CAPITULO XXVII
Me encuentro recostada sobre la palma de mi mano, mirando a la nada, a la vez pensando en todo lo que ha venido pasando desde hace varios meses. Me había enamorado de mi mejor amigo, la única persona a la que le confiaba todo, mi lugar seguro, a quien con una llamada tenía las palabras correctas para tranquilizarme y asegurar que todo estaba bien, pero en la situación en la que me encuentro era a la última persona que recurriría a como lo hacía antes, porque aunque lo vea por los pasillos de la escuela y su mirada me suplique acercarme, simplemente no puedo.
No puedo porque mi orgullo y mis principios me lo impedían al inicio, luego acepté precipitadamente en estar con Daren porque quería convertirlo en mi lugar seguro, ¿en todo lo que Kenny tal vez había sido antes? Aunque no imaginé que aquel chico de ojos azules y sonrisa dulce ocultara cosas que no podría aceptar, ni aunque ahora fuera a quien quisiera más.
—Jane.—susurra Elsa a mi costado, parecía haberme llamado varias veces— La clase terminó.
Elsa había aparecido con el cabello de un tono cobre en la mitad de su cerquillo y algunos a su costado, resaltando su rostro y dándole un ángulo precioso.
Quería sentirme igual de tranquila que ella.
—¿Qué te viene sucediendo, señorita del mal?—bromea, pero al ver que no me encontraba de ánimo, acaricia mi cabello— ¿Es por la nota de la lección?
Debía decir que no, pero en vez de eso asentí para no contestar más preguntas. Pues la lección había sido difícil, y porque no soy alumna de diez el seis cincuenta no me molestaba en lo más mínimo, pero debía fingir que si.
—¿Por qué el nuevo look? —pregunto tomando un mechón de su cerquillo, intentando animarme, ocultando mi abrumadora y verdadera razón de mis pensamientos.
Sonríe como si haya esperado que se lo preguntase.
—Quería que Lorena estuviera aquí, pero parece que se demorará.—contesta al ver hacia la puerta y volver a mi— He tenido algunos castings para una serie, me llegó la solicitud hacía ya un mes.
La miro asombrada y me lanzo a abrazarla, ella cierra sus brazos a mi alrededor y su rostro cambia a un tono rojo, estaba muy emocionada.
—¿Por qué no me dijiste? —pregunto sonriéndole de regreso—¿Estás dentro de ese proyecto?
Asiente contenta.
—Quería que sea seguro. —levanta sus hombros y ladea su cabeza al continuar:— Mis padres no saben aún, es una serie que tiene un guión muy caliente ¿Entiendes a lo que me refiero?
—¿Lo harás sin la aprobación de tus papás?
—Debes haber escuchado el refrán que dice; es mejor pedir perdón que pedir permiso.—esboza una sonrisa.
Asiento.
—Entonces qué honor saber la primicia. —finjo una reverencia desde mi asiento.
Niega avergonzada, pero con una sonrisa pícara.
—En realidad...—si algo había comprendido era que siempre que ella jugaba con el filo de su camisa vendría algo que no le gustaba admitir— Tuve que decírselo a Arioc antes que a todos, es quien me ha llevado de un lugar a otro en los castings.
Abro los ojos completamente asombrada.
—¿Ahora se llevan bien?
—Más que llevarnos bien... es... es... una tregua. —balbucea— Comprendí que no es tan idiota.
—Y que te gusta. —la molesto.
—¡CLARO QUE NO!—exclama ofendida— ¿Por qué todos creen eso?
—Porque se odian tanto como para no gustarse con la misma intensidad.
Gira los ojos.
—¿Parecida a la intensidad en la que te gusta Daren ahora? —ataca.
Me muevo incómoda en mi asiento.
—Claro que lo quiero... mucho.—susurro—Pero me he enterado de cosas muy oscuras de él.
—Mientras no tenga un cadaver en su casa.—Bromea, pero mi cara la hace aclarar su punto— Todos tienen algo oscuro, ¿Esperabas que fuera Perfecto como su imagen de Niño Bueno? Sólo enamórate de eso también, cuando aceptas las cosas malas, sabes que lo que sientes es verdadero.
—Es lo peor, Elsa.—la miro seriamente esperando que me ayudara en este dilema— Que sí lo quiero, incluso con eso.
Por fin lo admitía.
—¿Ves? —pone su mano en mi hombro—El primer paso es aceptarlo, el segundo era ser novios y ya te lo haz saltado.—luego asombrosamente se calla—. A menos que también sientas los mismos por otra persona.
