33

Claude

¡¿Cómo que el vuelo va con retraso?! - la pobre trabajadora del aeropuerto me miró con cara de susto.

-Pues eso señor - habló como pudo - Hemos tenido algún pequeño inconveniente y se ha retrasado el vuelo hasta nuevo aviso. Me temo que tendrá que esperarse aquí hasta que se sepa cuando despega.

Di media vuelta y caminé enfurecido hacia un café que había por allí. Era temprano y ya estaba de mal humor, perfecto.

-Hey Claude, keep calm - Mark corrió hasta alcanzarme junto con Dylan, y me habló con un tono amable.

-No, no me calmo - seguí andando - ¿Para esto nos hemos levantado a las 5 de la mañana? ¿Para que luego nos digan que nos tenemos que esperar? Para eso me hubiera quedado durmiendo un rato más.

-Well, míralo por el lado bueno - Dylan me tomó del hombro - Vamos a pasar nuestro último rato juntos, que ayer nos pensamos eso y ahora resulta que no. Venga, nos sentamos, tomamos algo y todos contentos.

-Voy a llegar muy tarde a casa... - entramos en el café.

Nos sentamos en una mesa de tres. Acerqué mi maleta y abrí cierto bolsillo. Contemplé el sobre que me había dado el entrenador Scride el día antes. Dentro había mi sueldo, y ya lo había descambiado por wones surcoreanos para no tener que hacerlo más tarde. La cantidad era grande. Además, se suponía que un equipo de Corea estaba interesado en ficharme como delantero, así que tenía ya un trabajo casi asegurado, y el sueño de Bryce por cumplir. Estaba todo muy cerca, solo esperaba que nada me saliera mal, aparte del retraso del vuelo.

Vinieron a tomarnos nota. Yo me pedí un café con hielo, necesitaba relajarme. A ambos rubios tampoco se les veía del todo animados.

-Hey Claude - Mark llamó mi atención - ¿Todavía conservas mis cartas?

-Si Bryce no las ha tirado sí - le respondí.

-Allí había escrito mi número de teléfono, ¿recuerdas? - sonrió - Llámanos de vez en cuando ¿vale?

-Es verdad - sonreí yo también - Ya no me acordaba. Me compraré un móvil nuevo y te llamaré.

-Perfect, así no perdemos el contacto - el de las gafas levantó el dedo pulgar.

Nos sirvieron nuestras bebidas tan rápido como les fue posible. Y bueno, nos estuvimos esperando allí hasta saber notícias de mi vuelo. Estuvimos hablando muy animadamente, pues me calmé y pensé que debía aprovechar esos últimos momentos con ellos. A Dylan le sonó el teléfono, y atendió una llamada.

-¡Ok! Perfect - dijo muy emocionado - See you - colgó.

Se volvió a sentar con nosotros sin deshacerse de su sonrisa. Mark y yo le miramos algo sorprendidos, y no pudimos evitar contagiarnos de su alegría.

-¿Qué pasa? - le preguntó Mark.

-Jax vuelve al equipo, es fantástico Marky - el de las gafas le dio una palmadita en la espalda.

-Así que ya se ha recuperado, qué bien - después me miró - Justo a tiempo.

-Me alegro, así no estaréis apurados - sonreí - Debo deciros que ha sido maravilloso jugar con el Star Unicorn, me lo he pasado en grande, además de que he podido conoceros.

-Nosotros también nos alegramos de que te hayas unido, quién sabe si hubiéramos llegado tan lejos de no ser por ti - dijo el de los ojos aqua.

-Hey, one thing - Dylan sacó su móvil - Vamos a tomarnos una foto de recuerdo. Cuando tengas móvil, te la mandamos.

Y eso hicimos. Tomamos una foto selfie, que la verdad, quedó genial. Me había encariñado mucho con ellos, demasiado rápido creo yo, pero no importaba, eran gente maravillosa que merecía la pena. Me supo mal no poder despedirme de Erik y Bobby de la misma manera que ellos dos, pero no nos conocíamos tan bien y tampoco les quise hacer levantar tan temprano. En realidad, tanto Mark como Dylan decidieron acompañarme por voluntad propia, para poder despedirse en el último momento, y se los agradecía mucho, la verdad.

