PUNTO DE QUIEBRE - 5
Capítulo 5
Rompen corazones
Actualidad...
El sonido de las manecillas era tan fuerte que despertó al mexicano, solo para verse en una habitación, con un hombre entre las sombras mirándole. Era mas pequeño, pero, le daba terror verlo. Miró alrededor y solo vio una habitación vacía, o lo que podía ver de aquel lugar. Notó una lampara encima de él y después miró al hombre moviéndose entre las sombras. Sintió tensión, aun mas cuando este sacó de su espalda unas alas, o al menos eso es lo que podía distinguir.
– México. ¿Te duele el vientre? – preguntó el hombre, haciendo que el mexicano se tensara.
– No.
– Debería, eres un rey muerto, donde yo clave la espada de mi reina justo en tu vientre, te dejé morir porque era mas importante tenerte muerto, que tenerte vivo. ¿Comprendes eso? Para mí, en el tablero, lo único que me importaba era asesinarte, a tal punto donde todo se calmara. Pero las cosas perdieron el control. La adicción, la avaricia, el deseo del poder absoluto corrompe a cualquiera. ¿No lo crees?
– Yo...
– Por supuesto que no lo crees, acabas de nacer, no entiendes lo que pasa a tu alrededor. ¿O no? – el hombre se acercó, mostrando esos finos zapatos que traía puesto, y un poco de ese traje negro en él. – ¿Sabes lo que creo? Creo que lo sabes, solo que acabaste por olvidar tu motivación. Y es aquí donde la tienes.
La luz se hizo mas potente, alumbrando toda la habitación, y fue allí cuando lo vio, aquel hombre que le hablaba era él mismo, en un traje y ensangrentado mientras fumaba un cigarrillo. El hombre rio al ver su expresión y después se acercó, para dejar que el humo le golpeara la cara al mexicano.
– Vamos paso por paso, no tenemos mucho tiempo, recuerda las cinco reglas del apocalipsis y deja que el punto de quiebre llegue a ti, cuando lo consigas al fin podremos ser uno y dejar de lado este mundo de mierda para crear uno nuevo. Y ese nuevo mundo se creará en tu vientre, México, comienza a trabajar, comienza a ganar el maldito juego de ajedrez.
El mexicano despertó de golpe, pero cuando lo hizo, solo se vio en los brazos del chileno quien corría con él lejos de la habitación en donde estaba. Notó el diario que le dio Rusia en sus manos y después confundido y asustado, se sacudió, haciendo que el chileno tropezara y cayeran ambos.
– Weón no hay tiempo, tenemos que irnos. – dijo el chileno, tomándole de una mano, comenzando a jalarlo para seguir corriendo.
– Espera...
El latino sintió un dolor de cabeza enorme, recordaba miles de cosas después de leer las primeras hojas, recordaba esta mansión, cuando fue construida, cuando fue abierta, un momento, ¿Él había construido esta fortaleza? Sintió más dolor y después sintió como el chileno lo arrojaba contra una pared, para después esta comenzara a moverse y diera un giro, adentrándolos en una habitación escondida entre paredes.
– México, no hay tiempo, tengo que sacarte de aquí. – dijo el chileno. – Sentí tu vientre mientras descansabas con Rusia, tienes que regresar a WILD, tienes que hacerlo, no puedes estar lejos de ellos.
– ¿Qué? Pero... aun no he con...
– No hay necesidad de que te quedes, si quieres recordar, lo mejor que puedes hacer es estar solo, no hay nada en esta mansión que...
– ¡Hay todo en esta mansión! ¡Por alguna razón salía de allí y vine aquí! ¡Por alguna razón y no me iré hasta saberlo! – dijo el de sangre azteca, encendiendo sus runas. – ¡Déjame solo!
– No voy a dejar que te quedes, hemos arriesgado el culo al venir aquí, no puedo permitir que...
– ¿Hemos? ¿Tú y quién? – México se puso a la defensiva. – ¿Tú y quién? Si quieres que te siga, tienes que decírmelo.
El chileno suspiró, y tomó la mano del mexicano, adentrándose en la larga habitación, que daba a pasillos y más pasillos subterráneos. El mexicano tuvo que parpadear muchas veces, podía ver a un chiquillo de pantalones cortos corriendo por esos pasillos, seguido de USA quien le besaba y acariciaba. USA se veía joven, un joven adulto, y ese chico que lo acompañaba era él, más joven, pero al final era el mismo, eran de la misma edad, solo que, por el tamaño, el mexicano lucía más pequeño.
"Uno, no olvides tus memorias, protégelas."
– Chile no me siento bien. – dijo el mexicano cubriendo su rostro.
– Ya casi llegamos, vamos, que, si descubren que no estas, me mataran, seré el primer sospechoso.
– Pero...
"Dos, recuerda tus heridas y quien te las hizo"
El mexicano de pronto se vio mirando a un chico, uno alto, uno hermoso, que caminaba por los pasillos, usando un gorro que tenia una colita de mapache, vio al chico voltear y noto esos ojos verdes, sonrió, porque sintió una enorme paz al verlos. Después se vio a sí mismo, sonriéndole mientras ambos se fundían en un beso sin igual.
"Tres, decide tu destino"
– México, hay algo que tienes que entender, tu mera existencia en este plano del juego es un peligro. Tanto para nuestra parte como para la de ellos, eres ese algo que no podemos adecuar al tablero de juego, porque eres impredecible. México, tienes que entender que es importante que elijas un bando de nuevo, por favor, no dejes a tu familia detrás.
– Chile, no entiendo lo que quieres decirme.
– Recuerda, lo que prometiste a todos. "Soy México, y en mi vida olvidaría la sangre derramándose, el amor a un hermano y el destino que me persigue"
– Basta... – el mexicano sujetó su cabeza, aun siendo jalado por el chileno mientras sentía sus adentros a punto de explotar.
"Cuatro, sálvalo de sí mismo"
Abrió los ojos y vio a un país enorme caminar por dichos pasillos, mientras tenia una botella en la mano. Rusia, era Rusia, caminando sin rumbo mientras murmuraba cosas para sí, y lágrimas comenzaban a caer de sus mejillas. ¡Rusia! Se vio a si mismo abrazarle para después patearle y tumbarlo, dejándolo allí. ¿Por qué había hecho eso?
– Hemos llegado... – comentó el chileno haciendo que el mexicano detuviera su caminar.
"Cinco, crea la esperanza que le dará la unión a este mundo fracturado."
El mexicano miró enfrente y lo vio, allí, mirándolo de vuelta.
Allí, aun siendo tan hermoso, siendo único, viendo esos colores que no podía olvidar, viendo aquel rostro que no podía borrar de su memoria. Vio esos ojos marrones rojizo, y lo vio comenzando a llorar para después correr a abrazarle. Entonces recordó mucho ese rostro, lo recordó riendo, lo recordó enojado, lo recordó bajo de él gimiendo. Le abrazó lo mas fuerte que pudo, besándole las mejillas y cargándolo.
– Perú...
