REVELACIONES -3-


"Recuérdame..."

Los jadeos al entrar corriendo a su camarote en su barco se escuchaban intensos incluso cuando ya había parado de correr. Se encontraba empapado, dejando que las gotas resbalaran por todo su cuerpo, haciendo de su vestimenta aún más pesada. Pero, solo una sonrisa se formó en su rostro.

Acabó por sentarse en el escritorio, sin pensar que dañaría la madera, mirando a la nada, para solo pasar sus dedos por sus labios, que titiritaban junto a sus dientes por la fría agua de mar donde había estado.

— Suave... sus labios eran suaves. — se dijo a sí mismo, con un sonrojo enorme en sus mejillas, sintiendo sus entrañas apretarse y darle un ligero hormigueo en su vientre. — Tan suaves como la brisa marina en las mañanas cuando se pone el sol.

No pudo evitar sonreír mientras retiraba esa ropa mojada de su cuerpo, recordando con lentitud cada momento de verlo tan cerca. Ese cuerpo hermoso y enorme, esos ojos tan peculiares, ese cabello largo, tan largo que le llegaba a los tobillos, rebelde y lleno de pequeños adornos tallados en madera y hueso. Con suaves colores en ellos. Recordó la curvatura de sus músculos, y, sobre todo, esa piel, esa exquisita piel morena.

— Contrasta tan bien con la mía. — se susurró ya desnudo, colocándose una bata encima para ocultar su desnudez.

Se sonrió para sí, dejando la ropa mojada en una cubeta y viendo lo empapado que estaba el escritorio, comenzó a secarlo con un trapo cercano, mordiéndose un poco el labio, queriendo recordar esa sensación.

Pero. Era momento de que saliera de su burbuja, de su mente y sensaciones.

Porque al recordar esos labios suaves, no notó cuando unos pasos se acercaban a él. Unos que hacían crujir la madera, unos que tapaban la luz que entraba por la puerta de su camarote, y formaban una sombra enorme justo detrás de él.

— Britania. Te ves feliz, incluso cuando estás haciendo algo que odias, como lo es limpiar.

Esa voz le congelo en el acto, haciendo que sus manos temblaran, y sintiera en su sangre correr un frio atroz que le provocaba escalofríos. Esa voz gruesa, esa enorme sombra que había tapado la luz. Si, era él, tenía que ser él. No hay nadie más que pudiera tener tan aterradora presencia.

— Mi imperio. — dijo en el acto, a regañadientes inclinándose ante el enorme sujeto, mayor a 4 metros frente suyo. — ¿A qué debo su visita en mi embarcación?

El imperio sonrió, aquel con una túnica que solo cubría de sus caderas hasta arriba de sus rodillas, dejando ver parte de su torso trabajado, fuerte y desnudo deslumbraría a cualquiera, cubierto solo por encima con una lacerna, sostenida con un lindo broche de oro por el hombro izquierdo. Imperio Romano estaba allí, sin importar si tenía que agacharse para evitar golpear el techo de ese lugar.

Allí, con ese cabello castaño peinado, con esos ojos verdes intensos que parecen encapsular la vida en ellos. Y con esa maldita corona flotante en su cabeza indicando que es un Imperio, pero no solo eso, el brillo azul en ella. Todos los imperios, tienen coronas, al momento de formarse uno, tienen una corona que flota en sus cabezas. Pero, la maldita corona de brillo azul.

Un imperio con la corona de oro en su cabeza.

Aquel que tiene poder e influencia sobre los demás en la actualidad. Aquél que tiene sometidos a cada country a su favor. Aquel, el más fuerte en el mundo en ese momento.

— ¿Tengo que tener un motivo para ver a mi colonia favorita?

— ... por supuesto que no. — respondió rápido el territorio. — Siempre me honra con su presencia.

— Tu hipocresía me divierte, Britania. Por eso me gustas, eres tan hipócrita y tan orgulloso, que no te sometes. Por eso me divierto abusando de ti, disfruto tu débil lucha de golpes y gritos cada vez que tengo que romperte las piernas para hacerte sumiso ante mí. Pero, no es por eso a lo que he venido a visitarte.

— ¿A qué vino entonces?

— ¿Dónde estabas? — la pregunta le heló la sangre. — Cómo mi juguete favorito, te he dado ciertas... libertades. Pero, cuando un country... no, un perro jala demasiado de su correa, es momento de ponerlo en su lugar.

— Navegando los mares. — respondió rápido, dando todo de sí, para sostener la mirada. — Si no quiere que lo haga, no me hubiera dejado tener una embarcación.

— Arrogante. — y sonrió, acabando por sentarse en su escritorio. Haciendo la madera crujir. — Sabes, Britania... realmente creo que tienes potencial. Eres listo, eres ingenioso y debo decir que tienes un gusto considerable. Así que te permito ciertas cosas, como navegar, o tener menos tareas que los demás para que puedas divertirte. No miento cuando dije que eres mi juguete favorito, así que espero reciprocidad a cambio de lo bien que te trato, pero creo que no recibo nada de tu parte.

— No entiendo a dónde quiere llegar, mi señor.

— Acércate, Britania.

Sintió una gota de sudor recorrer su frente, alzando la mirada para mantenerla, aunque sintiera terror por dentro. Acabó por levantar sus piernas temblorosas del suelo y acercarse al imperio, quien con unas palmadas en sus piernas le indicó donde sentarse. Sintiendo su orgullo siendo tirado en el suelo, acabo por sentarse en las piernas del imperio. El terror le invadía cada centímetro de su cuerpo, más cuando aquella mano enorme recorría su espalda y daba suaves palmadas en ella.

— ¿Hay algo que me quieras comentar de tus navegaciones? — dijo el imperio, acariciándole con suavidad el cabello.

— ...

— ¿Britania?

— No hay nada más que peces, criaturas y agua salada en el mar, mi señor.

Y el Imperio rio, sujetándole la cintura con suavidad. Parecía una risa que un padre soltaría por una suave mentira de su hijo, cuando él ya sabe la verdad, así se sintió esa suave risa surgir de él.

— Ya se tu secreto, Britania. Y te diré que pasará ahora. — sonrió el imperio. — Voy a devorarte, poco a poco, hasta que decidas abrir la boca y darme un nombre. ¿Quién es ese country? ¿Y porque no lo has presentado ante mí para absorberlo?

Y sintiendo el temblor en sus manos, y una leve lagrima recorriendo su mejilla, la joven tierra apretó sus labios, jurándose en ese momento, no abrir la boca por nada del mundo. Cosa que condenó su martirio en ese momento. Cuando por diversión el Imperio comenzaba a arrancar sus dedos de una sola mordida, disfrutando ver gritar y retorcerse a la joven tierra que estaba en su regazo. Le encantaba, le embriagaba esos gritos de dolor, le excitaban, le hacían sentir vivo verlo en medio de un caos de dolor, arrancándole pedazos, jalando su pierna izquierda hasta el punto de arrancarla de su cuerpo y comenzar a devorarlo frente a él.

Así, hasta que su cuerpo era consumido casi en su totalidad, y llegaba el mismo infierno después. La sangre del imperio caía en su boca, comenzando a recuperar el mutilado y canibalizado cuerpo, en su totalidad, para después volver a pasar por esa faena de destrucción una y otra vez.

El dolor ya era parte de su vida, y no sabía hasta qué punto sería capaz de soportarlo.

.

.

.

.

.

.

.

.

¿Qué diablos había sido eso?

Estaba corriendo para alcanzar a ese niño, pero de pronto, un recuerdo de esa época. Es extraño, no recuerdo mucho de ello, solo pocas cosas. Sensaciones, dolor, y recordar que ese hijo de puta me hacía desear la muerte cada vez que se me acercaba. Pero de allí en fuera, no recuerdo que era lo que tanto ocultaba de él.

Hmm... si lo olvide tal vez no sea ni siquiera importante. Probablemente robe algo de él. Tal vez uno de esos estúpidos diarios que siempre escribía. No, espera, dijo country. ¿Escondía a un country? ¿Francia? No, no puede ser Francia. Tal vez escondía a alguien por diversión. Cómo sea, al final de cuentas no es una época que quiera recordar realmente. Es mejor tener toda esa parte de mi bloqueada para nunca regresar.

Y hablando del chico al que perseguía.

Solo pude acabar por rendirme, no había visto por cual puerta se había metido, lucia como un lunático persiguiendo a la nada, y aunque disfruto el deporte, no quiero arruinar mi ropa con sudor que se desperdiciaría.

Aunque... a decir verdad he de admitir que esa altanería la disfruto mucho, no me tiene respeto en absoluto, y es por eso que respeto a ese niño. Es algo extraño de explicar, pero, odio que las personas me hablen con propiedad cuando realmente quieren golpearme. Si quieres golpearme, inténtalo. No trates de quedar bien.

Este niño hace eso, me habla normal, le gusta provocarme e insultarme, le encanta sacar una reacción de mí. Lo sé, lo noto, en esa mirada violeta que me recuerda a una mirada que yo tuve hace siglos atrás. Por supuesto que noto cuando alguien quiere provocar de cualquier forma a otra persona. Pero... lo que no entiendo realmente, es como me deje llevar.

Tal vez sea ese enorme trasero que tiene, tal vez deseaba verlo rebotar mientras lo perseguía. Tal vez deseaba alcanzarlo para poner mis manos en esa pequeña cintura. Tal vez me daban ganas de quitarle esa chaqueta y que me revelara más piel. Tal vez solo estaba teniendo deseos por él.

Pero.

Acabe sonriendo cuando me habló.

Eso es preocupante.

Necesito un consejo.

Y aunque no quiera, tengo que recurrir a la persona más infame que conozco para esto. Ninguna cantidad de té, alcohol o droga me pueden preparar para hablar con ese hijo de puta que se reirá apenas habrá la boca, pero, es con él único que puedo hablar de estos temas. Así que no importa ya. Solo caminé de regreso por los pasillos hasta dar a la puerta de aquella habitación.

— Voy a entrar así que más vale que no esté tu lujurioso cuerpo exhibido ante mis ojos cuando lo haga. No quiero vomitar. — dije abriendo la puerta, solo para ver esa mirada rosa molesta recibiéndome. — ¿Ya terminaron?

— Tu trasero aquí hace que no podamos seguir, idiota.

Ver a Francia molesto, recargando su rostro en el pecho de Bélgica realmente me hace reír. Me da ganas de molestarlo más. Pero por hoy tengo que resistir la tentación de verlo llorar, y hacer que me escuche, por lo tanto, tengo que parecer buena persona hoy.

— Bélgica, lamento los inconvenientes, créeme que de caballero a caballero no interrumpiría el acto sexual de alguien más, a menos que fuera importante. — sonreí. — Debo decir que a quien tienes entre tus brazos es mi mejor amigo, por lo tanto, es el único ser existente de esta tierra que puede comprenderme con las cosas que tengo que contarle. Por lo cual, tus servicios como consolador de Francia, no son requeridos por el momento, así que te ofrezco una enorme invitación para que te retires y nos dejes solos.

— uh... — el rostro confundido de Bélgica era un poema, más cuando miró a Francia y este acabó por besarle. — hn... ¿Quieres que me vaya?

— Diría que no, pero... es muy extraño ver a UK comportarse y que traiga una historia entre su lengua que quiere soltar, así que, por ahora, si, retírate. — sonrió. — Me hiciste muy feliz toda la noche, iré a tu habitación después de la fiesta para divertirnos.

Y allí estaba, adoro que Francia sea más chismoso que lujurioso.

— Pero... — dijo, haciendo esa estúpida mirada de cachorro abandonado. ¿Cuántos años tiene? ¿50 años apenas? Vergonzoso.

— Te lo compensaré. — dijo Francia levantándose, sin ningún pudor, jalando a Bélgica con él para enredarle una bata y ponerle su ropa en sus manos. — Dejaré que hagas conmigo lo que quieras cuando visite tu habitación. — continuó guiándolo a la puerta. — Seré tuyo sin medida, y podrás divertirte como quieras con mi trasero y boca, tal cual un consolador. Por ahora, solo ve a cambiarte. Te veo esta noche. — fulminó sacándolo y cerrando la puerta.

