CAPITULO XXIV

—Siento dormidas mis piernas.—suelto nerviosa.

—Shuuu.—me calla Elsa.

Ambas estábamos escondidas bajo un árbol esperando la señal de Lore, la cual no llegaba desde hace media hora. Mis pies se estaban entumeciendo y Elsa alumbraba los suyos con la luz de su celular en caso de que apareciera algún insecto indeseado y nos picara.

—Por fin.—chilla al ver que la luz que desprendía una de las habitaciones del lado izquierdo de la mansión se apagaban— Siento que sus oraciones fueron eternas. 

Me río a lo bajo.

—Pide y se te escuchará.—le recuerdo un refrán.

—Es pide y se te dará, Jane.

—Me entendiste.—agrego de inmediato avergonzada.

Permanecimos impacientes durante media hora esperando que las luces se apagaran, Lore había dicho que era señal de que sus padres habían terminado sus plegarias, jamás nos dijo que eran largas, o hubiéramos traído dos sillas.

—Sólo pido por la paz mundial.—me dice, continuando con lo que decía anteriormente—. No por cada ser humano en la tierra, es la opción más corta —bromea, luego alumbra mi rostro—¿Soné egoísta verdad?

—Un poco.—digo mientras cubro mi rostro, la luz me estaba dejando ciega.

Unos minutos después, se logra escuchar el crujir de las hojas y el viento, mis brazos estaban congelándose. Un ruido le sigue y Elsa me toma el brazo asustada, pegándose más junto a mí.

—Debe ser un gato.—comento para calmarla.

Eso esperaba.

—Los gatos son silenciosos, Jane.—me informa—Los fantasmas no.

—A veces los asesinos en serie se esconden en las sombras.—digo seriamente, pero estaba bromeando.

—¿Asesinos? ¿Cómo un asesino sabría que estamos aquí esperando a Lorena para salirnos de casa a escondidas como algo normal?

—No lo sé.—respondo— Pero no es como si ver a un asesino aquí también lo sea.

—Sí, claro.—ironiza aún asustada—. Somos una presa fácil justo ahora.

—No hay asesino, Elsa.—le aseguro para su tranquilidad.

—Entonces no descartas que haya un fantasma ¿Verdad?

Iba a responderle que sí, que estaba descartada aquella opción porque no daban miedo, no creía en ellos, pero un aire frío se cruza desde la derecha golpeándonos y haciendo que nos estremeciéramos y es cuando ambas sentimos un tacto helado en nuestras espaldas.

—¡Hey!

Elsa salta y yo la imito. Mi corazón se estaba saliendo de mi pecho.

—Mierda, Lorena.—se queja en susurro Elsa al alumbrar su cara— Avisa la próxima.

—¿Sólo ustedes dos?—pregunta riendo a lo bajo—¿Y Daren?

—En el auto.—respondo susurrando también, estaba intentando calmar mi agitada respiración— Esperemos y siga ahí.

Con sigilo y cuidado salimos de entre las barras de la puerta de metal, donde las tres cabíamos perfectamente, el camino era oscuro y sólo nos guiaba la luz de Elsa en su celular. Cuando llegamos a una cuadra vemos a Daren en el auto, él estaba parado fuera con un abrigo blanco y pantalones negros.

Nos sonríe al vernos cerca, al mismo tiempo que negaba.

—Tienen cara de a ver visto un fantasma.—nos dice, luego monta al auto.

—Casi me meo.—bromea Elsa entrando, después le seguimos.

—Gracias por venir a verme, Daren.—agradece Lorena tímidamente—. Aunque sea Elsa la que nos meta en este embrollo.

—No te hagas la mártir.—responde la chica herida—. Yo sólo di la idea. No me hago responsable de lo que suceda en el concierto.—peina su cabello—. Pero si te diviertes hoy, ese mérito me lo llevo.

Giro los ojos divertida.

—Ustedes están locas.—comenta con una sonrisa Daren, en lo que arrancaba.

—Y tú muy enamorado como para seguirnos el juego.

