11. Esperanza


—¿Qué esperas?— Me había preguntado. Había un brillo en sus ojos, que no supe descifrar. Tenía la esperanza de que me ayudara a calmarme, pero ahora no sabía si había hecho lo correcto al viajar.

—Ustedes siempre han sido amigos— —dijo, saliendo de la habitación, y no sé porque mi corazón se quebró. Sonreí sin ganas, sintiendo un nudo formarse en mi garganta. Mis manos estaban hechas puño, y solo pensaba en esas palabras, mientras recorría de un lado a otro, la habitación en la que tantas veces había estado... con él.

—Y bien... ¿ya tienes tu respuesta? —Chimon volvió a entrar en la habitación.

—Espero que podamos seguir siendo amigos.

—¿Solo amigos?

—Si, como siempre, como si nada hubiera pasado.

—Pero... debes tener claro algo.

—¿Qué?

—Pues, que los amigos no se besan en los labios, no se acarician, no duermen juntos, no se miran con un brillo en los ojos. Los amigos no se tratan de esa manera. Y lo más importante, los amigos, no sienten deseo.

—Crees que no lo sé. Pero ¿Qué quieres que haga? Tenías razón al decir que estabas seguro de que se había asustado. Él se asustó tanto, que se encerró en su cuarto y me dejó hablando tras la puerta, pero no abrió. Corrí a mi habitación y lloré, lloré hasta que mis lágrimas dejaron de salir, creo que sobrepasé mi límite. Me fui porque quería darle tiempo para pensar. Y después que me llamara, una luz de esperanza brilló para mí. Le envié muchos mensajes y no respondió. Por un momento pensé que al mencionarle que vendría a verte, él me acompañaría, pero su silencio me lastimó, me sentía roto...

—¿Amas a mi hermano?

—¿Por qué me preguntas eso? Sabes que lo hago.

—Bright, siempre he sabido que te gustaba, pero ahora quiero estar completamente seguro de que lo amas.

Me congelé al escucharlo hacer esa pregunta. Me sonrojé y sentí mis orejas arder. Chimon sonrió ante mi reacción.

—Ven —Dijo extendiéndome su mano—. No tienes que responder si no quieres.

Hizo que me sentara en la cama, y él se sentó junto a mí.

—Yo lo amo, Chimmie, con todo mi corazón lo amo. Te lo juro.

—Lo se Bright, sé que lo amas, se nota. Además, déjame decirte que eres demasiado obvio. —Su mano revolvió mi cabello— El conejo es un tonto.

—Ey... —Chimon sonrió y lo siguiente que supe es que me estaba abrazando tan fuerte, que casi sentí mis pulmones salirse por mi boca.

Chimon siempre me había incitado a confesarle a Win, mis sentimientos, desde aquella vez que escribí la carta y no se la pude entregar, pero él no sabía lo cobarde que era y lo temeroso que me sentía de enfrentar su rechazo. Así que me convencí de que estaba bien amar a Win, en secreto. No le hacía daño a nadie, guardándome mis sentimientos solo para mí.

Sonreí, sintiéndome nervioso de repente, que locura, claro que le hacía daño a alguien. Me lo hacía a mí.

Entramos en el comedor. Nirin y tío Off, ponían la mesa. Habían preparado el almuerzo, juntos, solo esperaba que no lo hubieran arruinado, porque desde que tengo uso de razón, el tío Off había sido un pésimo cocinero.

La puerta trasera se abrió, y tío Gunnie entró, cargando algunas viandas, que seguro la abuela le había dado. Tuvimos un almuerzo agradable, ninguno me hizo preguntas. No se tocó el tema del beso, por el momento, porque estaba seguro de que no me podría marchar de Suay, sin antes escuchar las advertencias y consejos de mis tíos.

La noche llegó, Chimon y yo estábamos en el jardín, acostados en el césped, cubiertos con mantas, mirando las estrellas y conversando de todo y nada a la vez. De pronto unos pies se pararon muy cerca de mi cabeza.

El momento había llegado. Tío Gunnie estaba mirándome y me extendió la mano, para ayudarme a levantar.

