Capítulo 4

Los gritos de emoción y las voces de los maestros tratando de calmar a la multitud escolar, hacían eco en mis tímpanos.

Los labios de Nadir temblaban sobre los míos, dubitativos.

Mis ojos parecían salirse de su órbita.

¿Me estaba besando para callarme? ¿Qué tipo de plan patético es este?

Sentí que mi cuerpo hervía y casi podría jurar que me salía vapor por las orejas. Estaba más que eufórica.

-¡Ya! ¡Todos a vuestros salones! - el director voceo en su altavoz, y poco a poco la multitud comenzó a dispersarse.

No. No se iban a ir sin ver el show completo.

Me aferré a los hombros de Nadir y, tomando impulso, alcé mi rodilla hasta sus partes nobles. En automático su boca se alejo de la mía y él cayó arrodillado al suelo. Todos se regresaron y el escándalo volvió a surgir.

Desde el suelo Nadir me miraba con la misma rabia que yo a él. Me alegro que sintamos lo mismo.

-No tengo nada contra ti, pero si por tu maldita actitud - señalé -. Y cómo te metiste conmigo ahora todos se van a enterar que a ti... ¡Auch!

No me dejó terminar de hablar, tomó mi pierna y me tiró al piso. Duele...

Cómo pude, me levanté y me lance a él: -¡Eres un hijo de fruta!

Caí sobre su cintura y comencé a soltar cachetadas como loca, pero todas las logró detener. De pronto, tomó mis muñecas y me volteo.

-Me gusta estár más...

-¿Arriba? -termine su frase, propiciandole otra patada en los bajos -. También tiene sus ventajas estar abajo.

Suspiré. Le di un empujón en su pecho y cayó a mi lado, retorciéndose cómo una lombriz con sal.

Iba a echar mi pelo para atrás, pero solo toque el aire, entonces recordé que ahora tenía el pelo tan corto como el de un niño.

Todo por culpa de ese chico busca problemas.

Iba a darle otra patada, pero Tina me detuvo.

-Lina, déjalo, ya tiene los huevos más que estrellados - mi amiga le dedico una mirada de lástima a Nadir, no pude evitar hacer lo mismo. Creo que sí me pase de la raya.

-Si yo fuera él, ya estaría llorando - Brayan me tocó el hombro y se acercó a nosotros.

-Pero no llora, solo mira a Lina como si quisiera desaparecerla - Julián intervino.

Busque la mirada de Nadir. En efecto, me quería muerta.

-¿Creen que sea buen momento para pedirle disculpas?

-No, tenemos que ir a clases y ya después vemos los detalles de tu funeral -. Alondra revolvió mi cabello con cariño -. Te ves bien, pero tenemos que darle un buen corte. No pensarás asistir a tu funeral con esas fachas, ¿O si?

Me jalo por los hombros y los cinco caminamos al laboratorio.

-Sugiero dar pizza o huevos revueltos para que recuerden porque murió.

-¡Tina! - le grité. Los demás se rieron y se fueron dispersando. Miré de reojo cómo el maestro de deportes recogía a Nadir del suelo y lo reprendía.

Horas después...

Pasé toda la clase de salud pública y psicología comunitaria reflexionando sobre lo sucedido en el patio de la universidad.

Ver la actitud hostil e intimidante me sacó de mis casillas. Toda la tarde de ayer, después de huir de su casa, me la pasé reflexionando que debía explicar el motivo por el cual entre a su casa para que así no hubiese malentendidos, pero hoy llego con esa maldita actitud, sintiéndose poderoso e inalcanzable. Sus palabras abusivas y sus ojos claros siendo mordaces.

Odiaba a ese tipo de gente que abusa de los demás, sintiéndose importantes a base del dolor de otros, por eso reaccione así, por lo que sucedió hace unos años.

-Eso es todo por hoy, chicos, no olviden el material para la próxima clase y... Lina, necesito que te quedes para preguntarte unas cosas.

La maestra de ciencias me llamó.

Salté en mi asiento cuando oí pronunciar mi nombre en su voz chillona.

-¿Yo, Analina?

-Si, tú.

Arrugue la nariz, esto no era normal. Esa maestra me odiaba desde que le dije que dejara de coquetear con los alumnos con sus bubis falsas, era eso o porque una vez le dije que la clase era en otro salón al otro lado del campus o porque moví su carro sin su autorización. Cuál fuese la razón, era más que obvio que no debería querer charlar conmigo.

-Tengo otra clase - dije mi respuesta, tan cierta como que el agua es azul y no transparente.

-Es urgente, está implicada tu titulación.

Rodé los ojos. No tenía opciones, ¿Verdad? Sé que mi titulación no está involucrada en este asunto, ella no perjudicaba en ello, pero tenía curiosidad por lo que tenía que decirme.

-Chicos, me esperan afuera.

Le susurré a Brayan, él levantó el meñique en señal de aprobación y salió. Ya con el salón vacío, me acerqué al escritorio.

-¿Podría ser breve? La siguiente clase si es importante.