Yo solo acabé por ver la cama donde estaban, empapada, y acabé por sentarme en una parte seca esperando ver el verdadero rostro de aquel que se auto declaró "El país del amor", ese malhumorado que, sin vergüenza alguna, se paseó desnudo hasta una cajetilla de cigarros comenzando a fumar y acabar delante mío.

Sonreí, mirando esos potentes ojos rosados, y ese cuerpo dulce y atractivo. Si, dije que me da ganas de vomitar, pero es que nuestra relación es así, si no siento repulsión hacia él, no estaría siendo un verdadero amigo. Solo acabé por depositar un suave beso en su cadera, haciendo que gruñera molesto, empujándome.

— Espero sea bueno lo que tengas que decir. — dijo, acabando por quitarme de la cama y tomar una sábana para cubrirse. — Me acabo de perder de una buena cogida por tu culpa. Y lo peor, ni siquiera vas a ayudarme.

— No me gusta usar hoyos ya usados, soy un hombre con clase, usar algo ya abierto no me provoca nada en absoluto. — sonreí, a lo que sus ojos acabaron por mirarme con disgusto.

— Di eso cuando vengas de rodillas, estúpido idiota que me toco como mi alma gemela. Realmente Dios debió odiarme demasiado para unirme a ti con esos estúpidos lazos. Que maldita maldición tengo contigo, me da ganas de suicidarme de recordar que eres mi... — dijo, haciendo un gesto de disgusto total. — alma gemela.

— Yo igual te quiero, Francia. — respondí. — Pero bueno, seré breve. — hablé, recostándome en la cama y jalándolo conmigo. Para quedar lado a lado viendo el techo. — Es el niño.

— ¿Huh? ¿De qué hablas?

— Hablo del hijo de Imperio, creo... que es especial.

— ¿Hablas del hijo de Rusia? ¿Borislav? Vaya, esto si es interesante. — rio dándome una palmadita en el pecho. — ¿Especial en qué sentido?

— En muchos sentidos. Uno, es que su saliva es capaz de curar heridas profundas, de bala, curo mi herida solo con un beso.

— ¿Te besó?

— Le robé ese beso. Solo quería aliviar dolor, pero con besarlo mi herida acabo por cerrarse.

Francia frunció el ceño y acabó por mirarme directo a los ojos. Creo que en esa mirada esperaba que le dijera que era broma, pero cuando no lo hice, acabó por suspirar. Allí estaba mi amigo, pasando una mano por ese cabello rubio desordenado.

— ... Ningún country puede sanar una herida de bala con saliva. — respondió. — Necesitas sangre. Tendrías que haberlo mordido para que pudieras sanar. Quiero perseguir la lógica en esto, ¿el niño estaba sangrando de la boca y así te transmitió sangre?

— No. Boris en ningún punto estaba sangrando cuando lo besé.

— No esta mierda de nuevo. — gruñó frustrado tallando sus manos en su cara. — Los únicos que pueden curar con saliva heridas tan profundas, son Imperios con la corona de oro.

Y lo sabía, solo aquellos que han tenido tanto poder en la historia, Imperios vitales para el desarrollo humano, tienen tanto poder y fuerza, que su sangre se vuelve un elixir de vida. Y cada parte de ellos se vuelve vitalidad líquida. Solo pocos son aquellos que lo han logrado. Tales como, Imperio Griego, Imperio Egipcio, Imperio... Imperio Romano.

— Lo sé. Borislav ni siquiera es un país completo, así que pensé, que tal vez sea su don especial. Cómo el que tú tienes o yo tengo. Pero... el maldito no tenía ni idea que esas cosas pueden sucederle a él.

— Es hijo de México. — respondió rápido Francia mirándome. — La sangre de México es especial, puede que sea por ello.

— Puede. — reí al ver el rostro preocupado de Francia. — Pero no es lo único especial de él.

— ¿Hay más?

— El niño me divierte, me hace reír. Hoy me hizo sonreír solo con hablarme.

Francia se me puso encima de golpe, joder que puede que sea delgado, pero de igual manera es pesado el hijo de puta. Me sostuvo de los hombros como si le acabara de decir que tengo a mi ejército a punto de tomar sus tierras, y después comenzó por sujetar mi rostro.

— Temperatura normal, no luces enfermo, tus ojos lucen normales... ¿El corazón? — dijo, poniendo su cabeza en mi pecho, tratando de escuchar los latidos — Normal, no late, como el maldito ser sin corazón que eres, dios... ¿Rumanía te invito a uno de sus cultos locos? ¿Qué diablos te pasó?

— ¿Puedes dejar de hacer drama?

— ¡Dijiste que Borislav te hace reír, claro que es para hacer drama!

— Tú me haces reír también. — respondí frustrado empujándolo fuera de mí.

— Porque somos almas gemelas, tenemos que llevarnos bien, idiota. — dijo, arrojándome una almohada. — Es mucho que procesar, tengo que darme un baño. Si, un baño es lo que haré. Es mucha mierda que procesar ahora.

— Francia, no hagas drama por esto.

— ¡Ja! Es imposible, estás diciendo, que un country, te ha hecho reír naturalmente y sonreír. ¡Sonreír genuinamente, UK! Hace siglos que no haces eso, solo sonríes como el mayor hipócrita hijo de puta de este mundo.

— Gracias por los halagos.

— ¡Hablo en serio! No habías sonreído desde que ella se...

— ¿No ibas a bañarte? — dije, interrumpiendo lo que iba a decir. No necesito escuchar de nuevo esa tragedia.

— Ugh...

Y lo vi caminar desnudo al baño dejando la puerta abierta. Aunque muchos considerarían eso como una propuesta, en el caso de Francia y yo, no lo es. No quiere coger conmigo, quiere que le siga contando en lo que comienza su rutina matutina de limpieza. Acabé por levantarme y recargarme en el marco de la puerta mientras lo veía entrar en la ducha.

— Controla tu erección, es asqueroso. — dijo mirándome.

— No creas que es por ti. — respondí. — Es primavera, y haces que piense en el niño más a fondo. Tiene un enorme trasero, me gustaría tocarlo.

— ¿Te gusta de esa forma? — preguntó, a lo que yo reí.

— Naah. — suspiré. — Solo me interesan sus habilidades, es todo. Además, no voy a negar que tengo cierto... deseo por islas, siempre lo he tenido. Así que en el gran esquema de las cosas. Sí, me excitan las islas. Si Borislav solo se inclinara haciendo de él un perfecto glory hole, lo tomaría.

— Que indecente.

— ¿Con qué derecho lo dices tú? — respondí.

— Yo dejé detrás eso de acostarme con countrys jóvenes hace mucho tiempo. — respondió. — Desde que deje de ser un imperio. Pero... sé que estás aquí por un consejo, así que escucha. Borislav es un niño, y no me refiero a su apariencia, me refiero mentalmente. No entiende bien lo que es ser un country, confía demasiado en los demás, y es voluble a lo que sucede a su alrededor. Si quisieras, podrías manipularlo para llevarlo a tu cama, UK. Pero, y es un gran pero, si México se entera, o Rusia descubre que juegas con su hijo. Morirás.

— ¿Crees que me asustan esos dos?

— Creo que sí. — respondió. — Porque México y Rusia no te atacarán a ti. Buscarán lastimarte como tú los lastimas. Así que si lastimas a Boris... ellos lastimarán algo preciado para ti. No te metas en algo que no vas a ganar.

Y reí, reí porque era estúpido. Hace mucho que no decían algo tan divertido para mí. Cosa que hizo enojar a Francia, pero, no hay nada preciado para mí, algo que me lastime, oh bueno, si lo hay, pero México se lastimaría al doble si toca a USA. Así que soy inmune a sus amenazas.

— A veces dices cosas muy divertidas, Edmond.

La reacción de enojo en Francia creció cuando pronuncié su nombre. Por supuesto que lo hice a propósito. Porque no le gusta que lo llame así. Solo lo permite cuando tenemos sexo, de allí en fuera, no le gusta escuchar su nombre, su nombre humano.

— Déjame en paz...

Y no, no voy a dejarte decir mi nombre.

Acabé por cubrir su boca mirándolo.

No voy a dejar que lo pronuncies, no quiero escucharlo, no quiero escuchar mi nombre de humano nunca más. Quédatelo, desházselo, has lo que quieras, pero nunca te refieras a mí por ese nombre de nuevo.

— Si juego con Borislav, será porque este aburrido. No por más. — dije mirando esos ojos rosados. — Sabes, sé que Suecia se arrastra por él, así que creo que sería divertido matar dos pájaros de un tiro. Tomar al niño y destruir a Suecia en el proceso. ¡Será aún mejor cuando Dinamarca no puede hacer nada! Y solo le tocará recoger los pedazos rotos de su hermano.

— ¡Suéltame! — dijo empujándome lejos de la ducha. — Solo acabaras por ponerte a ti solo una soga al cuello.

— Pues entonces que me cuelguen. — reí. — Que me prohíbas jugar con esa isla buena para nada, me hace desear más jugar con esa isla buena para nada.

— Te meterás en problemas...

— UY si, le tengo mucho miedo a México y Rusia.

— Harás que Dinamarca venga por ti apenas se entere que estas molestando a Suecia. — dijo el francés. — ¡Me pones a mí en peligro idiota! ¡Ella sabe que soy tu alma gemela!

— Pues usa un casco Francia, no sé, ponte un chaleco anti balas, deja que te coma vivo, me importa una mierda.

— Hijo de puta.

— Si Dinamarca te molesta, le rompo ese bonito rostro, tu tranquilo.

— ¡JA! ¿Con qué fuerza? Ella te rompería el tuyo apenas te acerques, y lo sabes. No puedes compararte con un país en el top de primermundistas, UK.

— Ser primermundista es lo que se necesita, estar en el top es mera vanidad.

— Idiota. — suspiró. — Bueno, piensa en esto, si Dinamarca, México y Rusia no te asustan, piensa en el peor de todos ellos. Ese niño es protegido de ONU.

— ¿Y?

Dije, recordar el rostro de ONU me da náuseas. Maldito psicópata con cara de ángel.

— Eres un maldito idiota. Si ONU viene conmigo...

— Pues preparas el culo y aceptas las torturas.

— No sé porque me molesto en escucharte.

— Porque te encanta el chisme, te alimentas de él.

— Maldito infeliz. No te metas con Borislav.

— Amo que me des tu bendición para hacer lo que me plazca, buena plática, Francia. Gracias por escucharme. Ahora te pediré que mantengamos esta conversación en secreto, no hables con nadie de nada de lo que hemos hablado, oh, y, por cierto, espero te cojan como quieres en la noche, con permiso.

Y acabé saliendo pensando en que tal vez, debería jugar con ese niño un poco. Hablar con Francia solo me provoco más emoción de tener a ese chiquillo bajo mis manos. Destruir a Suecia, molestar a Dinamarca, darle un golpe bajo a Rusia, hacer rabiar a México y provocar a ONU suena como un maldito parque de diversiones para mí.

Bien, lo haré. Ya eres mi próximo proyecto, Borislav, felicidades por captar mi atención.

.

.

.

.

.

.

.

.

Es vergonzoso.

Es lo único que puedo decir.

Estar pasando a diferentes oficinas en compañía de mi padre, para hacer la firma de tratados y acuerdos. Una parte de mi está muerta, eso es seguro. Otra está gritando de la humillación de tener que hacer esto con él cuando debería estar haciéndolo solo. Y otra... otra simplemente ya no le interesa nada. Y supongo, que la cereza del pastel, en mi mente, está diciendo algo como "Genial, un tratado, algo es algo..."

— ¿Boris? — la voz de Tío Alemania me despertó de mis pensamientos. Solo postré mis ojos en sus ojos grises y rojos. — ¿Estás de acuerdo con esos términos?

Mierda, ¿desde hace cuando estoy en reunión con él? Solo lo puedo ver allí, con su atractivo rostro mirándome, esperando una respuesta mía, y yo no tengo ni idea de que es este tratado que seguramente me ha estado repitiendo.

