Capítulo 5
-¿Todo bien, Nathalie?-caminando hacía la mujer que tuvo una reaccion extraña ante su aparicion.
-S-si señor-con actitud sumisa.
Así que ella era Nathalie, no parecía un problema a simple vista.
Era bastante madura, de composición alta y delgada, con ojos azules, de cabellera negra y alzada de un moño que le daba un aspecto formal, además de tener un comportamiento frio y distante hacía los demas.
Al caer de las escaleras todas las miradas se dirigieron a mi, quien continuaba con el vestido que le pertenecía a la mujer.
Agradezco estar detrás de un gran rollo de tela que pudo ocultar mi rostro, Alya sabía que se trataba de mi por lo que decidió ayudarme.
-¡Ratones! Disculpenme un momento-corriendo tras de la tela ayudandome a levantarme- ¿Que haces con el vestido?-susurrando.
-No tenía las medidas necesarias-murmure.
-De cualquier forma es un muy buen momento para aparecer con el- a un volumen bastante bajo- Oh al parecer me equivoque, ¿estas bien Marinette?-volviendo con los demás y yo de su brazo.
Nathalie me examino de pies a cabeza en cuanto hacía una reverencia hacía su persona, Madame continuó con la conversación que llevaban antes de mi interrumpión espontanea.
-Pero cómo no va estar invitada la señorita Dupain-parecía enfadada- Lamento decirle que si ella no asistirá nosotras tampoco.
Rose bajo la mirada al igual que Alya, no podía permitir que faltaran a algo a causa mia.
-Descuiden, no hace falta que ustedes se lo pierdan a costa mia-sonriendo sutilmente- yo estaré bien.
-Hay algo que olvidaste Nathalie-intervino Adrien con liderazgo en su actitud.
-¿De que habla señor?-buscando la razón por la que el dijo eso.
-Alguien que forma parte de la nobleza no puede ser excluido de una celebración de tal magnitud-especificó Adrien-Además es mi mayoría de edad y yo decidiré quien asiste y quien no-aclaro Adrien- La señorita Dupain estará ahí le guste o no.
Todo se quedo en un silencio bastante incomodo, las demas intercambiaban miradas mientras que Nathalie dejaba caer las invitaciones aun impactada de la noticia.
Mire a Adrien en busca de respuestas, si en verdad pensaba que yo era parte de la aristocracia solo por el hecho de traer puesto un vestido estaba muy equivocado.
-¿E-es de la nobleza?-me pregunto la mujer anonadada, Rose, Alya, Madame y Alya asintieron.
Dios en que lío me acabo de meter...
-Debemos irnos, Adrien-insistio la mujer explicando que había un carruaje esperando por ellos fuera.
No le agrado mucho la noticia al parecer, aunque lo que más me duele es el que Adrien tenga que mentir acerca de mis origenes.
Adrien's POV
No tuve tiempo de despedirme de Marinette antes de que Nathalie me tomará del brazo para subir al coche, este tema de seguro acababa con mi padre.
Solo pedía que ella estuviese ahí pero un insignificante detalle le importaba a todo el mundo, a este punto ya no importaba lo que yo quería.
-¿Que hacias ahí Adrien?-sin siquiera mirarme a la cara.
-Quería ver si habías cumplido con mi encargo-bajando la cabeza.
-¿No podías esperar a que volviera a casa!-subiendo el tono de la voz.
Cosa que no perdonaría, nadie de mi familia me había hablado de ese modo, no lo dejaría pasar tratandóse de otra persona completamente ajena de mi familia.
Me mantuve el resto del camino en silencio mirando por la ventana sin prestar atención a las disculpas de Nathalie, quien yo creía que me tenia un afecto al haberme cuidado casi toda mi vida cómo yo le tenía un poco de aprecio al haber estado ahí para mi aunque despues de lo ocurrido ese sentimiento desaparecio por completo.
Pedí al cochero detenerse en el pueblo para hacer lo que de costumbre, debido a mi ausencía en la presente semana debía disculparme con una escuela en la que tenía una fundación benefica.
