04

Jungkook P.D.V

Logré llegar a casa después de una hora. No estaba lejos, pero al parecer mi mente seguía jugando conmigo y cometí varios errores en el camino de regreso. Mis sentidos alterados apenas se calman cuando abro la puerta del departamento. La luz no está encendida, pero hay una pequeña luz proveniente de la televisión. Taehyung frente a esta, aún cuando sus ojos estén cerrados desde quizás, hace bastante tiempo. Lo miro un momento, y decido sentarme a su lado para mirarlo mejor. No hay un sentimiento poderoso que logre identificar más que la sensación de nostalgia, veo el celular en sus manos donde marcaba mi número de celular para llamarme. Paso mis manos por mi cara para calmarme. Hasta que siento su mirada sobre mí, no hace falta que diga nada. Él lo hace primero:

—¿Acabas de llegar?

—Hace algunos minutos.

Asiente, se queda mirando la pantalla un instante donde creo que ya no dirá más por lo que decido ir a darme un baño. Sin embargo, al intentar ponerme de pie toma mi brazo y me mira a los ojos, su expresión es apenada.

—Yo... —Pocas veces se ve tan nervioso, él es más abierto para hablar de lo que siente. Así que, verlo así despierta mi curiosidad y hace que me quede quieto en el sofá sin mirarlo—. Hablé con Hoseok hoy, porque estaba preocupado por ti. El dijo que no tenías que ir a la oficina. Supongo que saliste porque estabas molesto conmigo.

Taehyung habla mucho cuando está nervioso, cuando sus ideas se anteponen una tras otra. Lo está haciendo en este momento y eso hace que quiera terminar con esta conversación, debido a la culpa que empiezo a sentir ya que no he sido totalmente sincero.

—No es así...

—Jungkook —me detiene, su mano en mi barbilla hace que lo mire. Que vea sus ojos expresivos buscando la verdad en mi rostro—, Hoseok me dijo también que fue Seokjin quien te pidió ayer ir con aquella mujer—. Desvío la mirada a la pared detrás de Taehyung cuando entiendo a donde irá la conversación—. Estuviste ayer con ella por cortesía, ¿verdad? Fui demasiado infantil. Es decir, no me harías algo así, hemos estado juntos tanto tiempo...

—Es suficiente, Taehyung —susurro. Tomo sus manos entre las mías, el anillo que carga me hace sentir una responsabilidad que ahora pesa más que antes—, tranquilo. Está bien, lo entiendo.

Deja escapar un suspiro, pero yo no puedo mirarlo. Temo que vea en mí, que no es toda la verdad. Intentó creerme que no es importante, el hecho de que Hyeri sea la persona con la que estuve a nada de casarme. Porque Taehyung es mi esposo ahora, es la persona que elegí hace años y que sigo eligiendo ahora. No quiero pelear, no quiero seguir discutiendo, esa es mi excusa para no mencionar el nombre de la mujer con la que salí anoche.

—De verdad, lo siento mucho.

Muerdo mis labios, antes de abrazarlo y acariciar su espalda con suavidad para que deje de pensar y hablar de ello. Aunque es difícil ocultarle cosas a él, se vuelve mejor opción al pensar en nosotros discutiendo otra noche más.

—Ya pasó. Todo está bien ahora. —Me alejo de su cuerpo para ver su cara, sus ojos están nublados debido a las lágrimas que no deja caer hasta que los cierra con un sollozo que me parte el alma en segundos—. No llores, Taehyung. Sabes que me duele que lo hagas.

Entonces sonríe, lo hace tan rápido recordándome la razón por la que me enamoré de él hace años. Su capacidad de sonreír en cualquier momento.

—Estamos bien ahora, ¿verdad? —pregunta de manera seria—. No te iras así de nuevo, o al menos contestaras mis mensajes. ¿Verdad?

