CAPÍTULO 23: Malas noticias y Planes

—¿Qué ocurrió? —pregunté, alarmada.

—No es algo que me gustaría hablar por teléfono. ¿Nos vemos en tu casa dentro de diez minutos? —propuso nerviosa.

—De acuerdo. Te veo allí en un rato.

Luego de finalizar la llamada, caminé todo el camino de regreso a mi auto. Conduje con dirección a mi edificio y una vez estuve allí, aparqué en el enorme estacionamiento particular. Llegué al vestíbulo, saludé con una pequeña sonrisa a Marcus y arrastré mi cuerpo hacia el ascensor. Todas las miradas que recibía de las personas a mi alrededor eran de lástima e incluso preocupación, y no me sorprendí, debía parecer un oso panda a causa de las ojeras y los mares de llanto que mis ojos han desprendido. Luego me di cuenta, todo había vuelto a ser como antes. Mi mundo volvió a ser sombrío, oscuro y vacío; como hace un mes y medio atrás, antes de que esa pequeña maravillosa tocara a mi puerta.

Llegué a mi apartamento y la nostalgia me golpeó como si en lugar de ser una persona fuera su saco de boxeo personal. Mi madre siempre estuvo equivocada en algo, ella cree que la comodidad y la felicidad son lo mismo, o que al menos la primera eventualmente te traerá la segunda. No es así. De nada vale poseer y atesorar montones de dinero, bienes y demás si no tienes amor y te falta alguien para compartirlo. Si no me creen, mírenme, viviendo en un penthouse en Upper East Side, uno de los barrios más acomodados de Manhattan y repleta de lujo...pero sola. Sin Derek, sin mi hija y sin mi rubita. Preferiría vivir debajo de un puente y no me importaría en lo absoluto si tuviera a uno de ellos a mi lado.

Me deshice de mis zapatos para luego dejarme caer sobre mi mullido sofá. No tenía ganas de nada y la verdad no me animaba que Ally estuviera a punto de llegar con una mala noticia más para sumarla a mi lista. Me preparé mentalmente por unos minutos más hasta que el timbre me apartó de mis pensamientos. Me reincorporé rápidamente y corrí hacia la puerta para no hacer esperar a mi amiga por más tiempo.

—Hola —musité con voz ronca a causa de tanto llorar cuando la vi del otro lado del umbral.

No me devolvió el saludo, dio un paso dentro del lugar y me abrazó con todas sus fuerzas. Me equivoqué cuando estaba llorando en el auto, la vida no me ha quitado a todas las personas que me hacen feliz, tuvo un poco de piedad y me dejó a mi morena favorita.

—Me puse en contacto con Raquel Larsson y me explicó todo lo que pasó. No sabes cuánto lo siento, amiga. Debió ser muy duro para ti despedirte de tu pequeña —me consoló aún sin dejarme de rodear con sus cálidos brazos.

—Te juro que ha sido la decisión más difícil que he tenido que tomar en toda mi vida —confesé reprimiendo mi llanto, a estas alturas ya no me debían quedar lágrimas.

—Creo que no es el mejor momento para que te diga lo que...

—No. Quiero saber —la interrumpí, separándome bruscamente de su cuerpo.

—De acuerdo —asintió—. Sentémonos.

Asentí también y cerré la puerta que hasta ese entonces había permanecido abierta. Me senté junto a mi mejor amiga en el sofá a la espera de que me contara esa noticia que prometía ser tan mala. Estaba un poco nerviosa y se notaba, no entendía el motivo de tanto misterio.

—Ally, habla ya. Sea lo que sea estoy preparada para afrontarlo.

—Bueno...como descubriste que tu hija estaba viva y Derek ya no está, quise buscar a la única familia paterna que le queda a tu niña. Pensé que tal vez tendría alguna pista o podría ayudarnos a buscarla.

Madelaine Mills, la madre de Derek. Ni siquiera había pensado en ella, mi cerebro ha estado tan saturado de información dolorosa que ni siquiera pensé en la abuela de mi hija...

—¿La encontraste? ¿Encontraste a Madelaine? —pregunté esperanzada.

Se removió, incómoda, buscando las palabras adecuadas. ¿Qué pasaba?

—Fui a buscarla a su casa en Washington Heights y...me enteré de que murió hace un año. Lo siento, Gin.

—Madelaine...¿murió? —tartamudeé aún sin creer sus palabras.

—Por lo que pude investigar, murió a causa de un infarto masivo.

