REVELACIONES -2-


"¡Aléjalos del mar! ¡Dinamarca llévalos lejos de aquí! ¡Ya no hay nada que hacer! ¡Protege a mis hijos!"

La mujer se despertó en un jadeo, como lo hacía de costumbre. Esa voz solía gritarle siempre en sueños, de un recuerdo que no podía ver, donde solo podía escuchar gritos, escuchar el mar, escuchar truenos, escuchar un desgarrador grito de muerte y uno más de pérdida, mientras el mar los helaba hasta las venas. Sintió un escalofrió recorrer su piel desnuda, despertándola, haciendo que tomara su cabeza y suspirara, mirándose en su cama.

"Esa voz siempre me hace despertar de mis sueños, si es que los tengo". — Pensó la mujer, mirando a su mesita de noche, viendo el despertador. "5:00am" Siempre despertaba a la misma hora, al menos un día a la semana, donde el recuerdo de esa gruesa voz seguía vivaz en su memoria.

Salió de la cama mirando esa fina franja de luz de la luna que entraba por las cortinas cerradas, mirando una ciudad nocturna aún fuera.

"Proteger a los nórdicos, es la peor maldición que me han dado." — Pensó de nuevo, mirando su desnudez siendo iluminada por la luz, mirando a lo lejos, pensando en que se sentiría de nuevo ser como antes, sin presiones sobre sus hombros, descansar realmente, sin tener que...

— Luces hermosa a la luz de la luna. — la mujer frunció el ceño, acababa de recordarlo, había pasado la noche con alguien, y en el último orgasmo se habían noqueado mutuamente cayendo rendidos en la cama.

Llevó esos bellos ojos amarillos brillantes a mirar lo que había sobre sus cobijas. Un hombre, de piel tersa y cuerpo atlético, con los músculos bien marcados y estéticos, que mostraba por los hombros el final de un enorme tatuaje de dragón que le cubría la espalda y llegaba hasta sus piernas. Ese cabello obscuro y ojos brillantes le miraba.

China estaba en su cama.

— Quisiera decir lo mismo. — respondió en burla la mujer acercándose a la cama. — Si ya despertaste, te recomiendo que regreses a tu habitación, comenzaré mi día.

— Las actividades comienzan a la 1 de la tarde.

— Me gusta dejar las cosas hechas desde temprano, así no hay fallos, y si lo hay, tengo más tiempo para resolverlo. — respondió tajante, pasándose un mechón de cabello detrás de su oreja.

— Tu carácter arruina toda tu perfección. — respondió China. — Pero, a decir verdad, me pone mucho tenerte, aunque sea horas.

— No te halagues tanto, solo cojo con países con influencia. — respondió Dinamarca. — Ya vete, quiero arreglar las cosas junto a Suecia, así que iré a despertarlo para que me ayude. — sonrió la mujer, comenzando a ponerse su ropa interior a lo que el asiático rio.

— Si no controlas a tus hermanos, no eres feliz. — rio, poniendo sus manos detrás de su cabeza. — Si no los tienes con una correa, no eres feliz. Si no los tienes en tu cama, no eres feliz. ¿Qué pretendes hacer un día que uno de ellos decida huir?

— Lo asesinaré. — respondió sin dudarlo, mirando a los ojos al chino. — Si un día, uno de ellos sale de mi vista, y cree que puede salirse con la suya, lo asesinaré. Y tomaré sus tierras como mías.

No se dijeron nada más, solo se aguantaron la mirada, el chino sabía que ver a los ojos a Dinamarca es peligroso, solo con verte se mete en tu cabeza y hace que la pierdas a su diversión. Pero, en este caso, no sentía hostilidad, al contrario, la chica no buscaba dañarlo, solo buscaba algo en sus recuerdos que él no tenía pensado ocultar, ni, aunque pudiera. Así que le mantuvo la mirada hasta que la nórdica suspiró volteando su vista al reloj.

— ¿Te decepcionó algo que viste? — Preguntó el asiático comenzando a vestirse.

— Me acuesto con countrys iniciales para conocer las cosas que ni yo recuerdo. Ustedes nacieron apenas Pangea se desmembró. Así que, cuando veo tus ojos, veo un enorme libro abierto, pero, hay muchas partes que no puedo descifrar. Es como abrir puertas y puertas, solo para encontrarte más puertas detrás.

La mujer hizo un puchero a lo que al asiático le pareció adorable.

— ¿Qué quieres encontrar en mis memorias? — preguntó.

— ¿Tienes memorias de tus primeros años como country?

— Hm... que pregunta. — dijo dando una suave sonrisa para después mirar al techo. — La respuesta es no. Soy muy viejo, no recuerdo casi nada, es la maldición de los countrys iniciales, pregúntale a Francia o a UK, o peor aún, a Egipto o a Grecia. No recordamos casi nada de esas épocas, pero dime, ¿qué pasa? ¿No se supone que tú puedes ver a través de todos?

— No puedo ver lo que no está en tu mente. — respondió. — Si ni tu subconsciente lo recuerda, no puedo verlo.

— ¿Qué me dices de ti? ¿Recuerdas algo de antes? — dijo el hombre, sujetándole el mentón con sus dedos para regalarle una suave sonrisa. — Eras un chico lindo, fuerte e imparable antes, con el cabello rojo más brillante que he visto, un asesino nato. Recuerdo que la primera vez que te vi merodear, entre los mares, solo sonreí, sabía que serías un problema algún día.

— Ser hombre es demasiada debilidad. Son idiotas y enormes, eso no me funciona para nada. — contestó la mujer. — Y no lo recuerdo. — montó una sonrisa en su rostro. — No recuerdo la época donde un pene colgaba de mis piernas, debió ser horrible, tal vez lo bloqueé. Lo que si recuerdo son a veces sensaciones, que no tienen nombre y rostro, solo están allí para atormentarme.

— ¿En serio?

— Recuerdo el sonido del mar, y recuerdo una sombra enorme. Recuerdo tener miedo, recuerdo aferrarme a mis hermanos. Recuerdo sentirme minúscula, y después, nada. Solo sensaciones y ya.

— El mar se ha llevado muchas cosas Dinamarca. — dijo el asiático tomándole el rostro a la mujer. — Hay una razón, por la cual nunca hemos decidido bajar a mirar que se esconde en nuestras raíces, porque si lo hacemos, si nos hundimos en el abismo del océano, puede que nunca regresemos a tierra. Y si un country se pierde de la tierra...

— La tierra se va con él.

— Exacto.

— Y si quieres una respuesta. — dijo el asiático acariciándole un mechón de cabello. — Ve con aquel que vio el apocalipsis surgir y vivió para contarlo.

La mujer solo se levantó de la cama, suspirando con cierta frustración terminando de vestirse.

— No solo hizo eso, también engendró un hijo en el proceso. Es curioso sabes, como un idiota como él logró tal hazaña. ¿Crees que hay cosas que México hizo que olvidáramos a su favor cuando despertamos?

— ¿A qué te refieres?

— A qué estábamos prácticamente muertos en las cápsulas, protegidos por tecnología y su sangre. Solo digo qué. Le sería muy fácil controlarnos a todos ya que parte de su sangre se encuentra ahora dentro de todos nosotros. — y la mujer apretó los puños terminándose de vestir. — Y no podemos hacer nada al respecto, solo seguir viviendo con eso en mente.

Y con enojo en la sangre, ya vestida, se retiró por completo de la habitación.

Estaba agotada, no porque su cuerpo necesitará descanso, sino porque dependía de personas. Y esas personas dependían de ella. Así que trató de relajarse, contando hasta días mientras esos tacones hacían un eco en el pasillo, caminando a la habitación de su hermano. No le importaba si Suecia estaba cogiendo con alguien, en realidad, lo necesitaba. A veces sí, solían pelear mucho, pero, le agradaba la calma de Suecia para copiarle esa tranquilidad y sentirse mejor. Un apoyo de hermandad era lo que su vitalidad necesitaba, mientras ambos podían, tal vez, fumar un rato en una terraza viendo el amanecer.

Así que llegó a la habitación, tocando, incluso quería darle espacio a su hermano, y que este respondiera. Pero no recibió una respuesta del otro lado. Intentó de nuevo golpeando la puerta, y nada, incluso, pidió permiso entrando, mirando a otro lado, por si estaba desnudo pudiera cubrirse, pero, no solo no lo encontró, sino que esa habitación estaba limpia, ningún rastro de Suecia en ningún lado.

La mujer se sorprendió, entrando, observando cada detalle.

La cama estaba perfectamente arreglada, cosa que solo un sirviente podía hacer. Las cosas de la mesita de noche estaban completas, ni un sorbo de agua en las botellas, las toallas secas y limpias en el baño, el piso limpio sin un rastro de basura, las cortinas arregladas y aún con ese pequeño nudo que las sostiene en su lugar, los controles de la televisión y demás aún en su lugar.

Definitivamente Suecia nunca había puesto un pie en esa habitación.

"Ya que terminé de organizar las cosas, iré a mi habitación. Diviértete, Dinamarca"

"Mentiroso..." — Susurró para si la mujer, recordando las últimas palabras de su hermano el día anterior. Estaba irritada, controlando que el cólera en la sangre no saliera a relucir, pero, ese puño formado y ese enojo evidente en su rostro no se podían tomar a la ligera. Un nórdico, le había mentido en la cara, y se había fugado de la rutina. Pasó una mano por su cabello, suspirando y soltando una risa.

"Bien, quieres jugar a las escondidas, juguemos. Si te atrapo, te mato, Suecia". — dijo al aire. Primero, dio media vuelta y camino por el primer soplón. Si Suecia había logrado salir, era obvio que pensara que recibió ayuda, y los únicos que ayudarían a ese idiota a hacer algo tan estúpido serían unos idiotas con la misma neurona.

Por lo tanto, caminó rápido esquivando a los sirvientes que comenzaban las labores de aseo y adornos en el castillo hasta llegar a las primeras habitaciones. Primero, la del chismoso por excelencia. Hizo que los trabajadores temblaran cuando ese tacón golpeo la puerta, abriendo esas puertas de par en par, y entrando a la habitación de Islandia.

— ¡ISLANDIA! — Gritó la mujer haciendo su aparición en la habitación.

Y, a decir verdad, ha visto a sus hermanos tener sexo antes, no es ningún misterio, pero solo acabo por rodar los ojos, cuando vio a su hermano abierto de piernas siendo embestido por ese idiota millonario quien le dedicaba una tenue sonrisa al ver a la mujer entrar.

— Hola, Dinamarca. ¿Me extrañaste? — y allí estaba ese maldito infeliz. Suiza.

— ¿Quién extrañaría a un pito chico como tú? — dijo la mujer. — Deja a mi hermano, necesito hablar con él.

— Lo lamento, es mío, regresa más tarde. — respondió el hombre sin dejarse intimidar, embistiendo duro contra Islandia haciendo que este sacara un gemido que no pudo contener.

— Me quedaré aquí hasta que acabes entonces, unos 30 segundos y listo, maldito precoz de pacotilla. — respondió la mujer.

— ¡DINAMARCA! — gritó el más pequeño de los nórdicos. — ¡Vete!

Ese cabello azul claro en toda la almohada, ese rostro rojo mientras era embestido sin parar, esas lagrimas recorriendo de esos bellos ojos grises. Por supuesto que Islandia era lindo, no le sorprendía su popularidad, menos con ese cuerpo Slim, con un poco de musculatura, esa piel blanca y lisa con toques rosados, si, era lindo. Más si era acompañado con unos dulces gemidos excitantes que lanzaba cada vez que una embestida golpeaba contra él.

Su hermano podía ordenarle que se fuera, solo tenía que decirlo en serio, entonces no podría detenerse. Pero no, no lo haría, era un perro con una correa bien amarrada a su cuello. Si un día se le ocurría desobedecerla, lo más probable es que Dinamarca le arrancara la garganta en ese momento. Así que el joven trató de detener a su amante, empujando el abdomen marcado de Suiza. Pero esté hizo caso omiso, dándole vuelta, y comenzar a embestirlo por detrás.

