«Fotos»
12/09/10
—Adrián, acuérdate de coger la ropa de tu amigo —le recuerda su madre sirviendo el desayuno.
—Ya la tengo guardada en la mochila —miente mientras sonríe a su madre.
Ella sabe que no se ha guardado la ropa, pues sigue encima de la cama de Adrián, pero decide seguirle el juego.
—Hijo, como hoy salgo antes que tu madre del trabajo iré a recogerte después del entrenamiento —comenta su padre entrando en la cocina—. Bueno me marcho, voy con un cliente a examinar unos terrenos para edificar al lado del lago de las Marismas —finaliza revolviendo el cabello a Adrián y dándole un beso a su mujer en los labios.
—¡No hagan esas cochinadas delante mía! —exclama Adrián tapándose los ojos.
—Adrián no te quejes, que de aquí a poco tú harás eso con tu novia —dice su madre. Acompaña a Kristian hasta la puerta y allí se despiden otra vez fuera del alcance óptico de su hijo.
El joven sube a su cuarto, recoge la ropa de Matt guardándola en la mochila, agarra ambas mochilas (la de clase y la de entrenar) como siempre y se despide de su madre. Se encamina hacia el instituto. ¡Por primera vez llegará a tiempo a clase!, piensa el joven alegrándose aunque con el ritmo que lleva incluso una tortuga le adelantaría.
Entra al instituto y ve el patio prácticamente vacío, seguramente acabe de sonar la sirena. Sube hasta su clase y se sienta sin prestarle mucha atención a las explicaciones del profesor.
Termina la clase y Adrián se marcha al patio con sus amigos cuando suena la sirena.
—Hola, Susana —saluda a su novia.
—Ven aquí cariño quiero hablar contigo —comenta ella alejándolo del resto. Tira de él hasta que lo lleva a una esquina alejada de la gente.
—¿Qué quieres decirme? —pregunta curioso agarrando las manos de la joven.
—Sabes que yo desde hace tiempo he querido ir a tu casa, pero nunca he podido ir y me preguntaba, si mañana podríamos ir —explica balanceando los brazos junto a los de él.
—No sé, tendría que preguntarle a mis padres —explica Adrián evitando el tema.
Durante todo el verano, Susana había estado intentando ir a su casa, pero Adrián se había marchado de crucero dos meses con sus padres así que no pudo quedar con ella. Adrián ya exhausto decidió preguntarle a Rebeca el porque Susana estaba tan pesada en ir a su casa, ella le respondió que era la única chica del grupo que aún no había tenido relaciones de ninguna índole. Desde aquel momento Adrián ha comenzado a darle largas a la joven, incluso evita también quedarse a solas con ella. La verdad es que no se ve preparado para dar ese paso aunque él siente que con simples besos ya es suficiente.
—Si tus padres te dicen que sí, me avisas —sonríe abrazándolo, él le corresponde al abrazo.
—Vamos con los demás —dice él volviendo con el grupo.
Cuando llegan, Adrián se va con los chicos y ella con las chicas. Hay dos círculos hechos, uno en el que están las jóvenes hablando y otro en el que están los jóvenes jugando al póker.
—¿Qué te ha dicho Susana? —pregunta Óscar destapando las tres primeras cartas, una Q de Tréboles, un 9 de Corazones y un 3 de Picas.
—Nada importante —responde observando sus cartas, una K de Corazones y una J de Diamantes.
—Cuando una mujer quiere hablar contigo a solas malo es —explica Salvador poniendo las cartas boca abajo indicando que deja la partida.
—Venga, ¿qué te dijo? Cuéntanos —hostiga Pablo poniendo dos fichas azules.
—Nada importante —repite Adrián levantando la penúltima carta, un 8 de Picas.
Adrián se relame ansiando que la última carta que queda por levantar sea un 10, pero mantiene la calma poniendo cara de póker.
Todos terminan de apostar y habla Pablo.
—Bueno lo que tú digas —finaliza Pablo levantando la última carta, un 10 de Corazones. Adrián reprime un grito de alegría, ya que hace semanas que no gana. ¡Escalera por fin!, piensa continuando con su cara de póker.
—Doble Q y un dos suelto —canta Carlos enseñando sus cartas.
—Yo escalera, ganó —dice Adrián sin dejar que los demás terminen de enseñar sus cartas, rápidamente recoge las fichas ganadas.
La sirena suena y todos se levantan.
—Ahora por ganar recoges —dice Maiquel marchándose con los demás.
Adrián replica, pero le es en vano, sus amigos ya están lejos. Termina de recogerlo todo y va al gimnasio.
—Gracias por ayudarme a recoger, amigos —Adrián entra a los vestuarios resaltando la palabra "amigos".
Él y sus compañeros dejan las mochilas, Adrián observa que la mochila de Matt no está y es ahí cuando se acuerda de que aún no le ha devuelto su ropa.
