23. Enciende El Corazón.

De nuevo sentado en aquel sofá de color verde.

—¿No pudieron llegar a ser novios?, ¿eso es lo que te molesta?

—No, lo que me molesta es que nos arrebataran el tiempo, que no tiene las agallas para lanzarme y decirle lo que sentía cuando tuve la oportunidad.

El doctor asiente y luego me mira directo.

—¿Qué crees que es lo que te impide la felicidad, Jace?

—Demasiadas cosas para ser sincero.

—Estoy seguro que todas esas cosas están ligadas a una sola, vamos, sé que lo sabes —sonríe ligeramente dándome confianza para poder darle la sorpresa.

—Charlie.

—¿Charlie es lo que te impide ser feliz?

—Sí.

—¿Por qué crees eso?

—Porque siempre estoy pensando en ella, siempre estoy pensando en cómo sería todo si todo hubiera sido diferente, porque siempre estoy comparando todo con ella, toda mi vida ahora gira en ella, mis trastornos y todo. Y sé y estoy muy seguro que ella no hubiera querido nunca que mi vida fuera así por ella, pero esto es lo que mi cuerpo y mente desarrolló.

—Exactamente, y me alegra que lo aceptes, Jace, tienes dependencia emocional hacia Charlie, esto hace que todo lo que haces se recargue en el sentimiento por ella.

—Lo sé, y no quiero tener dependencia de nadie

.

Nos mantenemos en silencio, él anotando en su libreta y yo mirándolo con las manos entre mis rodillas como si las quisiera esconder.

—Me hablaste de otra chica, ¿cómo es que se llama?

—Charlotte.

—Charlotte—susurra—¿cómo es ella?

—¿Físicamente o...?

—Físicamente.

—Es bonita, muy bonita, tiene un cabello lindo y ojos muy brillantes, su piel es blanca con un ligero bronceado, es muy bonita.

—¿Y sentimentalmente?

—Ella es muy amable.

—¿Contigo cómo es?, ¿cómo te hace sentir?

—Amable, carismática, es divertida cuando estamos juntos, siempre me saca una sonrisa, y... —sonrío—...me hace sentir seguro y querido cuando con mis amigos en ocasiones me siento apartado y... malo.

—¿Solo eso?

—No, ella me hace sentir vivo, sano, y feliz, cuando estoy con ella me dan muchas ganas de hacer todo, antes era simplemente feliz con ella, ahora es diferente, está sucediendo algo entre nosotros, es difícil de explicar, pero el caso es... que me hace sentir seguro, de nuevo me hace sentir seguro.

—¿Y con tus amigos cómo te sientes?

—A veces bien, pero a veces siento que soy una carga y que les arruino su vida.

—¿Por qué?

—Porque me tienen que cuidar como un niño pequeño, cuidan que duerma, cuando me despierto ellos también lo hacen, se desvelan, cuidan que coma al menos una vez al día, me cuidan en mis ataques de ansiedad y de pánico, de la depresión. Soy una carga para ellos.

Anota nuevamente en su libreta y luego me mira.

—Cuando sientes que eres una carga y vas a ver a Charlotte, ¿que sientes?

—Que ya no soy una carga, y siento que debo comer y dormir, porque me hace sentir seguro.

Deja su libreta y bolígrafo en la mesa de centro y coloca sus codos en sus rodillas, junta sus manos y las pone en su barbilla.

—Ambos sabemos lo que significa.

Si, lo sé a la perfección.

—Tienes dependencia emocional a una persona que no está, y eso hace todavía más difícil dejar de depender de ella, pero tu mente, está brincando esa dependencia que tiene hacia Charlie, y está mudándose lenta y silenciosamente a Charlotte.

—¿Por eso me siento culpable cuando hago algo muy de pareja con Charlotte?

—¿Sientes culpa por actos románticos?

Asiento.

—Okay — me mira por unos segundos para después volver a hablar.

—Es por eso Jace, tu mente y cuerpo está dependiendo de dos personas a la vez, obviamente que cuando haces algo con Charlotte, aunque sea algo insignificante y repleto de inocencia, tu mente se aferra a Charlie, porque le es fiel, porque esa dependencia tiene un lazo mucho más fuerte.

—No quiero depender emocionalmente de Charlie, y tampoco quiero mudar mi dependencia a Charlotte. No quiero estar ligado de esa manera a nadie.

—No te preocupes, yo te ayudaré a que todo deje de pasar, aunque será más difícil porque son dos dependencias donde la relación es y fue muy diferente. Lo primero que se tiene que hacer es reconocer la dependencia hacia esa persona. Es muy difícil para muchas personas, pero tú ya lo aceptaste y quieres recuperarte, así que podemos pasar al siguiente paso. Aprende a decir que no, a negar cosas.