La mujer solo se sentó en la cama, viendo como su hermano no podía controlar su voz, aferrándose a la almohada mientras era embestido, rasgando las sábanas, tratando de cubrir su rostro con todo, no quería que la mirada de su hermana mayor siguiera mirándolo en ese estado, se sentía tan avergonzado y humillado, pero. Sus adentros se retorcían en placer, apretándose y llenándose de sensaciones dignas de una fantasía, alzando las caderas más y más complaciendo a su pareja, y gritando como perra en celo cuando sintió la mordida de Suiza en su hombro.

— ¡Hng!

Sentir su sangre resbalar y ser chupada por aquel que lo embestía lo disfrutó bastante, el intercambio de recursos era favorable, no solo se sentía más vital, sino que disfrutaba placer al momento. Tal vez fueron un par de embestidas más, hasta que sintió el líquido que quería en sus adentros, disfrutando cada chorro que rellenaba su cuerpo con tanto afán, retorciéndose en la cama, recibiendo la inversión sin poner ni un solo pero...

— Solo en lo que me limpio un poco, así que tienes unos minutos en los que salgo del baño, Dinamarca. — dijo el suizo levantándose, y caminando desnudo al baño, a lo que la mujer solo lo miró hasta que este cerró la puerta.

— Hng...

Miró a su hermano sufriendo algunos espasmos del orgasmo, así que lo dejo sentirlos, acariciándole un poco el cabello, para después, deslizar su mano hasta su cuello, y comenzar a ahorcarlo en lo que esté comenzaba a forcejear para que lo soltara, pero la mujer hizo caso omiso. Solo se dedicó a mirar como su hermano se estaba asfixiando con el poderoso agarre, como tal, un águila apretando a una ardilla entre sus garras, clavando sus uñas como garras en la piel de un animal, viendo como su pequeño hermano tenía el rostro rojo y los ojos llenos de venas buscando oxígeno.

Fue allí que lo soltó.

Y fue allí cuando Islandia tosió sin parar, respirando entre jadeos, recuperando aire.

— Seré breve. ¿Sabes dónde está Suecia? Me mintió, no está en su habitación. No creo que haya entrado allí alguna vez. Si sabes dónde está, o si esta con algún country que yo no sepa, dímelo.

— Hn... no... se... — dijo con voz rota el islandés. — No tengo. idea de... donde... puede estar.

— Mira mis ojos, Islandia.

Y por la rapidez en la que la miró, la mujer tuvo su respuesta. Islandia no tenía idea en donde se encontraba Suecia. Seguramente, este ni siquiera se lo mencionó o lo hizo participe en su plan. Pero, aun así, decidió revisar las memorias de su hermano por si acaso. Cuando no encontró nada, acabo por cortarse un poco la muñeca, con una navaja que escondía con ella, y ponerla en la boca de Islandia para que este curará las heridas sangrantes y profundas en su cuello.

Este bebió hasta que se sintió mejor, a lo que su hermana acabó por retirar su mano y levantarse de la cama.

— Si tu no fuiste su ayuda, solo me quedan dos opciones. Vamos por su gemelo idiota primero.

Realmente no eran gemelos, pero Dinamarca les decía así. Todo esto, porque Noruega había adoptado ciertas costumbres de Suecia, además que eran los más confidentes entre ellos. Por supuesto que la respuesta a todo estaba en la habitación de Noruega. Así que caminó a su habitación después de dejar a Islandia, a paso veloz, hasta llegar allí.

Esta vez, usaría la llave que le dieron las sirvientas de las habitaciones de sus hermanos. Y entraría como el "policía bueno" a interrogar a Noruega. Más porque, seguramente estaba junto a Colombia, y Colombia era... bueno...

"¿Qué? ¿Creías que me dejaría besar por ti? Por dios no me hagas reír. Nunca engañaría a Noruega ni aunque me regalaran el mundo entero."

El incidente cuando Colombia fue recibido por los nórdicos seguía en su memoria.

Colombia había decidido por su propia cuenta ser parte y afrontar todas las consecuencias que eso lleva al respecto por estar con Noruega, eso lo respetaba. Por supuesto, no era algo que le agradara, su hermano con un tercermundista, pero, Colombia tenía algo en especial, podía respetar eso, tuvo los huevos de enfrentar la prueba, tuvo los huevos para seguir con Noruega después de lo que pasó, y, además, no podía negar que le atraía un poco su altanería.

Le encantaría estrellar esa bonita cara contra un muro y hacerlo sangrar, para verlo suplicar entre lágrimas, claro que lo haría si tuviera oportunidad, pero, no la tenía. Eso era lo malo.

Así que solo suspiró, y abrió la puerta sin hacer mucho ruido, caminando dentro, solo para observar una escena que le encantaría poder enmarcar. Al menos la parte que más le gustaba.

— ¡AH! ¡AH! ¡Tan profundo!

El colombiano se encontraba arriba de su pareja, montándolo lentamente, moviendo sus caderas haciendo al noruego jadear mientras le sostenía de las piernas, echando la cabeza hacia atrás. Parecía una linda obra de arte como esas curvas peligrosas se movían para generarse placer entre ambos, como esos dulces gemidos hacían una armonía perfecta en el aire, como esa piel canela se embellecía con cada gota de sudor resbalando de ella, como ese cabello rubio brillaba a la luz de la noche y de las velas en la habitación. Por la cantidad de humedad en las sábanas, la danesa se dio una idea que llevaban toda la noche haciéndolo, y no solo eso, la cantidad de mordidas que había en ambos cuerpos, el deseo en el rostro de ambos.

No pensaban parar en absoluto, menos cuando las caderas y el trasero de Colombia comenzaron a rebotar en un frenesí lleno de las fantasías más sucias del noruego, para poder llegar al bendito orgasmo que se anunciaba con los fuertes gemidos y jadeos en ambos. No se podía negar, Colombia era una obra de arte, había algo en los latinos que no se podía comparar, era la calidez que brindaban tal vez, pero, esa belleza exótica siempre era algo que los europeos buscaban encontrar y poseer de ellos.

Entonces pasó. El bendito orgasmo llegó y pudo disfrutar ese bello paisaje que era ver el orgasmo de Colombia de nuevo, en vivo y en directo. Sintió una hinchazón de envidia, pero acabó por dejarlos disfrutarlo. Ver como el latino se derretía en los brazos de su hermano, ver como ambos se sonreían antes de empezar la siguiente faena. El colombiano parecía perdido en ese cuerpo, el de su hermano, en sus músculos marcados, en su cabello marrón, en sus ojos verdes y potentes, si, Noruega era guapo, pero, Colombia pudo haber elegido a cualquier Nórdico si lo hubiera querido.

Entre ellos a ella.

— Bueno, eso sí es romántico. — dijo acercándose, cosa que hizo que Noruega rápidamente cubriera el cuerpo desnudo de Colombia y el suyo, molesto. — Oh vamos, no vi nada que no haya visto antes.

— ¿Qué diablos haces aquí? — gruñó con furia Noruega.

— Por dios, Dinamarca. — dijo el latino cubriéndose el rostro, avergonzado.

— Vengo por información, estoy buscando a tu gemelo idiota. — dijo la mujer sentándose en la cama mirándolo. Y sintió más enojo cuando el noruego ni siquiera apartó la mirada, recibiendo su respuesta allí, no estaba ocultando nada.

— ¿Suecia? ¿Qué le pasó?

— No esta.

— ¿Y ya revisaste con sus putas? En lugar de molestarme a mí. — gruñó de nuevo el noruego molesto.

— No está con ellos, su habitación estaba impecable. — respondió la mujer pasando su mirada al latino. — Es lindo verte, Colombia.

— No digas eso maldita pervertida. — respondió el colombiano con molestia. — Solo vete.

— ¿Tan rápido te olvidas de mí? — dijo la danesa mirándolo. — Esa runa nórdica en tu cadera debería recordarte que eres de nuestra propiedad, en otras palabras, si quisiera... te tendría amarrado a mí, Colombia. No olvides que fuiste tú quien decidió acercarse.

— Déjame en paz. — respondió el latino. — Nosotros no sabemos dónde está Suecia. No lo vimos en todo el día, solo en la bienvenida. Quien habló con él más fue Finlandia, porque se encontraron cuando asignaban habitaciones.

Noruega acabó por darse un facepalm haciendo a la mujer sonreír. Amaba la sinceridad en su pareja, pero, enviar a Dinamarca a buscar a Finlandia era una pelea asegurada, una donde el único que puede pararla es Suecia, y el maldito idiota al parecer había desaparecido. Suspiró tomando la muñeca de la danesa quien volteo a verle.

— No hagas un espectáculo. — dijo el noruego. — No empieces como lo sucedido con Feroe.

— ¿De qué hablas?

— De casi decapitar a Finlandia por querer convivir con Isla Feroe.

— Feroe es mi hija, no quiero que se acerque a un sucio animal que lo único que hace es coger, exhalar humo y ver si puede hacer que Rusia lo acepte, porque no puede superar a URSS y quiere a Rusia como su nueva puta.

— Por Odín, Dinamarca. — dijo fastidiado el noruego.

Pero la mujer hizo caso omiso.

Se levantó y salió de la habitación, solo para caminar a esa habitación que le repugna. No es que odiara a morir a Finlandia, pero nunca podían estar de acuerdo con algo, siempre era una pelea tras pelea cada vez que trataban de convivir en algo, al final, eran un águila y un dragón, destinados a matarse, que trataban de llevarse bien en lo que ese momento llegaba.

La mujer ni duda tuvo al abrir la puerta del finlandés para encontrarlo sentado y desnudo en su cama, mientras empujaba más a fondo la cabeza de, si no se equivocaba, Estonia. Y allí lo vio. Exhalando un poco de humo por la boca, y después dejando salir una sonrisa al percatarse de la presencia de la mujer. Esa boca con un pirsin en ella, esa sonrisa perfecta, ese cabello negro desalineado, esos ojos naranjas potentes, y esa maldita ceja retadora con perforaciones hacían enojar a la mujer que cubrió su nariz y boca acercándose.

— ¿Dónde está Suecia? — la voz de la mujer hizo que Estonia se alarmara, pero el finlandés solo empujó su cabeza más a fondo evitando que este se fuera lejos de su agarre.

— ¿Qué me importa donde esta ese idiota? Búscalo en su habitación. — respondió Finlandia comenzando a embestir la dulce boca de Estonia. — ¿Qué no vez que estoy ocupado? Vuelve más tarde.

— Colombia dijo que tú y él hablaron muy efusivamente. ¿Dónde está?

— Maldita sea. — dijo el finlandés apartando a Estonia de él, tomando su bata de baño. — Ve a la ducha, te alcanzo en un momento. — sentenció el finlandés a lo que Estonia como un rayo se metió y encerró en el baño, dejando a esos dos solos.

La mujer, acabó por sentarse en la cama, y el finlandés recargándose en la pared sin intenciones de cerrarse la bata. Posiblemente, en otra situación, con otra persona, se hubiera vestido para evitar estar con el miembro al aire, pero no, no para Dinamarca, entre más la molestara, mejor.

— Siento que sabes con quien está, pero no quieres decirlo. — dijo el finlandés haciendo que la mujer sonriera.

— Sé que debe estar con Borislav. Pero esperaba que me dijeras otro nombre.

— No tengo idea de donde está, pero seguramente esta entre las piernas de ese niño. — respondió el finlandés, exhalando humo de su boca. — Lo último que hablé con él, fue que realmente me interesaba la nave en la que viajó ese chico, a lo que Suecia respondió muy animado que a él también. Hablamos un poco del chiquillo, y después simplemente jalé a Estonia a mi habitación. Pero en su mirada se veía lo mismo que hemos visto todos estos años. Menciona el nombre del chiquillo con él, y sus ojos brillan como idiota enamorado. Es... escalofriante.

— Lo es. — dijo la mujer acercándose a su hermano, quedando cara a cara, sintiendo como Finlandia a propósito soltaba humo para molestarla. — Suecia enamorado no se lo deseo a nadie. Es un maldito psicópata que estaría dispuesto a asesinar todo a su paso hasta obtener lo que quiere. Y lo sé porque yo se lo enseñé. Los nórdicos no aceptamos un no, por eso los tengo que estar castigando a todos ustedes cada vez que se salen de la línea.

