Capítulo 27

Bien, aquí estaba de nuevo, frente a una cerca de varios metros de altura. La banca con la que me salte ya no está, supongo se abran dado cuenta de como entre. Los ladrillos también habían desaparecido.

—¿Y bien? ¿Alguno sabe volar y ser invisible para colarse en la casa?

Rodé los ojos y me giré sobre mis tobillos para enfrentar el tono burlón de Nadir, lo cual fue una mala idea, ya que estaba recargado sobre las puertas del carro, con los brazos fuertes cruzados sobre el musculoso pecho. Me mordí el labio, recordando las multifacetas que Nadir ocultaba.

Aunque para ser sincera, la imagen del chico malo me gustaba más sabiendo lo dócil que llegaba a ser.

—Mis pies si que saben volar a los genitales de los estúpidos.

—Inténtalo y te dejare sin cabello esta vez.

Nos amenazamos mutuamente, podría decirse que hasta con un poco de cariño. Ale sentado del lado del piloto, nos chiflo para llamar nuestra atención y evitar un homicidio doble o una orgia en medio de la calle.

—Si no se van a besar pueden brincar subiéndose al techo de mi auto y yo los alrededores por si hay necesidad de escapar —Ale dijo con obviedad y se colocó de manera triunfante unos lentes negros.

Nadir y yo compartimos miradas, sintiéndonos estúpidos porque había más de una solución al problema. Casi aplaudimos la inteligencia de nuestro amigo si no fuera por sus lentes negros decorados con mini penes de plástico a los lados y su playera con flecha dirección a su pantalón que dice en inglés "cómeme".

Aparco el carro pegado a la cerca, Nadir subió y me apoyo a hacerlo junto con él. Nuestras manos permanecieron juntas unos minutos arriba del auto, sabiendo que esto era una locura.

—¿Así es como te saltaste a mi casa? —preguntó.

—No exactamente —negué, recordando la banca y de lo poco divertida que fue para saltarme. Al menos el carro es más cool, aunque algo me preocupaba ahora; —dijiste que había cámaras, ¿Por qué no se dieron cuenta que entre?

—Borre las evidencias, majareta. Considero que estamos a mano después... después de que me ayudaras ese día

Sonríe al recordarlo, estuve a punto de burlarme, pero el me gano.

—Me siento honrado de que la batichica del bóxer en la cara respondiera a mi llamado de auxilio —se colocó atrás de mi y me tomo por las caderas —, a la cuenta de 3.

Me alzo, dejando mis piernas por arriba de la barda, me iba a lanzar cuando una voz nos paralizo.

—¿Esas son unas piernas?

—Afirmativo. Tenemos un 3612 compañeros. Repito 3612 en la parte oeste.

—Enterado compañero, la flotilla 2 viene en camino.

De inmediato me bajo, ambos caímos rodando por el vidrio trasero del auto y nos subimos en segundos en los asientos de los acompañantes.

—¡Dijiste que no había seguridad en esa parte de la casa! —Nadir me reclamo. Ale ya había arrancado y nos solamente observa por el espejo retrovisor como discutimos.

—¡Cuando me cole no había absolutamente nadie! ¡además tu vivías allí!

—No porque ese día todos habían ido a cuidar a mis padres en su viaje —analizo la situación —¡Todo esto es tu culpa! ¡Yo solo iba a mandar flores!

Mi ojo izquierdo comenzó a perrear del enojo. Un calor abrazador se me acumulaba en el estomago e iba subiendo hasta llegar a mi cabeza. Nadir empalideció y coloco las manos en su entrepierna en forma de protección.

—Detengan ese auto. El auto con placas P -E -N- E -2-0 deténgase.

Nos ordenó una camioneta negra tras nosotros.

—Si como no, agárrense chicos —Ale acelero y dio vuelta en una curva de manera precipitada. Caí sobre Nadir y aproveché para subirme en él y tomarlo de los cabellos. Sentada en su regazo la noche anterior ni siquiera rondo por mi mente.

—¡Eres un malagradecido!

