PUNTO DE QUIEBRE - 16 -
Aclaración: Si no leíste Lazos, puede que no entiendas muchas partes. Les dejé un pequeño resumen al final. Para que le entiendan más o menos :3
"Mi papel es unificar el mundo. Di mi vida por ello, reí en la cara de la muerte, asesiné a sinfín de personas para lograrlo, y ahora solo queda desatar lo que comencé..."
Los colores siempre son hermosos.
Más cuando en la basta eternidad, donde reina la paz, estás unido a tu amante para disfrutar la muerte de la mejor manera. Al final, lo mejor de ser un dios, es poder disfrutar todo desde primera fila. Ver esa piel morena contrastando con la mía, verlo retorcerse, ver ese cabello largo y sedoso siendo un desastre entre las hierbas. Cómo amo cuando cogemos al aire libre.
— ¡Ah! ¡AAH! ¡Más despacio! ¡Quetzalcóatl! — supongo que fue ese grito lo que me hizo voltear a ver esos enormes ojos rojos que tiene. Aún sigue teniendo esa mirada desafiante, como si odiara abrirme las piernas.
Se ve hermoso así.
Es lo primero que puedo pensar, mientras mis manos recorren ese abdomen perfecto, acariciándole el pecho, cosa que hago porque sé que le molesta, y adoro ver la expresión de enojo en él. Adoro verlo desnudo debajo de mí, adoro verlo retorcerse, adoro manchar esa piel morena llenándola de mi veneno. Creo que su sangre es la única que aceptaría en sacrificio, más cuando sigue intentando escapar de mí.
Más cuando se niega a amarme como antes. Pero no importa, siempre me ha gustado jugar con las personas difíciles, por eso me llevo bien con Tezcatlipoca. Orgullosos y sedientos de poder, podría decir que Azteca refleja eso, siempre lo ha hecho.
— Ometecuhtli. — susurré en su oído sintiendo esa piel estremecerse ante mi voz. — Hoy me has hecho enfadar, y es algo muy difícil, generalmente el único que lo logra es mi hermano Tezcatlipoca, o mi hermano Huitzilopochtli. Pero hoy te superaste.
— ¡Tsk! ¿Tengo que serte fiel? — creo que nunca hago aparecer mis escamas, hasta ahora, me saca de quicio. — No somos absolutamente nada, además yo decido si quiero estar con alguien más o no... ¡AH!
— Eres mío. — y son pocas las veces en la que lo hago, pero inyectar veneno está en mi naturaleza, así que lo hago, viendo como su piel se pudre alrededor de mi mordida para después verla sanar.
— ¿Y lo decide quién? — sonrió, tumbándome para montarse perfectamente encima. — hng... yo decido con quien acostarme, asi que yo decidí el día de hoy que quería cogerme a Inca y venir en la noche a complacerte. Si quieres que solo sea tuyo, entonces compláceme hasta que me olvide que puedo remplazarte fácilmente con quien me plazca. — Y en un suave desliz sentí su interior de nuevo, joder, creo que necesito educar mejor a este idiota.
— ¡AH!
— Nunca te habías penetrado a ti mismo, dime que pasa. — pregunté, ahora que lo pienso, que viniera a buscarme después de lo de Inca es muy extraño...
— ¡Cállate! Hng... di que te hago un favor, dios de pacotilla. Ahora solo compláceme...
— ¡Ja! — Que divertido es, por algo me enamoré y enlacé mi alma con él. — Tú vendrías de rodillas a mí, no necesito complacerte. Ahora solo dime, ¿Qué te tiene tan inquieto hoy? Soy un dios muy sabio, se reconocer ese rostro que ocultas, se sentir aquellos sentimientos que no quieres dejar nacer, se interpretar cada palabra que sale de tu boca. No puedes ocultarme nada...
— Si puedes leer tanto, ¿Porqué no solo lo dices? — dijo, mirándome con ese ceño fruncido que siempre tiene en ese bello rostro... Oh Azteca, eres tan fácil de leer. Solo tienes un miedo en tu vida, solo uno que todos conocen.
Y sonreí, mirándolo, mientras este acariciaba mis plumas, comenzando a mover lascivamente las caderas. Pero no voy a dejar que te escapes complaciéndome, no voy a protegerte esta vez, ya que yo necesito saber también lo que se avecina. Paré sus caderas y jalé su rostro hacia mí, viendo ese perfecto rostro varonil solo para mis ojos...
— Vas a unirte. — susurré a lo que él hizo un gesto de molestia. — Le tienes miedo a tu verdadera forma, siempre huyes de ello. Y no, no importa cuánto muevas tus caderas hoy, no voy a protegerte y evitar que él venga por ti. Me hiciste enojar mucho hoy, odio que Inca juegue con tu cuerpo, me pertenece, asi que, enfréntalo solo Ometecuhtli...
— Basta de llamarme así.
— ¿Cuánto miedo le tienes al destino, Azteca?
Y solo con ese nombre, aquél brillo en su piel se desvanece, regresando a esa forma de imperio. Dejando su largo cabello cubrir un poco su desnudez. Veo su sonrojo en sus mejillas, mientras acaricia mi torso, hasta llegar a mi rostro. Incluso aunque ponga ese rostro, debo ser fuerte. Al final, no puedo evitar lo que Ometéolt quiere hacer.
— No soy yo cuando me uno con él y ella... — dijo, suspirando. — Amo a México, pero odio ser controlado por alguien más, odio perder mi conciencia. Es raro, cuando nos unimos siento que no estoy más, él controla todo y no siempre estoy de acuerdo con sus decisiones. No quiero estar bajo algo que me diga cómo debo actuar.
— Por eso odias una relación formal, odias que un sentimiento te domine. Eso explica muchas cosas de tu carácter. — dije, acariciándole las mejillas.
— Te amo, Quetza... — dijo, con ese rostro de cachorro que tiene. — Pero, es difícil aun para mí. No puedo tomar todo a la ligera como los demás.
— Lo sé, te esperaré. — dije, besando su frente, que voluble y divertido eres para mí... — ¿Cuándo llegará? ¿Lo sabes?
— Pues... yo creo que...
Supongo que no tuvo que responderme.
Vi esa enorme luz a lo lejos, y reconocería la esencia de Xólotl donde fuera. Él ya estaba aquí, después de años, había regresado. Después de todo lo que ocurrió en su universo, después de esa guerra, al fin el creador vuelve. Sostuve a Azteca, separándolo de mi para después hacer aparecer mi ropaje.
— Es extraño... — dije mirando a esa luz. — Aquél que juró vivir la vida como un mortal, se presenta aquí después de años. Debe estar pasando realmente una enorme mierda para que decida venir aquí. ¿No crees, Azteca?
Al mirar el rostro de horror de Azteca fue cuando lo supe. Generalmente, Él y Mexica pueden sentir a México, y saben cuándo se acerca, pero también saben que tiene en mente. Y ver esa expresión en él, me hace pensar, que Azteca no quieren nada de lo que se avecina.
— ¿Azteca?
— ... ¡No quiero perderte, Quetzalcóatl! — dijo sosteniendo mi rostro. — No quiero... No otra vez, me obligaste a estar sin ti, con una promesa de tu regreso durante siglos, no quiero perderte de nuevo en una guerra.
No supe que decir ante eso. ¿Guerra? ¿A qué se refiere? Generalmente si una guerra se avecina somos nosotros los primeros en verlo. Pero no puedo sentir nada en el flujo del tiempo. ¿Qué es lo que vio Azteca con la llegada de México? O mejor aún, ¿A qué vino México? Y porque Azteca esta tan asustado.
— No dejes que nos unamos, por favor. — susurró Azteca aferrándose a mí. — Haré lo que quieras, pero ayúdame. No dejes que sea Ometéolt.
— Tranquilo. — dije envolviéndonos a ambos en mis alas. — Trataré de impedir que se unan. Pero tienes que decirme lo que ocurre. ¿Qué está pensando México?
— Traerlo de regreso. — dijo, a lo que no comprendí en ese instante a que se refería. — Necesita alguien fuerte de su lado para lo que se viene. El halcón lo sabe, ya tuvo la visión del ser saliendo del caos. Vendrán a reclamar lo que les quitamos.
— ¿Qué?
— ¿Me ayudarás? — dijo, acariciando mis mejillas. — Aunque no lo entiendas, quiero que sepas, que hay una manera más pacífica. Mictlantecuhtli puede hablarte más de eso, él está del lado de México, pero, aunque la razón por la que lo hizo sea noble, ellos nunca lo entenderán.
— Lo haré. Pero quiero que recuerdes, que lo que él decida es algo difícil de controlar, al final estamos hablando de Ometéolt
— Lo se... pero aprecio que quieras ayudarme. Aunque al final no sirva de nada. — dijo.
Creo que esa última frase me había dejado más confundido. Así que solo lo hicimos, dejé que Azteca se vistiera y seguimos caminando hasta llegar a la gran mesa. Una mesa donde solo nos reunimos cuando realmente hay algo importante, no es como si realmente habláramos de cosas siempre o conviviéramos. Pero, esa mesa se convirtió en la mesa de los Tezcaltipocas, ya que siempre somos los únicos presentes.
Al llegar, estaba Tezcatlipoca y Xipe, después llegó Huitzilopochtli tomando su asiento, pero para nuestra sorpresa, Mictlantecuhtli y Xólotl tomaron asiento, cosa que sorprendió a todos los que estaban allí, y no solo eso, cuando vimos llegar a Tláloc y tomar asiento, fue cuando lo supe.
