hubiese preferido que simplemente me dejaras en lugar de hacerme pensar que conocernos fue un error.
-No fue un error, jamás ha sido un error.
-Pensé en rendirme, Jungkook. Dejarlo aquí. -Taehyung levantó el rostro de su esposo, lo miró a los ojos y encontró miedo. No hubo respuesta, nada más que sus lágrimas silenciosas-. ¿Deberíamos? -El silencio se extendió-. ¿Puedes decir algo? No quiero rendirme, amor.
Jungkook se derrumbó al oírlo, él se escondió en los brazos de su esposo, y amó con todo de sí poder hacerlo, que el castaño le permitiera aquello.
Cuando hicieron contacto visual de nuevo, Taehyung se vio en las pupilas oscuras de su esposo, parecía asustado todavía pero también se sentía como si todo empezará a tener sentido. Jungkook era sincero, él lo amaba.
¿O solo era Taehyung tratando de buscar cualquier razón para seguir engañado?
No.
Él no estaba imaginando el amor que Jungkook tenía en sus ojos.
Cuando intentó pensarlo más, sintió un pinchazo en su cabeza que hizo que cayera al piso siendo sostenido por el contrario. Miles de recuerdos de la vida paralela a la que había ido, regresaron. Una vida paralela donde se vio casado con alguien más. Donde encontró a Jungkook intentando recordarle que estaban casados, vio al pelinegro luchando por volver a estar juntos. Lo recordó pidiéndole una oportunidad, y si bien eso debía ser amor. El amor fue mucho más grande cuando Jeon decidió dejarlo, dejarlo con alguien más solo para verlo feliz y tranquilo.
Jungkook no fue egoísta y lo demostró al rendirse debido a que Taehyung se lo pidió.
Era sincero, su esposo era sincero.
-Taehyung, ¿que sucede? -Jeon miraba a su esposo con la preocupación pintada en cada parte de su rostro-. ¿Taehyung? Dime que está mal.
-¿Por qué dejaste de luchar? -Taehyung preguntó, sus ojos más grandes miraron al contrario, a su expresión confundida-. ¿Jimin y yo nos veíamos muy bien casados?
A Jungkook le tomó algunos segundos más entender hasta que sus labios se abrieron un poco debido a lo hizo, comprendió esas palabras.
-¿También lo recuerdas, Taehyung?
El castaño asintió, la comisura de sus labios se levantó suavemente en un risita divertida para de preguntar:
-¿Entonces nosotros volvimos?
-Estamos aquí ahora amor -, le dijo besando su frente con alivio al sentirlo más tranquilo. -Volvimos.
Solo necesitaba oír esas palabras, oírlas de su esposo. Taehyung cerró sus ojos unos segundos, sobrepasado, sostuvo su pecho con fuerza antes de mirar a la mesita de noche, a Jungkook tomando el anillo que había sacado de su dedo hace horas.
-Jimin está casado -El castaño dejó escapar una risa suave cuando el alivio fue visible en el cuerpo del contrario, en su sonrisa apareciendo-. Lo mencioné antes, ¿sabes? Está casado con Yoongi, con el amor de su vida.
-¿Debería ir a abrazarlo después?
-Ambos -Taehyung bromeó, arqueó una ceja cuando su esposo lo miró con una profunda arruga en su frente -. Mala idea.
El pelinegro tenía el anillo de bodas en sus manos, el suspiró y lo levantó hacia Taehyung quien se apresuró a hablar:
-Estaba enojado, Jungkook.
-Lo sé -Jeon mordió su labio dejándose caer en el filo de la cama a lado de su esposo para buscar su mano y le dio una mirada rápida-. ¿Crees que pueda ponerlo de nuevo en tu dedo?
Antes de que Taehyung pudiese responder sus ojos encontraron las hojas tiradas en la cama, las levantó y estaban en blanco, sin embargo, un nombre permanecía en una de ellas, escrito aún.
Mingi.
El niño que había muerto seguía formando parte de esa realidad, o cuál era la razón por la que su nombre no había desaparecido pese a que los ya habían regresado a dónde pertenecían. Mingi podría existir ahí.
-Debemos buscarlo Jungkook.
-¿De qué estás hablando?
-Mingi.
Y aunque Jungkook intentó ocultar la devastación que lo cubrió cuando el recuerdo de ese niño apareció, su sonrisa volvió, Taehyung lo sabía.
-No sé si sea buena idea pensar en alguien más ahora.
-¿Vamos a seguir ocultando nuestros verdaderos sentimientos?
-No -Jungkook negó rápidamente para aceptarlo, aceptar que su pecho se destrozaba pensando en ese niño-. Me duele mucho, Taehyung.
-Ese niño puede estar aquí, Jungkook.
-¿Cómo podría ser? La realidad cambió.
-Cambió solo a partir del momento en el que nos conocimos -Taehyung mordió su labio inferior con ansiedad creciendo dentro de él, su mirada llena de determinación logró hacer que Jungkook lo pensara mejor-. Si Mingi tenía cinco años, significa que Hyeri estaba esperándolo desde antes.
-Ella dijo que no es mío, Taehyung. No va dejar que me acerque.
-Puede que no sea tuyo -siguió sin perderse del brillo en los ojos contrarios, movió sus piernas de manera impaciente y sonrió-, pero si yo recuerdo lo que pasamos. ¿Puede que él lo recuerde, también? Podemos averiguar si estás en su memoria.
-No tienes que hacerlo realmente, Taehyung. No quiero que pienses que necesito a un hijo...
-No seas tonto, Jungkook -cortó el castaño, su expresión se volvió brillante con el pasar de los segundos-. Sé que me amas, nadie haría lo que hiciste si no fuese así. Es decir, ir a un psicólogo y decirle todo, fue muy tierno.
-También lo recuerdas -Jungkook dejó escapar una risita suave rascando su cabeza por el recuerdo incómodo viniendo a su mente-. Te parecía un loco, ¿verdad?
-Sí. -Taehyung tomó las manos de su esposo entre las suyas, casi rebotando en su sitio-. Mingi y tú comparten recuerdos de la realidad alterna, él debe saber quien eres. Vamos a buscarlo.
Por favor.
-Espera. -Jungkook se apresuró a sostener la camiseta de su esposo para evitar que saliera corriendo después de verlo asentir. Sonrió cuando unos ojos aturdidos y, ansiosos por irse, lo miraron-. ¿Sabes lo mucho que esperé volver a tenerte a mi lado? ¿Lo mucho que soñé con tenerte de nuevo a mí lado y poder llamerte mi esposo?
-¿Cómo podría saberlo, Jungkook?
-¿Puedes besarme? -pidió el pelinegro con su voz débil-. ¿Puedes decir que me amas? Yo tengo tanto miedo de olvidarlo alguna vez.
Taehyung miró al rostro de su esposo, a su postura firme y por primera vez en mucho tiempo encontró al mismo chico que había conocido hace años, al chico que se enfrentó a sus padres debido a él. Jungkook estaba asustado, fue fácil notarlo cuando sus ojos se encontraron.
Entonces se acercó de nuevo y lo besó, lo sintió temblar, el pelinegro se alejó cuando no pudo detener un sollozó debido a la felicidad que lo embargó después de tanto tiempo separados.
-Está bien, Jungkook -habló suavemente, sosteniendo a su esposo con fuerza para decirle que no iba a irse a ningún lado-. Estamos de vuelta.
La mirada del pelinegro buscó la contrario y una hermosa expresión de felicidad se asomó cuando dijó:
-Te amo. No importa si es un sueño o una realidad, mientras estés a mi lado.
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