17

Ese día en especifico tenia un sol brillante. Demasiado irónico debido al frío que Jungkook sentía en ese instante. O solo era él, buscando seguir extendiendo el dolor que tenía dentro de sí mismo. Era masoquista, aferrarse a cualquier vestigio de que realmente existió alguien que fue capaz de llenar el vacío dentro, aunque eso significará aferrarse al dolor. Aferrarse a sentirse deshecho por miedo a olvidar que Taehyung existía.

—¿Papá?

Jungkook giró levemente, notando la presencia tímida de Mingi saliendo de la habitación con un oso d e peluche en sus manos. El mayor miró la hora en su celular, era demasiado temprano, era de madrugada de hecho.

—¿Qué haces despierto a esta hora, Min?

—No puedo seguir durmiendo.

Lo pensó unos segundos, antes de acercarse a su hijo y alzarlo en sus brazos con suavidad. Se dirigió al sofá y se dejó caer ahí sosteniendo el pequeño cuerpo mientras se convencia de que no necesitaba nada, de que ese vacío en realidad no existía. Pasó las manos por la espalda de Mingi mientras tarareaba un canción sin sentido.

—Puedes dormirte, te llevaré a la cama.

—Papá —Mingi repitió minutos después, largos minutos después de un silencio roto por los ruidos de la ciudad despertando—, lo siento.

El ceño fruncido de Jungkook no fue visto por el niño.

—¿Qué es lo que sientes?

—Haberme ido así —Mingi siguió balbuceando mitad dormido, mitad despierto—. Estás triste desde ese día.

—No estoy triste. —Era algo así como deshecho, probablemente necesitaría ir a un terapeuta si empezaba a dejar de vivir normalmente. Probablemente—. Aunque si que agradecería que no volvieras a hacerlo.

—Hyung es muy bueno, ¿verdad? —Mingi preguntó levantando su mirada un poco, solo para ver los ojos de su padre confundidos—. Tae Hyung, él es muy bueno conmigo.

—¿Lo es?

—Sí, él se preocupó mucho por mí. Sostuvo mi mano todo el tiempo con mucha fuerza. —Mingi tenía una hermosa sonrisa en sus labios debido a la calidez que sintió cuando estaba asustado—. Él estaba preocupado por papá también, sus ojos empezaron a llorar.

Después de lo que el castaño dijo acerca de su hijo, empezaba a creer que Mingi y Taehyung no se llevaban bien, pero no era así. Al parecer nunca hizo nada que hiciese que el niño lo viera como alguien malo, pese a sus palabras llenas de desprecio y enojo.

—Duerme...

—A veces, hyung parece tan triste, papá. ¿Puedes abrazarlo también?

Podría, Jungkook deseaba tanto hacerlo. Taehyung lo odiaría, sin embargo.

—Duerme un poco, Mingi. No querrás ir a la escuela más tarde.

—Él dijo que me amas —pero el niño siguió hablando en susurro honestos, escondiendo su rostro en el pecho de su padre con cariño intenso—. Que aunque no lo digas me amas.

La vulnerabilidad de alguien tan pequeño era desgarradora, la persona en sus brazos era tan grande sin siquiera intentarlo. Demasiado valiente por preguntar directamente aquello que lo hacía sentirse inseguro. Jungkook sintió algo así como un golpe en sus costillas debido a lo esquivo que siempre había sido.

—Por supuesto que te amo, Mingi. Te amo demasiado, tu madre y yo lo hacemos.

No se sentía así en ocasiones y esa era, tal vez, la principal razón por la que un niño como Mingi  preguntaba.

—Puedes dejar de amar a mamá, pero no dejes de amarme a mí, papá.

Mingi no quiso decir eso, o no entendió el nivel de sus palabras. Pero, había algo en esa petición que era sincera. El niño entendió que sus padres ya no se amaban, y que tan duro tenía que ser ese descubrimiento para alguien que apenas y comenzaba a vivir. Jungkook lo sabía, y saberlo lo llenó de culpa, de enojo hacia sí mismo por lo que empezó a llorar y a pedir perdón pese a que su pequeño ya había caído dormido.

