«Pasado trágico»
12/09/10
Matt observa que hace ya cinco minutos que Adrián se ha ido y no vuelve. La sirena suena, los amigos de Adrián se marchan, pero las mochilas del joven siguen hay.
—¿Vienes? —pregunta Iris viendo que el joven no se mueve.
—Em, no, tengo que hablar con el tutor —se excusa volviéndose a sentar en su sitio.
—Vale, te veo en el entrenamiento —responde despidiéndose.
En la clase solo queda Matt acompañado de su mochila y las de Adrián. Tras unos minutos agarra todas las mochilas y se dirige a los baños, entra en el primero, pero no encuentra a nadie, baja a los del primer piso y lo encuentra sentado en el suelo. Después de una charla Matt se va por otro lado en busca de Mandy, quiere quedar con ella para que le ayude con los deberes de Matemáticas.
Va a la clase de la joven, pero se encuentra vacía así que se va a casa. Rápidamente prepara la comida, pero se queda parado al ver una foto, él y sus padres cuando solo tenía un año, antes de que su padre se marchara. No recuerda con claridad cómo es su padre psicológicamente, pero si físicamente gracias a las fotos, aunque en fondo sabe que no se hubiera marchado si de verdad los quisiera. Siempre que ve esas fotos se pone triste, aunque tiene que ser fuerte, su madre así lo quiere.
Sube a su habitación y pone a cargar el móvil, este comienza a vibrar sin embargo no le da importancia. Así que baja a comer, enciende la tele y la observa mientras tanto. Una vez ha terminado lo recoge todo, sube a su cuarto y agarra el móvil, la curiosidad le pica así que lo enciende y ve que las chicas han estado enviando Wasaps al grupo.
A las chicas del equipo de baloncesto les pareció buena idea meter a Matt en el grupo "CHICAS AL BALÓN".
Miriam: "¿Sabéis lo de las fotos?"
Sheila: "Si, que fuerte."
Andrea Gómez: "No me lo puedo creer. Con lo que ella decía que quería a Adrián."
Andrea Molina: "Andrea tiene razón, es increíble."
Cristina: "No podemos juzgarla."
Claudia: "Cris tiene razón, debe tener sus razones."
Iris: "No somos quien para juzgar."
Matt no entiende el contexto así que decide esperar y preguntar durante el entrenamiento. ¿Qué pasa con Adrián y su novia?
Sale de casa encaminándose hacia el instituto y observa cómo la gente pasea a sus perros. Él siempre quiso uno, pero nunca ha tenido el tiempo suficiente.
Llega al instituto y se dirige a la cancha de baloncesto, allí encuentra a sus amigas estirando.
—Hola, chicas —saluda sentándose en las gradas y observando a los chicos en la pista de fútbol de al lado.
—Hola, Matt —responde Miriam pasando la red de pelotas a las chicas.
—Hey —comentan las demás comenzando a botar las pelotas.
—¿No te apuntas? —pregunta Iris lanzándole una pelota.
—Si claro —agarra la pelota y la bota. Entre Iris y Matt practican el doble rebote.
—¿Oye qué es eso de Adrián y su novia? —inquiere Matt recordando la curiosidad que había sentido antes.
—¿Aún no lo sabes? —responde con otra pregunta Sheila quien se encuentra sentada en las gradas, ya solo le quedaban tres días con la escayola.
—No, por eso pregunto —Matt sube y baja los hombros, siendo evidente.
—Verás, se han filtrado unas fotos de Susana, la novia de Adrián con otro joven y en algunas posturas raras —comenta Miriam intentando que las demás jóvenes no distorsionen la historia, sabe que si las deja contarla ellas lo harán a su manera cambiando algunas partes de la historia.
—Vaya, me pregunto cómo estará Adrián —dice el joven impresionado, pues no se esperaba eso.
—Seguramente estará triste, llevaban casi un año saliendo —Cristina lanza la pelota a canasta, está entra rozando el aro.
—Pobre chico, ella es muy liberal —habla Claudia imitando la acción de Cristina, con la diferencia de que está entra limpia.
—Si ella es demasiado para él y ya está —corta Miriam intentando terminar la conversación. Iris se da cuenta y decide ayudarla.
—¿Oye Matt por qué no intentas acercarte a los chicos? —pregunta Iris pasándole la pelota por el aire.
