n i n e
Tras la fiesta llegó el momento de limpiar. Únicamente países latinos se quedaron (o más bien fueron obligados) para ayudar con la limpieza.
—Hasta la cucha de sus comentarios—dijo Chile con fastidio al escuchar una protesta de Argentina por estar en la guerra—deberíamos estar todos juntos.
—Claro, weon, porque la mejor solución para los problemas es poner en riesgo la salud y la vida de millones de soldados—replicó Argentina recogiendo vasos—
—¡Ya! Ya por favor, chicos, solo importa que entre nosotros estemos bien—interrumpió Venezuela al lado de México que solo asintió sin más—
—Este vato tiene razón, ya estuvo chido de pleitos entre nosotros, somos amigos y tenemos que apoyarnos seamos neutrales—hizo una pausa y miró a Argentina—o estemos en la guerra—miró a Chile—
—Importa que acabemos temprano—se quejó Colombia tomando flores de muerto del suelo—ya me dolió la espalda.
—Ya hasta ahí, hay que relajarnos, todavía es temprano—exclamó México—
—Es la media noche, loco—apuntó Venezuela—y no me voy a poner una peda.
—¿Qué? ¿Rusia te pega?
Hubo una risa entre los presentes y tras unos minutos los cinco amigos se encontraban tomándose unas cuantas copas sentados en el jardín del azteca.
—Si me dió miedo esa vez que Uruguay le dijo baboso a Norte—exclamó el argentino al escuchar las burlas de sus amigos—en serio, si estuvo cabrón, se le quedó viendo bien feo.
—Cabrón estuvo el día que USA se agarró a golpes con Canadá—apuntó Colombia con una sonrisa—tú te metiste a separarlos, ¿no?
—Simona—respondió orgulloso el mexicano—Canadá no sabe pelear y el otro wey está bien safado.
Chile asintió.
—En serio espero esto cabe pronto—dijo Venezuela con nostalgia—extraño esos días...
—Tú si los extrañas porque a ti no te toca separar a USA de cualquier otro pendejo—bromeó México—pero ya en serio, sí es verdad.
—Bueno, hubiera sido más sencillo si no hubiéramos participado en la guerra—exclamó Argentina provocando una mueca en Chile—
—Incluso si nadie se hubiera aliado a ellos, seguirían peleando—se excusó—
—Mayoría contra dos—replicó—
—Independientemente de eso—interrumpió México—estamos vivos y juntos.
—Eso si USA no se pone loco—apuntó Colombia—
—No creo que sea mejor que Rusia—respondió Chile—es analítico, calculador, serio y centrado…
—Es bueno en el fondo—exclamó también Venezuela—
Argentina y Colombia miraron a México.
—¿Qué?—contestó él—yo ni lo conozco, ni idea de cómo sea el wey.
- Rusia -
—¿Has visto a Venezuela?—preguntó irritado el eslavo—¿Chile?
—Creo que siguen en América.
—¡Diablos! ¿No entienden que es una guerra? No es un juego.
—Cálmate—exclamó Ucrania tomando del hombro a su hermano—ellos más que nadie merecen descansar, ¿has visto el estado de Vene?
—Solo una desventaja—se apresuró a decir Corea del Norte entrando a la oficina, cerrando la puerta tras de sí—
—Tú tampoco te escapas, ¿dónde mierda has estado toda la semana?
—Arreglando lo que los latinos no hacen—respondió sentándose en el escritorio ante la molesta mirada de Ucrania—ya te lo he dicho, ellos no son países de guerra, son neutrales.
—¡Han hecho más trabajo del que tú dices hacer!—replicó Ucrania con molestia—
—Oh, ¿en serio?
—¡Ya basta!—calló Rusia—todos somos aliados y valemos lo mismo…
—Somo iguales, equidad, bla, bla, bla…—interrumpió Norte nuevamente—mientras los latinos eran iguales a nosotros YO conseguí esto…
Le extendió una foto a Rusia, que la miró con enfado; en ella se encontraban el Mexicano y el americano.
—¿No dijo que era neutral?—prosiguió el norcoreano—
—Bueno, ellos son viejos amigos—exclamó Ucrania al ver la foto—esto no significa nada.
—Si eres neutral no puedes ni acercarte a un país en guerra—dijo finalmente el más alto—México parecía muy enojado ese día…
—Igual, puede que se arreglaran, a ti te trató bien cuando fuiste—replicó Ucrania ante un Corea divertido—no lo conoces, Rusia, no sabes cómo es…
El ruso frunció el seño.
- Estados Unidos -
—¿Entonces?—dijo USA con molestia mirando a un soldado suyo—
—Esperamos noticias de New York, señor.
—¿Y qué haces aquí?—prosiguió irritado, su elemento no dijo nada más y se fue, él se dejó caer en la silla—¿por qué me vienen a ver los más idiotas?
—Hace un gran esfuerzo—apuntó Canadá sentado en la silla de enfrente leyendo un papel cualquiera—
—¿Cómo está Ottawa?—preguntó Noruega—
—Es un revoltoso, pero está bien gracias.
—¿Saben qué?—USA llamó la atención—me están dando ganas de ir al baño.
—Sera mejor que vayas ahora—aconsejó el canadiense—, está del otro lado de la casa.
—Eso haré, hermanito—exclamó y se fue—
Canadá se levantó de la silla una vez la puerta se cerrara, Noruega lo imitó y una vez pasaron unos segundos ambos países salieron de la oficina y caminaron por los pasillos.
—¿A dónde vamos?—preguntó el noruego caminando casi al par del apresurado país—
—Tiene una especie de cuarto secreto—respondió agitado—lo he visto salir de ahí varias veces.