Pasaron semanas hablando, Jungkook amaba a Mingi. Ese sentimiento que esquivó durante tanto tiempo debido a las responsabilidades que acarreaba tener un hijo, era diferente a todo lo que había experimentado antes. Entonces, cuando cerraba sus ojos, todavía seguía viendo a Taehyung en todos sus sueños, quería competir ese momento junto a él. O simplemente contarle que estaba siendo un mejor padre, podría preguntárselo a Mingi si es que no le creía.

Quizás. Y solo quizás esa era la razón por la que Jungkook estaba de pie fuera del apartamento de Taehyung con un gran nudo en su garganta. Marcó el número, solo para asegurarse de que estuviese ahí, aunque él tenía la intensión de esperarlo cuanto fuera necesario. No obstante, la llamada no fue tomada ninguna de las veces que intentó.

Tocó dos veces antes de oír los ruidos dentro y después la puerta se abrió con lentitud y pudo verlo de nuevo. En ese segundo, todo volvió. Los sentimientos que parecieron mermar durante esos días, volvieron como una ráfaga de dolor y angustia.

—Taehyung.

—¿Qué haces aquí?

Pese a lo duro de aquella pregunta, a la defensiva en el castaño, Jungkook sabía que estaba asustado y ansioso.
Ojalá pudiese entender como es que podía leerlo tan bien.

—No te he visto en tanto tiempo.

—¿Qué haces aquí? —repitió Taehyung alejándose un poco de la puerta, buscando algo donde pudiera apoyarse debido a la debilidad en sus piernas—. Creí que todo había quedado claro.

—Fuiste bueno con Mingi —Jungkook respondió como si fuese una respuesta, su garganta se movió debido a los nervios por la mirada confusa del contrario—. Lo cuidaste muy bien ese día.

—¿De qué estás hablando ahora, Jeon?

—No lo odias, no te fastidia.

—¿Esperabas que lo golpeara o algo así? —Taehyung estaba medio riendo, sus ojos incrédulos no entendían a lo que se refería en pelinegro—. Mingi es un niño precioso, un niño con una sonrisa sincera y dulce. ¿Cómo podría hacerle daño?

—Mentiste aquel día. —Jungkook entró al departamento, la puerta se cerró tras él con un sonido que provocó que Taehyung suspirase, cansado—. Mentiste. ¿Por qué?

—Todavía preguntas. —Había dolor tras el tono lleno de sarcasmo en el castaño, había algo desgarrador que Jungkook fue capaz de entender—. ¿Crees que quiero destruir a tu familia?

—¡No la vas a destruir! No existe tal familia.

—¡Dile eso a un niño! —Taehyung había dejado caer algunas lágrimas en algún punto, sus ojos enfrentaron al pelinegro con seguridad que lastimaba. Él no cambiaría de opinión—. Puede que tú si puedas. Pero yo no, Jungkook. Yo no puedo hacer tal cosa.

—Mingi sabe que lo amo, sabe que siempre voy a amarlo. Es a Hyeri a la que ya no amo.

-Yo Amo a Jimin.

—¡Estás mintiendo!

—¿Tú que sabes, Jeon?

No mucho, y pese a ello intentaba convencerse de que era así. Mordió su labio con fuerza antes de acercarse al castaño y sujetar su rostro de manera determinada para besarlo. Tosco, doloroso y lleno de dudas. Taehyung lo empujó, se limpió los labios con las lágrimas cayendo todavía.

—Sentiste lo mismo que yo aquel día, Taehyung. Sé que lo sentiste.

—No...

—Deja de huir —Jungkook sintió su propia voz quebrarse y por ello notó que había empezado a llorar. Él no quería hacerlo, debía mantenerse fuerte—. Te dije que lo arreglaría, podemos arreglarlo.

—¿Esa es tu forma de arreglarlo?? Dejando que Mingi huya de casa por sus peleas? —Taehyung vio el momento exacto en el que los ojos de Jungkook reflejaron culpa y vergüenza—. No quiero ser parte de esto. Vete.