Camine buscando la calle en dónde estaba el inmueble, entré a ella, estaba en horribles condiciones; la pared estaba con marcas de tuberias, la baldosa estaba sin limpiar, el techo se veía demasiado inestable que en cualquier momento caería sobre mi.
Al final del corredor había una pequeña sala en la que un letrero señalaba: directora.
Golpee la puerta con desición, abrio una anciana de baja estatura y sus ojos se iluminarón al verme a pesar de no haberme presentado antes cómo había prometido, hizo una reverencía antes de guiarme hasta la segunda planta en la que se encontraban los niños.
Esto lo hacíamos con mi madre desde que tengo memoria, he querido conservar la tradición cómo a mi hermano no le interesa lo que pasa en su entorno. Siempre decía que la gente se lo tomaba muy mal por que pensaban que lo hacíamos por lastima y que el dinero lo compraba todo.
A diferencía de las otras veces, este dinero salió de mi esfuerzo, en los otros casos mi padre lo financiaba pero quería que se dieran cuenta de que la vida era a base de esfuerzo.
-Mis niños, ¡adivinen quien ha venido para ayudar a nuestra escuela!-hablo la mujer con humildad.
Espere a que ella me indicará que pasara.
-¡Hola niños!-salude entrando al unico salón de la escuela.
Unos se sorprendieron, otros se emocionarón al verme pero tenían una cosa en común reflejada en su ojos.
Esperanza.
-Quiero disculparme personalmente por no haber venido antes-bajando la mirada.
-No sé preocupe señor Agreste, sabemos cúan ocupado debe estar una persona cómo usted-respondió la anciana.
-No quiero sonar impulsivo pero -aclaré- Quiero hacerle una pequeña muestra de mi esfuerzo a esta gran escuela-sacando una pequeña bolsa con monedas en su interior- No es mucho pero espero les sirva.
-Gracias señor Agreste-dijo la anciana tomando el saco y poniendose a llorar.
El corazón me dio un vuelco, no podía hacer algo tan simple.
-Quiero añadir que aportaré a su institución con una biblioteca para que se dejen llevar por la imaginación, sueñen-mirandolos con ternura- Y lo más importante sean felices.
Una pequeña se levanto y corrio abrazarme con el rostro mojado por tantas lagrimas, seguí el abrazo y tome un pañuelo de mi bolsillo para secarle el rostro.
-Muchas gracias señor Agreste, es un milagro para esta escuela-entre lagrimas- Estamos en deuda con usted.
-No es cierto pequeña- solté amablemente- es lo minimo que podía hacer- dije antes de abandonar la escuela.
Volví al coche que seguí detenido dónde antes, había sido una experiencia enriquecedora, tanto que fue cómo si mi madre estuviera de vuelta, justo ahí, observandóme mientras yo hablaba tal y cómo yo lo hacía de pequeño.
Cuando llegamos a la mansión, Nino, un guardia con el que nos llevabamos muy bien, estaba de turno por lo que el fue quien se encargo de recibirme en la entrada.
-Señorita Sancoeur , Señor Agreste, siempre es un placer verlos-saludando energeticamente al vernos, Nathalie aparto la mirada y entro a la mansión, yo por mi parte respondí al saludo de Nino.
-Lo mismo digo señor Lahiffe-sonriendo sin ganas.
Nino miro hacia todas las direcciones posibles antes de continuar con la conversación.
-¿Ya se fue?-susurrando
Asentí.
-Sabes lo dificil que se pone con los modales, la etiqueta y esas burradas-imitandola de cierto modo, logro hacerme sonreir aunque fuera un poco-¿Sucede algo, Adrien?-preocupado.
Suspire antes de comentarle.
-Lo de siempre Nino-encogiendome-Ya estas tan acostumbrado a algo que nada puede herirte
-No digas eso Adrien...
-Es la verdad, la opinion de mi padre es inflexible-dandome por vencido.
-¿Quieres hablar de ello?-pasando su brazo por mi hombro.
-Me vendría bien, vamos al jardin-insistí.
-Y charlar mientras tomamos té con nuestros vestidos ¡Fantastico!-bromeo volviendo a hacerme reir en dirección a una banca.
