Capítulo 7

Me eche a correr hasta mi casa, sin mencionar a mis padres de los ocurrido, de lo que no estarían orgullosos en lo absoluto.
Cerré la puerta de un golpe apenas pudiendo contener el aliento que había perdido durante la persecución, retrocedí sin dejar de perder la vista a la puerta, un cuerpo desconocido impidió que siguiera.
Un grito se desprendió de mi ser mientras me di la vuelta asustada.

-Marinette ¿Se encuentra bien?-preocupado tomándome por los hombros mientras me ponía frente a el.

-Nathaniel.

Era un chico que amaba tanto el arte como yo, tiene el cabello de un tono rojizo y le llegaba a la altura de los hombros pero ahora lo tenía más ordenado que de costumbre, un sonrojado se apoderaba por completo de sus mejillas. A pesar de eso, me abrazo con ternura.
Mis padres aparecieron tras de el mirándome con detalle, di un vistazo rápido en dirección a la ventana para darme cuenta de cuan pálida me encontraba.
Jamás habían dejado entrar a alguien a estas horas, no comprendo el por que de esta ocasión, preferí conservar el silencio hasta que uno se dignara a explicarme.

-Nosotros lo hemos invitado, hija-señaló mi madre, serena.

-¿Se puede saber a que se debe?-pregunte sin sonar maleducada.

Mis padres cruzaron miradas incomodas mientras que el pobre Nathaniel apenas podía modular una palabra, seguía sin entender la situación.

-...Será tu futuro esposo, querida-asintió mi padre con seguridad en su actitud.

-¿M-m-mi que!-la noticia cayo sobre mi al igual que como la forma en la que lo haría un huracán.

-P-pero si no quieres respeto su decisión-dijo avergonzado en dirección a la puerta.

Mi madre camino hacía su lado impidiendole la salida.

-Disculpe la intromisión jóven pero usted se quedara como ordeno su padre-intervino mi padre, jamás lo había visto tan molesto.

Nathaniel asintió sin emitir algún comentario mientras que yo, a duras penas, me retiré antes de que pasara a mayores.

Adrien's POV.

Aunque ya hacía tiempo del que ocurrió seguía con esa imagen en la mente.
Sus brazos rodeándola de la manera en la que yo alguna vez lo hice, al quedarse inmóvil al contacto de ese y esa sorpresa de no verla apartándolo de la manera que solía conmigo.

Intente ocultar mi descontento pero cuando me arme de valor al dirigirme a la ciudad a llevarle un presente a Marinette, Nino me detuvo en la entrada.

-¿Sucede algo? No pareces estar como siempre-admitió mirándome de pies a cabeza sin abandonar su posición.

-Solo necesito dar un paseo-expliqué sin dar tanta información que pudiese indicar el verdadero motivo de mi actuar.

-Mmm...me pidieron que...

No logró proseguir ya que una de las carrozas se detuvo junto a nosotros, en dónde bajo Chloe abalanzándose sobre mi de manera aprensiva.

Lo que me faltaba...

-¡Tenemos mucho que hacer, querido!-chillo sin siquiera soltarme en dirección a la puerta de entrada hacía la mansión, a lo que yo me resistí haciéndole señales a Nino para que me ayudase con ella.

Cuando logre salir de sus garras me dedico una mirada fulminante y se cruzó de brazos esperando una excusa que fuera de fiar y valiera la pena. Ya de por sí era algo imposible mantenerla satisfecha con algo, con mayor razón si se trata de lograr algo que la ponga en contra con su postura inicial o algo que no la beneficiase.

-Ya tenía planes señorita Bourgeois, en otra ocasión concretaremos lo que usted tenía en mente-expliqué echándome a correr pero para mi suerte una de las puertas del carro se abrió, dejándome frente a Nathalie, quien reacciono de la misma forma que yo.

-¿Va a algún lado, señor Agreste?-mirándome por sobre sus gafas con un aire petulante.

-Así es Nathalie-resople pasando junto a ella sin importar que estuviese infligiendo las normas de mi padre al ir a ver a Marinette.

Ninguna de las dos pareció inmutarse de mi decisión o eso era lo que entendí gracias al silencio que reinaba en la calle, finalmente di con mi objetivo principal que era salir sin la compañía de alguna persona que determinara mi padre de acuerdo a su estado de animo, eso parecía menos complejo de lo que creí.