—No eres sincero, sé que sabes que esto... —Señaló entre ambos, angustiado—. Esto no se puede simplemente ignorar, va más allá de algo que podamos entender.

Una risa se oyó después, era Taehyung soltando en forma de burla el dolor que sentía debido a que era verdad. Lo que ellos tenían iba más allá de solo unos meses.

—Deberías escucharte, Jungkook. No tiene sentido alguno lo que dices.

—Me estás lastimando, Taehyung.

—Entonces, sal ya.

Taehyung rogó porque el pelinegro no pudiese ver sus manos temblando, su garganta moviéndose debido al nudo que acababa de tragar. Tenía tanto miedo de que Jungkook diera la vuelta, estaba aterrado de que lo hiciera pero pese a ello siguió mostrando frialdad en sus ojos. Solo pensando en ese niño que lo miraba sin rencor, que lloró en sus brazos.

Su amor no podría competir contra el amor de ese niño. Porque...

Si Taehyung llega a aceptar que me ama, si en algún momento puede decirlo, volveremos. Dejaré este mundo y volveré al que pertenezco.

Lo había leído antes, y no quería comprobar si eso era real o solo una estupidez. Las consecuencias eran más grandes que Taehyung.

—Esto es todo, ¿verdad, Taehyung?

Una asentimiento fue la respuesta para Jungkook.

Quería gritar de frustración al ver la calma que Taehyung reflejaba, pero no pudo hacer más que mirar en trance el piso, empuñando con fuerza sus manos al oír el teléfono sonar.

—¿No vas a contestar?

—Es Jimin —Taehyung respondió con voz seca, tragó cuando los ojos oscuros del contrario se levantaron hacia él—. Debe estar llegando.

—¿Volvieron?

—En realidad, nunca dejamos de estar casados. ¿Sabes?

Jungkook dejó escapar una risa llena de amargura, su expresión se volvió molesta, irritada antes de que se acercase al contrario con una mirada apagada.

—Te divierte burlarte de mí, te divierte lastimarme.

No hubo respuesta más que Taehyung levantando su barbilla mientras le dolía todo por dentro, era hora de terminarlo. No hubo más palabras, no eran necesarias.

La puerta se cerró, dejando frío en Taehyung solamente. -Te conocí en mal momento Jungkook -susurró a la nada, sonriendo con tristeza mientras sentía su corazón latir con fuerza.

(...)

Jimin estaba de vuelta después de algunos minutos, su ceño se frunció al ver al castaño sentado en la misma posición que tenía cuando salió.

—¿Taehyung?

—¿Huh? —Kim frunció el ceño pareciendo confundido, todavía tenía su pijama puesta—. Pensé que llegarías al medio día.

—Son la una, Tae —Jimin habló con lentitud, como si temiera asustar a quien parecía empezar a sentirse ansioso—. Amor, ¿está todo bien?

—Sí, es solo que... Se me fue el tiempo. —Taehyung se puso de pie y empezó a arreglar sus cabellos con sus dedos de manera compulsiva casi—. Me arreglaré en segundos, todavía creo que puedo ir a la entrevista en la empresa que me llamaron.

Jimin detuvo al castaño cuando pasó por su lado, lo sostuvo del brazo con suavidad. Tenía una sonrisa suave en sus labios que tembló al ver la palidez que Taehyung tenía, sus labios resecos y su obvio miedo.

—Lo siento tanto, mi amor. Siento tanto lo que dije el otro día.

—Lo sé —respondió bajando la mirada al piso—. Esa es la única razón por la que aún estamos juntos.

Es decir, ¿no era amor?

Park mordió el interior de su mejilla odiando tanto lo que estaba haciendo, lo que fue haciendo durante esos años. El dolor asfixiante de haber perdido a la persona que amó durante tanto, la persona con la que lo planeó todo, ese dolor era insoportable muchas veces. Pero, Taehyung estaba ahí, él era su presente y su ancla a esa realidad.

Lo amaba, solo que tenía terror de averiguar si era de la manera correcta.

—Te amo, Taehyung. Sabes que estoy aquí cuando lo necesites.