Lo conocí hace un par de años cúando inicio cómo guardia en la mansión, eramos bastante jovenes desde entonces, un día salimos al jardín junto a Félix y Nino intentaba imitarlo sin que este se diera cuenta, a mi me agrado desde entonces pero a mi hermano no le agradaba en lo absoluto, se llevabán bastante mal que Nino debía tener horarios en los que Félix no estuviera en el jardín, eso fue hasta hace dos años en los que intente que se conocieran mejor, desde entonces las cosas se calmaron un poco y ahora podían verse sin la necesidad de sacarse los ojos.
Ambos eran personas completamente distintas, Nino era el alma de la fiesta y mi hermano podía pasar desapercibido cómo parte de la decoración.
-Bien, soy todo oídos-reclinandose en la banca.
Di un respiro profundo antes de comenzar
-¡Espera! Es por una chica ¿no?-arqueando la ceja.
-¿Cómo lo supiste?-sorprendido.
-Por favor Adrien, eres mi mejor amigo-sonriendo.
<<Mejor amigo>> jamás pensé que tendría uno, ni siquiera que alguien me considerara el suyo.
-¿Lo dices enserio?-asombrado de lo dicho.
-¡Pues claro que sí!-abrazandóme- ¿Quien es la afortunada?
-Son más problemas con mi padre en realidad, eso es lo que me hace estar confuso-sacudiendo la cabeza.
-Un amor prohibido-en un tono burlesco mientras me daba empujones- pero sigues sin responder a mi pregunta.
-Ella es...
No pude continuar debido a que la expresión de mi amigo me indicaba que no lo hiciera, estaba listo para desahogarme con Nathalie si es que esta se encontraba ahí pero me equivoque al girarme.
-Félix.
-Nino Lahiffe-haciendo una inclinación cómo saludo- Adrien-indicando que entrara con un ligero movimiento de cabeza.
-Ya voy-levantandóme.
-Yo te haré compañia Nino-explico mi hermano sentandose en el lugar en el que yo estaba.
Me dirigi a la sala de estar en dónde estaba Nathalie de pie junto a la chimenea, la evite caminando en dirección a la escalera principal.
-¡Adrien espera!-grito ella intentando seguirme el paso antes de que yo apresurara mi caminar.
No me apetecia para nada hablar con ella por lo que intente irme por los pasillos más complejos de la mansión, Nathalie sabía que la ignoraría cúando ella fuera por mi por eso le pidio a Félix que lo hiciera ya que no podía negarme a un favor de mi hermano.
Desearía no haber entrado... me pillo desprevenido y me tomo del brazo haciendo que me detuviera al no aguantar el dolor de sus garras sobre mi piel.
-Dejame explicarte Adrien-sujetandome con fuerza.
-¡Sueltame- pedi sin ser escuchado.
-Quiero disculparme por mi actitud-seria.
- ¡Maldita sea!¿es necesario lastimarme!-zafandome de sus manos ya frustrado de su actitud.
-¡Adrien Agreste! retira lo que dijiste y ven inmediatamente- intervino en nuestra discusión.
Obedecí a sus palabras, dando pequeños pasos hasta llegar a su estudio en dónde cerro la puerta en cúanto entre.
-Lo siento...-fue lo unico que se escucho afuera antes de que se cerrara la puerta.
En lugar de sentarme a cómo tiendo a hacerlo cada vez que vengo, me quede de pie adaptando seriedad y el liderazgo de la situación, mi padre se percato de ello al quedarse de pie justo frente a mi.
-Sólo para aclarar las cosas, yo le dije a tu hermano que te fuera a buscar-mirandóme a los ojos- No fue Nathalie.
-¿Para que me necesitas, padre?-tragando saliva, nervioso.
Sin duda era por lo ocurrido esta mañana con Nathalie, espero que este haya visto de la forma en la que me hablo y de que manera me tenía tomado del brazo, eso dejaría una marca segura.
-Sobre ella...
-Si va a comenzar a hablar de ella sin llegar a ninguna parte me veo obligado a abandonar esta conversación- aclaré dejando a mi padre sin habla.