— Ah... ¿Podrías repetirlos? — dije a lo que tío Alemania rio.

— Eres igual a tu padre, de eso no hay duda. — sonrió. — El intercambio de recursos, además del centro de investigación, ayuda mutua para la exploración y cura de enfermedades humanas.

— Am... — diablos, no estoy concentrándome. — Ah...

— Creo que es un buen trato. — dijo papá de pronto acariciando mi cabello. — Están en partes iguales, además tú tienes ventaja en la exploración científica, y podrás aprender de los mejores laboratorios de Alemania. Y eso añade de que podrás conocer su ingeniería en el proceso. Leí el tratado y no veo nada que no te convenga, Boris.

— Okey... — mierda, renuncio a esto. — Lo firmaré.

— ¿No quieres leerlo tú? — preguntó Alemania.

— Confío en mi padre. — respondí rápido tomando los papeles. — Además, Hugo no permitiría que usted abusara de mí.

Y con esas palabras firmé, mi último tratado de esa tarde, dios, creo que he estado como zombie todo este tiempo, caminando de oficina en oficina, firmando papeles y después sentir como alguien muerde mi muñeca para obtener los recursos que doy. Y luego, yo morder la contraria y llevar a cabo un exitoso intercambio de recursos.

No sé si me estoy dopando con esto, es mucha sangre la que he bebido hoy. Estoy algo perdido, quiero ir a mi isla. Quiero llorar un poco e irme a dormir, eso quiero.

— ¿Boris?

— ¿eh? — dije despertando por segunda vez con la voz de mi padre. — oh...

No me había percatado que ya no estábamos en la oficina, sino caminando juntos por un pasillo mientras tomo su mano, dejándome guiar por él. Ah, creo que he hecho eso muchos años, tal vez debería dejar de hacerlo. Alzo mi mirada para ver la diferencia de tamaño que hay entre nosotros, claro, papá con más de 3 metros, sosteniendo mi pequeña mano en su mano, guiándome como siempre lo ha hecho.

— ¿Quieres que hablemos de lo que pasó? Podemos ir por un café y...

— No. — dije soltándolo. — Sabes, creo que necesito estar solo. — suspiré, dando media vuelta. — Creo que necesito enfrentar lo que estoy sintiendo un poco y relajarme antes de poder estar de nuevo bien. Me encantaría estar cerca del mar, pero un lago o cualquier cosa con agua me calmará ahora, te veo en la fiesta de despedida.

— Boris...

— Estaré bien. — dije comenzando a alejarme, pero por supuesto que lo sentí sujetándome.

Y eso me enojó demasiado.

— ¡¿Qué parte de que me dejes solo no entiendes?! ¡Ya me estuviste vigilando como un niño en cada una de esas firmas de tratados! ¡Déjame en paz! ¡¿Qué no entiendes que debo descansar de ti?!

Mierda.

Mierda, mierda, mierda.

Solo sentí esa ventisca fría recorriendo mi cuerpo, y esa mirada fría en sus ojos violeta, me hace sentir escalofríos. Lo vi apartar un momento su mirada de mí, y después postrarla de nuevo conmigo, dándome un pequeño golpe en la frente, como si quisiera despertarme.

— Deberías tener cuidado con lo que dices, puedes lastimar a personas que quieres. — dijo.

— ... lo lamento, yo no quería...

— ¿Qué? ¿Te retractas? Ya lo dijiste, no me importa una disculpa hipócrita de tu parte, Borislav. Si no quieres que te trate como un niño, al menos se un hombre y sostén las palabras que dijiste.

Y eso me apuñaló en el pecho. Me hacía sentir más molesto con él, quiero golpearlo, eso quiero, quiero mostrarle que no lo necesito, que no tiene que cuidarme, quiero mostrarle que seré un gran country y no soy un niño, seré un primer mundista y lo haré arrodillarse ante mí para que todos vean que yo puedo tener a Suecia sin que él sienta vergüenza de mí.

Ah. Mierda...

— ¿Es por Suecia? ¿Por lo que te dijo? — mencionó mirando mi rostro a punto de llorar, me enoja, me enoja demasiado que vea a través de mí. — ¿Quieres liberar la ira que sientes por ello?

— No voy a hablar de eso contigo. — contesté. — Puedo lidiar solo con mis cosas.

— Es al revés, Suecia debería arrastrarse para conseguir tu atención. Vales mucho más de lo que ese idiota cree que vales, Boris.

Suspiré. Maldita sea.

— Lamento lo que dije, no es realmente lo que siento. No es como si necesite descansar de ti, te necesito aún, yo lo lamento mucho.

— No me metí a esas firmas, porque necesitaras apoyo. — dijo mirándome. — Me metí, para evitar que se aprovechen de ti, te ves derrotado y destrozado, Boris. Mi presencia allí era para simplemente intimidarlos y que no se dieran cuenta que estás destrozado. Deberías practicar una cara para aparentar fortaleza incluso cuando no la tienes.

— ... lo entiendo.

— Te veo en la fiesta de despedida.

— Papá, realmente no quería decirte esas cosas, lo lamento. No me he sentido bien, es más difícil de lo que creía, es solo que me haces reaccionar de una forma que...

— Ve a relajarte un poco. Que nada que salga de tu boca ahora mismo lo voy a creer. Siempre haces eso, como tu madre, se dejan llevar por sus emociones hasta explotar y destruir todo a su paso. — dio una media sonrisa. — Tú madre solía ser más brutal con sus palabras. — rio, acomodándose su abrigo. — Me gusta, no se guardan nada, pero al mismo tiempo, como duele escucharlos. Solo ve y relájate. Y si no funciona, recuerda que tocaré todo lo que quieras cuando vayas a San Petersburgo después de la fiesta.

— ¿Eh?

— Tu mamá ira de visita, y tu igual.

— Pero yo...

— No es una invitación, es una orden. No necesitas estar solo por meses en tus tierras. Irás a San Petersburgo con nosotros, necesitas un cambio de aires, Boris. Él frio de San Petersburgo te hará bien, estaremos juntos y podré consentirte todo lo que quieras hasta que te sientas mejor.

Y con eso, se fue de mi lado.

Es realmente frustrante.

Creo que no solo la he cagado con mi presentación como país, sino que le he gritado a mis padres cuando tratan de ayudarme, además que perdí a Suecia, aun no tengo la valentía para hablar con ONU de nuevo, y ni siquiera he podido armar un tratado por mi cuenta. La idea era llegar y dejar a todos impresionados, tener a Suecia y hacer sentir orgullosos a mis padres, pero no he conseguido nada de eso. Es frustrante, muy frustrante. ¿Qué estoy haciendo mal?

Cuando me di cuenta, ya había caminado a los jardines de ese castillo, acabando por sentarme cerca de una fuente escuchando el agua caer libremente. Me relaja, hace que mi mente se calme.

— Maldita sea.

Suspiré al aire cubriendo mi rostro con mis manos, tratando de controlar lo mejor que puedo mis emociones. No quiero llorar, pero estoy haciéndolo, estoy demasiado frustrado con la situación que se ha desencadenado, y debería poder controlar mis emociones, pero de solo recordar sus palabras, estoy volviéndome a romper.

— Mira que trajo el mar... Al niño prodigio.

Solo pude apretar los puños cuando escuché esa voz.

Allí estaba, con su estúpido rostro y esos ojos verdes fosforescentes, con el cabello azul, y esa piel pálida como la de un muerto, con pecas. Me fastidiaba su presencia, demasiado, desde que era niño. No sé cómo diablos pude ser amigo de un sujeto como ese, que me sigue con su mirada como si quisiera atraparme en una jaula y nunca dejarme ir.

El maldito nacido como yo en el punto de quiebre del viejo mundo. Andriy, estado compartido de Ucrania y Canadá.

— ¿Qué quieres? — dije volteando a verle.

— Desecho y cansado, en tu primera junta como país. Mira, hay veces donde te tengo lástima, pero esta no es una de ellas, siento que lo mereces... — rio haciendo que sintiera la sangre arder. — Aun recuerdo tu altanería, "Soy mejor que todos los países" "Voy a estar en la cima" "Ya verán, seré el número uno", que chiste... ¿Qué paso con ese niño? Mírate ahora, eres un completo desastre.

— ...

— ¿Te ofendí? ¿O te arde la verdad?

— ...

— Hay Boris. — dijo, sentándose a mi lado acabando por abrazarme, pasando sus manos por mi abdomen y pecho — Tan roto por querer ser un país entre países. ¿No sería mejor que te quedarás como un estado? Pero no, tenías que ser un país. Así que ahora, estás desecho porque no soportas las relaciones de los country. Vacías, sin sentido, se usan entre sí, absorben de ti como tú los absorbes a ellos, y al final luchar por un lugar en la cima. — culminó besando mi mejilla. — No llores, Boris... solo ríndete y deja que te absorba tu madre, serás un estado y podrás ser feliz junto a Hugo y Marco.

Y me alarmé de golpe empujándolo lejos de mí.

— ¿Qué diablos dices?

— Escuche un rumor, en la reunión de capitales... ¿Qué no lo conoces?

— ¿De qué diablos hablas? — dije, sintiendo como sus manos sujetaban mi brazo.

— Dicen que cierto país está rompiendo las reglas, y se ha acostado con ciertos estados. ¿Puedes creerlo? Los estados son más pequeños que los países, estar con ellos debe ser una faena sexual de ensueño. Un enorme miembro de país entrando en una pequeña y apretada entrada de un estado y/o capital. — dijo, acercándose, para dejar un leve beso en mi mejilla. — Creo que debe sentirse bien.

— Es asqueroso. — respondí.

— ¡Ja! Me gustaría creerte, pero tu sonrojo dice lo contrario, Borislav. — susurró en mi oído. — Incluso alguien no tan desarrollado como tú, mide más de 2 metros. Debe ser delicioso el sexo con alguien como tú. ¿Sabes que sé que estás bien dotado? Solíamos ducharnos juntos cuando éramos más jóvenes.

— Déjame en paz. — dije, apartándolo.

— ¿Te gustan los estados, Boris?

— No realmente, no está en mi naturaleza que me gusten, son inferiores, como tú.

— Oh, Auch... — rio mirándome. — Estaba seguro que dicho país eras tú. Siempre mirando a Marco y Hugo como si fueran comida, dejándolos estar en tu isla sin necesidad de un tratado, dejándolos estar tan cerca de ti.

— Son mis amigos, me críe junto a ellos.

— ¡JA! — rio acercándose y acabando por montarse en mis piernas. ¿Qué diablos le pasa? — Aún recuerdo lo que viste ese día, Borislav. ¿Qué no recuerdas quien fue tu primer amigo?

— Eras mi amigo hasta que te convertiste en alguien insoportable. — respondí.

— Tomados de las manos los vimos nacer. Y lo primero que hiciste fue acercarte con esa mirada maravillada, como si hubieras visto un ángel. Constantemente besándolos, hasta que tu madre te explicó la ley... pero estoy seguro que nunca hiciste caso.

— Tus suposiciones no me afectan en lo más mínimo, no hay nada entre ellos y yo, y ¡hng...!

Que se frotará contra mí me tomo de sorpresa, por dios si alguien lo ve encima de mi estaré en problemas.

— Aléjate.

— Te encanta ver a estados montándote, Borislav. — susurró en mi oído. — Estados que te aman y te ven como lo mejor. Sexo con pasión y locura recorriendo tus sabanas siempre, en secreto, antes de que ONU te asesine por romper una de las principales reglas.

— Déjame en paz.

— Deberías darme una de esas visitas. — respondió levantándose. — Abriré mis piernas para ti, será genial, ver lo que sale, de dos tierras altamente radioactivas. ¿Has pensado en eso? ¿En que podrías provocar una migración excesiva si sigues corriéndote dentro de ellos?

Me quede en seco mirándolo, ¿de qué diablos esta hablando? ¿Migración?

