09
Jungkook P.D.V.
No he puesto mucho esfuerzo en cada detalle sobre mi vida antes. Jamás he pensado a donde estaba dirigiéndome, hasta que Namjoon llegó. Lo que dijo, cada una de sus palabras me aterran al punto que no encuentro fuerzas para volver a enfrentar a Taehyung, no sé cómo podría intentar pararme frente a él fingiendo que no estoy asustado de que nuestra historia quede enterrada. No estoy llorando, pese a que no puedo dejar de sentir esta opresión en mi pecho que no está ayudando en nada.
—¿Por qué sigues aquí? —Hoseok entra a la oficina dónde he estado los últimos minutos. Por un momento creo que puede que todo haya vuelto a la normalidad, pero al ver sus ojos puedo captar la diferencia al Hoseok que yo conocí—. El señor Jeon ya está en la sala de reuniones.
Espera que lo siga, sin embargo yo no creo estar listo para actuar frente a mi padre con el recuerdo de él dándome la espalda pese a ser su hijo. Miro al escritorio intentando evitar la sensación de estar siendo analizado cuando Hoseok frunce el ceño por mi falta de palabras.
—Dile que no estoy —pido al fin—. Que no vine hoy, o algo así.
—¿Te he enseñado a mentir, hijo?
Es su voz, al alzar la mirada puedo verlo. Es exactamente a como lo recuerdo, su expresión altiva va bien con su porte elegante. Solía querer ser como él, antes de Taehyung. Creía que no había mejor sensación que estar en su lugar. No es así, en absoluto.
—¿Papá?
—Está bien, entiendo que la última reunión fue complicada. —Mi padre sonríe satisfecho, y yo sigo sin entender de que está hablando. Mira a Hoseok y es suficiente para hacer que nos deje solos—. Me alegra que hayas conseguido cerrar el trato con ese periódico Japonés.
Él camina hacia mí de tal manera que ahora puedo verlo mejor, ha envejecido. Por supuesto, no es él mismo como pensé al principio. Su cabello más blanco es mucho más espeso ahora. Y es algo gracioso que todo eso no logre opacar la mirada que solía darme, que me está dando. Una mezcla de decepción y resignación que siempre fue para mí.
—¿Por qué no pareces feliz entonces, papá?
Su ceja se arquea al oírme, puede que hayan aspectos de esta vida que yo no sepa. Mismos que hacen que su mirada se agudice a medida que piensa como debería responderme.
—¿Por qué dices? ¿Crees que el comportamiento de esa mujer que tienes por esposa esté bien? —pregunta, pero él en realidad no está esperando una respuesta, ya la tiene—. ¿Sabes las habladurías que existen acerca de sus amantes?
Lo pienso y es realmente irónico que lo mencione, por lo que no puedo evitar hablar con diversión que oculta molestia:
—Al parecer se te olvido que fuiste quien insistió en que nos casaramos.
—Lo hice, Jungkook. —Papá esconde sus manos en los pantalones negros de vestir haciendo exactamente el mismo gesto que hizo cuando conoció a Taehyung. No me mira ahora—. Porque sé que no habría nadie más que estaría dispuesto a unirse a ti.
Si supieras, papá.
—Bastante parecidos en ese aspecto, ¿no?
—Te enviaré los documentos por correo. —Cambiando de tema, queriendo quedarse con la última palabras, ni en esta realidad parece que he cumplido sus expectativas—. Eso era todo lo que que tenía que decirte.
—¿Cómo está mamá?
Él gira antes de abrir la puerta para irse, una de las comisuras de sus labios se levanta apenas al verme. Decide acercarse de nuevo, amando la tensión que causa en mí
—Sigue casada conmigo por si es lo que quieres preguntar. —Papá no puede ocultar lo mucho que odia ese hecho—. Por supuesto, que sí. No perdería tanto dinero.
Mamá y papá se casaron por compromiso, ellos no se amaban pero creyeron que el dinero y el éxito lo arreglaría. Parece ser que no es así, ni siquiera conmigo casado con una mujer. Y eso solo confirma lo que ya sabía, ellos no se separaron por mi boda con Taehyung como siempre dijeron.