La maestra frunció los labios y sus ojos parecían lanzar llamas.

-Seré rápida señorita Cortés, es más, yo me retiro - tomó su bolsa imitación piel y se acercó a la puerta. Observé desconcertada como se marchaba -. Le dije que un día iba a obtener venganza y yo no hablo en vano.

¿Qué? No puede hablar en serio. Corrí para evitar que me encerrara aquí, pero cerró la puerta en mis narices. ¿Qué tipo de maestra es esta mujer?

-¡Bruja! ¡Déjame salir! - patee la puerta una y otra vez. Eso significaba que mis malditos amigos se fueron a la siguiente clase sin mi. Y claro, le dije a Brayan que les avisará y él también tenía cuentas pendientes conmigo.

Continúe pateando la puerta. Si seguía a este ritmo conseguiría derribar la puerta de metal en unas cinco horas. Solo debo mantener el ritmo.

-Mono cilíndrelo, lo único que vas a conseguir es romper esas bonitas piernas que tienes. Mejor ponlas sobre mis hombros y haré maravillas contigo.

Me estremecí. Reconocía esa voz aún sin voltearme.

Nadir Saavedra...

¿Qué todo esto lo planeó él? Si, la respuesta era sí.

¿Cómo había hecho para que una maestra profesional cayera en su trampa? Bueno, supongo que allí yo tengo la culpa. El odio que sienten por mi era más fuerte que nada.

Debo buscar una manera de escapar. La puerta estaba cerrada y las ventanas tenían rejas para que los estudiantes no se escaparan, hasta ahora me doy cuenta que son muy efectivas.

No tenía escapatoria. Éramos Nadir, un par de decenas de bancas, un pizarrón, un escritorio y yo. Bonito escenario para el día de mi muerte.

Rodeé los ojos. Bien, no tengo como huir vamos a enfrentar la situación como gente madura.

-¡Nosbor qué galán! ¿Sacaste tus piropos de chicosmalos.com? ¿O de estoydesesperadopordejardeservirgen

Web? - giré sobre mis talones y crucé los brazos en mi pecho. Le lance una mirada de enfado, pero parecía que estaba haciendo pucheros.

-Los aprendí de tu papá - mis nervios se alteraron de inmediato. A mí me podría decir lo que quisiera pero de mi gente no -. Y esa cara ¿Estás estreñida o quieres beso?

Me sonroje. No sé que cara estaba haciendo, pero me sentía tonta, el propósito era ser intimidante, no graciosa.

-Obviamente preferiría estar estreñida que darte un beso a ti. No vaya ser que después de eso quieras que te la meta y pá que quieres.

Ahora fue su turno de hacer un rostro gracioso. Dentro de mí hice ovaciones y sonidos de "Uhhh".

-Cállate si no sabes - gruñó. Cierto, ese era su punto débil.

-Ni quiero saber, pero si no me dejas salir, todos se enteraran. Gritaré y gritaré hasta que alguien escuche y se haga el rumor y entonces tú estarás acabado.

-No te atrevas. Tendrías que dar explicaciones de porque estabas en mi casa.

Me señaló con el dedo. Yo sonreí.

La verdad me daba igual que supieran que había estado en su casa, ya no tenía nada que perder, todos sabían que me gustaban los retos, pero nadie sabía que a Nadie, el macho, tenía otros gustos.

Tomé aire, preparándome para gritar pero me calle a medio intentó.

-Dentente, por favor - Nadir suplicó. Cortó la distancia entre nosotros y se arrodilló frente a mí, aferrándose a mis piernas.

Me desinfle, todo el aire que contuve salió de golpe.

-¿Qué haces? Levántate.

Lo jale del brazo para ayudarlo a qué se pusiera de pie, pero era demasiado pesado para mí.

-Nadir...

-Te suplicó que no digas nada o mi imagen se hará añicos - sus ojos brillaban por las lágrimas acumuladas en sus ojos. Va a llorar, no, todo menos eso. Desde tiempo inmemoriales soy incapaz de ver a alguien llorar.

-Está bien, está bien. No diré nada, levántate - lo volví a jalar y está vez él se levantó -. Pero con la condición de que no deberás ofender ni intimidar a otros. Debes ser respetuoso o de lo contrario se lo diré a todos.

Dudó. Podía ver que la idea no le agradaba. Pero de verdad lo que haga o no haga Nadir a mí me importa un comino, siempre y cuando no se meta con otros.

-¿Lo puedes prometer?

Torció la boca y me ofreció la mano, la tomé para sellar nuestra promesa.

-Haré lo posible.

Asentí. Sonreí cuando se sonrojo al sentir mi mano estrechar la suya. Nunca hubiese imaginado que él tuviera esta faceta. Un chico malo siendo un lindo corderito.

Observé en silencio su complexión, no quiero involucrarme mucho con él pero este hombre me intriga. ¿Por qué alguien con una personalidad tan arisca es en realidad alguien tan tranquilo?