Algo estaba ocurriendo. Tláloc y Huitzilopochtli en la misma mesa no había sucedido desde hace siglos y siglos de existencia.
— ¿Es acaso una broma? — dijo Huitzilopochtli mirando a Tláloc. — ¿Qué diablos haces en mi mesa?
— Sigo las ordenes de alguien más fuerte que tú. — contestó. — Tampoco es de mi agrado estar aquí.
— Oh vamos, no peleen.
Esa voz.
De golpe, todas las miradas fueron directas a esa voz. México, después de tanto tiempo caminaba hasta llegar a la silla donde se encontraban su madre y padre. O, mejor dicho, sus otras mitades. Acabó por abrazarlos con cariño, dándose mimos y sonriéndoles, para después mirar alrededor extrañado. Peinó su cabello hacia atrás, ese largo cabello negro, con esa piel morena exquisita y sonrisa con perfectos hoyuelos.
— Me siento algo mal, todos tienen su asiento y yo no tengo el mío. — dijo, mirando como Azteca y Mexica compartían el trono. — Deberíamos hacer más asientos aquí.
— Eres Ometéolt, solo se tú de nuevo y fusiónate. — comento Tezcatlipoca. A lo que vi el rostro de mi amado nervioso.
— México, te cederé mi silla, no tienes por qué unirte. — dije rápido captando su atención. — No necesito un asiento, puedo simplemente flotar, así que...
— No trates de protegerlo, Quetza. De todos modos, hagamos lo que hagamos, él vino a fusionarse. — dijo Tláloc mirándome.
— Pueden estar los tres presentes, no tiene porque...
No hubo tiempo de dar mi opinión, él tomó de los hombros a Mexica y Azteca, acabando por ser él de nuevo, no había visto esa forma desde hace siglos, ni siquiera cuando luchó en la guerra, se vio así, hasta ahora. Esta vez se atrevió de nuevo a revelar su verdadero yo. El verdadero Ometéolt.
Su piel era negra, completamente, como el espacio, donde parecía que te absorbería todas esas galaxias viviendo en cada parte. Su cabello prácticamente eran estrellas y planetas viviendo en él, formando vías lácteas a lo largo, sus ojos brillaban con un blanco potente en las pupilas encapsulando la vida en ellos. Y al final, las alas... Cada pluma brillando de los colores más exquisitos que se han visto y se verán.
La creación en su máximo esplendor.
Era el más enorme en esa sala, así que tomó asiento en el trono, donde sus alas dibujaban diferentes símbolos en ellas. Egipcios, griegos, nórdicos, chinos, japoneses... Y creo que fue allí cuando comprendí lo que Azteca quería decirme.
"Ellos vendrán a recuperar lo que les quitamos"
Los dioses que Ometéolt absorbió para tener el control supremo, viven encapsulados en él, sin la oportunidad de salir. Pero, no es el único con parte de dioses, los cuerpos descansan con Mictlantecuhtli, y varias habilidades nos las dividimos nosotros. Es decir, hicimos una carnicería con esos dioses, mi gran pecado en este mundo, aún lo llevo marcado en mi existencia.
— Voy a morir. — dijo Ometéolt captando la atención de todos de golpe. — Por lo cual, he venido a decírselos. Es más, estoy a minutos de que muera.
— ¿Qué? — preguntó Huitzilopochtli.
— Bueno, no exactamente yo soy el que morirá. Sino un México, en una versión alterna de mí, en otro de mis universos. Morirá a causa de unas bombas nucleares, pero, es necesario que muera, he venido a explicarles porque sucederá y porque es tan importante esa muerte.
— Habla. — dijo Mictlantecuhtli.
— Cuando terminó la guerra en mi universo, en el que decidí vivir, tuve una visión de mí, en los universos alternos que he creado. Y había uno en especial, donde había un caos sin parar. Ese universo estaba destinado a perecer, pero después de meditarlo, decidí que del caos igual puede haber vida, así que me planteé una meta. Haría que ese universo fuera feliz, pero todo cambió con lo que sucedió después.
— ¿Qué ocurrió? — pregunté.
— El Yggdrasil movió sus ramas. Lo sentí en el cuerpo. Y entonces me encontré con los ojos de su halcón. En pocas palabras, los nórdicos han despertado, lo saben. — dijo, mirando alrededor. — Saben que tenemos algo de ellos. Aún no tienen idea de que tenemos a sus dioses, pero saben que hay algo que les quitamos, y lo quieren de regreso. Así que decidí no tomarme ese movimiento del árbol del mundo a la ligera. Y decidí restablecer a Pangea lo más rápido que pueda.
— ¿De qué hablas?
— Ese México tiene que morir, el mundo tiene que resurgir y con ello, lo traeré a él de vuelta.
— ¡Espera! — dijo Tezcatlipoca mirándolo. — Vas a causar un apocalipsis, un genocidio total, en un mundo solo porque quieres darle una oportunidad. ¿Qué lógica hay en eso?
— Ese mundo estaba condenado, lo voy a dejar renacer.
— ¡Y con ello tendremos a los nórdicos queriendo que les devolvamos a sus dioses! — gritó Tezcatlipoca. — ¡Nos estás condenando a una guerra!
— No perderemos. — dijo Ometéolt suspirando.
— ¿Por qué diablos estas tan seguro? Nosotros no podemos intervenir, va a ser ese México el que haga tu trabajo sucio.
— Lo haré fuerte, además, no estará solo.
— No puede ser... — dijo Tláloc mirando a Ometéolt, levantándose de su asiento. — ¿Cómo diablos vas a traer a ese sujeto de vuelta? ¡Murió! ¡Y todo por culpa de este maldito idiota! — dijo señalando a Huitzilopochtli.
Oh por dios, se refieren a...
— Voy a tenerlo. — dijo haciendo que todos excepto por Xipe y Mictlantecuhtli nos quedáramos en shock. — Ese México va a tenerlo. Va a nacer de nuevo. Mi tarea principal que me juré, fue traer a mi gran amor, Pangea, de regreso. Pero nunca dije como... Pangea completa en el mundo, me hace feliz, incluso cuando decidí no unirla y dejar a los countrys existir. Él es necesario para unificar el mundo.
— ¿Crees que, con ello, ellos te perdonarán? — dijo Xipe captando la atención de todos. — Cometiste muchos pecados Ometéolt, por amor. Asesinaste y conquistaste, absorbiste y esclavizaste a los dioses de los demás, solo para conseguir omnipotencia sobre todos. Con el fin de ser capaz, de controlar el flujo y traer a Pangea de regreso. Dime... ¿Crees que escucharán tus argumentos?
— No lo harán. — respondió Ometéolt. — Van a querer asesinarnos.
— Le diste el corazón de Inti a Perú. Que mala jugada, lo hiciste sin pensarlo, dejando al descubierto que México tiene a los dioses a su disposición. Dime, creador, ¿Qué harás cuando los hermanastros de México le den la espalda?
— Aún no lo decido. — respondió Ometéolt. — Pero necesito de él para proteger. Así que si, él renacerá, y nos ayudará con la defensa si fallo en dialogar.
— ¿Cómo se llamará ahora? — pregunto Mictlantecuhtli.
— Borislav. — sonrió Ometéolt. — No pienso dejar que recuerde quien es, quiero que lo descubra por sí mismo. El autodescubrimiento ayuda mucho, y lo dejaré elegir.
— ¿De qué hablas? — pregunté.
— Es verdad que traerlo de regreso es bajo mis fines. Pero, al final, si he de fallar, lo haré. Borislav tendrá su destino en sus manos, si él quiere darme la espalda, lo aceptaré, y si quiere luchar a mi lado, lo recibiré con brazos abiertos. Él es alguien que quiero libre. Así qué...
— Será libre de los lazos de Pangea. — dije. — Estas condenando a un semidiós a vivir con ellos, sin ningún lazo que lo ayude a conocerse. ¿Acaso estás demente?
— No. — respondió. — Tendrán que confiar en mí. En lo que planeo hacer, porque... Tal vez lo que se necesita para evitar todo, sea eso, alguien sin lazos, alguien libre. Murió por culpa de esos lazos, no pienso dejar que ocurra eso de nuevo. Mi plan de unificar al mundo, no es solo porque es la pieza faltante de Pangea, sino porque será aquél que logre algo que jamás se ha logrado. Y donde yo, pueda al fin descansar sin tener que preocuparme de algo.
— ¿Dormirás de nuevo? — dijo Mictlantecuhtli.
— Sí, quiero simplemente dormir y olvidar de nuevo. Soy más feliz siendo solo México. Tengo a Rusia, tengo una vida hermosa, sé que es difícil, pero en mis ojos, una simple hoja cayendo sobre mi cabello, tiene más belleza que ser un dios todopoderoso. Y será hermoso cuando ustedes puedan hacer lo mismo, no tener que preocuparse por mí, ser libres. Y que los humanos vuelvan a adorarlos.
Y hubo un silencio en ese lugar, donde todos supongo tuvieron el mismo pensamiento. Donde sí los humanos llegaban a adorarnos de nuevo, podríamos convivir con ellos. Volver a sentir la tierra en nuestros pies.
— Hace años te dije que eligieras tu destino. — dijo Mictlantecuhtli. — Y decidiste proteger a esos country, salvar a Rusia y evitar que la guerra matara a todos. Me desafiaste usando a Huitzilopochtli a tu favor, te reíste en mi cara. Y al final, me hiciste ver que podías tener el control, y que solo necesitaba confiar en ti. En este caso, creo que es una locura, pero es lo mismo que pensé antes, así que está bien, tienes mi apoyo. Por ende, tienes el de Xólotl también.