—¿No?

—No— afirma— de una forma respetuosa hacia esa persona pero también a ti, aprende a ponerte y poner límites.

—Okay...— susurro.

—Creo que eso es todo por hoy, Jace.—se pone de pie y me estrecha la mano con firmeza.

—Gracias—Me limito a decir.

—Jace, si tus amigos lo desean, pueden venir y hablar de cómo se sienten, eso ayudaría mucho.

Asiento y salgo del consultorio, camino por la sala de espera y salgo al estacionamiento para después subir a mi auto y descansar mi cabeza en el volante.

Dependencia a las dos. Genial. ¿Qué voy a hacer ahora?, quiero a Charlotte, quiero a Charlie, pero todo esto me está haciendo mucho daño, y si sigo así, si nada cambia ni siquiera con la ayuda del psicólogo, terminaré lastimando a Charlotte, y no quiero hacer eso.

El camino a casa ha sido difícil, me he tenido que detener un par de veces porque mi cabeza no se concentraba en el camino, estaba en las nubes, perdido, muy perdido. Al llegar subo hasta nuestro piso y me adentro al departamento y voy directo a mi habitación. Solo he mirado el techo durante dos largas horas, solo eso. No puedo dejar de pensar en como mi mente ha encontrado a alguien mas y trata de mudarse a ella a falta de la otra persona, es estúpido, muy tonto, pero también cierto. Asimilando las situaciones el doctor tiene razón, mi dependencia a Charlotte, aunque es menos insana, es fatal, ella me atrae y quisiera sentir la sensación de dar y recibir, de saber que tengo que recibir, y ella si lo hace y estoy consciente de ello, pero en algún momento, cuando mi dependencia se mude completamente a ella, sé que lo único que buscaré y creeré es que solo tengo que dar, dar mucho, y con la pérdida que he tenido, esos pensamiento serían muerte para mi.

La llamada entrante en mi celular me hace retirar la mirada del techo, tomo el aparato y miro la pantalla, es ella, la Princesita.

Atiendo el llamado y pongo el celular en mi oreja.

—Hola, ¿dónde estás?

—Hola, en mi casa—me limito a decir.

Un silencio se interpone y luego ella lo vuelve a romper.

—¿Fuiste al psicólogo?

—Sí...

—¿Cómo te fue? ¿Estás bien?, es que tu tono de voz...

—Sí, estoy bien, y no quiero hablar de mi cita en el psicólogo contigo.

—Pero...

—Y sabes, no quiero hablar en general, nos vemos.

Cuelgo la llamada y dejo caer el celular a un lado de mi pero al no sentir que hice algo bien tomo de nuevo el celular y regreso la llamada. Tres tonos y me cuelga. Claro, le he dicho que no quiero hablar con ella de nada, obviamente me va a colgar la llamada. Dios, soy un idiota, ahora me arrepiento de lo que he dicho, y es muy tarde. Nunca me he enojado con Charlotte, pero ahora creo que está enfadada, por mi culpa y solo yo soy el culpable.

Me pongo de pie y salgo de la habitación en busca de uno de mis amigos, voy a la habitación de Daphne y abro la puerta pero la cierro de inmediato al ver la escena más traumática de mi pobre vida. Daphne, Leo y afortunadamente una sábana encima, pero todo ha sido incómodo. Ni siquiera se han percatado de mi presencia.

Voy a la habitación de Ken encontrándolo en su escritorio escribiendo y leyendo un libro de algo escolar.

—¿Qué pasa?

—Estoy traumado.

—¿Por qué?— deja su pluma de lado y gira la silla para verme fijamente.

—Abrí la puerta de Daphne sin tocar.

Sonríe con burla y se carcajea para luego suspirar.

—Me ha pasado.

—Bueno, pero no venía a eso.

—¿Entonces?

—Creo que Charlotte se enojó conmigo.

—¿Por qué crees eso?

—Es qué me llamó, y me preguntó cómo me había ido en el psicólogo, y le dije que no quería hablar de nada en general con ella, y colgué, luego me arrepentí y volví a llamar, pero me colgó.

—Está enojada, o tal vez no, pero tu le dijiste que no querías hablar y te hará caso, por eso te ha colgado, bueno, no caso, sino que hará que te duela.

—¿Qué hago?, no quiero estar enojado con ella, es muy importante para mí.

—Deja que pase un rato, luego la llamas.

—¿Y si cuelga de nuevo?

—Le pides perdón por mensaje o vas a su casa y se lo pides directamente.

—Fui un idiota.

—Sí, un poco.

—Mucho, Charlotte siempre está ahí, me pregunta cómo estoy, y ahora hizo lo mismo, y de verdad no quería hablar del psicólogo con ella, pero me sentía tan frustrado que terminé hablándole mal.

