CAPÍTULO 22: Si estuvieras aquí...
Después de una horrible y solitaria noche, en la que de hecho no logré conciliar el sueño, me preparé para ir a ver a Luna al hospital. Estaba consciente de que la trabajadora social no me quería allí y de que desafiar sus órdenes podría empeorar las cosas para mí, pero no me interesaba. Mi madre consiguió quitarme a una hija, pero no se saldrá con la suya dos veces, Luna regresa conmigo sí o sí.
Pasé toda la madrugada pensando. En todo lo que mis padres maquinaron y cómo lograron su cometido valiéndose de la muerte de Derek y de mi estado comatoso. En cómo estará Luna. En dónde estará mi hija. En lo que daría porque la muerte de Derek también fuera una mentira más.
Mi cabeza daba tantas vueltas que amenzaba con explotar en cualquier momento, pero debía pensar con mente fría y organizar mis prioridades, las cuales en este momento eran mis hijas.
Luego de una larga ducha, de cambiarme y de ocultar con maquillaje las enormes bolsas bajo mis ojos, salí de mi departamento con destino al hospital. Una vez allí, me encaminé directamente hacia la habitación que ocupa mi pequeña. Ella aún no estaba al tanto de que no regresará conmigo a casa y no pensaba permitir que alguien que no fuera yo se lo diga. Es una niña muy sensible que ha sufrido abandono tras abandono toda su vida, no dejaría que pensara que me quiero deshacer de ella ni nada que se le parezca, así tenga que desobedecer a la trabajadora social.
Al llegar a la puerta de la habitación de Luna, me percaté de que afuera se encuentra la Sra. Larsson y aparentemente tenía toda la intención de negarme la entrada.
—Buenos días, Sra. Larsson.
—Buenos días, Sra. Parker. Espero que no venga con intenciones de intervenir con el proceso de extracción de Luna —dijo, destacando su educación.
—No voy a intervenir con su trabajo y tampoco voy a criticar la decisión que usted considera es la correcta. Solo que, en vista de que pretende quitarme a Luna, quiero prepararla para que sepa que por un tiempo ya no estará más conmigo. No voy a exponerla a otro trauma.
—Trauma. ¿Mayor al que usted le causó el día de ayer gracias a su irresponsabilidad? —cuestionó con dureza.
—Sra. Larsson, aprecio y admiro el trabajo que usted hace con los niños. Tengo entendido que, a diferencia de muchos trabajadores sociales, a usted sí le gusta y desempeña correctamente su trabajo, por lo mismo no quiero discutir. Solo quiero saber si usted ha tenido la oportunidad de hablar con Luna.
—La pequeña aún se encuentra incosciente a causa de los sedantes, por lo tanto no he tenido la oportunidad de hacerlo.
—Bueno, cuando lo haga recuerde esto. Es tímida, por lo tanto tiene que buscar una forma divertida y cariñosa para tratarla si quiere que hable con usted. Ama el chocolate y todos sus derivados. Adora desayunar panqueques con miel y nata, si el desayuno puede ser al aire libre, mejor. Es feliz con el simple hecho de ver películas de Barbie o ir a jugar a Central Park. Dice fantabuloso cuando considera que algo es realmente genial o cuando está emocionada. Piensa que sonreír es la solución a todos sus problemas sin importar lo malo que el mundo sea con ella. Le encanta leer y volar cometas, su color favorito es el rosa y si tiene un tiempo, por favor llévela a un carrusel, no necesita otra atracción. Es muy independiente así que no se sorprenda si la ayuda a poner la mesa o si se viste y peina sola. A causa de un trauma en una de sus antiguas casas de acogida le tiene cierto miedo a las bañeras y a bañarse en general, así que intente buscar alguna dinámica entretenida para que acceda a hacerlo. Empatiza con mucha facilidad, entonces lo mejor será que no se muestre triste a su alrededor y, si lo hace, necesitará esto —terminé sacando de mi bolso al pequeño oso de peluche para entregárselo.