Limpió sus lágrimas con lentitud, mordiendo el interior de mi mejilla al oír mi conciencia gritando que soy el peor esposo del mundo. Lo sé, estoy al tanto de esto cuando me doy cuenta de que he hecho que se preocupe demasiado. Desearía decirle todo lo que pasa por mi cabeza, es solo que no sé como hacerlo sin que suene a una excusa a todos mis errores. Así que, me limito a darle una sonrisa y besar su frente unos segundos.

—Vamos a olvidarlo —propongo cuando se ve más tranquilo—, ¿bien?

Aunque no parece estar convencido termina asintiendo al instante en el que mira la hora en el reloj de pared.

—Hice la cena —susurra. Mira la pantalla de la televisión con el ceño fruncido debido a que la película ya ha terminado—, deberíamos comer antes de que se haga más tarde.

Intenta levantarse, entonces sin pensarlo bien agarró su camiseta evitando que se vaya. Él me mira aturdido, tal vez estoy igual, ya que actúe en automático al sentirlo alejarse. Sonrio, y eso es suficiente para que él lo haga también. Me pongo de pie y lo abrazo de nuevo, antes de acercarme a sus labios y besarlo, para quizás así lograr callar las recriminaciones que hacen ruido dentro de mí. El beso es lento, es suave. Tan solo busco la calma que solía darme antes. La encuentro en algún momento, cuando se separa con su sonrisa avergonzada y golpea de manera juguetona mi pecho.

—Te amo, Taehyung.

Por supuesto, frunce el ceño viéndose confundido por mis palabras. Debe ser porque no lo digo seguido, al menos que algo haya pasado.

—Está bien... también te amo.

(...)

Su mirada está perdida. Está razonando cómo debería actuar ahora, que debería decir después de anoche, tal vez. No puedo llegar ahí, a su cabeza pensando miles de cosas que no intentaré entender.

Suspiro antes de decidir tomar su mano sobre la mesa para llamar su atención a mí. En cuanto lo hago, me mira con un interrogante en su mirada.

—Oye...

Mi teléfono suena en ese instante, hace que ahogue una maldición mientras lo tomo para ver de quien se trata. Cuando veo el número en la pantalla intento con todo de mí, no cambiar mi expresión.

Lo apago a los segundos, y lo dejo donde estaba. Solo que, Taehyung de repente vuelve a tomarlo y contesta. Pasa en milisegundos, que casi no puedo digerir que él esté haciendo algo así hasta que habla:

—¿Sí? —contesta a la llamada. Me recupero e intento agarrar mi celular de nuevo pero gira su cuerpo como si se tratara de un niño. No puedo entender lo que pasa por su cabeza—, ¿bueno?, ¿si?

Él mira el celular de nuevo, después me mira a mí y lo único que puedo hacer es alejar el celular de sus manos con fuerza. Demasiada que lo escucho quejarse suavemente. Me pongo de pie, sin atreverme a mirarlo ya que estoy tan enojado que mis ideas no están conectadas.

—Era una mujer...

Rio, y él se calla.

—¿Ahora eres qué? —grito pese a su mirada temblorosa. Estoy tan enojado ahora mismo que ruego que no se acerque a mí—. ¡Te estas comportando como un niño! ¡Pensé que la disculpa era sincera!

—¿Por que una mujer te llama? —sigue preguntando, es como si no entendiera lo que acaba de hacer, y la razón por la que estoy tan molesto—. Pude oír una risa, era una mujer. Tal vez era cierto, todo lo que pensé... Yo...

Suficiente, maldita sea.

—Déjame en paz. ¡¿Te estás escuchando?! —La rabia que siento ahora mismo provoca que alce mi voz, que él mismo lo haga—. ¿Una mujer? Y si así fuera que más da Taehyung, debe ser del trabajo.

—No entiendes, esta...

—¡No tiene sentido! —vocifero sobrepasado por sus insinuaciones, por sus ojos llenos de dudas sobre mí haciendo que me sienta peor—. ¡No quiero verte!

Voy al baño y cierro con llave. Prendo la ducha y me meto rápidamente, tratando con todas mis fuerzas en no pensar en quien está allá afuera.

