Capítulo 3
-¡Mi vestido!-grito la rubia, y para el colmo había sido golpeada con los pesados rodillos de tela.
Una mano se poso bajo mi mentón, levantandolo con sutileza en dirección a su rostro, haciendóme volver a la realidad en la que me encontraba.
-¿Se encuentra bien, señorita?-dijo Adrien Agreste.
Mi corazón estaba sobresaltado al tenerlo a tal distancia, continuaba sin reaccionar, ni decir palabra alguna.
-S-si, duque Agreste-haciendo una reverencía algo torpe, lo que provoco que este me dedicara una sonrisa respondiendo a mi saludo con una breve inclinación de cabeza.
Alya apareció entre la multitud y al verme ahí siendo encarada por la acompañante y a la vez ayudada por Adrien, reacciono estupefacta intentando comprender la situación.
-¡Que torpe! A la próxima fijate por dónde caminas sucia panadera-grito con desprecio la chica quitandóse lo que podía del vestido, pensaba que el golpe le había afectado algo aunque era de esperar esa forma de actuar por parte de una muchacha aristocrata, si hubiera sido alguien del pueblo seguramente se estaría riendo de aquel momento.
-Lamento sonar descortez pero aquí quien esta sucia es usted-respondí ante el descontento de la rubia, no aceptaría que me juzgase sin conocerme.
Quienes se encontraban ahí, la mayor parte compuesta de artesanos y uno que otro aristocrata comenzarón a reirse por la respuesta tan inesperada por parte de una simple costurera. Pensé que al ser la acompañante de Adrien, este reaccionaría molesto ante mi actitud desafiante pero resulto ser todo lo contrario por que tambien soltó una risita espontanéa.
-¿Perdona?-parecía ofendida.
La ignore, comenzando a recoger la mercancía esparcida en todas partes además de asegurarme de que las telas seguían en condiciones, desgraciadamente se había estropeado con fango la más costosa, ¿que le diría a Madame?
Algo así cómo <<Madame, lo lamento por haber desperdiciado el dinero en la tela que se estropeó cuando seguí una catarina y tropece con un gato negro, caí sobre un duque muy amable por cierto, no hay que olvidar esos ojos... oh me desvié del tema, mejor continuó y lo que llevaba de la pandería le calló a quien sabe quien, que me encaró en vía publica, gracioso ¿no? >> Tenía razón, no podía presentarme con eso sin que me llamara loca, en dónde estaría en cuestion mi empleo junto al de Alya incluido.
-Lo lamento mucho, no tienen idea de cúanto lo siento-avergonzada-remediare los daños del vestido, soy costurera y puedo hacer algo al respecto señor Agreste y...-alguien me interrumpió, de todos modos no me sabía el nombre de la chica.
-Por favor llamemé Adrien-insistió el chico, el corazón me dio un vuelco.
-No podría, lo siento...
La rubia se me abalanzo cómo una bestia, ella pensabá que yo iba a retroceder haciendóme la victima, pero esa forma de atemorizar no funcionaba conmigo.
-¿Acaso no sabes quien soy? Ya lo creó al ver tu modo de contestar tan agresiva, tipica de pueblerinos andrajosos cómo tú-poniendo los ojos en blanco-Pues te informo que soy Chloe Bourgeois, la hija del alcalde así que más te vale limpiar mi vestido-acercandóse con la mano en alto con intenciones de abofetearme, ya había metido la pata al aventarle comida a la eredera- lamentar haber venido al mismo lugar que yo, pagar por los daños causados; fisicos y emocionales, por dejarme en vergüenza frente a todos y si no quieres vertelas con el alcalde pedirme disculpas por arruinar el paseo de mi prometido y...
Su mano estaba cada vez más proxima a mi mejilla, un brazo se interpuso entre nosotras mientras que me ha estrechado contra el aprisionandóme entre sus brazos, ya no podía estar más sonrojada. Y yo pensabá que los de la aristocracía eran más reservados respecto al contacto que tenían con la gente, Alya tambien se había puesto a la defensiva ya que se quedo entre Chloe, Adrien y yo.
-Es muy de muy mala educación agredir a las personas, con mayor razón tratandóse de un accidente-hablo el chico de mis sueños- Ah y con respecto a lo su padre ha de sentirse muy avergonzado al ver que su pequeña hija esta abusando de su poder, no sé preocupe señorita Dupain Cheng, yo me encargaré de remendar los daños causados por la señorita Bourgeois-besando mi mano.
Ella observaba con atención cada movimiento por parte de el, con una mirada que irradiaba envidia, por el momento decidio conservar el silencio lo cual era mejor para todos.
-Ve a la mansión y di que fue mi culpa-indico Adrien con un tono maduro.
-¿Pretendes que me vaya sola?-cruzandóse de brazos desconforme de la solución.
