Lo tercero.


Dejé de escuchar la respiración de Neji por unos instantes, y de repente tomó una bocanada grande. Y en esos segundos son en los que procesa la información que acababa de recibir.

—¿Acaso estás enfadada?—Preguntó con neutralidad.

—Yo ya no me enfado.—Negué con la cabeza varias veces.—Es mi casa y si digo que hoy no duermes allí, no duermes.—Puse mi brazo derecho con la mano apoyada en mi cadera y la izquierda la alcé con el índice en alto.—Primero por que tienes una familia, los Hyuga, y ellos también se preocupan por ti como tú por mi, aún que no lo creas.—Levanté otro dedo.—Segundo por que dejé de ser una niña hace mucho tiempo y pareces mi madre siempre detrás de mí.—Levanté otro dedo.—Y lo tercero no es asunto tuyo.—Bajé la mano.—Espero que te haya quedado claro.—Hice una media sonrisa.

Nos sumimos en un prolongado silencio, o así me pareció a mí.

—Está bien, ¿Sabes que? Estoy cansado.—No le podía observar pero sabía como sus facciones se habrían coordinado para mostrar una cara de molestia.—Y no de cuidarte.—Elevé las cejas.—Si no de tu maldita forma de ser. Aguantarte es un suplicio.

No me molesté. No alcé las dejas. No hice nada. Seguía con un sentimiento opaco en mi interior, que solo a veces parecía difuminarse.

—Igual debería irme otros tres años.—Sentencié.

La hierba se removió y supe que el Hyuga se había ido. Yo debería irme también, pero hacía tanto tiempo que no estaba sola fuera de casa... Respiré.

Llené mis pulmones hasta que no cabía nada más en ellos y lo solté de golpe junto a unas carcajadas.

Hace tiempo que las cosas dejaron de dolerme. Sobreviviendo a todo lo que había sobrevivido... Supongo que el dolor pasa a un segundo plano.

Tomé camino a casa, disfrutando cada paso que daba por la aldea. Los sonidos de las personas que caminaban junto a mi y a las que tenía que ir esquivando. E intentando evitar mis tropiezos.

Y aún que no fue un paseo tranquilo, fue el que más disfruté en mucho tiempo.

(...)

Habían pasado ya unos días desde aquello. Neji no había dado señales de vida, pero Lee había venido varias veces, y supongo que le contaría al Hyuga si yo iba bien. Pero yo me opté por no preguntar por él, aún que, para que mentir, también quería saber.

Pero no era momento para ese tipo de cosas. Por que todos sabíamos, y más yo, que había sido avisada de tantas formas, que algo estaba por venir.

Me sentía bastante aislada, e inútil, a la espera de algo. Algo que entro de pronto por mi ventana, una vez más.

—Deidara... Como vuelvas a dejar todo esto lleno de arcilla...—Resoplé.

—Eres una quejica.—Oí los muelles de mi cama. Se había tumbado de nuevo.

Chasquee la lengua.

—Te voy a tener que aguantar muchas noches más, ¿cierto?

—Si quieres sobrevivir a esto, si.

Una cosa que me molestaba de este chico era que solo le había visto un par de veces.

No conocía sus gestos ni manías. Ni todas sus muecas. No sabía si alzaba una ceja como Neji –maldito Hyuga, sal de mi cabeza– o alzaba las dos como yo.

Tal vez ahora sonreía de lado, o con una amplia sonrisa. O tal vez su cara se mantenía neutra. Pero lo dudo, por que su voz era burlona.

Y todas estas incógnitas me mantenían en tensión. Por mucho tiempo que pasará con él, no iba a poder saberlas si no recobraba mi visión.

—Puedo sobrevivir sin ti.—Dije después de un rato.

—Pero tus ojos no.

MMMMM HOLA? PEDIR PERDÓN NO SERVIRÁ DE MUCHO, NO?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top