Los minutos pasan y solo el silencio pesado hace que entienda que ya debió irse. He terminado hace algunos minutos, mi cabello cae mojado sobre mi rostro haciendo que el frío se vuelva más insoportable al cabo de poco tiempo. Y aún así, estoy cansado para salir y enfrentarlo una vez más.

Solo que, quedarse aquí dentro no es opción. Así que, voy a la habitación con solo una toalla cubriendome para cambiarme e ir al trabajo pronto. Es horrible decirlo pero odio verlo sentado en el borde de la cama; él no me mira. Sus ojos están en el piso, mirando a alguna parte de la habitación pero no a mí, pese a que ha notado mi presencia desde que entré.

Carraspea para llamar mi atención segundos después, el tiene mi atención, ese no es el problema. Me visto de prisa, sintiendo sus ojos sobre mi rostro.

—Jungkook yo...

—No sé si llegue temprano hoy —cortó sus palabras. No lo miró, no quiero hacerlo—. Te lo digo por si te interesa.

—Sabes que sí —susurra, pero puedo oírlo de manera clara—, lo siento...

—Bien. —Tomo mi chaqueta para salir de ahí, solo que se pone frente a mí en cuestión de segundos. Lo miro—, ¿debería prender el GPS? Así sabrás dónde estoy si quieres seguirme.

Muerde sus labios como si fuera a llorar, tal vez lo hará una vez me vaya. Después sonríe con sus ojos irritados y eso me fastidia, debido a la culpa que ese gesto acarrea en mí. Paso de él rápidamente, odiando tanto oír sus sollozos dentro de mí cabeza aún cuando ya me haya ido.

(...)

¿Él me ama? ¿En verdad nos amamos? Hace algún tiempo juraría que era así. Cuando empezaba a enamorarme, cuando ambos lo hacíamos todo parecía tan pequeño y fácil, supongo que era demasiado inocente creer que siempre sería así. Que pronto la presencia del otro nos provocaría frustración y dolor. Antes, verlo era lo único que podía desear después de tanto trabajo.

Ahora no estoy seguro de cómo debería dejar de sentir la necesidad de huir de quien decía amar más que a nadie en este mundo.

La decepción que vi en sus ojos hoy hacen que me odie, que me duela el orgullo que antes sentía al saberlo mi esposo. Su sonrisa cuando salí hace que mi pecho se apriete con tanta fuerza, sé que no moriré por esto. Pero, ¿tiene que dolerme así?

Él siempre sabe como hacerme sentir el peor.

Llego a la editorial después de algunos minutos. El tiempo sigue pasando pero no me muevo, sé que voy tarde, sé que habrá un multa si sigo sentado.

Debería entrar. Lo hago media hora después.

—Buen día, Jungkook —Hoseok habla detrás de mí, puedo deducir su diversión pese a no mirarlo—, ¿terminaste el trabajo? Debiste hacerlo, eres demasiado eficiente al parecer.

—No lo hice —respondo al mirar su rostro, este cambia a una mueca divertida que intenta ocultar tras sorpresa mal actuada—, ya no me interesa tu puesto. Así que, ¿qué más da?

—Demasiado predecible de tu parte, Jungkook.

Desaparece después de decir aquello, debería romperle la cara para variar. Pero, solo suspiro y entro a mi oficina, me detengo cuando noto su presencia a lado del ventanal.

—¿A qué debo tu presencia tan temprano? —cuestiono tratando de no sonar irritado, no tengo que desquitarme con todos—. ¿Necesitas algo?

—Buen día para ti también —ella susurra con voz calma. Una sonrisa aparece cuando tardo en responder y en su lugar solo me alejo de su mirada—. ¿Problemas de nuevo?

—No —respondo sin mirarla aún, estoy demasiado ocupado buscando unos papeles imaginarios—. Solo estoy algo ocupado hoy.

Se sienta frente a mí, sus ojos fijos en mí pronto hacen que levante mi rostro y la mire también. Ella sonríe al instante como haría una niña.