Ellos siguen juntos en esta realidad, pero sería mejor que no. Los ojos de papá me lo confirman, desearía no seguir con ella.
—¿Señor Jeon? —Mis ojos se mueven rápido hacia la figura a la salida, hacia Taehyung apareciendo con una carpeta en sus manos—. Lo siento, no sabía que estaba ocupado, volveré después...
—¿Y esté quién es?
Puedo captar con rapidez la manera despectiva en la voz de mi padre, su mirada hosca. Sin pensarlo demasiado me pongo frente a Taehyung de tal forma que mi cuerpo evite que mi padre se acerque, por un momento recuerdo el golpe que le dio cuando supo que era él por quien terminé mi relación y saber que ahora puedo detenerlo solo me hace actuar de manera apresurada.
—Es el nuevo fotógrafo —mi voz suena extraña incluso para mí, no puedo ocultar el enojo que empezó a sentir cuando los recuerdos llegan a mi mente—. Se encargará de todo el departamento de ilustración.
No tengo que decirle nada, sé que nada hará un cambio en mi padre. Porque siempre creerá ser mejor que todos, su maldito complejo de superioridad no permite que vea más allá de sí mismo. No he girado para comprobar la expresión de Taehyung cuando mi padre deja escapar una risa llena de, diversión que en realidad es una burla implícita pero desearía tomar su mano.
—Me parece bien. —Mi padre me aleja con su mano después de varios segundos. Sé que estoy actuando de manera extraña cuando me da una mirada fugaz, casi extrañada. No oculto mis ojos, no me importa nada, él jamás sabría lo que pasa por mi cabeza el instante en el que mira a Taehyung fijamente, a su mano específicamente—. ¿Estás casado? Deberías traer a tu esposa en la próxima reunión, se llevaría muy bien con mi nuera.
Me da una mirada plana antes de palmear su espalda y salir definitivamente.
—Siento haber entrado así —Taehyung habla y es suficiente para callar las miles de maldiciones dentro de mi pecho—. El señor Jeon parecía molesto.
Sacudo la cabeza, decidiendo cruzar mis manos sobre mi pecho, solo porque sé que de otra manera podría intentar acariciar sus cabellos para asegurarme de que esté bien.
—No tienes que preocuparte. —Me apoyo en el escritorio, mirándolo con atención. Asustado de olvidarme de alguno de los detalles de su rostro. Memorizando de nuevo cada uno de sus gestos—. Lamento lo que dijo acerca de...
—¿Lo de mi esposa? —Taehyung deja escapar una suave risita, demasiado suave que apenas soy capaz de notarlo—. No hay problema, lo corregiría en cualquier otra ocasión. Pero, siento que sería mala idea discutir con él.
—Lo hiciste, discutiste con él.
—¿Huh?
Mierda.
—Es decir, no tienes que hacerle caso. No dejaré que te haga sentir incómodo.
No lo recuerda ahora, que jamás necesito que lo defendiera. Él jamás bajó la mirada ante mi padre, nunca le tuvo miedo, ni siquiera cuando lo golpeó. De hecho, Taehyung sonreía tomando mi mano. Él fue mucho más fuerte que yo.
Yo juro que lo daría todo para que al menos se sienta un poco orgulloso como yo por su valentía, que recuerde lo mucho que superamos.
—Debería irme ahora. —Taehyung mira el celular con una algo parecido a la dulzura en sus ojos. Sé por qué, sé quién está detrás y aún así intento ignorarlo—. Me dijeron que empezaría mañana, así que, solo venía a despedirme, señor Jeon.
—¿Puedes solo decirme Jungkook? —Camino hacia él para detener su inclinación hacia mí. Al ver su rostro a está distancia vuelvo a confirmar lo difícil que va ser no atraerlo a mis brazos cada vez que esté tan cerca—. Eres mayor para mí, ¿no?