– Hola Mex, es bueno verte. – dijo este con voz rota, comenzando a sollozar de alegría, llenándole de besos en el rostro, abrazándole. – No tienes idea de cuanto había esperado este momento, realmente estas aquí, conmigo. Tenemos que sacarte, tengo que llevarte a casa, si lo que dice Chile es cierto, tienes que regresar o podría ser muy tarde, no puedo ingresar a WILD, necesito que tú nos lleves y así pueda salvarlos. México no tenemos mucho tiempo...Sintió el sudor frio recorrer su frente, y vio borroso al chileno mientras miraba al mismo hombre de traje detrás del latino, sonriéndole, haciéndole una seña, diciéndole adiós con la mano.
– No me siento bien...
Y antes de que el peruano pudiera preguntar, el mexicano acabó por desmayarse, acabó por dejarse llevar por esos sonidos, esos sabores, esas fotografías de recuerdos que poco a poco comenzaban a surgir en su mente y cobrar vida.
"México, es momento de recordar todo. Me encontraste en las primeras hojas de ese diario, es hora de que yo te guie desde aquí."
+0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+
Años atrás...
La cama no paraba de rechinar. El mexicano se había asegurado de conseguir una de mejor calidad, al igual que los soportes, una que incluso lo masajeara por las noches. Pero, eso no evitaba que el canadiense moviera la cama mientras lo hacia gemir sin descanso. Había pasado 1 semana desde que había declarado tener la droga GR lista. Fue un gran revuelo, el mexicano comenzó a tener una producción masiva, haciendo crecer su economía, además, de que le cobraba a todos el triple por la droga, a los soviéticos y a aquellos que lo trataron mal durante su recolecta de dinero, el quíntuple.
Ahora mismo, el canadiense estaba pagando su parte, el latino se negaba a dársela gratis, así que llegaron a un acuerdo. México se sentía feliz de juguetear con su novio de dicha forma, amándolo y siendo felices al fin, mientras se dejaba derretir en su cama, sintiendo ese dulce y hermoso cuerpo del canadiense encima de él.
– ¡Cany, estoy cerca! – gimió el latino abrazándose de él. – Mierda, no pares... ¡Ah!
– Mexique, je suis proche de la même... ¡Ah! (México, estoy cerca igual)
Por supuesto que esa sonrisa de satisfacción se dibujo en el rostro del latino al sentir el liquido caliente en sus adentros. Mordió su labio satisfecho, para después besar esos labios que le volvían loco. Canadá era perfecto, era eso que no tenía ninguna imperfección, y si la tenía, seguramente esa imperfección era completamente perfecta. Le miró los ojos verdes y sonrió al verlo mirarle entre jadeos, pasó sus manos por su cabello y beso nuevamente sus labios abrazándolo.
– Cany, te amo. – suspiró el latino dándole suaves besos en el cuello, notando marcas en él. ¿Él se las había hecho? Ya ni lo recordaba.
– ¿Alguna vez te lastimaron? – preguntó el norteamericano haciendo que el mexicano se sintiera incómodo.
– ... Si. Pero realmente no quiero hablar de ello, ya no más, todo eso acabó y quedó detrás.
– ¿Cuántos fueron?
– Cany...
– Dime. – solo le acarició la mejilla, solo fue eso, pero el latino sintió tensión con esa suave caricia. – Soy tu pareja, al menos tengo derecho de saber a cuantos le abriste las piernas.Ese tono de molestia en él hizo que el mexicano tuviera enormes ganas de llorar, pero por supuesto que las controló, no se permitirá llorar, no ahora. Era normal que estuviera molesto, y era normal que le preguntara, pero...
– Antes de que comenzara con todo esto, te dije que dejaría toda esta idea desesperada si tú no estabas de acuerdo, porque me importas más que esa estúpida droga. ¿Por qué de pronto me estas preguntando estas cosas? Nunca he hecho nada a tus espaldas, te he comentado todo, incluso lo de la ONU, tú dijiste que no te importaba, – el mexicano lagrimeo. – Si te importaba tenías que decírmelo, porque...
– No se... – dijo el canadiense abrazándolo, interrumpiendo los lloriqueos del mexicano. – No sé.
El latino acabó por abrazar al norteamericano, hundiendo su rostro en el hueco de el cuello y el hombro del canadiense. Sentía unas inmensas ganas de llorar, no sabia como es que el canadiense seguía estando allí con él, después de todo lo que pasó. Se sentía tan poca cosa, incluso, se sentía mal, Canadá se merecía algo mejor que un tipo que se acostó con casi todos. Y allí estaba el detalle, necesitaba abrirle una puerta al canadiense, necesitaba dejarlo ir si era necesario, no podía lastimarlo, no más.
– Fueron muchos Canadá. – dijo el latino sosteniéndole el rostro mirándolo. – Fueron muchos, y me hicieron muchas cosas. Así que ahora te lo digo, entendería si quieres irte ahora mismo, entendería si quieres terminar nuestra relación, y entendería si no quieres volver a tocarme. Solo por favor, dímelo, porque no soportaría que lo hicieras a mis es...
El mexicano no pudo continuar, el canadiense acabó por besarle, tierna y lentamente, sosteniendo sus mejillas con tal delicadeza que el latino se dejó llevar, abrazándolo, mientras el canadiense reclamaba la boca de México como la suya. Siguió el beso acariciándole la cintura, para después, acabar por volverlo a hacer, a tomar al mexicano, al disfrutar como su nombre se escuchaba con cada gemido, a disfrutar todo de aquel pequeño país entre sus brazos.
Rieron, se besaron, bromearon y se corretearon desnudos por toda la casa del mexicano. Era una buena vida, perdidos en sus propios pensamientos, donde solo ellos importaban. Acabó por recostarse con él en la alfombra, mirando lo hermoso que era el mexicano, su bello cuerpo, esa ligera curva de la cintura a la cadera. México contaba con una cadera levemente ancha y una cintura pequeña, esa simple curva le volvía loco cuando la acariciaba, mas esa piel morena, esos bellos ojos llenos de vida, ese cabello alborotado que cubría con recelo aquella dulce sonrisa que mostraban los hoyuelos mas hermosos.
Era hermoso, de eso no había ninguna duda.
– Taquito, debo volver a mi casa. – dijo el canadiense. – ¿Iras mañana para allá, ¿verdad?
– Si, llegaré por la tarde, como a las 3 o cuatro, a esa hora sale mi vuelo.
– Okey baby, entonces, es un hasta luego. – sonrió el canadiense besándolo una vez más.
– No te vayas aún.
Siempre sucedía esto, eran felices juntos, demasiado felices. Y eso los hacia olvidar el tiempo, las cosas que sucedían, los secretos que ocultaban. Solo eran ellos, siendo felices y nada más. El mexicano acabó por besarle, por todo el pecho y abdomen, hasta bajar y comenzar una dulce felación, sonrojándose al sentir la mirada del canadiense, sentirse excelente al escuchar los gemidos que este soltaba, todo. El sexo nunca se había sentido tan bien, Canadá lo complementaba como nadie, lo hacia sentirse en un paraíso sin igual.
Cuando terminó, tuvo que ponerse su bata y despedir al amante del maple, besándolo una ultima vez, deseando que ese beso le durara toda la vida.
Susurró un "te amo" que, si fue captado por los oídos del norteamericano, quien le sonrió y después, lejos de su amante, cubrió su rostro en culpa.