—No necesito demasiado, Jungkook. Solo algunos documentos que Seokjin, aseguró que tendrías.

Quizás estoy todavía abrumado por todo lo que pasa en casa, que encuentro ridículo que mi jefe piense que tengo que encargarme de Hyeri. Suspiro antes de abrir la laptop de prisa y hacerlo.

—Puedes esperar en tu oficina, te los pasaré en unos minutos.

—No estoy molestando, ¿verdad? —Me mira con preocupación pintada en su semblante. Baja la mirada a la mesa como si debatiera con ella misma—. No quería seguir haciéndolo, por lo que te llamé para pedirte los documentos temprano y así no tener que tratar mucho contigo. Es solo que Taehyung respondió, debí hablar pero temía decir algo demás y meterte en problemas.

—¿Por qué me meterías en problemas, Hyeri?

—¿No lo haría, Jungkook? —Me mira con intensidad que apenas recordaba podía hacer—, ¿le has dicho de mí?

No, por supuesto que no.

—¿Cómo conseguiste mi número? —pregunto para cambiar el tema. Solo que jamás he sido bueno haciéndolo y ella sonríe al entender la situación—. ¿Cómo?

—Hoseok me lo dio. —Suspira mirando el celular en sus manos—. Aproveché para enviarte mis datos para la ficha de transferencia que pediste la vez anterior, deberías revisarlo por si algo falta.

Cierto, la ficha. Busco el celular en mis bolsillos, en mi chaqueta, en la bolsa de trabajo y al no encontrarlo empiezo a sudar frío. Debió quedarse en casa. En la mesita de noche. En la habitación. Maldita sea. Taehyung verá el mensaje con los datos de Hyeri, estoy seguro de que lo hará, después de como se comporto anoche.

Bueno, mierda.

—¿Por qué no esperaste para dármelos en persona, Hyeri? —pregunto, mi voz posiblemente suena alterada porque ella se pone de pie aturdida. También lo hago—. ¿Debías enviarlos al celular? ¿Qué hay del correo?

—Ya te lo dije, ¿no? —Puedo jurar que encuentra esta situación divertida—. No quería extender el trato contigo, no sabía tu correo y se me hizo más fácil enviarlo por ahí. Además, ¿qué sucede? ¿A qué le temes?

—Sabías que Taehyung lo leería. ¿Lo hiciste a propósito?

Su expresión cambia, no soy capaz de leerla hasta que ella responde:

—¿De qué rayos estás hablando? ¿Qué conseguiría de eso?

No me interesa pensar en una respuesta ahora mismo. Salgo de la oficina, sintiendo sus pasos detrás de mí que pronto se detienen debido a la presencia de nuestro jefe en el departamento de edición. Él nos mira alternativamente intentando leer el ambiente, solamente que no le interesa.

—Que bueno que estén juntos —susurra Seokjin arreglando sus gafas con elegancia—. Habrá una reunión con nuestros colegas de Busan en el centro, necesito que estén ahí para presentar la propuesta para el próximo número de la revista.

¿Precisamente ahora tenía que tomar en cuenta mi propuesta?

—Puedo ir sola —Hyeri habla después de algunos segundos donde lo vemos desaparecer por el pasillo—. Necesito este trabajo.

Suspiro rendido, ya que, ¿qué más da ahora? Lo que tenga que pasar, pasará. No creo poder hacer nada por detenerlo.

—Iré por mi casa primero.

—Claro.

Hyeri no debería subir a mi auto ahora, y aun así le pedí que lo haga sin detenerme a pensarlo. Es incómodo, es malo, y hace que mi ansiedad siga creciendo a medida que me acerco a casa.

Al llegar, salgo corriendo sin decir nada. Mi mente enfocada en buscar a Taehyung y escuchar lo que sea que tenga que decirme. Pero, al entrar nada me había preparado para el escenario frente a mí. A nuestras fotografías tiradas una tras otra.

No es necesario que vaya a la habitación por mi celular, puesto que, esta tirado en el sofá y el mensaje de Hyeri brilla apenas lo enciendo.