— Los callados son los peores. — sonrió el dragón, antes de escupir sangre de su boca, cuando la mano de Dinamarca le había perforado el abdomen. — Tsk... ¡Te dije todo lo que se!

— Eso no me ayuda, ve a buscar a ese maldito maniaco pedófilo de mierda y tráelo aquí. Porque creo dejárselo muy claro a todos ustedes, no vamos a involucrarnos nunca con nada de México, eso incluye a su maldito hijo y al ruso. No puedo asegurar ganar si el mexicano mete sus narices en algo. Así que sal y busca a Suecia, y tráelo a la sala nórdica, antes de las 10 de la mañana o te haré trizas.

— ¡Suéltame!

— Y esto también son palabras para ti. — dijo la mujer apretando las entrañas de su hermano haciéndolo gritar de dolor. — No quiero a México metiéndose en mis asuntos así que deja de buscar a Rusia. Nunca en la vida será tuyo, Finlandia.

— ¡Lo haré, buscaré al maldito de Suecia!

Y sin más, la mano de la mujer acabó por salir del cuerpo de su hermano. Dejando que este, acabara por morderla, alimentándose de ella para poder cerrar su herida. Eso le recordaba, que posiblemente tendría que morder a alguien, tal vez a China o a USA, para recuperar lo que Finlandia e Islandia le habían arrebatado. No se podía quejar, al final había sido ella quien los había lastimado.

— Mis estúpidos hermanos, veremos si pueden arreglar este desastre. — dijo la mujer, dándole palmaditas al finlandés mientras los dejaba beber.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

¿Han sentido su cabeza en el cielo? Porque yo sí.

Y la envié para allá gracias al jodido orgasmo que acabo de sentir. Realmente no sé cuánto tiempo ha pasado, solo sé que descubrí que los grandes ventanales de este hotel son resistentes, ya que Suecia no ha dejado de embestirme contra ellos, mientras apenas puedo contener mis gemidos. Me duele mucho la garganta, creo que voy a quedar afónico, me duelen las caderas y mis piernas parecen gelatina. Mi cuerpo está lleno de mordidas, pero, nada de eso importa, porque... porque...

— ¿Boris? ¿Quieres parar un momento? — pregunta, acariciando mi rostro como si fuera lo más preciado para él. Lo amo, ver ese cabello rebelde y rubio, ver esos ojos azules potentes y únicos, ver su cuello lleno de mis mordidas, ver ese bendito cuerpo lleno de runas.

Al fin, ese hombre es mío, al fin, solo mío.

— No, solo, necesito un momento. — dije abrazándome de él, sintiendo esa fuerte espalda lleno de mis rasguños, mientras sus besos iban a parar a mi cuello. Ah joder, esto es mejor de lo que pensaba, y eso que me están apuñalando sin parar con una...

— Eres hermoso, Boris. — susurró apenas en mi oído haciéndome estremecer. — Y eres solo mío.

— Hng... sigue...

— Te daré tiempo, ¿ok?

Y joder allí estaba, recostándome en lo que quedaba de la cama, con delicadeza, abriendo mis piernas y metiéndose entre ellas, dejándome ver ese cuerpo perfecto. Creo que me estaba grabando en mi memoria cada músculo, cada curva, cada pequeño pedazo de piel en mi memoria. Lo que más adoro ver es esa larga y gruesa verga solo para mí, me hizo sonreír, como un niño, esperando algo que ha querido desde hace mucho.

— Con cuidado... — dije, a lo que él sonrió, joder esa sonrisa, la amo. — Hng... Suecia.

No pensé que el roce de nuestra piel lo disfrutaría de esta manera, en como embiste sin parar contra mí, en cómo puedo notar que mi vientre se hincha en un pequeño brote cada vez que está dentro, en cómo me hace retorcerme de placer con algo tan simple y animal. Lo adoro, adoro tenerlo solo para mí, adoro gemir su nombre sin parar, adoro que me haga perder la cabeza con algo tan perfecto como es el sexo.

— ¡AAH!

Jadear hasta quedar sin aliento es lo único que me queda al final, mientras suspiro por mi vida. Fui suyo, hasta el final, hasta que no pude más y mi cuerpo pedía descansar. Sentí mucha satisfacción ver el sol cuando fue mi último orgasmo, ya era un nuevo día, y solo quería dormir en sus brazos. Lo hice un poco, pero...

— Tengo que regresar antes de que mis hermanos se den cuenta. Dejé todo preparado para que Dinamarca piense que yo mandé a los asistentes a arreglar todo. Espero funcione. — suspiró acariciándome el rostro. — Prepararé la tina para ti, y nos ducharemos juntos. — dijo depositando un dulce y pasional beso en mi boca, cosa que correspondí.

Estaba algo atontado, así que solo asentí mientras me acurrucaba entre las almohadas, viendo con los ojos entrecerrados a Suecia entrando en el baño. Al final decidí cerrarlos y descansar un poco. Mi cuerpo esta adolorido y solo quiero dormir, no recuerdo haber tenido una sensación así desde...

"Me duele cuando me siento, ¿me dolerá siempre que lo hagamos?"

Oh cierto, ya había sentido este dolor antes. Es algo raro recordar ese momento, recordar la primera vez que sentí esas sensaciones en mi cuerpo, cuando perdí mi virginidad. Aún recuerdo el mar, parecía tan calmo, pero de igual manera, tan obscuro. No sé cómo describirlo, era como ser tomado por el mar, algo enorme que da miedo, y tan hermoso a la vez.

Ahora pensándolo, me gustaría estar allí, en el barco que ambos construimos, relajándome a su lado, dejando que disfrutemos el sol mientras dejo que me bese todo lo que quiera en la proa.

Quiero descansar en mi isla con él.

Solo eso, quiero un abrazo de Suecia mientras escucho el mar de fondo.

Me quedé allí unos minutos hasta que sentí una caricia en mi cadera, subiendo a mi cintura y después sujetándome para sacarme de la cama. Me abracé de ello, con fuerza colgándome de aquél que me acariciaba, hasta que sentí un aroma diferente y el sonido de una pequeña risa que no reconocía.

— Que lindo gatito tiene Suecia en su cama. — esa voz, solo pude ver aquellos ojos naranjas potentes, mirándome y dándome una sonrisa. — Estas repleto de sus marcas, y lleno a reventar de su leche. Apestas a Suecia, así que finalmente te convirtió en su puta. — dijo, sosteniéndome. — Diablos Borislav, aposte a que tardarías un día más para abrirle tus piernas, de haber sabido que es tan fácil abrírtelas, lo hubiera intentado primero.

— ¡Suecia! — grité con la poca voz que me quedaba, solo para sentir la mano de Finlandia rodear mi cuello, y sujetarme contra él como un escudo humano, mientras al alzar la mirada, vi a Suecia con un hacha en su mano, mirando a Finlandia. — ¡Hn!

— Suéltalo. — dijo furioso Suecia a lo que Finlandia me pegó más a él. Deslizando sus manos por mi cuerpo haciéndome estremecer.

— ¡Hng!

— Que lindo gatito tan sensible, ya veo porque lo quieres. — dijo Finlandia.

— Suéltalo si no quieres que te haga trizas.

— Hablemos, hermano. — respondió Finlandia sin soltarme. — Me encanta la nueva adquisición que has tomado, no has cambiado en absoluto. Tomando lo mejor de lo mejor para tus tierras. Ah, esas épocas eran geniales. Que gran botín has tomado, mira esas curvas, esa piel tan linda, ese rostro perfecto, ese color de ojos... — dijo haciendo que lo mirara. — Tan violetas, acompañado de un manto blanco en el cabello... te pareces mucho a tu padre, Borislav, que buenos genes.

— S—suélteme. — dije a lo que Finlandia miró a Suecia.

— Baja tus armas, no vengo a pelear.

— Como si fuera a creer tu mierda. — respondió Suecia.

— Quita esa mirada de psicópata de tus ojos. He venido a advertirte. Con esto me deberás un maldito favor que espero nunca se te olvide.

— No necesito tu ayuda.

— Dinamarca sabe que escapaste. — esas palabras cambiaron el rostro de Suecia. A uno de confusión total. — Ah... no esperabas que lo descubriera. Ya veo que no perdiste la cabeza, pensaste que tu plan funcionaria.

— Yo deje todo planeado para que los sirvientes comenzaran a trabajar desde temprano. No pudo darse cuenta de que...

— Te buscó desde temprano. — respondió Finlandia. — Ahora, ya que sabes que lo sabe, te recomiendo que vayas preparado. Y hagas algo con este gatito de aquí. — dijo, al fin soltándome con cuidado dejando que mis piernas tocaran el suelo, pero no las sentía, así que antes de que tropezara, me sujetó de la cintura. — Es muy lindo, así que ya sabes, si lo quieres, solo has que haga la prueba nórdica y te libras de problemas.

— Nunca dejaría a Borislav pasar algo como eso, solo para que Dinamarca siga controlando a todos.

— ¡Ja! — burló Finlandia. — ¿Qué piensas hacer? ¿Verlo en secreto todo el tiempo?

No tenía idea de que estaban hablando, pero la mirada de frustración de Suecia me preocupaba mucho. Más cuando la mirada de diversión en Finlandia cambió a una sería.

— Si quieres protegerlo, no dejes que Dinamarca se acerque a él.

— No tengo que hacer eso, no se acercará a Boris. — dijo Suecia, tomándome en sus manos cargándome. Ah, me sentía seguro así, sintiendo como me cubría con las sábanas. — Ella causaría un conflicto con México, eso solo la haría una estúpida si planea lastimarlo.

— ¿Crees que no lo haría? — dijo el finlandés mirando a su hermano. — Dinamarca está loca, destruiría todo solo para darnos una lección.

— ...No lo hará, sé que decirle para que no involucre a Boris. Estaremos ambos a salvo.

— Bien, admiro que tengas bolas con esto, así que te ayudaré, ¿qué quieres que le diga?

— Estaré en el hotel central. Reservé una habitación allí, y pedí a Estocolmo actuar como yo en mi lugar, tengo videos que lo prueban. Y para evitar que entre en tu mente, solo llámala, y desaparece, mantente cerca de ONU o de México para que no quiera acercarse.

— ¿Qué si ve en la tuya?

— Ver mi mente la confunde, porque está viendo millones y millones de futuros inciertos que hay por mis visiones, no le daré el tiempo para que sepa cuál es real, así que tendrá que creer mi versión, además, me aseguraré de estar cerca de ONU para que no pueda hacer nada arriesgado, y me aseguraré de que Boris este cerca de México y Rusia para que ella no pueda acercarse.

— ¿Qué te dice el futuro de ese plan, Suecia? — dijo con burla Finlandia.

— Me dice que Estonia se negará a chupártela si intentas tener un trío con Austria esta noche en la fiesta de despedida.

— ¡Maldita sea! — dijo frustrado el finlandés — Bien, solo una cosa más, Suecia. No voy a ignorar el hecho, de que estas llevándote entre las piernas a todos nosotros. Y que, si esto sale mal, nos ira igual que a ti. Estás arriesgándome a mí, Noruega e Islandia en tu estúpido juego, todo por este chico. Si recibo una reprimenda par esto, yo mismo quemaré tus alas, maldito imbécil.

— Yo también te quiero, dragón que come miserias que tiro del Yggdrasil, arrastrándote en la tierra sin poder ver nunca la cima.

— Hijo de puta. — sonrió Finlandia. — ¿Vale la pena?

Suecia solo dio una media sonrisa, y después volteó a ver mi rostro para sonreír.

— Fueron... muchos años en el mar y hielo. Donde solo hacia cosas porque, era divertido. Matar, conquistar, robar, todo, era divertido, era parte de ser nórdico. Seguir a Dinamarca, cuidarlos a ustedes, pensé que eso era mi destino, pero... — y sonrió mirando a Finlandia. — Ahora que he encontrado a mi predestinado, mi visión es algo diferente, y si por mi fuera, sacrificaría a cada uno de ustedes, para ser feliz con él.

Y la risa de Finlandia inundó la habitación, peinando un poco su cabello hacia atrás y negando con su cabeza, escupiendo fuego de su boca por cada risa que sacaba de él. Parecía una risa de furia e ironía, haciendo que Suecia tomara la defensiva.