Una vez en el avión, su sonrisa se borró. El pesar que escondía detrás de esa sonrisa lo estaba matando. Al llegar a su casa, abrió la puerta, dejó su abrigo y maleta en el recibidor, y después frunció el ceño, para acabar por golpear la pared con fuerza, con tanta que acabó por hacerse sangrar, dejando un hoyo en la pared. Miró las gotas de sangre salir de su piel, pero simplemente decidió subir a su habitación, y después lo vio.
Su gran secreto.
Un hermoso country recostado en su cama, con una pijama diminuta que acentuaba su cuerpo. Con esas hermosas flores adornándole en la cabeza, con esa bella piel pálida y única. Lo vio abrir los ojos y mirar ese azul en ellos, sonrió estirándose hasta hacer un gesto de preocupación mirándole la mano. Lo vio levantándose, notando que usaba una playera del canadiense como pijama, ocultando ese diminuto short debajo.
– ¿Qué te pasó amor? – dijo el ucraniano tomando su mano, jalándolo a sentarse y después suspirar. – Voy por el botiquín, espera aquí bebé.
– Ucra...
– Solo espera.
El soviético acabó por traer un maletín y comenzar a curarle, lo hizo con delicadeza y cuidado, tratando la herida y después vendarla para acabar por darle un beso sobre las vendas. Esos ojos azules le miraron y el canadiense acabó por sonrojarse mirándolo.
– ¿Mañana viene aquí, ¿verdad? – dijo el chico acariciándole la mejilla.
– Si.
– Me iré hoy. – contestó subiéndosele a las piernas. – No me vera aquí, he escondido mis cosas, no las encontrara. Sabes, no me molesta ser tu amante, pero, yo soy el que ya esta viviendo contigo. Creo que México es mas tu amante que tu novio. Yo soy más tu novio.Si el mexicano hubiera escuchado eso, posiblemente su corazón se hubiera hecho pedazos.
– Ucra creo que soy un asco de persona. No pude decirle... – dijo el canadiense cubriendo su rostro, dejándose caer en la cama recostándose. – Se suponía que iba a verlo, a romper con él, y dejar todo eso atrás, decirle lo que pasaba. Decirle que me lastimó enormemente que se acostara con todos, decirle que me dolió la humillación, que era triste escuchar de todos decir que era novio de una puta, de tratar de defenderlo hasta que me cansé y dejó de importarme. Quería decirle que aceptaba su odio hacia mí, aceptaba todo lo que viniera, pero no pude... Incluso, cuando él me dio el pie para poder salir de esa relación, no pude, solo acabé por besarlo. Y no se porque... No se si fue su sonrisa, sus ojos, su cuerpo, no sé, solo supe que no podía decirlo.
– Entonces, ¿Vas a terminar conmigo? – preguntó Ucrania, recostándose a su lado. – Si vas a hacerlo, solo dilo.
El canadiense volteo para verle, notando esos ojos azules potentes, miró ese rostro fino, esa tersa y bella piel clara, esos labios rosados, ese hermoso cabello rubio. Se aceró lentamente y acabó por besarle pegándole a él, acariciándole la cintura de ese cuerpo delgado.
– No puedo, te necesito, te amo, te adoro, eres tan dulce. – dijo el amante del maple, besándolo más. – Dios, deberías alejarte de mí.
– No quiero. – sonrío el soviético, subiéndosele encima. – A diferencia de México, yo solo le puedo abrir las piernas a un country, y ese eres tú, así que... – con un suave movimiento, el ucraniano comenzó a frotar su trasero con el canadiense. – hnn... así que disfrutame, tú tomaste mi virginidad, mi cuerpo es solo tuyo Canadá, no hay rastro de ningún otro country en mí. No soy México, nunca veras marcas que no sean las tuyas, nunca sentirás la humillación conmigo, nunca en la vida arriesgaría tu amor de la manera en la que lo hizo él. Solo ámame...
– Ucrania...
Debió haber estado cansado, pero no.
Acabó enredándose en esas bellas piernas, besándole, gimiendo y tomándolo como quiso. Acabó por embobarse con esas dulces palabras, ese bello country que le daba el mundo entero. ¿Cómo podía ser tan dichoso? ¿Cómo podía ser tan único? El ucraniano acabó por hacerlo suyo, derritiéndolo en esa cama. Había una cosa que tenia que aceptar, México nunca lo había hecho derretirse como lo hacia Ucrania. Derretir su mente, sus pensamientos, volverse uno de esta forma.
¿Podía seguir soportando este secreto? No lo sabía. No sabía si podía seguir manipulando de esta forma la verdad.
+0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+
Ucrania estaba molesto, eso lo podía notar todos sus hermanos.
Era la reunión que hacían para repartir el siguiente monto de riqueza que había dejado su padre. Y ya tenia demasiado, primero, su novio estaba con el mexicano en su ahora casa, segundo, le hartaba ver a Bielorrusia, tercero, odiaba el rostro de burla de Kazajistán, y cuarto, Rusia era un idiota sin remedio. Apretó los puños mientras veía al estúpido idiota que tenia el testamento tomarse su tiempo para sacarlo.
– ¿Podría hacerlo más rápido? – dijo el ucraniano llamando la atención de todos.
– Por favor, disculpe a mi hermano, su novio se esta cogiendo a una prostituta ahora, así que es comprensible su enojo. – rio Kazajistán, cosa que hizo reír a Bielorrusia e hizo que Rusia soltara un gesto de molestia.
– ¡Cállate! ¿Te sientes mejor al insultarlo? ¿Aun no admites que no acepto salir contigo? Y como el maldito patético que siempre fuiste, encontraste mejor el llorar y joderle la vida antes de aceptar lo mucho que te dolió cuando ese tercermundista te rechazó. – declaró Ucrania.
Fue una enorme bofetada, lo que comenzó una pelea en el piso del registro. Rusia cubría su rostro en vergüenza y Bielorrusia encendía un cigarrillo comenzando a relajarse, mientras veía a sus hermanos molerse a golpes. El ruso fue quien se levantó y acabó por separarlos mientras los obligaba a sentarse de nuevo.
– Si ya dejaron de hacer un espectáculo tan vergonzoso, entonces, podemos continuar. – dijo el ruso suspirando. – Por favor, lea la siguiente parte del testamento.
Como era de conocimiento en los hermanos, su padre había dejado un testamento que se dividía por tiempos, cada 10 años los chicos recibían cierto monto de dinero, y una que otra cosa, su padre lo quería así, ya que les aseguraba algo, si un día alguno de ellos entraba en bancarrota, el dinero les ayudaría a sobrevivir. Es por ello por lo que la URSS se había vuelto tan ambicioso con conseguir dinero y ahorrarlo, en un principio era para mantener su imperio, pero, debido a su muerte, dejo todo a nombre de sus hijos.
– Bien, es hora. – dijo el hombre abriendo el siguiente sobre del testamento. – Como es de costumbre, termiaré de leer el testamento, y después pueden hacer sus preguntas y dudas correspondientes. Al igual, que, si hay un activo material, les daré los formatos para llenarlos. Ahora que todo está aclarado, comenzaré.
De aquel sobre sacó una larga hoja color mate, y después ajustando sus anteojos, comenzó a leer lo allí escrito.