En ese instante veo pasar a Kenny junto a aquel chico que apenas conocía, quienes todos llamaban su mejor amigo, Heath. Ahora que había regresado a clases parecía una pulga junto a él y ¿Cómo podía ingresar a mitad de año? Debe tener un papá igual de rico.
Kenny aún no se rendía, a la distancia intentaba mirarme y sonreírme esperando en que algún momento le regrese su gesto, temía que aquello aumentara los rumores, pero había sido todo lo contrario. La última vez que se acercó me dijo que me esperaría, pero no lo haré. Me he convencido de eso.
¿Debía merecerse el odio que Daren sentía por él? Era lo único que
justificaba el perdonar e ignorar todo lo que sabía desde hace una semana, de ambos. Ahora no puedo meter las manos al fuego por Blanc, ya me había quemado lo suficiente y me estaba ahogando con Daren.
Siento dos brazos envolverme y el aroma del perfume cítrico me ayuda a reconocer a Daren, apartando mi visión de mi ex mejor amigo. Él me estampa un beso en el cuello y Elsa actúa asqueada dramáticamente.
—¿Le dijiste?—pregunta él ignorando por completo a quien había estado mirando hace unos instantes, me quedo un poco perdida al creer que era para mí la pregunta.
—Aún no.—responde Elsa.
—¿Decirme? —pregunto—¿Ustedes me ocultan algo que no sepa?
—Creía que a Lorena se le podía soltar en algún momento, pero no ha sido así.—Elsa estaba pensando en voz alta.
—¿Que yo qué?—Lorena venía dando brincos y se sentó junto a Elsa mientras la envolvía en un abrazo, apretándola con fuerza, aquello la hace quejarse para después ser soltada.
—Tendrás una fiesta de cumpleaños. —me hace saber Daren cuando se sienta a mi lado.
Frunzo el ceño confundida.
—¿Mi cumpleaños?—pienso, según yo estaba muy lejos. Los tres asienten—. 25 de Octubre ¿Recuerdas? Es el fin de semana.
—Sabía que se le olvidaría. —comenta Lorena resignada hacia Daren—Pero no te preocupes, hemos hecho ya las invitaciones y tu papá está de acuerdo en que sea en casa de Elsa, el sábado.
Niego rápidamente.
—No me gustan las fiestas gigantes.—les digo y recuerdo algo de mi costumbre cada año— Suelo ir a comer —con Kenny— No hago fiestas, odio ser el centro de atención y los cumpleaños son precisamente eso —niego varias veces más— Claro que no.
—Eso tú no lo decides.—me contradice Elsa cruzándose de brazos— Como tus amigos que somos, ¿Lo somos verdad? Bien. Pues como tus amigos que somos, hacer una fiesta es nuestro deber.
—Lorena fue la de la idea de una temática y que sea grande pero...
—¿Temática?—pregunto aún más incómoda.
—¿Por qué diablos estás tocando mi cabello? —me ignora Elsa fingiendo buscar a Lorena alrededor y empujándola en un jugueteo, Daren toma mi mano—Simplemente déjanos hacer la fiesta, ya está todo. Solo debes asistir. —insiste.
—Es verdad, cariño.—intenta que seda, mientras besaba mi mano y acariciaba mis nudillos con sus dedos— Nos divertiremos todos.
Joder. Soy fácil de convencer.
Entrecierro los ojos y asiento resignada.
—Pero no quiero dar palabras de agradecimiento o cosas asquerosamente sentimentales.
Ambos asienten victoriosos.
—Además debemos festejar doble ese día.
Los tres la miramos atentos, aunque yo sabía lo que venía. Elsa les cuenta de su papel de un personaje secundario en el que trabajaría, Lorena lloró emocionada pero limpió sus lágrimas con mi falda, Daren la felicitó y nos invitó a tomar helados en la salida como festejo por eso. Me pusieron al tanto de la temática de mi cumpleaños, resulta que querían hacer la fiesta con temática de mi banda favorita coreana, Lorena y Elsa decidieron que todos los que vayan deberán vestirse con la misma ropa de la canción que hayan elegido. Al principio me pareció tonto, pero para ser honesta jamás he tenido una fiesta con muchos invitados, papá no tenía tiempo para ayudarme con algo así y no tenía amigos, pero ahora ellas dos han dejado que pertenezca en algo por fin, en sus vidas.
