Capítulo 10

Este capítulo contiene contenido +18, tomar precauciones y si lo lees que sea bajo tu responsabilidad.



Entre sin saber que iba a ser de mi vida. Las luces del establecimiento eran tenues, el lugar estaba lo bastantemente iluminado para ver la mercancía, pero no lo suficientemente para que alguien borracha como yo no tropezara.

Me iba a ir de hocico, pero me alcance a agarrar de algo blando y grande que colgaba de la pared, me levanté y miré lo que sujetaba mi mano, un dildo... Santa virgen de las papayas, esto no le entraba ni a la mujer maravilla.

-Me gusta pero me asusta - lo solté y empecé a caminar por todo el establecimiento.

Era un lugar de tamano mediano, olía a plástico y a aromatizantes relajantes, en un estante habían esposas, cuerdas, látigos y mordazas, aquí en lugar de sex Shop parecía un cuarto de tortura. Tomé un pequeño hongo de vidrio, ¿Para que será esto? Es de vidrio así que no creo que pueda hacer una ensalada.

¡Oh, miren! Una colita de gato, también había de zorro, de conejo, incluso un disfraz completo. Aquí voy a venir a comprar mi disfraz de Halloween.

-¡Miau! Ja, ja ,ja, seré la putigatita - me visualice en la fiesta de Halloween que hacen cada año en mi familia. Cool, ya me imagino a mis tías locas gritar histéricamente que adoptarme fue la peor decisión familiar y luego a cualquiera de ellas les daría un falso infarto. Ojalá ese día llegue pronto.

-Putigatita, interesante manera de llamar al disfraz.

Una voz desconocida apareció en el lugar, me asusté por lo que brinque en 180 grados quedando frente a un chico de tez morena. Lo miré, su cabello azabache contrastaba con su sonrisa blanca como la nieve. Los músculos se marcaban bajo su camisa de tirantes y su pantalón prometía una silla de ruedas, mínimo.

-Verte así me da miedo... - dije, él retrocedió desconcertado.

-¿Qué dices? - exclamó sin comprender.

Mi rostro inocente se vertió en una sonrisa maliciosa. Di un paso hacia él y coloque mi mano en su pecho.

-Qué verte con tanta ropa me da miedo, deberías quitártela.

Se hizo un silencio sepulcral.

El chico de la tienda se quedó impactado, la parte sobria de mi mente también estaba fuera de onda. ¿Qué dije? ¿Acabo de coquetear con un desconocido chico lindo? Debe de pensar que estoy loca.

Al final, él dejo su desconcierto y sonrió ante mi insinuación, una que desbordaba confianza, lo que resultaba muy sensual. Paso a mi lado y tomó un paquete al lado mío, me lo enseñó y era un traje completo de red que dejaba las partes interesantes a la mano.

-Si compras este puedo servirte de modelo. También tenemos descuento en dildos y consoladores.

¿Qué? Ladeé la cabeza sin entender, solo miraba como el chico colocaba productos tras producto en mis brazos.

-Es tu primera vez en una sexshop, ¿No? Qué no te de pena, algunos de nuestros clientes se emborrachan para tomar valor, pero aquí no discriminamos. Mi nombre es Alejandro, pero dime Ale, yo te atenderé el día de hoy, ¿Buscabas algo en específico?

Enmudecí. Por primera vez me quedé sin palabras. Mire fijamente al chico de los dildos locos, él me sonrió de manera tranquilizadora, sus ojos reflejaban mi confusión y su comprensión.

-Ya entiendo, perdón, supongo que no sabes que son la mayoría de estás cosas - se rascó la barbilla pensativo, luego chasqueo los dedos y sujeto mi mano con entusiasmo-. Te daré un tour.

Por primera vez en mucho tiempo el cable de mi loqueras se desconecto y lo seguí de manera pacífica.

Qué alguien me pase un cuaderno y un bolígrafo para apuntar.

—¿Por donde empezamos? ¿Conoces los distintos tipos de dildos?

Negué. Ale me dedico una sonrisa tranquilizadora y me sentó en una silla frente a una mesa en forma de plátano, eso es algo muy sugerente. Me gusta este lugar.