—¿En serio? —Cuando asiento sus ojos parecen buscar algo en su memoria hasta que me mira de nuevo con las comisuras de sus labios levantadas—. Cierto, leí sobre la directiva de la empresa antes de venir.
—Entonces...
—No lo sé, no hablo de manera informal con personas a las que no soy cercano.
—Trabajar juntos va a acercarnos.
—Bueno, cuando eso pase lo que pensaré.
No tiene idea del pinchazo en mi pecho. Nosotros no somos solo cercanos, conozco cada parte de él, cada gesto, cada manía. Podría enumerar sus lunares y la ubicación de cada uno.
Lo sé todo. Sin embargo, no pude mantenerlo a mi lado, entonces conocerlo como lo hago no cambia nada. Mi propia consciencia me hace esconder mi cabeza, aceptando que en este instante no tenemos nada en común más que este trabajo.
No sé cómo puedo quedarme quieto al verlo salir, quizás porque sé que vendrá mañana. Todavía puedo seguir intentado, hacer que su mente me traiga de vuelta.
Pero no soy tan fuerte como creí, ya que al ver mi celular por un segundo siento la necesidad casi insana de marcar su número. Podría solo escuchar su respiración para asegurarme de que existe.
Maldita sea, ¿qué mierda estoy pensando? Sueno como un demente.
—Necesitamos que revise la nueva edición —Hoseok está parado en la puerta. Tiene una expresión que no sé qué significa—. ¿Podría venir a verla?
No creo que tenga la capacidad de nada, al menos no con todo el mundo cayendo sobre mí. Por lo que camino hacia él, solo sosteniendo mi celular con fuerza innecesaria.
—Puedes encargarte de eso, Hoseok. —Lo veo arquear sus cejas debido a la sorpresa que suponen mis palabras. Sonrío un poco para darle confianza—. Te lo dejaré a ti.
Conduzco a casa lentamente después de que Hoseok aceptara. Sé que no tiene opción al ser yo su jefe, no me hace sentir mejor aprovecharme de eso. Pero, por supuesto sigo actuando como un idiota incluso aquí. Sin embargo, no puedo pensar en algo más que en lo que haré cuando vuelva a ver a Taehyung, debería tener una estrategia. O al menos algo que no sea solo mirarlo esperando que recuerde que me amaba.
Lo quiero de vuelta.
Tanto que mi cabeza empieza a imaginar escenarios donde puedo volver a sostener sus manos sin tener que inventar excusas para no asustarlo. Y entre los miles de esos escenarios uno se antepone, el más real pese a que quiero mentirme a mí mismo.
Un escenario donde Taehyung está feliz, sonriendo tanto de manera que las esquinas de sus ojos se arrugan, haciendo que luzca más joven de lo que realmente es. Me mira, inmediatamente ese gesto se desvanece hasta que desaparece. Esta clara la razón, no sabe quién soy. Su mano sostiene la de alguien más, no me necesita. Y pese a que yo tenga la opción de olvidarlo, él está en cada parte de mi cuerpo.
Escucho algunos pitidos cerca y entonces acelero para callarlos. Debido a que soy masoquista quizás, y necesito seguir pensando.
Sin darme cuenta he llegado a una carretera de una sola vía, un auto se acerca de frente, ya que, estoy en la dirección equivocada. Mi pulso se acelera por segundos, antes de que vuelva en mí y gire el auto para evitar una colisión. El otro auto se aleja con un chirrido y poco a poco mi respiración se vuelve calma.
Dejo caer mi cabeza en el volante, entendiendo que de no parar ahora probablemente terminaré accidentado en las vías. No entiendo en qué momento empecé a llorar, hasta que siento las lágrimas empezar a humedecer mis pantalones. Varios autos pasan cerca de mí, estoy rodeado de personas y aún así no creo que importe. Supongo que la soledad apareció en este punto, oscura y cruel.
(...)
El momento en el que el sol empieza a esconderse decido ir a casa. Solamente, pensando en Mingi por unos segundos. Llego en minutos, y al abrir la puerta es el niño quien corre para abrazarse a mis piernas, buscando algo que no puedo darle.
