«Por que tú»

19/09/10

Matt despierta soñoliento después de haber dormido entre unos brazos cálidos, con pesadez se levanta.

—Venga que te llevo a casa —Abel aparece apoyándose en el marco de la puerta. Matt asiente lentamente.

Durante el camino Matt piensa en que pasara si se encuentra con su madre, no sabrá que decirle, pues lo que pasó ayer aún sigue grabado en su mente, le duele sin embargo prefiere sufrir en silencio, no quiere que nadie sienta pena por él, y además tiene que ver Adrián en clase, la mejor idea será ignorarlo o eso cree.

Llegan caminando hasta su casa, abre la puerta y rápidamente se cambia para ir al instituto, mientras tanto Abel echa un vistazo por la casa impresionado por las pocas fotos que tienen en familia. Él sabe que Matt tiene una familia poco unida, pero aun así esperaba más imágenes, aunque hay una en particular que llama su atención en la que sale el joven junto a sus padres.

Matt baja por las escaleras y ve como el mayor observa las fotos, no dice nada solamente pasa por su lado y lo agarra del brazo para sacarlo. Caminan hacia el instituto comentando su jornada estudiantil, quien tiene que dar que cosa y el profesor asignado. Se despiden cuando Matt entra en su clase (es la primera vez que llega tarde sin haber tenido que perderse) la cual ya lleva un par de minutos empezada. María José le mira con desconfianza, aun así no dice nada, ya que es la primera vez que llega tarde y sabe que él es un alumno responsable y puntual.

Matt apenas presta atención a la explicación, ya que de vez en cuando visualiza a Adrián quien le mira profundamente como si pudiera ver a través de él: sus secretos, sus temores, sus debilidades.

La sirena suena e Iris que se encuentra delante suya quien decide girarse para hablar con él.

—Anoche me llamó tu madre preguntando si estabas conmigo. ¿Qué hiciste bribonzuelo? —Iris le mira moviendo las cejas, lo ve algo cortado así que decide continuar—. Tenía un tono algo serio.

—Iris —suspira el joven—, ayer vi a mi madre junto a mi padre, en el sofá de mi casa, esperándome para hablar, como si fuera la cosa más normal del mundo —al final alza el tono de voz.

Algunos en la clase se giran aunque rápidamente vuelven a sus asuntos. José Manuel, profesor de Inglés y tutor entra rápidamente, Iris se gira de vuelta a su sitio. Matt sin ningún disimulo se gira para ver a Adrián, quién está cruzado de brazos y con el rostro agachado a punto de dormirse.

Intenta prestar toda la atención posible, pero por su cabeza siguen rondando las situaciones que se dieron a cabo el día anterior. Decide que cuando suene la sirena y el profesor se marche intentará hablar con Adrián.

La sirena suena y comienza a juguetear con sus manos, indeciso de si ha sido su mejor idea, despega el culo de la silla e intenta levantarse, justo cuando va a acercarse a Adrián este sale por la puerta, se le había olvidado que ahora tenía Tecnología. Iris le mira desde la altura esperando de pie a su lado. Caminan por el pasillo hasta el aula en un silencio sepulcral. Es extraño aunque a veces desearía continuar en el armario, a pesar de que aquello le privara de su libertad y de su manera de expresión. Entran y se sientan mirando hacia la pizarra en primera fila. La profesora da la clase desde su mesa apuntando con el puntero láser, la clase entera bosteza. Algunos apoyan las cabezas encima de sus manos evitando que estás golpeen contra la mesa. Matt mira de vez en cuando a Adrián, de refilón.

La sirena suena una vez más y Matt pega un pequeño salto en su silla, no esperaba que la sirena sonará tan pronto. Adrián sale con prisa sin mirarle siquiera. Matt con velocidad le sigue por los pasillos, se golpea contra los demás alumnos, pero no puede perder de vista a Adrián. Piensa encararle y hablar con él. Lo alcanza tras girar en una esquina, al lado de la puerta de la biblioteca, ahora es Matt quien se ve obligado a agarra la muñeca de Adrián, es increíble cómo las tornas cambian a medida que el tiempo avanza.