—¿Qué pasó en el psicólogo?

—Mi dependencia a Charlie está luchando contra la dependencia que estoy desarrollando a Charlotte.

—¿Cómo?

—Mi mente está mudando la dependencia, solo estoy cambiando de persona. No puedo decirle eso a Charlotte, se sentiría fatal.

Ken se queda en silencio asimilando lo que le acabo de decir.

—¿Te gusta Charlotte?

¿Me gusta?

No creo estar en ese punto, pero sin duda siento algo cuando estoy con ella, cuando la abrazo, la beso, la veo. Puedo decir que la quiero, sí, la quiero y aprecio mucho.

—Me atrae.

—En qué aspecto, ¿sexual?, ¿sentimental?

—Ambos.

—Entonces te gusta.

—Es que aún no creo llegar a ese punto, pero sabes, siento celos cuando habla de su ex novio, siento la necesidad de querer decir algo para cambiar de tema.

—¿Celos?, creí que Jace Grey nunca sentía celos.

—Sí, celos— afirmo entre dientes

—Te gusta.

—Es qué aún no.

—Te gusta.

—Estoy en proceso. No debí hablarle así, ahora me siento mal conmigo mismo.

—Ya no hay nada que hacer, por el momento no.

—Ay, quisiera darle un abrazo.

Sonríe y cruza sus brazos sobre su pecho.

—Así pasa Jace, hay veces que yo peleo con Sucy y después quiero hablar con ella y abrazarla, pero así pasa, así se forjan las relaciones, con peleas y discusiones, no son perfectas, las relaciones perfectas a mi parecer son falsas. No puede haber personas con gustos y disgustos iguales como para no tener una pelea. Aunque bien, hay peleas que lo único que hacen es destruir la relación, esta no es una de ellas, tranquilo.

—Quiero verla.

—¿Quieres olvidar que viste a Leo y Daphne teniendo sexo?

—Definitivamente, es algo muy traumático.

—Eso nos pasa por no tocar, estamos hablando de la habitación de Daphne, pero vamos, esos dos parecen conejos las veinticuatro horas del día.

—Es verdad, si no se besan, están como perros en celo.

Ken suelta una carcajada.

—Cambiando de tema, ya casi es tu cumpleaños.

—Lo sé, no estoy listo para los veintidós.

—Lo estás, eres muy fuerte como para entrar en una etapa nueva. Yo ya estoy saboreando el pastel que siempre prepara tu madre.

—Yo igual, lo extraño.

—Charlotte te llevo a Miami, ¿tú la llevarás a Austin?

—Sí, ella me mostró donde nació y las cosas que hacía en su lugar de origen, quiero hacer lo mismo, quiero mostrarle mi pasado, tal vez así me conocería más.

—¿Qué cosas nuevas conociste de ella cuando fuiste a Miami?

—Que tiene unos padres geniales, es surfista, tiene toda la pinta de chica playera, tiene su propio Leo...

—¿Eh?

—Tiene un amigo que tiene todas las vibes de Leo, se llama Luca.

—Qué extraño.

—Lo mismo pensé.

—¿Qué más describiste?

—Es una chica muy fuerte, y... que puede hacer que mi corazón se acelere con tan solo cortar unos cuantos centímetros entre nosotros.

—Te gusta, Jace, y no tiene nada de malo aceptarlo, el pasado no se borrará, lo que sentiste por Charlie siempre estará plasmado en aquella pintura que tienes en tu habitación o en la foto del baile, pero siempre es bueno comenzar de nuevo, sacar nuevas fotos para llenar un nuevo álbum, hacer que el corazón se encienda de nuevo.

Abrir una nueva habitación y encender un nuevo foco.

—Pero tengo miedo.

—¿De qué?

—De lastimarnos.

—¿Por qué debería pasar eso?

—No sé... —suspiro— porque a veces su recuerdo me inunda el cuerpo y quiero irme con ella, lastimo a muchas personas cuando eso sucede y luego me arrepiento. Lastimar y pedir perdón muchas veces desgasta y rompe.

—Es parte de saber si podemos seguir o aún nos hace falta sanar correctamente.

—Quiero a Charlotte.

—Lo sé.

—Y quiero que mi corazón se encienda de nuevo.

Quiero ser Jace Grey de nuevo, ser un chico lindo y carismático, dispuesto a amar y ser amado, dispuesto a dar y recibir, quiero tener un propósito además de deprimirme, quiero volver a querer a alguien, quiero ser alguien que ayuda, no alguien que lastima.

Y estoy dispuesto a lograrlo, porque soy capaz de poder cambiar de página, tal vez me vaya a ser difícil, pero puedo.

Esta aún no es la última página de mi libro.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top