Sí.

—Lo sé, Jimin. Lo sé.

Pero no se sentía mejor de ninguna manera, pese a la sonrisa después cuando Jimin lo dejó en la editorial en la que decidió trabajar hace semanas. Pese a que todo iba bien, no se sentía así.

(...)

Algunos meses, quizás dos. La relativa normalidad se transformó en un sonido insistente del celular sobre la mesa. Taehyung estaba tomando un poco de café mientras terminaba un informe.

—¿Si?

Escuchó un sollozo, y entonces decidió ver el identificador y reconoció el número pese a que ya había borrado el nombre.

—Es Jungkook, Jeon Jungkook.

Como si no lo supiera ya. Los sollozos se intensificaron haciendo que el castaño se pusiera de pie con ansiedad recorriendo su cuerpo.

—¿Qué está pasando?

- No sabía a quien llamar... lamento si soy inoportuno... Es sólo... Mingi... un auto... Dios, voy a perderlo.

Sonaba a una mala broma. El castaño sintió sus piernas temblar levemente antes de que unas manos se posaran en su cintura para ayudarlo a mantenerse de pie. Jimin lo miró con dudas y preocupación que el contrario apenas y notó, puesto que ya estaba buscando sus llaves para salir de ahí.

—¿Dónde estás, Jungkook? ¿Debería ir?

—Por favor, por favor.

—Bien, yo... —Taehyung paró en seco al darse cuenta de que la mirada de alguien estaba puesta sobre él—. Jimin...

—Llévate el auto —respondió su esposo con una leve sonrisa, no había nada en su rostro que demostrara enojo, él era sincero mientras tiraba la llave—. Llama si necesitas algo.

Porque Jimin acababa de entender que sus acciones en todos esos años hicieron que Taehyung dejara de sentir que eran un matrimonio de dos, ya que, sabía que siempre habían sido tres con el recuerdo de la persona que amó y que había muerto.

Entendía que Taehyung dejase de amarlo.

(...)

En el hospital Central, Jungkook dijo. Taehyung puso el altavoz y siguió hablando:

—¿Sigues ahí?

—Me estoy muriendo de miedo, Taehyung. Muriendo.

El castaño tenía las hojas de la libreta en sus bolsillos, no sabía la razón por la que las había tomado hasta que el semáforo se puso en rojo y él las sacó.

-Voy... Voy a leerte algo.

—¿Huh?

—Solo quédate conmigo, Jungkook. ¿Puedes hacerlo?

En el celular, se refería.

-Adoraría quedarme contigo.

Taehyung temía aclararlo, tragó el nudo en su garganta y empezó:

''Podía absolutamente entender la razón por la que Taehyung amaba ese lugar, el edificio me refiero. La vista desde la azotea es realmente increíble en las madrugadas. Y yo debo amarlo tanto para que empezara a considerar que era, absolutamente necesario celebrar nuestro aniversario ahí. Lo hice, de hecho.

Es solo que, puede que haya sido demasiado exagerado o demasiado divertido para enviar un mensaje a su celular para apresurar su llegada.''

Taehyung pasó la lengua por sus labios mientras seguía conduciendo hasta el próximo semaforo y habló:

—Dime que sigues ahí.

—Siempre.

Bien, porque volvería a empezar:

''Puede que haya mencionado que unos delincuentes me tenían atrapado.

Aunque exagerado e idiota, era necesario que fuese así. Yo solo... debí adivinar que mi esposo es demasiado precavido e inteligente como para no llevar a la policía.

¿Así que?

-¡Acaso estás loco, bestia!- grito en cuanto me vio con mi horrible e incómodo traje negro, las flores...'' 

-¡Feliz Aniversario!- mi sonrisa desapareció cuando miré a varios policías entrar al lugar armados. -Pero.. que...

Se trataba de una broma, una broma. Pero, al parecer dejó de serlo cuando Taehyung pensó que estaba en peligro.

Fue maravilloso saber lo mucho que me amaba.''

—Lo escribí yo, ¿verdad, Taehyung?

—Sí.

