Capitulo 1
Contuve la respiración y tape mis ojos. Aún dentro del ropero donde estaba escondida era capaz de escuchar el indecoroso sonido de la carne húmeda siendo jalada al compás de unos dulces gemidos.
A fuera, en su habitación, Nadir gemía como tortuga mientras se masturbaba frente a mí. Era un pervertido, ¿No creen? ¿Simplemente cómo se atrevía a hacer eso frente a mí? Oh, cierto... Supongo que lo hacía porque no sabía que yo estaba aquí, escondida en su ropero dentro de su habitación con uno de sus calzones en mi mano rogando a Dios no ser encontrada.
¿No me están entendiendo? ¿Qué quién soy yo? Bueno, creo que debemos empezar por conocernos antes de entrar en los detalles XXX.
Mi nombre es Analina, a mis veinte años, curso la carrera de psicología en la universidad, siendo hija única de una pareja homosexual, crecí siendo un poco mimada, abierta en temario y con una extroversion casi tonta.
Cabe aclarar que no adjudicó mis estúpidas decisiones a mi crianza ni a mis padres, eso ya era un defecto de fábrica. ¿Entienden? Genética, Mendel y miles de condones rotos y follacion irresponsable fueron el resultado de mi locura, no mis padres adoptivos.
Dejando esto en claro. Voy a proceder a contarles sobre mi juego favorito: verdad o reto.
Las reglas son simples: juntas a varios jugadores, forman una rueda y giran una botella en medio, la parte angosta (la boquilla) decide a quién le toca responder a una verdad o un reto, y la parte ancha de esta, decide quién va a preguntar o imponer el reto o la pregunta.
¿Sencillo, no? ¿Ustedes lo han jugado? ¿A qué no está chido?
Es simplemente el mejor juego y yo lo aplico para mi futura profesión ya que ayuda a conocer a otros a un nivel más profundo, personal.
Y es que una simple respuesta, una decisión, trae tras de sí un código.
¿Divaga en contestar? Tiene secretos, es vulnerable.
¿No acepta besar a otra que no sea su novia? Es leal, pero si acepta, es una vil rata traicionera o mejor dicho, una persona a la que le es fácil romper la confianza. ¿Esto te recordó a tu novio? ¿a su traición? Déjenme decirles, que no es bueno recordar cosas traumáticas. Lo más recomendable en psicología es tratar con el problema a raíz, ¿Entienden? Corta de raíz al maldito pene caballeroso que se para solo para que se siente otra mujer y sigue con tu vida.
Bueno, eso en términos de emociones estacionales, por otro lado, no lo hagas, ya que es ilegal y la cárcel no es algo que te merezcas por un hombre.
Volviendo al tema de inicial, todos los días, sin excepción, mi amiga, su amiga, nuestro amigo, el amigo del amigo y yo, jugábamos verdad o reto.
En horas libres y poniendo los retos y haciendo las preguntas más ridículas que se pudieran imaginar. Siempre conseguía hacerles llegar al límite y creo que hoy era el día de su venganza.
—¡Es tu turno Julián! — mi mejor amigo giró la botella con una sonrisa ansiosa, de reojo me miraba y luego la botella, ansiando que no le tocara yo, pero sus cejas castañas se fruncieron cuando se detuvo en mi dirección.
Mi rostro se llenó de maldad y hablé siniestramente; —¿Verdad o reto?
— V.verdad... —contestó con duda.
El Brayan, el amigo de Julián, palideció dándome una buena idea sobre que preguntarle. Alondra y Martina me suplicaron silenciosamente que no me pasara de lanza, pero ya era muy tarde, el mal había surgido.
— ¿Cuál fue el acto sexual más atrevido que hiciste? ¿Con quién? ¿Y por qué con el Brayan?
Mientras preguntaba, ajuste el dedal del detector de mentiras en su dedo.
Cierto, ¿No mencioné que usábamos un detector de mentiras para asegurarnos de decir la verdad? Dicho detector daba pequeñas descargas eléctricas si mentías. Me lo regaló un tío que es policía en mi cumpleaños número 11, me había servido para averiguar que santa no existe.
