PUNTO DE QUIEBRE -FINAL-
El único momento que todos compartimos es la muerte, y todos lo hacemos solos, en un segundo, como si alguien te soltara la mano...
ACTUALIDAD
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— ONU, buenos días.
Fue una suave e infantil voz la que se escuchó como eco en esa habitación, mientras las luces comenzaban a encenderse. Un pequeño niño de tez morena clara, cabello largo y despeinado hasta su cintura, con una bata blanca de hospital, bajaba de una especie de camilla en forma de huevo. Mientras colocaba en su brazo una pulsera.
— Buenos días, Boris. —respondió una voz robótica, mientras esta comenzaba el funcionamiento de toda esa habitación, la única habitación con color y plantas. —Estamos iniciando hoy el año número 6 desde que las condiciones atmosféricas se hicieron habitables. Tu gente está prosperando en tu isla, y los humanos que depositaste en los distintos lugares, dependiendo sus razas, años atrás están haciendo un increíble trabajo. ¡Bien hecho, Boris! Cumpliste el propósito del arca.
— Gracias ONU. —Sonrió el pequeño. —Me aseguré de dejarlos donde debían estar por sus características físicas y por los libros. Los franceses en Francia, los canadienses en Canadá, así y así. ¿Cuántos años humanos han pasado?
— Han pasado alrededor de 185 años desde el punto de quiebre de la vieja tierra que le dio vida a la nueva.
— ¿Condiciones atmosféricas? —preguntó el pequeño estirándose mientras veía su rostro en un pequeño espejo a un lado de su cama, notando esa cicatriz que le recorría de la ceja derecha, pasando por su ojo hasta su mejilla.
— Estables. No hay ninguna anomalía.
— ¿Condiciones de vida en general, no solo mi isla? —preguntó, tecleando los resultados en la pulsera que se había colocado al inicio.
— Crecientes, los humanos han logrado reabastecerse y la flora y fauna por igual.
— ¿Radioactividad?
— Dentro de los nuevos parámetros establecidos, todo está normal. Los humanos evolucionaron para poder soportar un nivel de radiación más alto.
— ¿Por qué no han despertado entonces? —dijo el niño comenzando a desnudarse para caminar hacia una pequeña ducha y dejar que las máquinas hicieran lo suyo. Estás lo mojaban, y lavaban su cuerpo mientras el solo tenía que quedarse parado, para recibir un baño satisfactorio. — ¿Lo sabes, ONU?
— El hipersueño en el que tus compañeros country se encuentran se desactiva dependiendo el desarrollo de su tierra. Es decir, entre mejor este su ecosistema, más chance tienen de despertar rápido. Por el momento, aunque ya hay humanos y una civilización en sus tierras, aún falta un poco para que comiencen a despertar. Pero, últimamente sus parámetros han crecido, muy pronto podrás conocerlos.
— ¿Quién despertará primero?
— Un país dentro de Norteamérica, justo encima de donde nos encontramos ahora. México.
Y el niño acabó por mirar el agua caer mientras sentía que la regadera se cerraba y comenzaba a sentir aire que secaba su cuerpo de manera automática. No dijo nada más, salió de la ducha y caminó hacia un pequeño armario donde saco otra de esas batas, solo había eso, batas y un traje extraño y viejo, que no pensaba usar. Además, porque le quedaba muy grande.
— ¿México? —dijo frunciendo el ceño.
— Si, es posible que sea el primero en despertar.
— Dime sus condiciones neuronales.
— La droga GR los ayudo a mantenerse estables, al igual que alimentar su cuerpo cuando estos estaban en el filo de la muerte, pero, al mismo tiempo, la droga comenzó a causar algunos efectos secundarios por su abuso.
— ¿Qué efectos?
— Puede que se detone una amnesia al momento de despertar.
— ¿Hay posibilidad de que recuperen sus memorias?
— La amnesia será momentánea, sus memorias irán apareciendo. Puedes hacerlos recordar al hacerles notar sus marcas de origen, además, una vez que el country pise su tierra, sus mismas memorias florecerán.
— Hmm...
Soltó un suspiro al aire, mientras cubría con su mano su cicatriz. Cerró los ojos y tenía sonidos y borrosas imágenes en su memoria. Truenos, lluvia, gritos, viscosidad, y después... constelaciones, miles y miles de constelaciones que lo arrullaban en unos cálidos brazos, los brazos más cómodos y amorosos que ha sentido.
— Boris, mis sensores indican un cambio de clima en tu isla. ¿Estás alterado?
— No.
— Habrá una tormenta al norte de tu isla. Tus parámetros habituales son...
— Estoy alterado, ¿feliz? —dijo suspirando. —Sé que es imposible, pero, he tenido recuerdos que me hacen sentir cosas.
— ¿Qué recuerdos?
— Suena loco, pero siento que he convivido con humanos. En mi isla, sí, he convivido con ellos, los vi crecer, los vi alzarse, los vi amarme... es extraño, pero...
— Tu registro de nacimiento es en esta tierra Boris, mis sensores no indican que hayas salido de la colmena alguna vez. No conoces tu propia tierra en persona. Solo conoces lo que te he mostrado. —dijo esa voz robótica haciendo aparecer imágenes en las pantallas de una tribu, una próspera civilización. —Los Boslas, tus humanos, piel morena y ojos intensos son los que caracterizan a tu raza. Ojos azules o verdes son el principal color. Tus playas, tu clima cambiante, las montañas. Eres una isla enorme y próspera que ha permitido a tu gente desarrollarse. Su religión se basa en la astronomía. Donde según la historia, la serpiente llena de estrellas depositó la isla de los astros en la tierra, de allí nacieron los Boslas.
— ¿Me depositaron las estrellas aquí?
— No exactamente. Eres un conjunto de meteoritos combinado con tierra creciente. En la explosión, con tierra fundida, los pedazos de asteroides con la tierra de este lugar se fusionaron en la gran lluvia de estrellas, dándote vida. Así que, de una forma u otra, tus humanos tienen razón, caíste de las estrellas. Pero eres parte de aquí, como dirían tus humanos. "La Isla Borislav proviene de la mortalidad y los dioses fusionándose en uno."
— No lo entiendo...
— La riqueza y divinidad de tu tierra se debe a la gran cantidad de energía y polvo galáctico del espacio. En tu isla habitan nuevas especies y minerales, eres un producto de la tierra y el universo. Tu simple existencia representa el inicio de un nuevo milenio. Por lo cual, deduzco que eres diferente a los otros country, no estas hecho del mismo material que ellos, así que puede que tus comportamientos sean diferentes, puede ser que por ello estés más conectado a tus humanos.
— No es eso. —dijo el niño haciendo muecas. — ¡No es eso! –gritó acabando por tomar una manta abrazándose así mismo, enredándose en la cobija. —ONU, es como si lo sintiera como un recuerdo. Extraño dormir arropado en los brazos de esas criaturas, de reír con ellos, de verlos prosperar... desearía poder mezclarme y ser uno como ellos. Me fascina su existencia. Son criaturas tan frágiles, que las puedes romper con palabras. Las puedes romper con acciones, las puedes romper con verdades o mentiras. Las puedes romper con la muerte, aunque ni siquiera los toque a ellos. Quiero decir, lloran porque están conectados, como las constelaciones en el cielo, conectados desde su origen, destinados a sentir todo. Quisiera tener esa conexión, esos lazos que mencionó el dios de las alas cósmicas.
— Boris, los amigos imaginarios no existen en tu realidad.
— Lo sé, pero... es que no puedes ver dentro de mi cabeza... — dijo el niño cerrando los ojos.
"Vivir sin lazos establecidos, no lo considero una maldición... tú mismo lo dijiste, lo mejor de la vida es sentir la libertad absoluta de decidir por ti mismo. Entonces ese es mi regalo, y mi disculpa a la vez. Debí ayudarte cuando me lo pediste, debí zafarme de los brazos de la muerte y correr a ti... ahora vive de nuevo, Borislav"
— Aún siento esas palabras del dios de las alas cósmicas como un recuerdo. —dijo el niño acariciándose el rostro, para delinear la cicatriz que tenia de la ceja derecha cruzando por su ojo hasta la mejilla. —Hay muchas cosas que me gustaría preguntarle a... México una vez que despierte. Primero, ¿Por qué tengo esta cicatriz que no puedo curar en mi rostro? Segundo, ¿Qué pasó cuando nací? ¿Por qué estoy solo aquí? Y, por último, ¿Crees que recuerde que es mi padre?
— Puede que no. —respondió ONU. —Al menos no al inicio.
— Nací de él, ¿no se supone que los country tienen lazos? Debería reconocerme y sentirme al instante.
— Los lazos de Pangea no aplican contigo. No eres tierra nacida de ella, no tienes las mismas conexiones. Eres libre de los lazos, ya que eres el nuevo mundo ahora. Así que México no tiene una conexión hacia ti, como tampoco lo tiene Rusia.
— ... ¿Entonces no van a quererme? —dijo el niño cubriendo su rostro.
— No de la manera en la que quiere a sus estados, creaciones a partir de él directamente. Tú eres alguien que nació gracias a que absorbiste genética de él y de Rusia en el proceso, mezclado con más cosas. —comentó la máquina. —Pero, los country pueden sentir amor. Así que te amarán de diferente forma.
— ¿Lo prometes? —dijo el niño levantándose, dejándose la cobija amarrada como capa.
— Lo prometo. Es estadísticamente probable.
— Tengo una última pregunta antes de comenzar nuestro día. —dijo el niño. — ¿Puedes medir mi nivel de desarrollo contra el último mes?
— Ha incrementado considerablemente, un 50% más.
— Si es estable, ¿Por qué sigo de este tamaño?
— El tamaño de los country no solo se debe a tu extensión de territorio, también a tu importancia en el mundo y a cómo te perciben como país. No puedes crecer si la civilización apenas está alzándose, en otras palabras, estas atascado en tu crecimiento porque no hay nadie con el que te compares.
— Mierda... — fue lo último que dijo mientras se abría las puertas de esa habitación.
Lo que estaba delante de él no era nada lindo.
Pasillos fríos y con un blanco desgastado delante de él. Caminó de largo, viendo como poco a poco las raíces de los nuevos arboles por encima de la colmena comenzaban a perforar la estructura. Había pérdidas, pero lograba mantener casi todo limpio. Camino de largo hasta estar enfrente de una puerta que se llamaba "Pangea"
Al abrirla solo pudo ver todas esas cápsulas, las limpió, las mantuvo libres de polvo mientras al asomarse por una pequeña ventanilla veía a los diferentes country dormidos, con un respirador, sumergidos en un líquido que ONU le había dicho se llamaba "droga GR"
— Boris, no se supone que debes estar aquí. El cuarto de Pangea no es para jugar.
— ¿Cuál es su nombre? —dijo el niño, mirando en una cápsula.
— Es un país nórdico, su nombre es Suecia. —dijo la maquina mostrando en pantallas diferentes rasgos de la cultura sueca. —Además de su gran cultura y tradición, en el mundo antiguo, era uno de los países más ricos y prósperos, junto a sus hermanos. Además, en mi memoria, lo encuentro realmente alguien intrigante.
— Hm... — dijo el niño clavando su mirada en ese country. —Parece un fantasma de maquillaje azul con esas runas.
Sonrió, dejando la cápsula atrás para hacer lo mismo con todas. Mirándolos por la pequeña ventanilla, limpiándolas y dejando algunas flores o pétalos que adornara esas cápsulas. A veces hacia dibujos para ellos, y otras veces dibujaba constelaciones por fuera, pero ONU acababa por limpiarlas siempre. Aunque veía una preferencia por el nórdico, dado que recibía el doble de atención que los demás.
— ¿Y él?
— Él no es un país en sí, es un Reino Unido.
— ¿Qué es eso?
— Un conjunto de países que decidieron unirse para formar una sola fortaleza. Él ingresó a la cápsula siendo un reino aún, pero si te das cuenta, tengo diferentes lecturas de cada país que lo conforma. Tenemos a Irlanda del norte, Gales, Inglaterra y Escocia. Cada uno de ellos dormido. UK según mis estadísticas será uno de los últimos en despertar. Ya que no solo tiene que esperar a que una tierra prospere, tiene que esperar a que cada una de las tierras que lo conforma prospere.
— Interesante. —dijo el niño mirándolo. —Parece un pirata.
— ¿Pirata?
— Tiene cabello negro y despeinado, luce como el pirata de las historias que me lees para dormir. —sonrió el niño mirándolo.
El niño suspiró bajándose para después caminar a un par de cápsulas al fondo, donde dormía un enorme país y el salvador de todos. Allí, a su lado derecho, Rusia durmiendo y de su lado izquierdo México. Acabó por dejar la última flor en medio de ambas cápsulas y después limpiarlas.
— Listo, vamos contigo.
— Te he dicho que no tienes que visitarme, estoy dormido igual. Recuerda que mi conciencia fue conectada a la colmena, pero una vez que despierte, puede que tarde en recordarte. Mi cuerpo orgánico está dormido, hasta que los países firmen un tratado de paz de nuevo y pueda reanimar a todas las organizaciones conmigo.
— Te traje Dalias. —sonrió el niño. —Son bonitas.
Y así el niño salió de la habitación de Pangea. Para llegar al "Nido" donde se encontraba un enorme capullo de cristal hecho con las mismas alas de ONU. El niño sonrió dejando las flores con él, y acercarse a tocar ese cristal.
— ONU, ¿tú eres el amigo de todos?
— No. No lo soy, soy más su mediador.
— ¿Eres mi amigo?
— Puede ser, mi trabajo es cuidarte. Una vez que despierte vas a estar bajo mis reglas como todos, y no podremos ser tan cercanos como ahora.
— ¿Por qué no?
— Porque sería favoritismo, y no puedo tener un favorito.