— Eso lo... respeto. — dijo sin más mirándolo. — Pero dime, ¿qué harás cuando sea a él quien tengas que proteger? No nosotros.

Vi a Suecia abrir su boca, y después cerrarla en duda, para después hacer ese gesto que siempre hace, tiene una jaqueca, así que solo sujete sus mejillas y pegue mi frente con la de él. Porque es algo que hago desde niño, y pensé, que podría ayudar ahora.

— Encontraré una forma de protegerlo, incluso si eso me destruye a mí.

— ¡Ja! Buena suerte, halcón. El águila tiene hambre de destrozarte por completo, veamos cuánto tarda en ver, que el niño en tus brazos, es algo que le causará problemas en un futuro. Porque ahora no solo estamos hablando del hijo del nuevo mundo, sino que Dinamarca le dará un infarto, cuando vea que uno de sus hermanos, tiene un lazo de Pangea con este chico.

Después de ello, Finlandia simplemente dejó la habitación, no sin antes dejar humo por todo lugar y retirarse. Suecia solo acabó por abrazarme mientras yo trataba de entender lo que pasaba. ¿Predestinados? ¿Halcón? ¿Águila? ¿Qué diablos es eso? ¿Es la historia que me contó Suecia cuando era pequeño? ¿Se llaman a sí mismos como esa historia?

— Suecia. — dije acariciando su rostro. — ¿De que hablan? ¿Prueba nórdica? ¿Predestinados? ¿Por qué se llaman como animales?

— ¿Me amas? — dijo, besando mis manos ya que estaban cerca de sus mejillas.

— Lo hago, desde siempre.

— Desde siempre he sentido mi corazón latir como loco cuando te veo. Eras algo diferente, lo sentí desde que te vi, en aquel pasillo, cuando tenía una taza de café y al otro lado estabas tú, mirándome con esos ojos violetas resplandecientes. Acariciaste mi rostro como lo haces ahora, y solo dije... "Ah, quiero sentir sus manos así siempre."

— Yo corrí con ONU porque pensé que me iba a morir. — sonreí a lo que Suecia rio.

— Los lazos de los predestinados, es cuando un country encuentra a aquel que le dará amor Boris. Como la unión de tus padres. No quiere decir que no sentirás amor por alguien más, pero, solo sentirás verdadero amor con tu predestinado.

Y solo mis mejillas se sonrojaron, no supe que hacer, así que solo me acerqué a besarlo sin pensar, dejando que me llevara a la bañera, y acariciara mi cuerpo con el jabón, limpiándolo mientras solo podía aferrarme a él en busca de más besos, más caricias, mas palabras dulces como las que había mencionado. Así hasta quedar limpio, donde él me cargó y me metió en esa dulce tina con hidromasaje, dejando que mis músculos se relajaran.

— Tengo que ver a Dinamarca, y tengo que convencerla de que no estuve contigo. — dijo, suspirando. — Boris...

— ¿Te da pena decir que estás conmigo? — pregunté mirándolo a lo que él hizo un rostro de sorpresa. — ¿Qué es eso de lo que hablaban Finlandia y tú? ¿Tengo que pedirle permiso a Dinamarca para estar contigo?

— Finlandia solo dice estupideces. — dijo frustrado mirándome. — Es ... es una cuestión familiar, pero no tienes que pedir permiso a nada. Tú no eres el problema Boris.

— ¿Entonces qué pasa? ¿Dime? ¿Es porque soy joven?

— Si. — respondió mirándome, aunque sonaba a mentira su respuesta. — Si, es eso, son cuestiones estúpidas, así que déjame solucionarlo. Y, por favor, no te acerques a Dinamarca o Islandia cuando regreses al castillo. Y una última cosa, no le digas a nadie que estuviste conmigo, nadie puede saberlo.

— ¿Es tan malo qué sea un país joven? — dije sujetando sus manos.

— Tú no tienes nada de malo, y no hay nada de malo en que seas joven. — respondió besando mi frente, y la calidez en sus labios me tranquilizó. — Por favor, confía en mí. No haría nada para lastimarte, yo... yo estaría dispuesto a renunciar al Valhalla si me aseguran que estaré contigo siempre.

— ... También te amo. — respondí.

Y después de ello, quedé solo en esa habitación.

No me gusta estar solo.

Me siento de nuevo en la colmena, lavando mi cuerpo, pero, esta vez, es un poco diferente, mi cuerpo se siente agotado y al mismo tiempo lleno de vida. Me duelen las caderas, pero valió la pena todo ese intercambio, además. Al fin tengo al country que quiero a mi lado. No puedo evitar sonreír, solo quiero estar todas las noches con él, y ser su pareja, lo he deseado desde siempre, solo yo puedo tocar a Suecia.

Así que me llene de determinación, y salí de la habitación regresando al castillo, una vez allí, iría por algo de desayunar y ver si Orión pasó una buena noche. Tengo entendido que los debieron mover de área, así que me aseguraré de investigar donde.

Me dediqué a preguntarle a los trabajadores, a lo que me dijeron a qué área habían movido a las capitales, pero no tuve tiempo de ir, no al menos cuando esa voz me paralizó.

— Hey, sexy.

Me quedé estático ante esa voz.

Y después solo sonreí mirando atrás, allí estaba, con esa piel pálida que tiene, ese cabello negro y esos ojos azules intensos. El gran estado compartido de Hugoslavia mirándome, a solo unos pasos de mí. No pude evitar recordar, cuando lo vi por primera vez. Era un niño aún y él un adulto. Los estados crecen de golpe, apenas nacen, pero... Aun así, aunque yo tuviera 15 años, siempre me miraste como si fuera un gran país.

Con esos ojos azules profundos y exquisitos, ese tamaño, ese cuerpo delicado. Ah... Hugo, mi gran amigo.

— Hugo. — dije soltando una sonrisa. — Escóndete, ¿Eres tonto? Si te ven en la sección de países...

— Tenía que verte, son meses sin saber de ti. — dijo, abrazándome. Ah, me llega a la altura de mi boca. Y su cuerpo es delgado y estético, siempre huele muy bien. — Has crecido mucho, aún recuerdo cuando yo era el más alto.

— Solo un par de centímetros, aún soy muy pequeño para ser un país. — dije, a lo que Hugo sonrió. — Ven. — comenté jalándolo conmigo a una habitación rápido para quitarnos de la vista de los demás. — Estas arriesgando mucho, si te ven en nuestra sección.

— Diré que buscaba a mis padres para algo importante, tranquilo. — suspiró. — ¿Dónde estabas anoche?

— ¿Eh?

— Orión preguntaba por ti, y no te lograba localizar, así que usó a Mía y descubrimos que no estabas en el castillo gracias al GPS. Estabas en un hotel, ¿Con quién te divertiste?

— Oh, no no, nada de eso, es porque no tenían un cuarto para mí. ¿Orión está bien?

— Si, durmió conmigo y con Marco.

— ¿Y Moscú?

— Cogiendo a morir con otras capitales, al ser estados compartidos, no tenemos los mismos instintos que las capitales, así que no estamos locos por sexo. Por eso Orión durmió en nuestra habitación e hicimos una pijamada. Fue lindo ver a tu capital rojo entre nosotros, su mentalidad es la de un adulto, pero por tus malas decisiones es un niño.

— No tienes que repetírmelo. — dije suspirando a lo que él sonrió. — Lo haré crecer, cuando lo vuelvas a ver ni lo reconocerás.

— Eso espero, es un niño muy lindo, me pregunto si se verá igual que el padre cuando crezca.

Y acabamos por mirarnos, una mirada suave para después sonreír tenue.

— Gracias por cuidarlo, te debo una.

Se acercó a mí, para acabar por abrazarme, dejándome sentir sus manos por mi espalda. Ah, esto me recuerda mucho al pasado, a cuando no podía dejar de abrazarlo, porque amaba tener un amigo que me entendiera, y, además, porque me encantaba conocer alguien con mi "misma edad mental", aunque su cuerpo fuera el de un adulto.

Solo deslicé mis manos por su espalda, acercándome, capturando su aroma, Hugo siempre huele bien, huele a flores, de esas que te encuentras cuando estas corriendo en una pradera, y al recostarse, ves los colores de los más hermosos pétalos.

— ¿Puedo cobrarme lo que me debes por cuidar a Orión?

— No. — respondí. — ¿Quieres dinero?

— Si. — respondió. — E inversión.

— Le daré un cheque a tus padres.

Y acabamos por mirarnos, sintiendo su respiración calma, a lo que yo igual respiré calmo, mirando la belleza de Hugo, subiendo mis manos para acariciarle el rostro y depositar un beso en su frente.

— No es suficiente. — dijo.

— Nos meteremos en problemas, no puedo causarle más problemas a Orión, necesito que crezca. No puedo dejar que ONU me sancione de nuevo. Y jugar contigo es jugar con fuego, Hugo.

— Te extraño. — susurró en mi oído y sentí mi piel estremecerse allí. Haciéndome tragar grueso. — ¿Tú no? ¿No extrañas estar entre mis piernas, Borislav?

Mierda, mierda, mierda... sentía la maldita voz de ONU en mi cabeza.

"Si rompes una regla más, tendré que castigarte, y créeme, Boris. No quieres saber cómo castigo a los países."

— Suecia. — dije, a lo que Hugo dio dos pasos hacia atrás. — ... Amo a Suecia.

— Lo sé. — sonrió como si hubiera dicho algo de lo más obvio. — Lo has amado desde niño, lo recuerdo. No dejas de gemir su nombre cada que te masturbas. — rio, peinando su cabello hacia atrás. — Siempre ha sido Suecia, pero dime, Boris. ¿Suecia piensa lo mismo?

— Si, no me dejará, estamos ya juntos, es definitivo.

— Entiendo. Tengo que irme, la reunión de capitales será en unas horas, y tengo que arreglarme al igual que ayudar con la corbata a Orión, se lo prometí. Llámame cuando regreses a tu isla, quiero visitarte, como antes.

— Siempre serás bienvenido.

— Gracias, con permiso, gran país de Borislav. — dijo soltando una risa pequeña. — Sería más sencillo todo si fueras un estado, ¿no? Donde pudieras escapar de todos tus pecados, Boris. Pero descuida, las relaciones alemanas y rusas siempre han sido muy... apasionadas.

— Mierda, Hugo. — dije cubriendo mi rostro.

— Esconde tu erección cuando salgas, tonto. — rio, dejándome solo en esa habitación.

Y así, lo deje ir.

Sintiendo aun la suavidad de su piel antes de que me dejara solo. Mi vida sería más sencilla si fuera un estado compartido, eso es verdad. No estaría condenado a esconder las cosas que hice de pequeño, no solo fue la guerra, fueron muchas cosas más que he cubierto de la lupa de ONU. Solo por mi propio placer.

.

.

.

.

.

.

.

.

Es difícil, no importa que tan flexible es.

Es difícil manejar su cuerpo, es enorme. Y tengo que admitir que disfruto mucho más estando debajo de él, pero, moriría si puedo ver ese rostro de esa forma una vez más. Esa expresión de placer, ese sonrojo en su rostro, esas leves lágrimas en esos lindos ojos violeta. Su cabello blanco adornando la almohada semi congelada por su cabello. Rusia, mi Rusia así, abierto de piernas para mí, mientras las sostengo en la que sigo embistiendo contra él.

Había sido una petición de su parte.

"México, quiero tus recursos, así que tómame esta vez."

Cuando lo dijo no lo esperé.

Nunca espere poder tomar ventaja de su flexibilidad de bailarín que tiene, nunca espere estarme derritiendo entre sus piernas de esta forma. Tan apretado y húmedo por cada embestida que doy, tan lindo gimiendo para mí, solo para mí. Incluso sus gemidos eran más masculinos que los míos, cosa que me molestaba un poco, pero, bueno, su voz siempre fue más gruesa.