—Elsa.—susurro avergonzada, junto a Daren.

—Y no lo voy a negar.—contesta.

—No podría esperar menos de ti.—le dice y se acerca para darle una palmada en el hombro— Por cierto, déjame en el centro, quedé con un idiota.

—¿Sales con idiotas?—pregunta frunciendo el ceño y mirándola desde el retrovisor.

Giro para ver su respuesta, Elsa estaba escribiendo algún texto en su celular.

—Jamás saldrían con uno.—responde—. Es sólo un favor para esa especie.

Todos reímos.

Sabíamos quién era.

—Arioc.—imitamos un gruñido al unísono Lorena y yo.

Elsa nos mira pasmada y pestañea algo confundida. La habíamos imitado a ella.

—Últimamente él te busca hasta para respirar. —le insinúa la chica sentada a su lado.

Ella gira los ojos en respuesta.

—Es lo último que me faltaba.—masculle—. No tengo nada con ese imbécil, soy su sirvienta de servicio cuando me llama, es que le—la cortamos.

—Le debo mucho al idiota.—coreamos Lore y yo.

Daren se ríe.

Anduvimos con música hasta llegar al centro en donde dejamos a una Elsa muy molesta por nuestras bromita, pero no nos dijo nada, sólo nos mostró su dedo de en medio divertida mientras negaba al bajarse del auto y dirigirse hacia uno de los locales de café. Vimos a Arioc lejos esperándola con una gorra azul y camisa negra, había escondido su cara bajo unas gafas de sol. Elsa por fin llega a su lado y lo toma desprevenido dándole una palmada en la cabeza, que hace que se gire y la encuentre parada tras su espalda.

Daren arranca.

—Entonces se gustan.—él parecía haber sacado su conclusión.

—Creo que desde primero de secundaria. —reflexiona Lorena desde la parte de atrás—. Pero él siempre la a tratado muy salvajemente, bueno... ambos, como si tratasen de ocultar su muy obvia atracción.

—Eres muy buena viendo cosas.—le digo.

—Eres muy buena observadora.—sonríe en respuesta Daren.

Llegamos al concierto por fin y en la entrada nos reciben dos hombres inmensos parados en la puerta, uno casi calvo y el otro con mucho cabello ¿o era peluca? Daren les extiende las entradas y ellos nos permiten el paso, Lorena saca de su abrigo mostaza su celular y comienza a grabar todo desde que entramos.

Estaba deslumbrada al igual que yo.

—No te pierdas, Jane.—me susurra Daren y puedo ver como sus ojos azules se iluminan con las luces del lugar, para luego tomar mi mano sin que pueda refutar, así que lo dejo.

La tarima era inmensa y la banda había empezado a tocar, la música se escuchaba hasta en la piel, todo vibraba; el suelo, las paredes, mi corazón. Jamás había venido a un concierto tan grande como este, solía ir a los de mi escuela o los retiros espirituales con papá y Mikel, pero jamás a uno con muchas personas de mi edad divertidos, y al parecer drogados, cada uno en lo suyo, las personas estaban saltando al compás de la batería y cuando la guitarra sonaba electrizante, todos movían sus cabellos. Algunos se hacían lugar entre ellos.

Era una locura. Estaba emocionada. Excitada.

—Me encanta esto.—dice bailando Lorena, en su mano aún tomaba su celular para grabar hacia la tarima.

Todo era novedad, fascinación y magia en ese momento. Me sentía invadida por emociones y por la nueva experiencia.

<<Sí Kenny estuviera aquí...>>Pensé.

Sacudo mi cabeza al notar a mis tontos pensamientos recordar al farsante ex mejor amigo.

Maldición, Jane. No lo pienses.

—Hey.—grita molesta Lorena.

Un chico no muy alto, de rasgos masculinos con corte cadete, muy similar a los del servicio militar, estaba parado frente a ella disculpándose por su error, tenía una capucha que caía en su espalda.

Al parecer su cerveza se había regado en el abrigo de Lorena.