Queridos hijos;
En mi vida he visto grandes cosas, he hecho algunas y he perdido la oportunidad de otras. Un consejo que quiero dejarles es no dejarse llevar por sus emociones. A veces, es importante escuchar lo que pasa para comprender que los errores se pueden arreglar con un diálogo. No cometan mis equivocaciones, si hay algún problema, traten de solucionarlo con la cabeza fría, sean mejores.
Es por ello, que he decidido escribir esto como disculpa, México, se que no te interesara saber de mí, probablemente ya no tengo lugar ni en tu mente, mucho menos en tu corazón. Pero me gustaría que escucharas esto, aunque se que solo alucino, nunca vendrías, aunque te pagaran. Pero, dejando eso de lado, lo lamento, por todo. Lamento esa noche, lamento hacerte sufrir, lamento haberte borrado los hoyuelos de tus mejillas. Recuerdo que te grité a la cara si me amabas, y yo solo pude ver en tus ojos llorosos, que me dieron el ultimo brillo mientras empacabas tus cosas de mi habitación. Tuve mi respuesta allí, me amabas, me amabas mas que nadie, me amabas tanto que te destruiste a ti mismo para ayudarme. Estaba muriendo de hambre, y no tenía dinero cuando USA mando esa carta negándome ayuda. Tú tampoco lo tenías, así que decidiste venderte y conseguirlo para ambos, porque no querías que mis hijos sufrieran, que yo sufriera.
Acabé lastimándote más que nadie, y, aun así, antes de irte, dejaste todo ese dinero y comida a Moscú, para que pudiera sobrevivir. Supe que había perdido lo mas importante en mi vida, lo mejor de mi vida, se que no merezco tu perdón, pero aun así lo lamento. No merecías nada de lo que pasó, no merecías esa humillación, no merecías nada de eso.
Por favor, acepta el dinero, si no lo necesitas, regálalo, si no lo quieres, dónalo, has lo que quieras con él. Perdóname mi amada ave salvaje, te fallé y ni con la muerte podré arreglarlo.
Queridos hijos, si tienen a alguien especial, ámenlo sin dudas, al final, no se dan cuento de cuanto pierden cuando dejan de hacerlo. Rusia, se lo que sientes, así que, deja de dudar y solo ve por él. Ucrania, la obsesión nunca llevo a nada bueno, si hay algo que va a surgir, déjalo surgir, sino, no lo fuerces. Kazajistán, la vida te dará millones de golpes, tienes que aprender a lidiar con la decepción, de no poder hacerlo, nunca progresaras si sigues guardando rencor a aquello que no obtuviste. Y Bielorrusia, el desinterés te hará perder mas de lo que imaginas, trabaja duro si quieres mejorar, hazlo de una manera que todos conozcan quién eres tú.Queridos hijos, espero que estén de nuevo reunidos para leer mi siguiente carta.El hombre guardó el testamento con delicadeza y después sacó los documentos. Una simple hoja que tenían que firmar para que el dinero cayera en sus cuentas. Pero, había un problema, el dinero también era para México, así que, no podían obtener su herencia hasta que el latino también firmara.
– Si pudiéramos tener al señor México que se menciona, el proceso podría acelerarse. ¿Alguien puede contactarlo? – para la mala fortuna del ruso, todos le miraron y este solo gruñó con molestia.
– Me odia, no me quiere cerca. – dijo, haciendo a Bielorrusia reír.
– Yo me estoy cogiendo a su novio, así que, estoy suficientemente molesto como para confesárselo, yo no soy el indicado. – declaró Ucrania.
– Yo lo secuestré y abusé de él durante una semana. Además, que soy el que lo trata peor, yo no puedo. – continuo Kazajistán.
– Yo lo haré. Dame el maldito teléfono. – dijo Bielorrusia sorprendiendo a sus hermanos.
El ruso dudo, Bielorrusia estaba loco, un jodido controlador. Era pequeño a comparación de los demás, pero, no era alguien con quien meterse, Bielorrusia no le temía en absoluto a las consecuencias. Solo provocaba un caos porque podía hacerlo, es todo. Tomó el teléfono y comenzó a llamar a la casa del mexicano, poniéndolo en altavoz, así todos podían escuchar, pero, tenían prohibido hablar.
– ¿Hola? – dijo el mexicano, captando la atención del kazajo y el ruso de golpe.
– Hola México, cuanto tiempo, soy yo, Bielorrusia, puedes decirme Bielo como antes si eso deseas.
– ¿Qué verga quieres?
– Oh, alguien amaneció con el pie izquierdo hoy, que mal. Bueno, iré directo al punto. Mi padre dejó algo para ti, y hay un problema con el papeleo, no nos pueden dar nuestro dinero si no firmas tú. Así que hay dos formas de que ese dinero llegue a nuestras manos, o firmas y tomas lo que te dejó, o te mueres para que podamos cobrarlo debido a tu muerte. Incluso, si decides rechazarlo, tienes que firmar por ello, así que podrías venir aquí.
– ¿Qué te hace creer que voy a aceptar eso? ¿Por qué mierda el hijo de puta de tu maldito padre me dejó algo? ¿Por qué mierda me reuniría con ustedes bola de pendejos sin remedio?
Bielorrusia frunció el ceño, haciendo que sus hermanos se tensaran, el mas pequeño de los soviéticos era sádico, y temían por lo que este fuera a decir después de ello.
– ... había una marca inusual en tu novio, ¿No es así? Una marca que no habías hecho tú, era diferente, ¿No te gustaría saber lo que pasa? ¿No te has preguntado nada de eso? De cómo Canadá se desapareció gran parte de estos meses, lejos de ti, y después curiosamente, volvió a aparecer ya que tienes la droga. No se tú, pero ya estaría haciendo preguntas. Además, mi padre te ha dejado información de relevancia. Mira, no quiero decirte como vivir tu vida, pero si un día te sacas la cabeza del culo, creo que lo primero que deberías hacer es conocer todos los secretos que ese dulce "novio" tuyo tiene, que ese exnovio tuyo tuvo, y algo que deparará tu futuro, así que tú decides, vienes, sabes todo y firmas. O puedes seguir muriendo en la ignorancia hasta que todo explote y el único que salga perdiendo seas tú.
– ... Que dolor en el culo son ustedes. – suspiró el mexicano. – ¿Dónde es?
– La antigua mansión de mi padre. En San Petersburgo. ¿La recuerdas? – hubo un enorme silencio mientras podían escuchar la suave respiración del mexicano, y antes de que Bielorrusia pudiera decirle algo, el latino respondió.
– Estaré allí en 3 días. – y eso fue todo, México había cortado la conversación. Al parecer, no solo los soviéticos recordaban el pasado, sino, que el mexicano tenia tatuado su pasado que no podía dejar ir. Le seguía lastimando, eso era algo que pudo deducir Bielorrusia, mirando el teléfono.
Su hermano colgó para volver a sentarse y después mirar al ruso quien lo veía negando con la cabeza. Sonrió, al mirar a Kazajistán clavando su mirada en su celular. Su padre tenia razón, Bielorrusia es demasiado desinteresado en todo, porqué cuando agarró interés en algo, lo perdió todo. Así que, desde ese día, comenzó a dejarle de importarle todo. Cosa que realmente no era peligroso, pero, lo hacía impredecible, prácticamente Bielorrusia podría matar a alguien, nunca decirlo, nunca lucir preocupado, y nunca tener un castigo por ello.