—Papá, ¿fue bueno hoy? —pregunta con una sonrisa enorme.
—Buenas noches, señor Jeon —saluda la niñera desde la cocina—. Mingi, sigue con tu merienda.
—Es bueno que hayas llegado. —Hyeri está mirándome desde la habitación. Ella no luce como si fuera a quedarse—, pensé que habías olvidado la reunión que tengo esta noche.
—Ven conmigo —habló para ella una vez estoy cerca, asegurándome de que nadie más escuche—. Necesito hablarte de algo.
—¿No puede esperar hasta mañana? —ella me da una mirada casada, casi hastiada. Puedo entenderla completamente. Pero, sostengo su brazo para llevarla a la habitación—. ¡Suéltame! ¿Qué crees que haces?
—No grites —pido dándole una mirada fugaz a la niñera. Ella entiende y empieza a hablarle a Mingi—. Asustarás al niño.
—¿Al niño? —repite soltandose del agarre con fuerza una vez cierro la puerta—. No vuelvas a tocarme de esa manera, Jeon.
Asiento cerrando los ojos para intentar pensar en lo que diré. Pero, jamás he sido bueno expresando nada, por lo que puedo captar su desconfianza transformarse en frustración.
—¿Por qué seguimos juntos?
Sus ojos buscan un rastro de burla, después de mi pregunta, y al no hallar nada suspira con visible amargura.
—Por Mingi, ¿por qué sería?
—Vamos a divorciarnos.
Ella sonríe con frialdad, por su calma sé que no es la primera vez que lo he dicho. No me mira pero es fácil notar su tensión.
—No voy a darte el divorcio —responde de manera tajante, ella me mira y sus ojos son fuego ahora—. No dejaré que te quedes con MinGi.
—No pienso separarlo de ti, Hyeri.
—¡Por supuesto que no! —su voz empieza a sonar más aguda y angustiada. Ella me señala con un dedo—. Tu padre lo hará, él tiene en Mingi a un heredero. Por supuesto, que quiere que yo me vaya y lo deje. No lo haré, no dejaré que tu familia se salga con la suya.
No sé de lo que está hablando, al menos no lo suficiente para entender sus ojos fulminantes. Desearía preguntarle, pero ella sale de un portazo. Le encuentro significado segundos después, ella habla de mi padre. Y puedo entender rápidamente, que él la quiere lejos, lejos de Mingi y de mí.
Ni siquiera puedo tener un divorciado ahora. ¿De qué manera podría acercarme a Taehyung sin que piense que soy un infiel mentiroso? Me dejo caer en la cama para esconder el rostro en mis manos y seguir siendo patético. Puesto que todo esto lo he causado yo.
—Entendí —susurró a la nada, escondido aún. Mi corazón continúa latiendo de manera dolorosa, recordándome que soy el culpable—. Entendí, por favor devuélveme mi vida.
A Taehyung.
Claro que nada pasa, pese a mis palabras. Al menos, mis sollozos se detienen en un punto. La puerta se abre, Mingi esta mirándome con su ceño fruncido levemente.
—¡Lo siento! —La niñera me mira con preocupación—. No pude detenerlo, dijo que quería ver que pasaba con usted.
—Papá. —Mingi toma mi rostro con sus pequeñas manos, ignorando las palabras de la mujer—. ¿Estás bien?
—No vuelvas a huir de la señora Hyung, ¿está claro?
Asiente, pero sé que no ha oído nada de lo que dije. Está bien, tampoco sé qué estoy haciendo últimamente. Bastante parecidos al menos en eso.
(...)
—Sabes, papá —Mingi habla a lado de mí. Esta empezando a dormirse, la señora ya se ha ido después de la merienda—. Encontré algo hoy.
Cuando saca su mano de uno de los bolsillos de su pantalón mi respiración se detiene, al menos así parece durante unos segundos hasta que soy capaz de tomar el anillo con mis manos. Temo que desaparezca, pero no pasa. Lo miro una y otra vez como si fuese a cambiar en cualquier momento, y al final sé que es el mismo. El que Taehyung puso en mi dedo cuando nos volvimos esposos. Dios, debe significar algo. Por favor, debe ser real.