—Esto es... —comenzó a decir, pero la interrumpí.
—Coco —respondí secándome las lágrimas, hasta ese momento no había notado que estaba llorando—. La ayuda a sentirse mejor cuando está triste o cuando tiene pesadillas en las noches.
—Sra. Parker, no quiero ser la mala del cuento, únicamente estoy velando por el bienestar de esa niña a la que por lo que me ha demostrado ama muchísimo —dijo en un tono de voz más dulce.
—No tiene idea de cuánto.
—No he cambiado mi postura con respecto al asunto, pero tendré en cuenta todo lo que me ha dicho y las opiniones con respecto a usted y a la niña de los expertos y profesionales que han tratado a Luna desde que está bajo su cuidado. Haré un estudio completo y, si llego a la conclusión de que se merece tener a la pequeña de vuelta, no solo se la regresaré yo misma, sino que daré mi declaración y mi recomendación al juez para que la adopte.
—De acuerdo, entonces me someteré a su decisión y...muchas gracias.
La puerta de la habitación se abrió y del interior salió el doctor que ayer atendió a la niña.
—Doctor, ¿cómo se encuentra mi hija? —lo intercepté.
—La pequeña se encuentra bien. Estuvo en observación toda la noche y se ha recuperado notablemente. Ya puede llevársela a casa y recuerde mi sugerencia del autoinyector — me explicó, quitándome un gran peso de encima.
—Muchas gracias, doctor.
—Es mi trabajo. Ahora si me disculpan, debo ir a visitar a otros pacientes —nos informó antes de dejarnos solas nuevamente.
Miré a Raquel, buscando en su mirada una especie de aprobación. Si me negaba la entrada, me importaría muy poco e iría a ver a mi hija, pero a pesar de ello le tenía un gran respeto y, como dije antes, admiro su trabajo como profesional.
—Puede ir a despedirse. No voy a negarle esa oportunidad —asintió con una pequeña sonrisa.
—Gracias —murmuré.
Caminé hasta la puerta y allí me detuve. Estaba nerviosa. Debía romperle el corazón a mi niña y despedirme de ella, no me resultaba para nada fácil. Abrí la puerta con lentitud y divisé mi pequeña cabellera rubia favorita. Allí estaba, recostada sobre la cama, vistiendo una pequeña bata azul. Físicamente lucía mucho mejor que ayer.
—Hola, rubita —la llamé entrando a la habitación, detrás de mí vino la Sra. Larsson.
—¡Gina! —chilló al verme.
Me senté en el pequeño mueble a su lado, el mismo que había ocupado el día anterior y le di un caluroso abrazo de mamá oso. Aún no me creía que estaba a punto de alejarme de ella otra vez.
—¿Cómo te sientes? —pregunté al separarme de ella.
—Mejor —hizo una pequeña mueca.
—¿Quieres contarme qué pasó ayer? —acaricié su cabello para hacerla sentir más segura.
—Pues...después del almuerzo, la abuela me dijo que tenía un postre para mí. Luego me trajo un yogurt en una taza, así que no podía saber de qué sabor era —me explicó pausadamente.
—Claro que no podías saber, hermosa. No viste el envase.
—Pero noté que era rosa y sé que algunas comidas que llevan fresas son rosas, así que le pregunté a la abuela.
—¿Y...qué te dijo la abuela? —pregunté nerviosa, lo que respondiera Luna le demostraría a la trabajadora social que no mentí cuando dije que mi madre sí estaba al tanto de la alergia de la niña.
—Me dijo que sabía que yo no podía comer fresas. Que sabía de mi alergia y el yogurt era de otra fruta. Frambuesa, creo.
—Claro. La abuela no sería capaz de hacerte daño a propósito —dije con ironía, dirigiendo mi vista hacia la Sra. Larsson quien parecía estar un poco descolocada ante la declaración de Luna.
—Bueno, después me tomé el yogurt y un rato después comencé a rascarme, me picaba mucho la piel y me salieron ronchas rojas. Después me empezó al faltar mucho el aire y ya no recuerdo nada más.