— Eso lo veremos. —rio el niño acostándose en el suelo frente ese capullo. —Hoy habrá una enorme tormenta fuera. Es perfecta para contar una historia.
— ¿Qué historia quieres conocer hoy? Tengo el principito, la divina comedia, la odisea, veinte mil leguas de viaje submarino, viajando al...
— Yo quiero contarte una historia que no conoces. —dijo el niño sonriente. —Te voy a contar todo lo que está en mi mente constantemente y no sé porque está allí.
— ¿Qué clase de memorias?
— Recordé lo que él me contó, el dios de las alas cósmicas...
"Esto distraerá al halcón, lo confundirá y no podrá el águila saber quién eres tú... así te mantendré a salvo. Primero, tienes que saber cómo diablos llegaste aquí, así que déjame mostrarte tu nacimiento. Pero, una vez que lo haga, no volveremos a vernos de nuevo, no por ahora... Resiste, lo llevas en la sangre, somos difíciles de acabar. Cuando recuerdes mis palabras, será momento... mi niño, cuídate."
— ¿Alguna vez te han contado de cómo la Luna se enamoró del hombre? —dijo el niño mirando al techo desgastado. — Y destruyó todo a su paso...
— No conozco la historia.
—Descubrí que... no era porque la Luna, la verdadera Luna, se enamorara del humano. Es una metáfora, de como un dios se enamoró de la mortalidad, y en su deseo, destruyó la vida como debía ser... Así que condenó al mundo. Él siempre buscará a la mortalidad en cada universo, y la mortalidad caerá rendida a él... provocando siempre un caos presente.
— Ahora que lo recuerdo, el nombre de tu madre significa "En el ombligo de la Luna"
— Lo sé... — dijo el niño cerrando los ojos. —La Luna es México, y la mortalidad siempre ha sido Rusia. —sonrió. — Déjame contarte que es lo que pasó, antes de mi nacimiento...
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MESES ANTES DE LA LLUVIA DE ESTRELLAS.
"Fenrir, despierta."
Fue como salir del agua y dar una gran bocanada de aire.
Mis ojos se abrieron de golpe y la luz cegadora de las lámparas me cegaron y alertaron. Acabé por intentar levantarme sin pensarlo y solo tropecé, pero, unas manos no me dejaron caer al suelo. Solo sentí unas suaves manos recorrer mi cuerpo y ponerme de pie, para acabar dándome un empujón y que quedara sentado en la cama. Mi visión comenzó a llegar de nuevo a mis ojos, enfocando poco a poco, hasta que lo vi. Alumbrado por la luz, un hermoso rostro, nunca había visto algo tan hermoso de cerca. Piel morena, dulce, donde tenía esa sensación de querer pasar mis manos por ella. Pestañas largas y perfectas, ojos miel, parecían dorados o un amarillo único, como el oro mismo, no, mejor que eso. Un cabello rubio dulce y levemente rizado. Labios definidos y suavemente rojizos, que me provocaban querer morderlos.
¿Es un ángel? ¿Estoy viendo un ángel en persona?
"Cuando despiertes te encontrarás en los brazos de un ángel"
— Veo que está todo bien, tu cuerpo parece recuperado. Estás consiente ya, tus ojos lucen bien, y las heridas de tu cuerpo sanaron. —dijo anotando las cosas en una hoja mientras tomaba un estetoscopio poniéndolo en mi pecho. —Wok, tu ritmo cardiaco es muy rápido, creo que tienes aun toda la adrenalina subida por despertar.
— Uh... — solo acabé sonrojándome un poco, mirando a otro lado. — ¿Dónde estoy?
— ¡Oh! Que torpe, debí decirte primero todo eso. Noruega, lograste atravesar WILD, traernos a todos aquí. En donde estas justo ahora es la colmena, un lugar subterráneo construido para mantener a los humanos a salvo y a nosotros sanos. Nos proveen de nutrientes y poco a poco respiramos el aire de fuera para adaptarnos. Pero... también al ingresar aquí... — dijo, mientras solo podía mirar su rostro y sus rasgos dulces en él. ¿Quién eres? ¿Dónde te he visto? Eres...
— Colombia... — dije de golpe, a lo que él sonrió. —Eres Colombia, te recuerdo, bueno... había visto tu cabello antes, nunca te había visto de cerca ya que siempre...
— Siempre estás con tus hermanos los cuales nos impiden acercarnos. —dijo. — ¿No es así?
— Es complicado, sí. — dije mirando que estaba desnudo, platicando casualmente con él. — ¿Por qué estoy desnudo?
— Oh, iba a darte un baño, pero despertaste de golpe. —dijo acercándome una bata. Te iba a dejar listo, porque nos llamaron a todos a una reunión importante.
— ¿Eh?
— Entré a checar tus signos vitales y a darte un baño, pero, sonó una alarma y debemos ir al punto de reunión, iba a ir solo, pero ya que has despertado, debería llevarte conmigo.
"Debería matarte antes de que quieras asesinarlo, Fenrir..."
— Ugh... —Sujeté mi cabeza algo mareado, ¿Qué había sido ese recuerdo de golpe? — ... ¿Cuánto tiempo estuve aquí?
— Unos meses. Prácticamente comenzamos a construir la colmena alrededor de tu habitación. Nos turnamos en tu cuidado para asegurarnos de que tu cuerpo estuviera recuperándose. Mira. —dijo, sujetando un cuaderno —a cada uno nos ha tocado cuidarte, hoy era mi día.
— ... ¿México me ha cuidado?
— Oh, sí, lo hizo hace unas semanas.
— Ya...
— ¿Estas bien? —dijo, poniendo su mano en mi frente, checando si tenía temperatura, y probablemente la tenía si esta tan cerca de mí, con ese fino rostro prestándome atención. —Estas algo caliente.
— Si... eso creo. Ha pasado tiempo...
— ¿Uh?
— De que había estado despierto. —sonreí.
— Bueno, según las maquinas todo está bien así que, ven conmigo. Tenemos que ir a esa reunión, te reunirás con tus hermanos y veremos que es toda esta alerta. Solo ponte esto. —dijo, dándome algo de ropa —te espero afuera.
— Gracias.
— No querrás apantallar a todos con lo que escondes entre tus piernas...
Y allí estaba, mi sonrojo a mas no poder reflejando el rojo de mi bandera mientras una sonrisa burlona se formaba en su boca. Lo había hecho a propósito, molestarme para verme sonrojado y... estoy seguro que Dinamarca hubiera golpeado a alguien, o Suecia solo ignorarlos, Finlandia caminar desnudo e irse así, e Islandia probablemente se hubiera quedado quieto, pero yo... solo pude verlo salir, viendo esas caderas y trasero grande y redondo alejarse lentamente para después parar en la puerta.
— Si quieres mirar mi trasero debes pedir permiso, señor Noruega.
— Ah, no no, yo solo...
— Descuida, todos lo ven. —y un guiño en el ojo fue todo para hacerme sentir petrificado en el lugar.
Creo que es la primera vez que pierdo mis cabales, así, como si no hubiera tenido oportunidad de decir o hacer nada. Y, a decir verdad, sin tener a mis hermanos alrededor al fin puedo ver a quien tengo delante mío.
— For en Baker Krupp du har, Colombia...
Acabé por vestirme con lo que me había dado, pero solo pude sostener mi cabeza un poco, en lo que recordaba lo que había pasado. Hubo un momento en donde el me miró, cara a cara, siendo tan pequeño e insignificante delante de mí. Pero, aun así, en ese momento, sentía que podía perder si decidía atacarme.
— ¿Dónde había visto esa expresión antes? Maldición. —fue lo único que pude decir, saliendo de allí para encontrarme con Colombia y dejar que me guiará.
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"Sacrificio"
Creo que esa palabra es recurrente conmigo.
Mi cultura se basa en eso, un mexicano siempre tiene que sacrificar algo. Su vida, su corazón, su alma, con tal de alcanzar un bien mejor. Hay algunos que se sacrifican abandonando su hogar, y yendo a otro lugar. Otros que se sacrifican invirtiendo su vida en algo que pueda ayudar a la humanidad, por supuesto hay otros, que sacrifican su propia felicidad por otros. Pero ahora todo eso era diferente.
Eso era una elección de entre muchas opciones. Una que podías cambiar si se necesitaba, una que podías modificar si se quería. De un momento a otro estábamos celebrando que Noruega finalmente había despertado, pero, entonces después de las sonrisas y abrazos, vino de nuevo el objetivo de la reunión.
Y fue entonces que me di cuenta, que no tenía ninguna opción, y tendría que sacrificar mi corazón esa noche.
— Les agradezco a todos por estar aquí, y una vez más nos agrada ver a Noruega de pie. —dijo Perú en el estrado de esa habitación. —Logramos llegar al Oasis, y perdimos mucho en el camino. La mayoría de los falsos receptivos tuvieron un aborto espontáneo al entrar. Las cápsulas hicieron su trabajo y los mantuvieron con vida. Logrando así su pronta recuperación. Algunos falsos receptivos que no habían sido fecundado perdieron la capacidad de ser fértiles al exponerse a la radiación, aunque mínima, gracias a Noruega, consiguió destruir el compuesto químico que OMS había creado para hacerlos receptivos. Afortunadamente, igual las cápsulas ayudaron a mantenerlos estables. Ahora, tenemos al milagro del viejo mundo. —dijo, mirando hacia Ucrania. —El único falso receptivo que sigue en gestación. Al parecer ONU tenía razón, la sangre de Ucrania ya era radioactiva, entrar a un lugar con alta radiación no le afecto en lo más mínimo.
Y si, allí estaba, uno de los causantes de mi desgracia, con un vientre hinchado y en mejor condición física. A decir verdad, me enoja un poco. Tiene todo, resistencia a este mundo, un hijo en camino de la persona que ama y al chico de sus sueños de su lado.
Cuando Ucrania llegó al Oasis, pensé que había abortado como los demás, pero, cuando lo vimos despertar sin problema, y aún preñado, solo pude apretar mis puños. Y sentirme mal por desearle algún mal. Recuerdo que Rusia sujetó mi mano, y solo sonrió al ver a su hermano bien. Creo que debía aprender algo de él, y dejar ir lo que me ata al pasado.
— Los niveles de salud de Ucrania aumentaron, el estado compartido ha sobrevivido al cambio constante de climas. Creemos que, por su grado de salud, y el desarrollo de este, este nacerá posiblemente por Prípiat. Y no solo eso, se está alimentando de la radiación del desastre de Chernóbil. Creo que tendremos a uno de los estados más fuertes en contra de la radiación gracias a ello. Felicidades, Ucrania, le estas dando a este maldito mundo una señal de luz.
Y todos sonrieron, mientras Canadá besaba la mejilla de Ucrania y este se refugiaba en sus brazos. Acabe por refugiarme en los únicos brazos que quería estar, entre esos fuertes y cálidos brazos que tiene Rusia.
— No nos reuniste por esto, Perú. —dijo Francia mirándolo. —Todos conocemos que pasó, así que, ¿Por qué recordarlo?
— Porque quiero que lo tengan en mente con lo que sigue. —dijo, encendiendo el proyector mostrando un mapa del mundo, donde podíamos ver en tiempo real, diferentes puntos en rojo. —WILD logró extenderse como habíamos pronosticado, atacando las costas de África. En poco tiempo, alcanzara a lo que queda de Europa, Asia y Oceanía. Por si fuera poco, la creación de diferentes maremotos y huracanes crecientes como tormentas tropicales está en el alza. La radiación por si misma se está expandiendo, el nivel del mar subió y estamos rodeados... Y, por si no fuera suficiente... Argentina hizo una conexión a los satélites que hay en órbita. La creciente crisis de nuestro planeta ha alterado considerablemente el movimiento y el calentamiento global, provocando así anomalías con su rotación, es decir, que la tierra logró desplazarse trece centímetros de su área gravitacional. Con todo esto en mente, la protección que Júpiter nos daba al bloquear los asteroides que se dirigían a nuestra orbita, se ha ido. Habrá una lluvia de asteroides que impactará la tierra muy pronto.
Y el silencio abundo en la sala.
Probablemente porque ninguno sabía que decir, ya que todos sabían la respuesta, sea como sea, estábamos jodidos, si no era por nuestro evidente cambio climático, seria porque sinceramente los asteroides en esa lluvia de estrellas o como quieran llamarle, nos aniquilaría.
— ¿Cuánto tiempo nos queda? —preguntó Dinamarca.
— Tal vez unos días. Hemos calculado los peores escenarios, y, lo mejor es ponernos todos en estado de hibernación, en la colmena. Eso nos protegería de alguna forma. Al momento que nuestra tierra este siendo masacrada, la cápsula con la droga GR mantendría nuestro cuerpo viviendo, herido y moribundo pero vivo lo suficiente para recuperarnos. La colmena contiene a los humanos, además de otras especies, mantenerlos aquí asegura que nosotros mantengamos esta forma. Así que tenemos dos opciones. Echar todo a la suerte, y... no hacer nada, morir y dejar que nuestros restos resurjan por si solos, tal vez siendo de nuevo Pangea con todo ese movimiento de tierra, o... invernar y desear lo mejor para nosotros... Si me lo preguntan a mí, hemos perdido a grandes civilizaciones que solo viven en la memoria de los más antiguos, perdimos grandes conocimientos, gran parte de nosotros al dejarnos morir y renacer como alguien más, olvidando memorias que serían útiles hoy en día... No podemos arriesgarnos a más pérdidas, mi voto esta para invernar, y desearnos lo mejor. Si morimos, bueno, al menos lo habremos intentado, pero, si vivimos, si logramos sobrevivir, tendremos el conocimiento para no cometer nuestros errores de nuevo.