—No sé, me cuesta —responde él sin especificar el por qué le cuesta, esas chicas son sus amigas sin embargo se conocen desde hace poco. Le costó contarle a Iris lo que le ocurrió, como para imaginarse contándoselo a seis chicas a la vez, eso lo aterroriza.
—¿Por? —interroga Andrea Molina sin comprenderlo.
—Tengo miedo de que se metan conmigo —responde Matt esperando a que no se den cuenta a lo que se refiere.
—Ni que fueras gay —ríe Andrea Gómez irónicamente.
Matt se queda callado, sabe que lo dice en broma, pero no puede haber dado más en el clavo.
—Es exactamente eso —responde Iris por él.
El silencio se hace presente, las pelotas ya no se escuchan y las chicas no pronuncian palabra.
—¿Es eso cierto Matt? —pregunta Miriam para asegurarse de que lo que dice la joven es cierto.
Matt traga saliva, está inseguro de responder, no sabe como lo asumirán las jóvenes. Ojala se lo tomen como Iris.
—Si —habla sin más tras meditarlo unos segundos.
—¡Ah, que bien ya tengo un amigo gay! —grita Andrea Molina acercándose al joven y abrazándolo.
Matt incapaz de pensar le corresponde segundos después se les une Andrea Gómez.
—Vagas a seguir entrenando —Miriam lanza una pelota a la masa de personas abrazadas.
—Ya vamos —responden al unísono. Sorprendidas se miran con recelo, a ninguna de las dos les gusta que la otra hable a la vez.
—¿Matt te apuntas a un partido? —Miriam cambia completamente de tema.
—Vale —se une al partido.
Comienza el partido, Miriam, Matt e Iris contra Cristina, Claudia, Andrea Gómez y Andrea Molina, mientras que Sheila se encuentra sentada en las gradas observando el partido y haciendo de árbitro. Pasados los minutos de partido este termina, pero Sheila se olvida de cuántos puntos lleva cada equipo así que ninguno gana, quedando empate. Matt se despide de las chicas y se marcha, cuando está en la salida Miriam lo detiene.
—¿Matt, tú estás bien? —pone su mano en el hombro del joven.
—Si. ¿Por? —pregunta él sin comprender a que se refiere.
—Yo... yo tenía un hermano mayor, pero se suicidó —la joven suspira mirando a la nada.
—¿Por qué hizo eso? —insiste mirándola, ella continúa con la mirada perdida.
—Era homosexual, como tú, y el bullying lo llevo a eso. Por eso quiero que me digas si alguien se mete contigo, no quiero que nadie más cometa un error por lo que dicen los demás —explica la joven mientras una lágrima rueda por su mejilla.
—Siento lo que le pasó a tu hermano —susurra Matt pasando un brazo por encima de Miriam.
—Me tengo que ir ya —dice Miriam mirando el coche que acaba de llegar, Matt mira hacia el vehículo y ve a una mujer, claramente es la madre de Miriam.
Matt comienza a caminar hacia su casa. La confesión de Miriam lo ha tomado por sorpresa, no se imaginaba que ella hubiera pasado por algo tan duro, perder a un hermano tiene que ser horrible. Un claxon lo saca de sus pensamientos.
—¿Hola, Matt, quieres que te llevemos a casa? —pregunta Adrián desde la ventanilla de su coche, junto a su padre.
—No hace falta, no quiero ser una molestia —responde el joven siguiendo con su caminó.
—No es molestia, eres mi amigo me apetece hacer cosas por ti —Adrián baja del coche—. Venga que quiero comentarte algo —finaliza abriendo la puerta trasera del coche.
—Bueno vale —se da por vencido entrando en la parte trasera, Adrián se sienta a su lado—. ¿Qué quieres comentarme? —Se colocan el cinturón de seguridad.
—Como veo que te gustan los deportes me preguntaba ¿si te gustaría unirte al equipo de fútbol? —Adrián alza una ceja.
—Yo no sé jugar al fútbol —comenta Matt un poco apenado.
—Bueno si es por eso yo te puedo enseñar. ¿Sí quieres? —sonríe Adrián sin ver problema alguno.
—Si tú quieres por mí vale —Matt se encoge de hombros algo indeciso.
