16. Cosquilleo
De nuevo en Ohio.
Acabamos de llegar y ya estoy en mi cama mirando el techo, mi cabeza se siente mal porque lo que hice ayer con Charlotte no lo siento correcto ahora, y no sé porqué, mi corazón siente que no tiene nada de malo haber dormido a distancia, pero mi cabeza trata de derribar ese sentimiento, además me siento triste por regresar, porque todo pasó tan rápido como hace cuatro años, en un abrir y cerrar de ojos el tres de marzo pasó.
He vuelto a la realidad.
La puerta se abre de golpe dejando ver a Daphne con su mochila ya en el hombro.
—Jace, es hora de irnos, vamos.
—No quiero ir.
—Jace Grey, levántate.—toma mi brazo y tira de él.
—No quiero, me duele el pecho, no quiero, no quiero y no quiero.
—Estás a la mitad de la carrera de medicina, no puedes faltar cada vez que quieras, es tu sueño, Jace.
—Mis sueños no se cumplen, qué más da un sueño roto más.
Suspira y sale de la habitación, escucho murmullos y luego pasos nuevamente acercándose.
—Jace... —escucho a Leo hablar pero lo interrumpo de inmediato.
—No más sermones, no voy a ir y punto— me cubro con las cobijas hasta la cabeza. Lo escucho suspirar con pesadez.
—Vámonos, no quiere ir.
—Pero...
—Andando, ya dio su última palabra y hay que respetarla— sin mas que decir los dos se van y cierran mi puerta, que es cuando puedo bajar las cobijas.
Otra vez solo.
No me gusta sentirme así, me hace tener dolor de cabeza y sentirme triste, me hace querer tener otra vida o solo tomar las partes buenas de la que ya tengo, me hace sentir la respiración acelerada y ganas de vomitar, me hace sentirme enfermo, con ganas de mirar el techo durante mucho tiempo. No me gusta, la sensación que genera no me gusta, solo quiero ser una persona normal con una vida normal.
¿Por qué no podré superar las cosas tan fácil como lo hacen todos?, ¿por qué me tengo que atormentar?, ¿por qué me hago sufrir?
Así continúa mi tarde, solo cuestionándome sobre todo lo que hago o pienso, haciéndome sufrir y torturando mi cuerpo al no haber comido ni haber tomado una sola gota de agua. Suspiro al pasar otro minuto más viendo el techo blanco, y estoy dispuesto a continuar acumulando tiempo pero el timbre suena teniendo que dejar todo de lado. Seguro que uno de mis amigos ha olvidado su llave. Me pongo de pie y con pereza y camino hasta la puerta principal con un gran odio hacia aquella persona que ha interrumpido mi descanso.
—¿Por qué no se llevan sus malditas llaves? — pregunto mientras trato de abrir la puerta. La abro y me quedo estático frente a esa persona.
—Porque no me has dado ninguna—dice Charlotte cuando abro la puerta.
—¿Qué haces aquí? —pregunto con una microscópica sonrisa.
—Salí temprano de las clases y quise saber por qué mi compañero de árbol no ha asistido a clases. Daphne me ha dado la dirección—explica mientras alza un papel con la dirección escrita con la letra de mi mejor amiga.
—Pasa...
Charlotte entra a casa y mira todo a su alrededor.
—Esperaba ver a un caballo o un toro en la sala después de tu regreso de Texas.
—Ja-ja, yo esperaba que en tu habitación hubiera tablas de surf y cosas playeras.
—No están en mi casa de Ohio, pero en la de Miami si. No me sorprende verte en pijama.
—Día de descanso común. ¿Qué llevas aquí? —señalo la bolsa blanca en su mano, la mira y luego la alza a nuestros rostros.
—Traje comida, sushi. Daphne me dijo que probablemente no has comido, ¿me equivoco?
—Sí...—y justo mi estómago hambriento suena delatando mi mentira.
—Eres un mentiroso, ven vamos a comer, vagabundo.
—No me llames vagabundo.
—Vagabundo Texano.
Niego serio.
—Texanito me hace sentir mejor, más querido.
—¿De verdad?, ¿te hace sentir más querido?
—Pues sí, es un apodo bonito.
Sonríe mirándome directamente a los ojos, haciéndome sentir un cosquilleo extraño en la espalda.
—Vamos a comer—susurro caminando hasta la cocina para huir de aquella extraña sensación que recorre hasta el último centímetro de mi cuerpo. Nos sentamos en las sillas, una al frente de la otra, sacamos los rollos de sushi y comenzamos a tomarlos directamente de la caja blanca daña ambientes. Al dar el primer bocado siento un alivio en mi cuerpo, sí que tenía hambre.