— Creo que hablo por todos cuando digo que ese es el plan. —comentó USA. —Es tiempo de cargar los generadores, alimentar a las especies protegidas, cargar las cápsulas y decirnos adiós.
— Hay un problema en la ecuación. —dijo Perú.
Y lo supe, lo supe en el momento que puso sus ojos en mí.
Es extraño, siempre he amado esos ojos de sol. Tan potentes y únicos, brillantes y grandes, mirándome como si quisieran derretirme. Perú es uno de los country con los ojos más maravillosos que hay. Tiene al sol encapsulado en su iris, resplandeciente, poderoso y único. Y, a decir verdad, siempre he amado cuando me mira, me da la oportunidad de apreciar esa belleza única, pero, en este momento, sabía lo que diría, y por ello, no quería que me miraran.
— Ucrania y México son países fecundados. Afortunadamente para Ucrania, el tiempo de gestación del pequeño, lo hace apto para realizar una cesárea y extraer el producto, ingresándolo en una cápsula y dejar que termine su desarrollo fuera, al final, es un estado compartido, no un país. Los estados se extraen del país, tocan tierra y acaban de desarrollarse. Realizaremos la operación en Ucrania hoy, dejaremos que su estado se desarrolle en una cápsula ahora... Pero... — y lo supe, lo supe cuando puso esos ojos como el sol, esos colores, amarillos rojos y naranja en su mirada justo encima de mí. —México es un país receptivo natural. No podemos inducir una cesárea, el producto ni siquiera se ha desarrollado por completo, y no hablamos de un estado, estamos hablando de un país. México no puede ir a hibernación, y no puede estar dentro de la colmena cuando esté listo para parir. El nacimiento de un país es caótico, es tierra nueva naciendo, provocará estragos a la tierra, terremotos, tsunamis, todo dependiendo del área geográfica en donde se encuentre.
— Perú... — dije, no quería que lo dijera, no frente a Rusia.
— México... no puedes invernar, tienes que quedar despierto durante todo el proceso. Esto quiere decir, que, no podrás ingresar en las cápsulas, y no podrás estar cerca de la colmena en el momento que nazca tu pequeño.
— No. —dijo USA de golpe. —Ni lo sueñes.
— USA, estamos hablando de probabilidades y podemos construir un fuerte en la superficie, lejos de la colmena. Construir un túnel que lo lleve de golpe a ese lugar y pueda parir en tierra. Y...
— ¡NO! —Gritó. — ¡Ni lo pienses Perú! No voy a ...
— ¡¿No qué?! Ni siquiera me dejas terminar. ¡No creas que eres el único sufriendo, idiota! Es mi hermano el que se quedará en este infierno. ¿Crees que no me duele? A diferencia de solo decir "no", he planeado mil veces en cómo puedo ayudarlo, mientras tú te niegas a todo lo que trato de decir. ¡Al menos cierra la boca y déjame hablar! ¡Entiendo que es tu alma gemela, pero por dios déjame explicar lo que he estado trabajando para mantenerlo a salvo!
Y el silencio en la habitación se mantuvo.
Hubo miradas, lo sé, de él hacia mí, pero se veía tan seguro con lo que decía, que a decir verdad creí cada una de esas palabras como si fueran mi biblia. Que extraño, tener mi vida en las manos de Perú, en lo que se le ocurra.
— Dilo, Perú. —comentó Rusia. — ¿Qué has estado planeando?
— México quedará despierto, cuando comiencen los síntomas solo tendrá que tomar este túnel en el que he puesto a Chile y a Colombia a trabajar. Lo aleja de la colmena y lo lleva a la superficie. A una fortaleza dentro. Encontrará allí los materiales suficientes para ayudarle en el parto. Y así, una vez con su hijo en manos podrá regresar y activar su cápsula y la de su pequeño, hasta que las condiciones sean aptas para despertar. Las cápsulas estarán programadas para alimentarnos un cierto tiempo, México al mantenerse despierto podrá darles el mantenimiento y una vez que duerma, las cápsulas modificadas comenzarán el periodo que le llamo incubación. —Suspiró. —Con ayuda de USA, hemos creado diferentes esquemas de lo que podría pasar una vez que los asteroides cayeran a tierra. Por supuesto USA creyó que solo era una teoría, pero le escondí la verdad porque necesitaba su conocimiento sereno. Esta es nuestra vida ahora, y no podemos hacer nada para detener lo que se viene.
— Hay un problema. —dijo Grecia. —Al momento de parir, México no podrá hacerlo solo. Incluso con las herramientas, él necesita apoyo para concebir al país. Vamos, incluso los más antiguos no me dejarán mentir. Parir un estado es difícil y doloroso, y eso que no provoca tantos estragos como lo haría parir un país. No estamos hablando de un parto que provoca un temblor y después todo estará bien. Estamos hablando que un pedazo enorme de tierra para ser considerado país va a surgir en nuestro ecosistema. No solo será un desastre natural su nacimiento. Sera un maldito apocalipsis en el mundo cuando México este en labor... sea como sea que lo vean, no puede hacerlo solo.
Y un silencio de nuevo inundó el lugar. Todos se miraban uno a los otros y yo solo esperaba que nadie dijera nada, y hacerme cargo de este niño yo solo, pero eso solo era fantasía, por supuesto no me dejarían hacerlo solo.
— Lo se... es por eso que me ofrezco como voluntario para quedarme despierto. —dijo Perú. — Me quedaré junto a México hasta que el nuevo país nazca. Creo que soy el más apto que todos y...
— No. —dijo Rusia. —Tú no te quedarás con México. Perderte sería perder gran parte de una cultura poderosa, y de prosperidad para el mundo.
Y sonreí, lo sabía, sabía que la razón por la que estuvo callado todo este tiempo era por este momento. A decir verdad, siempre me ha gustado esa mirada intensa que tiene, esos ojos violetas resplandecientes, ese cabello largo y rebelde.
— Rusia, no es tiempo de actuar por amor, esto...
— No actuó por amor. —respondió. —Yo puse a México en ese estado. Y si hablamos de pérdidas, no podemos arriesgarnos a perder dos de las grandes culturas del nuevo mundo. Es decir, tú y México podrían ser gemelos, comparten un gran linaje de sangre, conocimientos y cultura que no podemos darnos el lujo de perder. Tal vez seas el más apto, pero eres demasiado valioso para perecer. Así que, si hablamos de justicia, si alguien del nuevo mundo va a quedarse despierto, es justo que alguien del viejo mundo también lo haga. Así que me quedaré despierto, con él.
— Morirás... — dijo USA. —Tú no eres invencible Rusia, no eres México, exponerte a la radiación en la superficie te aniquilará, no soportarás los desastres naturales que WILD causará en tus tierras si no estás conectado a las cápsulas, estas firmando tu sentencia de muerte.
— Lo se... — y sonrió. —Lo sé, pero es algo que se tiene que hacer. Ya he muerto y he perdido, una vez más no importa, además, no suelo morir en batalla. Como zombi o como soldado, siempre sigo luchando al final. No importa que este muriendo, he leído todos los documentos que OMS dejó sobre el parto de un país. Ayudaré a México a traer a mi hijo a este mundo y sobrevivirán.
Y con esas últimas palabras, mi corazón se hizo trizas. Solo pude tomar su mano mientras sentía esos dulces brazos rodeándome. Es injusto, acabo de recuperar esta calidez que me da, esa sonrisa, esos ojos, acabo de recuperar mi todo, y así, en un chasquido, lo voy a perder de nuevo.
— No puedes... — dije, mirándolo. —No puedes estar conmigo en esos momentos.
— Claro que puedo. —respondió. —Mira, tengo una idea. —y sus ojos fueron directos a Perú. —Qué si construyó el lugar donde va a nacer mi hijo en estilo bunker. No solo una salida a la superficie con un maletín de emergencia, sino, un bunker completo lejos de aquí donde pueda parir. Y mantenerme a salvo al mismo tiempo.
— Puede ser probable que sobrevivan. —comentó Perú. —Pero, aun así, no hay nada garantizado, no sabemos cuánto desastre cause el parto.
— En ese caso lo mejor es ponernos a trabajar ya. —respondió Rusia. —Lleven a Ucrania a una sala y practiquen la cesárea. USA, necesito tu ayuda, China, de igual forma, te necesito. Vamos a construir un bunker que no se pueda destruir ni con bombas.
Y no dijo nada más.
A las pocas horas, vi a Ucrania entrar en el quirófano, y vi a Rusia con USA y China usando el túnel del que hablaba Perú, transportando materiales. Yo me quede con Colombia y Chile, me cuidaban de cerca mientras descansaba en mi habitación, donde solo podía acariciar mi vientre hinchado. Parecía un vientre de una humana hembra de 7 meses. Chile se divertía dibujando en mi piel, mientras Colombia trenzaba mi cabello.
— ¿Has pensado un nombre para tu wawa? —dijo Chile, cambiando los colores de su pintura. — ¿Cómo lo llamarás?
— Cierto, ¿has hablado con Rusia de eso? —dijo Colombia, cepillando otra sección de mi cabello.
— No lo hemos hablado mucho, pero... Me gustaría que fuera un nombre ruso. —dije poniendo una sonrisa en mi rostro. —Algo lindo, que me de ternura al pronunciarlo. Había pensado en Misha, pero, no es suficientemente bueno, quiero un nombre que no sea repetido.
— ¿Y cuál es ese? —sonrió Chile.
— Me gusta Boris... Borislav. —reí. —Tengo un sueño recurrente donde despierto en una linda mañana en mi casa, y Rusia está descansando durmiendo a mi lado, donde de pronto escuchamos un pequeño lloriqueo. Rusia se levanta de golpe, como si le dijeran que su comida favorita esta lista, y camina a una pequeña cuna donde allí está. "Boris, tranquilo estamos aquí", dice Rusia mientras lo mece en sus manos. Y...
— ¿Y? —dijo Colombia.
— Y solo soy muy feliz en ese momento. —respondí. —Porque lo tengo todo, una buena vida, una buena tierra, al amor de mi vida y justo en sus brazos, el fruto de mi todo. Es una lástima que eso no se hará realidad. Sé que ninguno de ustedes es idiota, y lo sabe. Rusia no resistirá fuera de la cápsula cuando todo comience. El bunker es solo una excusa para calmar a USA, él morirá apenas nazca Boris.
Y entre los brazos de mis hermanos, quienes se unían en darme apoyo, solo quería desear, por un segundo, que el "sacrificio" no formara parte de mí.
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"Sabes ONU, no entiendo las acciones de muchas cosas, a veces los country se mueven por simple naturaleza, pero otras parece que tienen sentimientos y pueden entender el dolor de la pérdida... De cualquier manera, supongo que al final estaban tan condenados que ya no importaba que se hiciera."
Porque llegó el día, en el que todos se despedirían. Todos usando ropa normal, nada muy elegante, nada muy informal. Es gracioso, se habían reunido millones de veces antes, pero parecía que esa reunión realmente era la más importante. Aquella donde le pones atención hasta la más pequeña respiración. Todos se hablaban con todos, sin perderse nada, escuchando de una esquina a otra, riendo y conociéndose, como si desesperadamente quisieras que esas palabras que salían de la boca de alguien más, se fueran contigo acompañándote a tu destino final.
Se sirvió un gran banquete, el último. No importaba el dolor de estómago, no importaba la saciedad, solo era disfrutar el momento, los últimos sabores que sentirían en muchos años, así que cada uno se tomaba el momento de saborearlos, compartiendo con todos sus pensamientos. O al menos eso es lo que la mayoría hacía, México no estaba disfrutando tanto su comida, solo miraba a Rusia. En como su cabello recogido hacia que pequeños mechones de cabello resbalaran en su rostro. También, en como los ojos del ruso brillaban mucho cuando comía algo que le gustará, en como bromeaba junto a USA de alguna situación, en como su sonrisa era tan perfecta.
Creo que estaba memorizando cada gesto, como si no quisiera perderse nada. Cada sonrisa, cada risa, cada respiro, la forma en la que acaricia su cabello, como suele ser tan encantador con los demás.
— Trajimos con nosotros algunos instrumentos, Rusia. —dijo Francia, sacando al mexicano de sus sueños. —Podrás divertirte cuando no estemos. Es más, el piano está allí, esta algo roto, pero logramos arreglar la pata.
— Lo haré, probablemente haga como los viejos tiempos y simplemente toque el violín cuando me sienta mal. — sonrió.
— Tú y Prusia con ese violín, siempre nos hacían preocuparnos de muerte cuando los veíamos, pensamos que se suicidarían apenas dejaran de tocarlo.
— Oh vamos, no seas tan dramático. —rio Rusia. —Solo nos relaja, por eso lo tocamos.
Y Francia acabó por poner una mano encima de la de Rusia. No dijo nada, solo se quedó así, sosteniéndola un poco.
— Cuando nos conocimos, lo primero que me dijiste es que fuéramos a la pista de baile, porque querías ver si mis ojos rosados brillaban. Recuerdo a Sacro Imperio, algo celoso en el fondo mientras sujetabas mi cintura y danzábamos como si no tuviéramos que preocuparnos de nada. Recuerdo que dijiste que viviríamos mucho, y que nadie podría arrebatarnos nada de toda esa magia que se vivían en esos bailes, con ropa ostentosa, joyas, licor y banquetes. Dijiste que deberíamos ser más libres, y que escuchara las campanas de Jerusalén tocar cada mañana dándome la bienvenida a otro día. —comentó a lo que Rusia sonrió. —Creo que ahora...
— Ahora cuando abras tus ojos de nuevo, tal vez no sean campanas lo que escuches, pero si un resplandeciente nuevo mundo donde podremos disfrutarlo de vuelta. —respondió Rusia dedicándole una sonrisa. —No tengas miedo, estaré bien y tú estarás bien, este mundo no puede vivir sin ti, eres el único que soporta a UK.