—¿Qué te parece si quedamos después de los entrenamientos? —propone Adrián.
—Tendré que preguntarle a mi madre, aunque no creo que haya problema —responde Matt observando el cabello húmedo del contrario.
—¿Dónde vives Matt? —pregunta el padre de Adrián, Kristian.
—En la calle Pintor Remil —responde él señalando un cruce el cual lleva al comienzo de la calle.
Los dos jóvenes hablan de cómo será la enseñanza y de la ropa que debe llevar Matt, mientras el camino se va acortando.
—Ya hemos llegado —informa Kristian parando en un semáforo en rojo.
—Gracias por traerme —agradece el joven—. Hasta mañana —finaliza despidiéndose con la mano.
El semáforo se pone en verde y el coche se marcha, Matt lo observa alejarse, camina hasta su patio, entra en casa y se deja caer en el sofá agotado. Descansar un rato antes de ponerse a hacer los deberes en la cocina, su madre llega del trabajo y comienza a hacer la cena.
—¿Mamá puedo ir después de ver el entrenamiento de mis amigas a casa de Adrián para practicar fútbol? —pregunta cerrando los libros.
—Claro. ¿Por qué quieres hacer fútbol, acaso te gusta el joven ese? —Claudia alza las cejas.
—No, simplemente él me pregunto si quería unirme al equipo de fútbol, pero yo le respondí que no sabía jugar así que se ha prestado a enseñarme en su casa —explica Matt mientras siente que sus mejillas se vuelven de un ligero rosado.
—Haaa —murmura su madre continuando con la cena.
—Mama las chicas ya saben que soy homosexual —comenta Matt orgulloso de ser capaz de contarlo... en cierta manera.
—¿Cómo se lo han tomado? —inquiere su madre con cautela, quiere saber cómo han reaccionado.
—Pues muy bien pero... —se corta antes de contarle lo de Miriam, ya que no quiere hablar de algo tan íntimo de otra persona.
—¿Pero? —intriga su madre.
—Nada, una tontería... Las dos Andreas me abrazaron —dice a modo de excusa.
—Bueno ya estás poniendo la mesa y lavándote las manos —ordena su madre.
Matt obedece y rápidamente pone la mesa, los vasos, los tenedores y las servilletas. Cenan juntos y hablan de cómo les ha ido el día a cada uno, Matt evita contarle lo de Susana y Miriam. Todo transcurre con normalidad, tras cenar los dos se ponen a ver la tele.
Matt se queda dormido así que su madre se ve obligada ayudarlo a llegar a su habitación, lo acuesta tapándolo y besando su frente.
—Que rápido crecen los niños, un día aprendéis a andar yal otro ya estáis en el instituto —susurra Claudia mientras sale de su habitación.
Matt se despierta a mitad de la noche y baja a por un vaso de agua, vuelve a su habitación y se acuesta observando el techo. Que bien lleva lo de la ruptura, Adrián, piensa el joven recordado como estaba Adrián cuando lo trajo a su casa.
Mientras tanto su madre se encuentra hablando por teléfono con una persona que Matt lleva mucho tiempo sin ver.
—Oye Daniel no puedes volver así como así después de tantos años —Claudia controla su voz evitando gritar.
—Tú sabes mejor que nadie porque tuve que irme —responde el hombre al otro lado de la línea.
—Lo sé, pero ahora Matt está integrándose en su nuevo instituto, ya tiene amigos, no puedes volver y cambiar su vida —explica ella intentando hacer al hombre entrar en razón.
—Solo quiero verlo —dice el hombre intentando dar pena. Claudia sabe que él es el mejor en eso.
—Daniel, no y esa es mi última palabra —replica ella colgando el teléfono.
Se deja caer sobre la cama y suspira angustiada. No le cabe a entender por qué ahora vuelve Daniel, después de tanto tiempo... Salió corriendo cuando supo que estaba embarazada, cuatro meses después de que su embarazo comenzará él volvió arrepentido y ella lo perdono, pero casi tres años después lo volvió a hacer, pensó que volvería, pero no lo hizo. Ahora doce años después quiere contactar con su hijo. No puede creérselo. Es muy hipócrita por parte de Daniel creer que Matt lo aceptara con los brazos abiertos.
Claudia angustiada se duerme dándole vueltas a todo.
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