—¿Dónde encontraste esto? —pregunto al encontrar mi voz, sé que he sido muy fuerte cuando Mingi empieza a lucir inquieto. Y aún así, no puedo permanecer tranquilo al ver el anillo, al sentirlo de nuevo—. Responde, Mingi .
—Estaba en mi cama, papá.
¿Qué significa eso? ¿Tiene algún significado siquiera?
—¿Por qué no me lo dijiste antes? —Tomo sus hombros con mis manos para que su atención esté en mí—. ¿Qué más encontraste?
—¡Buscaba mi peluche! —su voz se levanta ya que esta asustado. Me mira con sus ojos brillantes por las lágrimas, y mierda. Mierda—. Pero no lo encontré por ningún lado, solo estaba el anillo en su lugar.
Abrazo a Mingi apenas termina de hablar con dificultad debido al llanto que está evitando. Lo abrazo pidiendo perdón varias veces hasta que sus ojos vuelven a verme más tranquilos.
—Lo siento, Mingi —hablo para él, mis labios tiemblan—. No debí gritarte. Yo solo debería agradecer que lo hayas encontrado, es importante para mí.
Asiente, pocos segundos después ya ha olvidando que quería llorar, está riendo con alegría renovada. Él hace que me duela el pecho, ya que, logra que entienda que, muchas veces solo hacía falta pedir perdón para que las cosas mejorarán.
Solamente debí pedirle perdón a Taehyung más seguido cuando aún tenía la oportunidad.
O mejor aún, no debí haber hecho nada por lo que tuviera que disculparme. Solo debí dedicarme a hacerlo feliz.
(...)
Taehyung está parado fuera del elevador, me quedo de pie simplemente mirándolo. Debe ser bastante inquietante y extraño si llega a notarlo, pero, ahora mismo no es que importe demasiado.
—¿Uh? —Gira con curiosidad, al mirarme se inclina levemente mientras me deja ver su sonrisa, sus ojos volviéndose amigables—. Buen día, señor Jeon. ¿Sucedió algo?
—¿Por qué?
Caminó hasta que estoy a su lado, evitando con todas mis fuerzas observarlo demasiado, él deja de mirarme después esperando que el elevador abra.
—Bueno, estuvo de pie detrás de mí por algunos minutos. —Se mira a sí mismo con atención, también lo hago. Un cardigan gris enorme cubre su cuerpo sobre una camisa blanca y jeans—. ¿Hay algo mal conmigo?
—No, no. —Aún estoy mirándolo de manera fija, debería desviar mi atención. Solo que no sé como hacerlo—. Te ves muy bien.
—Qué alivio. —Sonríe sujetando su bolsa—. Me veo demasiado casual comparado con usted.
Sigo vistiendo los trajes elegantes que a él solían gustarle, mis cabellos bien peinados hacia atrás como el lo hacía.
—¿No luzco bien?
Preguntó de manera casual, por favor que haya sido casual. No lo miró pero siento que me echa un vistazo antes de asentir, no obstante, sé leerlo tanto que sé que no está seguro. El habla:
—Prefiero vestir de manera cómoda. —La puerta se abre y él entra rápidamente—. No me gusta arreglarme demasiado, es una molestia.
Ni debí preguntar, creí que estaba bien. Pero, ahora me siento estúpido por estar tan bien vestido.
—¿Cuál será tu oficina? —preguntó al verlo dirigirse al área de fotografía una vez salimos del elevador. Parece que olvidó que estoy a su lado, puesto que mi pregunta detiene sus pasos. No me daría una mirada si no hacia la pregunta. Doloroso—. ¿Entonces?
—No lo sé aún. —Me doy cuenta que está mirando su celular con confusión—. En realidad vine temprano hoy para buscarlo, soy muy malo buscando lugares. Debo llegar antes en cualquier ocasión.
Por supuesto, sigue siendo el mismo.
