Hoy no.


Habían pasado ya unos días desde la visita de Deidara y la visita de Shikamaru que Neji no quería contarme. A pesar de aquello, todo seguía igual, aun que en ocasiones, en esos silencios apacibles que quedaban entre nosotros, una parte de mi esperaba que él me lo contase.

─¿En qué piensas?─Me preguntó el Hyuga.

Ambos estábamos sentados frente a la mesa del salón.  

Yo me quedé pensando unos instantes. Pestañee un par de veces y ladee la cabeza.

─Hyuga... ─Aclaré mi voz.─ Echó de menos contemplar tu melena.

En el silencio que se creó pude deducir que el estaría alzando una ceja y pensando que yo jamás cambiaría. Y así era. 


Éstos últimos días me había sentido bastante sola. Aun sabiendo que tenia la compañía de Neji constantemente. Tal vez podía ser ese el problema, tener a una persona tanto, que ya no este. Tal vez por eso la compañía de uno mismo le llamamos soledad.


O simplemente necesitaba verle para saber que estaba ahí, por que ya no le sentía, o por que el hecho de saber o deducir sus gestos, o su persona, no servia. ¿Y si algo habia cambiado? Igual su melena había crecido, o tal vez su piel había tomado algo de color por el sol, (cosa que dudo por que se pasaba el día en casa conmigo).


No se que era lo que pasaba, pero algo pasaba. Y era insufrible.


Me levanté con lentitud y con mis manos colocadas sobre la mesa. Podía notar los dos ojos perlas del Hyuga sobre mi, pero era algo que ya no intimidaba.



─¿Te vas a tu habitación?─ Preguntó con voz neutra.


─Podríamos ir a dar un paseo.─Sugerí girando mi cuerpo hacia la puerta del salón. Después de unos segundos de silencio decidí volver a hablar.─ Llevas semanas aquí metido, si acaso, sales para comprar, ¡Vamos!


Oí un gruñido por su parte, y supe que eso era una afirmación.  Sonreí y corrí hacia la entrada de casa a pequeños saltitos. 


─¡Ten cuidado, puedes tropezar con algo!─ Gritó Neji, quien supongo que habia ido a peinarse.


─¡Pero si no hay nada por el sue...─Mis pies chocaron entre si en el ultimo saltito y yo esperaba la caída inminente, pero un cuerpo me sostuvo. Me quedé aturdida unos instantes.─¿¡Cuando vas a parar de hacer eso!?


─Pues si sigues así, nunca.─Respondió con ese todo suyo que... uhg.


Él me estaba intentando ayudar a poner erguida cuando me deshice de su agarre.


─Si cada vez que voy a caerme apareces, ¡Nunca aprenderé!─Exclamé elevando mis brazos.


─Entonces... Pretendes decirme que te deje romperte los dientes contra el suelo... ¿no?─ Él parecía divertido, y es que dicho así yo podía parecer lerda.


─Mejor solo salgamos.─Suspiré.─Lo necesito.


Él se resigno y ambos salimos de casa sin decir nada. Y así seguimos el resto del camino, menos cuando alguien me paraba para preguntarme como me encontraba, pues casi toda la aldea se habia enterado de lo ocurrido y por ello, corrían muchos rumores.


Neji y yo nos reímos mucho cuando una niña me pregunto si era verdad que me habían atacado una manada de hadas y que con su magia me habían quitado la vista. 


Después le pregunté al Hyuga como era el aspecto de esa niña. Me gustaría algún día verla, con la vista ya recuperada y decirle que pude con el poder de las hadas, ¿Os imagináis lo guay que yo podría llegar a ser entre las niñas y niños?


Recorrimos prácticamente la aldea entera, hasta llegar a uno de los prados que la envolvían, y allí plantamos nuestro culo durante un largo rato. Tuvimos conversaciones de esas en las que realmente solo hablaba yo, y donde al empezar decía una cosa y al terminar todo lo contrario. 


El frió ya comenzaba a golpear mis brazos al descubierto. Yo esperé durante toda la tarde que me contara lo de Shikamaru, pero no lo hizo. Y tampoco me sentía mal por no contar aquella visita de Deidara. 


Después de pensarlo tanto, empecé a pensar que habia sido un sueño. 


─Creo que es hora de volver a casa.─Dijo Neji apaciguado.


Oí la hierva removerse por lo que supuse que el se habia levantado, y yo le imité. 


Sentí su aliento chocando contra mi cara, y en ese momento, mi corazón golpeó con fuerza mi pecho. Sin dejarme sentir ahora esa sensación de soledad.


─Hoy no, Neji. Hoy vuelves a tu casa.─Dije de repente y decidida.






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Quien dice dos semanas, dice cuatro meses sin escribir jeje

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