Capítulo 16

Acostada en el pasto podía sentir la brisa refrescante tocar mi rostro aún húmedo por las recientes lágrimas.

Nadir también se recostó, eso me dijo porque la corbata en mis ojos me hacía ver todo oscuro lo cuál era tan extrañamente tranquilizador. Respiré profundamente y acomodé mi cabeza en sus piernas.

Silencio. Paz. En medio de aquel campo las posibilidades de que apareciera Freddy Krueger y que nadie encontrará nuestros cuerpos jamás eran más altas que en la ciudad, pero morir podría importarme menos. En este momento de paz no estaba sola y así hasta la vida es más llevadera, la muerte ni se diga.

-El primer recuerdo que tengo es cuando tenía 5 años... - Nadir habló tan bajo que a penas y su voz sobresalió del sonido de los grillos. Detecte un leve temblor en su tono. Imaginaba que hablar de su vida le resultaría difícil, pero no creo poder imaginar hasta que nivel.

Alce mi mano para buscar la suya quedando en el aire, dude ante la idea de que pudiese dessgradarle mi contacto, pero me sobresalte cuando sin aviso envolvió sus grandes y ásperos dedos con los míos. Casi pude jurar escuchar un gracias salir de sus labios.

-Pequeña majareta, debes prometer que no le contarás a nadie lo que te voy a contar - estrechó más fuerte mi mano. Todo lo que este chico me pedía me confundía hasta llenar mi mente solamente de él que casi podía jurar que ese es su objetivo. En repuesta le devolví el apretón y jale su mano para llamar su atención.

-No es la primera vez que me llamas majareta, ¿Qué significa?

Escuché como rió suavemente, con pena y diversión al mismo tiempo. Presentí que no era nada bueno.

-Investigalo cómo tarea.

-¡Hey, eso no es justo! - patalee. Él suspiró como respuesta y sin soltar mi mano murmuró algo que no creo poder olvidar nunca;

-La vida no es justa, majareta, es una bola de mierda que se acumula y que apesta - dijo con amargura. Mi pecho se oprimió y mi ágil mente para decir idioteces se apagó, este es el momento en que debo decir más estupideces que nunca para aliviar el ambiente pero simplemente no lo conseguí. Él tiene razón y su tristeza me anudaba la garganta.

Calma y silencio. Más al fondo el cantar de un ave hacia eco. Esperé pacientemente para que hablara, pero su nerviosismo y ansiedad eran latentes a través de sus manos sudorosas y el latir de su pecho que lograba escuchar acostada en sus piernas.

-Papá es el primer ministro del Estado — soltó amargamente, sin tapujos.

-¡¿Qué?! - me senté de golpe y, así como me levanté, Nadir me jalo el brazo para obligarme a acostar.

-No hagas un escándalo. No es la gran cosa - blasmo con disgusto, manifestando repulsión ante el hecho.

Ahora todo tiene sentido. La mansión que tiene como casa, los rumores fueron más fácil de difundir y... No, algo no cuadra.

-¿Por qué no escuché a nadie comentar que el primer ministro tenía un hijo?

De política no sé mucho. Todo eso se me hacía un show de estafadores quienes su cartera se igualaba a su panza de barril, pero era de conocimiento común la vida del primer ministro y su familia estaba compuesta solamente por su bella y amable esposa Keyla Urriaga.
Sin descendientes, el primer ministro manifestó su deseo de donar su riqueza a la beneficencia cuando muriera. Pero Nadir es su hijo, ¿Qué mierda significaba eso?

-Porque no lo tiene. Él solo tiene una basura inútil marica que solo sabe llorar - la amargura en su tono me hizo estremecer. Vaya mierda...

-Bueno, no debes describirme a tu papá cuando te pregunté otra cosa. Él se ha visto en un espejo así que sabe que es una basura inútil marica que solo sabe llorar y a la que golpee como un saco e hice tragar tierra... ¡Mierda, debo huir del país! ¡No! ¡Mejor del planeta!

Esta vez si que me levanté y corrí derecho sin rumbo fijo. Le dije escoria, lo patee en las bolas y le eche tierra al primer ministro. ¿Por qué eres así, Lina?