—Sí...ella tenía problemas del corazón. Dios...debí ir a visitarla más seguido —me lamenté, escondiendo mi rostro entre mis manos.

—No te mortifiques, Gin. Tú misma me dijiste que la última vez que hablaste con ella te dijo que no quería mantener contacto contigo.

Y así fue. Ciertamente llegó incluso a ser fría y distante. Entendí que después de la muerte de Derek y la supuesta muerte de mi hija ya no compartíamos ningún lazo familiar, pero lo que no entendía es por qué perder total contacto conmigo. Siempre mantuvimos una muy buena relación, ella era muy dulce y protectora. Encontré en ella el amor de madre que jamás tuve con mi mamá. Por eso cuando quedé embarazada y Derek y yo fuimos a vivir juntos, procurábamos visitarla seguido, y regresando de una de esas tantas visitas sufrimos el maldito accidente.

Por un tiempo creí que quizás la razón de su distanciamiento era que se sentía culpable, o que al contrario, me culpara a mí en cierta forma por ser la única sobreviviente mientras su hijo y nieta no corrieron con la misma suerte. Descarté esas hipótesis ya que su personalidad cálida no encajaba con esa postura, pero el dolor de perder un hijo puede cambiar mucho a las personas, eso puedo asegurarlo yo. La busqué durante un par de meses más hasta que sus repetidas negativas y rechazos me hicieron desistir del todo.

—Aun así. Debí ir a verla. Debí insistir más —comencé a sollozar.

Ally se movió hasta quedar a mi lado. Me envolvió entre sus brazos a modo de consuelo mientras yo mojaba su chaqueta color piel con mis lágrimas.

—No te culpes, Gina. Ella también tuvo la opción de buscarte si se sentía arrepentida y no lo hizo.

—Murió sola, Ally. Además de Derek ella no tenía a nadie más. Yo pude haber estado ahí para ella y pagar su tratamiento médico.

Mi amiga me separó de su cuerpo y me tomó por los brazos, mirándome desaprobatoriamente.

—Ey, eso sí que no. No puedes culparte de su muerte. Según tengo entendido ella tenía una pensión que le daba el gobierno y pertenecía al programa de cobertura de Medicare que le cubría todos los gastos de su tratamiento cardiológico. Su corazón no daba para más y nadie tiene la culpa de eso. En cuanto a lo de que murió sola, ella decidió que así fuera. Ella fue quien te alejó y, si vamos a justificar sus acciones con el dolor por la pérdida de un hijo, tú también sufriste ese dolor y no por eso la ignoraste como ella hizo contigo. Yo también sentía mucho aprecio por Madelaine y siento que ya no esté, pero no pienso permitir que cargues con una culpa que no es tuya, ya bastante has sufrido los últimos años y en especial los últimos días.

—Ally...

—No quiero escuchar ni un pero. Lo único que debe ocupar tu mente ahora es recuperar a tus hijas.

Allison Bennet, apoyándo a este desastre de persona incondicionalmente desde siempre. ¿Qué sería de mí sin ella?

—Gracias, amiga —murmuré.

—No me las des, es lo que hacen los amigos. Y yo por ser la mejor amiga tengo doble trabajo —comentó haciéndome reír.

—Por cierto...¿qué te dijo la trabajadora social? —cambié de tema al recordar que Ally estaba al tanto de mi situación con Luna.

—Me dijo que ya Luna estaba de regreso al edificio de gobierno de la vez anterior —musitó cabizbaja.

Solo de imaginarme a mi rubita de regreso a ese lugar se me ponen los pelos de punta. No podía creer que la hayan llevado de vuelta a ese sitio tan carente de cariño y atención propias de los padres, sustituyéndolas por miradas frías e indiferentes de personas que no están a gusto con su trabajo.

—¿Te dijo algo con respecto a Luna?

—Sí. Dijo que fue extremadamente difícil lidiar con ella luego de que te fuiste. La pequeña se opuso con todas sus fuerzas y...estuvo llorando todo el tiempo hasta que se quedó dormida en uno de los dormitorios que le asignan a los niños en la oficina de gobierno.

—Dios, mi niña —me lamenté, sintiendo como se creaba un nudo en mi garganta.

—Por otro lado dijo que nunca había visto a una madre de acogida conocer tan a fondo a su niño. La impresionaste y la reacción de Luna la sacó de dudas. Hará el estudio social cuanto antes y en dependencia de lo que diga la psicóloga, la nutricionista y el pediatra además de mi testimonio que, a pesar de que no vale mucho por ser tu abogada, servirá. El testimonio de tu amiga Amy también nos sería de mucha ayuda.