— Gracias. — respondió Ometéolt suspirando.
— Aunque te digamos que no, lo harás, así que no sé porque vienes a decirnos todo esto. — dijo Tezcatlipoca. — Esta vez no voy a salvar el trasero de tu amado Rusia. Si muere, se muere. No me interesa.
— No será necesario. Y tienes razón, aunque se negaran lo haría de todas formas. — sonrió Ometéolt levantándose de su asiento. — Tengo que irme ahora. Es hora de que muera. — dijo con un tono triste. — Solo una cosa más. Huitzilopochtli, gran azul...
— ¿Qué?
— No te enamores de nuevo. — dijo mirándolo. — No repitas tus pecados de nuevo.
Y en el rostro de Huitzilopochtli, fue cuando todos lo comprendimos.
Él no sabía a quién se refería Ometéolt hasta que dijo eso. Solo lo vimos levantarse y caminar hacia él, sujetándolo de un brazo.
— ¿Él? — dijo casi en un susurro.
— Tláloc. — mencionó Ometéolt mirando los ojos de Huitzilopochtli. — No dejes que el gran azul haga la misma estupidez de nuevo.
— A la orden, Ometéolt. — respondió.
— Solo responde, ¿Él me recordará? — dijo, y creo que es la primera vez que veo ese lado de Huitzilopochtli en siglos.
En ese instante, fue cuando Ometéolt tomo la forma tricolor de México, para tener un cuerpo más compacto y pequeño. Solo sonrió negando con la cabeza, haciendo que Huitzilopochtli frunciera el ceño.
— Renacer implica dejar lo que eres para convertirte en alguien mejor. Aunque sus memorias regresen, aunque él te recuerde, no pasara lo mismo que pasó la primera vez. En otras palabras, no surgirá amor. Él es libre de todos, es lo que quiero, y tú ya no puedes acercarte de nuevo. Quiero que mi hijo viva libre de cualquier atadura, eso incluye al dios que lo condenó a su destino. No es y nunca será quien fue antes, será algo mejor, y será libre de su propia existencia y propósito. Así que te pido, que lo dejes ser... si es real el amor que sentías por él, lo dejarás libre. Como yo dejé libre a Pangea sin obligar que los countrys se unan para traerla de regreso. Tú lo dejarás libre a él de hacer su vida.
Fue hace mucho tiempo de eso, pero por la expresión de Huitzilopochtli supe que, los sentimientos de hace siglos, siguen vigentes. Y el error de Huitzilopochtli, es algo que Ometéolt nunca va a perdonar, y es algo que él tiene que dejar ir.
Las cartas estaban ya en la mesa, y es hora de que ese mundo perezca para volver a renacer.
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Momentos antes del impacto.
Siempre he sentido que ONU oculta cosas.
Pero, al menos esta vez, supe que no fue a propósito. Era una simple lista, y un simple hospital. Él monitoreando día y noche los resultados, viendo quienes sanaban antes, quienes después. Viendo quienes se recuperaban y quienes aún tardarían en hacerlo. Al final, después de hacer esos chequeos, se encerraba en su oficina tratando de mantener estables a muchas naciones, y después dormir unas horas, para despertar y volver a lo mismo.
— No pudiste hacerlo solo... — dijo ONU, soltando las pinzas de sus manos, que caían ensangrentadas en el charco de abajo. UK comenzaba a regenerarse, y al mismo tiempo, sonreía a ONU.
— ¿Es... tan difícil de creer? — dijo UK, con su característica sonrisa burlona.
— ¿A quién estas protegiendo?
— A nadie.
Y después de ello, la frustración de ONU siempre era evidente, creo que paró cuando el cráneo de UK no era más que un trozo de carne sin estructura. Sé que son países, y recuperan su forma. Pero aun así me parece cruel, también sienten dolor, y UK no ha visto nada fuera de estás cuatro paredes desde hace meses.
— Llévalo a emergencias, y regrésalo aquí cuando este recuperado. — dijo ONU a lo que yo cometí el error de querer decir algo.
— Creo que deberías dejarlo...
Y así, acabé con el brazo de ONU en mi cuello, sometiéndome contra la pared. Estaba furioso, tal vez esa debió ser nuestra primera señal de que todo se iría a la mierda. En el momento que la organización de la paz, comenzó a perder la cabeza. Había muchos problemas pequeños, que poco a poco comenzaron a crecer, y fuimos ciegos ante los planes que se desataban cuando nosotros en nuestra ignorancia, los dejábamos correr.
— Has tu trabajo. — me dijo, soltándome al fin.
No dije nada más.
Solo tomé el cuerpo de UK, lo subí en una camilla y empujé dicha camilla a una sala de emergencia. Y tal vez, acababa de llegar allí, comenzando a preparar a UK para inyectarle sangre, cuando en un pestañeo las alarmas sonaron. Por un momento, decidí seguir la transfusión, pero, cuando comencé a escuchar un caos por fuera. Decidí dejar a mis enfermeras a cargo, y salí para ver el caos que se estaba desatando.
— ¡Encuéntrenlo! ¡Ahora! — gritó ONU, mientras lucía como maniático saliendo disparado a buscar.
Yo solo pude correr, revisando la lista, no había ningún paciente faltante, pero al acercarme a la salida de la clínica, noté esas gotas de sangre y una marca de mano ensangrentada en la puerta. Donde al empujarla, noté a toda esa policía comenzando a buscar en los alrededores.
FBI gritó algo, lanzando una bengala, al parecer lo habían encontrado, pero después de eso, tal vez solo fue un minuto, donde las alertas nucleares comenzaron a sonar. Fue la primera vez que vi esa mirada desesperada en ONU. Y fue la primera vez que lo escuchaba decirme eso.
— Llévalos a todos al refugio, ahora. — estaba genuinamente preocupado. He de decir que eso me sorprendió más que nada.
¿Qué podíamos hacer?
Las alertas estaban sonando y no es como si pudiéramos parar el curso de esas bombas. Solo hice mi mayor esfuerzo en llevar a todos los pacientes al refugio. Al último que empujé corriendo por los corredores fue a UK, donde tuve que cubrirlo para evitar que hubiera ataques de pánico al verlo. Llegué y allí ONU me recibió, pusimos distancias y perímetros.
— ONU. — dijo FBI acercándose. — un minuto para detonación.
Y nos vimos, los tres, una mirada entre los tres. Era muy tarde para hacer algo.
— ¿Quienes? — preguntó ONU mirando al suelo.
— Parte de Norteamérica y Centroamérica. — dijo, FBI.
— México... — susurró ONU para sí.
Después, solo lo vi sujetándonos y abrazándonos, rodeándonos con sus alas. No dijo nada. No en unos segundos, solo nos abrazó fuerte contra él, y después susurró algo que no voy a olvidar nunca.
— Tienes que curar sus heridas cuando sea el momento, OMS. USA... es necesario para nosotros. Su conexión con su alma gemela, como su dolor, serán clave para salvarnos algún día, tienes que curarlo.
"OMS, es extraño, ya te lo dije. Pero los countrys tienen lazos de Pangea, o así le llaman. Como explicarlo, es como el hilo rojo del destino de las historias de Japón, solo que mucho más fuerte. Los lazos que dejo Pangea antes de su muerte, son los que le dan motor a su vida. Lo que los hace "humanos". Les permiten sentir cosas que seres como ellos no deberían sentir, es extraño. Según la historia, los dioses le otorgaron a Pangea la habilidad de ser la madre naturaleza, y al morir, dejo que, desde su cuerpo desmembrado, nacieran lo que hoy conocemos como los country. Cuidando las creaciones de la naturaleza, humano, animal, planta, insecto o microrganismo. Un country se dedica a cuidar cada parte por igual. Agua, suelo, aire, todo lo que se necesite de la vida, es su trabajo. Pero son esos lazos, lo que les permiten sentir.
Cuando se rompen, esa conexión de conciencia, de sentimientos, se pierde. Por ejemplo, ve a UK. Perdió uno de sus lazos, y hay partes de él que simplemente no sienten, no le interesa, pero no es porque no siente dolor, es porque el dolor es algo que vive a diario, y cada vez que alguien lo tortura, no lo siente extraño, dado que es lo que siente siempre. Un country sin lazos que lo aten, es un ser que no podría controlar. Un monstruo que solo tendría un propósito... ¿Sabes a que me refiero?"
— ONU... — fue muy tarde.
Escuchamos el impacto, era imposible no notarlo.
Y después el horror.
Corrí lo más rápido que pude con USA. Parte de sus piernas estaban quemándose, como los efectos de radiación, quemándote por dentro hasta fuera. No había otra solución, los gritos eran enormes, todos estaban en pánico, y lo único que pude hacer fue tomar la decisión de hacerlo. ONU y FBI sostuvieron a USA. No estaba en una sala para poder anestesiarlo, así que solo corté, corté las piernas, tenía que hacerlo, eran cosa del pasado, perdidas.
Hice un torniquete como pude, y lo vi desmayarse del dolor, mientras esperábamos el momento para poder salir.
— ¿Crecerán de nuevo? — dijo FBI mirando a ONU.
— Tal vez... solo que todo su cuerpo cambiará, perdió parte de su territorio. Tenemos que meterlo en la incubadora. Es hora. — dijo ONU lanzando la alerta. — Lo lamento, no pude evitarlo.