— Oh, ¿no lo sabes? Tanta inversión entrando en sus cuerpos pequeños de estado, haría que sus riquezas se multiplicaran, haciendo que el país que los controla no supiera de donde viene tantos recursos, y lo que provocaría, que tus humanos comiencen a mudarse a dicho lugar cuando las condiciones de la Isla Borislav sean similares a las del estado de Saint Marco. Apenas ONU note eso, te espera no solo la rota de cara de parte de USA y Perú, te espera un castigo de ONU, que según mis padres es algo que ni siquiera se puede hablar.

— Pues que mal. — dije mirándolo. — No es como si me fuera pasar a mí, además Marco y Hugo no son idiotas como para meterse con un país. — dios, doy gracias de usar un condón siempre con ellos.

— Ya veremos. — respondió sonriente. — Con permiso, Borislav, sigue llorando por países de los que nunca has formado parte, y acepta tu destino. Renuncia a tu título y vive feliz con nosotros los estados. ¿Sería más fácil no?

Y se fue, dejándome solo en ese lugar frente a la fuente.

¿Vivir como estado?

Dejar que mamá y papá controlen mis tierras y ser ruso—mexicano. Mis tradiciones solo serían algo de mi estado, y abrazaría la cultura de mi madre y padre. Podría estar abiertamente con Hugo y Marco. Pero... Orión... Orión dejaría de tener rostro, las ciudades de los estados no tienen cuerpo, Orión, mi Orión dejaría de existir.

No puedo permitir eso, no importa si sería feliz siendo solo un estado, tengo demasiado orgullo que no podría vencerme, además, no soportaría estar bajo el control de mi madre, acabaría independizándome de manera demasiado sangrienta solo para que no me dijera que hacer. No puedo negar mi naturaleza, no quiero ser gobernado, quiero gobernar y conquistar. Si fuera alguien calmado nunca hubiera tratado de matar y anexar a Caribe a mí.

Creo que soy explosivo como mamá, y sádico como papá dentro de mí, pero aún no sé cómo controlar esos lados de mi persona... además... además no quiero ser alguien inferior.

Me dije a mi mismo, levantándome caminando de regreso. Sería feliz con ellos, pero, seguiría deseando a Suecia y ahora sin ninguna oportunidad de tenerlo, seguiría muriéndome por él, a tal punto que no lo soportaría, y acabaría lastimando a mis padres por una independencia solo para hacer que me mire de nuevo.

— ¡Auch!

— Ah... — me detuve en seco cuando me di cuenta que había tumbado a alguien. ¿Eh? No me di cuenta que ya estaba en el pasillo.

— Ah, perdona, no me fije, me distraigo rápido con estas cosas. — sonrió. — ¡Oh! Borislav, hola.

Si, allí estaba, esa dulce sonrisa que había enamorado al abuelo España. Italia es demasiado lindo y tierno, aunque es alto y fuerte, pero esa personalidad no se ajusta mucho a su porte. Tenía el cabello castaño y rebelde, con ojos verdes esmeralda intensos, como si tuvieras toda la vida encerrada en ellos, y una enorme sonrisa, una de las más lindas que he visto.

— Perdóneme, Italia. — dije ayudándolo a levantarse. — Ah, r—rompí su tableta, la arreglaré.

— No, descuida, fue mi culpa por estar viendo cosas en lugar de ver al frente. — contestó. — Has crecido mucho Boris.

— Gracias. — respondí. — Aun así, déjeme ayudarlo, al menos pagaré por ella.

— Ah, está bien. — dijo dándome unas palmaditas en los hombros. — No me costó nada esto, es un regalo, no te preocupes lo arreglaré cuando llegue a casa.

Y sonrió, yo solo pude ver esa mirada particular, mirándome de pies a cabeza. Es lindo, y exótico en su modo, me gusta.

— Creo que nunca habíamos estado solos. — dijo, rascando su nuca. — La última vez que te vi me llegabas a la cadera, y estabas escondido detrás de las piernas de España.

— Lo sé, no quería parecer grosero, pero me asustó su presencia cuando estaba en la casa de mi abuelo. — reí. — No convivía con muchos country, así que cuando llegó de visita me alarmé un poco.

— Descuida, yo me comportó igual. — rio — debiste verme en una guerra, realmente... no soy muy bueno en ellas. Por eso existe ese meme donde Italia siempre tiene una bandera blanca ondeando para rendirse.

— Creo que tenemos eso en común, tampoco soy muy bueno. —reí a lo que recibí caricias en mi cabello de su parte.

— Ah, tu cabello es blanco y sedoso, y tus ojos violetas intenso, además que tu piel es morena y tersa, que exótico eres, Borislav. Es muy lindo.

— Gracias, podría decir lo mismo, usted es muy lindo también.

— Gracias, tienes la combinación perfecta de tus padres, además de toda esa tecnología y avances científicos. Realmente eres un gran país, y como tu abuela no oficial, estoy orgulloso. ¿Oh ya soy oficial? He sido pareja de España por un largo tiempo, deberíamos hacer todo eso oficial.

— uh...

"Huye... ¡Huye!"

Ese escalofrío en mi espalda, y esa jaqueca de golpe, solo pude sostenerme la cabeza, mientras sentía arder mi cara, donde está mi cicatriz. ¿Qué está pasando? ¿Es el intercambio de recursos? ¿Absorbieron mucho de mí? ¿Yo mezcle muchas sangres al alimentarme de ellos? ¿Qué es? ¿Por qué mis piernas quieren huir? Siento como si todo mi instinto y mente me estuvieran diciendo que corriera lejos de aquí. Pero... no hay nada amenazante, solo el señor Italia, y un pasillo largo e iluminado por el sol de la tarde.

— ¿Estás bien, Boris?

— Sí, creo que, al ser mi primera firma de tratados, me es difícil asimilar todos los recursos que entraron en mi cuerpo. — respondí.

— Oh, ya veo, es algo raro, pero recuerda que OMS también está aquí, puedes ir a un chequeo si lo necesitas.

— Gracias. — respondí. — Ah, señor Italia.

— ¿Si?

Y de nuevo esa sensación al verlo, su rostro parecía tranquilo y curioso a lo que fuera a decir. Pero todo de mi quería huir de él, no sé por qué.

Tengo que controlarme, tengo que hacerlo, además no puedo desperdiciar esta oportunidad.

— Turismo. — dije a lo que me miró confundido. — Ah, quiero decir... — aclaré mi garganta. — Sus tierras son hermosas, me gustaría que su gente visitará mis tierras, y así mi gente visitará la suyas. Sé que, al no ser reconocido como país, se cerraron muchas puertas para mis humanos, pero ahora que lo soy, me gustaría platicar con usted acerca de revocar el visado para mis ciudadanos. De igual manera, los suyos podrían entrar sin problema a mi isla.

— Hecho. — dijo rápido, dándome una sonrisa. — De todos modos, planeaba hacerlo, ya que España pasa mucho tiempo en mis tierras, creo que si vas de visita será lo mejor, y así no tengas que pedir permiso todo el tiempo en la embajada.

— Ah... — sonreí, eso había sido rápido, lo conseguí, ¿no? Hice un tratado sin ayuda de mis padres. — ¡Genial! Si.

— Bueno, cuando tengas tiempo, después de esta reunión, visita mis tierras y firmemos el acuerdo. — dijo emocionado — ¡Te prepararé muchos platillos para que puedas probarlos! ¡Te encantarán!

— ¡Iré, claro que iré!

La verdad, me agrada el señor Italia.

Es alegre, despreocupado, tiene una gran historia, es uno de los países más bonitos, por ende, atractivo, y trata bien a mi abuelo, no hay nada mejor que eso. Además, solía ser un imperio enorme, bueno, hace siglos, las memorias de Imperio Romano deben vivir en su cabeza. Dios, que grandioso debe ser eso, tener memorias de tus vidas pasadas que te moldean a lo que eres hoy.

— Bueno, tengo que irme, tengo una firma de tratados, pero, la invitación está hecha, te veré pronto, Borislav.

— ¡Lo veré pronto, señor Italia!

— Oh, por cierto. — dijo sujetando mi mentón. — ¿Por qué turismo? ¿Por qué fue lo primero que pediste?

— Sus playas, son las mejores, me gustan mucho. — sonreí. — Me gusta mucho el mar mediterráneo.

— ¿El mar te gusta?

— Bueno, estoy rodeado de él así que me calma.

— Ya veo, bueno. — dijo soltándome. — ¡Te veré muy pronto!

— Delo por hecho.

Y acabé por ser feliz un momento de nuevo, alejándome de allí, lo había conseguido, una promesa de firma, lo había hecho, sin ayuda de nadie, algo bueno para variar.

Algo bueno al fin.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Estaba bien, había hablado con el señor Italia, había llegado al hotel y cambiado mi ropa por un traje. Para regresar con mis maletas, y dejarlas en MANTA—001, después, caminar directo a la gran fiesta. Todo estaba bien allí, me sentía bien en ese traje azul marino, me sentía bien con mi cabello peinado en una coleta dejándome un poco de flequillo, me sentía bien cuando vi a todos en la fiesta de traje y vestido.

Pero por supuesto, acabé por derrumbarme, cuando lo vi de nuevo.

— Bienvenidos a nuestra última reunión. — su voz, adoro su voz, tan varonil, tan perfecta. Al parecer se las había arreglado para curar sus heridas, aunque parecía que tenía poca movilidad en el torso, pero era muy bueno actuando que no sentía dolor. — Me encantó verlos en mis tierras, hicimos buenos tratos, reafirmamos buenas amistades, nos divertimos mucho. Pero, debido a nuestra apretada agenda, es difícil convivir más que unos días. Por lo tanto, quiero que disfrutemos esta fiesta, y... — fue un segundo, solo un segundo que esa mirada de cielo se cruzó con la mía. — tengamos la mejor noche de todas. Que inicie la celebración.

Verlo apartar su mirada, derrumbó toda la pequeña felicidad que había construido hace algunas horas. Así que solo caminé a la barra apenas la abrieron y me quedé allí, porque disfrutaría que ya era un país reconocido para beber y amanecer tirado en el suelo de borracho. Es un gran plan, es un excelente plan.

— ¿Qué va a ordenar, señor?

— Ah... whisky. — respondí. — un whisky, por favor.

— Disculpe la pregunta, ¿pero con quien tengo el gusto? Es la primera vez que veo su rostro aquí. — El barman me miraba como si estuviera mirando una nueva película. Es cierto, es mi primera reunión, incluso los asistentes y ayudantes de country no deben reconocerme.

— Soy la Isla Borislav, país reconocido de América. Es mi primera reunión oficial, un placer.

— Es un placer, señor Borislav. — comentó sirviéndome el wiski.

— ... ¿Y, te diviertes?

— Bueno, soy un ayudante, me divierto conociendo a los países, son muy grandes. Solo mido 1.75. Es convivir con titanes todo el tiempo.

— Cierto, bueno, recuerda mi rostro. — sonreí — si algún día vuelve haber una fiesta aquí en Suecia, seré una persona diferente, y te pediré lo mismo.

Y así, llegó mi primer trago. Sabia horrible, pero, concuerda con la forma en la que me hace sentir estar aquí, así que lo bebí y seguí pidiendo más. Realmente solo miraba las botellas y comenzaba a pedir algo de dicha bebida, y de otra, y de otra, hasta que acabé pidiendo la botella. Beber era como doparse de alguna forma, hace que todo sea más... raro. Sé que me estoy arruinando, pero por una noche quiero solo olvidar todo lo que pasa y...

— ¡México! ¡México! ¡México!

Acabé por voltear por todo ese alboroto. Y me gustó lo que vi.

Verlo en el escenario, verlo ser querido por muchos country, ser respetado. Allí con su belleza, sin miedo, dejando ver sus runas, su piel morena, su cabello negro y largo, sus ojos de galaxias. Allí siendo admirado por mi padre, con una mirada de orgullo y amor en él. Qué lindo, más cuando comenzó a cantar. Cantaba porque estaba feliz, eso lo sabía, lo hace siempre, cantaba porque quería divertirse y entretener a sus amigos, pero más aún.

Cantaba para mi padre.