—¡Mierda! Amy —maldije, buscando mi teléfono en el interior de mi bolso.

—¿Qué ocurre?

—Una de los hijos de Amy estaba internada en el hospital. Con todo lo que ha pasado lo había olvidado por completo.

Busqué en mi lista de contactos el nombre de Amy, que curiosamente se encuentra justo debajo del de Ally. Pulsé el ícono que indica llamar y me llevé el teléfono a la oreja. Luego de dos tonos me respondió.

—Hola, Gina —su tono de voz sonaba mucho menos deprimente que la última vez que hablamos.

—Hola, Amy. Siento mucho no haberte llamado antes, no tienes idea de todo lo que ha pasado en solo dos días. ¿Cómo está Carol?

—No te preocupes, solo fue una falsa alarma y ya está como nueva jugando y lanzando juguetes por doquier —rió y de fondo se escuchó un pequeño estruendo, supuse que se trataba de Carol.

—Me alegro. Y en serio siento no haber ido a visitarla.

—No te preocupes, solo estuvo esa noche en el hospital de todas formas. Por cierto, Carol muere por jugar con Luna. ¿Cuándo la traes?

—Pues...

Media hora después en mi sala de estar estaba sentada Amy junto a Peter e Irina, los llamé a todos para contarles lo sucedido. También debía contarles a mis amigos Aaron, Paty y Travis, pero ellos estaban en otros estados y la verdad estos no eran temas para hablar por teléfono o videollamada.

Con cada hecho que relataba más se horrorizaban y no era para menos. Peter en especial estaba dolido al ser el mejor amigo de Derek y porque no estuvo presente cuando toda esta pesadilla comenzó hace tantos años.

—Aún...aún no puedo...creérlo —se lamentó Peter.

—¿Cómo tus padres pudieron hacerte algo así? Fueron tan insensibles. Tan despiadados —comentó Amy, consternada.

—No lo sé. Lo único que tengo claro es que tengo que recuperar a mis hijas. A Luna y a mi hija biológica.

—¿Sabes algo? ¿Tienes alguna pista o dato que te facilite la búsqueda? —preguntó Iri preocupada.

—Lo único que sé de mi hija es la fecha en la que nació y que, según mi madre, es rubia.

—Algo es algo. Podemos contratar un detective privado y comenzar la búsqueda cuanto antes —propuso Peter claramente brindando todo su apoyo, como hizo igualmente hace siete años.

—Ya lo hice. Un conocido me ayudará con eso. Actualmente está fuera de la ciudad, pero volverá dentro de un par de días y comenzaremos a buscarla.

—Eso me deja más tranquilo —suspiró.

—¿Y qué hay de Luna? —preguntó Amy, notablemente preocupada por la rubita.

—Con respecto a Luna no podemos hacer nada aún —respondió Ally—. La trabajadora social está haciendo un estudio completo de las condiciones de vida y el estado físico, mental y emocional de la pequeña durante su estadía con Gina.

—¿Y en qué consiste este estudio? —indagó Amy.

—La trabajadora social entrevistará personalmente a todos los profesionales que han intervenido en la salud mental y física de Luna durante el tiempo que estuvo con Gina. También empleará la ayuda de profesionales para cerciorarse del estado actual de la niña y recurrirá a ustedes para hacerles una serie de preguntas que pueden ayudar o terminar de hundir al proceso de adopción —explicó mi morena amiga con el lenguaje profesional que suele emplear en estos casos.

—¿Y por qué nos querría entrevistar? —cuestionó Irina, confundida.

—Porque ustedes son los adultos más allegados a la pequeña en las últimas semanas. Amy y Peter, además de ser sus niñeros, también son una especie de tíos. Por otro lado Irina es amiga íntima de Gina y puede dar su declaración acerca de su estado emocional, el cual Margaret puso en duda al sacar a la luz su trauma pasado con su hija. Yo también sería una candidata factible en este asunto si no fuera la abogada de Gin.

—Entiendo —asintió Irina.

—Por lo tanto ustedes deben hablar lo mejor posible de la relación madre e hija que existe entre Luna y Gin, sin maquillar mucho la verdad ni agregar aspectos postivos con el propósito de mejorar la situación. Simplemente sean sinceros y recomienden que le regresen la custodia, eso será un enorme punto a nuestro favor —concluyó Allison.