—Parece que tus ojos son igual de escasos que tu cabello.—le dispara Lorena irritada limpiando su abrigo, pero era imposible, el olor ya se había adherido a ella.

Parecía a punto de entrar en llanto.

Me acerco un poco, soltando la mano de Daren para caminar hacia ella, saco de mi bolso un set de toallas húmedas que siempre cargo para situaciones similares, aunque sabía que no se podría quitar el olor a alcohol del abrigo igual lo intento.

El chico seguía aún parado frente a nosotros tres.

—En serio lo siento.—sigue disculpándose— Este lugar está lleno por lo que era imposible pasar sin derramar algo.

—Si lo sabías ¿Por qué te atreviste a tanto?—pestañea ironizando Daren.

El chico ignora la pregunta y el sarcasmo y continúa preocupado por Lorena.

—Oye, rubiecita.—titubea frotándose el cuello con una de sus manos—. No es para tanto.

Lorena lo mira intensamente como si deseara partirlo en dos.

—Saldré oliendo a cerveza sin haber consumido un poco, por tu culpa.—apretaba sus dientes— Parece que haz arruinado mi noche, idiota. Gracias.

—¿Puedo recompensártelo?—canturreó—¿Algo que quisieras que te conceda?

—Una manera muy torpe de solucionar algo. —agrego sonriéndole falsamente—¿Tienes más opciones señor de la lámpara Aladdin?

—De hecho derramarlo había sido una de mis opciones, quería hablar con la bella rubia de aquí,—admite sin pestañear señalando a Lorena, ella se queda pasmada— Pero no parece que fue una buena estrategia.

—No, no lo fue.—le suelto—Le debes un abrigo.

—De hecho...—lo piensa y yo me confundo—Podrías recompensarlo.

—¿A sí?—suelto confundida.

Lorena se acerca y le quita la botella de cerveza y la bebe.

—¿Sabes que estas haciendo algo irresponsable?—la cuestiono asombrada y asustada, pero ella no me escuchó y seguía bebiéndose caso la otra mitad de la bebida.

Podría tener de todo menos cerveza.

Era una idiotez.

Daren se acerca y se la quita, regresando la botella con el verdadero dueño, el chico estaba igual de pasmado que yo según su entreabierta boca que lo delató.

—Creo que hoy ya nos hemos atrevido a mucho.—comenta Daren palmeando al chico—. Es mejor que sigas por tu lado, viejo.

—De acuerdo, nos vemos por ahí rubiecita. —se marcha.

—¿Qué fue eso?—insisto saber horrorizada—. Eso pudo tener alguna drogas, Lorena. ¿Nunca te han dicho que no bebas nada que te brinde un desconocido?

—Él no lo brindó. —responde.

Ahora de nuevo se había ensimismado con su celular y la tarima, la banda estaba tocando una música suave esta vez.

—Pues aún peor, debió de ser por algo.—replico molesta, pero lo digo en tono suave.

—Ella tiene razón.—agrega Daren muy seriamente,

—No es es como si no lo conociera, sé quien es.

—Ilumínanos.—le ataca Daren.

—Es el mejor amigo de Blanc.—contesta—. Siempre vive pegado a él.

¿Cómo es que no sabía eso? Se supone que yo era la única amiga de Kenny. Sin embargo, no me molestó, más bien conocer eso significaba que...

—Entonces él es quien está parado junto a la entrada.—completa Daren secamente.

¡¿Qué?! ¿Estaba aquí? ¿Ahora? ¿Cómo?

No me moví. De hecho me quedé estática sin saber qué hacer. Había entrado tomada de la mano de Daren y ¿Todo eso lo vió Kenny?

¿Y a ti que te importa eso Jane?

Bueno, es verdad. Kenny y yo no somos nada, no debía molestarle.

Miro a Lorena como si pudiera taladrarla de todas formas por no decírmelo y ella me levanta una ceja sin entender en qué se basaba mi cambiante estado de ánimo. Daren se para un poco a delante de nosotras luego de cinco minutos, cuando suena la música de la banda que los hizo famosos "I love you free" , él saca su celular para grabar el instante en que uno de los chicos hace el solo con la guitarra y el otro toma el cable del micrófono como si estuviera tocando, es cuando me acerco a Lorena rápidamente para hacer una de mis millones de preguntas.