Expresando su amor para él, sin importar que los otros estuvieran mirando. Cantaba mientras bajaba del escenario y tomaba la mano de papá para bailar con él. Ante la mirada de todos. Y ese sentimiento amargo llegó a mí. Creo que somos polos opuestos ahora, es ridículo pensarlo, antes solía esconderme en su pecho, abrazándolo, mientras él decía esas palabras.

"Voy a protegerte de todo"

Y lo creía, nada me pasaría siempre y cuando estuviera él cerca. Pero, yo decidí alejarme, porque era necesario, tenía que crecer, quería que estuviera orgulloso, y ahora. Mientras el brilla en esa pista, yo estoy consumiéndome en la sombra de mi propio infortunio, donde no sé cómo lidiar con estas cosas, y soy demasiado orgulloso para pedirle ayuda.

Solo acabé por levantarme y caminar a los jardines mientras escuchaba la música a lo lejos, y la voz de mi madre adornando la noche. Joder, que son frías las noches en Estocolmo, sentía mi piel temblar, así que el trago a la botella quemando mi garganta con el alcohol se sentía bien. Se sentía demasiado bien.

Me pregunto si mi madre cuando era joven tenía los mismos problemas emocionales.

— Bueno, Boris. — me dije a mi mismo mirando esa ciudad nocturna tomando otro trago. — Te reconocieron como país, eso es bueno, felicidades por tu pequeño logro... hiciste lo que pudiste.

— Oh, que melancólico.

Esa voz.

Volteé a ver a mi derecha, y allí estaba.

Recargado mientras fumaba un poco, mirando hacia la ciudad. Mientras ese cabello negro se movía con la fría ventisca, esa piel blanca se enrojecía por las mejillas por el frio, y esos ojos azules miraban por un momento a mi dirección para encontrarse con mi mirada.

El pirata, digo, UK.

— Es tu primera reunión y piensas ahogarte de borracho, no sé si te lo dijeron, pero eso solo está permitido hasta después de la tercera reunión. — dijo dándome una suave sonrisa. — ¿Qué te tiene así?

— ...

— ¿Mi voz es demasiado perfecta para un oído inferior como el tuyo? ¿Qué pasa? Siempre hablas conmigo, queriendo molestarme y ahora te callas.

— No quiero hablar de eso con usted. — respondí. — Solo déjeme solo.

— Lo haría, si tu rostro no estuviera gritando. "No quiero estar solo". Así que, como mi acto benéfico de esta noche, he decidido acompañarte... aunque de igual forma se debe a que adentro huele a malas decisiones y alcohol que próximamente se convertirá en vomito.

— Como country el vómito está lleno de recursos. ¿por qué no va a comerlo y me deja en paz?

— No tengo ese fetiche extraño, pero gracias por dejar en claro que tu sí.

— Nunca dije...

— ¿Cómo sabes lo del vomito entonces?

Y me sonrojé mirándolo.

— En la clase de OMS. — dije. — Está lleno de recursos, pero de igual forma, el vómito carga consigo contaminación.

— Por eso no lo comemos, bien, que bueno que pones atención. — respondió. — Bueno como te decía, por eso estoy aquí, cuéntame.

— No.

— Bueno mira, a como yo lo veo, tú no puedes hablar con nadie de lo que tienes. Porque déjame adivinar. Tu madre seguramente te regañaría, tu padre solo daría consejos de padre, tus amigos no los puedes ver, porque, a decir verdad, no pareces alguien con amigos, y si los tienes seguramente son míseros estados y, por último, parece que Suecia te está ignorando, así que, soy yo o hablar con OMS que te hará ir a terapia por meses.

— ...

— ...

— ugh...

— Bueno, cuéntame, soy todo oídos.

Suspiré para mirar esos ojos azules mirándome. Es injusto, le llego al señor UK al pecho. Ahora entiendo porque todos piensan que soy pequeño. Ni Polonia es tan pequeño como yo.

— Suecia.

— ¿Te botó?

— ¿Eh?

— Vamos no intentes ocultarlo, es básicamente obvio que ustedes cogían, así que, no es sorprendente.

— ... Él no quiere saber nada de mí ya, me dijo que me alejara de él, y ... ahora no sé qué hacer, me duele mucho, quiero estar con él. No quiero estar lejos de él, y... he estado actuando tan mal, llenándome de ira y tristeza, haciéndome explotar a la mas mínima provocación, no sé si realmente quiero llorar o quiero destruir todo, solo quiero sentirme... bien de nuevo, y no puedo, porque no estoy con Suecia.

— Entonces ¿qué piensas hacer?

— No lo sé, solo quiero regresar a mi casa. Verlo me duele mucho, y verlo hablar con otros country, me duele más, no quiero que nadie se le acerque, me duele... debería estar conmigo, debería bailar conmigo... debería estar disfrutando de esta fiesta a mi lado.

— Hmm... ¿y porque no lo lastimas tú?

— ¿Eh?

— Eres un country hermoso, lleno de riquezas, joven y atractivo. Podrías tener en la palma de tu mano a cualquiera si quisieras, digo, mírate. Hermosas piernas, cintura pequeña, caderas anchas, trasero redondo, firme y grande, hombros anchos y fuertes, brazos estilizados, pecho firme, abdomen trabajado, piel tersa y... lo más hermoso de todo, un rostro demasiado bello para ser real. Labios rojizos, perfecto perfil, ojos grandes y violetas llenos de vida, acompañado por esas pestañas largas y rizadas color blanco, como los copos de nieve adornando una fría ventisca de mar, donde tu cabello es la espuma blanca de sus olas. Y qué decir de esas runas de constelaciones en tu cuerpo, además de esa cicatriz... adornando tu rostro de una manera perfecta. Podrías tener a cualquier country a tus pies, ahora mismo, si supieras sacar el potencial de tu propia belleza, Borislav.

Y silencio.

Su rostro no estaba sonrojado, por lo que acababa de decirme, parecía como si me hubiera dicho algo obvio, como si me hubiera dicho la hora, algo evidente que debería saber. Pero, mi rostro estaba enrojecido, por lo que acababa de escuchar, haciendo que mirara a otro lado, rápido.

— No sé qué decir a eso.

— No tienes que decir nada, no fue un halago, solo digo lo evidente. — respondió dando una última fumada a su cigarrillo, apagándolo. — ¿Qué harás?

— Incluso si es algo evidente, como usted dice, nunca podría hacer algo, soy cobarde a esto. No soy muy bueno en las relaciones y...

— Dilo.

— ¿Uh?

— Di "Quiero divertirme contigo esta noche" dilo, ve que no es difícil de decir.

— ...

— Solo abre la boca, y pídelo Borislav. No lo pienses, solo dilo a la cara a un country que no sea Suecia, déjalo que se derrumbe en celos y perdición, reclama y date tu lugar, dilo, maldita sea niño, vive un poco, destruye tu corazón, destruye todo, deja rugir un poco tu ambición, tu egoísmo, deja florecer el hambre que hay en ti.

— Pero...

— Si no lo haces, acabaras siendo carnada de todos. Ruge, Borislav. ¿Qué quieres?

— No sentirme mal.

— ¿Y cómo puedes arreglarlo?

— Si... si Suecia me quisiera de nuevo.

— ¿Cómo harás que Suecia te quiera de nuevo?

— Quiero demostrarle que no soy un niño, que seré un gran country y seré una potencia.

— ¡No! — dijo acercándose a mí. — Di lo que realmente piensas, di lo que realmente sientes, di lo que ocultas detrás de esos sentimientos de amor, di lo que reprimes, dilo.

— ... Odio que este tan feliz sin mí.

— ¿Qué más?

— Quisiera que él estuviera sufriendo como yo he estado sufriendo todo este tiempo desde que rompió mi corazón. ¿Por qué soy el único arruinado? ¿Por qué le parece tan feliz? ¡¿Por qué esta bailando tan febrilmente con la señorita Hungría mientras yo estoy aquí arruinándome en alcohol? ¡Debería estar desecho! ¡Debería estar roto! ¡Si esta tan feliz, entonces significa que nada de lo que me dijo es verdad! ¡No me amaba como dice que me ama! ¡Solo estaba jugando conmigo! — acabe por cubrir mi rostro. — Solo jugaba conmigo... eso me mata, he estado pensando todo el día que es mi culpa, que merezco todo esto, pero no... no lo merezco, no merezco sufrir solo.

— ... ¿y qué harás?

— ...

Y acabé por mirar esos ojos azules, mientras me miraban, como esperando algo ingenioso de mi parte. Probablemente me estaba condenando, no sé, no me importa, pero, solo podía ver sus ojos y sentir cierta paz con ellos.

— UK.

— ¿Si?

— ¿Le gustaría divertirse conmigo esta noche?

Lo vi sonreír, y después mirar hacia la ciudad, como si estuviera procesando lo que acababa de decir, para después mirarme, alzando mi mentón para apreciar mi rostro más de cerca.

— Nunca puedo decirle a una isla que no, así que sí, me gustaría divertirme contigo más esta misma noche.

Trague saliva, realmente no sé qué diablos estoy haciendo.

Es la ira, es la tristeza, es el alcohol, es una noche llena de malas decisiones, es un día de frustración lo que me ha llevado a esto, no lo sé, no me importa, ¿él puede hacer que me olvide de todo por unas horas? Si, si puede, así que lo tomo, es... es lo único que tengo seguro.

Lo vi inclinarse un poco, acercando su rostro hacia mí, pude notar ese perfecto rostro. Esas pestañas negras, esos ojos profundos y azules, ah... me recuerdan al mar, si, tan profundos que me dan miedo, pero al mismo tiempo me dejaría sumergir en ellos. Bueno, creo que estoy dispuesto a ahogarme en este hombre esta noche.

Está bien, tomaré tu mano, UK.

— ¡Boris!

Ese grito me hizo voltear a verlo.

Allí estaba, agitado como si hubiera corrido solo para alcanzarme, con su cabello volando por la ventisca, ese cabello rubio, esos ojos de cielo, esa mirada furiosa que estaba dedicada a UK quien solo sonreía mirándolo. Suecia estaba enojado, eso lo podía ver, eso...

— ¿Qué no ves que estamos ocupados? — dijo el señor UK. — Estamos intentando besarnos aquí, ve a hacer tu drama a otro lado.

— Déjalo en paz. — dijo, sujetando mi brazo jalándome hacia él. — ¿te aprovechas de él? Dios, siempre cayendo tan bajo.

— Oh, guárdatelo princesa. Yo no me aprovecho de nadie, solo vi una oportunidad y decidí tomarla.

— Maldito miserable.

— Cobarde empedernido.

— Aléjate de Borislav.

— ¡Ja! Oblígame. — dijo acercándose a Suecia. — Oblígame, Suecia. Ve y pídele permiso a tu hermana antes de que amenaces a alguien.

— Basta. — dije. — Suecia, déjanos. ¿Qué diablos haces aquí? — dije apartando su mano de mí. — ¿Con que derecho te crees de venir a interrumpirme?

— UK solo está jugando contigo, solo quiere un juguete antes de irse, nada de lo que dice es verdad.

— Lo sé, se parece a ti. — dije a lo que vi su mirada de tristeza por un momento. — No, espera, no se parece a ti, al menos él dice las cosas de frente. No dice que me ama para después de divertirse entre mis piernas, dejarme solo.

— Borislav... no le creas.

— Y, a decir verdad, yo si estoy interesado en él. — dijo de golpe UK, haciéndonos a los dos voltear confundidos. — ¿Qué? ¿No es creíble? Me interesa Borislav, es rico en recursos, hermoso, joven, claro que me interesa, quiero hacerlo disfrutar la última noche, invitarlo a bailar, reír junto a él, presentarlo con diferentes country que lo ayudarán a crecer. Un hermoso país como él, es para presumirlo, no ocultarlo.

Solo acabé sonrojándome más, mientras sentía la mano de UK sujetando la mía. ¿Realmente es interés genuino? ¿Él realmente está interesado en mí? ¿Un country como él interesado en mí? ¿Eso es posible?

— ¿Qué dice? — dije mirándolo. — Pensé que solo quería divertirse conmigo.