—Espera aquí.

Mi nuevo amigo se alejo por unos minutos y regreso con una maleta grande, la subió a la mesa y me lanzó una mirada de misterio; —¿Lista para adentrarte al mundo del conocimiento del autoplacer?

—Dale — asentí y él abrió la maleta dejando ver su mini tienda.

—Dime que te causa interés y te explicaré.

Ladeé la cabeza manteniendo los brazos cruzados frente al pecho. Sinceramente todo se ve extraño y digno de mi curiosidad.

—Esto es extraño. ¿Muerde?

Le pase un pequeño artefacto de plástico suave en forma de boca. Ale sonrió divertido, negó y tomó el juguete para detallarme su uso.

—Es una funda masculina, allí el hombre mete su miembro y el material de silicón suave se aprieta a su alrededor para generar estimulación. También tengo con formas de partes femeninas y sencillas tubulares.

Se quedó pensando un momento y luego continúo.

—Aquí, esto es un arnés, puedes usarlo de muchas maneras, existen con dildo o con vibrador, desmontables e incluso dobles. Los plug anales se usas para estimulación anal. Pero considero que podría ser más de tu interés las bolas de Kegel.

Fruncí el ceño.

—¿Quién es Kegel y por qué querría sus bolas?

Su respuesta fue una carcajada estruendosa.

—No, no, las bolas de Kegel son unas bolitas de peso que se usan para fortalecer los músculos pélvicos. Están muy de moda con las chicas de tu edad.

Asentí. Me enseñó las bolas pero no captaron mi interés, nunca fue mi meta ser fitness.

—Supongo que no te estoy convenciendo, pasemos a lo más vendido dildos y vibradores, tenemos en forma clásica, de colores, de vidrio, látex, e incluso en forma de verduras. A diferencia de lo que mucha gente cree, estos dos son diferentes.

Me dio un miembro de plástico sencillo y otro con control remoto.

—El de tu derecha es un simple dildo, son de diferentes formas y texturas Y el de la izquierda es técnicamente igual, pero con un motor de vibración dede diferentes potencias. Hoy hay promoción en los más básicos. Cómo este pequeño.

Colocó en mis manos una berenjena vibrante ¿A quién le puede gustar meterse una cosa así en su parte íntima? Aunque tal vez no sea tan mala idea probarlo...

-Ale, pásame un dildo de zanahoria, escogeré ese...

Mis pensamientos se vieron interrumpidos, giré mi cuello como escena del exorcista, dando frente a frente con Nadir.

Se paralizó. Yo igual.

La berenjena bailaba en mi mano mientras nos veíamos frente a frente. Su rostro empezó a tornarse rojas y gradualmente volverse más rojo que las luces del lugar.

—Claro, amigo. Estoy seguro que es de excelente calidad, te va a encantar — Ale le pasó una caja con el vibrador que pidió Nadir.

—Yo no volveré a desatorarte el culo.

Advertí. Nadir abrió la boca incontables veces sin saber que decir. Ale fue quien, incredulamente,interrumpió el silencio, y pregunto si nos conocíamos.

—Vívimos juntos, lo conozco mejor que su madre y tengo bien identificado su túnel.

—¡¿Qué?! ¡Es cierto, Nadir! ¡Por fin conseguiste novia con los mismos gustos! ¡Eso es genial, amigo! — Ale abrazó efusivamente a mi compañero y luego a mí —y aparte es bonita. Tiene lindo trasero.

Ladeé el rostro para ver mis pompis. Pues... No están tan mal. Necesito hacer un poco más de sentadillas.

—¡Cállate, Ale! ¡No es mi novia! ¡Es solo una loca!

Nadir tomo mi brazo y me jalo lejos de su amigo. Me metió a un cuarto y cerró por fuera.
No comprendo nada, pero extrañamente me estaba dirvirtiendo mucho. Hoy he aprendido tantas cosas nuevas y no iba a permitir que Nadir lo arruinara con su mal genio.

—¡¿Qué haces aquí?!

—¡No me grites, carajo! Me duele la cabeza con tu voz.

