Le di la primera vuelta a aquel reloj de arena que se encontraba frente a mí. Ese baúl que nunca creí llenar, rebosaba de diversos recuerdos... aquellos días en los que apenas empezaba a conocerte.

El paisaje hoy estaba nublado, a mi cielo parecía faltarle esa hermosa mariposa que decorara mi día, y junto con ello, pintara esa característica antigua sonrisa que antes mi rostro siempre poseía si se trataba de ti.

Mi mundo parecía caerse poco a poco y cada día, la almohada era mi mejor compañía para desahogar mis penas... hasta que un extraño tocó la puerta de mi vida, pidiéndome disculpas por lo raro que fue nuestro primer encuentro. Claro que yo te molesté primero, pero simplemente quería ser educada y te saludé, pues Rosé me había hablado de ti y lo increíble que eres, tú, su mejor amigo, Min Yoongi.

Ella no se equivocaba.

Todo lo que yo sabía de ti era tu nombre y lo muy reconocido que empezabas a ser por tu música, en algún momento, viéndote de lejos, llegué a pensar que eras otro artista sin mucho que ofrecer más que una bonita imagen.

Pero me sorprendí cuando busqué tus canciones y por primera vez te escuché; encontré en ti un refugio para mis malos momentos, y fue tu presencia la que calmó mi tormento.

Viéndonos más seguido, una chispa se encendió entre los dos, y poco a poco, mis sentimientos por ti fueron creciendo.

Lo supe, pues cuando sonreías, ante mis ojos eras muy distinto al resto.

Lo supe, un particular calor recorrió mi corazón y todo comenzó a ser hermoso; la primavera llevaba tu nombre.