— Mentí, realmente buscaba una forma de acércame a ti. — dijo mirándome. — Estoy interesado en ti, ¿me permitirías cortejarte esta noche?

— ¿Eh?

— Quiero estar cerca de ti, no me interesa lo que piensen los demás, nunca me ha interesado. Quiero divertirme a tu lado, conocerte más y hacerte sonreír hoy. Si logro un poco de eso, me volveré avaricioso y querré hacerte sonreír más, buscando de una forma, que comiences a verme como alguien capaz de hacerte feliz, y hacer que mi cortejo sea un éxito. — dijo. — No me interesa que nos vean, pueden vernos, juzgarme, todo, me importa una mierda, solo quiero dejar en claro, que nunca, sería tan cobarde, de dejar ir a tan hermosa criatura como tú... Y... quiero que confíes en mis palabras.

— ¿Señor UK?

— Boris, realmente me gustas.

Vi al señor UK, detener el hachazo con su mano, cortándose toda la palma antes de que Suecia pudiera lastimarlo más. Desperté, claro que la confesión del señor UK haría que Suecia enfureciera.

— ¡Suecia! ¡Basta! ¡Déjalo!

— ¡Está mintiendo! ¡No le creas! ¡No te vayas con él, Boris! ¡Regresa a la fiesta, no te acerques a él!

— ¿Qué?

— Confía en mí.

— ¿Quieres que confié en ti?

— ¡Si!

— ... Entonces llévame contigo de vuelta a la fiesta. — dije, alejando el hacha del señor UK, haciendo que la bajara. — Llévame contigo a la fiesta... baila conmigo, mantenme seguro a tu lado. ¿es lo que quieres no? Hazlo.

Lo vi desaparecer el hacha, y después acariciar mis mejillas. Vamos, solo hazlo, toma mi mano, jálame a esa fiesta, olvídate de todo, me tienes Suecia, siempre me has tenido, por favor, demuestra que no estás jugando conmigo, llévame allí, contigo, demuestra que no fue un error abrir mis piernas para ti hace años, demuestra que estuvo bien enamorarme de ti desde que te vi, demuestra que todos los momentos que hemos tenido, desde que era un niño hasta ahora, valen la pena, porque incluso, ante todo, siempre vas a elegirme a ...

— No puedo.

Ah...

Me duele demasiado.

No estaba listo para eso.

— Pero... somos... predestinados. ¿no? — dije, intentando acercar mis manos a sus mejillas, sostener su rostro como siempre lo hago, pero no, solo dio unos pasos hacia atrás, no dejando que lo tocara.

— No puedo, solo vuelve y ve con tus padres.

— Cobarde. — dijo UK, poniéndose delante de mí. ¿Qué es esto? ¿Está impidiendo que Suecia me vea llorar? — Hazle un favor a este chico, Suecia. Solo aléjate de él. No tienes los pantalones para hacer que te vean con él, así que solo vete. A diferencia de ti, abemos muchos country deseando tener la atención de esos lindos ojos violeta. Y lo dije antes, y lo digo ahora, vi la oportunidad y no voy a soltarla.

Y sucedió, el señor UK acabó por acercarme a él, abrazándome por la cintura. Dejando que ocultara mi rostro en su pecho, manteniéndome seguro en sus brazos. Lo hizo, como si estuviera dejando claras sus intenciones. Sin miedo a que algún country lo vea, enfrentándose a la mirada de azul cielo de Suecia.

— ¿Puedo invitarte a bailar, Borislav? — preguntó, alzando un poco mi rostro para que lo mirara.

Solo asentí, mordiendo un poco mi dedo para dejarme sangrar, y acercarlo a su boca.

— Su mano... su mano está destrozada.

— Gracias por cuidarme. — respondió, abriendo la boca para lamer esas gotas de sangre que habían salido, viendo como su herida se sanaba.

Sujeté su mano, pasando de largo de Suecia, caminando de regreso con UK a la fiesta.

— ¡Boris! — gritó Suecia. — Es una trampa, no le creas. Él no te quiere ni siquiera un poco, confía en mí.

— Para un vikingo, eres realmente cobarde, Suecia.

Me ardía, me ardía mucho, no quiero decir eso, no cuando me duele, no cuando sé que expresión de dolor estás haciendo. No cuando siento que me destruyo a mí mismo al decirte cosas que sé que te lastiman.

— Te amo... — escuché decirle, casi en un susurro.

— Bueno, creo que me toca amarlo ahora, déjame enseñarte como se debe tratar a una isla tan linda como esta. — dijo UK, sujetando mi mano, fuerte, entrelazando sus dedos con los míos, acercándome a él.

Y así, sin miedo, ante la mirada de todos, él entro a la fiesta conmigo.

Se escuchaba música, así que me jalo a la pista, ante los murmullos de los demás, ante la mirada juzgante de ellos, me acercó a él, comenzando a bailar conmigo, sonriéndome, sujetándome cerca de él, acariciando mi cintura, incluso sin miedo de la mirada asesina de mi padre, de la confundida de mi madre, y ... de la mirada más pesada de todas, la de Suecia, que me dolía, pero, había alguien sujetándome, frente a todos, que no era él.

Había alguien haciéndome reír, sin pena, divirtiéndose conmigo, sin ocultarme, sin tratarme como un niño, sino viéndome como un hermoso país, y... eso realmente me había cautivado mucho. Demasiado.

— Luces hermoso esta noche, Boris. — sonrió, y en esa dulce sonrisa, sonreí, porque me estaba divirtiendo, y estaba cautivado ante él.

— Tu también, UK.

Creo que reí mucho, platiqué mucho y sentí mucho en esas horas divirtiéndome con él. Me gustaba como teníamos ciertas cosas en común, como sostenía mis manos para calentarlas, como quitó su saco para colocarlo en mis hombros cuando temblé por una fría ventisca cuando salimos a bailar en el jardín iluminado.

Como, me mira con tanta admiración. Me cautivó demasiado.

Solo podía sonreír. Solo eso.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

¡Ja! Fue muy sencillo.

Sé que Francia me lo advirtió.

"No juegues con el niño de México y Rusia"

Créanme que traté, pero, es tan inocente y manipulable que es pan comido tenerlo, y soy Reino Unido, por supuesto que sí puedo tener islas bajo mi dominio lo haré, además, ver el rostro destruido de Suecia valió oro, debo cargar con una cámara siempre, pude ver el momento exacto en el que su corazón se destruyó en miles de pedazos, pude ver el dolor que tiene que aguantar para mantener a este niño a salvo de Dinamarca, por supuesto que alguien con tres neuronas sabe que ella es el problema, y que Suecia está en su estúpida misión de ser el príncipe azul que rescate a este niño.

Acabé por entrar en mi habitación con él, hagamos esto rápido, me lo cojo y lo corro de aquí, el obtiene hacer sufrir a Suecia, y yo sangre fresca, es un buen trato.

— Deja poner seguro, no queremos ningún hachazo tratando de interrumpir. — dije, dejando que se pusiera cómodo caminando a la puerta. Activando el silenciador de ruidos.

El estúpido de Suecia debe estarse muriendo de que tenga a su lindo niño en mi poder. Creo que podría sacar provecho de esto, si logro tomar una muestra de su saliva y su sangre, podría analizar más a fondo que diablos es este niño, y como es que sus fluidos son tan de buena calidad. Entiendo que es hijo de México, pero, debe haber algo más allí.

Bueno, solo terminemos esto rápido y...

Uh...

Estaba sentado. ¿Qué diablos hace sentado en la cama con ese rostro? Debería estarse desnudándose, nos metimos a mi habitación, ¿Qué diablos, niño? Actúas peor que un virgen, incluso los vírgenes entienden el mensaje. No te traje para dormir, te traje para...

— Lo siento. — dijo, jugando con sus manos. — Hm... me divertí mucho con usted. Me gustó bailar y reír, además me gusta escucharlo, su acento hace que todo suene elegante. Incluso cuando está insultando a todos. — y sus mejillas se sonrojaron. — N—no le importó que lo vieran conmigo, incluso cuando ONU estaba mirándolo como si quisiera asesinarlo, y que decir de mi papá... lo que quiero decir, es que es genial.

— ... Gracias.

— No, lo digo en serio. — dijo mirándome, sujetando mis manos. — No tiene pena de nada, hace lo que quiere, no se adapta a nada, solo fluye de la manera en la que quiere fluir, es respetado incluso cuando acaba hiriendo personas. Eso es genial, quiero decir...

— ¿Soy un maldito narcisista?

— No, es usted. — y noté ese suave sonrojó aumentar en sus mejillas. — He pensado en todo este tiempo, como debería actuar para que ustedes me respetaran y me tomarán en cuenta. Crearme una máscara, sonar profesional, y nada me había funcionado. Pero, después usted llega, siendo como es sin pedir perdón o permiso a nadie, conquistando todo lo que quiere. Solo puedo decir, wow, es increíble... Creo que es aún más increíble que... que yo le interese a alguien como usted.

— ¿Por qué crees que no me interesarías? — pregunté, realmente ha captado mi curiosidad.

— No sé, no soy... no soy un gran country. Estoy aprendiendo a ser uno. — respondió, jugando un poco con ese cabello blanco que tiene. — Cuando dijo que le interesaba, pensé que solo molestaba, pero, dijo que le interesaba todo de mí, no solo mi aspecto, sino en lo que puedo lograr, miró mi potencial, y lo admiró, además, me ayudo a desahogarme, y... fue el único que le importó verme.

— ¿Verte?

— Cuando todos estaban mirando a mi madre, usted fue el único que salió conmigo... Gracias, UK. Necesitaba hablar con alguien y que me trataran como cualquier cosa, menos un niño.

Ah, demasiado adorable. Solo puedo pensar en eso mirando ese rostro, súbitamente perdí las ganas de hacerlo. Solo pude ponerme en cuclillas frente a él, acariciando su cabello, para después verlo lagrimear. ¿Qué está pasando? ¿Por qué lloras? Pensé que estabas feliz.

— ¿Estás bien?

— No sé. — respondió. — ¿Usted está bien?

— ¿Eh?

— Conmigo, ¿usted está bien conmigo? No tengo mucho que ofrecerle, no quiero decepcionarlo, o que se haya hecho expectativas enormes conmigo y acabe siendo solo palabras al aire. No quiero que lo que piense de mí se atrofie ahora que me está conociendo. Usted describió a una persona genial, y no creo que pueda cumplir esas expectativas...

— ¿Mis expectativas?

— No soy muy bueno en esto. — dijo nervioso. — No soy la persona que describió, no sé qué hacer, solo temblar y perderme un poco...

Ah, me hizo sonreír. De nuevo, me hizo sonreír sin que fuera falso.

Solo pude suspirar sentándome a lado, y acabar por acercarlo a mí para besarlo.

Suave... sus labios eran suaves.

Tan lindos e inexpertos, con esa dosis de inocencia que me da ganas de corromper, con esa juventud que me da ganas de robar, y con esas manos temblorosas sujetándose de mi camisa tratando de esconder sus nervios. ¿Qué diablos te han hecho todos, Boris? Cargando el peso de ser perfecto por ser un prodigio, bajo la mirada de ONU, bajo la mirada de la reputación de tus padres, bajo el poder de Suecia, cargando todos estos años, tratando de reivindicarte y acabando por caer, cuando no sabes qué hacer con estas emociones.

No es tu culpa, no debieron apartarte tantos años de todos, estás aprendiendo lo que debiste aprender hace años. Y eso me parece adorable y a la vez irresistible...

— Boris.

— hn...

— Boris, mírame. — dije, limpiando esas mejillas, mirando esos ojos violeta brillantes.

Sentí... una calidez en mi pecho que no había sentido hace siglos. Me asustaba, me sentía extraño, en aquellos ojos violetas, algo en mí se estaba moviendo y no me gustaba, pero...

— Nunca aceptes menos amor, del que voy a mostrarte esta noche.

No sé qué diablos me está pasando.