Me tape los oídos y le di la espalda. ¿Acaso no puede relajarse tantito? Arremedandolo exageradamente, me reí y miré frente a mi. Si, una cama y lo mejor, es colgante.

—A mi me duele con tu presencia.

Entorne los ojos y me acosté en la cama. Qué exagerado.

—Mejor ven a acostarte — le hice un espacio y me columpie un poco —oye, ¿Para que tener un espejo encima de la cama? ¿Y eso son unas esposas en la cabecera? Qué cama tan extraña — reí.

—No tienes porqué saberlo.

Bufé, levantandome de la cama. El suelo bajo mi se movió y me tambaleo camino hacia la puerta. Antes de irme, el ojiambar me tomó del brazo.

—¿A dónde vas?

—  A pedirle a Ale que me enseñe. Estoy seguro que él estaría encantado. Auch

Nadir apretó con ímpetu mi brazo. Jalonee sin escapar. Gruñí y le miré enojada.

—Sueltame.

—No se te ocurra embarrar a Ale en alguna de tus tonterías.

—¿Por qué no? Él es buena onda — enfrente el rostro enojado de Nadir.

—Porque no merece alguien como tú, él ni siquiera se fijaría en ti.

¿Eh? Ese tono receloso parece el de un amante en medio de una discordia. Acaso...

—¿Te gusta Ale?

—¡No!

—¿Te gusto yo?

—¡No jodas!

—Te gusta él — concluí.

Negó con más vehemencia el hecho de que yo le gustará así que seguramente le gusta nuestro nuevo amigo y mucho. Esta muy sonrojado.

—¡No digas idioteces!

—Si, si, hombre — golpee suavemente su hombro, en forma de apoyo. Ahora entiendo más cosas sobre sus problemas familiares y de sexualidad. Es hora de echarle una mano —. Tranquilo, espera aquí y te ayudaré a declararte a Ale.

Intenté salir de nuevo, pero unos fuertes brazos me taclearon en la cama provocando que me quedara sin aire y sin darme cuenta en qué momento lo hizo, Nadir me amarró en la cama con las esposas del cabezal.

—Puto... — murmuré sin aire. Eso fue un golpe bajo.

—Cállate. No tienes porque meterte en mi vida personal.

—Si tengo... — tomé aire, recuperándome poco a poco — eres mi amigo y los amigos se ayudan.

—¿En qué momento me convertí en tu amigo?

En mi mente, un enanito se reía a carcajadas. Que simpático y absurdo es Nadir.

—Te pedí que me enseñarás para que es está cosa. Ya entendí. A medias. ¿Solo sirve para someter a alguien? ¿Eso es divertido? Necesito más información — comenté mirando mis manos atadas. No entiendo cual es el fin de esto.

—¿Eres tonta o te haces? ¿No te estás dando cuenta de lo que me estás pidiendo? — las pupilar se sus ojos ámbar se dilataron y su respiración se volvió pesada. A un lado mío el tono de su voz se resbaló por mi cuerpo y se coló por zonas sensibles, algo se activo en mi.

—Creo que sí.

Gruñó, escabullendo su rostro en mi cuello. Su cálida lengua recorrió el camino interno de mi oreja y susurro con aliento caliente.

—No creo que me comprendas, esto es solo algo que los amantes hacen.

Mi piel se me enchino. Todas mis terminaciones nerviosas se activaron en un delicioso escalofrío. Las ideas en mi mente burbujeante como una caldera caliente y algo en mi se activo. Algo que se siente tan bien, quiero más de esto.


¡Hola! ¡Cuánto tiempo!

¿Cómo están? Feli, Feli, Feli.

Por fin logré publicar un capítulo. Siento que no es lo mejor que he hecho pero el tan solo suceso de escribir después de la depresión es un triunfo para mí.

Espero les guste y les haya divertido el CAP. Si tienen dudas preguntarme en instagram y responderé todas las dudas sobre juguetes sexuales. No sé mucho del tema, pero los puedo orientar.

Espero tener el próximo capítulo pronto. Besos y abrazos.

Cuídense. ♥️♥️♥️

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