Corrí, corrí hasta tropezar e irme de buches al suelo. Pare los labios lista para besar el pasto, pero eso no ocurrió. Unos fuertes brazos rodearon mi cintura y me sujetaron, alzandome en el aire, dando un par de vueltas en medio de risas. Nadir me dejó en el suelo cuando mi vida daba vueltas y de todas maneras caí de pompas al pasto. Él seguía riendo.

—¿De qué te ríes? Tú padre podría matarme en cualquier momento — sostuve mi cabeza sintiendo todo girar. Me deje caer al pasto.

—No, no lo hará, tranquila. Sobre mi cadáver te tocará un pelo — dijo con seriedad y dulzura en su voz. Sentí mis mejillas arder al sentir un hormigueo en mi cuerpo. Puedo jurar que me está mirando cálidamente.

Mi estómago se revolvió, aunque no sé si por las náuseas o por sus palabras tan geniales.

—¿Cómo estás tan seguro, eh? — chille.

—Para saber eso debes escuchar la historia completa.

Escuché como se acomodó a mi lado. Imaginé que se iba a acostar a mi costado, pero vaya fue mi sorpresa cuando sus brazos me envolvieron en un cálido abrazo. Me estrujo fuertemente. Mi cuerpo entero se sonrojo. Esperen, este no es el tosco y bruto Nadir que conozco, con el que siempre peleo.

—¿¡Q. Qué te pasa!? — lo empuje levemente, él me dejó alejarme pero quedé acotada en su antebrazo.

—Nací en medio de una familia que aparenta ser perfecta pero en el fondo es el mismísimo infierno. Tan solo comenzamos con el "matrimonio" de mis padres, desde ahí todo empezó mal: mi madre fue vendida por mi abuela a mi padre y casada a sus 17 años con un hombre veinte años mayor.

—Eso es horrible — me tape la boca escandalizada.

—Lo es. Mamá creció en un seno familiar conservador, educada a la antigua; devota y callada. Todos dicen que entre ellos todo iba bien hasta que nací e irrumpí en su vida. El odiaba que llorará y cada vez que lo hacía desquitaba su frustración con mamá. Toda la dentadura que ella tiene es falsa, cortesía de el — gruñó.

Negué inconscientemente. Esto es más horrible de lo que podía imaginar.

—Siempre dudo que fuera su hijo, viejo ridículo, no conoce a su esposa. En fin, él sabía que estaba siendo estúpido, no me reconoció socialmente pero me registro a su nombre. Me desprecio desde que nací y cuando crecí y decidí estudiar psicología y no economía como él fue la gota que derramó el vaso.
La violencia física y verbal era cosa de todos los días para nosotros. Mamá no hubo día que no tuviera que tapar moretones con maquillaje y fingir una sonrisa. Yo decía que eran moretones de peleas y así.

Asentí. Eso explica la fama de badboy que se hizo y es como siempre, la gente rumoreaba sobre otros sin saber sus circunstancias. Sin entender realmente que detrás del telón está el actor preparándose para subir al puto escenario llamado vida.

—La fama de chico problema creció conforme los golpes. Cuando tenía amigos, él se encargaba de amenazarlos para que se alejaran de mi, no entiendo porque, pero decía que mi destino era estar solo, que tonos iban a abandonarme. Así que me aferre a estudiar psicología, era lo único que él no iba a poder quitarme
Papá se negó a apoyarme pero cuando lo descubrí en la oficina con su amante tome evidencia y es lo que tengo para que financie mi carrera y para que no te haga nada. Es lo mínimo que puede hacer esa escoria.

Rodee hasta abrazarlo por el costado. No me alejo, al contrario, me devolvió el gesto. Apoyo su barbilla en mi cabeza y suspiró. Entiendo ahora muchas cosas y hay tantas más que quiero preguntar pero fui interrumpida por Nadir. Me abrazó fuertemente.

—Es tu turno, cuéntame un poco de ti.

Trague duro. Bien. Tengo preguntas pero supongo que serán al final. Es mi turno de que conozca mi pasado. Mi verdad.

¡Gracias por leer! ¿Cómo están? Me alegro que bien. Les dejo este corto capítulo. Iba a escribir más pero me duermo. Les mando besos y abrazos

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