Estoy siendo tan cuidadoso desnudándolo, besando cada parte de piel expuesta mientras retiro su ropa, deslizando mis labios por esa piel tersa y lisa, escuchando los leves jadeos juveniles que vienen de él, notando esas marcas en tu cuerpo. Suecia quería dejar en claro que eres suyo, es una lástima que me guste arruinar el trabajo de otros, así que eliminaré cualquier rastro de él, mordiéndote y besándote por encima de sus marcas, dejando solo las mías en tu cuerpo. Mientras esa tela se desliza fuera de ti, y puedo apreciar un cuerpo mejor del que esperaba, esas curvas y musculatura, esas caderas anchas que eran una invitación a la lujuria, y esas piernas largas y estilizadas. No sé qué diablos está pasando conmigo, besando sus tobillos, sus pantorrillas, sus muslos internos.

¿Hace cuánto no me había agachado ante alguien?

Estar entre sus piernas besando su vientre, el pubis, deslizando mi lengua hasta llegar a ese pequeño anillo y lamerlo, viendo como todo su cuerpo tiembla mientras trata de controlar sus reacciones, sintiendo cada espasmo en mi lengua para después sentir una cascada de lubricación, empapándome.

— ¡Ah! No, lo siento... — dijo, cubriendo su rostro. — B—Buscaré una toalla, lo lamento.

— Descuida, para controlar tu lubricación solo necesitas un poco de práctica, Boris. — respondí besándole los muslos.

— Lo siento. — esa voz a punto de llorar por la vergüenza, me da demasiada ternura, que diablos, siento que tengo suficiente solo con escucharlo.

— No te disculpes, me gusta.

¿Desde hace cuánto me tomo el tiempo de preparar a alguien?

Acariciando con mis dedos su interior mientras devoro poco a poco esa entrada lo suficiente para que este dilatado para mí. Joder me duele mi entrepierna, estoy tan deseoso de estar dentro, tan excitado de solo hacer eso con su cuerpo, deleitándome con sus gemidos y jadeos, con sus rasguños a las sábanas, sus lágrimas de placer, sus temblores de deseo, es, demasiado lindo, jodidamente lindo.

Y cuando tres dedos entraron, acabé por acomodarme entre sus piernas. Y ver como ese rostro iluminaba toda la habitación.

Acabé por inclinarme, besando los suaves labios que tiene, sujetando sus manos con las mías, comenzando un frenesí de besos que no podía parar, sintiendo como se frotaba contra mí, viendo a la más exótica criatura deseosa, sujetando mis manos con fuerza, mientras con miedo e inocencia me besa mejor que diferentes country me han besado.

No lo resisto más, nunca había deseado tanto estar tan cerca de alguien, ni cuando tengo la lujuria explotando en mi mente, me había comportado tan deseoso de estar dentro de alguien. Así que acabé por posicionarme, sujetando mi miembro, pensando que tal vez sería mejor no tener esos pircings genitales, podrían ser demasiado para él. Y por la forma en la que mira mi miembro, creo que lo es.

— Hm...

— ¿Todo bien?

— ¿Me va a doler? — dijo, cubriendo su rostro. — Es muy g—grande. Y esas cosas, ¿no se van a atorar en mi verdad?

— No, son para presionar tu próstata y provocarte más placer. — respondí. — Se siente bien. Pero, si prefieres que los retire, lo haré.

— No, solo quiero estar contigo. — dijo, con esa voz dulce que tiene sujetando mi mano. — Solo quiero estar cerca de usted.

Ah, solo puedo ponerme más duro al escucharlo, maldición, estoy cayendo demasiado por él. Solo puedo comenzar a presionar contra esa pequeña entrada, entrando con cuidado, siendo cuidadoso de escucharlo, viendo con que fuerza se sujeta de mí, como clava sus uñas hasta que me detiene, con lágrimas saliendo y mirándome.

— Esta bien, solo hasta allí. — dije, solo logré meter la mitad.

— Hn... no más. — dijo entre jadeos. — No aguanto más, me da miedo.

— ¿Nunca lo has sentido más a fondo?

— Nunca completo... — dijo sonrojado. — L—lo sí...

— Esta bien, es suficiente para mí. — sonreí.

Y comenzó el vaivén de movimientos, pero, no solo era el placer que sentía inundar mi cuerpo, eran sus jadeos, en mi oído, sus suaves gemidos, como su cuerpo aprieta por dentro, estremeciéndome junto a él, ¿cómo puede ser tan erótico? ¿Cómo? Solo quiero derretirlo y unirlo a mí, entre besos y caricias he descubierto que su cuerpo es una obra de arte, cada centímetro de él.

El movimiento de la cama contra la pared, incluso cuando no estoy desquiciándome con meterla, cuando ni siquiera es sexo animal, estoy a punto de perder la cabeza entre esos dulces besos que me da, en cómo se aferra a mí, en cómo es tan singular y único conmigo que solo hace que me derrita en pensamientos lascivos, en besos y gemidos que quiero que solo sean para mí, quiero poseerlo.

Quiero poseerlo durante siglos hasta que mis tierras se marchiten y muera en el camino.

.

.

.

.

.

.

El sonido de un nuevo día alumbraba en la mañana.

Estocolmo, un día hermoso, donde los rayos de luz alumbraban una habitación desarreglada, comenzando con su brillo a molestar los ojos del inglés. Quién se despertó, solo para ver que tenía compañía. Muy dentro del británico, algo no cuadraba, estaba en cama con alguien más. Alguien que... tenía unas pestañas envidiables, largas, rizadas y blancas, con ese cuerpo y rostro andrógino, con una belleza exótica superior a cualquiera. Podía notar esas curvas bajo la sábana que apenas lo cubría.

Sentía arder su espalda de un recuerdo caliente de anoche. Suspiró, su mente estaba en conflicto, como había sido tan bueno lo de anoche, ¿eran tan compatibles? Anoche se sintió en el mismo paraíso al estar entre las piernas de ese niño, siendo amado por él, y peor aún, quedarse dormido a su lado, eso nunca había pasado, nunca, ni siquiera con Francia quedaba dormido, solo se iba a dormir a otro lugar o iba a otra cama para divertirse.

¿Qué diablos era esto?

— Mierda... — algo asustado de su comportamiento, se levantó con cuidado, tratando de no mover o hacer mucho ruido mientras comenzaba a vestirse lo más rápido que podía.

No podía quedarse allí, no hasta que entendiera que diablos había pasado. Esto debería ser solo diversión y recolectar muestras, no algo... más allá que eso.

— hn... ¿UK?

"Mierda" se dijo internamente arreglando su camisa. Mientras podía escuchar como el más pequeño se reincorporaba en la cama.

— ¿UK? ¿Ya te vas?

— hm... si, es el último día, y es tarde. Mira la hora, son las 10:00 de la mañana. Todos deben estar ya despidiéndose y subiendo en sus aviones.

— Oh, cierto es tarde. — dijo el chiquillo estirándose. — Am, UK.

— Tengo que irme, bueno, con permiso, sal cuando quieras.

— ¡UK!

Y se detuvo, antes de poder huir como quería.

— ¿Qué?

— San Petersburgo. — dijo el americano, haciendo voltear al reino. — Iré con mis padres a San Petersburgo. Queda cerca de tus tierras, bueno, más cerca que ir a mi isla. Pensaba que, con lo que dijiste anoche, podíamos visitarlo. Conozco muy buenos lugares, incluso los lugares que mi papá nunca muestra, podemos divertirnos. Y oh, pásame tu número. — dijo, estirándose haciendo una mueca de dolor, acariciando su espalda baja. — Podemos mantener contacto. Quiero conocerte más...

Y allí estaba, esa mirada brillante, ese rostro dulce, esa inocencia al tope.

— ¿Para qué?

— Pues... m—me agradas. — dijo haciendo sus mejillas sonrojar. — Eres el único que me ve por lo que soy, eres sincero conmigo y directo, me agradas, no, me gustas. Bueno, siempre me has gustado, por eso me gusta molestarte, creo que eras interesante, pero ahora, después de hacer el amor, creo que quiero estar más tiempo contigo, y no sé, sé que es muy pronto, pero, quiero conocerte más, ser cercanos y poder llevar esta relación por ese rumbo.

El inglés se quedó estático mirándolo.

Viendo ese rostro inocente mirándolo, con ese sonrojo en él, sintiendo la sinceridad en sus palabras. Y eso le aterró más que nada. No en exactitud sus palabras, sino como su pecho se movía como loco, haciéndolo sentir algo que en siglos y siglos no había sentido de nuevo. No era posible, no podía sentirlo, no podía sentirlo de nuevo, no podía. Asesinó a su predestinada, esta sensación había quedado detrás solo para sentir dolor, era solo dolor lo que podía sentir, entonces ¿por qué? ¿Por qué se sentía así al verlo? ¿Por qué diablos estaba sintiendo amor y deseo? ¿Por qué se sentía como enamorarse?

— Ja... Oh dios, que patético. — dijo al aire, conteniendo su risa. — Mira, Borislav. Esto fue solo sexo. A decir verdad, trataba de mantener este acto para mí, pero no puedo evitar reír mirándote. ¿Yo? ¿Interesado en ti? No me hagas reír. Me gustan las islas, así que suelo cogérmelas, es todo. Dije toda esa mierda porque es genial molestar a Suecia, y ver su rostro destruido cuando me decidiste llevar contigo a la fiesta, joder, que genial fue.

— ... ¿Eh?

— ¿No lo entiendes? Solo estaba buscando abrirte las piernas, idiota. Te lo gritó Suecia, pero no escuchaste. Así que cometiste dos errores anoche, uno, creer que alguien como yo pondría atención en un bueno para nada como tú, que nunca logrará nada porque vive a la sombra de sus padres, eres demasiado iluso y voluble que no puedes hacer nada bien y acabas por aferrarse a la mas mínima muestra de afecto que le dan los demás. Que deshonroso debe ser, para tu capital, tener a alguien tan tristemente vergonzoso como tú, como su país en jefe. Y no solo eso, jaja, destruiste el corazón de la única persona en este planeta, que te amaría. Lo masacraste hasta el final, dios, fue hermoso, ahora Suecia está destrozado, tú estás siendo un chiste como siempre lo has sido, y yo he conseguido dos cosas. Una, tirarme a una isla, dos, deprimir a Suecia tanto que seguramente bajará su rendimiento como primermundista y yo podré estar un paso más cerca de la corona.

— ...

Y lo vio, esos grandes ojos en lágrimas, para después cubrir su rostro en vergüenza y humillación, comenzando a llorar. Como si no pudiera contener lo que sentía. No había dignidad u orgullo en la persona que estaba en la cama, solo dolor. Lo conocía, conocía aquel dolor asfixiante que no puede evitar que te deshagas apenas lo sientes.

— Buen viaje, Borislav.

Fue lo único que dijo, saliendo rápido de esa habitación, cerrando detrás de él. Huyendo lo más rápido que podía de allí. Alejarse y dejar todo atrás de lo que había provocado y hecho.

Por su parte, el mexicano y el ruso se habían acercado a Orión, quien les había preguntado por el paradero de Borislav. El ruso se quedó a lado de la capital, mientras el mexicano comenzaba a buscar entre la multitud. Tal vez había estado hablando con Hugo y Marco, tal vez, pero no. Marco se encontraba con Washington intercambiando risas. Hugo se encontraba platicando libremente con Berlín, ¿Dónde estaba su hijo?

Siguió buscando, viendo a los nórdicos. Estaba Finlandia despidiéndose de Estonia, Islandia riendo con Noruega y Colombia. ¿Dónde estaba Suecia? Si, si Suecia no estaba, era seguro que su hijo estuviera allí. Así que volvió dentro del castillo, recorriendo los pasillos hasta llegar al salón donde se había efectuado la fiesta. Solo para encontrarse con Suecia, pero, no el Suecia que conoce.

A decir verdad, los nórdicos bebían, pero nunca a ese punto. Suecia posiblemente se había terminado el bar de una sentada, buscando en la cantina por mas botellas para llevar a su boca. Le pareció impresionante la cantidad de alcohol que Suecia podía beber solo de un trago.

— ¿Dónde está? — dijo el mexicano.