Taehyung dejó las hojas de lado y condujo más rápido mientras el silencio se volvía cómodo, fácil y suyo. Llegó en cuestión de minutos, y miró el celular con un sonrisa leve porque Jungkook no había colgado.

—Entraré ahora, dime en dónde estarás.

Cuarto piso, número 145.... y ¿Taehyung?

—¿Sí?

¿Quieres que te diga que flores llevaba en ese aniversario?

—¿Qué?

-Apuesto que fueron girasoles.

Se quedó quieto cuando lo escuchó, una sonrisa triste apareció en sus labios. -Esas son mis favoritas.

Desearía regalarte unas, algún día

Taehyung colgó, rápidamente subió las escaleras con la respiración acelerada impidiendo que hiciera demasiado. Y al llegar, su corazón se apretó con fuerza al ver la silueta sentada en ese suelo frío con su mano apretando el celular.

Se acercó con lentitud, pese a la necesidad que tuvo de sostener al pelinegro hasta que dejase de temblar. Y cuando estuvo cerca pudo ver sus nudillos llenos de sangre, muestra de lo mucho que debía estar luchando por mantenerse firme.

—Jungkook...

—Mingi salió corriendo de casa —el pelinegro habló, su voz inestable se levantó al castaño de rodillas a su lado—. Hyeri y yo tratamos de no pelear, pero quizás fui muy ruidoso. Quizás ella levantó la voz, yo no sé qué pasó...

—Vamos a ver como sigue...

—Mingi salió corriendo y un auto... —Jungkook empezó a llorar, Taehyung tuvo que morder sus labios debido a que intuyó lo que había sucedido—. Soy un mal padre.

—Jungkook...

—Hyeri quería llevarse a Mingi —recordó como encontró el pasaporte escondido, Jungkook no pudo detener su enojo debido a esto. Él enfrentó a la mujer sin poder esconder el enojo pese a que el pequeño estaba en la sala—. Debí dejar que lo hiciera, yo debí dejarlo...

—Debiste —Hyeri se acercó, su rostro era sombrío. Las lágrimas se habían secado en sus mejillas. Miró al castaño con desdén antes de levantar el cuerpo de su esposo—. Debiste, Jeon. ¡Todo esto es culpa tuya!

—Hyeri este no es el momento —Taehyung pidió.

—¿Quieres callarte? ¿Crees que no sé quién eres?

—Basta, Hyeri. —Jungkook apenas la miró, su cabeza pulsaba de manera insoportable—. Basta.

—Familiares de Jeon Mingi.

Jungkook volvió en sí solo para acercarse al médico, su mirada

—Somos sus padres —dijo dándose cuenta de que Hyeri estaba detrás, Taehyung a lado luciendo igual de preocupado, luciendo desecho—. ¿Cómo está mi hijo?

- No voy a mentir, el niño está en estado crítico -, suspiro acomodando sus lentes. - Pero lo principal es hacer la transfusión de sangre, acompañenme.

Pero Hyeri sostuvo el brazo del pelinegro cuando él intentó irse, ella miró al piso como si estuviese debatiéndose por lo que iba a decir.

Lo haría. Ahora que podía todavía tenerlo junto a ella.

-Ese hijo no es tuyo, Jeon. Nadie va quitarmelo.

Taehyung vio a Jungkook debilitarse, su mirada volverse lejana antes de que sujetara su cabeza con fuerza, como si doliera.

—¿Jungkook? —el castaño llamó, una enfermera ya estaba a su lado sosteniendo al pelinegro bajo la mirada llena de dolor de Hyeri—. ¿Qué pasa? ¿Qué sucede?

—¡Ya basta! ¡Ya basta!

Jeon repetía, ya que no era capaz de explicar más con con palabras. Sus recuerdos empezaban a mezclarse con otros, era como si ambas realidades estuvieran enfrentándose entre ellas.

Y él estaba ahí.

Bailando entre ambas realidades, dependiendo de la vida de alguien más, aunque no lo sabía, ya que su mente empezaba a transtonar sus recuerdos. Dejando el dolor de su hijo muriendo.



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