Sabia que no me lo dejarían tan fácil, con mayor razón tratándose de un puesto como el mio en la nobleza ademas de no solo depender yo si no que también mi familia formaba parte de esto. Mi hermano lo hacía ver tan a la ligera...

Hace unos días descubrí algo gracias a su amabilidad y tiempo libre, luego del famoso robo de unos papeles importantes de la alcaldía. De los cuales dependía del desarrollo y control de la ciudad, el padre de Chloe estaba con el corazón saliendo del pecho por el gran susto que significaba una perdida tan significativa. Mi padre estaba en todo momento intentando brindarle su apoyo y la mayor orientación que le era posible, se pasaban horas y horas en el estudio contando de la compañía de Félix.

Yo solo estaba en la sala de estar leyendo un libro mientras esperaba que ocurriese algo interesante, por alguna razón, Chloe salia tan seguido como yo con su dama de compañía que si mal no recuerdo se llamaba Sabrina. Jamas había visto a alguien que se dejase tratar así sin recompensa alguna.

Mi hermano salio del estudio con el rostro inexpresivo, paso junto a mi sin dirigirme alguna palabra o tan siquiera la mirada pero en realidad se aseguro de que nadie estuviese ahí.
Despues de ello me jalo del brazo, arrastrándome por las escaleras en dirección a la planta subterranea.

-¿Que haces?-intervine.

-Tú sólo guarda silencio-abriendo una puerta al final del corredor, el cual no había visto y me daba mal espina ya que Félix luego de sus reuniones no recordaba que tuviese un hermano menor y mucho menos lo llevaba a lugares en los que tenía estrictamente prohibido entrar.

Pasamos a una habitación matrimonial, la cual estaba compuesta por una gran cama en el centro, un gran armario acompañado de muebles a juego, una gran ventana en la que no se veía nada gracias a la enorme cantidad de arboles fuera de ella y finalmente una repisa llena de libros, fotografías y algo que me dio a entender a quien pertenecía esta habitación...

-Tenemos que irnos-señale intentando espantar las lágrimas acumuladas en mis ojos.

-Ya estamos aquí, no podemos hacerlo-insistió.

-Por favor no me siento cómodo-mirando las fotografías en las que apareciá mi madre.

-¿Y perdernos cada secreto que tiene este lugar? no gracias-no era común ver a mi hermano hablar de cosas nuevas por descubrir, siempre era yo quien trataba esos temas con más naturalidad, podría ser un lavado de cerebro- Busca el libro de botanica por favor Adrien.

Habían tan solo seis de ellos en lo que se podía considerar estante, uno de; la guerra, mundos fantasticos, viajes, arquitectura, animales y finalmente botanica.
Algo me impedía sacarlo pero al moverlo tan solo un centimetro, aquel pesado mueble se abrio dejando a la vista una larga escalera con un final desconocido para muchos.

¿O será que Félix ya había venido?...

Tantas preguntas se acumulaban en mi interior, sin calmar aquella hambre insaciable de curiosidad convinada con emoción y ansiedad.
Mi hermano insistió con la mano en que yo pasara primero, cosa que ya era común en el gracias a esas incansables y estrictas normas de la etiqueta.
Ambos bromeabamos sobre ello, por lo general yo no solía ser así con los demás, razón por la cual Nathalie debe estar al corriente de mis modales y de dónde me encuentre al ser muy mal visto este comportamiento dentro de alguna familia de la aristocracía.

En varios ensayos en los que debía aprender como tratar a mi futura prometida olvidaba por completo lo que debía decír, al encontrarme preocupado de otros asuntos y de que la mayoría de mis pensamientos los centraba una persona que claramente no era bienvenida en este lugar.

Tendía a equivocarme en el diálogo llamandola de otra manera, tuvo que postergarse hasta que yo me sintiera lo suficientemente preparado y en condiciones para continuar. Esto no evito que me llevara una reprimida de mi padre, quien como habría de esperar, se molesto mucho conmigo.

-¿Por que me has traído hasta aquí?-me digne a preguntar sin obtener respuesta alguna.

El silencio reinaba en el estrecho pasillo, cada cierto tiempo Félix miraba por el rabillo del ojo asegurándose de que lo estuviese siguiendo por que de no ser así, ya estaría refugiado en mi habitación mientras me hacía creer que nada de eso había ocurrido y mi mente me había atormentado una vez más.