Apretar su pecho firme, morderle los pezones, dejar un camino de besos marcado en su torso hasta su cuello, y besarlo para dejarlo sin aliento mientras me deslizo sin parar dentro de él. Quisiera quedarme así siempre. No puedo evitar dejar salir mis alas, cautivándolo con su coló mientras dejo que mis manos se enreden en su cabello, sintiendo el frio del invierno en las yemas, sintiendo como me congela con él mientras ambos nos derretimos de la cintura para abajo en un vaivén bendito.

— ¡México! ¡Más!

— Mierda...

No puedo dejar de embestirlo, ese lindo rostro pidiéndome más, ver como araña mi espalda, ver esos dulces ojos preciosismos mirándome con deseo, mierda, tan perfecto, tan lindo como siempre, Rusia, mi Rusia, solo mío. No pude contenerlo más, solo dejé salir todo de mi dentro de él, fertilizando a mi dulce Rusia, besándolo y amándonos como siempre, una vez más, cada día, una vez más como se debe.

En nuestros jadeos post orgasmo, solo puedo mirar ese dulce violeta brillante de sus ojos, mientras nos besamos y nos quitamos el aliento entre caricias y besos. Dios, quiero volver a hacerlo, embestí leve a lo que a él se le escapó un jadeo, cosa que me dio luz verde a comenzar de nuevo.

O al menos eso quería hacer.

— Buenos días, México. — y allí estaba ese sonido de tacones acercándose a mi habitación. — ¿Podemos hablar?

— Dime una puta razón para no romperte la cara y entrar cuando estoy con mi pareja. — dije, clavando mi mirada en ella, a lo que solo una sonrisa recibí de su parte.

Rusia rápido nos cubrió a ambos avergonzado y molesto, no le gusta que lo vea otra persona que no sea yo en una posición tan vulnerable, y a mí tampoco me gusta que vean el rostro de MI Rusia, cuando acaba de tener un orgasmo. Eso solo lo puedo ver yo.

— Es acerca de tu hijo, y descuida, no me interesa Rusia, no soy Finlandia.

— Boris... — tanto Rusia como yo, nos pusimos alerta de golpe. — ¿Qué le pasa?

— No es nada grave, y él está bien, solo quiero hablar contigo acerca de él. ¿Podemos? En privado, sirve que Rusia puede limpiarse.

Solo pude gruñir y vestirme lo más rápido que pude para seguirla. Odiaba escuchar esos tacones sonar en el suelo mientras veía esas caderas menearse mientras caminaba, me daba ganas de golpearla. Y muy dentro de mí me daban ganas de tenerla bajo de mi gimiendo, que puedo decir, me gusta el sexo con ira y odio.

Pero, a decir verdad, deseo golpearla. Lo peor es que ni siquiera sé porque odio tanto a Dinamarca, solo lo hago... bueno, muy en el fondo si se, pero no estoy seguro de lo que siento. A veces siento que el odio hacia los nórdicos son sentimientos de alguien más dentro de mí, no míos.

Al final, llegamos a una pequeña oficina donde Dinamarca me ofreció tomar asiento así que lo hice, y después la vi sentarse detrás del escritorio mirándome fijamente a lo que yo sonreí.

— Mi mente no es tan fácil de leer. — dije a lo que ella frunció el ceño. — ¿Te enoja eso?

— De todos los country, solo tu cabeza y la de tu hijo son las únicas donde no me puedo meter.

— ¿Qué te puedo decir? Mi don mi maldición. — respondí a lo que ella abrió un cajón sacando una botella de vino y un par de copas, comenzando a servir. — ¿Me trajiste a beber?

— Te traje a preguntarte algo. — respondió ofreciéndome una copa a lo que acepté. — ¿Tú hijo Boris está interesado en Suecia? ¿Verdad?

Y un sabor amargo de molestia apareció en mi boca, de solo recordar a Boris embobado con ese intento de vikingo barato me causa náuseas, joder preferiría ver a Boris detrás de un viejo rabo verde antes de en los brazos de él.

— Lo está. — respondí, al final, es imposible negarlo cuando todos se dan cuenta.

— ¿Sabes dónde se quedó a dormir tu pequeño?

— Con Argentina, me llamó en la noche para decirme que se quedaría con él, ya que P.B. aun no llegaba. Pobre de mi bebé, porque dormir con Argentina es imposible, se mueve mucho.

— Ya veo. — respondió tomando de su copa. — Sabes México, tu hijo tiene mucho potencial, y lo digo en serio. Tiene la habilidad de estar un paso delante de todos, es muy inteligente y sus tierras ricas, pero, su único defecto, es que es muy ingenuo. No lo culpo, se crio en un mundo de fantasía, aprendió de historias viejas que contaba ONU y cuando al fin salió de la colmena, fue aislado después de ese pequeño desliz de poder. Aun así, mira todo lo que logró solo, un puñado de esa tecnología nos haría revolucionar de manera descomunal en el mundo. Realmente tu hijo tiene el futuro en sus manos.

— .. ¿Pero?

— ¿Disculpa?

— Son muchos halagos para Boris, así que debe haber un, "pero". — Suspiré, tomando un trago de la copa. — Déjame adivinar, ¿no lo quieres cerca de Suecia?

— Precisamente. — respondió. — Dijiste que no querías nada que ver con nosotros, ni en tratados. Nuestro acuerdo de años atrás fue, mantenernos a raya de los documentos. Sé que hay muchas cosas que exportas, al igual que yo. Cumplo al pie de la letra mis obligaciones, y como tenemos tratados con terceros, es imposible que tus cosas no lleguen a mi país, como mis cosas no lleguen al tuyo. Me gustaría que esa forma de trabajar sucediera igual con tu hijo. Sé que es inevitable que en un tratado de comercio donde se involucren más países, Boris y Suecia no convivan, pero de allí en fuera, me gustaría que alejes a tu hijo de mi hermano. Yo haré lo mismo con Suecia y así no tenemos que cruzarnos en negocios más personales.

— Trato. — respondí, sé que Rusia me diría que es una locura, pero no quiero a Boris cerca de los nórdicos... y hablando de Rusia... — Y sé que Rusia no está en nuestra plática, pero... me gustaría...

— Negativo. — respondió ella. — La relación de Rusia y Finlandia como con Noruega y Suecia no pienso tocarla. Tu esposo quiere estar cerca de mis hermanos, además que siempre hemos tenido relación con tu esposo mucho antes de que tú te involucraras con él. No voy a romper mis relaciones con él. Si quieres que Rusia se aleje de nosotros pídeselo porque nosotros no haremos nada para que él se aleje.

— Maldita bruja. — dije terminándome la copa.

— Y de las que te hechizan y matan para algunos brebajes. — respondió. — Es todo, ya puedes retirarte y disfrutar los falsos gemidos de Rusia. — dijo dejando las copas usadas en un carrito para que las llevaran a lavar y guardando el vino.

— ¿Disculpa?

— Esta fingiendo que lo disfruta, tu verga tan pequeña dentro de su enorme cuerpo debe sentirse como apenas un toque. — rio a lo que estaba a punto de golpearla, pero... — ¿No me crees? Pregúntale a China o a Francia. Imperio Ruso solía gemir como los dioses con Prusia.

— Tú no sabes nada de Rusia. — respondí.

— Lo que tú le haces es cosquillas, ni siquiera sabes cómo cogerlo. Lo coges como si fuera USA. No puedes coger igual dos cuerpos, México. Que lástima, ni siquiera teniendo la oportunidad por la que Finlandia moriría, puedes hacerlo bien. Definitivamente Rusia debe extrañar ser cogido por el alemán.

— ¡Tu maldita hija de puta! — dije, sacando mis alas, pero cuando me di cuenta ella sacó unas enormes alas doradas como el oro mismo, deteniendo las mías.

— Siempre es un placer hablar contigo. — dijo Dinamarca. — Acéptalo, México. Te faltan años para hacer disfrutar a Rusia, como lo hacía Prusia.

— No vale la pena ni siquiera pelear contigo. — contesté guardándome el cólera conmigo, saliendo de esa jodida oficina.

Me gustaría no volver a ver nunca a esa maldita bruja que cree que puede asesinar a Boris de nuevo y... ah... ¿Asesinarlo? ¿Qué estoy diciendo? Ella nunca ha estado cerca de Boris. Y Boris nunca ha muerto, ¿Qué diablos estoy pensando?

Sentí un dolor de cabeza y solo acabe por caminar, necesito encontrar a Argentina.

Y dicho y hecho, lo encontré en el pasillo de la mano de P.B., parecía que iban a ir a desayunar juntos, mientras P.B. sostenía con delicadeza la cintura de Arge, procurando que no tropezara. Ah, debería ir con Rusia y ayudarle a caminar. Aunque... si ya lo han cogido antes, y al parecer disfruta más con alguien muerto que conmigo, pues que se joda, que camine solo...

No, no, debo de dejar de estar molesto por ello, seguramente está mintiendo Dinamarca. Además, no puedo enojarme con algo que pasó antes de que nos conociéramos, debo sacarme de mi mente que he sido la única pareja sexual de Rusia. Quiero eso, pero de solo pensar que alguien más lo ha tocado o puede tocarlo, me da ganas de asesinarlo... maldita sea.

— ¡Argentina! — dije acercándome a él. — ¿Cómo esta Boris?

— ¿Eh? Pues tu dime, se quedó contigo. — dijo Arge mirándome con sorpresa.

— ¿Qué? — y acabe por apretar mis puños. — ¿Cómo se quedó conmigo si estaba contigo?

— Él le dijo a P.B. que se quedaría contigo cuando llegó.

— Es cierto. — dijo Netherlands mirándome. — Tomó su maleta y dijo que se quedaría contigo. No quería correrlo, ni nada por el estilo, pero, Arge había probado mi sangre, y es difícil controlarse en primavera. Boris lo comprendió y dijo que iría a tu habitación.

— ¿No fue contigo? — preguntó Arge preocupado.

Maldita sea, solo puedo pensar en algo. Si no se quedó con Argentina, y no fue a mi habitación, quiere decir que recurrió a la única persona que le habla bien, y esa persona es el hijo de puta de Suecia. Voy a matarlo, quedarse con mi bebé en su cuarto, sin mi permiso.

— ¡Por eso no te puedo encargar a mi hijo, pinche nargentina!

— ¿AH? ¡Última vez que hago algo por ti mexichango de mierda!

.

.

.

.

.

.

.

.

Okey, si mal no recuerdo, el comedor es bajando al tercer piso, al fondo del pasillo que me dé a mano derecha. Suecia me dijo que me mantuviera alejado de sus hermanos, así que solo llegaré y me sentaré a lado de mamá, o de tío USA. Sirve que me habla de diferentes estrategias que tengo planeado hacer para reforzar mi fuerza militar. Además, amo escuchar al tío USA hablar, es divertido y me cuenta vivencias que vivió con papá y mamá. Además...

— Borislav. — me quedé estático al escuchar su voz. — ¿Puedo hablar contigo?

— Ah...

Me voltee con cuidado a mirarla. Allí estaba, Dinamarca mirándome con esos intensos ojos amarillos en mí. Sentí algo de miedo recorrer mi espalda y después solo negué con mi cabeza, porque las palabras no lograban salir de mi boca.

— No, am, voy al comedor y mis padres me están esperando para comer. — dije a lo que ella sonrió. — Disculpe, señorita Dinamarca.

— Ven. — y me sujetó de la muñeca llevándome con ella. ¡Joder! ¿Qué tan fuerte es? En ese agarre siento que va a romper mi muñeca. — No tardaré más de 5 minutos.

— Me lastima — dije a lo que ella aflojo el agarre.

— Lo lamento, ven, toma asiento. — dijo haciéndome sentar enfrente de un escritorio. — Veras, estoy muy preocupada, no encuentro a Suecia, y no estaba en su habitación. ¿Sabes dónde puede estar? Son buenos amigos así que pensé que podrías ayudarme.

— Yo... yo acabo de llegar del hotel donde me quedé, realmente no he hablado con Suecia desde anoche cuando hablo conmigo después de la junta.

— Oh, ¿en qué hotel te quedaste?

— En el que está en el Boulevard. — dije, Suecia había dicho a Finlandia que él mencionaría otro hotel, así que no hay problema que dijera eso. — Por eso me tarde un poco en llegar aquí, me quede dormido.

— ...

— ...