Accedí, tampoco es que tenía escapatoria con Elsa y Lorena.
Regresé como todos los días de la última semana en compañía de Daren, nos besábamos en la puerta de mi casa sutilmente y a veces con mucha dulzura, pero hoy su mano bajó por mi espalda hasta llegar a detenerse justo antes de tocarme el trasero. Sentí un escalofrío excitante en todo el cuerpo, muy parecido a uno que recordaba hace...
—Te veo mañana.—me besa la sien.
Como un acto involuntario agarro el filo de su camisa y lo detengo.
¿Qué estaba haciendo?
Esto complicaría más las cosas.
Déjalo ir.
—¿Quieres entrar?—pregunto tomándolo por sorpresa, incluso yo lo estaba.
Daren me mira un poco inexpresivo, jamás lo había invitado desde que habíamos oficializado.
—Pero tu papá no está en casa. —susurra acariciando mi cabello, como suele hacer para plasmarme un beso y luego marcharse.
No quería que se fuera.
—Lo sé... —maldición—, pero hay esta serie que pensaba ver y no quiero verla sola. —le comento con miedo de ser rechazada— Papá probablemente llegue en la madrugada o mañana por la tarde, y mi hermano debería estar aquí cuidándome pero me dijo que está arre—
—¿Cómo se llama, cariño? —me pregunta apretándome contra él.
Me gustaba mucho su olor, su calidez.
Abro la puerta mientras le respondo, pensé a mil cuál era esa maldita serie que quería ver, pero no recordaba. Daren me sigue hasta la sala en donde dejamos las maletas y voy a la nevera para servirnos agua.
Debía estar loca si mi propósito lo descubría.
—The Witcher—recuerdo al fin— Así se llama la serie, según Elsa es muy buena y como no soy de romance o comedias me llamó mucho la atención.
—Jane...—me llama desde la sala.
— Siii—digo en un tono de duda.
—Si querías que me quedara, solo debías decirlo,—estaba caminado hasta donde estaba— Soy tu novio, puedo hacer lo que me pidas ahora.
—Pero sí quería ver la serie contigo.—miento.
Lo quería conmigo.
—Bien...—dice—Pero yo justo ahora solo quiero besarte.
Estaba parado frente a mí, nos separaba el mesón de la cocina, pero lo rodea llegando a mi lado. Sonrío torpemente y bajo la mirada avergonzada. Había sido descubierta. Su pulgar levanta mi rostro para regresarlo a ver y su otra mano se desliza por mi falda ¿Cómo fue tan rápido?
De inmediato me alejo avergonzada de su rose y su mano fría, pero él me abraza y deposita un beso en mi frente.
—Quiero hacerte de todo, pero solo quiero besarte justo ahora. En serio Jane.
Suspiro avergonzada y regreso mi mirada a la suya, intento aguantar ver el inmenso cielo azul encerrado en sus ojos, pero ambos terminamos riéndonos torpemente.
—¿Quieres que te muestre mi habitación? —pregunto acariciando su cuello.
El asiente.
Nos disponemos a subir las escaleras tomados de la mano, sentía este cosquilleo en el estómago que me estaba haciendo dudar de todo lo que planeaba hasta ahora. Abro la puerta de mi habitación y le doy paso, Daren camina dentro ensimismado en cada decoración boba que tenía. Algunos funkos de mi banda coreana favorita, unos posters sobre la pared, algunos peluches de referencia sobre ellos mismos.
—Lo sé.—cierro los ojos avergonzada. —Debo tirarlos, ya son una niñada.
Me mira pero no dice nada.
Sigue caminando y se sienta en el filo de la cama, toma uno de los peluches sobre ella y lo mira delicadamente.
—A ella también le gustaba BTS.
Camino a su lado un poco temerosa de que pueda detonar alguna cosa con él, el recuerdo de su hermana parecía siempre ponerlo de mal genio, pero también tenía mucha curiosidad ¿Era de verdad Daren un asesino sin corazón? Desde ese día en su casa he evitado hacerle más preguntas, pero hoy no parecía que el estuviera en contra de eso.
—Jane...—susurra y sus lágrimas comienzan a caer—Cometí un error.
—¿Cuál?—había tomado sus manos entre las mías, estaban muy heladas y parecía muy indefenso, como un perrito tiritando de frío luego de ser salvado de la tormenta.
—Maté a dos personas que, aunque se lo merecían, no debían haber muerto, no por mi culpa. —me mira asustado ¿Cómo podía ayudarlo? — Sino te hubiera conocido hubiera esperado un poco más.