Y en esas palabras lo supe. No solo era la frustración, era la ira contra si, al no poder hacer su trabajo, donde no pudo evitar este frenesí de locura que era imposible detener. En cambio, yo lo único que pude hacer es mirar a USA, donde me di cuenta que, lo que lo hizo gritar no fueron sus piernas.
Su pecho, del lado izquierdo, brillaba, algo estaba brillando muy intenso dentro de él.
"Perder lazos, es realmente horrible... no solo no los deja sentir, sino que los vuelve un loco sin propósito. Si los country pierden todos sus lazos, imagínate lo que pasaría. Nadie podría pararlo, no lo podrías detener y tendrías a alguien queriendo más y más territorio, peor que un imperio, peor que aquel que tiene la corona de oro, nacería una dictadura absoluta. Y no debemos caer nunca en ello... Es importante protegerlos de sí mismos. Así que OMS, por favor, deja que me odien, deja que me quieran ver muerto, al final, pueden intentar matarme, no me interesa, siempre y cuando, no quieran matarse entre ellos. Porque si uno muere, y se rompen lazos, entonces, no podríamos hacer nada, con un country descontrolado..."
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Momento del impacto.
Avión privado de Rusia.
El frio en el avión se sentía, haciendo que la piel del piloto se erizara. Rusia iba de regreso a confrontar a su hijo, pedirle perdón y arreglar las cosas para poder volver con su amado. ¿Podría llamarlo así? Quien sabe, una relación que viene desde los inicios de un country es difícil de explicar. El frio en el jet se debían a todos esos pensamientos en la mente del country con mayor territorio. Creando escarcha por dentro mientras trataba de contener sus ganas de decirle al piloto que diera la vuelta.
— México... — susurró para él mismo, buscando su celular para llamarlo, pero en su mochila encontró algo extraño primero.
Había un pequeño paquete, una especie de libro envuelto en papel negro con un listón blanco. El ruso lo sostuvo en sus manos para después ver la pequeña nota que traía el regalo.
"Tal vez, cuando regreses, podrías entenderme mejor si es así." — México.
Eso decía la nota, donde al abrirlo miró un pequeño diario negro de cuero. Por lo grueso que era, y por las palabras escritas a puño y letra, parecía un diario íntimo por completo del mexicano. Se quedó impactado de tener algo tan valioso del latino, donde al abrir, leyó las primeras hojas.
"Aún siento dolor, no puedo eliminarlo. Pero, a decir verdad, es extraño, pensé que estaría retorciéndome más, sería alguien como UK...Pero no lo hago. Eso me da esperanza de que él siga aquí."
El ruso miró la fecha, y suspiró, si, eran pensamientos años después de su muerte, antes de conocer a URSS. Al parecer el mexicano escribía pensamientos difusos que abundaban en su cabeza...
"Sabes, hay veces donde mi mente necesita liberarse, así que escribir cosas me ayuda a dejar mis memorias libres de sentimientos por un momento."
— Mi Nueva España, siempre fuiste así... — dijo el ruso, besando ese diario con ternura.
Hojeó el diario más, leyendo los pensamientos del latino, hasta que no aguantó la curiosidad y fue directo a las fechas más recientes, dónde él ruso ya se encontraba viviendo con México, solo para aliviar una duda que tenía en mente en todo momento. "¿Me amará a mí, a mi nuevo yo?"
— Señor Rusia, por favor, lo necesitamos en cabina. — sonó la voz del piloto, pero el ruso hizo caso omiso, solo quería leer la verdad.
"Creo que he pecado, enamorarme de nuevo de alguien de esas tierras es como una sentencia para mí. Pero, Rusia ayer durmió a mi lado, se quedó sentado en el cómodo de mi habitación y allí descansó. Al momento de despertar, vi su rostro poco a poco iluminarse con el amanecer que nacía. Creo que ver el hermoso amanecer en su rostro me hizo darme cuenta que había perdido mi batalla, realmente lo quiero cerca de mi..."
— Mi amanecer... — susurró para sí.
El ruso momentos después, salió disparado de su asiento contra el techo del jet, para acabar en el suelo, debido a la fuerte turbulencia que estaba en el avión. Escuchó las alarmas y sostuvo su cabeza sujetando el diario que había tirado. Alzó la mirada, para ver las máscaras de oxígeno caer, y después una mirada a la ventana, donde se veía un cielo turbio.
— ¡¿Están todos bien...!? — Gritó.
Y entonces el dolor se presentó.
Era como si el mundo se quedara sin sonido de golpe. Donde lo único que se escuchara fuera un retumbar a lo lejos, que dejo una onda expansiva que hacía que el avión tuviera turbulencia. Y al final se escuchara un grito, un grito enorme y desgarrador en el ruso, quien clavaba sus uñas en su pecho desgarrando su piel, enloquecido del dolor, congelando toda la cabina de golpe, haciendo que ese avión fuera en picada en el océano.
Era peor que arrancarse las entrañas, él peor dolor que ha sentido en su vida, sentir uno de sus lazos rompiéndose con la muerte de su predestinado. Lo último que escuchó, fue los sonidos de emergencia mientras veía congelarse todo a su alrededor.
Donde llegaban las imágenes de algo que lo estaba destrozando y atrofiando su cabeza. El tricolor. ¿Por qué le provoca tanto dolor? ¿Por qué tiene ese diario en sus manos? ¿Dónde estaba ahora?
Y en el momento del impacto, una gran capa de hielo se formó en el océano. Encapsulando el avión en una especie de iceberg que quedó flotando en la nada. Mientras un country se encontraba dentro entre los restos de su nave, con una tripulación muerta, y solo con una señal de auxilio mandada por el piloto antes del impacto.
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Momento del impacto.
Tierras de Perú.
Como country, he vivido mucho. Vi formarse una civilización desde cero, comencé a tener amigos, me volví un imperio, España casi conquista al mundo, me sentía invencible. Claro, esos momentos de gloria se fueron, pero me dejaron muchas enseñanzas, varias memorias que aún me siguen formando. Aquellas colonias que tenía, de las cuales abusé y torturé, ahora me miraban como si fuera un amigo.
El tiempo cambiaba, y yo lo hice. Incluso cuando las cicatrices que les deje en el cuerpo siguen allí, ellos me enseñaron la lección más difícil de entender; El perdón.
Habían decidido perdonar todo, porque ellos al mirarme a los ojos no veían al sujeto que los había sometido, veían lo que había evolucionado, lo que era ahora. No puedo decir que somos una familia, porque realmente no lo somos. Ellos tienen parte de mi sangre porque se las di, como yo tengo parte de la suya, porque decidí absorberla.
Creo que somos amigos, y yo soy ese amigo más grande que los cuida. Creo que nuestra relación es así. Por lo cual, cuando me llaman "padre" siento mis mejillas enrojecer y solo les respondo con una sonrisa, una suave. Me gusta, me hace sentir especial, me hace perdonarme. No puedo cambiar mi pasado, pero he creado un presente mejor, y un futuro donde espero sigamos juntos.
Porque lo mejor de ser alguien que ha vivido demasiado, es crear a tu familia conforme pasa el tiempo.
— ¡Ya puse la mesa, chavales! ¡Bajen a comer! — grité.
Era mi día de hacer la cena, así que lo hice, dediqué tiempo, y los vi acercarse a todos. Y después un escalofrió en mi espalda, uno que me hizo sacudirme, uno que se sintió como una caricia de la muerte.
Y entonces pasó.
Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá comenzaron a gritar de golpe. Fueron segundos, solo segundos, en los que me levanté de mi asiento, y todos comenzaron a entrar en pánico cuando escuchamos el estruendo. Después, el horror.
Comenzaron a retorcerse en el suelo, arañarse ellos mismos, mientras notaba como su cuerpo se quemaba por radiación poco a poco, al punto de comenzar a quedar calcinados. Honduras y Salvador comenzaron desde su vientre. Costa Rica y Panamá desde sus piernas, Guatemala y Belice... cuando me di cuenta habían perdido ya su rostro, donde podía ver su cráneo calcinándose poco a poco, mientras los músculos de sus cuerpos seguían moviéndose.
Fueron segundos que parecieron años.
Viéndolos morir, dolorosamente a cada uno, hasta quedar restos calcinados en el suelo.
Después de ello, no escuché nada, no podía, sabía que todos estaban gritando, más porque la explosión no solo me había quitado a mi familia, sino que aún no paraba de traerme desgracias. Un maremoto enorme debido a las bombas golpeo todo el Caribe. Así que, vi a Cuba sosteniendo su cuello tratando de respirar, estaba ahogándose.
Mi cuerpo no reaccionaba, solo estaba pensando, en cómo iba a dormir hoy, ¿Cómo iba a solucionar esto? ¿Quién los iba a ayudar? Son muchos países ahogándose ahora mismo.
Antigua y Barbuda, Aruba, Bahamas, Barbados, Cuba, Dominica, Granada, Haití, Jamaica, Republica Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Puerto Rico y, por último, Trinidad y Tobago.
Vi a los chicos tratando de ayudar, desesperados, entre lágrimas y gritos, y yo solo pude contemplar lo que había frente a mí. De rodillas ante los cuerpos calcificados de mi Centroamérica. De mi familia. ¿Qué tan egoísta puedo ser? Solo me importa esto, cuando seguramente hubo más países, cuando seguramente no soy el único sufriendo, pero...
Solo me encantaría poder verlos sonreír una vez más.
Fue lo que pensé, estirando mi mano, para tocar la mano de Guatemala, y al contacto, la vi deshacerse como si de polvo se tratase, hasta quedar solo cenizas en el suelo.
— Ja... jaja...