Gracias por el café, Jungkook. Fue una noche nostálgica.
Hyeri.

Debajo el archivo con todos sus datos.

Me dejo caer en el sillón, imaginando todo lo que está pasando por la cabeza de Taehyung. En lo mal que debe estarse sintiendo ahora, pasó mis manos por mi cabello luchando contra la necesidad de tirar todo como él ha hecho. No debería pensarlo, yo solo busco su número y marco con rapidez mientras siento mi pecho latiendo errático.

—¡Taehyung!

Estaba culpándome, ¿sabes? —habla apenas me escucha—. Sintiéndome horrible por desconfiar de ti, solo que se trataba de Hyeri. Ojalá fuese lo único que me duele, preferiría ser infantil a saber que no existe confianza entre nosotros, se supone que es lo esencial. Entonces, ¿qué nos queda? No me esperes hoy.

—¡Taehyung...!

Lanzo el celular al oír el sonido que demuestra que ha colgado. Tengo ganas de gritar, de llorar, solo que nada de eso ayudaría en algo.

Camino hacia mi auto, lo hago de manera automática. Tanto así, que ver a Hyeri dentro me descoloca unos segundos, ella lo nota y su mirada pronto se vuelve suspicaz.

—¿Pasó algo? —pregunta tratando de tocarme pero me hago a un lado sin pensarlo. Hyeri parpadea volviendo a su sitio—. ¿Debería irme?

—¿Por qué enviar ese estúpido mensaje? —Golpeo el volante—. ¡Qué pensabas!

—No tengo las más mínimas ganas de destruir tu matrimonio, Jeon —habla, hay indignación mezclada con rabia en su voz, en su semblante—. ¿Acaso tengo la culpa de que no le hayas dicho de mí? Lo siento, no debí enviar el mensaje final. Pero no seas injusto, no soy la culpable. Porque bien pude escribir miles de cosas y nada hubiese pasado si Taehyung confiara en ti.

Entonces, sale del auto con un portazo que me deja helado. Sus palabras lo hacen, calan dentro de mí haciéndome abrir los ojos. Lo sé, nadie más que yo tiene la culpa de todo esto, solo que era muy cobarde para aceptarlo. Aceptar que esto está acabando.

La sigo con el auto para terminar esto, lo que menos quiero es perjudicar el trabajo de Hyeri también.

—Sube —pido al bajar las ventanas, me mira unos segundos por lo que sonrió para darle confianza—, terminemos con esto pronto.

Ella sube, y sinceramente no me detengo a pensar en nada que no sea llegar a la editorial y acabar la reunión. Por consecuencia, todo el camino se hace en silencio.

El día no pasa rápido, o lo hace a ratos, como si fuera una broma cruel. Una broma que no provoca que ría. La reunión a la que debería poner atención sigue su curso pese a mi nula participación, y eso me hace dar cuenta de que mi presencia no era esencial aquí. Entonces, ¿por qué no he salido corriendo en busca de Taehyung? Simple, me aterra enfrentar su mirada de nuevo, me asusta ponerle fin definitivamente.

Terminamos lo suficientemente tarde para que empiece a llover mientras los taxis poco a poco desaparecieron.

—Nos vemos mañana, Jeon.

Escucho a Hyeri, ella me sonríe apenas, incómoda quizás por lo que sostengo su chaqueta evitando que se vaya.

—Te llevaré a casa. —No espero respuesta, muy dentro de mí espero que no acepte. Solo que si lo hace—. Sube.

—Taehyung, podría molestarse.

Sé que le molestaría, sé que no está bien. He pensado en eso, ¿si ella también lo hace por qué subió? Probablemente, estoy siendo idiota. Únicamente, quiero terminar con esto.

—Solo vamos.

Por alguna razón acepta, su actitud distante hace que me sienta bien. No deseo hablarle, no deseo estar aquí. Llegamos después de algunos minutos, debería solo esperar a que se vaya pero debido a la oscuridad salgo a asegurarme de que llegue bien. Hay un niño mirando desde la ventana junto a la misma mujer de antes, sonrió de manera inconsciente al verlo.