Eso tensaba a Rusia enormemente.
– México regresa a la mansión. ¿No les trae eso recuerdos? – dijo Bielorrusia mirando a sus hermanos. – Moviendo esas dulces piernas de aquí allá, donde esos diminutos shorts apenas cubrían ese hermoso cuerpo, haciendo que todos tembláramos con nuestras hormonas queriendo escapar y tocarlo. – sonrió, tomando de nuevo su cigarrillo, soltando una bocanada de humo al aire – El dulce México, sonriente y dándonos cariño, amor y comprensión acompañado de comida.
– Nos daba besos en la frente para dormir. – comentó Ucrania.
– Nos arropaba en la cama y se quedaba con nosotros para asegurarse que descansáramos. – continuó Rusia.
– Y al final, todo era para que nadie lo interrumpiera mientras se cogía a nuestro padre. – fulminó Kazajistán. – Avivar esos recuerdos no sirven de nada, él solo vendrá, y ya, ni siquiera recordará nada de eso, nos odia, y eso está bien, porque, ¿No era eso lo que queríamos al principio? Ser los números uno en su corazón, no pudimos ganar su amor, así que nos fuimos por su odio. El odio también es bueno, al menos somos en los primeros que piensa cuando hay tanto odio acumulado en su cabeza.
El ruso suspiró frotándose las cienes mientras el kazajo se retiraba, y después de que los remordimientos tomaran su mente decidió levantarse. No tenia tiempo para avivar recuerdos, realmente no quería. ¿Le gustaría volver a ser amigo de México? Por supuesto, el latino era extremadamente importante para él si se pone a analizarlo. Fue quien lo crio, quien lo vio crecer, y su primer amor platónico. Pero, no lucharía por algo que no tiene fin, el mexicano lo había dejado claro, no hay nada de aquel amor más, ya no eran amigos, ya no eran nada.
– Sabes Rusia, de todos, pensé que tú serias el único que no te reirías, pero lo hiciste, ¿Por qué? – preguntó Bielorrusia mirándole, sujetándole el brazo para que no se diera a la fuga. – Esa última reunión, ¿Por qué reíste? ¿Por qué reíste en su cara?
– ¿Qué te importa?
– Han pasado años, me gustaría saber, al fin el motivo real de tu contribución a padre, mientras humillaba a México, ¿Por qué entregaste los videos? ¿Por qué lo expusiste así? Eres un hijo de puta, traté de dañar el proyector y me detuviste, dejaste que todos vieran la desgracia que al final fue nuestra salvación.
– No lo hice... no entiendes lo que pasó. – dijo el ruso frunciendo el ceño. – Iba a destruir los videos cuando supe que Kazajistán los tenía, padre me interceptó. Traté demasiado por quitárselos, lo traté, pero no pude conseguir nada. Y después... ¿Reírme? Fue miedo. Tenía miedo de él, de lo que me haría si no contribuía. Así que como el idiota adolescente que era, elegí protegerme en lugar de ayudarlo, elegí no desafiarlo porque sentía que acabaría matándome, fui un idiota... y... no tienes idea de cuanto odio no haberlo ayudado.
– No eres el único que quiso parar eso, Rusia. – sonrió Bielo, soltándolo. – Mis cálculos fallaron y no pude detener el video. Por supuesto, no pude, así que molesto decidí reírme de mi propia desgracia. Me caía mal México, pero, no para hacerle algo así. No somos tan diferente a ti Rusia, ninguno de nosotros trataba de dañarlo, ni Ucrania, ni Kazajistán.
– ¡Kazajistán puso las cámaras!
– ¡Error! ¡Kazajistán detectó las cámaras, fue Nazi quien las puso! – gritó Ucrania. – ¡Si no fuera por Kazajistán, esos videos seguirían allí, fuera, para humillar a México todos los días de su vida!
– ¿Qué? – dijo el ruso confundido.
– Te dije que no éramos tan diferentes. – concluyo Bielorrusia mirándolo. – Es hora de ponerte en jaque, Rusia.
– Basta, no quiero hablar de esto. – fulminó el ruso, queriendo retirarse, pero Bielorrusia no lo soltaba.
– Deja de huir cobarde, – rio Ucrania. – Ponte a pensar. ¿Qué esperabas que sucediera? – Éramos torpes adolescentes que no comprendían una cosa.
– ¿Qué? – dijo el ruso mirándole.
– Nunca haríamos que México se enamorara de nosotros. – respondió Bielorrusia. – Esa pelea con padre por su atención, cuando todos sabíamos que nunca nos miraría de esa forma. Kazajistán se desquita con odio, yo con desinterés, Ucrania con malicia, y tú Rusia, tú con olvido. Olvidaste a México cuando era el único que hacía tu corazón feliz, porque comprendiste algo, que nunca en la vida podrías tenerlo, así que decidiste alejarte. Me pregunto si tendrás las bolas de olvidarlo de nuevo, cuando cruce esas puertas y todos esos recuerdos, quieras o no, te lleven de nuevo al punto de tu propio quiebre, donde se cayeron esos colores soviéticos y resurgiste como todos. Ya no eres parte de la URSS, los colores se desvanecieron una vez que México se fue para nunca volver de aquí, Kazajistán, Ucrania, tú y yo, resurgimos del dolor que eso nos dejó.
– No me interesa México de esa forma ya, lo único que me interesa es tratar de que no me odie el tipo que tiene la salvación del mundo. – gruño el ruso. – México no es tan importante, pudimos dejar a padre siempre, solo se dio la casualidad de que fue en el momento que México nos dejó.
– Sigue queriendo justificar tu desgracia Rusia, eres un cobarde. Ponte a pensar idiota, es lo que dije. – gruño Ucrania levantándose – Primero vas con Alemania cuando sabias que estaba con México, después le robas a USA apenas él lo soltó, dime, ¿Iras por Canadá ahora? Parece que persiguieras a las parejas de México para llamar su atención. Por eso te considera un niño castroso, no dejas de molestarlo, consciente o inconscientemente, sigues siendo el mismo chico que lo perseguía queriendo llamar su atención de una manera tan patética como esa. Eres igual que Kazajistán, solo que él lo odia de manera directa, tú, indirecta. Son el mismo par de perdedores que eran, no importa si se volvieron mas grandes.
El ruso simplemente se retiró.
No iba a escarbar dichas cosas, México dejó en claro lo que sentía anteriormente, él tiene una perfecta relación, buenos amigos, buena vida, no necesitaba a un tercermundista a su lado. En primer lugar, ¿Por qué le gustó México? No había nada especial en él, probablemente solo era un capricho que tenía, por siempre querer las cosas de su padre.
México llegaría aquí en tres días, entraría por esas puertas, aquellas puertas que ahora son su casa, y... y caminaría por el pasillo, como lo hacia antes, cuando su cabello estaba alborotado, con ese traje de aviación ajustado, o con esos diminutos shorts que marcaban esa curva única en el cuerpo del mexicano, con una playera resbalándole por el hombro, sonriente, para jugar con él... No. El ruso talló sus ojos, el latino solo entraría a firmar, solo eso, solo firmaría, seguramente trataría de golpearlos y de allí se iría para siempre... siempre.