Cuando la ostentosa corrida de escaleras se detuvo en una puerta, mi hermano saco una enorme cantidad de llaves de la cual había una completamente dorada con unas letras grabadas en ella.
Sabía que esa tenía que ser la que pudiese abrir aquella puerta, no tardo en hacer lo que esperaba.

Había una pequeña superficie de vidrio en la cual una pequeña caja de color negro y las mismas letras grabadas en la llave, yacía en su interior.
Félix por fin decidió darme una explicación razonable.

-Te preguntarás que haces aquí hermanito y yo contestaré a tus inquietudes-mirandome con la espalda erguida mientras caminaba por la pequeña habitación.

-¿Puedo irme?-con mi voz temblando.

-Me temo que no hasta que te enseñe lo que debí hace mucho-sacando el vidrio para ver de distinta manera la caja- Esto y lo que se encuentra en su interior le pertenece a nuestra madre, el objeto tiene un poder desconocido, el que muchos anhelan pero solo uno puede poseerlo y hacerse cargo de tanta responsabilidad, hay que tener un enorme cuidado ya que muy peligroso y bello a la vez.

-De verdad es fantastico solo que... ¿A que se debe esta revelación?-confundido.

-Pues ¿recuerdas esa fiesta de mayoría de edad que terminará siendo compromiso?-pregunto.

-¿Tiene relación?-arquee la ceja, expresando mi duda.

-Más de la que crees-asintió- Por costumbre se debe realizar un presente a la afortunada para demostrar agradecimiento y unión al pueblo, aunque no lo creas, nuestro padre siempre viene aquí y es atacado por el recuerdo de que todo esto le pertenecía a nuestra madre, por desgracía se ve obligado a dárselo y no pude sacarle aquella idea de la cabeza, de algún modo durante la fiesta necesito que lo ocultes mientras que yo te cubriré allí arriba.

-No puedo hacerlo...

-¿Sabes que? No te obligo a hacerlo, solo te diré que no lo hagas por mi-bajando la cabeza-hazlo por mamá ¿si?

Y aquí estoy.

A dos dias de un hecho que cambiará mi vida, para muchos la mayoría de edad es un gran paso pero para mi, no es algo que deba tomarme a la ligera ni como algo bueno.

Pero mi silencio, costaba caro...

Lo que le había pedido a Félix a cambio de lo que me dijo, era practicamente imposible por el simple hecho de que rompia las reglas en todos los casos.
Cuando nos topabamos en el corredor tendía a dedicarme esa mirada de tener todo bajo control sin mencionar palabra alguna, cosa que me poníq de los nervios y más inquieto de lo natural.

Por orden de mi padre si quería salír debía ir acompañado de Chloe, si lograba atraerla hacía un lugar que la tuviese ocupada tendría el tiempo necesario para hablar con Marinette.

No podría llevarle ningun obsequio al tener a la rubia de compañia ni tampoco podía dejarla y luego volver por algo a la mansión por que en esa distancia y tiempo si fuera inteligente se habría dado cuenta de que la deje plantada, para otra ocasión se lo compensaría.

-Más le vale no aparecerse a esa panadera-hablo Chloe sujeta a mi brazo, en el coche.

Suspire.

-La envidía existe solo en las personas que no aceptan la felicidad de los demás-respondí volteando la mirada en otra dirección.

-No siento envidía alguna hacía ella-poniendo los ojos en blanco-Además dentro de poco sere tu esposa y eso es lo que importa-abrazándome.

Al llegar a la ciudad, el coche se detuvo a unas calles de la plaza en donde dariamos un "paseo" o en donde lograría escaparme de una vez.
Le agradecimos al cochero por sus servicios y amabilidad al llevarnos aunque luego ella debía lanzar un comentarío fuera de lugar y nada cortez:

-Es molesto-aplanándose el voluminoso vestido con las manos.

-¿El vestido?-sin prestarle atención.

-De que hablas Adrien, de los cocheros-haciendo una mueca mientras intentaba tomar mi brazo.

Yo me aparte con fuerza y desición, lo suficiente como para que notara lo desconforme que me encontraba.

-¿Alguna vez te preocupas de alguien que no seas tú?-mirándola a los ojos con desagrado.

-¿Disculpa?-cruzándose de brazos.

Algunas personas que caminaban por ahí se dieron cuenta de la situación y nos miraban cuan espectaculo, ella susurró.

-No quiero pelear contigo frente a ellos Adrien-amenazó- A menos que quieras algo por parte de tu padre.

Aunque no me agradara, tenía razón.