—¡Tú una majareta sin remedio! ¡Suéltame! —me tomo por los brazos para detenerme, pero no iba a ser suficiente eso. Pegue mi frente a la suya, confrontando sus hermosos ojos desconcertados.

—Todo lo hago por ti y así es como me pagas... hoy morirás —susurre contra su boca y trate de darle un cabezazo que esquivo con destreza. Joder, ya lo tengo adiestrado.

—¡Chicos! —Ale nos llamó. Volteamos a verle.

—¡¿Qué?!

—Odio interrumpir peleas extramaritales, pero me estoy quedando sin ruta, ¿en donde mierda vamos a escondernos o perderlos?

Vimos la camioneta negra que nos seguía desde el inicio y luego otra y otra. Estamos rodeados. No, no, no quiero pisar de nuevo la cárcel, no es un lugar bonito y tengo amigos que me esperan con ganas de darme un abrazo amistoso y una comida de bienvenida y... no quiero volver, las partes intimas de muchos reclusos conocieron mi patada asesina.

—¡Ellos deben de saber que eres hijo de ese malparido! ¡Si te ven nos dejaran de perseguir!

Solté el cabello de Nadir, aun sentada en su regazo y sujeta de sus hombros, lo mire como si hubiera tenido la mejor idea del mundo. Sin embargo, su rostro serio me hacía sentir estúpida, como si hubiera dicho algo inverosímil.

—Si me ven lo único que harán es avisarle a mi padre que he causado disturbios y no pagare directamente las cuentas yo, les pasara factura a ustedes y es lo que menos deseo.

Me sujeto de la cadera para que no me fuera al otro lado del carro cuando Ale dio otra vuelta repentina. Tan cerca y cálido. Mi pulso se aceleró y mi animo cambio en un segundo, con unas simples palabras, con su mirada sincera y afectuosa lograba desestabilizarme.

—¿A quiénes? —me hice la que no entendía por el simple deseo egoísta de escucharlo de sus labios. Sentí sus manos hundirse más en mi piel, sintiéndolo mas cerca si era posible.

Su mirada se detuvo brevemente en mis labios y contuve la reputación.

—¿Chicos? —el silencio pareció preocupar a Ale, se asomo por el espejo y no dijo nada más. O no le preste atención, mi concentración estaba fija en cada reacción de Nadir. Alerta, en espera de cualquier palabra, como un adorador a su dios.

—A ti y a mi madre. Nunca quisiera ser el causante de un daño en ustedes. Son importantes para mí.

La distancia se acorto entre nosotros. No supe cómo, solo sentí aquella energía magnética que nos juntaba inevitablemente. Nuestros labios se rozaron apenas cuando Ale giro sobre su asiento para vernos con desesperación.

—Chicos, de verdad es hora de preocuparnos. Se esta acabando la gasolina.

Gire a ver a Ale con mi mirada mas enojada posible, ¿no esta mirando el ambiente? Pero incluso antes de intentarlo, una figura a unos metros frente al auto capto mi atención.

—¡Joder, Ale, ¡la vas a atropellar! —señale hacia el norte, Ale reacciono y freno el carro. La señora se quedó parada sin saber como reaccionar. Nosotros también. Íbamos a atropellarla , nos van a atrapar

—¿Mamá...? —Nadir miro por encima de nosotros a la mujer pálida del susto. Me baje de su regazo y abrí la puerta. Sin darle segundos de captar lo que pasaba, lo saque del auto.

—¡Corre, métela al auto!

Con los ojos abiertos por la sorpresa me cuestiono unos segundos, luego actuó, —joder —, corrió por ella y la secuestramos bajo la atenta mirada de sus custodios.

—Gira a la derecha, conozco un atajo —Nadir indico, sin dudar avanzamos a nuestro pusilánime destino.
























¡Holi lindas soñadoras!

Nerviosa pero feliz de escribir este cap espero les guste tanto como a mi. Ya saben, con todo mi corazón de melón escribo para nosotros. 

Pero bueno... ¿hay algo que hagan bien estos 3? ajajjaja

Besos y abrazos. No olviden recomendar la historia, votar y seguirme en wattpad.


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