Cheque que estaba conectado y observé a Julián muy angustiado, siempre que se sentía acorralado, fruncía los labios y sus pupilas se dilataban.
—¿Y bien?
Julián tragó duro, sonrojandose exageradamente. Alondra miró a los lados y alzó los pulgares, el salón estaba vacío y seguro. Entonces habló;
—Sado. Con Brayan.
Silencio. Su sonrojo y la cara de disgusto de Brayan me dieron a saber que había obtenido información suficiente para analizarlos.
Brayan era un hombre de casa, cuidado y consentido por su mamá, al llegar a su hogar era atendido desde llevarlo a la cocina, servirle, hasta calentar el agua para bañarse y acostarse en la cama. Su mamá decidía qué ropa se iba a poner y qué carrera estudiar.
En ningún libro de psicología que he leído específica que la gente sin control en sus vidas buscan el control en otras conductas, bajo las sombras, pero yo lo suponía. Más que estudiar los libros, me gusta descubrir cosas nuevas.
Así que también pude analizar a Julián. Él era más independiente, pero con un carácter fuerte, el cual obtuvo cuando se fastidio del bullying que sufría desde preescolar, por sus ojos heterocromaticos. Podríamos decir que superó ese viejo pasado, pero inconscientemente busca algo relacionado. El creció bajo ese ambiente, lo adoptó como una conducta.
Porque eso es lo que somos, seres conductuales.
Esto tampoco viene en ningún libro, pero lo supuse. Si me equivocaba, le pediría perdón a las ciencias del mundo. Al final, solo era una estudiante curiosa.
Pero gracias a ello, puedo decir con seguridad que Brayan era el activo y Julián el pasivo, a pesar de que todos creyeran lo contrario por su carácter.
—¡Ah! ¡Qué respuesta tan corta!
El silencio fue interrumpido por Martina, quien tomó la botella y me la paso. El tenso ambiente se esfumó.
Una pregunta incómoda, una respuesta incómoda. Pero con mucha información.
¿Para qué quiero saber cosas tan íntimas? Porque son mis amigos y quiero ayudarlos. Aún no sé cómo, pero encontraré la manera.
—Pero... ¡Es el turno de Lina! — Martina gritó emocionada.
—Vas, Lina —Alondra le quitó la botella a Tina y me la dió.
La acepte y la giré sin pensar. La botella no tardó en indicarme a mí y a Brayan. Torcí la boca. De inmediato Julián miró a nuestro otro amigo con la esperanza de que se vengará.
Todos estaban emocionados. Si bien, yo era la que más retos hacía, porque según ellos no tenía ningún secreto oculto.
—¿Y bien? — Brayan tardó en decidir. Miraba de un lado para otro en el salón vacío, cómo si las bancas le fuesen a dar la respuesta, hasta que su vista se iluminó al ver algo; por la puerta entrecerrada pasó Nadir, un compañero de clase, el más amable compañero, nótese el sarcasmo.
—Tienes que entrar a la casa de Nadir y robarle un calcetín — habló con malicia.
—Es ilegal.
—¿Sigues la ley al pie de la letra?
Fruncí los labios. No. No soy una ciudadana modelo, pero tampoco ando buscando como romper la ley así por qué sí. Esa vez que me salté a la casa de la vecina para robarle al perro y tirar sus cosas valiosas, fue por justicia, ella maltrataba al perrito.
—¿Será la primera vez que la grandiosa Lina no aceptará un reto?
Fruncí el ceño. Oh, claro que no, este no iba a ser el fin de la maldad.
—Dale...
—¡Oh, por dios Lina! ¡Estás loca! —Alondra, quién había guardado silencio, se levantó escandalizada. Ella era mi Pepe grillo, aunque nunca la escuchará, me recordaba lo que estaba bien o mal.
—Yo digo que mínimo tiene que traer un boxer —Julian y Martina hablaron casi al mismo tiempo. El Brayan los apoyo.
Asentí de inmediato. Tenía el presentimiento de que si no aceptaba ahora, me iban a hacer traer hasta al perro.
—Entonces dejamos el juego aquí, mañana qué Lina traiga la prenda acordada continuamos.
Todos aceptaron. Camino a casa, me detuve en una casa de cuatro pisos y jardín enorme, era la casa de Nadir. Con esa cerca enorme, ¿Cómo le haré para brincarme?