Cada una de sus últimas palabras me rompían un poco más. No quería ni imaginarme esas escenas. Le di un fuerte abrazo y besé su cabecita.
—Lo siento mucho, princesa. Todo fue mi culpa. Debí llevarte conmigo al trabajo esa mañana. En serio lo siento.
—Pero no es tu culpa. Es culpa del yogurt —me consoló, haciéndome reír.
—Ok. Echémosle la culpa al yogurt —sonreí separándonos.
—Ya me siento bien. ¿Podemos irnos a casa? —sonrió esperanzada, eso me hizo sentir aún peor.
—Emm...sí. El doctor ya te dio de alta, pero...no irás a casa conmigo —le hice saber con toda la sutileza que pude.
Su sonrisita se transformó en un puchero, estaba a punto de llorar y yo no podía hacer nada al respecto.
—¿Por-por qué? —preguntó con la vocecilla quebrada.
—¿Recuerdas a Raquel, la trabajadora social? —pregunté señalándole a la Sra. Larsson quien le dedicó una compasiva sonrisa.
—Sí. ¿Por qué? —asintió Luna.
—Pues...ella es la encargada de velar por ti hasta que te adopten y...como yo no cuidé bien de ti...tienes que regresar al departamento de gobierno en el que estabas antes —le expliqué con delicadeza, reprimiendo mis lágrimas.
—Pero...¿pero por qué? Tú sí cuidas bien de mí. ¿Por qué tengo que regresar? —comenzó a llorar sin control, verla así me estaba rompiendo el alma en millones de pedazos.
—Rubita...no quiero que pienses que te estoy abandonando porque no es así. Pero ahora mismo no hay nada que pueda hacer para que te quedes conmigo. Prometo que la tía Ally y yo vamos a luchar para que estés conmigo como la primera vez, pero ahora...tengo que dejarte ir —intenté consolarla, pero yo también estaba necesitada de consuelo.
—No quiero. ¡No quiero! Yo me quiero quedar contigo. Por favor, Gina. Me quiero quedar contigo —suplicó entre sollozos, abrazándome.
—Yo también quiero quedarme contigo. Perdóname, chiquita —lloré y, valiéndome de toda mi fuerza de voluntad, la tomé de los brazos y la separé de mí, rompiendo el abrazo y nuestros corazones en el proceso.
—Sra. Parker, creo que lo mejor será... —comenzó a decir Raquel, pero la interrumpí.
—Lo sé —asentí y me levanté del mueble.
Caminé hasta la puerta y con cada paso que daba el dolor en mi pecho aumentaba. Luna lloraba desconsoladamente detrás de mí y me sentí tan impotente, tan inútil, pero si daba media vuelta y volvía con ella, estaría complicando más las cosas, y ya bastante estaba sufriendo por mi causa. Salí de la habitación y me apoyé en una pared, deslicé mi espalda lentamente hasta llegar al suelo y me dejé vencer por el llanto. Los gritos y sollozos de mi rubita se escuchaban con la misma claridad desde afuera, al igual que la voz de Raquel intentando calmarla. Disminuyó un poco cuando le entregó el peluche, lo supe por como Luna gritaba ''Coco''.
Me sentía como la peor madre del mundo al causarle semejante dolor a mi pequeña.
Sentí que había perdido a una hija otra vez.
No podía seguir escuchando el llanto de mi niña, dolía demasiado, era incapaz de soportarlo por más tiempo y me sentía una cobarde por eso. Me levanté del piso y corrí hasta la salida del hospital. Llegué al estacionamiento, subí a mi coche y ocupé el asiento del piloto. No estaba en condiciones de manejar, sería muy irresponsable de mi parte hacerlo y podría causar un accidente como el que causó el conductor ebrio que le quitó la vida a Derek.
