— Te apuesto este dulce a qué no me besas — Jiwoong enseño un dulce entre sus dedos y le sonrió risueño.

— Con gusto. — Matthew le quitó el dulce y se acercó hasta darle un rápido beso a sus labios.

Jiwoong río despacio, pues le había hecho pequeñas sonrisas.

— Te apuesto está moneda a qué no te sientas en mis piernas — enseño la moneda y alzo ambas cejas.

Matthew le sonrió y le quitó la moneda guardandola en sus pantalones al mismo tiempo que se sentaba sobre su regazo y sostenía sus hombros para no caer.

Jiwoong le devolvió la sonrisa ampliamente colocando sus manos en su cintura dándole un pequeño apretón y provocándole cosquillas que le robaron pequeñas risas.

— Te apuesto un beso, a qué no aceptas ser mi novio. — Murmuró.

Matthew abrió mucho los ojos al escucharle, sintió sus mejillas teñirse y escucho a su corazón chillar de emoción.

¡Su novio! ¡Kim Jiwoong le estaba pidiendo ser su novio!

— Hecho. — Murmuró para luego darle un beso. Uno largo y lo suficientemente lento para dejarle saber que ese día se había puesto bálsamo con sabor a fresas.

Abrazo su cintura acercándole más a su cuerpo, mientras los dedos de Jiwoong se enredaban en los cabellos de su nuca.

Sus labios habían comenzado a moverse por si solos sacandole a Matthew suspiros agitados.

— Jiwoong... — suspiro sobre sus labios. Jiwoong le sonrió esperando que siguiera.

Sus mejillas encendidas, su ropa arrugada, sus cabellos alborotados, sus labios rojizos y entre abiertos. Era una hermosa imagen.

— Te quiero.

— Yo tambien te quiero, Matt.

— Y todo por una apuesta.— Jiwoong le sonrió ampliamente antes de besarle de nuevo.

Fin.
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