—¿Sabías que estarían aquí?

No hacía falta explicar a qué me refería.

Ella niega.

—Pero tenía mis dudas.

Suspiro, pero ella no lo escucha.

—¿Haz girado? ¿Él está?

Lorena se inclina un poco hacia mí acercándose a mi oído izquierdo.

—Él ha estado prácticamente sobre ti durante todo el concierto. —admite, la miro y ella me sonríe.

Daren intenta tomar mi mano y esta vez hago todo lo posible para que no lo logre, sin embargo él cruza su brazo por mis hombros pegándome a su cuerpo.

¿Qué rayos estaba haciendo? ¿Por qué permitía que hiciera esto? ¿Quería darle celos a Kenny con Daren? No, esa no soy yo. Sería muy patético de mi parte. No estaba bien lastimar a este chico junto a mí, quien se ha portado como nunca nadie lo ha hecho.

—Quiero ir al baño.—le susurro al oído.

Daren se gira hacia mí y luego mira a alguna parte para luego tomar mi mano, nos encaminamos a una de las puertas del coliseo y llegamos a una de las salidas. Habían baños portátiles.

—Gracias.—digo. Daren saca su celular y yo frunzo el ceño—¿Qué haces?

—Esperándote.—contesta sonriéndome—. No te voy a dejar sola, es peligroso.

Giro los ojos divertida.

—Dejamos a Lore sola dentro, eso es más peligroso y ella lo dejó claro. —le aseguro de inmediato—Estaré bien, no me iré por el retrete ¿Sabes? Mira que esté bien Lore. Ella es quien me preocupa.

Suspira y duda, pero al final se encamina de regreso sin antes decirme que me esperaría dentro.

Entro a uno de los baños y me encuentro con los olores más desagradables del mundo, no podría hacerlo ahí. Reviso los otros tres, que eran igual de precarios que como el primero que revisé. Por fin encuentro uno que no pareciera completamente sucio y lo utilizo. Hago todo lo posible para no tener un contacto directo.

—Jamás tomare agua antes de venir a esto.—me digo, entonces en la puerta se escucha que alguien golpea y me apuro a terminar. Pero el sonido continúa y me irrito—YA VOY.

Ajusto mis pantalones y arreglo mi blusa. En mi maleta saco una botella de agua que había guardado antes de salir de casa y lavo mis manos. La puerta sigue sonando por los golpes que piden que salga, y lo hago.

Llevo uno de mis cabellos despreocupadamente hacia atrás de mi oreja y levanto mi rostro.

—¿Qué haces con el Ken aquí?

Sus ojos brillaban de furia y sus labios se apretaban al tensar su mandíbula. Uno mis cejas expectante por su icónica reacción.

—No sabía que debía darte explicaciones de mi vida.—le respondo a Kenny—. Te lo dejé claro, hermanito.

La bromita pareció dolerle tanto como a mí.

—Mierda, Jane.—espeta molesto—No jodas con eso ¿Quieres?

—Pero si es verdad, no deberías asombrarte.—le suelto secamente—. De todas formas tuviste tiempo de hacerte a la idea.

Él me toma de la mano con brusquedad, para acercarme hacia él y levanta mi mandíbula para que nuestros ojos se mirasen directamente.

—Perdóname.—susurra—. Por no decírtelo, no debí guardarlo.

—Sabías lo mucho que los odio. —le aseguro intentando soltarme de su agarre, pero él no lo deja.

—Sólo sabía que sí te lo decía, te perdería.—aseguraba con un dolor en su mirada—Y no lo soportaría. No lo soporto.—replanteó.

—No puedo quererte Kenny.—mascullo herida—. No puedo permitir que seamos amigos como antes, o que intentemos tener algo, porque es faltarle a papá, y tú sabes cuanto amo a ese hombre.