Derek...si tan solo estuviese aquí para decirme que todo iba a salir bien. Recargué mi cabeza sobre el volante y lloré, no sé por cuanto tiempo, solo sé que las lágrimas no me estaban ayudando en lo absoluto, el dolor seguía ahí, más latente que nunca. ¿Por qué el destino se había empeñado en quitarme a todas las personas que me hacen feliz? ¿Por qué no puedo tener una familia? Primero me quitó al amor de mi vida. Luego a mi hija, que a pesar de que está viva, no tengo ni la más mínima idea de dónde podrá estar. Y ahora a Luna...mi rubita. Hubiéramos sido una hermosa familia los cuatro juntos. ¿Por qué tuvo que ser así?
Cuando al fin logré calmarme un poco y me sentí en condiciones de conducir, puse mi coche en marcha hasta llegar a Central Park. Una vez allí, caminé a paso lento hasta llegar al Gapstow Bridge. Ese hermoso puente de piedra y su linda vista del lago habían sido escenarios de incontables momentos inolvidables junto a Derek. Sí, me estaba torturando voluntariamente al visitar ese lugar, pero lo necesitaba...allí fue donde la madre de Derek esparció sus cenizas, ella y yo sabíamos que este era su lugar favorito de todo Manhattan. Solía venir solo el día de su aniversario de muerte, pero hoy necesitaba hablar con él; aunque él no puede hablarme a mí.
Me acodé en uno de los muros de piedra que hacen función de barandas y perdí mi mirada en el agua cristalina del lago frente a mí.
—Hola, Derek —la garganta me ardió al decir esas dos únicas palabras, y no supe en ese momento si el motivo era lo mucho que había llorado o si el dolor de mi corazón se había mudado—. Lo sé, no acostumbras verme en verano, pero...necesitaba hablarte. Me enteré ayer...¡nuestra hija está viva! Bueno, quizás tú ya lo sabías, pero yo aún estoy en shock. No tengo idea de por dónde comenzar a buscar. Un conocido que es investigador privado se comprometió a ayudarme a buscarla. Cuando la encuentre, la voy a traer, para que conozca tu lugar favorito y no se sienta triste porque su cumpleaños es el mismo día de tu muerte...haré lo posible para que este hecho no la entristesca.
Tomé una pausa para llorar, odiaba sentirme tan débil y vulnerable, pero los acontecimientos de los últimos días no me han dejado otra opción.
—¿Te conté acerca de Luna? Es una pequeña que apareció en mi puerta hace dos meses. La amarías, es tan sonriente, linda, espontánea...tan única. Si estuvieras aquí, hubiese sido más fácil adoptarla y quizás nada esto hubiera pasado. Se ha metido tanto en mi corazón que...siento que a ella también la di a luz. Acabo de separarme de ella y me siento tan perdida y destruída como el día que desperté del coma y me dijeron que habías muerto. Estoy sola de nuevo, Derek, y odio estarlo.
Sequé mis lágrimas con el dorso de mi mano e inspiré por la nariz. De seguro parecía una loca hablando sola, pero mi deseo de desahogarme me impedía pensar en el qué dirán, además, no había nadie más ahí.
—¿Me ayudas, mi amor? ¿Puedes arrojarme un poco de luz para recuperar a mis niñas? Ayúdame a recuperar a mi bebita y a mi rubita, por favor.
Mi teléfono comenzó a vibrar en el interior de mi bolso, interrumpiéndome. Lo saqué y divisé en la pantalla el nombre de mi mejor amiga. Me aclaré la garganta para no sonar tan mal y contesté.
—Hola, amiga.
—Hola. Estuviste llorando, ¿cierto?
—Para qué te voy a mentir —reí sin gracia.
—Sé que estás mal...y lamento tener que darte un motivo más para llorar —dijo con sutileza.
—¿Qué ocurrió?
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Nuevo capítuloooo!!!
Lo sé, muy sad.
¿Soy la única que tiene el corazón roto por la reacción de Luna?
Quiero dedicarle este cap. a: gabi-videla, Yulidih23 y Harley_XC por todo el apoyo, teorías y hermosos comentarios. Gracias chicas.
Besos de Karina K.love😉
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