—Tenemos que hablar —Dijo en tono serio y me guió al interior de la casa. Lo primero que hizo me sorprendió. No es que mis tíos me hubieran tratado mal alguna vez, eso jamás, ellos me querían como si fuera uno más de sus hijos y yo los quería como si de verdad fueran parte de mi familia. Él, me abrazó. Yo era más alto que él, así que su rostro se presionó en mi pecho y empezó a sollozar—. Sabes cuánto amo a mi hijo y cuanto me preocupa su bienestar. Por favor Bright. Prométeme que lo cuidarás por mí.

—Lo prometo tío. Yo sinceramente lo amo.

Tomó mi rostro entre sus manos, acarició mis mejillas y mirándome a los ojos, me dijo.

—¿Sabes? A veces, las personas no se dan cuenta que el amor de su vida está justo frente a ellos. —Susurró antes de alejarse—. Tenle paciencia, y no lo hagas sufrir.

—Nunca le haría daño. Y sé que aunque será difícil, voy a lograr que Win me abra su corazón.

Él suspira con fuerza y cierra los ojos, quizá para tomar valor o reganarme. No lo sé, pero cuando los abre, veo un par de lágrimas deslizarse por sus mejillas.

—Cariño, Win está asustado y al igual que tú, le teme al rechazo. Teme perderte. Los he visto ser felices, juntos, desde que estaban en pañales. Reconozco que nunca imaginé que podrían llegar a enamorarse, pero me alegra enormemente que mi conejito te haya elegido a ti, para ser el dueño de su corazón. Eres un chico espectacular. Y sé que no debo preocuparme. Quisiera salir corriendo a consolarlo, pero te lo dejaré a ti. Solo tú en este momento, puedes hacerlo. Ve con él y demuéstrale cuanto lo quieres. No lo presiones. Se su amigo, hasta que él decida que no solo quiere ser eso.

—Antes nuestro amor le bastaba —dice de pronto tío Off, desde el umbral de la puerta, donde al parecer ha estado desde que entramos en la casa— No hace mucho tiempo éramos los únicos en su corazón, a pesar de que siempre andaba con alguna chica. Éramos su número uno —dice sonriendo y el tío Gun sonríe también— Él es nuestro mundo, al igual que sus hermanos, y eso tú lo sabes muy bien —asiento con la cabeza, en su dirección— Así que, se cuidadoso cuando lo sostengas en tus brazos. Él tiempo cambia todo y la vida tiene que seguir, nosotros no vamos a interponernos en su camino, así que cuídalo tú, por nosotros dos. La vida cambia y él tiene que madurar, crecer y seguir y que mejor si es tomado de tu mano...

—Te lo estamos confiando —Interrumpe tío Gun, acercándose a su esposo— pero debes tener siempre en cuenta, que fuimos nosotros, quienes primero lo cuidamos y le dimos amor. Desde el momento que supimos que llegaría a nuestra vida, para adueñarse de nuestro corazón. Y por eso, solo queremos que sea feliz.

—Lo sé, lo entiendo y les prometo que si Win me da una oportunidad, me dedicaré a hacerlo feliz. Solo espero tener un poco de suerte, solo un poco, y esta vez, al menos me abra la puerta.

Ellos sonríen.

—Lo hará —dicen al unísono.

Y puede que sea verdad, puede que esta vez ocurra un pequeño milagro.

—Bien, ahora ya ve a dormir, que tu vuelo sale muy temprano en la mañana.

—Sí, gracias tíos.

Me fui a dormir con una sonrisa y esperanza en el corazón, en solo unas horas, sabría que escondía el corazón de Win y estaba muy ansioso, porque la mañana llegara.

Las palabras de mis tíos me dieron fuerza. No sé qué vaya a encontrarme al regresar a casa, pero quiero pensar que todo saldrá bien. Que Win ha pensado bien las cosas y que me dará una oportunidad, para hablar y confesar abiertamente mis sentimientos por él. Según lo que me han dicho mis tíos, creen que Win me quiere, pero necesito saberlo por su propia boca. No puedo hacerme ilusiones, pero si puedo mantener mi esperanza. Total, la esperanza es lo último que se pierde. Y quien quita y sea cierto y Win y yo terminemos siendo más que amigos. Solo espero tener la fortaleza, para pararme frente a él, sin querer lanzarme a sus brazos. Aunque debo confesar, que sería el hombre más feliz del mundo si Win me dijera que me ama, como yo lo amo a él.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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