—Mi pequeño no puede dormir si no llego —Hyeri dice mirando hacia él—, gracias por traerme. No tendrá que seguir esperando.

—No sabía que tenías un hijo.

—Bueno, no hay motivo para que lo sepas.

Cierto.

—Bien. Descansa... —callo de repente. Mis ojos se fijan en la figura a unos pasos adelante, a Taehyung bajando de un auto negro—. ¿Qué mierda...? 

¿Rabia?¿Dolor? ¿Indignación? ¿Qué es esto que siento?

No reconozco nada después de eso. Solo que en segundos estoy frente a él, con tanta rabia dentro que el rostro de mi esposo se vuelve receloso.

—Se supone que el infiel soy yo, ¿verdad, Taehyung?

—Jungkook, ¿qué...?

—¡Jungkook, nada! —grito. Sabiendo dentro que debería calmarme, que no debería estar gritando. Pero, mierda el ver a esa persona salir del auto me descoloca al punto de olvidar todo—. ¿Y él?

—Calma, Jeon —él dice con una sonrisa que pese a verse amigable lo único que logra es hacerse sentir un irracional—, aún sigues siendo así de posesivo.

—¿Que hacías con él, Taehyung? —preguntó mirando a quien me observa con una expresión que no había conocido hasta ese momento—. ¿Qué estuviste haciendo...?

—No te atrevas —gruñe Park Jimin detrás de mi esposo. Me hace sonreír pero estoy seguro de todos saben que no es divertido—. Deberías...

—Déjalo, Jimin —susurra Taehyung. Su voz suena herida, tanto que necesito mirarlo. Él está observando detrás de mí, su mandíbula apretada antes de volver a mí—. Parece ser que estamos interrumpiendo algo aquí.

Sigo su mirada, él está hablando de Hyeri. Ella luce aturdida, asustada quizás. Miró de nuevo a Taehyung y la rabia vuelve cuando lo veo ir varios pasos hacia atrás acercándose a Jimin.

—¿Estabas con ella, Jeon? —pregunta Taehyung segundos después. ¿Es capaz de preguntarme eso? Lo estoy viendo bajar del auto del chico que solía pretenderlo en la Universidad. Y aún así, es él quien me mira dolido—. ¡Responde!

Yo no quiero hablar de esto con nadie más que con él. Por lo que trago con dificultad antes de acercarme y tomarlo del brazo con fuerza que apenas soy capaz de controlar. Necesito llevarlo a casa.

—¿Estarás bien, Tae? —Jimin pregunta desde atrás. Me detengo y lo miro, sin embargo, no baja la cabeza y sigue—: avísame si necesitas algo.

Taehyung asiente, y eso solo hace que lo sujete más fuerte. Él me mira con enojo y se suelta con un movimiento brusco para caminar hacia el auto por sí mismo.

—Jungkook... —susurra una vez me pongo en marcha. No quiero oírlo, no necesito hacerlo. Al menos no ahora, por lo que enciendo la radio en un volumen que ni sabía que existía hasta que llegamos a casa y él gira mi cuerpo sin lograr nada—.¡Mírame, maldita sea!

No hay nada que pueda decir aquí. Por lo que, salgo del auto y camino hasta la casa. La abro y poco después escucho sus pasos detrás y entonces la puerta cerrándose con violencia. Él camina hasta que está frente a mí, su rostro lleno de algo que no logro entender y pregunta:

—¿Desde cuándo?

—"Desde cuando" ¿Qué, Taehyung? ¿Qué, maldita sea?

—¡¿Desde cuándo me estas engañando?! —grita con respiración irregular, la mía es igual. Su garganta se mueve varias veces porque debe estar luchando con las ganas de llorar—. ¡Di algo, maldición!

Respiro cerrando los ojos para intentar calmarme. Debo alejarme de él, así que me tiro en el sofá odiando tanto la situación en la que estamos. Exhausto de todo.