Ví un banco fuera y tuve la genial idea de juntarlo, junto con unos ladrillos para poder brincar la cerca. Logré hacerlo, brinqué cayendo en mis rodillas, rompiendo mi pantalón de mezclilla de paso. Era mi favorito...
Con dolor, me levanté. Viendo el enorme jardín. Me paralice. Me dí cuenta que estaba invadiendo propiedad privada sin ningún plan.
¿Se dieron cuenta? Mi don era no pensar, hacer las cosas así nada mas, mi maldición.
Analicé toda la casa, no tenían sirvientes, tenían una casa grande porque era herencia de su bisabuela, eso me enteré por él, quién se negó a hacer una fiesta en su casa porque era como un tesoro familiar y ahí tuvo que explicar toda la trama de su árbol genealógico. Sin embargo, yo acabo de romper su tesoro, o una parte de él. ¿Será muy cara una regadera de jardín automática?
Justo cuando pensé eso, todas se activaron de golpe. Quise gritar, pero tuve que guardar mi voz. ¡El gua estaba helada! Corrí hacia un árbol y me oculte.
En ese momento yo ya no sabía qué hacer. Sin ideas y mojada recordé que él tenía entrenamiento de fútbol todos los días después de la universidad y que sus padres habían viajado esta semana a una fiesta en el estado. Así que tenía casa sola.
Me alivié de inmediato y salí de mi escondite con la ropa mojada, camine entre las regaderas, bajo el sol. Me sentía libre, una Pocahontas rebelde.
Cuando llegué a la puerta principal, ví otro problema. ¿Cómo iba a abrir? Pero afortunadamente, al jalar la manija, la puerta se abrió.
Qué descuido...
Pero agradezco ese descuido. Limpiando los zapatos en la entrada, corrí al segundo piso, donde no había nada más que habitaciones vacías. En el primero era la sala y cocina y en el tercero unos centros de entrenamientos viejos, al subir al último piso, fue donde encontré los cuartos, el primero era de sus padres supuse por el póster de Chayanne y de Beatles es su pared.
La siguiente era la de Nadir. Tenía trofeos y fotografías de él junto con todos los equipos donde jugó. Extrañamente, estaba ordenada y olía a limpio. Todo era color rojo y negro, muy elegante.
Este chico es más ordenado que yo. Y eso era otra prueba de que la personalidad mostrada ante los demás no es la original. Siempre hay algo tras bambalinas.
Y es que Nadir era el alumno modelo, sí, pero era un tirano. Maltrataba a todo aquel que se cruza en su camino. Jugaba con el corazón de las chicas para hacerlas dejar la universidad por depresión post relación, y todos los maestros lo respetaban. Era temido hasta por el director y sus padres. Todo esto para resumir; él significaba peligro y era mejor evitarlo. Existía un rumor de que pertenecía a la mafia y él controlaba la presidencia bajo las sombras.
La verdad yo no creía en nada de eso. En efecto, era un tipo solitario, y a pesar de ser muy guapo, las chicas le huían y él parecía bien con ello. Sospecho que algo debe esconder esa personalidad aislativa, muy en el fondo un Nadir diferente estaba ocultó.
Pero en fin. Eso era lo de menos. Aclaré mi mente y busqué los cajones de ropa interior. Pero en ningún lado estaba. ¿No usa ropa interior?
¿Era tan malo que andaba libre? ?o era tan pequeño su amiguito que no necesitaba ropa interior? Pase un buen rato buscando. Hasta que tuve la genial idea de buscar en su clóset. En un cajón aparte, dentro del clóset, estaba su ropa interior.
Tomé un boxer azul y lo extendí solo para comprobar que sea la prenda requerida, ví con gracia la tela azul con estampado de Monster INC.
Tomé otro, uno rojo, con diseño de Spiderman. Y por último uno verde con diseño de Hulk. ¿De verdad Hulk tendrá así las bolas? No entendía cómo era posible que alguien cómo él tuviera todo esta colección.
Pero bueno, ¿quién era yo para juzgar? Lo mejor era que me fuera de allí, pero más al fondo del cajón me llamó la atención una caja negra, con cintas. Eso me resultó extraño.
