19
Bryce
"Toc toc toc" alguien llamó a la puerta. Yo estaba tumbado en el sofá, en una postura un poco extraña, muy débil y con un sueño impresionante. Ike me dijo que no iba a venir hoy, así que no entendía quien era. Igualmente, no estaba de humor para visitas.
-¡Largo! - dije en alto para que se me escuchara.
-Me esperaba por lo menos un hola - la voz de cierto peliverde resonó por el edificio.
-¡¿Jordan?! - me sorprendí de escuchar su voz.
-Y también yo - dijo Xavier.
-¿Qué hacéis aquí? - pregunté.
-Hemos venido a cuidarte - dijo el peliverde amablemente.
-No soy un niño pequeño - le repliqué.
-Ya, pero no te encuentras bien - me devolvió el replique - Ya lo sabemos todo así que no te hagas el tonto. Dejanos entrar.
-No, volved a casa - les di la espalda, o más bien le di la espalda a la puerta, moviendome como pude.
-Bryce, si no nos dejas entrar forzaremos la cerradura. Solo queremos que estés bien, deja que te ayudemos un poco anda.
Refexioné bien sobre la situación. Mis dos amigos habían venido expresamente de Japón solo para pasar conmigo este mal trago. Realmente tenía suerte de tenerlos como amigos. Pensé que me estaba comportando como un idiota, y que su compañía no me vendría del todo mal en realidad. De todas formas, llevaba toda la mañana allí tumbado porque casi no podía ni moverme.
-Debajo de la alfombra hay una llave de repuesto - les dije finalmente.
Les hubiera abierto yo, pero me sentía extremadamente débil para levantarme y caminar, no tenía ni idea del motivo.
Estuvo todo en silencio unos segundos, para después abrirse la puerta. Entraron Xavier y Jordan. Eran altos. Hacía un montón de tiempo que no les veía, habían cambiado. Me levanté como pude para saludarles, pero no tenía nada de fuerza, casi me caí.
Jordan vino corriendo hacia mi, y me sujetó para que yo no tuviera que esforzarme en mantenerme derecho.
-Bryce, pero... - el peliverde no tenía palabras - ¿Pero te has vuelto loco? Estás muy débil - luego miró al pelirojo de los ojos esmeralda - Tenemos que llevarle al hospital Xavier.
Este asintió, y sin decir palabra me cargó en su espalda. Era fuerte, me levantó como si nada. Tenía tan poca movilidad que no me resistí, y me dejé llevar por ellos, no quería discutirme. Salimos del edificio y la pareja me subió en su coche. Un descapotable azul, ellos por lo menos sí tenían vehículo. Eso significaba que tenían suficiente dinero para permitírselo, me alegré de que a ellos les fuera mejor que mi.
Buscaron en el navegador la localización del hospital más cercano y arrancaron el coche. El viaje no fue muy largo, o eso me pareció a mi, porque estaba medio dormido, y no pensaba con demasiada claridad.
Estaba sentado en una silla al lado de mis amigos, y tenía la cabeza recostada sobre el hombro de Jordan. Estaba muy mareado, me costaba un poco respirar y estaba muy somnoliento. El médico les estaba contando qué pasaba conmigo, pero solo podía escuchar la conversación a ratos, y solo si prestaba mucha atención.
-Bien - dijo el hombre de la bata y pelo blanco - Este chico tiene una enorme falta de vitaminas. Le hemos hecho un estudio, y nos hemos dado cuenta de que, en primer lugar, ha perdido algo de peso desde la última vez que se revisó. Esto no es un gran problema, pero una parte son consequencias de la falta de vitaminas que padece. Si hubierais venido un poco más tarde se hubiera desmayado.
-... - Xavier bajó la cabeza - No estoy seguro, pero creo que casi no ha comido en tres días.
-¿Ha dejado de comer a voluntad? - arqueó una ceja - ¿O ha perdido el apetito?
-Yo creo que no tiene hambre - el pelirojo me miró.
Ahí es donde perdí el hilo de la conversación. Miré hacia el lado izquierdo de la sala. Había una camilla toda blanca. Me preguntaba cuanta gente se habría tumbado allí. En Seúl vivía mucha gente, así que debía ser un número grande. Si te tumbaban allí era porque no estabas bien. Qué triste todo.
Miré de vuelta al frente, para darme cuenta de que el señor enfermero me estaba hablando a mi.
-Hey, chico - me dijo.
-Ajá - le respondí.
-Vas a tener que tomarte unas pastillas ¿vale? - me mostró un bote.
-Vale - dije sin ganas.
-Y escucha - habló amablemente - No hace falta ser muy listo para ver que estás triste y algo te angustia. Entiendo como te sientes, de verdad. Yo no soy psicólogo, pero siempre puedes ir a ver a uno, yo te lo recomendaría. Y otra cosa, porfavor, no dejes de comer, lo único que vas a conseguir será cada vez sentirte más débil. Come aunque no tengas hambre, es muy importante para tu salud, ¿vale?
Yo le asentí. Realmente tenía razón, él era el experto. Pero no tenía ningún tipo de hambre, y para comer a desgana, no comía. Igualmente Xavier y Jordan me obligarían a comer, así que no podía oponerme.
-Pronto estará la cena Bryce - el peliverde sacó la cabeza por la puerta de la cocina.
Yo estaba sentado en la mesa del comedor con Xavier. Me sentía igual de débil que por la mañana, pero me daba ya bastante igual, no tenía sentido pensar constantemente en ello si no se iba a solucionar por arte de magia.
-Voy a ayudar a Jordan - Xavier se levantó, y me acercó un vaso de agua - Tienes que tomarte dos de las pastilas de bote, hazlo ahora.
Después de eso se fue para la cocina. Yo tomé el vaso, agarré dos pastillas y me dispuse a tomármelas. Miré el bote. Luego mi mano con las pastillas. De nuevo el bote. «¿Y si me las tomo todas de golpe y acabo con esto de una vez? Estoy siendo una gran carga para Xavier y Jordan, no es justo». Me metí las dos pastillas en la boca y me las tragué con la ayuda del agua. «No, aún es pronto para rendirse, no voy a caer tan bajo tan facilmente».
Entonces la pareja apareció en el comedor con la comida. Me sirvieron mi plato y ellos se sentaron para comer también.
-Cometelo todo, ¿eh? - me dijo Jordan.
-Sois muy pesados - mire hacia un lado.
-Y vamos a serlo todo lo necesario - añadió el pelirojo - No queremos verte mal, así que no te vamos a quitar el ojo de encima hasta que no vuelvas a estar bien.
-Dejad de tratarme como si tuviera 5 años.
-No - negó Xavier - Primero acábate la cena.
Ambos empezaron a comer. De vez en cuando me dedicaban miraditas que, realmente, me llegaban a intimidar un poco. Así que tuve que terminar comiendo por narices. Esos días se iban a hacer muy largos...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top