—¿Qué quieres? —pregunta el joven sin girarse, no puede ver su rostro.

—No te lo conté por miedo a lo que pensarás de mí —explica Matt soltando su agarre. Adrián no se mueve solo suspira.

—Si lo hubieras dicho desde un principio me hubiera preparado —Adrián se gira sobre un pie mientras el otro da un paso adelante.

–Uno no necesita prepararse para conocer a alguien como yo —réplica Matt mientras en su interior una chispa de ira se prende.

La gente pasa a su alrededor, pero los ignoran, aunque algunos los vislumbren; oír, ver y callar.

—No es lo que piensas —Adrián se acerca, agarrando la mano de Matt la cual forma un puño, aprieta los nudillos intentando que afloje su agarre aunque el efecto es casi nulo, incluso se podría decir que ha tenido el efecto contrario.

—¿Entonces a qué te refieres? —Matt retuerce su mano. La pregunta causa efecto en el futbolista quien abre la boca, pero no pronuncia palabra hasta que lo piensa bien.

—Me hubiera preparado porque aún no sé que es lo que siento hacia... —Una voz más profunda y grave lo interrumpe a su espalda.

Abel asoma la cabeza, pasando un brazo por encima del hombro de Matt, tira de este hacia atrás cortando la conexión entre Adrián y Matt, de una manera marcante. ¿Celos? Quizá...

—Hey que pasa. ¿Tú debes de ser Adrián? —Abel estira su mano. Adrián la mira con desagrado sin embargo la acepta por no hacerle el feo, asintiendo con la cabeza. Abel aprieta su mano con fuerza, lo justo para no dejar marca, Adrián aprieta también su mano antes de soltar—. Nos vamos —dice en forma de afirmación y no de pregunta. Tira de Matt aunque esté no quiere moverse, marchan por el pasillo agarrados mientras la gente les mira. Ambos jóvenes ignoran las miradas prepotentes aunque en el patio los dos van junto a las chicas.

Adrián observa desde la lejanía, achinando los ojos para hacer "zomm", no comprende cómo a Matt le puede interesar ese viejo. Él es mucho mejor. Admite que no sabe exactamente lo que siente hacia Matt, pero algo en su corazón chisporrotea desde el momento en el que vio cómo cogía a ese pájaro y demostraba su cariño. Nunca había sentido eso hacia una "hombre". Desde la lejanía lo ve jugar con las chicas y ese tal Abel que claramente va detrás de él, (se ve a simple vista).

Matt mira a Abel quien le sonríe abiertamente.

—¿Eso que tienes ahí, es baba? —pregunta Cristina señalando la boca del menor, Matt abre los ojos y se toquetea la boca en busca de la baba, aunque no la encuentra, cuando se da cuenta del engaño forma una mueca en su rostro.

—No es gracioso —réplica mientras le lanza la pelota. La joven ríe agarrándola en vuelo, la lanza de nuevo a canasta y está entra.

—Gracias Matt —comenta con ironía mientras ríe.

Matt antes no era de enfadarse, pero ahora sí siente rabia aunque eso le agrada. Se siente vivo, por primera vez experimenta todos los sentimientos.

La sirena suena y todos vuelven a clase, Abel y Matt se dan pequeños empujones durante el camino, ríen. Los dos se separan y Matt va al gimnasio, no le agrada la gimnasia, pero si es con Adrián sí, aunque ahora...

Corren alrededor de las pistas de baloncesto y fútbol, Matt se cansa un poco sin embargo las chicas no se inmutan, como se nota que ellas ya tienen fondo de entrenar en baloncesto.

Adrián adelanta a Matt dos veces, ambas veces le mira directamente a los ojos, a la tercera se pone a su ritmo y corren juntos, las chicas retrasan su paso dejándoles espacio, los jóvenes se miran.