Y después de eso, fueron risas, muchas muchas risas.
Era extraño el sentimiento de los sobrevivientes. El mundo estaba muriendo, estaba llegando el juicio final, pero al final, estaban allí, todos juntos en una mesa, sin importar nada, compartiendo como hermanos, como lo que fueron alguna vez, uno solo. No lo sé, pero supongo que en el caos que estaban viviendo, al fin se dieron cuenta, que lo único que necesitaban en sus vidas era estar el uno con el otro.
Al final, nadie quiere morir solo.
— Bien, supongo que estamos a un paso de morir. —dijo UK, levantándose de su asiento y a sorpresa de todos, acabo por retirarse su saco, de donde sacó un viejo reloj que guardó en un bolsillo de su pantalón. Acabó por desordenar su cabello, rebelando ese cabello negro y rebelde, le dijo adiós a su monóculo arrojándolo contra la pared, y se remango las mangas, dejando ver por primera vez esas runas celtas y tatuajes de bandas de rock que cubren su piel. —Ya no necesito nada de eso por el momento.
Y todos aplaudieron, ver a UK así, con esa seductora sonrisa, esa juventud que oculta, todo. Al final todos los países se veían de edades cerca de los 25—30 años. UK era uno de ellos, con esos poderosos ojos azules, ese cabello desordenado y negro, todo de él parecía salido de un deseo total de cualquiera. Por algo es un gran conquistador, y no solo por las colonias que tuvo, sino la facilidad de llevar a todos a la cama si quiere.
— Recuerdo que hace mucho tiempo, le dije a Francia que nunca en mi vida, volvería a hacer algo por ninguno de ustedes, seres de mal gusto y vulgar boca. —dijo, tomando un poco de vino.
— Que considerado. —respondió, Alemania. —Parece que has cambiado mucho.
— Cállate Prusia. —sonrió UK. —Yo sé que soy un amor de persona, y que por eso mantuve mi promesa hasta ahora, pero, ya que voy a morir con todos ustedes, supongo que les daré un regalo.
— ¿Qué piensa darnos un viejo como tú? —dijo USA. — ¿Dolores de rodilla?
— No idiota, voy a hacer algo que te gusta, y no me refiero a que te la metan hasta hacerte orgasmear, sino algo mejor.
Y en el sonrojo enorme de USA, creo que todos descubrimos algo que no queríamos saber, pero aun así Rusia sonrió, lo mismo que Francia y Alemania mientras veían a UK tomando un poco más de vino en su copa.
— ¿Qué harás? —preguntó Rusia.
— Voy a cantarles una última vez. —respondió el reino. —Adivina de donde proviene la gran música y el nacimiento del rock, además de muchísimas más cosas. Tal vez México tiene tatuado en su cuerpo las runas de imperios muertos e historia trascendente, pero en mí, esta tatuada la magia de un todo. —dijo, caminando a ese viejo piano — ... Tsk... hm... veamos.
Y ante la mirada de todos, se notaba esas manchas de sangre en la camisa del inglés. En uno de sus costados. El inglés limpio su nariz que comenzaba a escurrir sangre, y después puso sus dedos en las teclas, checando la entonación del piano, cuando el mexicano se levantó acercándose a él. No dijo nada mientras UK afinaba el sonido, solo se acercó a inyectarle droga GR modificada al inglés por el cuello.
— Estoy pensando la canción, denme un momento. —dijo, poniendo las manos en las teclas, manchando con su mano izquierda de sangre las bellas teclas blancas. —Y no pedí tu ayuda. —comentó el inglés mirando al mexicano.
— No tienes que pretender que todo está bien. —dijo el latino. —Podías decirme que estabas mal, sé que no solo eres uno sufriendo, eres un conjunto y...
— ¿Quién pretende? —dijo el reino mirando a los ojos al latino. —La única diferencia entre mis heridas y las tuyas, es que las mías son físicas, me conformo por países, que ahora misma están muriendo, en cambio tu... — dijo con una sonrisa, que derramaba unas cuantas gotas de sangre por los labios. —Tus heridas siguen sangrando por dentro, destrozándote cada vez más. Es más triste, sufriendo en soledad porque no puedes salvar a Rusia de su destino. Que lástima ser tú.
— Solo estaba esperando ver que estuvieras bien. Pero preocuparse por ti es una pérdida de tiempo, solo asegura no morirte antes de que tenga que parir a mi hijo.
— Je, que considerado... a nadie le importa tu estúpido bastardo... — respondió el reino sintiendo su cuerpo más vital de nuevo, la droga estaba haciendo efecto. —Tú estúpido mestizo que nacerá en un caos total, le tengo lástima, seguramente será un bueno para nada que vivirá en la sombra de todos.
— Solo toca la puta canción, pendejo. Antes de que te desangres y no podamos escucharla.
— Si si, ya que lo pides amablemente lo haré. —respondió el reino. — Bien, esta canción... — suspiró el inglés mirando las teclas. —Esta canción la escribí hace tiempo. Al ser un país que ha vivido demasiado, sinceramente no recuerdo porque se escribió, solo sé que es importante, y creo que la escribí en un momento muy feo de mi vida... por eso queda perfecto para esta ocasión. Espero la disfruten.
Y el sonido del piano junto la miseria colectiva los hizo disfrutar cada nota que el inglés tocaba sin descanso.
(Por si les interesa, esta es la canción que canta UK)
https://youtu.be/XfzwFx3DMPk
Me duelen los pies
Y tu espalda está muy cansada
Y hemos bebido un par de botellas, nena
Y dejamos de lado nuestro dolor...
Los periódicos dicen que es el día del juicio final
Se ha pulsado el botón
Nos vamos a bombardear los unos a los otros, chicos
Hasta que el viejo satanás se quede impresionado
Nadie dijo nada, solo todas las miradas estaban en ese hombre. Mientras cada palabra se sentía como una última oración a la tierra. El mexicano solo pudo rodearse de los brazos del ruso, mientras disfrutaban la bella voz del inglés, en ese lugar, rodeado de las personas que siempre han estado allí, sintiendo sus corazones romperse poco a poco, ya que cada palabra, daba a entender lo que pasaba.
Y aquí está, nuestra última noche vivos
Y mientras la tierra arde hasta los cimientos
Oh chica, eres tú con quien me acuesto,
A medida que la bomba atómica estalla
Oh, eres tú con quien veo la televisión
Mientras el mundo, mientras el mundo se derrumba.
Nadie sabe a quién le escribió esa canción, tal vez nunca nos enteremos. Pero había algo en la expresión de UK, en la manera en la que cantaba esa canción, en la manera en la que les cantaba a todos, que nos dejaba ver, por primera vez, un poco de él. Y al mismo tiempo, nos recordaba la triste realidad.
— Ven. —dijo Rusia en un susurro, haciendo que el mexicano se levantara, rodeándole la cintura casi inexistente ahora, danzando cerca de él mientras el latino solo podía disfrutar la dulce calidez de su pareja. —Estaremos bien, te lo prometo. —dijo haciéndolo lagrimear mientras solo podía aferrarse a su dulce ruso escuchando esa melodía.
Oh chica, eres tú con quien me acuesto,
A medida que la bomba atómica estalla
Si, eres tú con quien le doy la bienvenida a la muerte
Mientras el mundo, mientras el mundo se derrumba.
Y nadie dijo nada cuando terminó.
Fue Francia quien dio un fuerte aplauso, y todos acabaron por seguirle. Al final, acabaron por levantarse del asiento y formar un circulo, mirándose por última vez.
— Perdimos a muchas de nosotros, que viven en nuestra memoria ahora. Somos lo último que queda, es por eso que tenemos que luchar si queremos que sus memorias sigan con vida. Les deseo una buena noche, y que mañana sea la esperanza que necesitamos... — fue lo que dijo el mexicano, mientras se unían todos en un dulce silencio.
Un silencio que marcaba el fin de un ciclo.
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Fue un día frio, eso es seguro.
Todos se encontraban en batas de hospital, a excepción de México y Rusia. Habían nombrado la habitación reforzada para las cápsulas con el nombre de Pangea. Muchos se acercaron a mirar alrededor, otros apartaron su cápsula, pidiendo que alguien cercano, un amigo o una pareja durmiera a lado.
La parte más difícil para ellos no era simplemente el decirse adiós, sino, saber que palabras pronunciar. Nadie dentro de esa cápsula sabría si despertaría una vez adentro, así que cuando la curiosidad acabó, la última broma se dijo, y la última risa se escuchó, todos se miraron por un momento, en silencio, ese silencio cuando sabes que no hay marcha atrás en sea lo que sea que hagas. Así que solo se abrazaron.
El primero en entrar en la capsula fue Ucrania, quien sonrojado retiró su bata para acabar desnudo, donde fue Canadá quien abrió su cápsula. Una enorme cápsula blanca que por dentro solo había cables y luces. El ucraniano tuvo miedo, pero poco a poco fue acostándose con cuidado en dicho lugar. Tal vez lagrimeó un poco, mientras Canadá le susurraba palabras dulces, en lo que Rusia y Perú lo comenzaban a conectar. Eran agujas que entraban a su cuerpo para asegurar su vitalidad, se sentían como un pellizco, o al menos eso dijo el ex soviético.
— México. —pronunció Ucrania a lo que el latino se acercó.
— ¿Sí?
— ... Lo lamento. —dijo mirándolo. —Cuando te conocí te odié, y después jure que te protegería de todo... después solo acabe guardándote rencor y disfruté mucho ganarte. Pero al final, no gané nada, solo perdí todo, mi persona, mi corazón, mi identidad. Si muero o no, no quería irme pensando que, no pude pronunciar esas palabras para ti.
— Te perdono. Pero, al mismo tiempo... — dijo el latino, mirando por un momento los ojos violetas del ruso. —Pero... también quiero disculparme, por todo lo que te hice. El odio injustificado que te di cuando eras solo un niño, los golpes que te proporcionaba cada vez que querías disculparte y hablar, y... la amenaza que te hice al querer hacer que perdieras a tu hijo. Siento que no hay nada que perdonar, Ucrania...
— Lo sé, solo olvidémoslo. —sonrió, una sonrisa dulce a lo que el mexicano lo hizo por igual.
El canadiense acabó por besar sus labios, y después una aguja algo gruesa, emergió por la nuca del ucraniano, atravesando y haciendo que este quedara inmóvil y durmiera. El canadiense acabó por besarle la frente mientras colocaba el respirador en el rostro del ex soviético, cerraba la cápsula y veía como poco a poco esta se llenaba de droga GR en su totalidad.
Donde solo en una pequeña ventanilla podía ver a su novio dormido, y esas suaves burbujas de aire salir del respirador.
— Estará bien Canadá, es momento. —fue lo que dijo Rusia. Mientras ambos ponían la cápsula del pequeño hijo de Ucrania a lado de él.
Fueron uno a uno, quitándose la bata y entrando en su cápsula asignada, donde al final, solo quedaba Perú y USA como últimos en esa enorme sala llena de cápsulas.
— Luche mucho para remediar mis errores. —dijo el americano al mexicano. —Los herí a ambos, a ti y a Rusia de maneras que ni siquiera puedo pronunciar. No quería tener la oportunidad de sobrevivir, una parte de mi quería solo dejarme morir y tratar con mi muerte remediar algo. Pero pensándolo mejor ahora, eso hubiera sido lo más cobarde para hacer. Necesitaba encarar el dolor interminable que era haberlos lastimado, encarar todo. Y limpiar mi mente para poder entrar en ese hipersueño.
— Lo hiciste muy bien. —sonrió el mexicano acercándose, y acariciando el rostro del americano. —Siempre haces lo mejor, USA.
— Si estás tú conmigo lo logro. —dijo el yanqui disfrutando las manos del latino en sus mejillas. —No quiero que te pase nada.
— Nada me va a pasar si sé que estas a salvo.
— México hablo enserio. —dijo de nuevo, mirándolo con esos ojos a lo que el latino acabó por besarlo. Un dulce y simple beso que el norteamericano respondió.
— No te dejaría solo, nunca, me necesitas.
— Te necesito. —respondió.
— Mi dulce luna... — dijo al americano. —Cuando despiertes, y me encuentres, sujeta fuerte mi mano para que yo ya no sienta miedo. Y en el nuevo mundo, yo sujetaré la tuya para que ambos tomemos el camino que estaba destinado.
— Metztli.
— Tayen.
— Nos veremos pronto. —dijeron al unísono, pegando sus frentes, quedándose así unos segundos hasta que el americano retiro su bata e ingreso en la cápsula.
El ruso se dedicó a comenzar a conectarlo, con cuidado y delicadeza, mientras Perú ayudaba para hacerlo bien y rápido.
— Perú. —dijo USA mirándolo.
— ¿Sí?
— ... Cuando despertemos, ¿podemos seguir la conversación que tuvimos en el cuarto de control?
— USA. —dijo el latino siguiendo las conexiones en el cuerpo del americano. —Cuando el caos derrumbe todo, cuando la locura tome posesión de esta tierra, será un apocalipsis. Pero, en algún punto de la vida, el ultimo gritó se escuchará, la última lagrima será derramada y un nuevo sol resplandecerá. Allí, en ese momento, búscame... — comentó acariciándole la mejilla. —no dejes de buscarme hasta que sujete tu mano de nuevo. Y solo allí, te prometo que seguiremos la conversación que tuvimos. —y acabo por sonreír besándole la frente.
El americano acabó por sonrojarse, dando una suave sonrisa al aire mientras comenzaba a temblar, con el miedo de un futuro incierto.
— Relájate. —dijo el ruso. —O la aguja no entrara en tu cabezota.
— Cállate. —rio el americano. — ... lo lamento. Rusia... yo no quería.
