11
Claude
Me quedé mirando por la ventana como Bryce se iba caminando hacia el café. Cuando vi que estaba lo suficientemente lejos, bajé yo. Me iba a mirar el buzón, pues el cartero había vuelto a dejar algo. Esperaba que fuera de nuevo una carta de Mark Krueger.
Saqué la llave, abrí la caja, y sí, dentro había un sobre. Miré la dirección. Estados Unidos, perfecto. Subí las escaleras corriendo a toda velocidad, volví a entrar en casa y cerré la puerta.
Abrí el sobre con prisas para ver el contenido. Estaba emocionado, siempre había querido ir a algún sitio de América, y si encima me ofrecían un trabajo, mejor.
Querido Claude.
Gracias por aceptar la oferta tan amablemente, estoy muy feliz de tu decisión.
Se lo conté a mi entrenador y al resto del equipo y todos estaban muy contentos también. Gracias de nuevo.
-Se me da tan bien hacer feliz a la gente - me señalé sonriendo.
Bien, aún hay algunas cosas que debes saber, pero como puedes apreciar, este sistema de comunicación no es el más rápido.
-Pues no - dije - Ha tardado dos días en llegar tu respuesta.
Por eso voy a darte mi número de teléfono, para cuando recivas esto, me llames, y hagamos todos los preparativos.
Aquí va: *números*
Estaré esperando tu llamada con ganas.
Estamos en contacto.
Att: Mark Krueger
-Pues venga - comencé a apuntar su número en mi móvil.
Cuando iba a llamarle, se me iluminó la bombilla. «¿Qué hora es en este momento en Estados Unidos?».
Lo comprobé en un momento. 13 horas de diferencia. «Sí aquí son las 7:06 de la mañana, allí serán las... 18:06 de la tarde del día anterior, si no me equivoco. Entonces, aún estará despierto, vamos a llamar».
Tecleé de nuevo los números y, esta vez sí, le di al botón de llamar. Me coloqué el dispositivo en la oreja, y esperé a que alguien contestara desde el otro lado. Pasaron unos segundos de espera, hasta que finalmente descolgó la llamada.
-¿Hello? - se escuchó una voz masculina bastante joven.
-Hola, ¿hablo con Mark Krueger? - dije algo confundido.
-Yes, ¿quién pregunta? - contestó con un tono alegre.
-Soy Claude Beacons - me alegré yo también - Justo acabo de recibir tu carta.
-Oh ¡Hi there! ¿Qué tal Claude? - al reconocerme su tono se volvió aún más agradable.
-Bien, genial. Espero que tú también.
-¡Of course! Estoy muy contento de que hayas aceptado la oferta.
-Muy bien, me alegro mucho - intenté ser igual de agradable que él, y era difícil - ¿Qué es eso que tengo que saber antes de venir?
-Sí, verás - me explicó - Cuando llegues, tendrás que hacer un entrenamiento con nosotros, así podremos ver como juegas y el entrenador podrá juzgar si puedes unirte.
-Vale, no hay problema.
-Ah, y me temo que el billete del avión sí que vas a tener que pagarlo tú - me dijo algo más decaído - El vuelo es de unas 13 horas.
-¡¿13?! - me explotó la cabeza - Está bien, puedo mirar ofertas en internet.
-De acuerdo, por el resto todo bien. Vas a tener que cambiar a dólares durante el tiempo que estés allí y ya.
Era todo un poco más complicado de lo que pensé en un principio. Pero rendirse no era una opción, así que iba a hacer todo lo posible por poder irme.
-Oye porcierto, ¿cuanto tiempo voy a tener que substituir a tu compañero? - le pregunté - Esque tengo compañero de piso y tampoco quiero dejarlo solo mucho tiempo.
-Ah, eso - habló - El médico le dijo que descansara entre un mes y un mes y medio. Eso más o menos. ¿Te parece mucho?
-No, creo que está bien - le dije - Gracias Krueger. Voy a revisar billetes de avión en internet y te cuento.
-¡Perfect! ¡See you! Adiós.
-Chao - colgué.
No sé por qué motivo, cuando Kruguer utilizaba alguna palabra en inglés me entraba la risa. Era como estar hablando dos idiomas en una misma conversación. 18 años y seguía siendo tan infantil...
Abrí el portátil que estaba en la mesa. Sí, Bryce y yo compartíamos un portátil barato y viejo, pero por lo menos teníamos.
Busqué en internet ofertas para vuelos a Estados Unidos. Fue una búsqueda un poco difícil, pero la surte me sonrió. Había un vuelo que salía esa misma tarde y que estaba a mitad de precio porque nadie lo quería.
El precio era relativamente barato, así que no me lo pensé dos veces, tomé la tarjeta de crédito y empecé a hacer la compra. Mientras, llamé a Mark de nuevo y puse el altavoz para hablar con él sin problemas.
-Ya tengo uno - le anuncié.
-¡Wow, so fast! - dijo - ¿Para cuando es?
-Salgo esta misma tarde, a las 7 p.m, voy a llegar a Washington DC por ahí a las 6 de la mañana.
-Ok, te estaré esperando allí - se le notaba alegre.
-¿Tan temprano? - me sorprendí - No hace falta hombre.
-¿Acaso sabes hacia donde tienes que ir una vez llegues? - lo dijo con tono sarcástico.
-Ah... - me sentí estúpido - No. Gracias, nos veremos allí pues.
-Vale - se rió - Prepárate todo lo que creas que necesites. Nos vemos mañana. No olvides cambiar algo de dinero por dólares.
-Cierto - terminé la compra - Hasta mañana. Gracias por todo.
-Bye - colgó.
Nada más cerrar la llamada fui corriendo a por una maleta. Empecé a sacar ropa de mi armario que iba a necesitar, alguna de mis pertenencias y demás. La emoción fluía por mis venas. Desde siempre me había encantado viajar, y esta vez me salía muy barato. Pero tanta sonrisa fue interrumpida por un pensamiento.
-El problema será contárselo a Bryce - pensé en voz alta - Pero supongo que él lo entenderá, es una gran oportunidad.
Escuché como la puerta del apartamento se abría. Eran las 18:26 de la tarde. Lo tenía todo listo, había pensado hasta el último detalle. Qué emoción.
Bryce entró con su cara de cansancio, y al ver mi maleta en la entrada se sorprendió.
-Claude, ¿qué es est-
-¡Bryce! - le interrumpí - ¡Tengo una gran notícia que contarte!
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