♠Acto IV:"Instinto"

Apenas lo acomodó en la no muy grande cama de la habitación, cerró la puerta detrás suyo con seguro. Bastante perdido entre sus pensamientos, sin embargo sin perder su atención en el Omega que no hace más que expulsar sus feromonas que sólo tienen como propósito incitarlo a caer ante él.

Miró a Fat Nuggets por unos segundos, el cerdito no sería en problema o al menos eso esperaba. Y también rogaba porque la mascota de Ángel mirase para otro lado. Se sentirá algo incómodo con un cerdito mirandolos en pleno acto sexual.

—Husk, hace mucho calor aquí dentro, ¿No?

La mirada de Ángel estaba sobre él, con insinuación desprendió cada botón de su camisa de mangas largas, dejando al iré su pecho. Aquella pelusa blanca y suave salió rebotando como si fuese pechos reales de una mujer. Hasta cierto punto le perturba pero da curiosidad. La sonrisa del Omega mostraba dos de sus colmillos, mientras qué el miraba rápidamente toda la habitación como distracción. Haciendo más tardío el momento.

No podía echarse ya para atrás. Aún así sabiendo que esté momento llegaría, ¿Por qué se siente tan nervioso? ¿O tan acorralado? Sólo sería un polvo, o lo que durará el celo del chico. No debería preocuparse demasiado. No le tiene miedo a que Charlie los descubra, duda mucho que tan siquiera piense en correrlos conociendo como es. ¿Entonces? ¿Qué es lo que lo trae tan inquieto?

—Tú eres el que se siente caliente. — no se sorprendió demasiado cuando su voz salió ronca, más de lo habitual. Ni cuando sus cinco sentidos sólo podían y querían estar atentos a una sola cosa. O mejor dicho, a un Omega.

—¿Me ayudarías a quitarme el resto de la ropa?

Husk vaciló por unos segundos, si bien había aceptado ayudarlo en su celo, eso no quitaba el echo de estar preparado al cien por ciento y sobre todo dispuesto. Habían pasado muchos años, incluso décadas desde la última vez que mantuvo una relación sexual. E incluso cuando las tenía siempre habían sido mujeres Betas. Nunca tuvo la fortuna de acostarse con una Omega, mucho menos un hombre. Por lo que también en cierto aspecto se podía sentir completamente nuevo en aquel ámbito.

Había vivido tantas cosas, había perdido el amor y dejado de creer en él. Incluso después de la muerte. 

Cómo si Ángel hubiese leído sus pensamientos o quizás estar callado por un par de minutos fue lo que le llamó su atención, fue que le dijo:

—Tranquilo, sólo sigue tu instinto.— le acarició sus mejillas, estirando sus brazos para acercarlo a él teniendo que inclinarse. Husk por un segundo pareció irritarse ante el contacto, pero Ángel le acarició debajo de su barbilla tan suave que fue calmando se. Con su linda sonrisa y si aroma, fue más fácil.—Confía en él, Alpha.

Apenas el Omega le dijo de esa forma, resaltando ciertas palabras en dicha oración le causó un enorme estremeciento. ¿Dejarse guiar por su instinto? Sin duda alguna, su Alpha interior podría manejar la situación mucho mejor que él por naturaleza propia. Podía perderse completamente en el ambiente, en el aroma y textura de la piel del arácnido como si de la mejor botella de alcohol se tratara. Embriagarse por completo, no suena para nada mal ahora.

Ver al Omega tan sumiso y servicial, sin mencionar aquella linda sonrisa que carga le hizo soltar un suspiro, sin más tiempo que perder dándole vueltas al asunto fue despojando de las ropas al chico, comenzando primero por arriba donde su pecho ya está al descubierto.

—Solo recuerda, no me muerdas.— ligeramente se escuchó amenazante. — El que está en celo soy yo, así que tú puedes controlarte, ¿Verdad?

—Claro que sí Ángel, sólo mantente relajado.

Lo que le llamó tanto la atención, es su pelusa, tan blanca y suave que parecía algodón o nubes del mismo cielo. Le encantó apreciar la piel del Omega, aquéllas líneas rosadas que forman un corazón en esa parte de su pecho, y ni hablar de los demás lunares exparcidos en el resto del cuerpo. Bajó sus manos hasta su cintura, donde comenzaba la falda corta color negra.

El aroma de Ángel se volvía más fuerte, y Husk casi sintió la vista nublada por una fracción de segundo. No creía tan necesario quitarle la falda, quizás solo alzarla un poco. Y lo hizo. Apreciando las panties de encaje que usa. Sus piernas largas y perfectas, quizás rellenitas debajo de sus muslos. Pero podía ver lo hermoso que es Ángel desnudo. Sin duda cualquiera se volvería loco por el chico. Sin duda alguna, cualquiera le gustaría marcarlo.

Husk le empezó a quitar las botas de tacón que Ángel siempre carga, alarmando lo para su sorpresa.