Seguí caminando y ella siguió tras de mi con una sonrisa conforme, lanzándose aire con su abanico con actitud petulante.

-¿Sabes que lugar es el indicado para hacer mi vestido?-pavoneándose.

<<Si me importara, si>>

-En absoluto.

-Eres el gran Adrien Agreste, deberías saberlo-insistió.

-Soy Adrien Agreste pero no implica que sea guía turístico, Chloe-aclaré sin mirarla pero esta se detuvo en seco- ¿No piensas seguir?

-Hasta que respondas mi pregunta-frustrada.

Compadezco enormemente a la pobre de Sabrina, aunque esa podía ser mi oportunidad.

-Sugiero a Madame-sonreí.

-¡Claro! Que me haga el vestido la que hace todo lo posible por que no te cases conmigo-respondió irónica- Buen plan.

Ya me estaba comenzando a hartar de su actitud arrogante.

-Entonces tendrás que buscar algo mejor-sugiero- Te deseo suerte en tu búsqueda ya que ella es la mejor y la más indicada en París.

En aquella calle habían muchos diseñadores pero no tan prestigiosos como en mi opinión lo era Marinette. Chloe se quedaba junto a la vitrina observando aquellos brillantes conjuntos que no tenían nada de especial, solo exageradas perlas que no hacían más que opacar el vestido, generalmente las chicas solo veían por primera vez un vestido y ya lo consideraban el de sus sueños.

 Ni siquiera se tomaban la molestia de ver las medidas a detalle o algo pero aun así terminaban con esos exóticos trajes, una muchacha salía en cada lugar ofreciendo su mercancía y asegurando lo mejor que hayan visto nuestros ojos, nada comparado con el atelier en donde debías entrar sin la recomendación de alguien, cosa que los hacía verse más profesionales ante la mirada del espectador. 

Estaba más aburrido que de costumbre al acompañar a Chloe, quien se quejaba o burlaba en menos de lo que canta un gallo. 

-¿Te gusto alguno?-pregunte con desinterés en la interrogación.

-Ninguno que tenga mi nombre ni que valga la pena para estar sobre mi piel-resignada.

  <<¿Porqué me molesto en gastar mis palabras a quien no merece?>>

Al encontrarnos más cerca de nuestro destino, una dulce melodía se escuchaba a lo lejos, cosa que llamo mi atención de inmediato pero la de ella seguía centrada en los anticuados vestidos que no ameritaban suspiro alguno. 

Ese podría ser mi momento de salirme con la mía, comencé a apresurar el paso acorde llegaba a la plaza. Mis oídos se agudizaban con cada paso en dirección a la agradable sinfonía, era de esperarse la gran cantidad de personas apreciando el espectáculo ya que quien estuviese a cargo de esto, tocaba espléndidamente.

Abrí paso en la multitud para apreciar con mayor claridad la situación, logre ver un atril a la distancia y a una persona realizando una pintura junto a quien tocaba un violín, que emitía un sonido cuan ángeles en el cielo. 

En cuanto llegue a la primera fila, la vi.

Luciéndose  con aquella melodía que podía transmitir más que una sola canción, sus dedos se movían rápidamente por el instrumento, la música siempre me ayudaba.

Su brazo derecho se encargaba de empuñar el arco y demostraba pasión al darle vida a aquel instrumento aunque no tenía intereses alguno en quienes la rodeaban, ni siquiera se percato de mi presencia. No tarde en reconocer a quien estaba realizando dibujos en el lienzo de acorde daba pinceladas al ritmo de la canción, había un pequeño frasco justo al centro de ambos.

Me acerque y deje una moneda dentro de este, luego retrocedí volviendo a mi ubicación anterior.

 Para mi sorpresa, Marinette se detuvo en seco dejando al publico con la misma interrogante que yo. Al parecer no reacciono del modo que esperaba...

Seguía sin levantar la cabeza, prestándole mas atención al instrumento.

-No lo hago por caridad si no por que me gusta expresarme a través de un instrumento, agradecería que se llevara de vuelta consigo su limosna señor-apartándose los mechones del rostro, volviéndose hacía mi y ahí fue en donde sus expresión se distorsiono y sus mejillas se tornaron completamente rojas-L-lo lamento señor-suspiro avergonzada.

-No hay un ningún problema señores, agradecería que circulen si no es mucho pedir-hable en voz alta, a lo que de inmediato obedecieron.