—¿Habéis visto a Matt? —pregunta a las chicas sentándose en las gradas. Los martes les toca el patio exterior y los jueves en el gimnasio.
—No —responde Luz, una compañera de clase. Al no recibir una respuesta clara, se marcha a preguntarles a Iris y Andrea Gómez, pero no encuentra a la segunda.
—Iris, ¿dónde está Matt? —pregunta acercándose a ella.
—En la hora del patio Andrea y él han ido a la biblioteca. Tal vez tardan un poco, estaban estudiando Matemáticas —responde la joven extrañada de que Adrián pregunte por Matt.
La clase comienza y tanto Matt como Andrea aún no llegan. El profesor José les manda hacer estiramientos de piernas.
—Bien ahora dos vueltas al trote, rodillas arriba —informa el profesor señalando la pista de fútbol.
Los jóvenes comienzan a correr. Mientras Luz e Iris corren, a la primera se le ocurre preguntar.
—¿Dónde están Matt y Andrea? —pregunta cuando se da cuenta de que faltan.
—No lo sé, antes me he cruzado con Matt y ha salido corriendo cuando le he preguntado por Andrea —responde mirando a su alrededor.
Unos cuantos metros por delante se encuentra Adrián y los demás, hablando. Adrián mira adelante y ve como Matt y Andrea aparecen, siente un alivio en el pecho, pero no entiende por qué.
La clase termina y suben.
Pasan dos clases, pero en la última, el joven recibe un mensaje, minutos antes de que acabe la clase. Disimuladamente saca el móvil y ve que el mensaje es de Antonio, lo abre y unas imágenes comienzan a descargarse. Tiene curiosidad por saber de qué se tratan, pero la curiosidad desaparece al ver que en la primera imagen aparece Susana besando a otro joven. En la segunda también está con ese chico, pero ambos están tumbados uno encima del otro en la playa. La tercera es ella a solas dándole la mano a alguien, pero no se ve su rostro. La cuarta es Susana con el chico en un columpio sobándose y en la última es una foto del torso de Susana desnudo. Abajo de la última foto Antonio ha escrito algo.
"Las fotos están circulando por todo el instituto. ¿Sabías algo de esto?"
Adrián no responde, simplemente apaga el móvil y le pide permiso a la profesora para salir de clase, rápidamente se dirige al baño.
Al llegar, se deja caer contra la pared resbalando lentamente hasta sentarse en el suelo. Él nunca amó a Susana, pero sin embargo le duele en cierta manera que ella lo haya engañado, le tenía algo de cariño. Sabe que esas fotos acabarán en el móvil de todos, a él simplemente lo verán como al tonto que engañaron, pero a Susana la trataran como a la mala de la historia. Él sabe cómo es ella, y nunca se imaginó que fuese capaz de hacerle aquello. Pero le aturde que Susana le acabe de pedir ir a su casa, si ella tenía al otro tipo.
Ahora mismo todo es un polvorín, en el momento en que la mecha está prendida no hay vuelta atrás. Seguramente en pocas horas las fotos estén disponibles al dominio público o en alguna Web que visiten los alumnos del instituto.
Adrián escucha a alguien entrar, se pone de pie.
—Adrián, ¿te pasa algo? —Es la voz de Matt la que pregunta. Adrián lo mira sin entender qué hace ahí.
—No. ¿Por? —pregunta refrescándose la cara con agua.
—Ya, hace cinco minutos que ha sonado la sirena y no has vuelto a por tus cosas —señala Matt dejando los objetos que cuelgan de una de sus manos (las mochilas).
—Simplemente me duele el estómago —dice agarrando sus mochilas—. Gracias, no tenías porque —réplica Adrián saliendo del baño acompañado del otro.
—No hay de qué, además eres el único amigo que tengo aquí —se excusa Matt alzando los hombros y marchándose por el lado contrario pasillo—. Adiós.
Adrián se para y observa al joven marcharse. ¿Acaso no es de su agrado su compañía?, se pregunta mientras ve al joven desaparecer al torcer por una esquina.
Continúa por su camino y acelera el paso al acordarse de que aún tiene que dejar la mochila de entrenar y llegar a casa para comer. Va hasta el gimnasio.
Agarra el móvil contestándole y por fin se decide a contestar a Antonio, "NO", lo vuelve apagar y lo guarda en su bolsillo.
Al llegar a casa su móvil comienza a sonar, entra y ve que el grupo que tiene con los chicos del equipo están comentando lo de Susana.
Carlos: "Que fuerte que Susana engañe a Adrián."
Maiquel: "Siempre fue una listilla."
José: "Seguro que solo salió con Adrián para aprovecharse de él."
Tras leer ese último mensaje comienza a prepararse la comida, él sabe que Susana nunca se aprovecharía de él. ¿O no? Esa duda aparece en su cabeza y comienza a carcomerlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top