Tenía algo importante que decirte, Rose. Y por eso mismo salí de mi edificio, en dirección al parque, aquél día; estabas allí, como siempre, así que me senté a tu lado y comencé a relatarte varias cosas.

Pero, te disculpaste y te fuistes durante unos minutos al baño. Durante tu ausencia una chica bajita se sentó donde ibas tú.

—Disculpa, pero ahí va mi amiga, solo que acaba de irse al baño—expliqué.

—Oh, lo lamento, como no ví a nadie sentado aquí, pensé que estaba libre. Me disculpo—dijo, se levantó y se fue.

Me pregunto qué habría pasado si le hubiese permitido a aquella chica sentarse allí. Quizás hubiese establecido una amistad con ella o hasta pude haberme enamorado de la rubia. Pero, Rose, también me pregunto si hubieses seguido apareciendo en mi vida.