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Claude

-¡Claude! - gritó Dylan - ¡Here!

Tanto él como Mark corrían dirección a la línea defensiva del equipo rival. Chuté el balón en un pase alto. Ambos saltaron, y remataron el esférico a la vez.

-¡Remate Unicornio! - pronunciaron al unísono.

El tiro se estampó contra la portería, sin dejar oportunidad al portero rival, augmentando nuestra ventaja en el marcador. 2-0.

-¡GOOOOL!

La afición gritaba de emoción. Nos animaban y aplaudían energéticamente. El entrenador mostraba una sonrisa de satisfacción, y mis compañeros celebraban nuestra victoria practicamente asegurada.

Mark y Dylan vinieron corriendo hacia mi, al igual que Erik Eagle.

-Buen pase - Mark alzó el dedo pulgar.

-Esto es genial Claude - Erik me dio una palmadita en la espalda.

Le sonreí, y después de eso, todos volvimos a nuestras posiciones. Jugamos unos minutos más, pero el pitido final no tardó en sonar. Nuestra primera victoria en el torneo nacional era un hecho, pasábamos de ronda.

Estrechamos la mano con el equipo rival y nos dirigimos hacia los vestuarios para cambiarnos de ropa e irnos a casa para tomar una ducha. Estábamos todos cansados, realmente nos habían dado guerra, pero estábamos contentos.

Saqué mi móvil para tomar una foto selfie para enviársela a Jordan. Dylan nada más verme se unió rápidamente y posó conmigo. Saqué la foto, y se la mandé al peliverde.

-Primera victora en el torneo nacional.

Guardé el dispositivo y nos fuimos todos a casa. Tenía unas ganas increíbles de tomar una ducha relajante.
Como vivíamos todos bastante cerca podíamos ir juntos hasta cierto punto. En un cruce nos separábamos.

-Hey Claude - dijo Erik - He invitado a Mark, Dylan y Bobby a cenar a mi casa. ¿Qué me dices? ¿Te apuntas? Me gustaría conocerte algo mejor.

-Oh, bueno - le sonreí a mi manera - Si tú invitas no te voy a decir que no.

-Eres un interesado - se rió Dylan - Luego te pasamos a buscar Marky y yo y te mostramos dónde vive.

-Claro, vivimos practicamente al lado - asintió Mark.

Mark y Dylan compartían piso, y vivían dos edificios más al este que yo, así que siempre que quedábamos nos encontrábamos casi en la puerta de nuestras casas.

-Vale - comencé a caminar - Entonces me daré prisa en ducharme.

-Hasta ahora - Bobby y Erik se despidieron de nosotros, y fueron cada uno a su casa.

Con la toalla en la cabeza, secándome el pelo, tomé mi móvil para ver los mensajes. Jordan.

-¡Qué bien! Enhorabuena, estoy seguro de que llegaréis lejos.

Tecleé la pantalla para contestarle.

-Gracias, esa es nuestra intención.
¿Cómo se encuentra Bryce?

-Ayer fuimos a jugar al fútbol. Finalmente ha conseguido dormir, y see le ve algo más animado, pero se nota que le falta algo.

-Bueno, me alegro de que ya esté mejor. Ha pasado una semana, ya queda menos para que vuelva.

-Te estaremos esperando.

Ese último mensaje no lo respondí, básicamente porque los dos rubios, como a mi me gustaba llamarles, picaron al timbre. Dejé la toalla en el suelo, me calcé, recogí mi bolsa con mis llaves y demás, y salí del apartamento.

Ambos me estaban esperando fuera. Salí y nos dirigimos hacia casa de Erik. Los tres llevábamos el pelo algo húmedo, se notaba que no habíamos estado mucho rato en ducharnos. Hacía un aire algo fresquito, ahora que el sol comenzaba a esconderse bajo el horizonte.

-¿Esto por la noche es peligroso? - les pregunté.

-Depende de la zona - me explicó Mark - Dónde estamos nosotros no, de hecho, es de las más seguras.

-Sí - añadió Dylan - Ahora está todo muy controlado. De todas formas yo de ti no iría solo por la noche cerca de clubes o bares, allí pueden frecuentar carteristas o asaltantes.

Les miré con los ojos bastante abiertos. Vivíamos en una zona segura, pero había bares y clubes por allí. Eso me hizo sentirme algo más asustado.

-Tranquilo, volveremos los tres juntos de casa de Erik - se rió el de las gafas al ver mi expresión - No hay peligro.

-Aquí el peligro eres tú - le soltó Mark.

Como perro y gato, pero tan unidos. Bryce y yo, un claro ejemplo, al igual que ellos dos. Sin bullying no hay amistad, eso es ley de vida.

Buena comida, un buen ambiente, una balcón con una mesa al aire libre y bebida, uno de los mejores planes para un rato divertido en compañía.
Disfrutamos de una deliciosa cena hecha por Erik. Por lo visto se le daba bien cocinar, y se le debía reconocer, había disfrutado la cena de buena manera.

-Erik, vas a tener que enseñarme - le dije - Esto estaba delicioso.

El castaño rió amablemente, y levantó los hombros.

-Yo solo sigo la receta - se excusó.

-Bueno, me basta con no tener que pagarla - me limpié la boca con la superfície de la mano.

-Ya tardabas en soltar el comentario de turno - se rió Dylan.

-Y lo dice el más indicado - Mark rodó los ojos.

Así fue la noche. Risas, burlas amistosas, algún que otro chiste malo, conversaciones interesantes... La verdad es que tanto Erik como Bobby eran muy agradables y amigables. Claro que era la primera vez que interaccionábamos tanto rato, pero me gustó que me invitaran a mi también sin conocerme demasiado.

-¿A alguien le apetece salir a dar un paseo? - preguntó Bobby.

-Claro, buena idea - aprovamos la sujerencia.

Y así lo hicimos. Recogimos un poco la mesa y salimos a la calle. La ciudad estaba bien iluminada, mucha gente pasaba y los coches creaban el típico ambiente de ciudad grande. Las calles estaban tan llenas de vida como durante el día, con la diferencia de que no había luz solar y hacía algo más de frío.

Me mostraron varios sitios que ya me habían enseñado los dos rubios el día que hicimos "turismo" por la ciudad, solo que se veían con otros ojos durante la noche. Iluminados y llenos de vida. Qué maravilla.

Yo que había vivido toda la vida en la ciudad, me fascinaba y encantaba el ambiente. En cambio, por lo que sé, Bryce se crió en un pueblo, hasta que fue a parar a Don Sol. Después de eso siempre ha estado en ciudades, pero a él se le veía que la vida en esos sitios le incomodaba algo más.

Cuando decidimos volver, pasamos por el otro lado de la carretera respecto a todos los bares, clubes y discotecas. Me vieron con poca confianza hacia esos sitios y decidieron hacer eso. Verdaderamente fue de agradecer.

Me sentía tan cansado que nada más entrar en mi apartamento me tumbé en la cama. Partido de fútbol más una cena fuera me dejaban exhausto, y me dormí allí sin siquiera haberme puesto el pijama.

Y saber que a Bryce no le era tan fácil pegar ojo... Yo mismo me estaba sorprendiendo de lo bien que estaba llevando la situación. Cuando me marché de Corea pensé que me sería más complicado estar sin el albino, pero supongo que era porque me mantenía distraído. Aún así, estaba seguro de que iba a echarle más en falta de lo que quisiera. Cosas de la vida, supongo...

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