Capítulo 6
—A pesar de sus conductas no ejemplares y sus métodos pocos ortodoxos, la universidad los reconoce como sus mejores elementos en años. Su promedio de excelencia y gran colaboración hizo que el director moviera palancas para poder pasarlos a otro grado o grados, dependiendo del resultado del proyecto que se les va a asignar. Sus padres estuvieron de acuerdo.
Bufé discretamente. No estaba prestando mucha atención al maestro porque tenía que estar alejando la mano de Nadir que se escurría por mis piernas, en los bolsillos de mi pantalón en busca del teléfono.
Brinque cuando sus dedos rozaron mi muslo interno. Pellizque de inmediato su mano y lo pise. Allí no había ningún bolso.
—Me niego a hacer un proyecto junto a él.
Hablé más segura que nunca. Nadir me contradijo de inmediato.
—Ella no sabe lo que dice, estamos muy interesados.
—Eso es genial, les explicaré de qué trata y necesitaré que firmen estos contratos — el profesor puso frente a nosotros dos carpetas. Nadir tomó la suya, yo me crucé de brazos.
—Tengo opinión y criterio propios, gracias y dije que no.
—Es una lástima porque el proyecto dice explícitamente que deben estar ambos en el. Léealo y me da una respuesta, eso es lo que haría alguien profesional.
—Lo bueno es que no soy alguien profesional — resonge, tomando la carpeta para leerla. Eso y además no me interesa el proyecto, pero me encanta el chisme y quiero saber en qué lío me quieren meter.
[...Los integrantes del proyecto tienen 75 días para elaborar un reporte que explique la función actual de los principios de psicoanálisis de Sigmund Freud.
La teoría será aplicada entre compañeros.
El propósito es poner en práctica la técnica de investigación en una práctica terapéutica. El objetivo a largo alcance es que los alumnos logren aplicarla como un tratamiento actual y profundo para propia introspección... ]
—Somos sus conejillos de indias — Nadir aventó la carpeta al escritorio.
Brinque en mi lugar por el inesperado golpe que resonó en mis oídos. Su voz me causó escalofríos y su mirada helada me dejó sin habla. ¿A este Nadir es al que tanto se temía?
—No, está técnica es una avalada desde hace tiempo —el profesor tomó la carpeta que Nadir aventó, lo abrió en la última parte y le pasó una pluma que mi compañero rechazo, pero el maestro no desistió y lo miró intensamente.
—Lo que queremos lograr es que el índice de problemas emocionales desciendan entre el alumnado, utilizando un método que ellos mismos pueden utilizar entre ellos y lograr el éxito académico. Ambos son excelentes modelos para ello.
—Eso es asumir que tenemos problemas y queremos resolverlos — añadí.
—Sus padres están de acuerdo — contestó con voz calmada, dándome una respuesta clara.
Yo sabía a qué se refería. Él y el director sabían de mis conflictos emocionales, de mis tratamientos y le daban seguimiento a mi caso, por nada el director era mi terapeuta.
Sin embargo...
—El psicoanálisis no se considera efectivo en el tratamiento de trastornos psicológicos — Nadir revolvió sus cabellos. Estaba claramente nervioso.
—Eso creemos que es debido a la ética sugerida entre psicoanalista y paciente. Claramente van a utilizar la técnica pero no la profesión. Ustedes deciden qué acciones tienen que tomar para ayudarse uno al otro.
—¿Se da cuenta de lo que dice? Somos dos jóvenes que se pueden aprovechar de la situación emocional del otro para propio beneficio — Nadir hizo señas con sus manos, con una hizo un círculo y con el otro simuló una penetración.
Abrí los ojos, impactada. No lo puedo creer, este chico es impredecible. Un día es un patán, al otro un tierno e inocente chico y otro un pervertido. Sus cambios de personalidad es como si no supiera que rol tomar, una barrera que cubría su verdadero "yo".
—Ambos son mayores de edad y son conscientes de que límites poner y cuáles no.
—Resumiendo, tenemos que lograr que el otro resuelva sus problemas emocionales utilizando el psicoanálisis y otros recursos sin importar cuáles sean, y para ello contamos con 75 días. ¿Correcto?
El profesor asintió. Bastante satisfecho. Miré a Nadir, su rostro mantenía una expresión seria, estaba analizando detalladamente la propuesta.
—Si, Lina, en esos 75 días no asistirán a la escuela y se cambiarán a una casa a las afueras de la ciudad, en el campo, tendrán dinero suficiente y suministros. La idea de hacer esto es que tengan un lugar cómodo y seguro para exponer sus pensamientos sin reservas.