Dentro de un clóset hay una caja de ropa interior, dentro de esa caja, hasta al fondo, hay una misteriosa caja negra que grita ábreme, ¿Qué significaba?; Secreto.
Pero para tomar la caja tuve que meterme al clóset. Allí adentro, con la lámpara de mi celular, empecé a abrir la caja. Me esperaba unas revistas porno, drogas o restos humanos, pero cuál fue mi sorpresa al ver juguetes sexuales. Sogas, dildos...¿Para hombre? Tomé un anillo anal y un cinturón con un pene de plástico.
—¿Qué rayos? —exclamé. Sin palabras, miraba todo allí dentro.
Y es que, entiendanme, eso no me lo esperaba. ¿Él era otro sumiso o un activo? ¿O simplemente era de los pocos hombres que disfrutaban el sexo anal y que sabía que allí atrás se encuentra su punto G?
Estaba bastante desconcertada. De pronto, escuché pasos, estaban subiendo las escaleras.
Entre en pánico y empecé a guardar todo, tratando de dejar las cosas como estaban, pero solo me dio tiempo de eso.
Cerré la puerta justo cuando él entró y escuché que aventó su mochila al suelo.
—Por fin, casa sola...
¿A quién le decía eso? ¿Trajo a una chica? ¿ A un chico?
La curiosidad me mataba. Para entonces, ya estaba escondida entre sus ropas, en lo más profundo del clóset. Lo único que lograba era escuchar lo de afuera.
Todo se quedó en silencio, cuando de golpe, la puerta del clóset se abrió.
Pensé que era mi final, había sido descubierta e iba a pasar toda mi juventud en la cárcel. Pero no, solamente sacó la caja negra y se fue. Dejó la puerta del clóset entreabierta.
Y fuí capaz de ver que hacía afuera. Primero comenzó a seleccionar sus juguetes, desinfectarlos y lubricarlos.
Eché una miradita, a ver si había alguien más allí. Pero no vi nada.
Acaso...¿Se había dado cuenta de mi presencia y me iba a dejar toda abierta de todos los agujeros?
Los peores escenarios cruzaron por mi mente. O bueno, no eran tan malos siempre y cuando fuesen con mi consentimiento, pero ese era otro punto.
Pasaron varios minutos en los que visualice varias escenarios en mi mente sobre lo que podría hacer Nadir con esos juguetes, cuando de repente, sonidos extraños empezaron a escucharse.
—¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!
Contuve la respiración y tape mis ojos. Aún dentro del clóset, donde estaba escondida, era capaz de escuchar el indecoroso sonido de la carne húmeda siendo jalada al compás de unos dulces gemidos.
A fuera, en su habitación, Nadir gemía como tortuga mientras se masturbaba frente a mí. Los sonidos se hicieron cada vez más fuertes, intensos, parecía que estaban golpeando a alguien allá fuera.
Me senté al fondo del clóset y me tape la boca con mis manos para no gritar de los nervios.
—Qué rico...
La voz de Nadir se resbaló en mis oídos hasta mi columna. Qué voz tan sensual y sus gemidos sonaban dulces...
No, concéntrate Lina. Solo debes de esperar que acabe, salga de la habitación y huir. Solo es esperar.
Eso pensé. Pasó una hora de tortura, de oír como gemía y gritaba como tortuga y de aguantarme las ganas de salir a ayudarle.
Ahora todo estaba en silencio. Un silencio tranquilo y esperanzador. Pronto podría irme...
—¡Auch! ¡Auch!
Escuché quejidos. Unos quejidos muy dolorosos. Me asomé. ¿Lo estaban matando al fin? Pero no, vi a Nadir posado en cuatro con un dildo atorado en el recto.
¿Qué mierda?
¡Hola!
Mucho gusto en saludarlos.
Espero la historia les llame la atención. Es el primer cap de una posible aventura. Subí el primer capítulo para ver si es de su agrado y continuarla.
Porque escribo porque me gusta y para ustedes.
El primer cap será corregido y si tiene éxito, pronto subiré el segundo.
Cualquier cosa aquí estoy.
Cuídense besos y abrazos.
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