—¡N-No es necesario que me la quites!, Corazón, yo necesito atención aquí. — dijo juguetón y más relajado, señalando su parte íntima. Pero si que se había notado lo alarmado que sonó cuando estuvo por quitarlas.

—Pero yo quiero quitarlas. Voy hacerlo.

—Pero-

Sin hacerle caso a sus quejas, se las quitó dejando expuestos sus pies.

—N-No las mires mucho.— objetó con vergüenza. Intentando ocultarlas como podía, siendo le difícil por como Husk tomaba su pantorrilla para que dejará de moverse tanto.

—¿Por qué?¿No te gustan?

—Son feas y peludas. No me gusta esa parte de mi cuerpo arácnido. — contestó encogiéndose de hombros. No quería hablar de eso, sólo quería placer.

—Yo las veo adorables.— soltó una corta carcajada, sonriendo ante el echo. Le parecía gracioso que Ángel considerará sus pies como algo feo, cuando todo en él es perfecto y bello.

—Deja de bromear.

—No lo hago. — sentenció, y antes de que Ángel le dijera alguna otra cosa más, metió su cabeza debajo de esa corta falda que ya no es molestia alguna, y con sus dientes le fue quitando sus panties color rosa pálido y encaje negro.  Bajando las hasta cerca de sus rodillas. Miró y cómo había sospechado, sonrió.—Wow, alguien se ve muy mojado.

—¿No te gustaría probar?— se removió un poco, frotándose contra la quijada de Husk que aún sigue en esa posición. Su rostro en medio de sus piernas.

—¿Quieres que te coma?

Husk sin duda quería hacer más que eso. La entrada de Ángel goteaba un poco, desde su ángulo el escenario es más que erótico y perfecto. Los muslos blancos del chico rellenitos, la redondez de sus nalgas y lo gordo de su trasero sin duda es algo que quisiera comerse. No de forma caníbal por supuesto, él no agarró esos hábitos del demonio Radio.

—Por favor, Alpha.— casi suplicó. Extendiendo sus cuatro brazos hacia él.

Husk se acercó hasta la entrada del Omega, mirando de reojo su miembro semi-erecto, olió un poco antes de proseguir a deslizar su lengua por toda esa zona tan erógena del Omega, escuchando sus pequeños gemidos y jadeos.

Su lengua se adentro a su intimidad, el músculo del ano se contraía alrededor por el nuevo intruso expulsando gran cantidad de lubricante. No cabía duda que Ángel ya había entrado por completo en su periodo de celo en ese momento.  ¿Cuántos días durará? ¿Cinco? ¿Tal ves seis? La idea de tenerlo sólo para él sin duda le es bastante... Sólo se sentía como algo que no quisiera compartir con nadie.

Su lengua áspera se movía en su interior, primero haciendo círculos y luego sacándola con habilidad, después empezó a succionar con sus labios dejando chupetones alrededor o en su misma entrada, sin importarle mancharse por el dulce lubricante que el Omega está produciendo. Podía disfrutarlo por siempre.

—Oh, Husk~ Los haces maravilloso, Alpha... M-Me voy a correr si succionas tan fuerte...— gimió entre cortado, respirando un poco con dificultad. Dos de sus manos acariciaban su cabeza, casi empujándolo a qué siguiera succionando y lamiendo su zona íntima. Observó también las grandes y bellas alas del demonio gato, cómo lo cubrían casi intentando hacer una barrera. Dónde solo ellos dos están adentro.

Ángel se contraía cuando sentía la lengua del Alpha más dentro suyo, los movimientos eran rápidos y certeros, sin embargo quería más. No le bastaba tanto con su lengua áspera y larga en su interior, ni cómo una de las manos del Alpha acariciaba su pecho o cómo el mismo se masturbaba.

—Por favor, tu polla la necesito. — pidió jadeante, llevando una de sus manos libres hasta su entrada perfectamente lubricada para abrirla. Dejando ver parte de su interior.

—Estas de suerte que ande de buen humor, Ángel.

—Si tú lo dices Corazón~

—¿Cómo haces para oler tan bien?— preguntó enterrando su rostro en su pelusa, pero Ángel no pudo responder al sentir el empujón. La polla que tanto deseo, gorda y si bien no es tan larga, tampoco se queda atrás. Sintió a Husk tan dentro, lo abría tanto que lo rompería.— Para ser tan suave y húmedo, pero a la ves tan apretado.

—Oh Husk~ por favor, se rudo conmigo. Déjame lleno de ti.

—Eso haré.

Las embestidas no se hicieron del rogar, el Alpha es quién domina y el Omega sólo se disfruta del placer sin importarle la cantidad de veces que esté se corra en su interior. Sentir el palpitar de su duro pene, sus redondos testículos chocando con sus propios muslos y la fricción entre sus cuerpos era lo que hacía aún más caliente el ambiente. Lo que los perdía a ambos y les hacía llegar al orgasmo en la noche. Deleitándose en cada dura y profunda estocada. Gemidos, jadeos y gruñidos se podían escuchar en toda la habitación. La cabecera de la cama se golpeaba contra la pared haciendo mucho ruido. Ojalá la habitación de a lado no haya huésped o en su defecto tenga sueño muy pesado.