—Acepto — Nadir se levantó de golpe, arrebato la pluma del profesor y firmo bruscamente, luego me pasó la pluma.
No la acepte de inmediato.
—¿Te das cuenta que vamos a vivir juntos más de dos meses? Solos y que me tienes que contar tus emociones.
Asintió. Lucia desesperado. Sus cejas brincaban cuando el nerviosismo le invadía.
—Cualquier cosa con tal de no estar en esa casa... — guardó silencio y desvío la mirada, segundos después me miró con vergüenza y determinación —. Y debo admitir que necesito ayuda, estoy cansado de no saber qué sentir ni cómo actuar.
Apreté los labios, sin saber qué hacer.
Esto era una oportunidad muy grande, pero ¿Si no funcionaba? ¿Si después de esto todo sigue igual o peor? No parece que quisieras acabar el problema, sino escapar de él.
Pero es la única opción que tenemos. Y yo también estoy harta de los medicamentos y de no saber qué hacer. Nada parece ayudarme y ellos me daban la oportunidad de buscar una manera.
Acepté la pluma y firme el contrato. Justo cuando lo hice, sentí un enorme peso caer sobre mis hombros. ¿De verdad seré capaz de de ayudarnos?
Con esa sensación, me fui a casa, sin saber que pensar.
A la mañana siguiente:
—Recuerda lo que platicamos en la noche.
Hice muecas al recordar la charla de 5 horas sobre métodos anticonceptivos y relaciones sexuales seguras. No necesitaba saber cómo dilatar las cavidades del cuerpo, es más, no necesitaba saber que hasta en ese agujero de puede introducir algo.
¿Quieren saber de qué agujero hablo? No, es demasiado fuerte para cualquiera y les ahorraré este trauma.
—Te amamos.
Me bajaron del auto y me dieron un beso en la frente. Sonreí y los abrace. Tengo que hacer que esto funcione, por ellos que han hecho tanto por mí.
—Y yo a ustedes — los estruje más fuerte —. Les prometo que regresaré siendo otra.
—No, solo regresa a mi niña y seré feliz — papá Luis me empujó a la casa y se retiraron.
Una ansiedad absurda me invadió al verlos alejarse. Un nudo en mi estómago casi me hace vomitar, pero mi garganta se estaba cerrando tanto, que no pude.
Inhale para intentar tranquilizarme, solo será por 75 días, no vas a estar sola.
Suspiré y miré la casa. La fachada era blanca y sencilla, con pocos detalles, pero elegante. Tenía varias ventanas y una puerta de cristal con figuras grabadas en ella. Las cortinas blancas hacían contraste con el jardín verde y los manzanos.
La ciudad no estaba lejos, en menos de 15 minutos se llegaba a la plaza central, pero era un lugar bastante tranquilo.
Nadir todavía no ha llegado, debería esperar dentro. Aunque, ¿Ese chico de verdad vendrá? Parecía interesado, pero pudo arrepentirse al último minuto.
Con sus cambios de humor... Puedo esperar lo que fuera de él.
Mientras buscaba las llaves que me había dado de la casa, el sonido del motor de un carro me llamó la atención.
Giré encontrándome con una camioneta 4×4, negra y de buena apariencia. Eso no tenía nada que ver con nuestro coche Hyundai de segunda mano.
Se estacionó frente a la casa, dentro de ella venían Nadir y sus padres. Decidí esperarlo bajo la sombra de un castillo, donde no me veía.
—Todo esto es ridículo, pago la universidad para que andes de vago, debes de estar contento con ser un inútil al que manden a esta casucha —las duras palabras provenían del padre de Nadir.
La madre de Nadir se mantuvo en silencio, con la mirada caída, sus ojos miel reaccionaban levemente a la voz áspera de su marido. Mi compañero también mantenía la misma postura.
Mi corazón de estrujo al ver a la señora encoger su delgado cuerpo cada vez que esa escoria llamada hombre movía las manos. Incluso escondía su rostro lleno de pánico bajo su largo, lacio y oscuro cabello.
—Te dije que Psicología era una carrera de mujercitas, debiste estudiar política como yo. Conseguirte una mujer obediente y ser feliz. ¿Problemas? Ja, que tonterías. Solo harás esto para graduarte mucho antes y al menos poder dejar de mantenerte.bVaya mariconeria...