-Le agradecería que siguiera lo mismo, para darle un buen ejemplo al pueblo-hablo el chico poniéndose junto a Marinette de forma protectora.

-Y yo agradecería que mostraras respeto y obediencia frente a tus superiores, ¿No te enseñaron eso en la escuela?

Como habría de esperarse, la rubia se introdujo en la conversación sin invitación previa irradiando odio en su mirada en dirección a Marinette. El chico guardo silencio y no hizo más que cerrar los puños guardado su molestia.

-<<Lamentamos>> esa palabra provoco algo en mi que jamas había sentido- haber arruinado su paseo, de todos modos ya nos estábamos retirando-asintió Marinette sin levantar la voz.

-Es lo mejor que puedes hacer panadera-dijo Chloe cruzándose de brazos.

-Y pensar que hay tantas palabras en alguien de apariencia hermosa-se encogió el chico, ayudando a Marinette.

Chloe se sonrojo.

-Le agradezco el cumplido señor pero de todos modos ¿no esta su prometida presente?-ladeando la mirada conservando su actitud- Al parecer tienen mucho en común al interferir en una feliz pareja.

-Señorita Bourgeois, si usted pide respeto aprenda primero a darlo, el respeto es algo con lo que se nace y eso habla muy mal de su familia-comento Marinette sin arrepentimiento alguno.

Reí para mis adentros, esto significaba muchos problemas para ambas, me aseguraría de que Chloe no se saliera con la suya como otras veces.

En esta oportunidad me encargaría de apostar todas mis cartas a Marinette.

-¿Quien te crees al hablar así de mi familia?-camino en dirección a ella con un objetivo pero se detuvo por un segundo y se arrepintió- No vales la pena.

Antes de seguir a la rubia, me volví hacía Marinette y ahí fue cuando le susurré si podíamos hablar en privado. Solo que antes de que esta respondiese se interpuso el chico.

-Si piensa decirle algo similar a lo que su prometida nos aclaró, preferiría que se ahorrase sus comentarios-asintió el chico.

-Sólo tenía asuntos pendientes con la señorita Dupain Cheng-aclaré-<<No con usted>>

-¿Eso es cierto q-querida?- el chico dijo tartamudeando. 

-Creo que tiene un problema, además de dudar de la palabra de un noble-trague saliva.

El chico se puso pálido y retrocedió unos pasos.

-No solo por ser un noble implica el deber de creer en su palabra, hasta el más humilde puede tener la razón señor Agreste-soltó Marinette bajando la cabeza, con ¿decepción?- Le volvemos a pedir disculpas y le prometo que no volverá a ocurrir, ni nos volverá a ver-dándose la vuelta mientras tomaba sus cosas, y se marcho sin alguna palabra.

La observe hasta que no hubo señal de ella, metí la pata...

Mis estúpidos celos lo arruinaron como siempre, la perdí...A quien más quería junto a mi.

Chloe seguía estaba esperándome junto al coche con una sonrisa dibujada en sus labios, sin duda vio la situación y se alegro por ello. Con mayor razón si no se presenta a la fiesta aunque no la culparía, se merece algo mejor y no puedo dárselo. 

El resto del viaje en verdad fue horrible, seguía asimilando lo que acababa de ocurrir por lo que ni siquiera prestaba atención a lo que sucedía a mi alrededor. 

No me rendiría tan fácil...

A penas llegué a la mansión, con actitud decidida en dirección a mi habitación en donde concretaría y prepararía mi plan antes de ser interrumpido por una mano que se poso en mi muñeca evitando que siguiera mi caminar.  Con la brusquedad que fue aquel movimiento podría tratarse de Nathalie, al no mencionar palabra alguna de reproche podría ser Félix pero aunque intente adivinar todo el día no hubiera dado con la verdadera persona que se encontraba ahí.  

-Buenas tardes Adrien.

Mi rostro tenía una expresión de perplejidad al ver a mi padre frente a mi, por lo general nunca me sorprendía de esa manera hasta ahora.

-Tengo noticias que podrían significar algo bueno para tu compromiso pero preferiría hablar de ellas en el estudio, si no te molesta claro-dedicándome una sonrisa.

Asentí con la cabeza y lo seguí.

Tal vez su significado para <<buenas>> no era el mismo mio, no estaba de más estar alerta ante la repentina situación a la que me enfrentaba. Solo me pondría de buen humor tratar las cosas con Marinette para que me perdone.

-¿Que Félix ya tenía planes?-interrogante.