Ese silencio incómodo y la mirada que me estaba dando, sabía que no me creía en lo absoluto, pero... no podía decir nada, no importa cuánto me pregunte, sé que no puedo decir nada.

— Bien, entonces supongo que daré la alerta a ONU. — dijo levantándose. — Debo encontrarlo, es el host y no esta en ningún lado, su capital tampoco tiene idea de donde puede estar. Gracias Boris, ya puedes retirarte. — dijo, levantando su teléfono comenzando a marcar.

— ¿Suecia no ha llegado? — dije preocupado, él ya debería estar en el castillo, ¿Le habrá hecho algo Finlandia? ¿Se habrán peleado? ¿Le habrá puesto una trampa Finlandia?

— No, pero no puedo dejar de pensar ahora que, acabas de decir. "no ha llegado". ¿Estaba fuera del castillo? — preguntó acariciando mi cabello y solo sentí pánico mirándola. — Dios, que cosas digo... mira no importa, llamaré y haré que lo busquen, no pudo haber salido de sus propias tierras, ¿verdad? Solo ve a comer.

— S—sí.

Respondí levantándome y escuché como la señorita Dinamarca comenzaba a hablar con ONU. Si Suecia se mete en problemas con ONU, ¿será bueno? ONU es, bueno no sé cómo es cuando "castiga" a un country de manera real.

"No quieres conocer como castigo a los country"

— No espere. — dije sujetando el teléfono de la señorita Dinamarca, apretando un botón para bloquearlo y colgar la llamada, a lo que ella me miró con sorpresa. — S—si no encuentra a Suecia, yo la ayudaré. Puede conectar a MANTA a sus satélites y vera el paradero de diferentes cosas. Puedo ayudarla a encontrar a Suecia.

— Que lindo eres. — dijo, acariciando mi mejilla. — Pero no puedo romper los protocolos, debo dar la notificación a ONU.

— No, dígame, ¿d—desde hace cuando no lo ve?

— Desde anoche, pregunté en todos lados, pero nadie lo ha visto, ni siquiera mis hermanos, esto se está saliendo de control así que es mejor que comience a buscarlo. Si ONU da la alerta, podré usar su localizador y tratar de encontrarlo. — suspiró caminando y sentándose en el escritorio, frustrada y con preocupación. — Sé que no lo parezco, pero realmente me preocupan mis hermanos, estaba enojada de que se fuera, pero ahora, solo quiero saber que está bien y terminar este evento. Suecia no suele ser así, suele decirme todo, pero esta vez no tengo idea.

— ... S—señorita Dinamarca.

— ¿Sí Boris?

— No llame a ONU.

— Tengo que hacerlo.

— ... Suecia está bien. — dije, rascando mi nuca. — Sé que está bien, estaba conmigo anoche, pero no puede decirle que le dije. Él piensa que se molestará, pero sé que no, usted solo quiere saber que está bien. Y... y... — dije apretando mis puños. — Sé que soy un país joven, pero puedo cuidar a Suecia, así que no regañe a Suecia, es mi culpa, solo... solo... ¡Le pido permiso para estar con él!

Y solo sentí una pluma cortar mi mejilla un poco, me ardió.

Al alzar mi mirada estaba ese rostro sin expresión de la señorita Dinamarca, con esas enormes alas doradas que parecían metálicas adornando su belleza. La vi sonreír mirándome, pero me daba escalofríos como sus ojos no sonreían en absoluto.

— ¿Estaba contigo? — dijo levantándose y acariciando mis mejillas, cortando su pulgar y dejando que una gota de su sangre cayera en mi boca, curando la cortada de mi mejilla. — Oh dios que alivio, perdón, mis alas salen cuando me emociono. — culminó abrazándome. — Entonces está bien, solo está escondido de mi pensando que me molestaré. — dijo sosteniendo mi rostro, clavando esos ojos en mí. — Que valiente es verte pedirme permiso.

Sentía como que estaba siendo cazado por un enorme depredador cuando me miró. No había brillo, ni preocupación en su mirada, solo una rotunda y enorme ira, o al menos eso sentía. No podía moverme, sentía un escalofrió recorrer todo mi cuerpo.

— Regresa a comer con tus padres, Boris. Yo haré lo mismo, al saber que Suecia está bien, no hay de qué preocuparse.

— Señorita Dinamarca, no puede decirle a Suecia y... y me gustaría saber su respuesta sobre...

— Oh, descuida mi niño, no diré nada. — sonrió, acercándome a la puerta. — Regresa con tus padres.

— Señorita Dinamarca, yo no soy un niño ya, por favor, reconózcame como país. — dije firme frente a la enorme mujer que me miraba con ojos de querer asesinarme, o al menos eso parecía. — Yo puedo cuidar a Suecia.

— Te reconozco Borislav, como país. — dijo. — Pero en el fondo, sigues siendo un niño muy inocente. Uno que llora, se confunde y miente como niño. ¿Crees que dejaría a Suecia en las manos de alguien tan infantil? Sigue soñando, maldito mestizo de pacotilla. —culminó, pateándome fuera de esa oficina haciéndome estrellar contra la pared.

Sentía mi cuerpo adolorido, y tenía ganas de llorar, me duele mucho. Si no fuera porque soy resistente estoy seguro que me hubiera roto la espalda de ese simple empujón. Antes de que pudiera decir algo, sentí ambas alas clavándose en la pared, a cada lado de mi rostro. Me dejo en shock.

— Aléjate de Suecia. — dijo en una voz seria mirándome. — Considera esto una advertencia, aléjate de él. No hay manera en que tú debas estar cerca de los nórdicos. Obedece a tu madre y mantente lejos de nosotros.

— Pero...

— ¡DINAMARCA!

Ese gritó lo sentí en mi nuca, si, el grito de mi madre.

Y solo pude sentir plumas en mi rostro, empujándome lejos, un ala de mamá apartándome de Dinamarca, mientras la veía furioso apareciendo un macuahuitl en su mano. Dejando ver sus runas y como poco a poco ese casco de guerrero jaguar se iba formando en su cabeza. Mamá estaba furioso.

— Creo que en nuestra platica deje muy en claro que te alejaras de Borislav. — dijo a lo que yo me confundí. ¿Hablaron de mí? — Si vuelves a amenazar a mi hijo...

— Solo le dije que se alejará de Suecia. — respondió. — Pero no entiende así que una amenaza es lo más efectivo, me desespera. Ya se lo dejé claro, no lo quiero cerca de mi familia, así que has tu rol y aleja a tu maldito hibrido de aquí. Disfruten su comida, malditos americanos.

— ¡Jódete, Dinamarca!

Solo sentí a madre jalándome con él mientras al voltear, veía a la señorita Dinamarca caminar al lado opuesto. Entonces me zafé del agarre de mi madre encarándolo.

— ¿Estás decidiendo con quien y con quien no puedo tener relación? — dije mirándolo a su sorpresa.

— Te acabo de salvar el trasero y es en lo único que piensas. — dijo.

— Yo puedo lidiar con quien sea. — respondí. — No necesito tu protección, y no desvíes la pregunta, ¿estás decidiendo por mí?

— No puedes lidiar con los Nórdicos, Boris. — dijo cruzando sus brazos. — Te engañarán apenas quieras tener un trato con ellos. Tienes que aprender a ver como realmente son antes de que quieras hacer negocios. Es más, no puedes, desde ahora, no puedes hacer negocios sin que yo esté presente, no quiero que jueguen con tu inocencia y crean que pueden obtener todo de ti solo con pedírselo.

— ¡No soy un niño! — grité, mientras comenzaba a llover por fuera. — Puedo hacerme cargo de esto, es como hacerme cargo de mi propio país, aprendí de ti y de papá, y además ONU me enseño muchas cosas cuando estaba en la colmena, puedo fácilmente hacer mis propios tratados y no necesito que estés encima de mi todo el tiempo.

— No lo entiendes, no estás listo, solo jugaran contigo. Además, Suecia solo quiere manipularte para...

— ¡No hables de mi novio! — grité, escuchando esos enormes rayos azotando afuera, al parecer hay tormenta eléctrica. — ¡Yo puedo cuidarme solo! Entiende. Suecia no es como tú crees, nunca te has dado la oportunidad de escucharme cuando hablo de él.

— ¿Novio? ¡¿En qué mierda te has metido?! ¡Sigues siendo un enorme niño! — gritó haciendo aparecer esas enormes alas de colores. — Eres... — suspiró relajándose. — Demasiado bueno para ellos. Van a querer manipularte y tomar ventaja de ti. Aún más porque saben que estas desesperado en hacer negocios para activar tu economía global. Boris, no todos son buenas personas, no son las mismas personas que recibiste cuando despertaron en la colmena. Ya no...

— Es mi novio. — respondí. — Y me gustaría que apoyaras mis decisiones.

— No pienso verte nunca con un hijo de puta como ese. — dijo molesto, lo podía notar porque esos enormes ojos de galaxia brillaban sin parar. — Solo abandona las ideas infantiles que tienes y vamos a comer, ahora.

— No te metas en mis cosas de nuevo. — respondí. — Soy un país independiente y no tienes que decirme nada, si caigo, caeré, si me alzo, me alzaré ante todos, deja de creer que no puedo hacer nada solo. Si me rompen, me repondré, sin tu maldita ayuda controladora que siempre has tenido. ¡No le tengo miedo a los barcos que llegan a mi isla, ¡madre! Deja de creer que me pasará algo, y ten una maldita vida. No sé cómo padre te soporta si eres un enorme dolor de culo...

Y sentí una cachetada, que no pensé que alguna vez llegaría a mí.

No la sentí cuando hice esa guerra, ni cuando me enojaba con él antes, pero si la sentí ahora. Me ardía la mejilla, y lo vi, como si se arrepintiera en el momento, al ver su expresión.

— Borislav... no vuelvas a hablarme nunca así. — dijo.

Sentí la tormenta fuera calmarse, mientras solo podía sostenerme la mejilla, mirándolo. Lo vi suspirar y después comenzar a lagrimear. No sabía que decir, no me gusta verlo así, quiero decir, no cuando sé que yo lo causé.

— Lo lamento. — dije, a lo que su mirada fue directa a mí.

— Eres explosivo como yo, la única cosa que me gustaría que no hubieras heredado de mí. — dijo.

Solo pude acariciarle el cabello y abrazarme de él, recargando mi cabeza en su pecho. Sintiendo su aroma, a lo que él acabó por abrazarme sin decir nada más. Creo que esta plática la tendremos en otra ocasión.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Era un charco de sangre que se hacía más grande cada vez que abría sus ojos.

El sueco estaba colgado de sus brazos, golpeado y apuñalado con un sinfín de armas, en uno de los calabozos del castillo. Siendo observado por sus hermanos igual mal heridos.

Islandia solo cubría sus ojos sentado en su asiento, ocultando el labio sangrante que tenía por un golpe. Noruega simplemente decidía mirar a otro lado, esperando que esto acabara, sosteniéndose el abdomen desnudo marcado por golpes. Y por último, Finlandia. Finlandia tal vez por querer ayudar, soltaba fuego cerca de las heridas del sueco para cerrarlas y que dejará de sangrar mientras limpiaba la sangre de su nariz rota.

— Se está tardando. — dijo Islandia mirando a Noruega.

— Suecia. — dijo el noruego cortándose la muñeca, acercándose rápido para recuperar a su hermano, desencajándole los cuchillos que aún tenía en él. — ¿Qué diablos hiciste?

— Nos cambió por un niño. — dijo Finlandia. — Te dije que no serviría tu plan, lo descubrió todo.

— ¿Borislav? — Preguntó Noruega, pero el sonido de unos tacones acercándose lo hizo quedar congelado en su lugar.

Hasta que la vieron llegar.

— ¿Autoricé que lo ayudaras? — dijo Dinamarca a lo que Noruega gruñó.

— No voy a dejar que se desangre, no importa si es un primermundista, si dejas que siga herido sus tierras se vendrán abajo, y ONU comenzará a sospechar que hay algo mal. Solo déjalo en paz.