-A menos que quiera ir acompañada de la señorita...-señalando a Alya.
-Cesaire, señor-dijo mi amiga.
-¿Y correr el riezgo de que me aviente la panadería?-con ironía- No gracias, puedo irme sola.
-Es una orden señorita Bourgeois-espetó el- cortesía de mi padre ¿no lo recuerda?
Chloe movió su cabello contra el viento de manera engreida antes de decir la última palabra.
-¿Y dónde iras tu?-alzando el tono de la voz.
-Acompañare a la señorita Dupain a casa-mirandóme con una sonrisa dibujada en su rostro.
No sabía cómo reaccionar ante eso, Alya se fue con la bruja de Chloe lo que me dejará a solas con Adrien por orden del mismo.
El corazón me dio un vuelco en ese momento tan emocionante aunque todavía no comprendo por que prefiere pasar el tiempo conmigo que con su ¿dijo prometida?.
Me extendío su brazo de forma caballerosa, por mucho que lo deseara preferí solo caminar a su lado, no le hizo tanto problema cómo esperaba. Intenté en buscar formas de no sonrojarme cúando sé encontraban nuestras miradas pero solo me veía más estupida al hacerlo.
Tenía miedo de decir algo que no fuera de su agrado o dar mis tipicos traspies durante mi caminar, por alguna razón me sentía más nerviosa y con miedo el estar con Adrien que con Chat Noir, el cúal estoy segura que cualquiera estaría así gracias a su presencía, a excepción de quienes lo idolatran en las calles por ayudar a los pobres.
Aunque había dos claras diferencias entre ambos; dos personas completamente distintas que compartían ciertas cualidades.
-Completamente seguros de si mismos
-Rubios
-Adrien era más guapo que Chat Noir.
-Tenían los ojos verdes
-Respecto a la altura estaban cerca.
-La edad no puedo definirla tan facilmente
Adrien representaba un aspecto maduro, servicial, leal, guapo y nunca salía de su papel de noble francés cómo todos lo conocían, por otro lado estaba Chat Noir quien ya te daba una primera impresión de querer enamorarte, frio, sacrificado, muy coqueto y al igual que Adrien servicial.
Por la manera de hablar de Chat respecto a los de la aristocracía tenía un fuerte desprecio hacía ellos, no sabía lo que opinaba Adrien del ladrón aunque esta podría ser mi oportunidad de preguntarselo.
-¿P-puedo preguntarle algo señor Agreste?- caminando con torpeza, el me miro de inmediato con el rostro iluminado.
-Adelante-asintió con una inclinación de cabeza-tranquila, no muerdo.
Ante ese intento de tranquilizarme, fue dificil resistirme a sus encantos, ya que era común en mi tartamudear o decír palabras sin sentido alguno.
-De hecho es más de una pregunta, no lo culpo si no quiere responder-encogiendóme.
-No podría dejarla con la duda señorita-respondió amablemente.
-¿De verdad la señorita Bourgeois es su prometida?-con un hielo en la voz.
Se quedo en silencio mirando el paisaje sin prestarme atención, no sabía si hice algo mal o solo hablé muy bajo por lo que no me escucho.
Derrepente, el me estaba sacudiendo para que reaccioné por estar fantaseando en otro lugar, mi mente me lleva a diversos paisajes en dónde me gustaría estar o que esta crea de un momento a otro transportandóme sin previo aviso. Eso solo significo que era una oportunidad para reemplazar mi pregunta.
-No hace falta que se encargue de lo de la panadería, fue un descuido mío-me explique hablando más de lo que debí-En mi familia es común hacerse cargo de las propias acciones, hoy fue mi turno, descuide, mis padres lo entenderán.
-¿Que cosa? Insisto, no hay problema en que yo ayude economicamente-pasandóse la mano por el cabello-...Lo siento, no debí haberlo hecho.
-¿El que? si me permite saber-alegre.
-¿No lo vio?-mirandóme, lo que me hizo quedar cómo tonta por no entenderlo- Vera usted, en la aristocracía siempre es correcto preservar los modales dónde sea, no me siento muy conforme al estar todo el día con personas que me digan mis obligaciones, en el fondo hago esto-pasandóse la mano de nuevo por el cabello y ahí pude entender- por necesidad al no poder hacerlo con mi familia, entre muchas otras cosas cúando salgo y no me encuentro bajo el dominio de Nathalie.
¿Nathalie? Al parecer estar todo el día rodeado de mujeres no le sentaba mucho cómo yo creía.
-Usted menciono una panadería y por lo que entiendo era de sus padres ¿no?
Asentí con la cabeza.
-Sería incorrecto pedirle a usted, bella dama-me sonrió al decirlo, yo le devolví la sonrisa sonrojandóme- ¿me haría el gusto de llevarme a conocerla y acompañarme a probar una de sus exquisiteces?