-Perdón por tu cabello -inclinó la cabeza y su frente casi llega al suelo otra vez, pero se incorporó casi al instante.

Torcí la boca. Si, no tan lindo.

Inconscientemente lleve mi mano a mi cabeza, estaba demasiado corto. Me lo había dejado crecer desde que tenía cinco años, no voy a decir que no lo extrañaré, pero el cabello puede volver a crecer.

-Perdón por patear tus bolas.

Me recargue en una banca, él se sentó frente a mí.

-Dudo qué pueda tener descendientes - se quejó.

Mejor así, no queremos más chicos guapos rompecorazones y con el culo y las bolas rotas.

-Como sea, me tengo que ir a la siguiente clase. ¿Abres?

Me acerqué a la puerta y él me siguió. Con nervios buscó la llave en su bolsillo, después de unos segundos buscando, sus manos temblorosas la encontraron y me rodeó con sus brazos para abrir. Empujé la puerta para de una vez irme a descansar, pero él agarro la perilla y me acorraló.

-¿Qué hacías en mi casa ese día?

Voltee mi rostro para quedar frente a frente, su rostro no era amenazante como hasta ahora, era más bien tranquilo y adornado por una fina capa de elegancia.

Iba a contestar, pero una voz chillona nos interrumpió.

-¿Ella estuvo en tu casa? - la profesora salió detrás de la puerta. Todo el tiempo ha estado cuidando que no interrumpieran.

Miré la cara de angustia de Nadir y la de dolor de mi maestra. Supongo que la idea de que yo estuviese con Nadir le calaba hasta el alma.

-Profesora, calmese - Nadir trató de tomarla de los hombros pero ella retrocedió.

-Pensé qué eras serio conmigo... Te pase con excelencia el periodo pasado - sus ojos se llenaron de lágrimas y mis nervios se alteraron de inmediato. No, por favor, otra chillona no.

-No es lo que piensa, ella fue a dejarme unas tareas que me hizo para que no le pegará a su perro.

-¡Oye, con mi perro no te metas! - lo interrumpí.

Mi perro doberman no tenía nada que ver en esto, en dado caso, estaba segura que mi perrito quería participar en la discusión, argumentando con unas buenas mordidas.

-¡Cállate! - masculló entre dientes.

Genial, volvimos a la actuación hostil.

-¡La besaste en el patio! - lloriqueo la maestra, fuera de sí. Esto no es posible. Su voz me lastimaba los oídos.

-Solo fue para...

Excusas y pretextos. Más y más, salían de la boca de Nadir como si estuvieran en un guión dramático.

Parte de la mala relación que mantenía con mi maestra era por esto. Siempre se rumoreaba que andaba con sus alumnos a cambio de subirlas la calificación, aunque no puedo decir precisamente que "andan* más bien ella los acosa.

A mí me sugirió divertirnos en su casa, que había comprado un juguete nuevo y me enseñó una foto de un dildo doble. Por supuesto, hice lo que debía de hacer, ir a su casa a divertirnos, no, espera así no es. En realidad la denuncié, aunque solo le aplicaron una pequeña multa y me gane su odio.

Ví su discusión con fastidio. Al ver el rostro de Nadir lleno de desesperación, pude saber que estaba sucediendo. Ser un chico guapo trae sus problemas, ¿No? Y fingir andar con la maestra era bueno para su imagen de chico malo, pero se le salió el cerdito del huacal.

Eche la cabeza hacia atrás, esto no podía estar pasándome. Odiaba estar en medio de discusiones, me repugnaba ser la causa de ellas.

Así que, tomé aire y grité con todas mis fuerzas.

-¡Ya!

Me callé cuando el aire se agotó. Recargue fuerza y los mire a ambos con un obvio fastidio.

-Si, estuve en su casa y follamos como dos perros endemoniados, él me dio por ambos agujeros, me amarró y me sometió cómo nunca antes y sabes qué, me dijo que me ama. Sí, a mi y no a ti. ¿Entiendes? Ahora vete.

La maestra apretó los labios, parecía que iba a saltarme en cualquier momento pero no fue así. Se dio media vuelta y se marchó.

Bufé. Me duele la cabeza. Creo que no iré a clase y me iré directo por una malteada.

-Graci...

-Ahora tú cállate. Chico bipolar.

Lo callé y salí del salón directo por una sabrosa malteada de fresa.

¡Hola!

Me tarde más de lo esperado pero fue un capítulo más largo.

Ja, ja, ja, ¿Qué onda con Nadir?

Qué alguien le de un calmante a Lina.

Y qué alguien me de un chocolatito caliente para este frío.

Iba a actualizar el sábado pero mi gato se enfermo y anduve cuidándolo. Ya saben, cuando una tiene bendiciones hay que ver por ellas, afortunadamente ya está mejor.

¡Nos leemos pronto! Besos y abrazos.

No olviden votar y comentar.

Vamos a convivir un rato.

¿De dónde son? ¿Qué edad tienen?

Yo soy de México y tengo 19 años ♥️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top