Y comencé a reír, era una divina comedia. No podía parar, porque tenía familia muriéndose ahogados, tenía restos calcificados frente a mí, tenía familia herida y desdichada, y seguramente, si Centroamérica estaba dañada, mi México... ¡NO! Esto era demasiado, cuando me di cuenta solo podía sentir mis mejillas humedecerse entre mis lágrimas de desesperación y un frenesí de locura interminable.
¿Qué diablos se suponga que haga ahora? ¿Cómo puedo cuidarlos? Nunca pude hacerlo y cuando pensaba que todo saldría bien, la realidad me golpea en la cara una vez más. Solo miré de nuevo esas cenizas, entre el caos dentro de esa casa, donde flores débiles comenzaron a surgir.
"Necesitamos a los humanos, ellos nos dieron la oportunidad de tener estos cuerpos humanoides, sin humanos, tomaríamos la forma de lo que más se concentre en la tierra, un animal, una flor, un microrganismo. Pero, si acabamos así, ya no hay manera de regresar de ese estado primitivo... o al menos, no se han encontrado registros de que alguien haya podido regresar."
— Mis niños... — dije, tomando esas flores desde la raíz, con todo y las cenizas para ponerlas en una maceta cercana, dejándolas florecer. — Descuiden, los cuidaré en el estado primitivo del que no pueden regresar.
Y entre mis lágrimas y gritos, entre el caos solo miré afuera y vi esa enorme nube de fuego a lo lejos.
Nunca había pensado que viviría tanto para ver otro apocalipsis. Solo escuché mi celular sonar con el código negro de ONU, y después, solo sonreí al ángel de la muerte que vino a destruir lo poco que me quedaba.
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El impacto.
Tierras de México.
"Despierta, México"
Fue un jadeo, fue por un jadeo que mis ojos se abrieron.
Solo podía sentir dolor, uno horrible. No sentía mi cuerpo, y no podía ver, solo veía borroso. Apenas podía respirar, y mis alas no estaban. Antes de que esa luz impactara, me había envuelto en ellas, pero no, no estaban más, solo un cielo de humo y fuego era lo que podía notar. Como el aire toxico acababa con mis pulmones, como el dolor se volvía parte de mí. Con el ojo que podía ver aún, bajé mi mirada y solo vi un brazo esquelético, que supongo que era mío, comenzar a deshacerse.
Sabía que iba a morir.
¿Por qué no he muerto? ¿Por qué estoy aún respirando?
— Somos difíciles de matar. —escuché, una voz. Hasta que lo vi, era yo mismo, parado justo encima de mí, mirándome con una sonrisa. — Este universo estaba destinado a terminar así. Las bombas caían, los aliados contratacaban. La última guerra, así se llamaría, acabarían por asesinarse entre todos. Y con tanta radiación en el aire, el mundo como lo conocemos comenzaría a perecer. Todos los sobrevivientes morirían lento y cruelmente, hasta que la naturaleza, siglos y siglos después, comenzara a restaurarse de una manera más fuerte... A decir verdad, no me gustaba ese final, decidí darte una oportunidad, porque tú puedes ayudarme. Tu puedes hacer que mi plan funcione. Y para eso te necesito vivo, así que decidí dejar que sigas respirando aún.
No sabía si ya había muerto o no, solo podía verme a mí mismo, allí, mirándome con lastima, ¿Estoy muerto? ¿Qué es esto?
— Vas a morir, quiero que eso te quede claro. — dijo, inclinándose para quedar cara a... bueno a lo que queda de mi cara. — Pero, te daré una segunda oportunidad. Necesito que sigas ciertas reglas, las cinco reglas del apocalipsis. — dijo, comenzando a cavar un agujero justo al lado de donde mis restos estaban, usando sus alas como pala para crearlo. — Pon atención, nunca las olvides... Uno, no olvides tus memorias, protégelas. Dos, recuerda tus heridas y quien te las hizo. Tres, decide tu destino. Cuatro, sálvalo de sí mismo, y, por último, cinco, crea la esperanza que le dará la unión a este mundo fracturado... lamento que esto tenga que suceder, pero quiero que comprendas que te estoy dando una segunda oportunidad, no solo a ti, a nosotros.
— Por... que... — fue lo último que pude decir, antes de sentir como las cuerdas bucales se rompían y ya no podía mover la mandíbula.
— Necesito que lo traigas a este mundo. Lo amarás apenas lo veas. Será nuestro hijo. — sonrió, y sentí miedo de mi propia sonrisa. — Es hora de que duermas, México. Es hora de comenzar el fin, donde has de resurgir, has de procrear, has de sacrificar y, por último, has de vivir el nuevo mundo. Y prepararte para enfrentarte a ellos... su halcón lo sabe, lamento que esto pase, pero buscare una forma pacífica cuando todo terminé.
Y con ello, lo vi morderse el labio al punto de sangrar, para acercarse y besar lo que quedaba de mi boca dejando su sangre correr en lo que quedaba de mi cuerpo. Después, solo me empujo en ese agujero y me enterró sin más. En aquel paisaje de fuego horrible, de humo y silencio, donde mis bellas tierras se habían convertido en cenizas, donde me abandono en aquel mundo gris.
"México"
¿Quién diablos era esa persona? ¿Era yo? Si era yo, ¿Por qué diablos tengo tanto miedo? ¿Dijo que lo amaría? ¿A quién diablos tengo que amar?
"México, ¿Estas bien?"
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ACTUALIDAD.
Sala de reuniones.
Las miradas estaban clavadas en mí, después de la pregunta de ONU, me había quedado pensando, recordando ese momento. Ya no sé qué es real, recordaba un poco, a mí mismo enterrándome, pero también, recordaba solo despertar y correr. He llegado a un punto donde no sé qué es real y que no.
— Podrían repetirme la pregunta. — dije, haciendo que la mirada de ONU se clavara en mí.
— Si, pregunté, ¿Qué si sabes la forma en la que sobreviviste?
— Bueno, como les comentaba, con la partida de Rusia de mis tierras, yo me quede contemplando mi playa en mi casa. Vi luces en el cielo, y cuando me di cuenta de que eran, solo me protegí con mis alas, en un capullo, después de eso... — ¿Debería decirlo? Lo que recuerdo...
"Su halcón lo sabe..."
— Después de eso, desperté, no podía mover mis piernas y mis alas ya no existían. Pero, con lo que me quedaba de fuerzas, me arrastré a un cráter y me dejé caer, para huir de ese infierno en la tierra. No sé cuánto tiempo quede inconsciente bajo la tierra, pero recuerdo que fue la necesidad de aire, lo que me hizo salir. Y cuando salí, vi un paisaje hermoso.
— ¿Hermoso? — dijo ONU con duda.
— Si, era un caos, pero... nunca había visto esos colores. El agua más azul que había visto, creando olas de más de 15 metros, un cielo despejado, era estar en el ojo del huracán con todos ellos rodeándome. La hierba más verde y grande que he visto, animales nuevos, corriendo libres, aire un poco más pesado, pero, podía respirarlo. Y entonces, dejé que toda esa tierra que me cubría, cayera en mi cuerpo desnudo, donde al fin experimenté una verdadera libertad. Quiero decir, era un oasis en medio del infierno, lo único que hice fue gritar, correr, reír. Y cuando acabé con eso, me detuve. Cerca de un enorme lago... donde comencé a llorar incluso cuando estaba sonriendo.
— ¿Por qué sonreías? — dijo España, dándome una suave sonrisa.
— Era un enorme, muy enorme lago... y lo primero que pensé fue construir una ciudad encima. ¿Puedes creerlo? Quería una ciudad flotante en esas hermosas aguas, con ajolotes nadando debajo. Quería ver las estrellas iluminando una enorme ciudad, donde los jaguares caminaran en la noche con sus crías, haciendo su piel hermosa brillar con la luna. Quería ver a las serpientes recorrer el suelo y a las águilas atrapándolas. Quería... escuchar a los Quetzales cantar cuando despertara y ver sus hermosas plumas. Y no solo eso, quería que todos lo vieran, quería crear un paraíso ante mis ojos digno de dioses. Tan hermoso que ellos quisieran bajar a conocerlo.
— México. — dijo España, frunciendo el ceño. — Pero...
— Lo sé, lo que estaba viendo era una visión de lo que mi padre vio cuando llegó a ese punto, donde fundó Tenochtitlán. Y fue allí cuando entendí mis lágrimas. Entendí que había perdido algo más que mi vida allí, cuando de golpe sus rostros llegaron a mi... Mis estados, todos murieron conmigo, y ahora, solo yo estaba. — dije, comenzando a lagrimear. — Estaba solo, en un paraíso en medio del infierno. No lo soporté, así que decidí correr lejos, lo más lejos que pudiera. Solo encontraba cosas hermosas, diferentes climas, animales únicos, montañas impresionantes, todo, todo me llamaba a quedarme allí, viviendo en ese paraíso. Pero decidí salir, decidí seguir mi lazo.
USA frunció el ceño, lo vi, lo sabe.
— Decidí ir con mi alma gemela, por instinto, salir y encontrar paz para mi mente. Así que sin recordar quien era, o recordar tan siquiera como hablar, decidí seguir mi instinto e ir por aquello que me llamaba fuera. Tenía que reunirme con USA. Porque sabía, que no podría crear un nuevo mundo solo, necesitaba a más para crear ese paraíso que visualicé en mi mente...
Vi a todos sonreír, una sonrisa de alivio, ah, yo también tendría esa sonrisa... si no supiera lo que pasa realmente.