—¿Tú y Abel? —pregunta Adrián alzando las cejas.

Matt le mira hasta que cae a lo que se refiere. ¡No, nunca! ¿¡Bueno no!? Niega reiteradas veces con la cabeza

—Ahhh –pronuncia Adrián en última estancia.

—No, él es solo un amigo —responde Matt.

Adrián le mira sin pronunciar palabra. ¿Alegre? Quizá. ¿Aliviado? Tal vez.

Durante el transcurso de la clase los dos jóvenes se dedican a hablar y a compartir experiencias, algunas cosas tribales y otras no tanto. Mientras Matt hablaba con Adrián una pelota se dirigió hacia él, con gran agilidad Adrián la apartó de una patada.

Los dos entran en los cambiadores. Los chicos del equipo de fútbol esperan a que Matt se marche para cambiarse, el contrario se da cuenta y decide hablar con ellos.

—¿Qué mosca os ha picado? —pregunta cruzándose de brazos delante de ellos.

—Es que, es raro —dice Óscar poniéndose al frente de sus compañeros.

—¿Acaso nunca habéis estado cerca de un homosexual? —réplica alzando los brazos. Ahora mismo piensa que sus compañeros son unos inmaduros e infantiles.

—Si, pero nunca nos hemos cambiado con uno cerca —informa Óscar intentando relajar el ambiente de una manera errónea.

—Ni que fuera un alíen —ladra Adrián saliendo del vestuario.

Matt quien ha estado detrás de la puerta escuchando la conversación lo sigue.

—Hey, no corras —pide. Adrián baja sus zancadas—. Tienen razón, soy raro.

—No eres raro, te equivocas, se equivocan, eres único —explica Adrián sentándose en las gradas.

—Entonces por qué hablaste ayer así de mí ¿como si tuvieras que prepárate? —pregunta mirando al frente mientras se sienta junto a él.

—No lo sé, como ya te he dicho estoy confuso —responde Adrián mirando al joven.

Abel que se encuentra bajando las escaleras ve a los dos jóvenes y se frena para poder observarlos. Ve cómo discuten acaloradamente y cuando Matt intenta marcharse Adrián le agarra por la muñeca y tira de él su dirección, obligando al pelirrojo a besarle, Matt se revuelve y consigue soltarse de Adrián, antes de irse le propicia un guantazo. Ese es su chico, piensa Abel de lo más feliz.

Matt se marcha dirigiéndose hasta la salida del instituto, aunque luego recuerda que aún le quedan tres clases y que además es menor de edad, bufa. Cuando va a dar la vuelta una mano toca al telefonillo por él.

—¿No sales? —pregunta Abel desde su espalda, el menor gira mirándole con ojos abiertos. Siempre en el momento justo, sonríe aunque quiera llorar.

—Si —responde Matt saliendo primero. Abel le sigue cerrando la puerta detrás de sí, ve como Adrián se acerca a la puerta siguiendo a Matt. Sonríe triunfal al ver la mejilla del joven, le guiña un ojo al contrario y ríe burlón. ¡Ganó!

Adrián ha perdido la confianza de Matt por no saber expresarse bien.

—¿Lo has visto? ¿Verdad? —pregunta el menor mirando al mayor, este simplemente asiente—. Es un estúpido, infantil, y poco hombre.

—Hey, tranquilo tampoco hay que meterse con su hombría, eso no les hará ni más ni menos hombre, por mucho que lo digas no va a dejar de serlo —Abel intenta poner las cosas en su sitio para así poder tranquilizar a Matt, no le gusta cuando la gente es irracional.

—Sigue sin ser justo, no puede hacer eso sin más, es muy inmaduro —replica. No le parece justo.

Ambos jóvenes se dedican durante un par de horas a caminar por la calle y a hablar, intentando olvidar sus problemas, aun así Matt debe de volver a su casa y enfrentar a su madre. Adrián ya lo ha dejado exhausto con su "confusión", y aún tiene que lidiar con ello... pero más tarde.

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