—No debe ser muy diferente a lo tuyo con Jimin. —Maldita sea, porqué sigo hablando. Se para frente a mí, levantó mis ojos y puedo notar su boca abriendo y cerrándose debido a la sorpresa por mis palabras. Ríe segundos después, ríe como si fuese divertido—. ¿Qué es tan gracioso, Kim?

—Él esta casado, Jungkook.

—¿Te gustan casados ahora? —Estoy diciendo estupideces, no estoy pensando. Pero la situación me sobrepasa al punto de no poder filtrar mis palabras. Quiero lastimarlo, quiero de manera irracional que sienta algo del dolor que estoy sintiendo yo—. No conocía esa parte de ti...

Golpea mi mejilla con su puño. Miro a sus ojos inyectados en sangre y mi corazón se desploma.

—¡Callate, maldito idiota! —grita—. iEres un hijo de puta!

—¡Detente, Taehyung!

Lanza su abrigo con violencia hacia mí. Camina con fuerza tratando de alajerse, sus labios tiemblan debido a la rabia que debe sentir, o al llanto que pronto ya no podrá detener.

No sé qué es peor.

—Ve a acostarte con la perra esa. —Él no habla así, nunca me ha dicho esas cosas. Sacudo la cabeza para negar con desesperación que Taehyung no nota—. ¡Pero si ya debiste hacerlo! 

—¿Irás con Jimin? —pregunto al verlo dirigirse a la puerta. Sin embargo, el ríe de manera histérica antes de mirarme unos segundos—. ¡Responde!

—No sería mala idea, ¿sabes? —Me detengo, mi pecho se aprieta. Él se acerca, por lo que puedo ver sus ojos de manera clara—. Lástima que este casado. No quiero verte, Jungkook.

Se aleja de la puerta, él va ir a la habitación en su lugar. Después de herirme de esa manera va irse. Va irse.

—¿Por qué no lo supe antes? —Detiene sus pasos al oírme. Tal vez por el tono de mi voz, lo que sea. Él se detiene—. Que no funcionaría. Desearía no haber roto mi compromiso con Hyeri, tener hijos tal vez...

—Detente, Jungkook...

En este punto es imposible.

—Desearía no haberte conocido. —Sus labios tiemblan por mis palabras y mi corazón sigue rompiéndose. Sin embargo, no puedo detenerme—, debiste haber preferido a Jimin.

—No quisiste decir eso —murmura—. No quisiste.

Me encojo de hombros rendido ya que, no hay vuelta atrás.

—Quise, Taehyung. Esto que tenemos es de todo, menos amor.

—Bien.

Escucho su susurro.  Yo escondo mi cabeza entre mis brazos una vez escucho la puerta de la habitación cerrarse. Estoy solo de nuevo, solo con todo el mundo cayéndose en pedazos. No. No el mundo. Mi mundo.

De pronto, el sonido de un trueno me descoloca al punto de sentirme desorientado. Estos siguen uno tras otro, como si se tratara de disparos. Corro hacia la habitación, y tocó la puerta con fuerza para hacerme oír sobre el constante explotar del cielo.

—¡Taehyung! —grito pese a saber que no podrá oír—. ¿Está todo bien? ¡Abre!

La puerta cede pero no hay nada aquí, más que el mismo hombre de aquella vez mirándome desde el ventanal abierto. No hace sentido, trato de preguntar por Taehyung pero no encuentro mi voz. Todo es confuso, todo es oscuro.

Me pierdo.

(...)

Cuando mis ojos se abren, me incorporo con rapidez. El dolor de cabeza que sobreviene a esta acción no hacen que me detenga. Al menos no hasta que veo el lugar en el que estoy y no logro reconocerlo.

—¿Despertaste? —Podría jurar que estoy soñando cuando escucho la voz de Hyeri, ella está frente a mí—. Necesito que te quedes con Mingi hoy.

—¿MinGi?

Alguien sube a mi cama y me mira con ua sonrisa suave.

—¡Papá!
















Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top