—Cuenta con eso. Si fuera por nosotros, mañana mismo tendrías a Luna de vuelta, Gin —asintió Amy tomando mi mano.

—Claro que sí —sonrió Peter.

—Tienes todo mi apoyo y lo sabes —agregó Iri.

Esta escena me resultaba sumamente emotiva. Era muy reconfortante saber que en tiempos tan difíciles como este cuento con amigos de verdad dispuestos a ayudarme sin recibir nada a cambio.

—Muchísimas gracias a todos. Por estar aquí, por sus palabras de aliento y comprensión y por toda la ayuda que me están brindando en este momento —dije al borde de las lágrimas.

—No hay nada que agradecer. Para eso estamos los amigos —dijo Ally, rodeándome con sus brazos.

—Ally, tengo una duda —preguntó Peter de repente.

—Dispara.

—Sé que eres una de las mejores abogadas de Manhattan, pero lo que no me cabe en la cabeza es cómo sabes todos los pasos que va a dar la trabajadora social. Tengo entendido que el proceso que llevan a cabo con la reubicación de los niños no es tan detallado y minucioso como nos acabas de explicar.

—Pues no. Por desgracia para Gina, o por fortuna en dependencia de la decisión de la trabajadora social, le tocó Raquel Larsson.

—¿Qué tiene de especial esta trabajadora social? —indagó Irina.

Ally nos brindó una media sonrisa y sacó de su bolso una tablet en la que figuraba una foto adjuntada con información de Raquel Larsson y se la pasó a Irina.

—Raquel no es la típica trabajadora social mediocre que no realiza bien su trabajo, es una de las mejores de Nueva York y lleva alrededor de dieciocho años ejerciendo su profesión —expuso Ally—. Su arduo trabajo con los niños ha logrado no solo brindarle a los pequeños un hogar saludable y lleno de amor, sino que ha puesto en evidencia a numerosos padres de acogida abusivos, negocios de trata de blancas, explotación infantil entre otros delitos de igual o mayor gravedad.

—O sea que es una especie de justiciera que vela por pequeños inocentes —dedujo Peter mientras Irina le pasaba la tablet.

—En efecto. La investigué en cuanto me enteré de lo sucedido y me percaté de que utiliza siempre el mismo modus operandi. Investiga el entorno en el que los niños y los padres se desenvuelven, acude a órdenes judiciales cuando los tutores no cooperan, se basa en la opinión de profesionales. Hace todo para asegurarse de que los pequeños no caigan en las manos equivocadas y hasta ahora no ha fallado en sus veredictos ni una sola vez.

—Eso explica lo implacable que ha sido conmigo —musité.

—Gina, mira el lado positivo. Con nuestras declaraciones y la de los expertos que obviamente estarán de acuerdo en que Luna ha mejorado muchísimo estando bajo tu cuidado, estoy segura de que tendrás a tu rubita de regreso muy pronto —repuso Amy, dándome ánimos.

—Y una vez que eso pase se acelerará muchísimo el proceso de adopción. Esa mujer es un arma poderosa dentro del sistema y su palabra vale en demasía para el departamento de niños y familia —agregó Ally.

—Por lo que he escuchado, estoy segura de que esa mujer incluso podría facilitarte la búsqueda de tu hija biológica —comentó Iri.

—¿Tú crees?

—Concuerdo con Irina —acotó Peter—. Si Raquel Larsson mueve tantos hilos dentro del sistema familiar, podría ser de gran utilidad a la hora de buscar a tu hija biológica.

—Tienen razón. Si el detective privado, Raquel Larsson y yo unimos fuerzas desde nuestros diferentes campos, será más sencillo encontrarla —agregó mi mejor amiga con ese optimismo tan característico suyo.

—Eso quiere decir que en este instante estoy en manos de la decisión que tome la Sra. Larsson. Si es positiva, recupero a una de mis hijas y aumentan las posibilidades de recuperar a la segunda. En cambio si es negativa...

—Nada de negativismo, Gina —me interrumpió Allison mirándome con dureza—. Dime, ¿quieres a tu Luna contigo?

—Claro que sí —respondí sin titubear.

—Bien, entonces tenemos que luchar para conseguir que eso pase. Para que pase con ambas y tengas a tus dos pequeñas contigo otra vez. ¿Estás lista?

—Lo estoy.










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Nuevo capítuloooo!!!

¡Ally en acción!

¡Gina lista!

¿Luna de vuelta pronto?

Besos de Karina K.love😉

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