Siempre es un largo tiempo, mas cuando estas enamorado.
+0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+
Días después...
El mexicano se encontraba en su oficina. Comenzaban las primeras entregas a los humanos de los diferentes países. Por supuesto que estaba nervioso, tenia nervios de que robaran su fórmula, pero, el mexicano se había encargado de poner agentes falsos en dicha formula, para el momento que quisieran saber que contenía, se toparan con paredes que no llevaban a ningún lado. Ya habían llegado los pagos de los primeros países, por supuesto que amo el "Fuck you" de USA acompañado con el dinero, y él, "Sigues siendo una perra que abre las piernas por dinero" de Kazajistán con el dinero.
– Oh que dulce lectura, casi puedo saborear su dolor. – sonrió el mexicano.
– ¿No puedes dejarlos en paz? Deberías venderlo al mismo precio. Yo creo que...
– Los secretarios no hablan. – dijo el latino sonriéndole a la ONU. – Mas si son las putas de su dueño.
– tsk... jodete.
– No, tú. – rio el mexicano, sacándole una risa a la ONU quien seguía trabajando.
– Me estas pegando lo idiota.
– Pues sirve que se te pega algo bueno, y dejas tu cara de culo. – y eso hizo reír mas a la ONU, provocando risas entre ambos, disfrutando el momento.
La ONU estaba encadenado figurativamente, escucho las quejas de todos, exigiendo que obligara a México a hacer la droga de dominio público, pero, tuvo que rechazarlos, no podía, lo tenían encadenado a hacer todo lo que el latino quisiera. Además, no había escapatoria, y, a decir verdad, había dejado de buscarla. El mexicano no era malo, incluso, le había agarrado cariño. Le ayudaba en sus tareas, le hacia de comer, y disfrutaban cuando no estaban peleando.
Lo que mas recordaba, era la vez en invierno, donde el latino le abrazo, durmiendo con él, protegiéndolo del frio.
Pudo haber puesto una manta encima, pudo haber prendido la calefacción, pero no, prefirió mas el contacto, durmiendo así, abrazados y felices. Nunca había sido abrazado de esa forma al dormir. Con sus parejas, generalmente era solo sexo y dormir por agotamiento, de allí en fuera, no había un momento especial como ese, así que decidió que ese había sido su momento favorito con el de sangre azteca.
Sintió su corazón removerse al recordar el rostro del mexicano durmiendo a su lado.
Tocaron a la puerta, y el mexicano dio paso para ver al adorable Perú, corriendo para abrazarle. Detrás de él, podía ver a Brasil, Argentina y Chile con ese estúpido collar puesto. Sonrió, levantándose a saludar a todos con el pequeño Perú cargado en sus brazos.
– ¿Qué hacen aquí pinches perros? – sonrío el mexicano. – Les dije que esperaran a que llamara.
– Vinimos a que nos dijeras porque llegaron cargamentos de droga a nuestras tierras cuando ni siquiera la hemos pagado boludo. – dijo el argentino mirándole.
– No entendemos weon, ¿Nos vas a fiar? Porque si, ya de una vez te digo que me voy a tardar meses, la estas dando por lo que valen mis nalgas, joeputa.
– No, no, chicos, la droga es gratis para mi familia. – dijo el mexicano dejando a los demás sorprendidos. – Ustedes me apoyaron, me daban lo que pudieran para apoyar mi loca idea, ya sea desde un dólar, hasta 100,000 dólares. Siempre recibía dinero de ustedes cada mes, y se los agradezco, así que, siempre será gratis para ustedes. Eso sí, les toca invitar la peda de celebración porque quiero una pedisima que dure semanas, donde me desobedezcan las nalgas hasta el amanecer.
Los latinos se quedaron callados, mirándole sorprendidos. El mexicano se percató de su sorpresa, así que les sonrió, y después, en un dos por tres, acabaron abrazándose en grupo. Latinoamérica era una familia fracturada, que luchaba por sobrevivir, y cuando uno lo lograba, no dejaría morir a los demás. México sabia esto, así que no planeaba dejar solos a sus hermanastros, seguiría con ellos, con su familia por siempre.
Comieron todos juntos, disfrutaron de un buen vino, rieron y se divirtieron aún más cuando todos los que faltaban llegaron a la nueva y renovada mansión del mexicano. La ONU solo bajó a comer, después de ello, subió a la habitación donde ahora dormía, con una botella de vino, mirando series mientras disfrutaba chucherías. Mañana partiría de nuevo a su mansión, así que, por ahora, solo quería relajarse.
Y fue así, hasta las tres de la mañana, donde el mexicano entró de golpe a su habitación, solo para decirle algo. La organización le miró, estaba en sus boxers, sin playera, con marcas de mordidas en su cuello, borracho a mas no poder, con el cabello enredado y esponjado. Si, definitivamente los latinos tiraron la casa por la ventana.
– Sabes ONU, si me uno con mis hermanos, podemos crear una Unión latinoamericana, seria UL, o Ulises para los compas. – era obvio su borrachera. – Y seria la mera verga, le patearía el trasero a tu novio el mamón de UE. Vamos a crearlo, al pinche UL, y vamos a hacer que se haga novio de OMS, ese wey ya necesita amor.
– Ya no salgo con UE, nuestra relación termino hace meses, además, OMS no necesita a alguien, necesita seguir cuidando a los humanos y a ustedes. – mintió la ONU, por diversión, quería ver la respuesta del latino a información que no conocía.
– ¿No? Que bueno porque era un pendejo, me caga ese wey, se cree demasiado, y tiene el pito chiquito, te mereces una más grande ONU. Y me vale, le voy a dar un novio a OMS. – dijo dando media vuelta, golpeándose con la pared y cayendo de sentón – A la verga, pinche pared.
La ONU rio, suspirando y levantándose para sujetar al mexicano, y jalarlo a su cama recostándolo.
– México, me retiro mañana a mi casa, ¿Recuerdas eso?
– Simón. – dijo el latino mirándole. – Simón a tu casita, tu casini, tu mansión, ¿Te gusta? Yo la hice.
– Si claro... – rio la ONU girando los ojos. – Me la he pasado bien, me haces reír mucho, creo que me siento feliz contigo, y me alegra que no fueras un maldito despiadado para dejar en visto todo lo que hice. Gracias por ello. – sonrió la organización.
– De nada ángel. – dijo el mexicano, mareado mirando una figura borrosa con alas. – Verga, ¿Me morí?
– No... no. México, nunca recuerdas nada después de emborracharte, lo hacías cada vez que pasabas por la cama de esos country.
– ¿Uh? – el latino estaba comenzando a dormirse.
– Necesito que lo hagas de nuevo, que olvides.
No sabía que había sido.
Si lo tarde que era, lo alcoholizado que estaba el latino, o ese cariño que había en su pecho hacia él, pero, acabó por levantarse y cerrar la puerta con llave, para después solo dejar caer su short con su ropa interior y meterse en la cama con aquel mexicano. Su apariencia humana la usaba poco, pero, esta vez la usaría en su totalidad, donde se vio ese cabello blanco largo resbalar por su espalda, esos ojos azules aqua, esa piel pálida como la porcelana, y esos labios suavemente rojizos. Se montó encima del latino, retirándose la camiseta y una vez desnudo, se inclino para besarle.