-Sería un honor para mi-haciendo una reverencía con intensión burlesca, el rió ante ello.
-Me disculpo por hablar demasiado-Adrien apenado- ¿Que me dice de usted?
-Pues yo... ¿qué deseá saber en primer lugar?-admirando la belleza del paisaje camino a la panadería.
-Además que me debe la pregunta de hace un rato...
-Es cierto, ¿Le apetece luego de comer?-nerviosa.
-Lo dejaré pasar por esta ocasión-finjiendo estar serio, lo que me hizo reir- ¿A que te dedicas?
-Trabajo de costurera y panadera-solté sin pensarmelo dos veces.
-Que admirable señorita, ¿le alcanzá el tiempo para ambas cosas?-dudoso.
-Es dificil de creer-indicandóle la puerta de la panadería.
Estiro su brazo para abrir la puerta, se quedo ahí hasta que yo me di cuenta de que tenía que pasar y sus costumbres eran distintas a las mias.
-¡Buen día señor en que puedo...-saludo entusiasta mi madre hasta que se dio cuenta de con quien entre soltando un chillido, de inmediato me tiró del brazo tras el mostrador quedando en un lugar fuera de vista de Adrien.
En el pueblo, ya venir acompañado de un guardia o vigilante es un problema, de un aristocrata es más grave aún pero de un eredero legitimo ya significaba un problema terrible que involucraba a la familia completa, o eso decía mi madre con sus exageraciones que podrían ser perfectamente mitos. Me miraba con su expresión de <<¿Que hiciste ahora, Marinette Dupain Cheng?>> yo solo sonreí inocente, hasta ahora la unica que había pasado por un mal momento debido a un vigilante es Bridgette que paso por alto las ordenes de nuestra madre.
-Habla ahora-susurro mi madre autoritaria.
-¿De que cosa?-murmurando a su nivel.
-¿Que hace el aquí?-señalandolo saliendo un poco de su escondite mientras el no nos prestaba atención alguna, concentrado en los croissants con las manos unidas en la espalda y perfectamente derecho.
-No es nada malo, te lo prometo-hable a un volumen bastante bajo- solo dejame estar con el y cuando vuelva te lo explico.
-Casi me matas del susto, no nos decepciones pequeña-dejandóme volver con Adrien.
-¿Todo bien?-mirandóme preocupado.
Asentí con la cabeza.
-Oh disculpenme, señor Agreste es un placer tenerlo en nuestra panadería-se reverencio mi madre- Porfavor sientase cómo en su hogar, la casa invita por cierto.
-Muy amable señora Dupain-inclinando la cabeza- ¿de casualidad tiene usted algo para un picnic? en el que contaré con la presencía de la hermosa señorita que tengo de compañia.
Abri los ojos cómo platos mientras mi corazón latía a una velocidad imposible, mi madre le ofreció todo lo necesarió y luego de eso fuimos cerca del rio para comenzar nuestro picnic. Si al principio estaba nerviosa no puedo explicar cómo estoy ahora.
Con la suerte que tengo esto se podría arruinar con más catarinas, el mismo gato negro, abejas o uno de los dos siendo arraatrado por el rio, ante cualquier situación debía conservar la calma o simplemente ¡C'est la vie!
Preferí no comer nada y dejarselo todo a Adrien, quien al darse cuenta dejo de servirse.
-Por favor, me siento culpable al ver todo esto y que solo yo este comiendo-apenado-Nunca lo soporte.
-¿A que se refieres?-curiosa a lo dicho anteriormente.
-Mientras hay personas que se alimentan solo para meterse más cómida hay otras que aunque hagan un gran esfuerzo no la tienen.
Me sentí algo rara al escuchar eso, baje la mirada sin emitir comentarío alguno.
-No quiero decir que usted...-avergonzado, miro hacía otra dirección.
Yo tome dos croissants, uno lo deje para mi en una de las manos, con la otra se lo extendí cordialmente. Despues recorde que debí haberlo hecho con un plato o de la cesta pero me sorprendio nuevamente cuando lo tomo y le dio una mordida, dandome las gracias con la boca llena, olvidando la etiqueta.
-Muy vulgar de su parte hablar con la boca llena señor Agreste-reproche haciendo mi mejor imitación de aristocrata, le causa gracia eso.
Cuando ya había tragado decidió responderme.
-Usted ha cometido el error de servirme sin un contenedor, pensé que estabamos en confianza señorita Dupain Cheng-alardeo Adrien siguiendome el juego.
-No se le debe hacer dificil hablar así-observé sentada sobre el cesped.
-Si no le molesta prefieró que me diga Adrien señorita-guiñandome el ojo- y no si llevas toda tu vida hablando de este modo.
-Se me hace dificil Adrien-sonaba tan raro que le dijiera así que ambos nos largamos a reir, tendidos en el cesped mirando las nubes.