-Últimamente estoy preocupándome de las cosas que importan, Adrien-asintió- Además que sigo preocupado con lo de la alcaldía, de hecho pensaba duplicar la cantidad de guardias y si ese ladrón pensaba en venir le tenderían,una emboscada.

Pensé un momento, no suena mal morir el día de mi compromiso si tengo que lidiar con esa mujer.

-¿No es un poco desorbitado?-caminando tras de mi padre.

Suspiró.

-Espero que tu no debas vivir sabiendo que hay algo tan peligroso como el, en este momento- abriendo la puerta del estudio mientras de indicaba que pasara. 

El estudio mantenía las persianas abiertas por lo que no tarde en cubrir mi campo visual ya que este irrumpía en el. También estornude a pesar de encontrarme en el interior, mi padre soltó una risa algo extraña.

-Si quieres podemos hablar este tema entre todos, si no te molesta-indico con autoridad, yo no me repuse a la idea así que bajamos hacía la sala de estar en donde conversaríamos de asuntos <<importantes>>.  

Me recline en el asiento demostrando seriedad.

-¡Que cosa?-grito Chloe algo alterada.

Era mejor de lo creía.

-Pero eso no cumpliría con los requisitos de la tradición Agreste-intervino el señor Bourgeois. 

-Al contrario, estamos adaptando la tradición a nuestros tiempos señor-explico Félix sin dejar de mirarme de manera cómplice.

-¡No es justo!-la rubia molesta y su padre hizo su mejor expresión para que esta se callase.

-Señorita, usted sigue formando parte de las candidatas si mi hijo no se siente conforme con quienes se presenten a su fiesta-hablo mi padre.

-Eso podría ser un plan conspirativo en mi contra para que la panadera me remplace- se excuso cruzándose de brazos.

-Ya hablamos de esto querida- su padre intentando tranquilizarla.

-Como dije la ultima vez, ella no sera bienvenida en mi casa- dijo mi padre dando por cerrada la conversación. 

Los Bourgeois estaban frustrados ante la noticia por lo que ambos aclararon que por esta oportunidad preferirían volver a su antigua residencia hasta el baile, a mi la idea me encanto excepto de la idea de excluir a Marinette. Antes de  volver a mi habitación, Félix me susurró:

-No todo esta perdido, esa chica estará aquí de todos modos, tu solo confía en mi-luego camino hacía afuera sin prestarme atención haciendo como si esta charla no hubiese sucedido. 

Marinette's POV 

Después de ese paseo con Nathaniel que termino más desastroso de lo que esperaba con la aparición de Adrien y la señorita agradable, volví al atelier  para completar mi turno del cual me descontaron horas del almuerzo por llegar tarde. Estuve mucho tiempo concentrada en los vestidos para el baile en el que debía saciar el gusto de las aristócratas con esas prendas si no quería darle desprestigio al lugar. Rose había hecho un muy buen trabajo con los accesorios mientras que de Alya no he sabido nada.

Tal vez su horario dio un giro inesperado y debía cumplir con el periodismo antes que la moda, su primicia hablaría de lo que sucedería en el baile. No tenía muchas ganas de leer esa zona del diario para enterarme de aquello que me destroza el corazón.

Las telas fueron reemplazadas y nuevas llegaron en la presente semana, llamando la atención de muchos. Por lo que hemos tenido jornadas demasiado extensas y hemos arriesgado mucho en estos últimos días. 

Ni siquiera tenía tiempo para mi misma, la criatura viviente de mis pendientes aparecía con frecuencia cuando necesitaba a alguien con quien desahogarme.

-Esta muy bonito, Marinette-dando giros en el aire- ¿Ya terminaste tu vestido?

-Lo mismo digo y no tendría razón para hacerlo-encogiéndome de hombros con la cabeza gacha.

-¡Claro que la tienes! No solo por lo que paso hace un rato debes dejar atrás tus deseos-sonriendo y quedando frente a mi.

-No formo parte de una familia importante para presentarme ahí.

-¡Para mi eres muy importante! y ellos se lo pierden si no te quieren ahí, desperdician lo que vale la pena-cruzándose de brazos.

-Gracias Tikki pero...

No fui lo suficientemente rápida para acabar con mis palabras.

-¿Marinette?

Me voltee y Tikki se oculto, ahí estaba.

Posada justo en el umbral de la puerta mirándome como si me conociese hace años, no fui capaz de mencionar palabra alguna. Venía por mi...








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