Se quedo boquiabierto durante mucho sin emitir comentario alguno respecto a lo que dije.
-Menciono que la señorita Dupain pertenece a la nobleza-serio- pero el alcalde, quien tiene a disponibilidad toda aquella información respecto a los origenes de cada habitante y hablan respecto de que la familia Dupain Cheng no posee un titulo ni pertenece de manera indirecta a la aristocracía cómo lo mencionaste tu y trabajadoras de el atelier, un vestido no te convierte en una persona importante-tan rapido que apenas pude procesar lo que decía, golpeando la mesa- Adrien ¿Tan lejos llegas por una simple panadera?
-No la llames así- respondí seguro de mi mismo.
No es que me molestará en dónde trabajará pero lo encontraba amable de su parte despreciar de tal manera su oficio de la manera en la que tambien lo hacía Chloe.
Aunque yo perteneciera a la nobleza encontraba la panadería e incluso la feria un trabajo más digno del que podían hacer todos los aristocratas.
Desde la desaparición de mi madre, estoy seguro de que una parte de mi padre se fue con ella.
-¿Entonces la llamo por algo que tu y yo sabemos que no es? ¿una aristocrata? ¿Mentir solo para hacerte feliz a ti? ¡Eso es lo que quieres!-golpeando la mesa.
-Sólo pedí una simple cosa, tan dificil es para tí acceder a ella sólo por mi cumpleaños-explique- Además tampoco estuviste de acuerdo con el tema de la celebración.
-Podrías mencionarlo otra vez-pidió.
-¿El que?-confundido.
Detestaba discutir con mi padre pero la situación lo requería, cómo dijo mi hermano debía pelear por lo que quería.
-El tema- cerrando los ojos- de tu fiesta
-Máscaras-asentí.
-Lo que faltaba... Sabes Adrien lo que ocurre a tu alrededor ¿Lo sabes!-enojado.
Sabía perfectamente de lo que me estaba hablando, lo hice con dos propositos y uno de ellos era ese.
-Un ladrón peligroso anda suelto por las calles de Paris, la policia aun sigue sin atraparlo, logró burlar la seguridad de la zona en la que encuentra la mayoría de la aristocracía y tu piensas hacer una fiesta con algo que oculta su identidad y podrá pasar sin problemas- resentido.
-Y-yo...
-¡Además de facilitar la entrada de esa muchacha!-reclinado en su asiento-accederé a las máscaras si así lo deseas.
-Ella no vendrá padre-bajando la cabeza- su alma es tan pura que no se presentará gracias a tus injustas ordenes, lo valoro mucho viniendo de ella ¿sabes lo peor? lo que más me importaba es que ella estuviese aquí cúando fuera mi mayoría de edad, ¿Ya estas conforme? ¿Mamá hubiera querido esto para su hijo? ya destrosaste a Félix, puede que me arrebates todo pero aun así no me daré por vencido tan facil.
-Adrien lo hago por nuestra familia, nuestro futuro depende de ello, quieras o no la señorita Dupain no asistirá a tu fiesta y me encargaré de que cada uno de los guardias retire las máscaras antes de entrar...
-Se acabó padre-negando con la cabeza- Ya me di cuenta de que te importa ser más Gabriel Agreste que un padre para nosotros- saliendo del estudio.
Una enorme cantidad de lagrimas se desbordaba de mis ojos mientras caminaba hacía mi habitación, me sentía humillado por lo que cerre con llave la puerta.
Espere a que anocheciera para poder concretar mi plan, no baje para la cena esperando a que mi padre tuviera que explicar mi ausencía.
Por lo que escuche hace un rato, doblaron la seguridad de la mansión para que nada entrará ni saliera, agradezco la buena voluntad de Nino al informarme las zonas en la que la vigilancia era escasa, ponía en riezgo su labor pero tambien lo hacía por amor al escontrarse a media noche con Alya en los jardines, de seguro pensaba que yo estaría con una chica así que no lo ví deambular por ahí. estaba con lo necesario para que nadie me reconociera, corrí sobre los techos y tambien sobre los arboles en dirección a mi principal destino, la alcaldía.
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