¿Qué trataba de decir exactamente?
—Tú lo haz dicho, no querías matarlos. —tomo su rostro e intento limpiar sus lágrimas.
—Jane, te seguí hasta aquí, pensando que lo encontraría y terminaría todo.—continúa y a mi rompecabezas aún le faltaban piezas— Kenny... creí que podía lastimarlo tanto como lo ha estado mi familia.
—Daren, si quieres que te entienda,—digo al fin armándome de valor y con el fin de llenar mi curiosidad—Debes explicarme todo.
El asiente y me acerco plasmándole un beso en sus labios. No le tenía miedo, incluso ese día en su casa cuando parecía que quisiera que lo tuviera, lo que sentía era confusión e incredulidad, pero ¿miedo de él?
—Mi hermana estaría ahora en la universidad, le faltaba poco para graduarse—dice— Ella, siempre le han gustado los videojuegos en línea y tenía amigos creo. Así es como lo conoció.—comienza y sólo lo oigo.
Nunca informó a sus padres o a él que le hicieran bullying en la escuela, era algo que simplemente había llegado a oídos de él por error el último mes. Ella tenía problemas para socializar, y parecía que las bromas se habían convertido en agresiones físicas, de eso estaba seguro porque solía llegar con moretones o la ropa sucia, pero ella siempre le prohibía interferir. Las únicas veces que intentó algo, ella dejó de hablarle. Eso tres meses antes, comenzó a salir más seguido y llegaba con regalos de juegos, ropa, maquillaje, se encerraba en su habitación a jugar todas las noches y su mirada había cambiado. Se volvió rebelde, a casa jamás llevaba amigos con los que supieran que se relacionara. Comenzó a dejarla en la puerta de la escuela y había notado que muchos la miraban y se burlaban de ella, luego el bullying se había vuelto virtual, haciendo memes de cómo se miraba, videos de su cara sobre animales como cerdos, caballos, animales teniendo sexo, que se compartían entre todos en la escuela, quienes compartían redes sociales.
Soleil, como era su nombre, había comenzado a consumir drogas y a desaparecer, Daren la primera vez que la encontró inhalando en el baño le quitó todo lo que le habían comenzado a regalar esa persona anónima que luego descubrió había sido supuestamente Kenny Blanc, pero como ella era la mayor, era imposible que pudiera darle órdenes.
Había olvidado porque había dejado de utilizar las redes... era por esta chica, tenía miedo que también me hicieran lo mismo. Soliel era el juguete de los idiotas de mi escuela en esa época.
Ella se suicidó un mes antes de las vacaciones dentro de la escuela, la habían encontrado guindada en el baño de uno de los tres edificios de mi vieja escuela. Daren la iba a recoger esa tarde porque el director había llamado para que fueran de inmediato, ningún policía permitió extrañamente que se supiera de eso en la televisión.
—¿Por qué la escuela ha ocultado eso?—pregunto horrorizada.
Nunca se supo que alguien de mi escuela se suicidara, al menos en mi curso nunca se llegó a escuchar de algo parecido, tampoco de las muertes del incendio o de quien lo habría podido ocasionar.
—Porque alguien debió dar dinero, Jane. —dice—Este mundo vive por el. Además resulta muy extraño que el último contacto de mi hermana, antes de morir haya sido Blanc, debió decirle algo que la detonó. Él pudo salvarla.
Mi pecho se detuvo unos segundos.
¿Podría ser cierto?
—Pero he decidido olvidarlo, Jane.—comenta sorprendiéndome. Se acuesta en la cama completamente y extiende sus brazos— Tengo un deseo.
Sonrío y su gesto con las manos, mientras las abría y cerraba, hacen que olvide nuestro pequeño tema inicial.
—¿Cuál? No soy mágica.
—Es algo simple, cariño. —susurra ya, sonreír sus ojos que entrecierran—Ven, durmamos juntos.
Camino despacio hacia él y sus brazos me envuelven, me sentía muy pequeña junto a él, una sensación especial, pero no lo suficiente para superar otras sensaciones.
Nos recostamos enlazadas nuestras manos y cerramos nuestros ojos, podía oir su respiración al principio agitada y con prisa pero luego tan calmada que eso me acurrucó, pude haber permanecido más despierta que él si sus caricias en mi cabello no me hicieran dormir, ni me llevaran a soltar torpemente una palabra:
—Te quiero.
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