El momento
Me estremecí ante las palabras del Hyuga.
En todos estos años nunca me había planteado volver a aquel lugar del que salí huyendo.
De hecho, había intentado olvidar todo lo que tenía que ver con mi pasado. Hasta mi apellido. No sólo huí de allí físicamente.
Podía notar su mirada clavada con intensidad sobre mi, esperando una respuesta, supongo.
Yo intenté alejar los recuerdos sobre la noche en la atacaron mi aldea, pero no pude evitar que Deidara apareciera un momento por mi mente, y por instinto mordí mi labio con rabia.
—Iremos.—Sentencié.—Cuando sea el momento. Hay cosas que tratar antes y un plan que formar.—Me bajé de la mesa como pude y me acerque a Neji.—Será mejor que te vayas.—Una de mis manos dio un golpe amistoso en su pecho, y en ese momento recordé que le había quitado la camiseta. Intente alejarme y disimular la vergüenza que sentía, pero mis pies tropezaron entre sí y prácticamente caí sobre su torso. De nuevo, el cuerpo del ojiperla evitaba una de mis caídas. Gruñi y me separé de él con toda la dignidad que tenía.
—Hace un rato no tenías tanta vergüenza.—Dijo Neji con gracia.
Yo pude notar la rabia brotar de los pies a mi cabeza. Se me había olvidado aquella parte de él que odiaba.
—¡¡¡Que te vayas de mi casa!!!—Grité antes de meterme en mi habitación y cerrar la puerta con fuerza.
Juro que como no hiciera caso le cortaba a pedacitos y se los metía a Lee en la comida.
Me apoye sobre la puerta y suspiré. A los pocos minutos se oyó la puerta de la casa cerrarse con tranquilidad. Volví a suspirar.
No notaba la presencia del la Barbie de Akatsuki, y en estos momentos, lo agradecí.
Me estremecí recordando de nuevo, que parte de la destrucción de mi aldea fue cometida por Deidara. Una parte de mi parecía no querer asumirlo, ignorar que ese Deidara era el mismo que pasaba las noches junto a mi.
Aunque yo ya le había perdonado, no significaba que no sintiera dolor y rabia. Pero prefería ignorarla.
La cabeza me empezó a zumbar. Creo que se me había acumulado demasiada sangre por la vergüenza y ahora me dolía. Me coloque las manos en las sienes y apreté. El dolor se iba intensificando.
Uhg. El maldito Hyuga hasta dolor de cabeza me da.
Me dirigí a mí colchón y me senté. Puse mis manos sobre él y descubrí una prenda.
La sostuve sobre mis manos. Parecía una camiseta y sin duda, apestaba al rubio de la arcilla.
Abrí los ojos debido a la sorpresa.
¿Habría visto Neji aquello?
Pasé las manos por mi cara por frustración y decidí que sería mejor dormir un rato hasta la hora de comer e intentar calmar el dolor de cabeza aque cada vez se hacía más profundo. Había muchas cosas que asimilar.
*Unas semanas despues*
—Naruto, estoy bien.—Repetí por décima vez con frustración.
Durante esta semana el dolor de cabeza no solo no había disminuido, sino que además tenía fiebre y mi chakra estaba realmente descontrolado, apenas podía golpear al rubio con la intensidad que quería cuando decía alguna tontería.
—No, no lo estás, ___-chan.—El Uzumaki estaba de pie en mi habitación, intentando ponerme un paño mojado en la frente y mantenerme tumbada y descansado, pero yo me revolvía en la cama y le daba manotazos para que me dejara en paz.
—Tks.—Gruñi.—Solo estoy algo resfriada. Sobreviviré.
Naruto fue a decir algo pero la puerta sonó. Una pequeña carcajada se escapó de sus labios y yo fruncí el ceño.
—¡Vieja Tsunade ya voy a abrirle!—Grito él.
—Oh, ¡no me lo puedo creer!—Yo intenté incorporarme en la cama y buscar un plan de huida. Pero cuando quise darme cuenta un clon de Naruto me tenía agarrada. Aún así yo seguía peleando por salir de ahí, con las pocas fuerzas de las que disponía.
—¡___-chan! ¡Juro que hago esto por tu bien!—Fue lo último que dijo el clon antes de desaparecer. En ese momento me levanté de la cama a la misma vez que oía la puerta de la habitación abrirse, en un intento desesperado por salir de ahí. Sin embargo mis piernas fallaron en cuanto mis pies tocaron el suelo.
—¡Maldita sea ni mi cuerpo me obedece!—Dije con rabia al notar las manos del Uzumaki sosteniendo mi cuerpo.
—A pesar de estar mala sigues tan exasperada como siempre. Te saldrán arrugas enseguida como sigas así, querida.—La voz de la Hokage rebotó por la habitación.
—Eso te pasó a ti y por eso usas tú chakra para parecer una veinteañera, ¿No?—Dije con el mismo tono insolente.
Supuse que querría darme un puñetazo pero debido a mí condición actual se había contenido. Sonreí triunfante. Estar enferma siempre traía sus cosas buenas.
—Naruto ponla de nuevo en la cama, voy a revisarla.—Pude sentir como Naruto asentía con la cabeza y con cuidado colocaba mi cuerpo sobre el colchón. Yo rechiste por lo bajo.