— Pero... — dije, a lo que el rostro de todos cambió. — Al salir me di cuenta de algo. Pensé que era mi mente atrofiada lo que controlaba ese mundo lleno de peligro. Así que cuando recuperé mi conciencia, pensé que WILD se calmaría cuando mi mente lo hizo... Pero, solo se está haciendo más grande, navegando por el mar para venir aquí y matarnos. Ese oasis en el apocalipsis era solo una muestra de cómo será el mundo una vez que extermine lo viejo. En otras palabras, yo no controlo WILD, ese caos de la naturaleza que comenzó en mis tierras, nos matara a todos.
Y el silencio abundó en la sala, solo se escuchaban los suspiros de frustración, mientras veía a ONU sujetarse la cabeza, esta frustrado por todo, no puede encontrar una solución. Me lo temía, pensé que, al venir aquí, y decir esto, decir la verdad, alguien tendría una solución, pero al parecer no. WILD no solo los matara a ellos, Sudamérica perecerá también, las grietas en la tierra se extienden con los terremotos, alcanzara a Perú.
Tengo que ir con ellos y protegerlos, tengo que llevarme a USA conmigo, no puedo arriesgar mi último lazo... lo intenté, no puedo salvarlos.
— Hay una solución. — dijo Dinamarca, poniéndose de pie. Su bella melena roja, sus ojos amarillos como el oro, su cuerpo despampanante de mujer, todo en ella es perfecto, y es la primera vez que los nórdicos deciden hablar. — Noruega puede atravesar eso, y llegar al Oasis del apocalipsis.
— ¿Qué? — dijo ONU. — ¿¡Todo este tiempo han podido atravesar y no han dicho nada!? ¡Malditos nórdicos!
— No exactamente, — dijo Dinamarca caminando hasta el centro donde estaba yo, mirándome directo a los ojos. — Ah... tus ojos de galaxias hacen difícil leerte México, pero descuida, mi visión siempre es acertada, no importa en cuantas galaxias escondas tus pensamientos, los encontraré.
— ... Dinamarca... — dije, a lo que ella sonrió.
— Noruega solo puede atravesar, pero, era una misión suicida, nadie sabía lo que había dentro de WILD hasta ahora. México nos ha dado una esperanza, de la cual, he decidido poner mi fe. Lo que tenemos que hacer, es usar las cápsulas y trajes que preparamos para el viaje al espacio. Todas se encuentran al resguardo de Suiza y nuestra. Usaremos el oxígeno que tenemos en los tanques. Una vez dentro, México tendrá que darnos su sangre a beber. — dijo mirándome. — Es una apuesta arriesgada, pero, si bebemos su sangre y absorbemos parte de él, puede que ganemos esa gran inmunidad que lo caracteriza. Y podremos respirar el aire del oasis. En caso de que no funcione, recurriremos al plan dos. Es la tierra de México, así que él puede controlarla, el oasis se localiza en sus tierras, WILD lo rodea, una vez dentro, México tendrá que limpiar el aire. Sé que es algo imposible que limpie el aire de toda su extensión, pero, si concentra todo en cierto lugar, podremos mantenernos a salvo. Y cuando digo limpiar el aire, me refiero a eliminar la radiación del lugar. Solo un poco, un pequeño espacio, controlar todas tus fuerzas. — dijo mirándome. — Un pequeño espacio en ese oasis. Será lo suficiente.
— ¿Y qué haremos después? — dijo Alemania. — Incluso si viviéramos en ese espacio, al destruir nuestras tierras, WILD...
— No lo hará. — dijo Suecia de pronto, captando la atención de todos. Hasta el día de hoy, habían sido muy pocas veces que lo veía mirándome, con esos potentes ojos azules zafiro, esa cabellera rubia y única, ese rostro perfecto y masculino. — Solo destruye la vida, como planteo México, WILD no destruye la tierra, solo la limpia, en este caso, si, matará a todo lo que viva encima, pero la tierra seguirá, por ende, estaremos bien.
— ¡Sin humanos no seremos más que hierba, perderemos nuestra forma! — gritó Alemania. — ¿Qué no pensaron en eso?
— Jaja... — la risa de Finlandia capturo la atención de todos. Creo que es la primera vez que lo veo sin su gorro, cabello negro y rebelde, ojos naranjas potentes, y con esa perforación en su ceja como en su labio. — Hey, Alemania, y te consideraba listo... — dijo soltando humo de su boca, sosteniendo un cigarrillo apagado. — ¿Qué no escuchaste a Dinamarca? Usaremos las cápsulas para transportarnos. Tomaremos a nuestros humanos para llevarlos al punto limpio, una vez allí, en ese punto, crearemos un refugio bajo tierra. Los haremos reproducirse, y una vez que los nuevos humanos nazcan, comenzarán a respirar poco a poco de la superficie hasta hacerlos inmunes, además. Los nuevos territorios, y los descendientes de Ucrania, ya nacerán con humanos fuertes a un nivel de radiación. Si hacemos que esos humanos se multipliquen con los humanos de México, lograremos conseguir un nuevo linaje.
— En otras palabras. — Dijo Dinamarca. — Crearemos un criadero de humanos bajo tierra, los volveremos inmunes exponiéndolos poco a poco, hasta que ellos mismos puedan salir. En las nuevas tierras que WILD dejará, tierra limpia y nueva, que dominaremos. Nuestros estados volverán a nacer, la vida, la sociedad volverá a levantarse. Nos veremos cara a cara con el dios de la destrucción que es WILD y sobreviviremos.
— Chicos... — dije sorprendido, soltando una sonrisa.
— Pero... — dijo Dinamarca mirándome. — Solo aceptamos compartir esas cápsulas y trajes resistentes a cambio de algo que nos asegure que tú estas de nuestro lado. — comentó señalando mi vientre. — Eres receptivo, ¿no? Elige a uno de nuestros aliados y fecúndate. Es la única manera en la que se, que no huirás con mi idea y te irás con tus hermanos solamente para salvarlos a ellos.
— ¿Eh?
— USA es nuestro aliado y tu alma gemela. Además, es el más apto para reproducirse contigo. — dijo, mirándome directo a los ojos, joder que tienen sus ojos, siento como si estuvieran violando mis pensamientos y alma. — Tiene parte de WILD en él, el hijo que nazca de ustedes, tiene estadísticas enormes para sobrevivir. Eres el único receptivo naturalmente, tu hijo es una esperanza a nuestro plan, si estás encinta, podremos mover la incubadora de humanos a la tierra de tu hijo. Y así acelerar el proceso... ¿Qué dices, México? Conoces la fórmula para reproducir humanos, en la incubadora lograremos hacernos fuertes, tus hermanos estarán a salvo, te doy mi palabra, y tu podrás ser el puente que nos una a todos de nuevo.
"Cinco, crea la unión que dará esperanza a este mundo fracturado..."
Solo me quedé mirando esos ojos amarillos, para después desviarlos a USA, mientras él me miraba angustiado. Ah... creo que ambos nos sentimos igual ante esa idea, no queremos hacerlo... Pero, si es la única forma de dar esperanza, crear la unión, salvarnos. Tendré que sacrificar tu deseo, USA. Lo lamento... Lo lamento, es la única forma.
"Sabes México, cuando OMS puso el programa de estados compartidos, pensé en tener uno. Pero... me desistí de eso, digo, ¿Quién quiere tener hijos por poder u obligación? Creo que, cuando quiera hacerlo, me gustaría que fuera con alguien que ame... Sé que sería fácil tenerlos contigo, al final ya compartimos hijos, o más bien, te los quité, pero... Tú sabes, la única vez que he deseado tener algo con alguien, fue con Imperio, ambos deseamos lo mismo, creo que como almas gemelas solemos pensar igual, pero, aun no encuentro a mi predestinado, quiero encontrar alguien que me haga amar como tú lo hiciste con Imperio, y ser feliz... Me gustaría ser feliz con una, ¿cómo la llaman los humanos? Oh si... Familia."
— Lo...
Y esas puertas se abrieron, con Perú arrojando el cuerpo de FBI inconsciente al suelo. Esos ojos del sol iluminando, dios, el calor que desprende es enorme. Lo vi escupir al suelo un poco de sangre y después apuntarle a la cabeza a FBI, para después, detrás de él, estar Chile quien apuntaba directo a la cabeza de ONU.
— No creas lo que te dicen, México. — dijo Perú, mirándome. — ¿Salvarlos a ellos? ¿Incubadora bajo tierra? ¿Fecundarte? Claro, es un gran plan, uno inmenso. Uno donde nos dio la ubicación de las cápsulas espaciales, de los trajes. Los usaremos para trasladar allí a nuestros humanos y a nosotros contigo. Y dejaremos morir a todos estos hijos de puta.
— ¿Eh? — dije confundido.
— Islandia... — dijo Dinamarca a lo que lo vi.
Al último de los nórdicos levantarse, el más pequeño de ellos, con cabello azul claro, como supongo era su bella laguna azul, con su cabello recogido en media cola y con unos ojos grises potentes que llegaban a negro.
— Apúntense a ustedes mismos, Chile, Perú.
Y mis hermanos acabaron por hacerlo. Perú y Chile pusieron el arma en su cabeza. Como si estuvieran controlándolos en contra de su voluntad. Lo había olvidado, los nórdicos, tienen habilidades especiales, y siempre las ocultan, hasta ahora, en el apocalipsis que rebelaron una. Aquel que controla a todos solo con su voz...
— ¡Basta! — grité. — ¡Si los asesinan...!