Y fue un beso. El ruso acabo por besar al americano dulcemente, disfrutando sentir la suavidad de sus labios de nuevo. No era nada apasionado, era un simple beso lleno de muchas cosas que solo se podrían resumir como amor.
— Te veo cuando despiertes. Para que juguemos sin parar en el nuevo castillo que voy a construir. Y nos divirtamos toda la vida.
— Te veo pronto.
Y solo esas palabras fueron las ultimas que el americano pronunció, mientras la aguja entraba y poco a poco esos ojos se cerraban. Una vez cerrada la cápsula, el peruano camino a la suya, mirándola un poco antes de retirarse la bata e ingresar, con ayuda del ruso, sintiendo como las piernas le temblaban lentamente.
— ¿Cómo estas, palomita? —dijo el mexicano ayudando al ruso a hacer las conexiones.
— Con miedo.
— ¿Por qué?
— Porque no quiero dejarte solo, y no tengo idea si esto funcionara.
— Que pendejo estas. —rio el mexicano. —Pensé que para el día de hoy te darías cuenta que, si es un plan tuyo, siempre funcionará. Así que quiero que duermas tranquilo, y me abraces cuando despiertes. Así fuerte, como cuando empezó todo, y estaba destrozado en el pasillo después de que nadie confiaba en mi con la droga GR. Fuiste tú quien me sostuvo fuerte, diciendo que funcionaría, que lo lograría, y henos aquí, funcionó. Eres como una bendición, si tú le das el visto bueno funcionará.
— ¿Tú crees? —dijo el peruano comenzando a lagrimear. —Tengo mucho miedo.
— Lo creo, y estoy seguro. —respondió el mexicano sujetándole las manos. —Mi dulce hermano, te veré una vez que abras los ojos.
— ¿Lo prometes?
— Lo prometo. Tienes que conocer a mi bebé primero. —sonrió el latino acabando por darle dulces besos al suramericano.
— Confío en ti.
— Lo sé, además me debes el chisme de esa plática con USA. No sabía que eran cercanos. —sonrió el mexicano, acomodando el cabello pelirrojo del peruano.
— No lo somos. —respondió el suramericano. —pero queremos serlo. Me llevo muy bien con él.
— ¿Y?
— Me hizo una pregunta, que no podía responder.
— ¿Cuál fue?
— ... Si podía besarme.
— ¿Y no respondiste nada? Que culero eres. —rio el mexicano.
— Me gustaría conocerlo más antes de besarlo. —dijo el latino mirando a su hermano. —Sabia que, si lo besaba, era porque me atraía, no porque lo quisiera. Y estoy harto de besar a personas solo porque me atraen o los considero atractivos. Quería... quería besarlo una vez que mi corazón también lo quisiera desde lo más profundo de mi ser. Porque sé que una vez que lo haga, de esa forma, no lo dejaría ir. Como no te dejo ir a ti, ni a nadie de mis hermanos, porque los amo, no importa lo idiotas que son.
Y el mexicano sonrió, acariciándole el rostro dulcemente, depositando un beso dulce en su frente.
— ¿Listo?
— ... ¿Podrías sostener mi mano hasta que pase?
— Claro.
Y así fue, lentamente esa aguja fue penetrando la nuca del peruano hasta que sus ojos fueron cerrándose poco a poco, y la mano que sujetaba con fuerza al mexicano se fue haciendo más débil su agarre hasta caer. Con mucha delicadeza y cariño el latino colocó el respirador, y dejando salir sus lágrimas cerró la cápsula dejando que se llenara del líquido y que Perú estuviera seguro.
— Son todos... — dijo el mexicano mirando a su alrededor.
— Aún no. —respondió el ruso sujetando su mano. —Hay tres capsulas vacías aún. Una para ti, una para mí, y una para nuestro hijo. Pronto podremos estar en ellas, y todo estará completo en el salón de Pangea. Además, hay algo más... un último regalo de Perú.
— ¿Uh?
— Me dijo que te la diera cuando acabáramos esto. —respondió el ruso dándole una pequeña carta al mexicano.
"Sé que probablemente ya este dormido cuando esto llegue a tu mano. Así que no podrás reclamarme. Como probablemente Rusia y tú duerman en algún punto, se me vino a la mente una pregunta. "¿quién se asegurará que las cápsulas sigan funcionando?" y con eso en mente, decidí hacer una pequeña cirugía en el caparazón de ONU. Conecté su conciencia a la colmena, y esta se activará apenas tú y Rusia activen sus cápsulas. Nos cuidará para asegurarse de que tu pequeño este a salvo, y de que la colmena siga su curso. También de diferentes instrucciones como es la repoblación una vez que todo se normalice. Espero no te moleste."
Perú.
— Siempre pensando en todo, por eso lo amo. —dijo el mexicano guardando la carta.
Sin pensar, que esa sería una de las últimas veces que sonreiría honestamente a su destino.
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"Sabes ONU, hay algo que la muerte tiene, que te hace sentir que está cerca, que te hace culminar a tus demonios internos y te llena de paz antes de que sientas como te despoja de todo..."
Signos vitales: alterados.
Respiración: Agitada.
Daño corporal: Notable.
— ¿Hay alguna manera de arreglarlo? —dijo el mexicano mientras veía en las pantallas los últimos resultados del ruso en su prueba física.
— México, Rusia se encuentra en una etapa terminal. Sus tierras están siendo destruidas por Wild, y su deshielo está causando estragos en su vitalidad. —respondió la maquina mientras mostraba más resultados. —Recomiendo ingresar a Rusia a su cápsula lo antes posible.
— No puede hacerlo aún, no he dado a luz. No entrará en la cápsula.
— Puedes seguir el tratamiento con inyecciones de droga GR, pero solo alargarás su agonía. Su cuerpo se está pudriendo y necesita una constante implementación de droga en su sistema para evitar que colapse.
— ONU.... Por favor.
— La data no miente, no puedes salvarlo.
— ONU.
— Mis resultados son consistentes, morirá antes de lo que menos te imagines.
— ... Cállate. —dijo el mexicano apagando la inteligencia artificial de nuevo.
Se supondría que solo la usaría una vez que entrara a la cápsula como había dictaminado Perú. Pero decidió activarla en secreto cuando el ruso vomitó sangre por primera vez. Después para ayudarle a mantenerlo estable cuando el corazón del ruso dejo de funcionar por unos segundos. Otra cuando sus piernas no lo dejaban caminar. Estaba acorralado, y ya no había más que hacer. Solo podía mirar las pantallas para ver la superficie, donde parecía un infierno en la tierra. La lluvia de meteoritos había comenzado, y solo podía ver ese paisaje que antes era de lluvia, ser un infierno total. Suspirando vio como poco a poco las cámaras se fueron llenando de ceniza, cuando vio una figura.
No, no solo una figura.
Vio al ruso, en la superficie.
— ¡NO! —gritó corriendo lo más rápido que podía, llegando a los elevadores donde se fue desnudando y colocando el traje especial para la superficie. No importaba si le quedaba algo grande, lo importante era no presionar su vientre. — ¡RUSIA! —gritó en el comunicador mientras subía poco a poco a la superficie, pero no había respuesta.
Fue cuando al fin sintió el calor al llegar arriba que salió rápido mirando y tosiendo a su alrededor, comenzando a buscarlo. El bello oasis que había en sus tierras había comenzado a arder, era un paisaje de apocalipsis donde el fuego, el humo, la ceniza manchaban todo lugar, donde por primera vez vio la ceniza opacar el dulce mar.
Con dificultad siguió el camino, buscando la posición en la que había visto al ruso en cámaras hasta que lo encontró. O más bien, fue la música que lo guío hacia él, mientras veía al ruso pálido y desgastado, tocando ese dulce violín. El ruso usaba su traje especial para salir a la superficie, pero no la máscara, parecía que no le afectaba, por supuesto, solo parecía, porque muy dentro de Rusia estaba muriendo por ello. Si no fuera gracias a la inyección de droga GR que se dio antes de salir, posiblemente hubiera muerto.
— ¡Rusia! —gritó México una vez, acercándose mientras veía al mundo sumirse en penumbra. — ¡Tienes que entrar en la colmena, ahora! ¡Basta! ¡Regresa ahora!
Y el ruso siguió tocando el violín sin decir nada, dejando que Lacrimosa de Mozart se luciera en el fin del mundo. A lo que el mexicano entendió que no importaba lo que dijera, el ruso no pararía hasta terminar la pieza. Lo sabía, era obstinado, siempre lo había sido, como no salir del taller hasta que acabara de crear una hermosa figura de madera, o no salir del área de música hasta que esa sinfonía estuviera escrita, o no dejar el estudio, hasta que el movimiento de ballet estuviera perfecto. Siempre había sido así.
Por lo tanto, el mexicano miró su destino, lleno de fuego, lava, meteoritos y perdición, mientras esa dulce y melancólica canción era tocada por el ruso. Mientras veía su pelo danzar con el viento de muerte, mientras veía esas dulces notas brillar en un apocalipsis inminente. Y donde aquellos ojos violetas se llenaban de tanta tristeza que habían dejado de brillar.
Era el fin, y lo estaban presenciando ambos, solos y perdidos en un pasado innombrable, un presente destruido y un futuro incierto.
— Ahora entiendo a Prusia. —dijo el ruso mirando ese espectáculo de destrucción, sin dejar de tocar. —Ahora entiendo porque tocó el violín esa vez, y porque hizo todo lo que hizo.
— ¿De qué hablas? —preguntó el mexicano, mirándolo, tratando de mantener el equilibrio con los temblores en la tierra. —Rusia, no es buen momento para perder la cabeza.
— México... ojalá nos hubiéramos amado en otra época. —dijo el ruso, siguiendo hasta tocar el último acorde.
— Rusia, por favor, para...
— Nos reencontramos en un momento muy raro de nuestra vida. —culminó con lágrimas, dejándolas ver. —Este mundo está condenado, como mi existencia. Cuando murió Prusia, él me dijo esas palabras y nunca entendí a que se refería. Me aferré a solo pensar que estaríamos bien, y cuando menos lo esperé, murió en mis brazos. No pensé sentir tanto dolor como el que sentí esa vez. Hasta que te conocí.
— Rusia...
— Considero la más bendita de las bendiciones haberte conocido. Y me considero el favorito de dios al haber tenido la oportunidad de sentir tu amor y amarte. —sonrió el ruso. —Me encantaría saber que despertaré y todo se arreglará, pero no es así. Cuando nazca nuestro hijo moriré, o puede que antes...
— ... Podemos lograrlo. —dijo el mexicano a lo que el ruso sonrió acercándose a él, rodeándolo con sus brazos. —Podemos...
— ¿Has pensado en un nombre? —dijo el ruso, cargando con las pocas fuerzas que le quedaban al mexicano de regreso a la colmena.
— Suéltame, no puedes...
— Me puse a pensar en muchos nombres náhuatl. Pero no sé si te gusten.
Y el mexicano se aferró a él, comenzando a sollozar mientras el ruso lo tranquilizaba llenándolo de suaves caricias y dulces besos, bajando por aquel elevador escuchando los estruendos del mundo exterior. Solo acariciando al dulce mexicano, manteniéndolo tranquilo y dejando que se desahogara libremente de lo que estaba pasando.
— Ya se cómo se va a llamar. —dijo el latino sujetando el rostro del ruso. —Se va a llamar Boris, Borislav, y no puedes decir que no, se tiene que llamar así.
Y el ruso solo sonrió, bajando de sus brazos al mexicano, sosteniéndole el rostro para asentir.
— Me encanta.
Después de eso, ambos acabaron por desnudarse caminando a las duchas de emergencia, mientras el mexicano limpiaba el cuerpo del ruso y este recibía dosis más fuerte de droga GR para mantenerlo consiente. El ruso por su lado, se tomó el tiempo de limpiar y acariciar el cuerpo del latino, recordando y grabándose cada curva, cada cicatriz, cada runa, cada centímetro de ese bello cuerpo entre sus brazos.
No quería irse sin memorias a la tumba, quería todas y cada una de ellas.
— Cuando mencionaste a Prusia, ¿a qué te referías? —preguntó el latino.
— Cuando murió, o cerca de su muerte, se puso a tocar violín. Pensé que solo estaba deprimido, muchos de nosotros estábamos así en esa época, pero, ese día, fue tan distinto, él solo decidió tocar suavemente el violín como una forma de darle la bienvenida a la muerte.
— ¿Tú igual?
— No. —rio el ruso vistiendo con delicadeza al mexicano, besándole el cuerpo con ternura. —La razón por la que salí, era porque quería ver el mundo que conocía por última vez. Y toqué, porque... porque te quería cerca.
— ¿Cerca?
— La razón por la que te hablé por primera vez fue la música, así que era música lo último que quería darte. ¿Te gustó?
— Si. —respondió el mexicano. —Siempre me ha gustado como tocas.
Y con esas palabras ambos fueron a la cama. Su cama, la única habitación con color en ese lugar, hecha para México donde viviría y criaría feliz a su hijo.
— México, hay algo que quiero pedirte. —dijo el ruso en su cama, mirándose cara a cara. — ¿Podrías cantar para mí?
— ¿Qué quieres que cante?
— Lo que sea.
— ... creo que ya sé que puedo cantar, y es solo para ti.
Y el mexicano sonrió, acariciándole el rostro con tanto amor que simplemente quería que sus manos se fundieran con el ruso, y así nunca despegarse de él. Se abrazaron, así como cuando extrañas a alguien, y México comenzó a cantar. Solo para él, mientras el ruso era feliz en sus brazos escuchando a lo lejos los golpes contra la tierra de los meteoritos golpeando.