El latino no respondió al principio, fue hasta que sintió el roce del trasero de la organización, que abrió levemente sus ojos. No comprendía si estaba soñando o era el mundo real, pero, se dedico a dejarse llevar por aquellos dulces besos. Se dejo llevar por ese movimiento de caderas quien le bajaron el boxer mientras conseguía mediante de roces y besos una erección en el mexicano. El latino gimió cuando sintió el interior de la organización, aun mareado de todo, entre dormido y despierto, mientras sentía a aquel ángel comenzar a moverse, de arriba abajo, o en círculos, gimiendo alto, disfrutando su libido explotar. Nunca había sentido esta clase de excitación, por una relación peligrosa, nunca la había sentido y lo amo. Lo montaba con tantas ganas que estaba perdiendo su mente en la más pura lujuria.
Una lujuria que era un crimen, una lujuria que robaría parte del mexicano.
Cuando el mexicano despertó, estaba en su habitación ya, con resaca y extrañamente fresco. Había una nota de la ONU quien le avisaba que ya había tomado su avión de vuelta. El mexicano froto su cabeza para al final, acabar por recostarse de nuevo. Tenia una extraña sensación, pero no tenia idea de donde provenía.
Suponía que, en las borracheras, pasaba de todo. Incluso, las cosas que no se podía explicar.
+0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+
Un jarrón acabó estrellado contra la pared.
El alemán estaba perdiendo mas dinero de lo que ganaba, los malditos precios que México les había dado por un cargamento mínimo eran excesivamente elevados. Apenas pudo comprar uno y sus perdidas fueron brutales. Ya se había humillado demasiado con hacer lo que todos hacen, pedirlo en pagos, condenarse al banco de México, a sus intereses que crecen cada día, porque no puede pagar de otra forma. Apretó los puños frustrado y después simplemente se tiró molesto en su sofá, tratando de pensar en una mejor forma para pagarle.
ONU se había negado por completo a hacer la droga GR de dominio público, así que México decidió subir el precio a niveles millonarios y dejar morir a quienes no pudiera pagarlo.
– Maldito latino hijo de puta... uh...
Escuchó su puerta, así que se levantó de su sofá y caminó para sorprenderse con lo que veía. El chileno, con abrigos encima, sosteniendo una caja. Tenía las mejillas rojas y aun así estaba temblando un poco, aunque su abrigo lucía grueso.
– ¿Puedo pasar? – preguntó a lo que el alemán asintió dejándolo entrar. – Oh dios, que frío hace.
– ¿Qué haces aquí? Es tarde y no recuerdo haberte dicho que vinieras.
– Quería sorprenderte, y... bueno, escuche el precio en el que Mex esta vendiendo todo. Se que incluso con todo el dinero que tienes es difícil pagarlo, así que te traje un cargamento de los míos. Se que no me pediste esto, y se que te molesta porque lo consideras como una limosna, pero no es así, quiero ayudar a mi novio.
El alemán se quedo seco.
La ultima vez que el chileno había estado en su casa, había salido corriendo y llorando después de una discusión que habían tenido. Y ahora estaba aquí, con estas cosas, con una sonrisa mientras temblaba por el frio y la nieve que tenía aun regada en el abrigo. ¿Por qué había traído esas cosas si lo trataba tan mal? ¿Por qué seguía viniendo? ¿Qué pasaba en la mente del chileno? No lo comprendía.
Acabó por sonrojarse, cosa que hizo que rápidamente cubriera su rostro, fingiendo que acomodaba sus lentes. Le ayudó con la caja y después caminó con él a la chimenea, retirándole el abrigo y poniéndole una frazada encima mientras lo calentaba en su sofá, acercándolo. El alemán aun no podía decir nada, esto no estaba dentro de sus planes, tenía que admitir que, si pensó en usar a Chile para conseguir la droga, pero lo descartó cuando supo que México lo descubriría fácilmente.
Y, aun así, allí estaba ese pequeño país, acurrucándose en el sofá mientras se calentaba y miraba el fuego. Se sonrojó más mirándolo y acabó por meterse en la cocina. Trató de relajarse, pero los latidos en su cabeza se hacían intensos, tenia que controlarse, estaba feliz, si, lo estaba, pero solo eso, no había nada más, no podía haber nada más, es vergonzoso, su padre lo mataría si se enterara que acabaría encariñándose con su mascota.
Preparó chocolate caliente y después caminó con el chileno entregándole la taza.
– No puedo aceptarlo, no voy a aceptarlo, así que llévate la droga contigo. – dijo el alemán mirando al fuego. – Te meterás en problemas con México si sabe que me estas dando cargamento.
– Me metería en problemas si tu me lo hubieras pedido. Pero no, es un regalo que quiero darte, así que te lo daré.
– No, por dios, entiende, no lo quiero.
– Lo voy a dejar aquí, lo que quieras hacer con ello es tu problema.
– Chile – dijo molesto el alemán y el latino acabó por mirarlo y sacarle la lengua provocándole mas sonrojo al europeo. – Maldita sea.
– Es la primera vez que te veo así, ¿Estas ebrio? – Por supuesto al chileno le extrañaba ver al alemán sonrojado y nervioso. Eso no era común, parecía otra persona con todas esas reacciones.
– Creo que sí. – respondió Alemania tomando de su chocolate.
No se dijeron más, el alemán miraba al latino de reojo, notando ese perfecto perfil y ese particular ojo, con el iris en forma de estrella. Sonrió, realmente era algo único, le gustaba mucho. Después noto sus labios, gruesos y delicados a la vez, con ese tono rosado, miró su lindo rostro, su cabello castaño, su cuerpo que había dejado de temblar bajo la frazada. Y después notó algo que no hubiera querido notar jamás. El chileno volteo para verle y le sonrió. Una dulce y hermosa sonrisa, que se alumbraba con la luz de la chimenea.
Lo hizo dejar su chocolate de lado y acabó por acercarse a besarle.
Porque realmente quería hacerlo, quería besarle. El chileno le correspondió, y después el alemán comenzó a acercarse más, recostándolo en el sofá, acariciándole el pecho, cosa que hizo que el chileno se tensara apartándolo.
– No. – dijo con algo de miedo. – No quiero.
– Lo lamento. – respondió, ante la sorpresa del latino. El alemán no lo zarandeo, no se molestó, no lo corrió de su casa, solo había dicho, "lo lamento" y se había apartado regresando a su taza de chocolate.
El chileno sintió el corazón en su cabeza mientras tomaba de nuevo su taza bebiendo, sonrojándose sin apartar la mirada de la chimenea. ¿Qué había sido eso? El alemán de pronto comenzó a tratarlo de esa forma poco común en él. Aunque, el latino no era el único que estaba sorprendido por lo que acababa de pasar, el alemán estaba rojo mirando su taza, ¿Qué diablos acababa de hacer? ¿Había obedecido una orden de su mascota? ¿Qué diablos?Aun peor era escuchar su estúpido corazón golpeando sin parar en su cabeza. Debería ir al médico, eso debía hacer, lo haría inmediatamente que el chileno se marchara.