— Quiero darte una oportunidad, México. — dijo Dinamarca mirándome. — Soy una mujer de palabra. Quiero dejarte decidir, es lo menos que podemos hacer para aquel que salvará el mundo. Pero, si te pones en contra, no me dejas más opción, que hacer que Islandia te controle, toda tu vida, y seas una marioneta para nosotros. — sonrió. — Tómalo como quieras, amenaza, ultimátum, salida, no me interesa. Pero... decide.
Y allí estaba, condenado, viendo a mis hermanos apuntándose a sí mismos a la cabeza, con la mirada de todos sobre mí, y con Islandia esperando una acción. Aunque intentara acercarme, él solo necesita hablar para detenerme. Mis alas no son tan rápidas, no podría llegar a él y cortarle la garganta a tiempo. Y aunque lo hiciera, seguramente haría que Chile y Perú apretaran el gatillo, debido a su condición, sería muy difícil recuperarse, y aunque lo hagan, ONU los usaría. Tendrían a Perú y lo fecundarían asegurando más su pase a WILD conmigo... ¿Qué hago?
¿Qué hago? Maldita sea...
Y entonces un grito.
Uno que hizo voltear a todos.
Uno que me provocó escalofríos.
— Que injustos son chicos, saben, sabía que mi padre debía mantener a uno de ustedes como su puta. Debimos seguir buscando el trasero de Finlandia, o el de Islandia. La desesperación hace que todos perdamos la cabeza. Así que liberemos todo esto. Como los humanoides que somos.
Si, allí estaba Rusia, Quien había congelado a Suecia, Noruega e Islandia hasta el cuello, en cambio, a Finlandia por completo, encapsulándolo en hielo grueso. Para después poner su mano en la garganta congelada de Islandia.
— Suéltalo. — dijo Dinamarca, apretando los puños.
— ¿Eh? ¿Porqué? Solo un apretón y decapito por completo a tu hermano, su garganta congelada como sus cuerdas vocales, solo le doy oportunidad de respirar porque quiero. — sonrió Rusia soltando aliento frio, haciendo copos de nieve que volaban y helaban la habitación. — Sabes, México. — dijo mirándome. — Lo que dijo Dinamarca es una solución que a todos nos beneficiaría, pero, hay una parte que nadie te ha contado.
— ¡RUSIA! — gritó ONU, pero si, Rusia congeló el suelo, así que todos estaban pegados al suelo sin poder moverse, con los pies congelados. — ¡MALDITO TRAIDOR!
— Pero... dejemos a tus hermanos hablar y que te cuenten realmente que pasó cuando moriste. — dijo, dándome una suave sonrisa. — Después de ello, decide que es lo que quieres. Tomar las cápsulas y huir con tus hermanos, o decidir ayudarnos a todos... Así que Chile, Perú. Estoy débil, no queda mucho tiempo, sean rápidos... — dijo, sangrando un poco por la nariz. — No podré contener a todos por mucho tiempo, y menos a Islandia.
Perú bajo el arma de su cabeza jadeando, al igual que Chile, para después mirarme y ponerse frente a frente. Sus ojos, está lleno de dolor, mi bello Perú... ¿Qué diablos te hicieron? Tú nunca levantarías un arma, tú nunca tendrías esa mirada, incluso cuando te sentías destruido, tú siempre, sonreías. Mi bello Perú, ¿Qué te han hecho?
— México... — dijo mirándome. — Tienes que elegirnos. Cuando moriste, fue un infierno. — dijo comenzando a lagrimear. — Fue un infierno para nosotros como lo fue para España... No les importó que te perdiéramos, no les importó que perdiéramos a nuestros hermanos, ¡NO LES IMPORTÓ QUE TODO CARIBE ESTE EN COMA! — dijo sujetando mis manos, entre lágrimas. — No nos dejaron llorar, dormir, respirar. Día y noche, en una celda, donde cada noche, una tortura para mí. Para Chile, para Argentina, Brasil, Colombia, España, joder... Ya ni siquiera me dolía cuando arrancaban mis dedos, su desesperación por la fórmula... la que juré proteger. Los hizo enloquecer.
— ¿Eh?
— ONU creó el programa de reproducción, creando a falsos receptivos, que sirvieran como incubadora, para traer a este mundo un nuevo pedazo de tierra, que puede o no, ser inmune a WILD. Nos metieron a ese programa a la fuerza, a todos. Y cuando pudieron crear en mi cuerpo, que fuera receptivo, trataban de reproducirme... No somos más que carnada, siempre lo somos, ¿No es así? Siempre los tercermundistas lo fuimos, siempre, ratas de su laboratorio... — dijo, con esas lagrimas escurriendo de sus mejillas. — Pero, te hice una promesa, cuando decidiste dejarme la fórmula, cuando la compartiste conmigo, ¿Lo recuerdas?
"Toma, es mi sangre. Te enviaré cargamentos de mi sangre, solo una gota es suficiente para crear muchas dosis, sigue en específico la fórmula, y cuídala con tu vida. Que solo la sepa yo, es peligroso. Si un día vienen por mí, me iré a la tumba con ella, pero, ustedes sobrevivirán. Quiero que ustedes sobrevivan, necesitamos gente bonita como la tuya, gente graciosa como Brasil, gente creativa como Argentina, gente sin miedo como Chile, necesitamos gente confiada como Colombia, joder, necesitamos gente latina. Si decides compartir la formula, lo entenderé y no te pararé. Confió en tu juicio... Nos veremos pronto, cuando me recupere iré a tus tierras, y tendremos ese concurso de cocina como lo prometimos..."
— ... Perú... — dije mirándolo. — Lo recuerdo...
— Quería compartirla, lo hubiera hecho, si no nos hubieran tratado de esa forma. — dijo lagrimeando. — Si se hubieran interesado por nuestra familia, si hubieran ayudado a despertar a Caribe... si... nos hubieran dejado... llorar. Así que un día, en mi celda. No sé de donde, tal vez fui bendecido por Inti, pero tuve fuerzas, enormes fuerzas. Mi cuerpo se hizo una llama, y asesiné a todos los ángeles de ONU, liberé a mis hermanos, pero no pude alcanzar a España, no pude, si iba perdería nuestra única oportunidad de sobrevivir, así que solo tomé a mis hermanos y nos protegí en Sudamérica. Donde día y noche tenía que proteger como pudiera que sus aviones o barcos no se acercaran en absoluto, pero WILD nos ayudó, su inmenso caos les hacía imposible aterrizar, y no sabían cómo entrar a nuestras tierras. Aún así, nunca pudimos tener nuestro duelo, no podíamos. Sabíamos que tenían a España aún, planeábamos día y noche como traerlo, espiándolos, hasta que Argentina tuvo la idea de un avión protegido, que nos llevó años construir. Por dios... — dijo suspirando. — Luchando por sobrevivir, como siempre, por su culpa... Y ahora, no quiero escucharlos. Sus corazones no merecen ser salvados. Y menos... del que comenzó todo esto, esta obsesión con la droga, esta maldita muerte. No pienso salvarlo...
— ¿Quién lanzó las bombas? — dije, a lo que Perú miró directo a un lugar.
— Ah... no importa ya, no esperaba que me salvaras. Estaba listo para morir sin más, pero, supongo que quieres escuchar mis últimas palabras, así que las diré.
Y si, allí lo vi, con ese cabello largo y negro, esos ojos obscuros y profundos, esa mirada vacía.
China.
— Pero... tú estabas... en el hospital con ONU. — dije mirándolo y levantándome. — ¿C—cómo? Todos los que enloquecieron estaban allí, impedidos de irse.
— Si, pero hay algo que ONU no contempló. — dijo mirándome. — Nos siguió dando derechos, y entre ellos, se podían hacer llamadas... ¿No es así, Chile? — dijo mirando a mi hermano, mientras Chile desvió su mirada a Alemania. — Tranquilo Chile, Alemania no tuvo que ver en esto, no hubiera podido hablarle, a todos nos afectó la sobredosis de diferente forma. Pero, en mi locura, supe que Alemania se comunicó con Chile, entonces, la restricción de las llamadas no solo era manera local, podría ser a cualquier parte del mundo. En mi locura, exigí mi llamada, pero se me negó. OMS me había evaluado, era el más afectado, ya que mi obsesión por la droga era más que los otros, además, era el que la había consumido en mayor cantidad. Así que fue lo más acertado, no dejarme salir de esa celda, no soltarme de esa camisa de fuerza, no quitarme la mordaza de la boca, no quitarme la venda de los ojos, mantener mis pies amarrados. Inamovible...
— Eso nunca podría contenerte, China... — dijo Rusia mirándolo. — No con tus habilidades.
— ¿Uh? ¿Tú como sabes de mis habilidades, niño? — dijo mirando a Rusia. — No tienes tantos años para saberlo, los únicos que podrían saberlo es Inglaterra, España, Egipto, Grecia, tal vez, Italia... Francia... pero tú...
— ¿Qué diablos hiciste? — dije, haciendo que la mirada de China se clavara en mí, y suspirara.