—También lo hago.—contesta—También tengo miedo de su reacción, y como sigue llamándome para solucionar lo nuestro.—silencio— Eso quiere decir que no se lo haz dicho aún.

Regreso mi mirada hacia él asombrada. Abro mis ojos en respuesta. Él asiente con una sonrisa que ocultaba su tristeza y el reflejo de la mía.

¿Papá siempre lo llamaba? Bueno, al final lo trataba como si tratara a Mikel, como su hijo.

—Creo que al final él sabe que eres buena para mí.—responde a mi rostro lleno de preguntas—Que no puedo vivir sin estar contigo, que mis fines de semana yendo a tu casa eran para escapar de la mía, porque sí permanecía, cada cosa me decía que no podía seguir mintiéndote, mintiéndome. Porque me gustas Jane. Siempre lo haz hecho.

—Cállate, por favor.—aprieto mis ojos.

—Lo supe cuando llegaste aquí e invadiste mi alrededor.—sigue—. Me asusté mucho cuando apareciste frente a mí en la escuela, cuando te llevé a tu casa y nos besamos en tu sofá, cuando fuiste al cine con el rubio ese.—respira y yo tiemblo nerviosa— Porque todos sabrán que eres fantástica, y que yo no te merezco.

—No es eso.—decido confesarme—. Es que eres el karma de mi vida y no quiero eso. —suspiro—. Siempre me juré jamás entrar a la vida de mi madre, porque ella jamás intentó algo con sus hijos, con Mikel y yo, prometí jamás verlas por su nueva familia, pero siempre pienso en ti, siempre estoy mirando alguna parte de mi cuarto o de mi antigua vida, y ahí estás. —esbozo una falsa sonrisa—. Y eres el hijo de Jeremy Blanc, él amante de mi madre. Su esposo.

—¿No podemos omitir eso?—pregunta tomándome entre sus manos.

—No se puede tapar el sol con un dedo, Kenny.—le respondo y quito sus manos.

—Me duele verte con alguien más que no sea yo.—me asegura ladeando su rostro triste como el mío.

—Es que no te pertenezco.—digo.

Estaba mintiéndome, yo era toda suya.
Le pertenecía mi vida, mi cuerpo y alma.

—¿Estas despidiéndote de mí?—pregunta temeroso buscando mi mano.

Esta vez tomo toda mi valentía y la acomodo para este preciso momento. No sabría si me arrepentiría luego, lo que muy seguramente pasaría, pero me armo de valor.

—Sí,—le confirmo—. Intenta que mi madre no me llame a pedirme los favores que te pide a ti por Sean.

—Perdón por eso.—susurra.

—No quiero ver a mi madre, lo sabes.—continúo—Y ahora tú también me recuerdas a ella.

—Estaba seguro de eso.

—Cuídate.—me despido.

—¿Puedo abrazarte?

Definitivamente voy a lamentarlo.

Niego y me voy.

Lo dejo parado tras de mí, sin saber que hacer, con ganas de girar de regreso y decirle que lo olvide, que soy muy orgullosa como para volver a querer a mi madre pero que por nuestro bien lo intentaría, que me importaba una volcada de estiércol que él sea hijo del hombre que arruinó mi familia. Pero no, incluso si fuese así, no me gustaría que la gente hablara y dijera que salgo con... mi hermano.

Ingreso al lugar de nuevo y veo desde la distancia a Lore bailando y a Daren, o su intento de hacerlo, él gira hacia mí y me sonríe como si me estuviese esperando una eternidad.

Veo en Daren lo sencillo que podría ser todo en comparación. Me gusta lo simple, lo que no necesita riesgos, lo sencillo y práctico. Él era todo eso.

Le sonrío de regreso y me acerco, esta ves soy yo quien toma su mano y el intenta ocultar su sorpresa ladeando su labio para regalarme una cálida y rápida sonrisa.

—Siempre he dicho que se ven muy bien juntos.—comenta Lorena.

—Es lo que le digo siempre.—le responde Daren en broma.

Niego divertida, pero esta ves no me incomoda.