—Besame, por favor.— pidió el Omega, necesitado. Incluso más suplicante que las veces anteriores.

Husk no tardó en envolver sus labios con los del ajeno, sus garras tomaron cada muslo de Ángel y los amasó, incluso nalgeó sólo para dejar una huella roja en estos. El sonido que hacían sus bocas, la saliva y sus lenguas batallando por jugar con la otra se desbordaba de sus labios. Ángel gemía en medio del beso, que al terminar siendo uno largo y húmedo sólo quedó delgados hilo de salivas como prueba de ello.

Suspiros intercambiaron, Ángel ofrecía su cuello y le pedía al Alpha marcarlo, prometiéndole de manera juguetona pero lujuriosa ser un buen Omega para él y jamás dejarlo. Husk sólo lo ignoró, sabiendo perfectamente que Ángel sólo está bajó los efectos del celo diciendo incoherencias o cosas que realmente estando en sus cinco sentidos jamás diría.

—Te corriste demasiado. — comentó Ángel para avergonzarlo. — No te desesperes, me gusta sentir tu semilla. Es bastante satisfactorio. Sigue corriendo te para mí, Alpha.

—Sin duda tienes una boca muy sucia. — no podía separarse hasta que el nudo bajará. ¿Cuánto tiempo ha pasado ya?

—Y es toda tuya, corazón. — sonrió más acariciando su espalda. Llegar al orgasmo con Husk fue tan placentero. Sentir su cálido y pegajoso semen en su interior sólo le calentaba.

Sólo rogaba porque no se le olvidará tomar sus anticonceptivos en las próximas horas.

X

El celo de Ángel duro tan sólo tres días. Pudo haber durado un poco más, pero al final —por parte de Husk— decidió hacerle tomar los supresores. Y claro, sus anticonceptivos.

Durante esté tiempo, el Alpha salía cuando el Omega dormía o se le bajaba su libido por unas cortas horas. Iba a la cocina para conseguir comida, ya sea para el Omega o el cerdito de esté. Debido a que sería peligroso si Ángel saliera de su cuarto, fue la opción más viable.

El pequeño inconveniente vino cuando Charlie al segundo día del celo de Ángel, preocupada de que esté no saliera de su habitación y haber cachado a Husk salir de está a buscar comida, fue que lo arrinconó con sus preguntas y mirada insistente, intentando no mostrarse desconfiada con él. Sin mencionar las quejas de un huésped por unos extraños ruidos contra la pared.

—¿Por qué Ángel no sale? ¿No se aburre estando encerrado ahí todo el tiempo?

—Él está bien, si es lo que te preocupa. Lamento descuidar mi trabajo. — contestó cortante. Lo había atrapado saliendo de la habitación de Ángel en plena luz del día.

—No es el mayor problema. ¿Desde cuándo tú y Ángel se volvieron muy unidos?

—No es nada fuerte o serio, princesa. — respondió encogido de hombros. Cruzado se brazos mostrándose indiferente. Pero sabía que la rubia no terminaría con su interogatorio ahí.

Se sorprendió cuando Charlie se acercó demasiado y le empezó a oler el cuello y pecho, aspirando fuerte su aroma. En principio lo dejó confundido hasta que al fin se alejó.

—¿Entonces por qué hueles tanto a él? Huele como sí...

Maldición, Husk a veces podía olvidar que Charlie es una Alpha también. ¿Por qué no estaba con su pareja? Lo único que quería era ir por comida. Sólo una noche más antes de darle supresores a Ángel, que a lo mejor no funcionarían bien o tardarían un poco en surtir efecto.

No sabía cómo podría reaccionar ni decir exactamente la hija de Lucifer.



Palabras: 2,188
Fecha de publicación: sábado 18 de abril del 2020.
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse
Fandom: Hazbin Hotel
Historia: "Por tu entretenimiento"
Nota del escritor:

Me tarde un poco en actualizar, quería hacerlo el viernes (ayer) pero mi pinche internet estaba muy mal que me tarde en editar y por lo tanto actualizar.

No se cómo seguir exactamente con esta historia. Cuando la comencé sólo tenía hasta el capítulo planeado, y con el tiempo se me ocurrió hasta el 5. Pero no sé si pueda dar para más. No tengo una trama más en sí todavía para este fanfic, sólo me gustó mucho la pareja y quise escribir de ella.

Aquí ya es media noche, casi la una de la madrugada y pronto tendré que ir a dormir. No se cuándo actualizaré pero no sé desesperen si tardo dos o hasta cuatro semanas sin actualizar xd. Sólo continuaré este fanfic hasta que la inspiración me llegué para escribir algo digno. Me sorprende qué aún no lo haya abandonado. En fin, ¡Nos vemos!

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