— Se exactamente dónde herirlo para que ONU no se dé cuenta del cambio en su tierra. Además, si no quieres que lastime a Colombia, solo ve y siéntate en tu lugar. Ahora. — dijo la mujer a lo que el noruego apretó los puños haciéndole caso. — Es por esto que no quería que te unieras Noruega, te haces débil ante tu pareja, que decepción. — respondió la mujer, acercándose a cada uno con excepción de Suecia, entregándoles una pequeña cápsula de roja. — Tiene mi sangre, les recuperará las heridas.

— JA! — rio Finlandia. — ¿Tenemos que decirte gracias por esto?

— Un "gracias" tuyo no me importa, de ninguno de ustedes en realidad.

— Amenazando a Noruega con Colombia. — burló Finlandia de nuevo. — No tocarías algo que quieres para ti, Dinamarca.

— ¿Estás seguro? — dijo la mujer mirándolo. — Somos vikingos, si quiero, podría violar a Colombia y llevarlo a mis tierras para mantenerlo allí y sacarle crías. El pobre no se podría negar, tiene la runa nórdica, eso quiere decir, que está bajo nuestro control. Y eso quiere decir, que, por jerarquía, está bajo mi control. Todos ustedes están debajo de mí, malditos animales asquerosos.

— Tsk... — gruñó Finlandia tomando la cápsula.

— Pero como soy muy buena hermana mayor, no pienso tocarlo, ya que respeto que Noruega este con él. Aunque quien sabe, si me enojo, suelo comentar locuras...

— ¡Si lo tocas voy a matarte maldita...! — Noruega no pudo acabar esa oración cuando una enorme patada de la mujer fue a su rostro rompiéndole la mandíbula en el proceso.

— Creo que tú vas a necesitar dos cápsulas. Islandia, ayúdale para hacedlas pasar ya que, sin mandíbula, no podrá tragar bien.

— P—por favor... se darán cuenta que no estamos en la comida. — dijo Islandia temblando. — Tienes que parar ya, es mucho riesgo para nosotros si se entera ONU de todo esto.

— Lo haré. Lo pararé. — dijo la mujer dándole otra cápsula a su hermano. — Pero primero, Suecia. ¿Estas consiente? — dijo la mujer sujetándole el rostro al sueco.

— ¿Qué quieres? — respondió con enojo aquel de los ojos azules.

— No tienes que decirme dónde estabas, ya sé dónde. — dijo la mujer. — Me encontré con tu niño, es muy dulce, trató de engañarme al principio, pero, es muy sentimental e inocente, acabo diciéndome todo, preocupado de que algo te hubiera pasado. Y oh dios, si te pasó. — rio la mujer sonriente. — Después, me pidió permiso para estar contigo. Debes darme un premio, me contuve para no reírme en su cara, eso fue tan patético viniendo de alguien tan estúpidamente pequeño y mediocre. Así que tuve que darle una lección...

— ¿Qué? — dijo Suecia frunciendo el ceño. — Si tocas a Borislav juro que...

— Cierra la boca. — dijo la mujer sujetándole el mentón — Te atreves a estar revolcándote con ese niño cuando México me dejó en claro que no nos acercáramos a su hijo. ¿Sabes cuánto estamos arriesgando, maldito idiota? Te he dicho que no nos relacionaremos con ellos. Y para tu paz, no toque un cabello de ese niño, solo un empujón. México llegó al rescate y el resto es historia.

— ¿Por qué? ¿Por qué lo odias tanto?

— No puedo leer a México. — respondió la mujer. — No puedo... leer a Borislav, además, cada vez que veo las alas de México me recorre un escalofrió en la espalda, trato de protegernos idiota. Si no puedo ver que hay en sus mentes, no puedo saber si hay intenciones buenas o malas en ellos.

— ¡Solo te estas protegiendo a ti! ¡Borislav es mi predesti...!

Y las gotas de sangre comenzaron a caer, cuando la mujer acabo por apuñalarlo en el pecho. Viendo el rostro de dolor en el sueco y ese grito que inundaba la habitación.

— Es asqueroso escucharlo. — respondió Dinamarca. — Predestinado de ese mestizo. Un primermundista no puede caer tan bajo. No es como si el niño tuviera una cultura exquisita como la tiene Perú, que es un orgullo para USA. Este niño no tiene nada. Dios, que vergüenza tener que soportar esto.

Suspiró la mujer, desatándolo y después comenzar a patearlo ya que estaba en el suelo. Era brutal ver como esos tacones penetraban la piel del sueco en cada patada, y como las piernas de Dinamarca comenzaban a mancharse de sangre. Parecía que Suecia servía como saco de desestres para ella en ese momento.

— ¡BASTA! — gritó Islandia, haciendo a la mujer parar, pero no porque la controlara, sino que Dinamarca era algo débil ante las lágrimas del más pequeño. — Por favor... basta.

— ¡Maldita sea, está bien! — gritó la mujer, con furia en su rostro. — ¡Esta bien! ¿Quieres que nos rebajemos por él? ¡Lo haremos! — contestó escupiendo en el rostro de Suecia, molesta. — Si tanto lo quieres, tráelo y que haga la prueba nórdica. Si la pasa, dejaré que esté contigo, si no, simplemente que vuelva a los brazos de su madre. ¿Aceptas?

— No... — respondió el sueco apenas moviéndose.

— ¿Qué dijiste? ¡Te estoy dando una oportunidad, maldito idiota!

— No voy a dejar que lo toques. No dejaré que este bajo tu control... con esa estúpida runa. Nunca, podrás tenerlo... de tu lado para manipularlo...

— Cielos, hasta Noruega tuvo más bolas... aunque claro, Noruega engañó a Colombia. — sonrió la mujer a lo que el noruego se tensó. — ¿Ya le dijiste que pasó realmente cuando se desmayó, Noruega? ¿Ya le dijiste que significa con exactitud esa runa que tiene?

— Cierra la boca. — dijo el noruego. — ¡Tú me engañaste! Nunca dejaría que Colombia estuviera...

— ¡Qué divertido! — interrumpió Dinamarca. — Mis hermanos cayendo en la decadencia solo por un cuerpo. Saben, los entiendo, es divertido, tener tan lindas parejas. Quererlas para toda la vida. Pero realmente lo que tienen que entender, es que una vez que acabe eso, que acabe el amor que sienten, no quedara nada más. Es por ello que me veo en la necesidad, de hacerte un recordatorio, no solo a ti, sino a todos. De que al final, solo me tendrán a mi... y yo los tendré a ustedes.

— Dina... Dina, no. — lloriqueó Islandia

— Rapport til mig, Veðrfölnir. — dijo la mujer.

Y eso fue todo, esas enormes alas negras brotaron de la espalda del sueco, quien yacía herido en el suelo, queriéndose arrastrar lejos de ella. La mujer hizo aparecer un hacha, con toques azules en ella, como si fuera hielo en sus manos.

— Veðrfölnir, nuestro halcón del futuro, aquel que tiene las visiones del universo. — dijo alzando el hacha. — Es tiempo de que recibas una reprimenda, al desviar tu camino del Yggdrasil. Que los dioses te recuperen, y que recuerdes que no puedes escapar de nuestra unión.

Y en un simple movimiento, esas alas fueron cortadas de su espalda, sangrantes y arruinadas en el suelo, mientras el grito insoportable de Suecia inundaba la habitación. La mujer tomó las alas a la vista de sus hermanos, y las juntó para después mirar directamente a Finlandia que estaba en shock mirando a su hermano retorcerse en el suelo.

— Niohöggr, el dragón del inframundo. — dijo Dinamarca. — Llévate las cenizas contigo. Ahora.

Una suave gota de sudor resbalo por la frente del finlandés, mientras veía con temor a su hermano masacrado en el suelo. Cuando dijo que haría sus alas cenizas, solo bromeaba, no pensaba, no quería lastimar a Suecia, no cuando Suecia lo ha defendido de todo, no cuando está herido, no cuando solo quería proteger la poca libertad que ese niño le da... era...

— Niohöggr. Obedece. — sintió terror de mirar esos ojos de depredador en Dinamarca.

Y sin pensarlo más, acabo por sacar fuego incendiando esas preciosas alas a la vista de Suecia que lloriqueaba del dolor, de ver parte de él ser consumido hasta las cenizas por ese fuego azul con negro.

— ¡Finlandia! ¡No! ¡No te las lleves! — verlo lloriquear cuando nunca lo hace, dejo en shock a los tres, ver a Suecia tan herido, arrastrándose a esas cenizas, quemando sus manos con el fuego de Finlandia como si quisiera salvar las alas hechas polvo de ello. — ¡No!

— Que este sea un recordatorio para todos ustedes. Si se salen de las normas establecidas los buscaré, y cuando lo haga, descubriendo lo que hicieron, los castigaré. Aprendan quien está en la cima del Yggdrasil, malditos imbéciles. — suspiro la mujer, algo molesta de que sus zapatos estuvieran manchados. — Por dios, estos zapatos son de marca, si se arruinan voy a estar muy molesta.

Dijo la mujer viendo los lloriqueos de su hermano. Y ante su sorpresa, esa lágrima escurriendo de su propia mejilla derecha la sorprendió. ¿Se estaba sintiendo mal de verlo así? Ah... si, lo estaba sintiendo, ver las manos de Suecia quemadas, aferrándose a solo cenizas, con charcos de sangre bajo él.

— Suecia, no corté la raíz de tus alas, así que volverán a crecer — dijo la mujer, provocando un suspiro de alivio del finlandés.

— Maldita psicópata de mierda. — dijo Noruega corriendo con Suecia, dejando que lo mordiera y que comenzará a curarse.

— A—ah... agradece eso, Suecia. No eliminé una de tus marcas de origen, por lo cual deja de lloriquear, cuando crezcan de nuevo, deberías darme las gracias.

— Maldita psicópata. — dijo Finlandia, levantándose, acercándose a Suecia junto a Islandia para comenzar a curarlo.

— E—eso, ayuden y curen a Suecia, la fiesta está por iniciar en unas horas, así que los quiero a todos allí. Suecia, tú tienes un pase libre, le diré a ONU que no has descansado bien, así que puedes quedarte en tu habitación a descansar. Con permiso.

Y sin más, la mujer salió de ese lugar lo más rápido que pudo, apretando los puños, molesta consigo misma y molesta con el maldito niño que había provocado la discordia con la relación con sus hermanos.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Llevaba caminando ya un rato por los pasillos, esperando que algo me indicara que Suecia estaba bien, alguien, alguno de sus hermanos. No había visto a Dinamarca en la comida, eso me preocupó. Así que ahora estoy recorriendo por mi cuenta los pasillos de ese castillo, intentando encontrarlo y poder asegurarme que está bien. Y...

— Alto allí. — me paralicé de golpe y acabé por voltear. — Necesito preguntarte algo.

El señor UK, me miraba de arriba abajo con esos intensos ojos azules. Me sorprendió un poco verlo "informal" al menos para él. Traía unos jeans obscuros y una playera blanca encima con corte V en el pecho. Su cabello sema desordenado y parecía que solo estaba fumando un cigarrillo en uno de los balcones cuando me vio.

— ¿Qué necesita?

— ¿Tienes alguna habilidad curativa? — preguntó, a lo que yo me confundí.

— ¿Disculpe?

— Si, hay muchos country con habilidades, por ejemplo, tu padre, Rusia. Puede congelar y controlar las temperaturas a su antojo. ¿Tú tienes algo así?

— No señor UK. — respondí a lo que él suspiró.

— Solo dime, UK.

— UK, le juro que no tengo algo parecido, si lo tuviera lo usaría todo el tiempo, es como sentirse como un superhéroe. — reí a lo que sorprendentemente para mí, el señor UK sonrió. — Mi mamá no me ha hablado mucho de ello, pero ONU me habló un poco cuando era pequeño, así que, no tengo nada de eso. ¿Por qué lo pregunta?

— Curiosidad. — respondió, acercándose a mí, tanto que podía notar como sus pestañas son realmente perfectas. Wow... — ¿Buscabas a alguien?

— A Suecia. — respondí apartándome un poco. — ¿Lo ha visto de casualidad?

— Hace unas horas, estaba con Finlandia, seguramente ande por allí.