— 🎶... Si nos dejan, nos vamos a querer toda la vida... Si nos dejan, nos vamos a vivir a un mundo nuevo... — sonrió el mexicano a lo que el ruso lo hizo aún más. — Yo creo podemos ver el nuevo amanecer, de un nuevo día... Yo pienso que tú y yo, podemos ser felices, todavía...🎶
Y así siguió el mexicano, entonando la canción hasta terminar, donde el ruso cansado y adolorido, se acercó a besarle, dándose simples besos y caricias hasta que esos besos pararon, ya que el ruso había caído dormido por agotamiento. Mientras el mexicano inyectaba en él otra dosis de droga GR, mirándolo dormir.
Y ese es el punto donde uno se quiebra, supongo.
Ver al amor de tu vida muriendo a tu lado, el mundo yéndose a la mierda y tú solo, sin nada que pueda ayudarte. El mexicano tenía muchas opciones, seguir con las dosis de droga GR, mantener a Rusia estable lo suficiente para dar a luz a su hijo y después descansar. Claro que había millones de opciones, pero ninguna de esas le garantizaba que él sobreviviría. Entonces hizo lo que tenía que hacer.
Se quedó tal vez mirando el rostro del ruso unos minutos, acercándose a besarlo dulcemente en los labios, y después solo aspirar su aroma mientras dejaba caer un par de lágrimas en la almohada.
Acabó por levantarse con cuidado, tomando lo que tenía cerca que era una lámpara pequeña, y con un fino golpe, acabó noqueando con ella al ruso dejándolo inconsciente. Respirando agitado por lo que acababa de hacer, fue arrastrando el cuerpo del euroasiático poco a poco por los pasillos hasta llegar a "Pangea"
Lo arrastró por esa enorme habitación y acabó por desnudarlo, rompiéndole la ropa y comenzar a meterlo como podía en la cápsula. Había lastimado la muñeca del ruso, pero eso era algo que se podría arreglar después. Con mucho esfuerzo logró meterlo y comenzar a conectarlo, dejando que las agujas hicieran su trabajo y los cables comenzaran a medirle los signos vitales.
— Lo siento mi amor, no puedo perderte. —dijo el mexicano entre lágrimas. —Es egoísta, lo sé, lo lamento, es muy egoísta, pero no quiero perderte, no puedo, no podría vivir. —comentó sosteniéndole el rostro. —Si puedo salvar a Boris, lo haré porque sé que te tendrá a ti, incluso cuando yo no este. Te amo...
Y esa enorme aguja acabó atravesando la nuca del euroasiático, comenzando el hipersueño. El mexicano beso al ruso por encima del respirador y cerró la cápsula, dejando que esta se llenara de droga GR y poco a poco el ruso fuera sobreviviendo.
Tal vez se quedó días allí, sin comer o beber nada, a lado de esa cápsula mientras lo único que hacía era dormir sintiendo el frio de esa habitación. Hasta que acarició su vientre, y decidió levantarse con el dolor de su alma, cerrando Pangea por detrás de él.
"Después de eso ONU, no sé qué haya sucedido... Creo que nunca lo sabré. No tengo más recuerdos sobre ello. Bueno, tengo algunos muy difusos, donde escucho destrucción y gritos, pero fuera de allí, no recuerdo nada más, las memorias en mi cabeza no dicen nada... no sé cómo nací, y no sé cómo mamá ingresó a su cápsula..."
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NACIMIENTO DE BORISLAV
Querido mundo;
La lluvia de estrellas paró 2 semanas después de que Rusia iniciara el hipersueño. Fuera de la colmena, es un mundo obscuro, lleno de cenizas y fuego aun ardiente, donde el sol no se puede ver, el humo lo cubre y es una obscuridad absoluta. No sé si hay especies en la superficie que sobrevivieron, lo que sí puedo decir, es que no hay ningún humano, todos murieron, a excepción de los que se encuentran en nuestra reserva.
Me había tomado un tiempo, lejos de todo, solo dándole mantenimiento a las cápsulas en mis tiempos libres, donde no lloro hasta dormir. Han pasado aproximadamente 2 meses desde que Rusia está dormido, y no sé cómo sobrevivir.
Así que decidí comenzar algo nuevo, una carta que me dejara aliviar mis penas, y al mismo tiempo, quería dejarle algo a Boris. Pero aún no sé qué decirle. No sé si me odiará.
Solo quiero que seas igual a él.
Quiero que seas libre y decidas todo por ti, y seas fuerte, muy fuerte. Tanto que incluso USA te tendrá miedo, donde puedas ser el rey de todo, y yo y tu papá te miremos con orgullo. Dios, sé que serás grande, muy grande. Y sé que incluso si no lo eres, te amaré con cada centímetro de mi existencia.
Mi dulce Boris... de...
El sonido de las alertas lo asustó, haciendo que soltara la pluma mientras las sirenas comenzaban a sonar. La habitación encendía y apagaba de rojo mientras el mexicano veía las pantallas.
"Alerta a todas las unidades, un terremoto de 10.5 se acerca a tierra. Manténganse a salvo"
El mexicano solo sintió sus piernas temblar mientras sentía un dolor en su vientre. Había llegado el momento, era hora de parir, y no tenía idea como lo iba a lograr, si su primera contracción era de 10.5 en la escala Richter.
— ¡MALDICIÓN! —gritó sosteniéndose el vientre y comenzando a correr directo al túnel que lo llevaría lejos de la colmena. Empezaba el inicio del terremoto así que se golpeaba con las paredes manteniendo el equilibrio, viendo como dañaba la estructura. — ¡AÚN NO, BORIS!
Gritó lagrimeando, sintiendo la sangre salir de su boca, y con un esfuerzo descomunal, dejo salir sus alas alzando vuelo y llegando al transbordador del túnel, azotando en él y comenzando el camino al bunker. Solo podía gritar y arañarse su piel del vientre mientras la tierra crujía sin más. Sufriendo un dolor que nunca en su vida había presenciado, sentía que se estaba pudriendo de adentro hacia fuera mientras solo podía vomitar sangre en el suelo golpeando las paredes tratando de sobrellevar el dolor.
— ¡PUTA MADRE! —gritó fuerte llegando al bunker, arrastrándose y haciendo caer los utensilios de medicina, mientras se retorcía en el suelo, viendo como la sangre comenzaba a resbalar de sus piernas. — ¡AAH!
Acabó por tomar un bisturí, mientras el terremoto estaba en su punto más alto, rompiendo ese bunker a la mitad con una enorme grieta. El mexicano sentía sus huesos hacerse polvo soltando gritos inhumanos al aire apenas siendo capaz de mantenerse consiente, dejando sus alas salir y agitarse, mientras sus garras y cola hacían su aparición, parecía un animal con rabia retorciéndose en la locura, manchando de sangre todo el lugar, hasta que por un milagro divino decidió poner manos en acción.
Apretó sus dientes tanto, que se cuartearon, tratando de concentrarse y dar una larga y fina abertura con el bisturí en su vientre abriéndolo, viendo como el chorro de sangre salía disparado y él enloquecido, arrancaba sus órganos hasta sujetar algo pequeño dentro de él, y jalarlo. Acabó rasguñándolo con sus largas uñas, pero logro sacarlo de él. Allí, tirado entre sus piernas, un pequeño bebé repleto de placenta, sangre y viscosidad comenzaba a llorar, mientras el mexicano, perdido en el dolor solo podía ver borroso lo que tenía delante de él.
— ...
Allí estaba, su hijo, entre sangre y pedazos de él, con un corte en su ojo derecho que le recorre desde la ceja a la mejilla. Lo que había hecho que el pequeño llorara alto, mientras una enorme tormenta había fuera y un tsunami amenazaba con destruir todo. Si Rusia estuviera allí, él tendría que curar a México, le ayudaría, lo dejaría morderlo para recuperar fuerzas. Si alguien estuviera allí, ayudaría a ambos, pero no. No había nadie.
— No llores... — dijo el mexicano cayendo rendido al lado del pequeño, donde con sus últimas fuerzas lo jaló cerca de él, sosteniéndolo en sus brazos, ambos acostados en ese charco de sangre que se hacía más grande. —Boris... hice lo que pude.
Y acabó por desmayarse.
Donde solo el lloriqueo de un niño se escuchaba en ese caos por fuera, que azotaba con violencia la tierra. Un lloriqueo que se hacía cada vez más y más fuerte, como las tormentas vientos y mares.
Hasta que, algo, cargaba y sostenía al niño entre sus brazos. Unos cálidos y amorosos que lo abrazaron y lo mantuvieron caliente y seco, comenzando a limpiarlo y deslizando su mano por su rostro, curando y cerrando esa cicatriz. Si, alguien con mucho amor lo sostenía, arrullándolo para calmarlo, encerrándolo en esas hermosas alas de colores que tenía, no dejando entrar el sonido del caos por fuera.
— 🎶 Mira el ocaso, el día está terminando...🎶 — cantaba en un dulce arrullo el sujeto.
Haciendo que aquellos ojos llenos de lágrimas se calmaran, y se abrieran, revelando ese dulce e intenso color violeta fluorescente en ellos. Y lo que el niño veía era un hermoso y terso rostro de piel canela, unos ojos de galaxias intensos y únicos, un rostro perfecto y sin igual. Allí, ambos envueltos en unas fabulosas y enormes alas de colores brillantes con runas en cada pluma, allí estaba su madre, México, sosteniéndolo con amor.
El hombre no dejó de cantarle, viendo como el pequeño lo miraba y sonreía, hasta entonar la última oración.
— 🎶...Y yo... todavía estoy aprendiendo a amarte...🎶 —culminó la canción, acabando por besarle la frente al pequeño, apareciendo una gruesa y caliente frazada a su alrededor, llena de constelaciones en ella. — ¿Estás mejor, Boris?
El pequeño no dejaba de mirar el rostro del México que lo sostenía, mientras México solo podía ver el cuerpo que estaba a sus pies. Un México desecho y moribundo desangrándose. Del que poco a poco, comenzaba a salir una sombra hasta convertirse en un cuervo, quien en un suspiro tomaba la forma de Mictlantecuhtli.
El hombre de piel pálida y cabello hasta el suelo, pisó la sangre donde miró el cuerpo en el suelo y al México frente a él, sosteniendo un bebé.
— Ometéolt, ya tienes lo que querías. ¿No es así? —dijo el señor del inframundo. —Tienes a tu hijo en tus brazos de nuevo. Pero...
— Pero no puede estar conmigo. —respondió México abrazando al pequeño. —Que envidia le tengo a este México, tiene a tan dulce niño a su lado, sé que no puedo quedarme en esta dimensión, pero tenía que sostenerlo, ver que tan dulce es, mi pequeño y perfecto Boris. Mi dulce Boris, siempre naciendo de un caos para darle una nueva vida a este mundo putrefacto e insuficiente.
— Ometéolt.
— Lleva a México a su cápsula. —respondió el mexicano comenzando a tomar su verdadera forma, esa piel negra y llena de galaxias, esas alas formadas con constelaciones. —No puede morir, tiene que cuidar a Boris. —sonrió. —Tenemos que cuidarlo. Así que llévalo y déjalo dormir. Qué cuando despierte, debe estar listo.
El dios del inframundo asintió, sujetando y cargando el cuerpo del mexicano, llevándolo de regreso a la colmena, mientras Ometéolt miraba con amor al pequeño en sus brazos. Acariciándole las mejillas y viéndolo sonreír mientras el niño parecía perdido en esas hermosas alas llenas de constelaciones.
—¿Te gustan? Son millones y millones de constelaciones que he creado, y son todas tuyas, Boris. —sonrió el dios mirándolo. —Tienes los ojos de tu padre, no podrías ser más hermoso, al fin, el fruto de la existencia misma y la mortalidad. —sonrió.
El pequeño solo acabó por acariciar el blanco cabello del dios de la creación, metiéndolo en su boca, haciéndolo reír.
— Borislav, eres el fruto del caos, del pecado de un dios, del deseo de un mortal, eres muchas cosas. Pero la más importante de todas, es que eres mi pequeño. Y serás tan grande, que muero de ganas de verte crecer en cada dimensión que toques. Tu destino lo he decretado, siendo el caos y la vida de un nuevo mundo. Quisiera que entendieras que tan fuerte y poderoso eres para los demás...
Dijo aquel dios, besando con ternura al pequeño, en sus mejillas, en su frente, manteniéndolo cerca, dejando que el niño se acurrucara en sus brazos.
— ¿Qué haces, Ometéolt? —dijo Quetzalcóatl mirando sobre su hombro. Allí estaban los ojos de esa serpiente mirando a ese bebé. —Tu capricho al fin tiene cuerpo, felicidades por ser un obstinado arruinando la existencia misma. —dijo la serpiente, deslizándose por el cuerpo del dios hasta tomar forma humana de nuevo, un perfecto albino delante de él.
— No digas eso.
— Te lo dije, no alteres ni te entrometas en las cosas. Y es lo primero que hiciste.
— Bueno, nunca escucho a nadie, menos a una serpiente susurrando los secretos del universo a todos. —rio, a lo que Quetzalcóatl enfureció.
— ¿Qué pasará con ese niño? Tu versión de este universo no puede ni moverse. Hazle un favor a este mundo moribundo y asesínalo.
— No.
— Lo haré yo mismo. —respondió la serpiente.
— Si llegas a acercarte a Boris con intenciones de asesinarlo, creo entonces que será tiempo de eliminarte por completo de este mundo. —sentenció la creación. —No lo lastimarás, Quetzalcóatl, lo cuidarás, él te admirará mucho, le darás tanto conocimiento que será un prodigio. Lo sé, lo he visto en el futuro. —sonrió Ometéolt. —enredarás tu cola con amor en el cuerpo de ese niño como haces conmigo para asegurarte que no le pase nada, mientras él responderá tu amor, colocándote en su bandera.
— ¿De qué hablas?