—Tienes que comer, al menos una galleta, porque eres un próximo doctor y tienes que dar el ejemplo, Texanito.
—Es qué no me da hambre.
—Es qué no quieres comer, tu estómago rugiendo dice otra cosa.
—Cuando tu estas es cuando me llega el hambre. —me atrevo a decir.
—¿Por qué me quieres comer? —hace una ligera pausa y al ver mi sonrisa burlona vuelve a hablar— eso no sonó bien, bórralo de esta conversación, de tu mente, de tu vida.
—De acuerdo—sonrío—Gracias por preocuparte por mí.
—Lo haré siempre y cuando tú lo hagas por mí.
—¿Preocuparme por ti?, tú ya tienes tu vida estable, pero trataré de mantenerla así.
Sonríe y toma uno de los rollos para llévalo hasta su boca.
—Cuéntame cómo te fue en Austin.
—Fue normal.
—Y normal es...
—Malo. Me gustaría volver a casa y sentirme feliz, pero no, ahora es un lugar triste para mí.
—¿Te sentiste muy mal?
—Demasiado. Siento que ya todos han pasado de página excepto yo, ya la han soltado pero yo no puedo hacerlo.
Estira la mano a través de la mesa y la pone sobre la mía, ahora estamos unidos
—Yo te ayudaré, pero tienes que cooperar.
—¿Cómo es que me ayudarías?
—No lo sé, investigaré y te ayudaré, eres mi amigo y un amigo jamás se deja solo en medio del duelo.
Sonrío y quito mi mano de debajo de la suya para ahora cubrirla y darle mi calor. Sus palabras me recuerdan a lo que una vez le dije a ella.
—Gracias, Charlotte, creo que tú nueva amistad es lo mejor que hay en mi vida, no es mucho el tiempo que llevamos juntos, de hecho es muy poco, pero...
—Te entiendo, también tu amistad llegó en el mejor momento.
Después de compartirnos una sonrisa, continuamos comiendo del sushi que ha traído, la plática se centra después en la medicina y las clases, haciendo que el dolor que me abundaba por la mañana, me abandone poco a poco. Al terminar hemos decidido ver una película, por lo que ahora estamos sentados en mi sofá, descalzos, y presionando en una película de terror. La película comienza a avanzar poco a poco, y con eso se va haciendo más tenebrosa, por lo que cada vez estamos más acurrucados contra el sofá. En un momento todo se queda en silencio y luego un ruido estruendoso sale de la nada haciéndonos sobresaltar, instintivamente tomarnos la mano, es cálida y suave como hace rato, pero en este momento solo me puedo concentrar en el temblor que su cuerpo genera y me trasmite.
—¿Tienes mucho miedo? —pregunto por lo bajo.
—Sí...— susurra.
—¿Quito la película?
—No... —vuelve a susurrar.
—Okay, yo también tengo miedo, no te mentiré.
—¿Enserio?
—Sí...— susurro.
—¿Te suelto la mano?
Su mano no es mi gran seguridad, pero su calidez es cómoda, además los amigos se pueden tomar de la mano, yo siempre le tomo la mano a Daphne, incluso a Ken y Leo cuando es necesario.
—No... —vuelvo a susurrar.
—De acuerdo...
Nuestra tarde de películas improvisadas continúa, y en ningún momento nuestras manos se soltaron, como también su mano no dejó de temblar, provocando que todo ese temblor se pasara a mí. Cuando los créditos han comenzado a aparecer ambos solo nos quedamos mirando la pantalla.
—Estoy traumada...
—¿Por qué alguien haría una película así?, es perturbador —pregunto mirando aún la pantalla.
—Porque es malvada y le gusta traumar gente que no ha hecho nada malo.
—Tal vez en su niñez fue... —antes de poder terminar mi frase la puerta principal se abre dejando ver a mis tres amigos.
—Hola—saluda Leo con una sonrisa.
—Hola—digo y rápidamente suelto la mano de Charlotte.
—¿Qué hacen?—pregunta Daphne.
—Vemos películas—contesto poniéndome de pie y aclarando mi garganta.
—Oh, eso suena... bien—murmura Ken. Miro a Daphne la cual me mira con una sonrisa similar a la mía, para después dirigirse a la cocina donde está Leo.
—Muy bien. Jace, ¿Te molesta si Sucy viene?
—No ¿por qué debería?
—Supuse que querían la casa para ustedes dos. Leo y Daphne es probable que se encierren en una de las habitaciones.
—No, incluso pueden ver películas con nosotros, o hacer algo todos juntos.
—Eso me parece genial, nos unimos—murmura Daphne.