No tengo idea de cuanto tiempo estuvimos asi, solo que fue un inmemoriable momento entre nosotros dos.
Hablamos acerca de nuestros gustos, de las figuras ocultas en las nubes y muchas cosas con el avanzar del día.
-¿Su color favorito?-pregunto el con las manos en su regazo.
- Me encanta el color rosa ¿y a usted?-reí-... quiero decir a ti
-Amo el verde-mirando al cielo- Mi turno, ¿que edad tienes?
Los rayos del sol se reflejaban y hacían brillar sus cabellos.
-Tengo diesiseis ¿tu?-con los ojos cerrados por el brillo del sol.
-Dentro de poco cumpliré diesiocho-alegre ante el acontecimiento, sentí que se sentaba- por lo general hacen un banquete o me regalan algo invaluable para nuestra familia, es tu turno de preguntar lo que tenías hace mucho-bebiendo la sidra que preparo mi madre.
-Ah si, ¿que opinas de Chat Noir?
Adrien parecio atorarse repentinamente con mi pregunta, yo preocupada le di un par de palmadas en la espalda.
-¿Hablas del ladrón?-asentí y continuo- La verdad no me agrada del todo, lo admiro por ayudar a la gente pero...
-Prefieres ayudarlos tu-termine su frase y el sonrió cómo si fuera lo que iba a decir.
-¡Diablos, las telas! descuida le pediré a Nathalie que lleve las telas a dónde trabajas-aclaró- Debo llevarte a tu casa antes de que piensen que te he raptado-extendiendóme el brazo luego de guardar las cosas que llevamos.
Me dejo en la puerta de la panadería con mi madre presente, nos despedimos de una reverencía seguida de su beso en la mano.
Ya estaba oscuro cúando se marcho...
Adrien's POV
Entre a la mansión sin problemas, sólo esperaba que Chloe no me hubiese delatado.
Conocía a Alya gracias a uno de los guardias de aquí con el que sale a escondidas, por lo que veo se mostro muy amable al acompañar a Chloe hasta la mansión, cualquiera iría a regañadientes o simplemente no lo haría.
Fuí directo a mi habitación, Nathalie me estaba esperando en el umbral de la puerta.
-¿Es el?-suspire, agotado.
-Le espera en su estudio hace media hora-saliendo de ahí.
Nada bueno salia de una cita en su famoso estudio, Felix se la pasaba ahí pero por su inexpresividad nunca supe si era algo bueno o malo, geralmente mi padre lo tomaba cómo un ejemplo a seguir solo por el hecho de que són cómo dos gotas de agua, yo por mi parte, soy considerado la oveja negra de la familia por tener el espiritu libre que tenía mi madre.
Ahi estaba el, Gabriel Agreste de pie frente a su escritorio con las persianas medianamente cerradas y en la habitación abundaba esa brisa de invierno aunque estuviesemos en verano. Me mantuve serio al entrar, diciendo para mis adentros que todo iba a estar bien cuando en realidad yo sabía que no lo estaba.
-¿Querías verme padre?-intentando adaptar la actitud de Félix.
-Cierra la puerta, Adrien-con frialdad.
Obedecí rapidamente y me volví hacía el.
-Sabes por que hice lo del compromiso ¿verdad?-serio.
Negue con la cabeza.
-Responde-golpeando la mesa.
-No padre-nervioso pero sin demostrarlo.
-Te explicaré, para tu mayoria de edad realizaremos una fiesta en tu honor en la que anunciaremos tu compromiso con Chloe Bourgeois.
-A diferencia que ya lo menciono hace unas horas...-entre dientes.
-¿Dijiste algo Adrien?-sin sonreir.
-No padre, de hecho no se que tiene que ver el compromiso con mi mayoria de edad-poniendo los ojos en blanco.
-¿Quien era la muchacha?-sin rodeos.
Sabía perfectamente de quien me hablaba.
-No se a quien te refieres padre-convencido.
-Por quien dejaste a Chloe sola en la feria hoy.
Lo dijo.
-Había mucha gente hoy no puedo recordar con tanta exactitud padre-confesé.
-No puedes engañarme Adrien, te han vistos dos veces con ella ¿Quien es?
-De verdad no sé de quien me hablas padre...
-Te lo diré por ultima vez tengo a dos guardias que me lo pueden afirmar y a Chloe de por sí ¿Que hacías con ella una noche atrás?
-No he salido ultimamente padre, debén estar mintiendo-suspiré.
-¿Que hacías con ella? Sabiendo los peligros que corres allí afuera y con ese ladrón rondando en Paris, además de ponerte en peligro a ti, a una muchacha y a nuestro estatus-furioso- Dime de una maldita vez ¿Quien es la chica!
Me quedé en silencio, me levante y salí del estudio para volver a mi habitación.
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