Varias palabras de negación y de desprecio fueron dirigidas al chico más temido de la escuela. Verlo con la cabeza baja y un perfil decaído me incómodo bastante. Quería gritar que le diera su merecido, pero la violencia genera más violencia.
Aunque ver cómo los sobajaba provocaba que mi sangre hirviese.
—N. No hables así, cariño. Es lo que le gusta...
—¡Cállate!
La madre de Nadir trato de hablar, pero fue interrumpida por un fuerte gritó y el sonido del claxon al ser golpeado. El auto también se tambaleó, no sé si por el golpe o porque ese hombre movió su grasiento cuerpo.
—¡¿Quién te pidió tu opinión?! Mujer inútil, ni un hombrecito pudiste criar.
Basta.
Trate de no meterme en lo que no me concernia. Pero esto era demasiado.
Este tipejo iba a obtener una lección.
Colérica caminé hacia el carro. Antes de llegar, los tres ya se habían bajado. Todo sucedió tan rápido. Padre e hijo estaban a punto de enmarañarse en una pelea, la madrecita trataba de detenerlos, pero el papá de Nadir la aventó al suelo sin contemplación.
Hijo de fruta...
Los ojos de Nadir estaban inyectados de irá. Se lanzó a su padre, pero su mamá se sujetó a su pierna.
—No, es tu padre, por favor, no... — suplicó entre sollozos.
Los músculos de mi compañero se tensaron tratando de contenerse. Cerró y abrió los puños varias veces e intentó ayudar a su madre a levantarse.
—Mamá... Él... Él te humilla y...
—No, yo soy la culpable por no saber actuar. No puedes pegarle a tu padre.
—Claro que no puede, me debe la vida, gracias a mi come y caga. Qué es lo único que sabe hacer.
—Pero yo sí puedo — gruñí, soltando una patada en sus bajos.
El papá de Nadir cayó de rodillas al suelo, sin saber de dónde había llegado el golpe.
Estaban tan enfrascados en la disputa, que no me vieron llegar y pude atacar desde la retaguardia.
La furia hervía en mi interior, así que no me conforme con un golpe.
—Maldita escoria — le di otra patada en el costado, el señor cayó al suelo —. El poco hombre aquí eres tú, tienes poco cerebro, de seguro poco pene y bolas de bebé.
Gruñí, echándole tierra con los pies.
—Con cuerpo de teibolera y traje de pingüino estirado, ¿muy machito para gritar, no? Mejor llénate el hocico de tierra, para que tu boca este llena de algo más limpio que tus palabras.
—¡Lina! — Nadir me tomó de la cintura, alejándome de su padre que ya estaba casi enterrado en tierra y pasto.
Agitada y aún con la ira burbujeante en mi, vi como la esposa de esa bazofia lo trataba de desenterrar. Él la alejaba bruscamente. Ni siquiera era bueno para apreciar la ayuda.
—Lo voy a enterrar vivo... — mascullé.
—No, Lina, vámonos — me cargó por la cintura y me obligó a entrar a la casa, sin importarle mis pataleos e insultos hacia su padre.
Al entrar cerró la puerta con llave y me bajo.
Traté de abrir la puerta pero no traía mi llave. Maldición, creo que se cayó durante todo el alboroto. Debo de salir de alguna manera, esto todavía no acaba.
—¡Puf! — una risa contenida y luego unas largas carcajadas me hicieron volver a la realidad. Nadir se doblaba del dolor después de reír varios minutos.
Parpadee, saliendo de la neurosis lentamente. Mi ritmo cardíaco iba desacelerando mientras recordaba lo que había sucedido¿Otra vez actúe impulsivamente?
—Gracias — Nadir me dedicó una sonrisa radiante y sincera. Sus ojos brillaban tanto como su sonrisa. No pude evitar sonreír de vuelta.
—Bienvenido a la casa de los locos — me deje caer. Mis piernas dolían tras haber pateado tanta tierra.
El primer día no podía ir más mal.
¡hola! ¿Cómo están criaturas de la creación?
Espero que bien. Les traigo un capítulo largo por la ausencia, trate de hacer lo posible, pero es difícil.
Prometo no tardar. ♥️
Gracias por el apoyo.
Pensaba hacer la historia sin sexop, pero creo que sí va a haber. Ya veremos. ¿Ustedes quieren?
Esta historia tiene contenido sobre psicología, sin embargo nada de esto es 100% fidedigno. Cualquier duda sería mejor consultar a un especialista.
Besos y abrazos cuídense mucho ♥️ los amo.
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