— Uff, qué alivio. — dije a lo que el señor UK estaba a punto de darse la vuelta para retirarse, pero acabé por tomarle de la mano. Cosa que lo dejo en shock. — Sus tatuajes, ¿cómo los oculta? Recuerdo que de niño pude verlos.

— ...

Me miro y después bajó su mirada a su mano, que estaba sosteniendo. Creo que con esa acción me estaba diciendo que no lo tocara, así que rápido lo solté.

— Lo lamento.

— Puedo ocultarlos a voluntad, podemos ocultar a voluntad nuestras marcas y runas, aunque claro, no todos los country lo saben. — respondió. — No me gusta que vean mis tatuajes o runas, así que las mantengo ocultas.

— ¿Por qué? Creo que son geniales. — dije a lo que él arqueó una ceja. — Bueno... eso creo.

— Es que, como decirlo. — respondió acariciando mi cabello. — Si los dejo al aire, y no los cubro, tendría a muchas personas enamoradas de mí, y no soporto a la simps. Babeando por alguien, arrastrándose por alguien, como si esa persona les fuera a hacer caso alguna vez. Me hace divertido verlos, es como ver pobres diablos siendo una jodida vergüenza para su familia. Pero, eso a que estén molestándome a mí, es muy diferente. Por eso.

— Oh... — dije mirando al suelo y después a él. — ¿Quién se enamoraría de un viejo idiota como usted?

Dije, antes de echar a correr evitando que me alcanzara. Hace mucho que no jugaba con eso, solo podía sentirlo persiguiéndome, hasta que logré perderlo, aun así, seguí corriendo lo más rápido que pude, metiéndome en pasillos y puertas sin parar, hasta que al final lo vi.

Y mi respiración se cortó.

Haciendo que mi pecho se estrujara al verlo.

Allí estaba, caminaba muy lento, estaba algo encorvado, con un enorme abrigo encima, mientras Noruega lo ayudaba a caminar. ¿Qué diablos está pasando? Solo estoy viendo su espalda, pero luce muy mal.

— Suecia. — dije haciendo a Noruega voltear y después mirarme con desprecio. ¿Qué pasa? ¿Le había hecho algo al señor Noruega que no recordara? ¿Hice algo mal?

— Esta zona no es permitida para los invitados, ten algo de decencia y regresa. — dijo, pero no hice caso, solo me acerqué, cosa que hizo enfadar más al señor Noruega. — ¿¡Qué no me escuchas maldito mocoso insolente!?

— Suecia... — mi mirada estaba clavada en él, no me importaba lo que decía el señor Noruega.

— Noruega. — escuche su voz, donde su mano toco el hombro de Noruega, y lo que pude ver de su mano, tenía moretones en su piel. — Danos un momento.

— Si Dinamarca los ve...

— No importa, solo dame un momento. — dijo, haciendo que el señor Noruega hiciera un gesto de molestia dándonos espacio, dejándonos solos.

Solo podía ver su espalda, hasta que volteo a verme, y me horroricé con lo que vi, estaba completamente golpeado, con cicatrices que estaban sanando, y moretones cubriendo su rostro y cuello, donde siento que, si estuviera descubierto, vería más de él. No me dejo hablar, solo se acercó a mí, hundiendo su rostro en el hueco de mi cuello y mi hombro, a lo que yo acabe abrazándolo, solo para escuchar un quejido de dolor de su parte.

— ¿¡Qué te pasó!? — dije sosteniendo su rostro — Tengo que llevarte con OMS, él te curara y...

Y me calló.

Con un beso.

Uno simple y suave que me hizo querer derretirme de nuevo con él. Solo pude seguir ese beso mientras acariciaba sus mejillas, dios, porque no puedo pensar nada más cuando me besa así. Voy a protegerte Suecia, no voy a dejar que nadie te haga daño, lo haré, te protegeré... yo...

— ... Ya no podemos vernos. — dijo haciéndome despertar de ese beso. — Ya no me busques. ¿Ok?

— ...

— Lo lamento. Solo aléjate de mí, no vuelvas a buscarme.

— No. — dije sujetando su mano, casi al instante. — ¿Estas bromeando? Jajá, siempre haces bromas enormes... No, no voy a... no. — dije. — Dime que pasó y porque estás diciendo esto.

— Boris.

— No Suecia, estuviste diciendo toda la noche que me amabas, y ... y somos el uno para el otro, no puedes cambiar de idea después de todo lo que pasamos. — tenía que controlarme, no quiero llorar, pero siempre lloro cuando discuto con alguien. — ¿Qué paso? ¿Qué te hicieron?

— Boris, por favor entiende.

— ¡No! — dije, comenzando a lagrimear, maldición. — ¿Entender qué? De pronto estas todo golpeado y quieres romper conmigo. ¿Te hizo algo mi madre?

— No, por supuesto que no.

— ¿Fue la señorita Dinamarca?

— ...

— ¡Fue ella! ¿Dime que te hizo? Podemos ir con ONU, no puede tratarte así, por favor Suecia, no puedes dejarme cuando me hiciste entender que éramos predestinados, no puedes alejarte de mí.

— No iras con ONU.

— ¡Iré! Haremos que todo acabe. — dije sosteniéndole el rostro. — Si fue ella, ONU la castigará y no volverá a hacerte daño, vamos. — dije tomando su mano. — Vamos ya.

— ¡NO! — gritó sujetándome de los hombros. — ... Solo vete, ¿entiendes? Olvida todo lo que dije, me equivoqué, no somos predestinados, solo aléjate de mí, por favor.

— ¡NO! —grité, comenzando a llorar, ¿qué es esto? Me duele mucho, no quiero, no quiero separarme de él. — Somos predestinados, ¡No podemos separarnos!

— No lo somos.

— ¡Sí lo somos!

— ¡Borislav!

— ¡Suecia!

— ¡Eres tú, no quiero verte de nuevo! — dijo sosteniendo mi rostro haciendo que viera esos ojos llenos de lágrimas. — ¿Qué no lo entiendes maldito niño idiota? ¡Soy un primermundista! ¡No puedo dejar que me vean con un niño! Es una humillación demasiado grande para mí, solo sería el hazme reír de todos si comienzo a salir con un país que ni siquiera está en el top de economías. — rio, dándome un leve empujón.

— ¿Eh?

— Solo quería abrirte las piernas, ¿ok? Pensé que sería divertido tomar la virginidad de una isla y tomar sus recursos, pero, tu hoyo ya estaba suficientemente usado, que decepción. Ni para un buen polvo sirves, así que solo aléjate de mí, no quiero que te me acerques de nuevo.

— Suecia...

— Déjame en paz.

— Suecia... tú fuiste quien me quitó la virginidad. ¿No lo recuerdas?

— ¿Cómo recordar algo tan horrible?

— ...

Y el sueco acabó por cubrir su rostro cuando me vio, supongo que mi rostro era horrible, lleno de lágrimas y destrozado, ah, mamá estaría gritándome que él siempre tuvo razón. No quiero, estoy soñando, solo estoy soñando, me he quedado dormido después de comer.

"Boris, tienes una alteración cerebral, ¿te sientes mal? ¿Triste? ¿Quieres que llame a tus padres?"

La voz de Mía midiendo mi actividad cerebral, ah dios, es real, esto es real.

Solo vi a Suecia dándose media vuelta, caminando como podía con Noruega, siguiendo su camino. No pude decir nada, no me salían las palabras. Solo podía verlo alejarse de mí, mientras sentía mi pecho ardiendo en dolor. Así que hice lo que hago siempre, cuando no entiendo algo que siento.

Comencé a correr al lado contrario.

Ah, realmente sigo siendo ese niño, que sale corriendo de sus emociones. Así que lo hice, solo corrí lejos de allí, porque lo necesitaba, porque lo quería, necesitaba aire, siento que me ahogo, siento que de nuevo estoy solo bajo tierra, en esa colmena, me asfixia, me harta, y... acabé por tropezar en uno de los pasillos.

— Tsk... — golpee el piso mientras comenzaba a lloriquear, dios, jajá, que patético me siento ahora.

¿Qué estaba pensando? ¿Realmente pensé que tenía futuro con él? Dios, nunca tuve futuro, solo estaba soñando, él no puede perder su estatus ¿verdad?, soy una estúpida isla que no tiene nada que ofrecerle, nada en absoluto.

— Hey... — sentí una mano en mi espalda, y reaccioné apartándola.

— ¡No me toques! — Y solo mire esos ojos violeta intensos mirándome con sorpresa de vuelta. — ¿Papá?

— ¿Qué pasa, Boris? — dijo.

— Ah... papá...

— Respira, tranquilo. — dijo dándome una suave sonrisa. — Sacaste eso de mí, solemos ser muy sentimentales.

Y no sé porque, solo me lance a sus brazos, cosa que hizo que él me abrazara dulcemente cargándome, dejando que comenzara a lloriquear en su hombro mientras con siempre, daba dulces caricias en mi espalda dejando que me desahogara. Ah, estar en sus brazos me tranquiliza. Él solo me sostiene, dejando que lloriqueé tan fuerte como quiera.

— Me voy a morir. — dije, a lo que el simplemente acarició mi cabello. — Ya no quiero estar aquí, quiero irme. Me duele mucho...

— ¿Qué paso?

— No puedo estar con Suecia. — sollocé. — Solo soy un niño. Me está matando, deberíamos estar juntos si somos predestinados como dijo, solo le doy vergüenza, ¿Cómo estaría conmigo? Solo estoy soñando.

— ¿No crees ser una buena pareja?

— ¡Soy solo una estúpida isla, papá! ¡Mírame! — dije a lo que sus ojos violetas me miraron. — ¡¿Qué no lo ves?! ¡Soy demasiado mediocre para él!

— Creo que eres demasiado para él. — sonrió. — Creo que Suecia se dio cuenta de eso y quiso apartarte. Aunque puede que haya algo más.

— Tú no lo entiendes.

— Boris. — suspiró. — A veces tu predestinado te lastima, a veces sufres, porque el amor es una condena enorme. Mira, no puedes protegerte de las personas que te lastimarán, pero si puedes decidir cuánto dejarás que te lastimen. ¿Tú crees que Suecia es tu predestinado?

— No lo creo, lo siento en el fondo. — dije aferrándome a él. — Lo sé, es mi predestinado.

— ¿Y lo odias?

— Lo amo.

— Es doloroso, ¿no? Tener que amar a alguien que te acaba de romper. — papá sonrió, como si recordara viejos momentos donde su corazón estuvo desecho por culpa de un gruñón y testarudo predestinado.

— Me duele mucho, pero lo amo...

— Mi mejor consejo para ti, es seguir con tu vida, y sanar. — respondió, bajándome de él, limpiando mis mejillas. — Tienes que seguir tu vida Boris, duele, y sufrirás mucho, pero tienes que seguir caminando. Si es tu predestinado, tendrá que llegar de rodillas pidiéndote perdón, y tu verás si lo aceptas o no. Y si no lo es, no habrás perdido nada, porque conocerás a muchas personas que te harán enamorarte y sentirte bien, además, acabarás enamorándote con la persona que te convertirás.

— No quiero estar solo.

— ¿Solo? ¿Estoy pintado o qué? ¿Crees que dejaría a mi heredero solo? Tu mamá y yo siempre estamos cerca de nuestro pequeño bebé.

Y reí, sosteniendo su mano y abrazándome de él. Sintiendo sus caricias en mi cabello.

— Quiero a Suecia, pero me ha lastimado mucho. — dije, lloriqueando.

Y sonrió, besando mi frente como lo hacía antes.

— Entonces, hazlo que ruegue por tenerte de nuevo. — sonrió. — Hazlo que vea quien es Borislav.

Y sonreí, limpiando mis mejillas, abrazándolo, disfrutando su aroma, su colonia, necesitaba eso, necesitaba a mi padre conmigo en ese momento, donde mi corazón había sido hecho trizas.

Al final, necesitaba esas caricias para saber que estaba vivo, cuando moría por dentro.

.

.

.

.

.

.

¡Holis!

Perdón por tardar tanto pero aquí está. Ya los siguientes no espero escribirlos tan desfasados.

¡Chinga a tu madre, Dinamarca!

¡Nos vemos hasta el siguiente cap, ¡Bye! 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top