Por la mente se me pasaron todos y cada uno de los momentos que viví con ellos ese mes que estuve en Estados Unidos. El primer encuentro con Mark en el aeropuerto; con Dylan, que fue el primero en ir a saludarme nada más entrar en el campo; el día que me mostraron el National Hall, sitio en el que estuvimos practicamente todos los días; el apartamento de ambos rubios, donde jugamos a las cartas más de una vez en los días lluviosos; las calles más transitadas de la zona, donde paseábamos muchas veces; el campo de fútbol en el que entrenábamos... Eran muchos recuerdos bonitos que iba a guardar en mi memoria como un tesoro, porque eso es lo que eran. Siempre había querido visitiar Estados Unidos, y conocerles a ellos y trabajar allí fue lo mejor que podría haberme pasado. Era cierto que en algún momento me había añorado y habría preferido volver a casa con el albino, pero allí me encontré increiblemente a gusto, ya que estaba acompañado la mayor parte del tiempo. Ellos eran de esas personas que quedaban y salían a la calle casi cada día, y realmente estuve muy distraído como para añorarme demasiado. Habían sido muy agradables conmigo, y había hecho muy buenas migas con ellos. Mark me recordaba un poco a Bryce, ya que era más tranquilo y callado, y Dylan era como yo, le gustaba hacer trastadas y era más feliz que una perdiz, así que nos entendimos con mucha facilidad. Yo intenté mostrarme alegre y agradecido en todo momento, ya que de no ser por ellos no habría vivido esos días de esa manera tan maravillosa, y probablemente hubiera terminado hunidido como Bryce.

Estuvimos hablando muchísimo rato, más de un par de horas, hasta que finalmente supimos noticias de mi vuelo. Estaba todo preparado e iba a despegar lo antes posible, así que debía dirigirme hacia allí. Nos levantamos de la mesa, pagamos las bebidas y caminamos hacia el lugar indicado. Llegamos a la zona de los detectores de metales, lugar por el que ellos ya no debían pasar.

Ya había llegado el momento tan esperado, pero tan triste a la vez. Sí, tocaba decir adiós. Debía regresar a casa, y eso implicaba no volver a verles, en una buena temporada por lo menos. En sus rostros se veía la poca felicidad que les provocaba el momento, y Mark tenía los ojos algo vidriosos. Dylan ni idea, ya que esas gafas enormes me impedían verle los ojos, pero vete a saber, tenía una sonrisa muy ligera, así que contento no estaba.

-Bueno... - soltó el de los ojos aqua - Esto es algo más difícil de lo que me había imaginado - rió ligeramente.

-Pero tarde o temprano tenía que pasar - les sonreí como pude - Voy a hecharos mucho de menos, porfavor no me olvidéis, prometo llamaros.

-Calla y ven aquí, que al final me harás llorar - Dylan se me acercó sonreinte, como era él realmente.

Yo fui hacia él y fundimos nuestros cuerpos en un fuerte abrazo. Tenía la respiración algo tensa, como yo, así que también era un momento emotivo para él. Parecía no querer soltarme, y la verdad, yo tampoco quería. Nos separamos con una sonrisa en la cara. Luego miré a Mark, y con los ojos húmedos me rodeó entre sus brazos también. Le devolví el gesto con ganas, y derramé un par de lágrimas al final.

-Esto se me ha pasado muy rápido - Mark se separó de mi - Mucha suerte Claude, tienes todo nuestro apoyo, espero poder volver a saber noticias de ti muy pronto.

-Claro que sí - dejé mi maleta en la cinta transportadora - Nos vemos - pasé por el detector.

Una vez en el otro lado de la máquina, les miré por última vez. Ambos sonreían, y se despidieron con la mano.

-Suerte amigo - dijo Dylan.

-See you - Mark.

-Adiós chicos - derramé una pequeña lágrima - Hasta pronto.

Comencé a caminar dirección al avión, mientras escuchaba como ellos también se iban. Estaba increiblemente triste, pero caminaba con una enorme sonrisa en la cara, y un montón de buenos momentos grabados en mi mente. Giré la cabeza y observé como se marchaban juntos del gran edificio.

«Ya está, tú mismo lo has dicho, tarde o temprano tenía que pasar. Voy a volver algún día, y voy a llevar a Bryce conmigo, esto me ha encantado demasiado. No voy a olvidar a esos dos tan facilmente, imposible».

Entré en la enorme nabe, y me senté en un asiento que encontré libre. Miré por última vez la gran ciudad. El avión despegó, y me despedí de Estados Unidos.

«Muy bien. Marky, Dylan, esto no es un adiós, es un hasta pronto. Bryce, tú prepárate, porque en unos meses tienes la selectividad, así que ya puedes ponerte a estudiar muy fuerte». Lágrimas brotaron de mis ojos, y no pude evitar ponerme a llorar, pero no me arrepentía de nada, y terminé sonriendo de alegría. Todo volvería a ser como antes, pero a la vez muy distinto. Qué extraño todo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top