—Sin embargo, esta semana—hablo acercándome hasta que su mirada es tan clara, hasta que puedo encontrar el lunar en sus labios—, te quedarás en mi oficina.
—¿En serio? —pregunta aturdido, frunciendo el ceño mientras ve su celular—. Pensé que empezaría de inmediato con el equipo de ilustración.
—Lo harás. —Odio su confusión mezclarse con decepción, lo odio tanto que siento mi mandíbula tensarse—. Desde mi oficina. No te preocupes, me encargaré de entrenarte de manera que puedas entender el concepto que tenemos aquí. Será por poco tiempo.
—Debería hacerme dicho que aún estaba a prueba. —Rasca su cabeza evitando mi mirada—. No es que me esté quejando.
—Lo siento.
Niega con la cabeza, y me sigue en silencio hasta mi oficina. Dentro Hoseok me recibe, él le da una mirada rápida a Taehyung, parece que duda pero habla al fin:
—¿Jefe? —se detiene por segundos—. Está todo listo para lo de hoy
Debería lucir como si supiera de lo que él habla, debería.
—Muy bien, ¿cómo debería empezar?
—¿Disculpe? —Hoseok luce contrariado al oírme. Taehyung a un lado me da una mirada fugaz mientras deja sus cosas en el sofá a un lado de la habitación—. Es decir, usted debería revisar, supongo.
—Claro, lo revisaré ahora.
—¿Debería dejar que la dama de compañía pase? —murmura, sus ojos viéndose apenados aunque sé que no se compara a mí. No puedo mirar a Taehyung, no aunque sienta su atención sobre mí—. ¿Señor?
—No —mi voz es un hilo angustiado, avergonzado, tenso—. Solo dile que se vaya.
Agradezco que no pregunte las razones, tal vez debido a mi mirada. Jung Hoseok sale dejando detrás un silencio incómodo, al menos para mí.
—Pensé que estaba casado —Taehyung habla con diversion que sé, es fingida. Lo hace solo para que no sea incómodo entre nosotros—. Fue una sorpresa, jefe.
—No puedes llamarnos un matrimonio. —No lo miro en todo este tiempo, finjo observar a la ventana porque temo que haya juicio en sus ojos. Temo lo que este pasando por su cabeza, no sé qué imagen tenga de mí ahora—. Nosotros no lo somos.
—Los matrimonios no son fáciles —habla después de dudar, puedo ver a través del reflejo del ventanal que muerde sus labios—. Jimin y yo peleamos seguido.
No quiero que me hable de él, no quiero ver sus ojos cuando lo hace. Sin embargo, estoy mirándolo. Dejando que me lastime cuando sonríe levemente por el recuerdo de alguien más.
—¿Sabes lo doloroso que es querer despertar con alguien más? —No sé en que momento di vuelta y me acerqué a él. Ahora estoy mirando su rostro esperando que me responda que sí sabe lo que siento, que al menos tiene una idea—. Lo doloroso que es no poder hacerlo.
Me quema la idea de pensar que Taehyung despierta a lado de Jimin, que es su voz la que oye en las mañanas. Mi mano se levanta para tocar los cabellos castaños de mi esposo, pero al ver su mirada volverse aturdida vuelvo a bajarla y la escondo en mis bolsillos. Sus ojos no han dejado de verme, haciendo que el deseo que cerrar la distancia se vuelva casi insoportable.
Y sé que él siente algo, lo que sea pero sus ojos me lo dicen. No sé, si es miedo, si es curiosidad o solo pena por verme siendo tan patético.
—Deberías hablar con ella entonces. —Desvía la mirada unos segundos antes de tocar mi pecho con una sonrisa amigable, aunque me acabe destruyendo, sé que solo hay amabilidad—. Ser honesto.
Cuando bajo la cabeza a su mano, lo veo. Es el anillo.
—¿De dónde sacaste esto? —Sostengo su brazo sin pensarlo, mis ojos vuelven a su rostro lleno de sorpresa—. ¿Taehyung?
—Jamás lo había visto.
Su seguridad destroza mis esperanzas, ¿por qué no se da cuenta?
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