– Ale...
– ¿Uh? – esa voz lo hizo voltear y ver al chileno acercándose a él para acabar acurrucándose con él abrazándolo. Ya había terminado su chocolate, ahora, solo quería estar cerca de su novio, era algo normal, el chileno lo veía completamente normal, pero, el alemán solo podía sentir su corazón al mil por hora mientras el chileno se juntaba y acurrucaba con él.No dijo nada, dejo que Chile lo hiciera, mientras ambos miraban la fogata.El alemán siempre relacionó el fuego con su pasado, siempre que lo miraba de cerca podía escuchar los gritos desesperados de esos judíos, podía escuchar y sentir su piel quemarse, le provocaba escalofríos porque lo dejaban sin aire al recordar esa cicatriz que abra de por vida en él. Pero, a lado del chileno, todo se sentía en paz. No escuchaba los gritos, no se ahogaba, no había nada que lo asustara, solo paz.
Que extraño.
Se quedaron allí, dormidos hasta el siguiente día, donde el primero en despertar fue el alemán, al sentir un pequeño bulto a un lado de él. Lo miró, y después sonrió acabando por abrazarlo y aspirar el dulce aroma del chileno quien aun permanecía en el mundo de los sueños. Notó lo bien que olía, su piel clara, lo sexy que se ve cuando su playera se resbala un poco por el hombro. Acabo por besar la clavícula desnuda del chileno haciendo que este despertara.
– Hn... Ale.
– No quería despertarte. – dijo el alemán sin parar de besar dicho punto desnudo.
– ¡Ah! Para, me haces cosquillas. – rio el chileno a lo que el alemán acabó por apartarse para después solo mirarlo.
– ¿Me amas? – preguntó, haciendo que el latino le sonriera, depositándole un beso en la frente.
– Te amo. – concluyó con una sonrisa.
El corazón del alemán se removió como loco y después solo hundió su rostro en el pecho del chileno. Sin decir u hacer cualquier otra cosa. Solo se quedó allí, abrazándolo, escondiendo un sonrojo que no debería pasar, pero que pasó. Por la razón más estúpida se había enamorado, porque se sintió bien ese acto de desinterés, ya que nunca lo había sentido, siempre buscaban algo de él, o algo por el cual intercambiar cosas, pero no, no con el chileno, él solo estaba allí, porque le amaba, y lo ayudaba, porque lo amaba, y quería seguir a su lado, porque lo amaba, no por el dinero, no por sus cosas, no por el sexo, era porque lo amaba.
Que bien se sentía ser tan especial para alguien que puede amarte sin pedir nada a cambio.
Y aunque el alemán pensó que tendría amor puro en su vida, fue él mismo quien se condenó a un futuro trágico.
+0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+
Cuando sintió la nieve debajo de sus suelas, supo que había vuelto.
Miró esa enorme mansión en el bosque y sintió un escalofrío recorrer su espalda, de nuevo estaba cerca de él, de nuevo estaba en sus malditas redes, allí, donde le habían jurado amor eterno, allí, donde le habían destrozado el corazón y pisoteado la dignidad. Aun recordaba la música, aun recordaba los bailes, recordaba todo, donde amo a alguien de rojo, y dejo su pasión con él.
Suspiró caminando a la entrada para tocar el timbre, donde inmediatamente se abrieron las puertas para que pasara sin más. Entró en su coche y sintió que podía verlo, allí, cortando leña mientras le sonreía cuando lo veía llegar, allí, con su cigarrillo en la boca y ese olor a vodka en él, allí, con aquel hombre donde se dejó ir en pasión y rebeldía en contra de todos. Sabia que salir con un hombre "mayor" era malo, lo sabía, aun tenía que aprender muchas cosas, era un chiquillo que se dejaba llevar por todos, que seguía a USA como religión y que se enamoraba al primer beso.
– Eras muy sexy como para ignorarte. Capturaste mi atención desde que te vi. Con esa aura de madurez, dios, eras mas joven que yo si nos vamos a años, pero en apariencia, tú eras un adulto, yo solo era un joven que cayo a tus pies. – se dijo a si mismo, como si estuviera hablando con su conciencia, o tal vez, con el fantasma del pasado que aún le atormentaba. – Me preguntó, si me vieras ahora, ¿Te gustaría? Ya no uso esa ropa corta, ya no resalto mi trasero, ya no me porto lindo y travieso, ya no soy un niño tratando de llamar tu atención. ¿Qué harías si me vieras ahora?
"México..."
– Probablemente me mirarías con esa mirada intensa y dorada. Me mirarías de arriba abajo, harías esa media sonrisa que solía volverme loco, y acabarías por seducirme una vez más, solo por diversión, porque puedes, porque podías... – el mexicano estacionó para al fin volver a sentir la nieve y bajar, caminando a esas enormes puertas rojas, quedándose un minuto mirándolas, recordándose a si mismo, un chiquillo con pequeños shorts y mallas debajo, corriendo dentro mientras un hombre le perseguía.
"México, ¿Puedes escucharme?"
– Uikia Mictlantecuhtli.
Dijo el mexicano, trayendo consigo esos ojos negros y esa mascara de calavera que apareció en su rostro, haciendo sus runas brillar una vez más, donde aquella que estaba unida al dios del inframundo brillo rojizo, como si hubiera fuego debajo de la piel del mexicano, todo para ver lo que los vivos no pueden. Todo para verlo.
– Cuanto tiempo URSS... ¿Me recuerdas no es así?
Vio al hombre mirarlo, un hombre de cabellera rubia, alto, fuerte, volteando a mirarlo dándole esa suave sonrisa asintiendo. El mexicano sonrió, para cerrar los ojos, apagando sus runas, dejando solo la que lo conectaba al inframundo encendida, mientras desaparecía aquella mascara esquelética, y sus ojos volvían a la normalidad. Miró a su derecha, para ver el fantasma de un viejo amor a su lado, y después sonrió. Rebuscó en su bolsillo, sacando una pequeña caja, la cual abrió y una suave melodía melancólica sonaba, la dejó sonar, dejo que la música lo transportara por cada paso que daba dentro de aquella casa acompañado de un viejo amor.
– Vamos URSS, regrésame allí, regrésame al pasado, a ese recuerdo oculto, a ese momento donde juré que te había perdido solo para verte regresar en tu gloria, regrésame a aquella vez en diciembre...
+0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+0+
Aclaraciones:
– Ya se viene el arco más pinche melancólico de México. Donde se explica mas de un chingo de cosas que hicieron que Mex se porte mamon y a la defensiva con todos. También, para explicar como es que Perú pudo ocultarse y entrar a la mansión de ONU sin se detectado.
– A la vuelta de la esquina esta URSS y su importancia. También, como no me gusta alargar las historias, ya andamos por acabarla, aun no se cuentos caps, pero realmente no faltan muchos.
– La ONU si violó a México, y si, fue violación ya que México andaba ebrio y ni siquiera fue consiente de ello. De esto también se habla mas adelante.
– Nos leemos en el próximo cap, saluditos. Les dejo la canción que escucho Mex de la caja musical, es una que todos se saben 7u7.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top