—Párense justo aquí.—Lorena nos toma de los hombros y nos hace posar para su cámara, la tarima quedaba a nuestras espaldas—. Voy a capturar esto.

Miro por un instante el lugar donde se suponía que debía estar Kenny. No estaba. Se había ido.

La cámara suelta varios flash, en donde Daren y yo posamos juntos, luego Lorena se une con un Selfie. Y la noche se termina con la última canción de la banda "Again", todos comenzaban a salir despreocupadamente y yo aún estaba junto a Daren sosteniéndonos las manos. Montamos el auto y condujimos de regreso a casa de Lorena, ella durante todo el trayecto se la pasó repitiendo todos los videos que había grabado y hacía comentarios referentes, estaba muy contenta por su primera vez, incluso más que yo, aunque para ambas lo fuera.

—Tienes mucha energía.—resume el chico para ella y esta sonríe como respuesta.

—Sus baterías son ilimitadas.—agrego.

—Sí, o es que la cerveza apenas hace efecto.—bromea.

Llegamos silenciosamente, esta vez en compañía de Daren y la dejamos en su puerta trasera, esperamos a que ella subiera. Antes me pidió que me llevara su abrigo con olor a cerveza y se lo regresara limpio, como una medida de precaución. Esperamos a que ella nos hiciera la señal.

Dos luces parpadean desde su balcón y con eso nos alejamos.

—Cosa de padres estrictos.—comenta él a mi lado.

—Un claro ejemplo.—le sigo.

Daren me deja en casa en media hora después. Durante el transcurso me conversaba de otro de sus libros de fantasía y mitología que parecía despertarle mucho interés, parecía que no quería que viajáramos en silencio. Aún seguía tomando mi mano en algún semáforo, siempre se la dejé dispuesta.

Papá estaba esperándome en la puerta cuando llegué. Estaba parado con su bata color vino, mientras cruzaba sus brazos, intentaba parecer alguien estricto, pero lo conocía, no le salía ese tipo de papeles.

—Veo que también tienes uno.

—No, él no es estricto.—le aseguro—. Está fingiendo serlo.—saludo a papá desde dentro del auto pero él está con su papel de padre enojado por la hora— Gracias Daren, fue una linda noche.

—Un placer, estafadora.—contesta.

Me bajo del auto y cierro la puerta para encaminarme hacia papá. Siento unos pasos detrás de mí y giro al instante sorprendida.

—Debo saludar.—comenta Daren.

—Es muy tarde.—suelta papa de inmediato.

—Sí, lo es.—digo—. Deberías estar durmiendo.

—¿Cómo podría ir a la cama sin que estes dentro? —pregunta espantado.

—Papá.—aprieto los dientes avergonzada.

—Buenas noches, Señor.—Daren estira su mano y mi padre la recibe, ambos se miran directamente, ninguno parecía inmutado, excepto yo—. Fue mi culpa, conduje muy despacio.

Mi padre retoce.

—Bueno... es muy cuidadoso de tu parte, no deberías conducir rápido.—contesta—. Sería peligroso. Lo importante es que ya están aquí.

—Sí, papá.—comento con las mejillas ardiendo—. Gracias por traerme Daren, nuevamente.

—De nada, Jane.—sonríe—. Fue un placer señor.—se despide brindándole por segunda vez la mano a papá y él la recibe con más docilidad.

Vemos a Daren montar al auto y arrancar.

—Dios, papá.—exclamo—. Eso fue nuevo de tu parte.

El se burla pero  lo intenta ocultar mientas ingresamos a casa.

—Lo siento, pero si sales con personas que no conozco debo preocuparme.—infiere—. Si fuera con Kenny eso sería distinto, lo conozco desde que prácticamente le crecieron los dientes buenos.

—Ya no, papá.—aseguro y su atención es toda mía—. No más Kenny.

Mi seriedad en mi respuesta lo toma por sorpresa pero no comenta nada más.

—Iré a la cama cariño.—se acerca a besar mi frente—Buenas noches.

—Buenas noches. —lo despido— Te amo.

—Te amo.

En serio te amo tanto papá.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top