Las manos de la Hokage fueron colocándose sobre distintas partes de mi cuerpo usando el justsu medico terminando en mi cabeza. Yo simplemente esperaba que terminase pronto mientras planeaba cual era la mejor manera para asesinar a Naruto.
Después de un rato, Tsunade se separó de mi y soltó una carcajada con sorna.
—Parece que algo está pasando con tus nervios ópticos. La recuperación de estos está siendo demasiado para tu diminuto cuerpo por lo que parece, por eso estás así de enferma.—Yo abrí la boca con sorpresa.—Solo necesitas descansar.
—¡Ves, Naruto, solo necesitaba que me dejases en paz!—Apenas pude terminar de quejarme y Naruto me estaba abrazando.
—¡Cuánto me alegro, ___-chan!—Su voz sonó algo quebradiza, sin embargo, con mucha felicidad, y no pude evitar sonreír y devolverle el abrazo con todas las fuerzas que tenía en este momento.
Después de unos instantes la Hokage carraspeó.
—Naruto, será mejor dejarla descansar.—Dijo, supongo, con la intención de llevarse a Naruto con ella.
—Pero no puede quedarse sol...—No terminó la frase.
—Mas tarde hablaré con alguien para que venga a visitarla para comprobar que todo está bien.—Sentenció.—Si hay alguna novedad, házmelo saber.—Habló dirigiéndose a mi.
Tras despedirse oí como se iban de mi casa, y decidí dormir.
Caminaba por Konoha, el ambiente se notaba agitado. Los pájaros volaban de un lado otro, parecía que buscaban algún tipo de refugio.
Pestañee y de repente mi cabeza dio vueltas. Parecía como si alguien estuviera dentro de ella.
Unos ojos aparecieron ante mi: morados y con arcos. Mi respiración se paró unos segundos al recordar todas aquellas historias que se contaban a los niños sobre Rikudō Sennin. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral de punta a punta, y sentí mi cuerpo temblar como hacía tiempo no lo hacía.
—¡SHINRA-TENSEI!
Esas palabras resonaron con fuerza en mi cabeza y todo se volvió absolutamente blanco.
—Shinra-tensei...—Me desperté de golpe con esas palabras resonando en mi cabeza.
Habían pasado ya unos días desde que la Hokage me había revisado. Naruto no había vuelto nada más que para despedirse. Se iba a una misión que tenía que ver con Sasuke. Y yo ya me encontraba bastante mejor.
Un poco de luz se filtró por la ventana y me dió en la cara. Yo refunfuñe.
Espera.
Me levanté de un salto y pestañee varias veces. Podía notar algo de luz entrar por mis pupilas. Era apenas un reflejo, pero podía visualizarlo.
Sin embargo, la emoción que estaba recorriendo mi cuerpo en ese momento se desvaneció ante el miedo a lo desconocido. Me quedé parada en medio de la habitación, visualizando luces y sombras borrosas y respiré con profundidad. Mentiría si dijera que no me temblaban las rodillas.
Seguí allí parada un buen rato. No sabía a donde ni a quien dirigirme para compartir aquello que me estaba pasando.
De hecho, Deidara llevaba sin aparecer por aquí desde el mismo día en el que hable con Neji. Prácticamente el olor a arcilla se había disipado de las paredes de mi casa. Además, Naruto había estado mucho por aquí antes de irse a la misión debido a que estaba enferma, así que en el fondo estaba aliviada. Lo único que me había quedado era una camiseta suya, que algunas noches usaba de pijama, aunque me daba vergüenza pensar en que viniera y me encontrará con ella puesta.
Por otra parte, tampoco me había cruzado con el Hyuga desde que lo eche de aquí.
¿Debería ir a ver a la Hokage?
Me balancee sobre mis pies e hice un mohín con los labios.
No quería que Tsunade fuera la primera persona con la que compartir esto.
—Si hay alguna novedad, házmelo saber.
Esa frase de Tsunade resonó en mi cabeza.
Pero la ignoré.
De pronto, alguien llamó a la puerta de mi pequeño piso. Yo caminé pausadamente hasta allí. Mi mano algo temblorosa agarró el pomo y la abrí. Más luz entro en por ella y me golpeó en la cara. Arrugue la nariz ante esto, debido a que llevaba meses en la oscuridad más absoluta y la luz resultaba molesta.
El ruido de los pasos de unas sandalias de madera contra el suelo me saco de aquellos pensamiento. Sin duda, era Ero-sennin.
—¡___-chan!—Su voz sonó alegre, sin embargo yo percibí todo lo contrario.
¡Hola chicas! Espero que estéis bien y a salvo.
Varias cosas:
Después de tanto tiempo sin escribir, se me está haciendo difícil, y para mí es muy importante que comentéis que os están pareciendo lo capítulos.
Sin duda este para mí ha sido muy complicado, porque es por así decirlo "un enlace" para todo lo que quiero hacer después, y no quería que pareciese aburrido.
Y luego, tengo varias preguntas para vosotras:
¿Queréis que haya sexo explícito o lo paso por alto si hay algo relacionado?
¿La subtrama con Deidara, os está molestando porque en realidad es una historia con Neji? (A mí sinceramente me encanta y más lo que tengo en mente por escribir)
¿Deseáis que el final de Neji sea el del anime o un final que todas deseamos en el que Neji por lo menos respire?
Estás preguntas no son tanto para decidir sino para que yo sepa la opinion de mis lectoras.
Si queréis decirme algo, os leeré.
Un abrazo❤️
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