— Serás la serpiente de constelaciones que llevo a este mundo a un futuro precioso.
— ¿Qué planeas?
— ... él murió muy joven, y no me dejaste protegerlo, tú, ni Mictlantecuhtli. Pues, este mundo se iba a ir a la mierda así que no importaba como lo haría, por lo cual decidí salvarlo, trayéndolo de vuelta de nuevo. —dijo el dios. —Asumiré toda la responsabilidad, solo, déjalo disfrutar una vida, una dulce y única.
Quetzalcóatl miró con preocupación al dios para después solo acabar por suspirar, viendo al pequeño.
— Esta bien.
— Okey, entonces hagámoslo. Este niño no tiene los lazos de Pangea, así que alguien le debe enseñar a sentir amor, y no hay mejor persona, que un humano.
— ¿Humano?
— Aprenderá como lo hizo antes. Él solo vivía con sus humanos en su isla hasta que me encontró. —Sonrió el dios. — Tezcatlipoca, Xipe, Tláloc y Huitzilopochtli, los necesito.
Y dicho sus nombres, poco a poco comenzaron a aparecer los dioses alrededor de él.
— ¿A qué nos has llamado? —preguntó Tezcatlipoca.
— Tienen trabajo que hacer. —sonrió el dios. — Tláloc parará la lluvia, Xipe llenará de abundancia la tierra, Tezcatlipoca dejará caer gotas de la fuente de vida y, por último, tú... Quetzalcóatl, la gran serpiente, tomarás a Boris en brazos, mientras llenas de vida todo a tu paso. —sonrió Ometéolt mirando a Quetzalcóatl — Mientras vuelves a ser lo que hiciste hace mucho, ser la manzana prohibida, el deseo impuro, la ambición, serás quien le de conocimiento a los nuevos humanos. Los verás desarrollarse...y una vez que Boris esté listo, iré por él, y lo traeré de regreso aquí, con los de su clase.
— ¿Por qué humanos? —preguntó Tezcatlipoca. —Puede quedarse con nosotros y...
— Porque siempre me llamaron la atención, seres inteligentes nacidos de ella. —sonrió Ometéolt — Con todas las habilidades posibles... quiero que Boris deje atrás la mentalidad de un country, y se guie por sus propias decisiones, como los humanos, y para eso, debe aprender de ellos.
— Pero no es un humano, es un país, y es un semidiós si es tu hijo. —respondió Tláloc.
— Lo sé, pero para lograr ser todo lo que mencionas, tiene que ser humano primero. Solo así no cometerá mis errores, o lo suyos. Nosotros no vemos algo mal en nuestras acciones, somos dioses, y no importa. Los country hacen lo que quieren, es su mundo, no importa, pero los humanos, en esa mentalidad de mortalidad, antes de que el egoísmo y la altanería tomen sus mentes, logran ver más allá... y quiero que él aprenda a hacer eso. Quiero que mire más allá de lo estipulado.
Y con esas palabras, mirando un cielo negro y obscuro, el dios sonrió, sosteniendo al pequeño entre sus brazos mientras los dioses se acercaban a mirarlo, y a tocarlo por primera vez viendo las virtudes del niño.
Había llegado al fin, el dios del nuevo mundo.
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ACTUALIDAD
"México, es hora, despierta, te necesita..."
ESTADO: REM
ACTIVIDAD NEURONAL: Irregular
"El sujeto 00201 se encuentra con una actividad neuronal fuera de lo normal... conectando con ONU..."
El niño se encontraba dormido en su habitación mientras apenas los primeros rayos de sol de un nuevo día alumbraban la superficie. El pequeño descansaba abrazando una almohada cuando las luces en la habitación se encendieron y comenzaron su funcionamiento, haciéndolo despertar por el ruido.
— ONU... — dijo el pequeño tallando sus ojos. —Es temprano, no quiero...
— Boris, es momento de ir a Pangea, el sujeto 00201 está despertando del hipersueño. México está siendo desconectado de la cápsula, es hora de que lo recibas.
— ¿Eh?
— Tu madre a despertado.
Fueron esas palabras suficientes, lo que hizo al niño comenzar a correr descalzo por los pasillos, dejando que su cabello volara mientras sus piernas se movían rápido, sin importar que tan frio estuviera el concreto. Corrió sin detenerse hasta entrar en Pangea, donde se quedó quieto mirando lo que estaba frente a él. Allí, desnudo, empapado y desorientado había un hombre, quien arrancaba de su cuerpo los cables mirando a su alrededor hasta que ambas miradas se cruzaron.
El niño se quedó mirando esos ojos de constelaciones mientras el mexicano miraba esos ojos violetas, donde nadie decía nada por minutos.
— ¿Quién eres? —dijo el mexicano a lo que el pequeño se encogió de hombros. — ¿Qué? ¿No sabes hablar? ¿O eres tan idiota como para no conocer el español?
— Se hablar. —dijo el niño pasándose un mechón de cabello detrás de su oreja. —Am... ONU.
— Bienvenido a la colmena México, eres el primer país en despertar. —dijo la voz robótica encendiendo todas las luces. —Felicidades, el plan inicial fue un éxito, todos han sobrevivido.
— ¿ONU?
— Estas hablando con mi conciencia. —dijo la voz, haciendo aparecer unos brazos robóticos, acercándole una toalla al mexicano. —Fui conectado como inteligencia artificial a la colmena para mantenerlos a salvo y cuidar de Boris.
— ¿Boris?
— El pequeño frente a ti.
— Ah... — respondió el mexicano comenzándose a cercar. — ¿Qué diablos pasa?
— Ahora mismo sufres de una pequeña amnesia, pero poco a poco tus memorias irán regresando a ti. Por ahora, ¿Qué es lo que recuerdas?
— Solo... que... am... sé que íbamos a morir y planeamos hacer algo así para protegernos. Después de eso, nada, solo sueños raros y nada más. Tengo la mente muy confundida, pero, se quién soy, soy México. Y sobreviví, a huevo. —sonrió el mexicano enredando la toalla alrededor de su cintura. — ¿Quién es el niño?
— Su nombre oficial es Isla de Borislav, nació en este nuevo mundo, parte de su isla se encuentra en tu golfo. Aún se encuentra en desarrollo, pero tiene cosas parecidas a ti.
— ¿Qué cosas?
— Ciertas tradiciones y culturas, además de claro, un parecido en las runas y tu piel morena. Podría ser un latino, aunque no lo es.
— Copión. —dijo el mexicano mirando al niño, y después sonreírle. —Yo igual le copiaría a alguien tan genial... ¿Los demás? ¿Dónde está USA?
— Tu alma gemela es lo primero que tienes en mente, por supuesto, es uno de tus lazos base. USA se encuentra aún dormido, pero descuida, no tardará en despertar, todos han tenido anomalías últimamente en sus registros, creo que es momento de que despierten poco a poco. Por el momento, puedes estar con Boris, él te ayudará a recordar más de ti y a que tus memorias se hagan claras. También, puedes ingresar a mis archivos y mirar los videos, hay muchos que ambos pueden disfrutar.
— ... Bien. —dijo el mexicano. — ¿Ropa?
— ... Am, si me acompañas, se dónde hay. —dijo el niño jugando con su cabello blanco y despeinado.
— Te sigo.
Y así siendo nada parecido a lo que el niño imaginaba, tenia de nuevo a su madre con él. Donde ambos caminaban por esos fríos pasillos, mientras el mexicano no le quitaba la vista de encima. Un cabello largo y blanco, unos ojos violetas, ¿Por qué le gustaba tanto esa combinación? ¿Qué era ese dolor en su pecho?
— Oye niño, ¿Por qué desperté primero? —dijo el mexicano mirándolo.
— Tu desarrollo de ecosistema. Tus humanos lograron el punto apto para formarte como país, por eso despertaste primero.
— ¿Humanos? ¿Están ya en la superficie?
— Yo... deposité a los humanos como querían, una vez que las condiciones del ecosistema eran optimas, los deposité en el lugar de cada uno. Y se han reproducido con éxito. En años humanos, han pasado más de 100 años desde la catástrofe. Aquí solo unos 6 años desde que todo comenzó. Parece que la población de humanos en México está creciendo y su desarrollo ya se le puede llamar sociedad, además de que tus tierras tienen mayor abundancia. Así que por eso despertaste primero.
— Wow, suena loco...
— Lo es... — sonrió el niño llegando al lugar con diferente ropa. —Aquí está, yo no la puedo usar, es muy grande para mí, así que las batas de hospital es mi ropa.
— Hm... — dijo el mexicano comenzando a mirar la ropa.
Fue con delicadeza que escogió algunas prendas usándolas. El pequeño solo podía mirarlo, notar el rostro de su madre con curiosidad mientras este secaba y arreglaba ese largo cabello comenzando a recogerlo en una coleta. El mexicano sonrió feliz de verse de nuevo al espejo y en el reflejo miro al niño, donde se acercó a él viendo su altura.
— Sé que podemos hacer. —dijo el mexicano sonriéndole.
Tal vez fue eso, el interés y la simple empatía que sentía en ese momento. Donde tomó un poco de esa ropa, colocándosela al niño comenzando a medirlo. Era algo muy simple, como arreglar la ropa a su medida, donde ambos comenzaron a charlar un poco más, mientras conseguían las cosas, el hilo y las agujas, para al final, tener ropa de su medida.
Después de ello, solo se la pasaron juntos recorriendo la colmena, mientras el niño le mostraba los videos y las cosas dejada por los country. Hasta que se hizo de noche, donde el mexicano comía con el niño en un comedor enorme.
— Tu piel está cubierta de runas con constelaciones como el cielo. —dijo el mexicano.
— Como mi mamá. —respondió el niño comenzando a comer una manzana.
— ¿Quién es tu mamá?
— Alguien con galaxias. —respondió el pequeño sonriéndole. — ¿Recuerdas más de ti?
— Vagos recuerdos, pero... tus ojos me alteran un poco. —dijo el latino comenzando a comer con él. —Ese violeta, me da ansiedad... tu cabello también, siento que estoy olvidando algo.
— ¿Recuerdas a todos los country?
— Solo a algunos...
— Se nota. —respondió el niño, tomando un poco de agua. —Yo quiero que despierten, para así subir a la superficie e ir a mi isla con mi mamá y papá. Quiero estar allí, ONU me dijo que ellos me ayudarían a que todo estuviera bien.
— ¿Nunca has ido?
— No que yo recuerde. —respondió el niño.
— ¿Quiénes son tus padres? —preguntó el mexicano.
— Tú sabes, solo recuérdalo. Será un buen ejercicio, así dejas de ser tan idiota y te das cuenta de todo. —rio el niño a lo que el mexicano lo hizo por igual.
No se dijeron mucho después de ello, el pequeño acabó por bostezar a lo que el mexicano lo acompañó a su cama, le deseo buenas noches mientras él iba a otra habitación a dormir. Se quedó allí, cerrando los ojos, mientras escuchaba una fuerte tormenta.
— ONU, ¿no puedes hacer algo para evitar el ruido de la superficie?
— Puedo poner música. ¿te gustaría?
— Hazlo.
— Esta melodía le gusta a Boris igual, así que la pondré como ambiente.
El mexicano cerró los ojos, pero el gusto le duro poco cuando esa melodía comenzaba a sonar. Y como un golpe las memorias lo golpearon. "Una vez en diciembre" lo llevaba en cada nota, como transportándolo al pasado donde cada recuerdo, cada momento regresaba a su mente. Se levantó de golpe escuchando esa melodía mientras los recuerdos llegaban como fantasmas sin parar, haciéndolo sostener su cabeza y soltar un grito ahogado mientras la melodía seguía sonando de fondo.
— Rusia... — dijo el mexicano recuperando el aliento. Agitado y desconcertado. —Rusia...
— ¿Te encuentras bien, México? —preguntó ONU encendiendo las luces.
— Rusia...
— Rusia se encuentra aún en el hipersueño.
— ... Boris. —dijo el mexicano echando a correr de su habitación entrando de golpe en la del pequeño que dormía pacíficamente abrazando una almohada, donde en su mesita de la cama había una caja vieja y desgastada, una caja musical tallada a mano. —Boris...
El pequeño abrió los ojos mirando al mexicano, levantándose y sentándose en su cama tallando sus ojos, mirándolo, encendiendo las luces de su habitación.
— ¿México?
— ...
— ¿México, estas bien? —dijo el niño.
Pero el latino solo podía lagrimear cubriendo su boca mirándolo. Donde acabó por acercarse y abrazarlo, cargándolo en sus brazos, apretándolo contra él.
— ¿Cómo?
— ¿Eh?
— Yo... yo acabe por sacarte de mí, y ... después solo recuerdo verte llorar, no sé cómo... dios, estas enorme. —dijo el mexicano sujetándole el rostro. —te pareces tanto a Rusia. Bueno, tienes muchas cosas de él, pero tu rostro se parece mucho a mí y a, no, no sé, eres una bella combinación, un hermoso mestizaje. —decía el mexicano desesperado, acariciándole el rostro a un niño confundido.
— ¿México?
— Boris... te recuerdo.
— ¿Qué?
— Se quién eres.
— ¿En serio?
— Si, ven aquí. —dijo el mexicano abrazándolo.
El niño solo se quedó mirando esos ojos de galaxias y después sonrió para acabar lagrimeando y aferrarse al mexicano, comenzando a llorar fuerte, como lo hace un niño que no puede controlar sus emociones, uno que llevaba asustado mucho tiempo, solo aún más, y que necesitaba desesperadamente la calidez de los brazos de su madre.
No se dijeron nada más, el mexicano se metió en la cama con el pequeño, acurrucándolo con él en sus brazos, mientras el pequeño disfrutaba estar descansando cerca del pecho de su madre, respirando su aroma, escuchando su corazón mientras esos cálidos brazos lo sostenían y le acariciaban el cabello con mucho amor.