—Sí, pogemos veg pegículas ge tegor—habla Leo con la boca llena ganándose una mirada matadora de mi mejor amiga.
—¡Leo!
—Pegdon.
—¿Te parece? — pregunto a la princesita.
—Sí tú quieres.
—Yo quiero si tú quieres—susurro mientras mis amigos nos miran atentos.
—Está bien, a fin de cuentas no quedé tan traumatizada—responde con una sonrisa.
—Tomen sus asientos— los invito sonriendo.
—Llamaré a Sucy.
—Yo iré por comida.
—Y yo a ver que no la coma toda antes de ponerla en la mesa de centro.
Todos se dispersan menos nosotros.
—Y yo me quedaré aquí contigo... —susurro mirando la tv.
—Y yo contigo...
Sonrío ligeramente.
Pasa un rato más hasta que ya estamos todos con los nervios de punta a punta. Esta película no es tan tenebrosa como la anterior, pero de que me da miedo me da miedo. Al escuchar un grito terrorífico todos saltamos. Miro a mi alrededor, Daphne y Leo se cubren los ojos mutuamente en uno de los sofás de un costado, Ken y Sucy están abrazados y atentos en el otro sofá de al lado, y Charlotte y yo solo estamos sentados juntos. Al escuchar otro grito todos volvemos a saltar en nuestros asientos, con la diferencia de que ahora Charlotte cierra los ojos con fuerza y se cubre detrás de mi brazo.
—Tengo miedo, estoy traumatizada al cuadrado.
—Tranquila, es una película.
—Desde aquí escucho tu corazón acelerado, no intentes ser machito conmigo—susurra. Sonrío y hago que se levante, paso por encima de ambos una frazada y por debajo le tomo la mano, de forma común, eso parece darle un poco de seguridad, pero cada vez que algo sucede en la película la presión contra mi mano aumenta haciéndola doler, pero al menos ya no se ve asustada. No tanto.
Al terminar la película todos respiramos con alivio, Leo y Daphne suspiran, Ken y Sucy aún siguen abrazados, y nosotros seguimos tomados de la mano por debajo de la cobija.
—La próxima veamos caricaturas, los Minions o algo— comenta Sucy.
—Pienso igual que tú —le sigue Daphne.
—No te preocupes, estoy yo para cuidarte—sonríe Leo.
—Claro, quien duró la mitad de la película con los ojos cerrados.
—Pero te cuido.
—Deberíamos irnos a dormir—dice Ken levantándose y atrayendo a Sucy con él.
—Nosotros felices—dicen Daphne y Leo yendo casi a la velocidad de la luz a la habitación de la antes mencionada.
—Buenas noches—murmuro viendo a Ken y Sucy yendo a la habitación.
—Buenas noches—dicen ambos antes de perderse en el pasillo.
Y nos quedamos solos...
—Entonces ya me voy a mi casa—susurra Charlotte levantándose, soltando mi mano. Desde el sofá la miro caminar por la casa tomando sus cosas, recargo una de mi mano en el respaldo del sofá y la observo entretenido.
—Adiós, Jace.
—Te acompaño a la puerta.
—La puerta está frente a mi.
—Déjame ser educado contigo.
Me pongo de pie y abro la puerta dándole la salida, ahora estamos como en un principio, uno frente al otro.
—Pues... —antes de que pueda acabar la frase me acerco y le doy un abrazo, noto como su cuerpo se tensa al principio, pero se relaja cuando sus manos rodean mi cuerpo.
—Gracias por haber venido, estaba teniendo una tarde horrible de verdad muy horrible donde me estaba uniendo a mi mismo, pero llegaste e hiciste que me olvidara de todo.—aprieto más el abrazo.
—No es nada. Puedes llamarme cuando te sientas así y vendré, no importa que hora sea, o si, porque los autobuses no son 24 horas.
Nos separamos y le sonrío.
—Adiós, Princesita.
—Adiós, Texanito.
Cuando la veo entrar al ascensor yo entro a casa, al cerrar la puerta y darme la vuelta me encuentro con Daphne con un vaso de agua a punto de entrar a su habitación, solo que está estática mirándome.
¿Me habrá visto abrazar a Charlotte?
—Nosotros solo...
—No me expliques nada, me alegra que Charlotte esté contigo como amistad o como inter...
—¡Daphne!—se escucha el grito de Leo, mira la puerta de la habitación y luego regresa toda su atención a mi.
—Duerme bien.
La veo alejarse y yo me voy hasta mi habitación, me dejo caer en la cama colocando una mano detrás de mi cabeza como apoyo y miro al techo, sin poder evitarlo siento un cosquilleo en la mano que estuvo en contacto con la de ella, un cosquilleo que me hace sonreír inconscientemente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top