—¿Y?—dijo en tono despreocupado, haciendo que el contrario parase para mirarlo—
—¡Tenemos que ver qué hay adentro!
—¿Por qué?—Noruega sentía miedo del americano, no lo conocía de mucho y solo había aceptado porque la oferta de ser su aliado, apoyo y tener su protección era perfecta para su gente—sé que no le tienes miedo, eres su familia, pero ¿qué hay de mi?
—¡No digas tonterías!—regañó—nunca nos lastimaría y no tiene por qué enterarse.
—Esto es mera curiosidad, Canadá, no nos ayuda en nada.
—No tiene por qué escondernos nada, Noruega.
Sin darse cuenta estaban frente a una puerta cualquiera en un pasillo cualquiera, Canadá sacó una tarjeta y con sus mejores esfuerzos trató de abrir la puerta, Noruega por su parte era el encargado de vigilar que nadie se acercara.
—¿Ya casi?
—¡Cállate! me pones nervioso.
—Ya, ya…
La puerta se abrió a los pocos minutos, dejando ver un cuarto totalmente limpio.
—¿Una habitación?—exclamó Noruega pasando primero mientras Canadá se levantaba para mirar—¿por qué tiene un cuarto en esta zona?
—No lo sé—respondió guardando la tarjeta—
—No será para...
—No, no—calmo el canadiense—seria muy obvio.
—¿entonces?
—No tengo ide…—miró hacia abajo y notó pequeñas gotas de sangre en la alfombra—¿qué diablos?
Se agachó y rozó las gotas con los dedos Noruega se agachó a su lado mirando su mano.
—¿Será suya?—preguntó el noruego—
—Ni idea, pero si es así ¿por qué?
—Quizás es depresivo.
—Habría más que unas simples gotas.
Canadá miró debajo de la cama y notó un trozo de tela que sin pensarlo dos veces jaló. Al sacarlo se dieron cuenta de que era una camisa manchada de sangre y sucia.
—¿Qué demonios?—alcanzó a decir el canadiense—no es suya, él es una talla más grande.
—¿Entonces de quién es?—preguntó Noruega con miedo—¿Y por qué está llena de sangre? ¿será de Polonia?
—No no puede, hablé con él hace unos días…
—¡¿Cómo?!—Noruega abrió ambos ojos—
—Sí, me contó que lo buscabas, está bien, perdón por no decirte antes.
Noruega se sentó en la esquina de la cama mirando el suelo.
—¿Por qué tiene esto aquí?—replicó Canadá mirando con más detalle la camisa—
—Ni idea pero estoy arrepentido de ser su aliado—soltó—da miedo…
—Él no es así…—suspiró y levantó a su amigo señalando la salida—vamos, no hay nada aquí…
Ambos estaban por salir cuando escucharon los pasos de alguien fuera de la habitación, sin pensarlo ambos se tiraron al suelo y se escondiera bajo la cama, un poco apretados.
La puerta se abrió y la voz molesta de USA llevaba a alguien dentro del cuarto, solo veían los pies, no sabían quién era.
—¿Te crees muy listo, bastardo?—exclamó la furiosa voz del americano—¡Dime si Rusia trató de hablarte!
Un fuerte golpe resonó en la habitación, haciendo que Canadá cerrara lo ojos con fuerza al sentir el dolor del tipo que su hermano tenía entre manos.
—¡Habla!—gritó el gringo cerrando la puerta empujando dentro al contrario, una vez ambos estuvieran dentro hubo un silencio—me estoy enfadando y tú no quieres que eso pase, o será como el otro día, idiota.
Noruega temblaba al ver ese lado del que según él "era un buen aliado", Canadá tomó su hombro y ambos se miraron, era un infierno.
—¡Habla!—ordenó una vez más—¡Tenías un teléfono! ¿le dijiste algo al idiota de Rusia? ¿eh?
No había respuesta, por ello un nuevo golpe fue dado al prisionero de la potencia que soltó un quejido de dolor y cayó de rodillas; ambos países escondidos trataban de ver su rostro pero no lo lograban, el extraño aún estaba en un ángulo lejano.
—¡Ya me harté de ti!—prosiguió—¡De tu estúpido país de mierda, eres basura…
Levantó a la fuerza al extraño país y lo encerró en el armario junto a la cama, tras eso se sentó al borde de la cama y suspiró. Unos minutos así bastaron para que el americano se fuera y cerrara la puerta. Canadá y Noruega salieron de sus escondite rápidamente.
—¡¿Hola?!—llamó Canadá pegado al armario—¿me escuchas? ¡Oh, Dios!
No había respuesta tampoco.
—¿Estará muerto?—peeguntó Noruega—hey, hey, escucha, si no puedes hablar golpea dos veces la puerta.
Dos golpes sonaron de inmediato tras las palabras del noruego. Canadá rió de alegría al sabe que quién sea que estuviera ahí estaba vivo.
—B-bien, escucha—pegó la mejilla en la puerta del armario—dos golpes para sí y uno para no…¿necesitas un médico?
Dos golpes sonaron. Noruega se colocó a un lado del canadiense.
—¿Sabes quiénes somos?
Otros dos golpes.
—¿Eres un ruso?—preguntó Canadá—
Sonó un golpe.
—Bien, escucha, amigo—comenzó Noruega—te prometo que hare—el canadiense lo miró—haremos lo que sea para sacarte de aquí ¿Sí?
Sonaron dos golpes.
—De acuerdo, tenemos que irnos, pero te sacaremos, en serio.
Ambos países se despidieron y salieron del cuarto. Caminaban con miedo, Canadá ahora sabía a quién realmente tenía por "hermano"
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