Al siguiente día, ninguno se levantó temprano, solo se quedaron en cama, jugando y platicando, mientras el mexicano le depositaba besos dulces en la frente a su pequeño y este se sentía seguro entre sus brazos.
Poco a poco fueron haciendo de la colmena su pequeño hogar, donde a medida que pasaban los días, los country iban despertando poco a poco. Por supuesto, que México estuvo feliz de ver a sus hermanos despertar, ver a USA despertar, hacerlo que conocieran a Boris. Vieron despertar a cada uno, incluso les alegró mucho cuando UK despertó, siendo el que era más probable que despertara al final.
Pero, aun con todos fuera, el mexicano seguía paseándose por Pangea con su pequeño de la mano, mirando una cápsula solitaria aun cerrada. La visitaban diario, adornándola con flores, tocándole música por fuera, de todo, incluso, se unieron más country una vez que recordaron quien era el country allí.
Así pasaron días y días, hasta que poco a poco la esperanza iba acabando. Pero, lo bueno de un nuevo mundo, es que tiene una oportunidad para todos.
"La cápsula del sujeto 00202 está abriéndose, Rusia ha despertado"
Fue lo que se dijo en las bocinas, en toda la colmena, cosa que hizo correr al mexicano de la mano de su pequeño hacia allá, donde vieron a un enorme hombre comenzando a salir de la cápsula, poniéndose de pie, empapado y desorientado. Con un cabello largo y húmedo mientras miraba alrededor.
Hasta que esa mirada violeta se cruzó con la galáctica del mexicano. Se quedaron así, mirándose sin decirse nada. Mientras el mexicano se acercaba a él, poco a poco, lento y sutil, hasta estar cara a cara con él.
— ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? —dijo el ruso mirándolo.
— Buenos días, soy el amor de tu vida, aunque no lo sepas. —respondió el mexicano, haciendo reír al euroasiático. —Bienvenido de nuevo, Rusia.
— ¿El amor de mi vida?
— Puedo probártelo.
— ¿Cómo lo harías? —preguntó el ruso mirándolo curioso.
— Solo necesito algo de música para hacerte caer a mis pies.
— Dios... que buena oferta. —rio el ruso, aun desorientado pero curioso del hombre frente a él.
— Se que tienes muchas dudas, pero, déjame contarte... tendremos mucho tiempo para ponernos al día.
Y en esa sonrisa, una suave y curiosa, es que, al fin, el viejo mundo que vivió en el caos del apocalipsis, le decía hola a un futuro lleno de vida.
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MESES DESPUES...
Hoy es el día para ir a la superficie.
Estoy muy emocionado, tanto que mamá me hizo ropa especial y trenzó mi cabello. Soy el primero en despertar, dejando a mis padres dormir mientras recorro las instalaciones por última vez. Así que decidí que vería todo antes de irme, despidiéndome de cada lugar, no lo volvería a ver de nuevo.
— Adiós comedor, adiós baños, adiós habitación con muchos cables que mantienen viva a la colmena. —reí pasando corriendo hasta que me detuve en seco cuando había un sujeto al final del pasillo. — ...
Escuché sus pasos y lo vi acercándose poco a poco hacia mí, Hasta que pude notar quien era, cabello rubio, ojos azules intensos, rostro definido y bonito. ONU y Mamá me habían dicho que se llamaba Suecia, aunque no puedo verlo como Suecia, para mí siempre será el fantasma de maquillaje azul.
— Hola Borislav. —dijo mirándome, poniéndose de cuclillas frente a mí para estar a mi altura. — ¿Qué haces despierto?
— Quería despedirme antes de subir con ustedes. —dije, mirando esos ojos intensos mirándome. — ¿Y usted?
— Café. —sonrió el sueco. —Quería café antes de que estuviera el comedor lleno. Pero, ya que estas aquí, quería preguntarte algo.
— ¿En que lo puedo ayudar, señor Suecia? —dije algo nervioso, sus ojos son muy intensos, siento cosquillas en el estómago cuando me mira así.
— Vi los videos, que tenía ONU en su memoria, así que tengo una pregunta. ¿Por qué soy un fantasma de maquillaje azul?
— Ah... — y mi rostro se puso rojo. ¿Se había enojado? —Yo... yo solo...
— Vamos, dime. —rio el sueco acariciándome el cabello. —Es la primera vez que alguien me llama así.
— Es que... dentro de la cápsula, usted estaba muy pálido y sus runas brillaban azul. Entonces me daba un poco de miedo, porque parecía un muerto así, como flotando en un rio.
Y una risa salió de la boca del sueco, mostrando esa dulce y bella sonrisa, que me hizo ponerme más rojo aún.
— ¿Solo por eso?
— Si. Además, estaba aprendiendo de ustedes, y se me hizo fácil ponerles apodos. —dije, armándome de valor y sujetándole el rostro, ante la sorpresa del señor Suecia. —Y sus runas, en su piel blanca, me parecen bonitas... me daban miedo, sí, pero ya no.
— Ya veo. —dijo el sueco dejando su café en el suelo, sujetando mis pequeñas manos con las suyas. —Entonces será mejor que acabes de despedirte, pronto nos iremos de aquí. —respondió al final, soltándome, tomando su café y poniéndose de pie. —Nos vemos luego, Boris.
— Hasta luego, señor Suecia.
Y acabé por echar a correr de allí, sentía mi corazón golpeando muy duro, probablemente iba a morir, tenía que llegar con ONU y hacer que me revisara, así que corrí y corrí hasta llegar al centro médico y conectarme con los cables a mi pecho.
— ¡ONU, ME MUERO! —dije haciéndolo despertar.
— Buenos días Borislav. ¿Qué pasa?
— Mi cuerpo, va a explotar, mi corazón.
— Tienes el corazón latiendo más de lo normal. ¿Pasó algo?
— El señor Suecia se dio cuenta que lo llamo fantasma de maquillaje azul. Y me dio mucha pena, y me eche a correr.
— ... No vas a morir.
— Pero.
— Tranquilo, confía en mí. Lo vas a entender cuando crezcas.
— ¡Ya crecí!
— No, no lo has hecho si piensas que vas a morir porque tu corazón se pone como loco frente a alguien.
— ¡Si me muero va a ser tu culpa! —grité desconectándome.
Solo podía correr, quería regresar con mamá y que me abrazara, o que papá me cargara y me mantuviera cerca de él para sentirme seguro, pero solo acabé tropezándome y pegándome en la cara al caer.
— ¡AUCH! —dije lagrimeando sobándome la nariz mientras sentí unos brazos cargándome. — ¡SUÉLTAME! Oh...
— Déjame ver. —y allí estaba, su bello rostro revisando mi nariz, solo sonreí mientras sentía sus manos limpiando mis mejillas. — ¿Te dolió mucho?
— Papá. —dije abrazándolo, sintiendo sus enormes y fuertes brazos sujetándome mientras me llevaba cargando de regreso a la habitación. —ONU no me cree que me voy a morir.
— ¿Por qué crees que te vas a morir? —rio mi padre a lo que acabe por abrazarlo más.
— El señor Suecia descubrió que le digo fantasma de maquillaje azul. —dije. —Y me dio mucha pena, y después mi corazón se puso como loco, y ONU dice que no tengo nada.
— ¿Quieres que yo te de mi diagnóstico? —dijo mirándome.
— ¡Si!
— Vas a morir si no te dan medicina pronto.
— ¿Qué tengo que tomar? —dije preocupado mirándolo.
— ¡Esto! —dijo, comenzando a llenarme de besos en las mejillas sin parar.
— ¡Jajá, pará! —reí, acabando por abrazarlo.
— Allí están. —y esa voz nos hizo voltear a todos. — ¿Cómo se atreven a dejarme solo en la cama?
Y después solo fue calidez, de nuevo, sentir los brazos de mamá y papá abrazándome. Y creo que ONU tenía razón, tal vez no tengan lazos conmigo, pero no bastaron para que ellos me quisieran.
Entonces llegó el día.
Iba de la mano de mamá y papá mientras caminábamos a los elevadores. Entramos en uno juntos, donde solo podía temblar, nunca había salido, tenía miedo y nervios, y solo esperaba que todo afuera fuera bonito.
— ¿Soy un pirata? —fue esa voz la que resonó en el elevador, y lo vi. Al señor UK mirándome, usando ropa casual, unos jeans y una playera blanca con su cabello negro peinado y con sus ojos mirándome. — ¿Te parezco un pirata?
— Déjalo, UK. —dijo mi mamá.
— No hables por el niño, él tiene voz. —dijo mirándome. —Responde.
— ... Se parecía al pirata de las historias de ONU.
— Claro, usando mi descripción para hacerme ver mal. —dijo el inglés mirándome acabando por poner su mano en mi cabeza. —No me llames así, niño.
— Me llamo Boris.
— Pues yo me llamo United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland, pero tu decidiste llamarme pirata.
— ¡Por qué lo es! Eso dice su historia.
— Tiene razón. —respondió papá a lo que mamá rio.
— ¿Te crees muy gracioso no? —dijo.
— Lo soy. —respondí.
Y ante mi sorpresa el señor UK sonrió, acabando por sacudir mi cabello y no decir nada más, solo dejándome ver por su pecho, al bajarse el cuello un poco, un símbolo de piratería que aparecía en su piel, y después, poniendo un dedo en su boca, haciendo el gesto de que guardara el secreto.
Solo le sonreí, sujetando la mano de mamá.
Y entonces pasó. Estábamos arriba al fin. Mamá me sujeto fuerte, y dejó que yo presionara el botón para abrir las puertas, y al abrirlas la luz me cegó por un momento, pero después, solo pude ver lo más hermoso que había visto en mi vida.
Un mundo verde y único, lleno de vida y belleza, con animales caminando libremente en la tierra, y el cielo más azul que he visto en mi vida. Solo pude sonreír mientras mamá abrió sus alas, y besó a papá, quien acabó por abrazar por la cintura a mamá, para después, tomarme en sus brazos y salir volando conmigo por los cielos.
Nunca en mi vida había visto tal paisaje, uno enorme, donde podía ver el dulce mar, era azul como en las historias, era enorme, más enorme de lo que imaginaba, y era perfecto, más perfecto de lo que creía, donde pude ver a lo lejos una tierra, no, isla, en medio del océano, donde mamá acabó por aterrizar, y yo sentí un cosquilleo en mis pies al tocarla, mirando todo el lugar, viendo ese mundo sacado de una fantasía delante mío.
— Bienvenido a tu isla, Boris. —sonrió mamá mirándome. —Eres el producto del quiebre del pasado y el futuro, ahora, disfruta tu vida.
Y en ese momento, cuando comencé a correr con ellos, adentrándome para ver todo lo que podía alcanzar con mis manos, fue allí cuando supe, que, al fin, éramos libres de nuevo para hacer de nuestra vida lo que queramos, y que el quiebre que una vez nos había separado, hoy nos une para nunca volvernos a separar.
Era feliz, en esa tierra, corriendo y sintiendo la arena de la playa, mientras veía al mar y algo de luz me llamaba al fondo de este. Tal vez, cuando sea más grande, pueda ver lo que se esconde en el fondo, tal vez, cuando sea más grande, haga enorgullecer a mamá.
Y sonreí, mirando el rostro de mi madre, quien me miraba, con preocupación en su rostro.
— ... ¿Mamá?
— Boris, me encantaría que fueras un niño toda tu vida. —dijo, cargándome. —Me encantaría que nadie te hiriera nunca.
— ¿De qué hablas?
— Eres un country, y vas a aprender a serlo. No todo es perfecto, pero voy a cuidarte y a protegerte de todo.
Y no lo entendía, realmente no creo entenderlo. El cómo mamá me sujeto fuerte mirando hacia el mar, mientras embarcaciones se iban acercando a mi isla. Los country venían a visitarme, estaba feliz, pero en el rostro de papá, y en el rostro de mamá, solo parecían a la defensiva, cuando ese barco encalló en la arena.
Yo solo sonreí, recibiendo con una sonrisa a todos, pero... creo que pronto aprendería, que lo malo de la historia, es que se repite sin parar una y otra vez.
Esas cosas siempre llevan a un quiebre, y un quiebre a un nuevo inicio en alguna parte de este mundo.
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¡Y se acabó!
Quiero agradecer a todas las personas que leyeron esta historia de principio a fin. No hay palabras para describir lo que siento, asi que solo puedo decirles gracias.
Se que el final quedó abierto, pero escribiré más sobre la historia de Boris, ya adulto, donde se entiende más el final y los cabos sueltos que hay.
Las primeras interacciones de Boris con sus daddys el Suecia y UK son hermosas, alv.
Si tienen curiosidad, la canción que le canta el México dios a Boris cuando es un niño, es un guiño a la canción que le canta Chile a su pequeño Hugo en Lazos, y es esta:
https://youtu.be/T_tcXfS4U3s
Si la escuchan, la amarán. La verdad ese juego me dejó un vacío existencial y llorar por un hijo que nunca tuve jaja. Pero me base en esa canción para crear los sentimientos que tiene el México dios hacia Boris. Y el amor en general que tienen los latinos a sus hijos, por lo cual Chile también la canta para su pequeño Hugo.
En mi twitter subiré un arte especial de este capitulo. Si no me siguen se los dejo aquí: Estoy como Lenzzabell, pero me pueden encontrar buscando " @CeciRockslml "
Nos vemos en la historia del Boris que la subiré igual en esta historia, porque soy muy floja para abrir otra jeje.
Y si nunca se enteraron se los dejo aquí, el orden para entender este multiuniverso es así. Leer primero Lazos, después Homofobia y por ultimo Punto de Quiebre.
¡Bye bye, no olviden tomar agua y respirar!
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