— ¿Eh? — el sueco salió de sus pensamientos, volteando a verlo solo para acabar azotando en el suelo. Demasiado ebrio para pensar si estaba viendo a México o no. — Ugh...

— Boris, ¿dónde está?

— ¿Qué te hace pensar que yo sé dónde está?

— Él siempre está detrás de ti.

— Abre los ojos... México, ¿lo ves en alguna parte cerca de mí? No, siento que Boris es la única persona que no quisiera acercarse nunca a mí. Y mira no lo culpo, ¿Quién quisiera estar con alguien tan patético como yo? Que esta encadenado, sin alas, sin poder hacer nada más que guardar silencio para protegerlo. — dijo intentando levantarse, pero sin éxito. — Así que no sé dónde está, solo déjame solo.

— ¿Qué tienes?

— ¿Qué diablos te importa a ti? — dijo mirando al latino. — ¿De pronto un nórdico es más que mierda para ti, idiota?

— México. — esos malditos tacones acercándose hicieron que el mexicano sintiera enojo. — Mi hermano no está en posición de hablar claro, y créeme que hemos respetado el acuerdo, no se acercará a tu hijo, no ha estado cerca de Boris, eso yo te lo puedo asegurar. Así que... — dijo la mujer, sujetando a su hermano, levantándolo. — Busca en otro lado, ¿no estaba bailando con UK anoche? Deberías preguntarle a él.

— ... ¿Estas bien, Suecia? — preguntó el latino, ignorando a la mujer.

— ¿¡A ti que te importa!? — respondió el sueco. — No estoy cerca de tu hijo, de acuerdo. — dijo comenzando a lagrimear. — Nunca voy a poder tenerlo conmigo, me ha quedado claro. ¿Qué no escuchaste a Dinamarca? No estoy cerca de él, ¿ok? Respete el maldito acuerdo que ustedes dos hicieron a nuestras espaldas y que estoy obligado a seguir. — culminó soltándose de Dinamarca. — Así que gracias, México. Sabes, si hubieras hablado conmigo entendería mejor porque me odias tanto, pero soy más que mierda para siquiera tener una respuesta tuya. Así que bien, no estoy cerca de Boris. — suspiró. — ¿Saben? Deberían beber un poco, malditas perras sin corazón, son iguales... se llevarían bien...

El mexicano se quedó estático, mirando al sueco tambalearse y después miró a la danesa que solo suspiró.

— Vi a UK por el área central, puede que lo encuentres allí. Con permiso, México. — contestó la mujer, siguiendo los pasos de su hermano.

Si el sueco estaba así, lo único que le dolía al mexicano, en ese momento, era una cosa. Y esa era, que su hijo posiblemente estaba peor. Cuando habló con Rusia, este le comentó que Boris no se encontraba muy bien, pero, el mexicano optó por dejarlo solo como quería, ya que Boris quería solucionarlo por su cuenta. Y tal vez al querer hacer eso, al darle esa independencia, acabó haciendo que su pequeño sufriera solo sin poder entender que estaba pasando.

Decidió salir corriendo en búsqueda del ala central, tenía que saber dónde estaba.

.

.

.

.

.

.

Solo podía dejarlas correr, mis lágrimas en lo que estaba solo en esa habitación.

Podía recordar lo que mi madre me había dicho cuando llegue a mi isla por primera vez. "vas a aprender lo que es ser un country" y bueno, pensé que se refería a los tratados y a esas cosas, pero creo que se refería a esto. Había sido idiota, y estaba pagando las consecuencias de mis propias acciones. Había sido usado, y... y había roto el corazón de Suecia.

— Lo siento. — Dije al aire, como si Suecia fuera a escucharme ahora. — Lo siento tanto, lo lamento muchísimo... lo merezco, merezco todo esto, lo merezco por idiota, merezco que nunca seas mio, que me odies, todo, merezco todo el dolor.

Solo podía esconderme en las sábanas, mientras trataba de ocultar mi humillación y vergüenza, tratando de alguna forma de salir volando para llegar a mi casa, y... ¡Maldita sea! Me rindo, solo soy un chiste, así que me rindo. Qué mamá me absorba, solo seré un estado, dejaré que él se haga cargo de todo, solo seré lo que debí haber sido, un estado bajo su poder. De por sí ya estoy en su sombra así que no será problema adaptarme cuando estoy allí.

Y...

El aleteo. Miré por encima de mi cobija y vi un pequeño colibrí azul parado en mi pecho, para después verlo volar y quedarse en mi cabeza. Ah, ¿qué es esto? No sabía que había colibrís en Suecia. Y pensé que era muy raro ver alguno, más cuando se postran en ti. No son animales que se dejen tocar por las personas. ¿Qué es esto?

— Me gustaría tener néctar para darte, pero no tengo nada a la mano. — dije, como si el colibrí me entendiera. — conseguiré para ti.

Y la puerta se abrió.

Solo para ver a la persona que no quería ver, desde hace años, por vergüenza a decepcionarlo.

Allí, parado en la puerta y entrando para cerrar detrás, con sus enormes alas, dejando caer plumas para después mirarme con esos intensos ojos azules. Solo pude contener mi respiración mientras allí estaba, tratando de ocultarme entre las cobijas y su mirada. No puedo enfrentar a ONU, no ahora.

— ¿Qué te ha pasado? — dijo, mirándome. — Sabes que no puedes mentirme, así que espero la verdad.

— He cometido muy malas decisiones. — respondí. — Desde hace tiempo.

— Eso es evidente, desde que decidiste conquistar a Caribe has perdido el toque. — respondió. — Pero he de admitir que eso también se debe a que no te han... educado como debes. Un prodigio no puede ser enseñado como los demás, tu mente trabaja más rápido, y necesitas diferentes lecciones.

— ONU.

— ¿Si?

— Estoy desnudo, en una cama, lleno de lágrimas, y lo único que se te ocurre decir es que mi educación ha sido mala.

— ¿Quieres que hable de lo obvio? — respondió. — Le abriste las piernas a UK, ya el simple hecho de creer sus palabras es demasiado estúpido para alguien con tal inteligencia como tú. Pero siempre has sido sentimental, así que creo que se veía venir. Otro punto importante es que tu inocencia te hace débil.

— ONU... — dije aguantándome las lágrimas, pero no podía. — Por favor...

— Boris, mírame.

Y lo vi, sentado en la cama a un lado, abriendo sus brazos, dándome la bienvenida a su calidez.

— Ven aquí. — dijo, acercándose y abrazándome, y solo pude dejar que me envolviera con sus alas, mientras solo podía sollozar en su pecho, sintiéndolo acariciar mi cabeza. — Boris, van a seguir abusando de ti si no pones un alto.

— Todos son tan crueles, no quiero, no quiero convertirme en eso, no quiero seguir así... Renuncio.

— Oh mi pequeño, no voy a dejar que renuncies. Solo necesitas un poco de educación.

— No, no quiero nada, solo quiero ir a casa.

— Boris.

— No quiero, ONU.

— Ven a mi casa. — dijo, haciéndome hacer que lo volteara a ver. — El problema es que necesitas madurar, ven conmigo, y déjame mostrarte, una vez más, como ser un country. Sigue cada una de mis lecciones, y vuélvete lo que debiste ser siempre. Aquél que está por encima de todos, el único que soportaría un apocalipsis, aquel que... tiene mi aprecio. — dijo. — Sé que te dije, hace muchos años, que no podría tener favoritos, porque soy como un jefe para ustedes, pero, haré una excepción hoy. Solo confía en mí. Haré que no duela más, nunca nada para ti.

— ¿No me dolerá nada de nuevo?

— No, te haré fuerte, te haré listo, te haré invencible.

— ¿Dejaré de llorar?

— Así es, nadie podrá hacerte llorar de nuevo.

— ... ¿Voy a ser feliz?

— Tan feliz como cuando solo éramos los dos charlando en la colmena, disfrutando nuestro día.

— ¿En serio?

— Si, solo confía en mí, déjame mostrarte lo que debes hacer.

Y eso fue todo, acabó por secar mis lágrimas, me dejó arreglarme y salí con él.

Camine a su lado hasta encontrarme con mi madre, padre y Orión. Donde mi mamá me abrazó fuerte, llenando mi rostro de besos, suspirando de alivio. Me sentía feliz y seguro en ellos, pero no podía quedarme siempre allí. Así que hice lo que tenía que hacer.

— No iré a San Petersburgo. — dije ante la sorpresa de mis padres. — Creo que esta reunión me dejo ver que me falta mucho por aprender, así que iré con ONU, estaré estudiando y nos volveremos a ver pronto, ustedes saben que pueden visitarme cuando gusten, por el momento. — dije, sujetando la mano de Orión, atrayéndolo a mí. — Creo que me despido.

— Pero, Boris... — dijo mamá, siendo interrumpido por ONU.

— Me haré cargo de él. Y como dijo, no es como si lo recluyera conmigo, pueden verlo cuando quieran.

— Así es. — respondí. — ¿Nos vemos después?

Vi la mirada de mis padres, y después solo los vi asentir.

Acto seguido, solo camine junto a Orión y ONU con MANTA—001, diciéndole adiós a todo supongo, adiós a mi inocencia, y adiós a lo que pude ser si no hubiera venido aquí. Subí con Orión y ONU a mi nave, y me despedí de todos, porque cuando volviera, sería alguien diferente supongo.

Al menos eso espero.

Adiós, Boris, espero convertirme en algo de lo que te sientas orgulloso.

.

.

.

.

.

.

Una mirada veía como esa impresionante nave de alta tecnología tomaba vuelo y se retiraba de Estocolmo para no volver. Sonrió a la nada, mirando el cielo...

— Mhmm... si, fue excitante. — se escuchaba al italiano hablar por el celular mientras veía como todos se despedían. — Cuando lo vi por primera vez, me dejo impactado, con una pizca de deseo, y otra de locura. Era ver lo que nunca tuve en mi poder. Te digo Vaticano, fue como droga liquida estar tan cerca de él. — rio el italiano. — Será mejor mantener un perfil bajo por ahora, tengo que pensar bien en como acercarme... además, necesito entrar a las bóvedas, necesito leer sus diarios y encontrar que es realmente Borislav, y porque una parte de mí se muere por tenerlo bajo mis órdenes... tengo que irme, te llamo cuando esté en casa.

— Mi amor, ¿Qué donde te habéis metido? Te había buscado por todo el lugar. — sonrió el español, para después sentir al italiano abrazándolo con calidez.

— Hablaba con Vaticano. — rio. — ¿Me puedo ir contigo? No quiero ir en mi avión solo.

— ¿Estáis seguro?

— Si. — sonrió poniéndose de puntas besando al español. — Podemos hacer algo interesante en ese viaje... y al llegar a mi casa, podemos seguirlo en mi cama.

— Joder, claro que sí. — respondió el español cargándolo, dejando que el italiano lo rodeara con sus piernas. — Vámonos de aquí.

— Vamos.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

¡Holis, espero disfrutaran este cap!

Se dijeron muchas cosas aquí jaja. Estuvo muy sad todo esto para Boris.

Pero dejo algunas dudas que a lo mejor surgen.

— Boris usa condón con los estados, no porque supiera las cosas de los recursos, sino porque esta medio pendejo y pensaba que podía embarazarlos. Él es listo y sabe de su propia biología, pero pensaba que había una razón más para que ONU prohibiera estar con estados, así que pensó que era porque los países podían embarazarlos. Ahora sabe que su pendejada sirvió de algo y se alegra de usarlo.

— UK sintió mucho placer y enamoramiento por Boris, así que se asustó, y decidió destruirlo antes de que se hiciera más grande. Digo, ¿qué esperaban? Es UK, ya saben cómo es.

— Suecia esta mega destrozado. Amarrado en todos sentidos, sin poder decir nada si quiere proteger a Boris de Dinamarca. Y a sus hermanos de igual forma de Dinamarca, así que si, emborracharse parecía una buena opción.

Póngale atención a Italia cough, Imperio Romano, cough... 7u7.

¡Nos vemos en el próximo cap! 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top