— Sé que nunca me creerás, pero, estaba loco por probarla, de nuevo, necesitaba la droga. Me sentía tan miserable, yo, amarrado a una adicción... ¡Joder! — gritó, golpeando el escritorio. — Esclavo de una adicción a una droga que nunca pude descifrar, me mataba... cada día, deseando solo una gota más, cada día, volviéndome más loco... hasta que ocurrió. — dijo mirándome, con los ojos más tristes que vi en él. Nunca lo había visto así. Nunca en lo largo de mi vida. — Esperé a que la enfermera que le daba el teléfono a Alemania se acercara, y una vez que se acercó, me hice humo, por completo, escapando, y volviendo a materializarme una vez fuera. Le quité el teléfono, pero ella... maldición, no pensé que pondría resistencia, no quería dañar a alguien más, solo quería una probada de la droga... Apreté mi puño, y exploto cual saco de sangre. Tomé el celular, y corrí, corrí lo más lejos que pude cuando sonaron las alarmas. No tenía tiempo, así que llamé a casa, contestó Beijing. Y entonces, me condené a mí mismo y a todos. Por un error que me costó todo.
— ¿Qué hiciste? ¿Bombardearme? ¿Eso querías?
— No... — dijo lagrimeando. — No quería eso, me equivoqué de código. Era A0—154. El código para que me trajeran una reserva oculta en mi oficina, quería que la trajeran a mí. Pero me equivoqué, dije el código, A0—124. Un simple error... nos condenó a todos. — dijo cubriendo su rostro. — Sé que nunca vas a creerme, y sé que moriré aquí, sé que nunca tendré tu perdón, ni el de nadie, así que, por lo mismo, sea lo que sea que decidas, no haré nada, dejaré que me dejes aquí...
— ... el código, A0—124, era la activación de bombas. — dije mirándolo. — Un error, me condenó a un infierno.
— Beijing me preguntó, muchas veces, si eso era lo que quería, que lo pensara. Me trato de advertir lo que pedía, pero no lo escuché. Solo quería que me mandaran la droga rápido, que llegara a mi... Escuche el miedo en la voz de mi hijo, y lo obligue. Lo obligue, hice que mi pequeño hijo manchara sus manos de sangre, solo por una obsesión. — dijo, mirando al suelo. — Así que, lo lanzó, la primera flota de bombas, como menciona el código, A0—124.
— Eso solo activa las bombas... ¿Por qué las lanzó contra mí?
— ... porque dije tu nombre. — dijo China lleno de vergüenza y humillación. — Le dije que lo activara, y después dije tu nombre, dije "Quiero a México, deseo a México" ... deseaba tenerte, porque eras el puente a una infinidad de droga. Y Beijing lanzó toda la primera flota de bombas, directo a tu dirección.
Me quedé quieto, entre lágrimas mirando al suelo, mientras trataba de contener mis emociones. Pero era inútil, mis alas salieron de golpe iluminando con sus colores, mientras mis puños se cerraban. Y mis ojos se iluminaban en ira.
— Si dijiste... México... ¿Por qué murieron mis hermanos? ¿Por qué USA está incompleto?
— ... Son muchas bombas, la primera flota. La principal, la más grande, va directo al objetivo, las siguientes, van a los extremos. Pero la onda expansiva que crean, limpia todo a su paso. Esto con el fin de dejar al enemigo sin salida. La onda expansiva llego hasta Sudamérica, pero, el cambio de diseño, en su fórmula, hizo que solo llegara una onda de golpe, más no de radiación. Modifiqué el actuar de las bombas, asegurando que solo mataría a mi objetivo y poco de su rango alrededor, con el fin de acabar solo con el enemigo y reducir el número de vidas inocentes. Aún estaban en experimentación, aún me faltaba reducir el choque... así que lancé bombas aún no listas, experimentales contra ti, matando parte de USA, asesinando a tus hermanos, y a otros dejándolos en coma...
Y solo sentí esos fríos copos caer en mis alas, mientras lo miraba. ¿Cómo es posible que te permita llorar? ¿Cómo es posible que te permitieran seguir vivo? ¿Por qué? ¿Por qué no te fusilaron al saber la verdad?
— ONU... — dije mirándolo. — ¿Condenaste... a mis hermanos a torturas, mientras el causante de todo descansaba en una cama?
Y ONU frunció el ceño, apretando los puños.
— China igual fue torturado. Él nunca dejo de serlo... a veces le permitía estar en la superficie, pero, al final, él mismo iba a la sala de castigos. A sufrir...
— ¿Por qué... lo dejaste vivo? — dije mientras por fuera la tormenta se intensificaba.
— ... Aunque duela, China es uno de los primeros country en este mundo. No puedo eliminar tal historia y cultura, menos cuando estamos en crisis.
— ¿Uh? — dije, mientras se hacían grietas en las paredes de esa sala, y mis alas se extendían. — ¿Tú? ¿Aquél que le encanta someter, asesinar, torturar? ¿No puede matarlo?
— No... — dijo tragando saliva, mirándome. — Eliminarlo implica perder parte de la historia de este planeta. Y gran parte de territorio. Incluso aunque quedara uno de sus hijos a cargo, perderíamos a uno de los country fundadores de la vida. Aunque tuviera el deseo de asesinarlo, no puedo poner mis emociones ante lo demás. Tengo que encontrar rápido una solución para que se restablezca la paz. Día y noche la pensé, golpeando mi cabeza contra mi escritorio tratando de pensar que podíamos hacer. Me dejé llevar por mi locura hasta mi propio quiebre... No soy una máquina, soy alguien que comete errores... mi más grande error, fue lastimarlos, a tus hermanos. Esclavizar a España, destruir a tu familia en busca de algo que pensaba que era la salvación. Estoy destinado a buscar la paz, aunque tenga que crear un infierno en tierra para conseguirla.
— Tsk... maldición. — dijo Rusia jadeando, cayendo de rodillas, desapareciendo el hielo de golpe.
— ¡México! — gritó Perú.
— ¡Para, México! — gritó Islandia apenas descongeló su garganta. — P-por favor, ayúdanos a todos. Hazlo. Incluso en los pecados, incluso cuando hemos hecho trizas nuestra confianza, incluso cuando no queda nada de humanidad en nosotros... dejemos brillar la única esperanza que nos alumbra.
"Es hora de comenzar el fin, donde has de resurgir, has de procrear, has de sacrificar y, por último, has de vivir el nuevo mundo."
— Porque... ¿Por qué no estas usando tu poder? — dije mirándolo.
— ... Rusia tiene razón.
— ¡Islandia! — gritó Dinamarca. — ¡No arriesgues nuestro futuro!
— Decide por tu cuenta. — dijo, mirando al suelo. — Una vida usándote como mi títere, no es la vida que mis dioses eligieron para mí. Yo busco el balance, y al controlar a alguien, solo me volveré un precursor del Ragnarök.
Dijo, cubriendo su rostro a lo que sus hermanos suspiraron.
Que paisaje tenía enfrente, a ONU sometido, a China destrozado, a Islandia avergonzado, a Rusia de rodillas, a los nórdicos sometidos, a mis hermanos llorando, a un montón de países, los que quedaban, mirándome con miedo. ¿Qué diablos? ¿Qué diablos es esto? ¿Nos hemos roto a este punto? ¿Estamos tan desesperados? Supongo que sí, pero ya tomé mi elección, no puedo perdonar tal cosa.
— Tomaré las cápsulas y trajes, como las reservas de oxígeno. — dije caminando a mis hermanos. — Lo lamento, pero no puedo salvar a ninguno de ustedes. Solo liberaré a España de la cadena en lo que lo tienen, donde vivirá con nosotros, y me llevó conmigo a USA. No puedo perder a mi alma gemela. No aguantaría de nuevo el dolor de perder un lazo. A todos los demás, lo lamento. No puedo...
— No me iré.
¿Eh?
Volteé a verlo, y vi a USA mirándome, sentado en su lugar.
— No me iré, México. — dijo comenzando a reír, haciendo que toda su risa inundara el lugar. — Dios, no lo haré. No merezco eso.
— ¡No me jodas, USA! ¡No intentes chingarme de esta forma! — grité caminando hacia él. — ¡Vendrás conmigo, quieras o no! ¡Tendremos un maldito hijo y vivirás tu maldita existencia a mi lado!
— ¡No lo haré! — gritó.
— ¡TAYEN! — grité.
— ¡No lo haré Metztli, no pienso hacerlo! — dijo levantándose. — No iré contigo, al menos que... nos lleves a todos.
— ¿Uh? — dije soltando una risa. ¿Qué pendejada acababa de decir? ¿Qué pinche mierda acababa de decir? — No puedes hablar en serio. No después de todo lo que hicieron, no después de como trataron a mi familia, no después de como... no puedes.
— México... no, Metztli. Yo cometí también una matanza, casi te mato. ¿Por qué no piensas castigarme a mí?
— Tú no...
— Eres parcial. — dijo. — Cometí el mismo pecado de China, traté de eliminarte. Cargaré mi vida entera eso, casi te destruyo. Y ahora, quieres condenarme a tener un hijo y fingir que merezco vivir solo porque tú lo dices. ¿Quieres que te toque, cuando no he podido tocar a nadie en años? ¿Quieres que abandone a todos ellos? ¿Qué deje a mi padre morir? ¿Qué deje a mi madre caer? ¿Qué deje a aquellos que me apoyaron a levantarme cuando no podía con mi penitencia? ¿Qué deje a OMS desaparecer cuando me escuchó sin descanso, ayudándome a ser capaz de verme al espejo? ¿Qué deje...
— Si, déjalos a todos. — dije, a lo que el frunció el ceño. — Puedo vivir sin todos ellos, pero no sin ti. No soportaría otro lazo roto.
Vi sus ojos, sus preciosos ojos, para después verlo sonreír, mirando al suelo, y después mirarme de nuevo.
— Iré contigo. — sonrió.
— Tayen. — dije suspirando de alivió a punto de abrazarlo.
— Iré... si le dices a tu predestinado que lo dejarás morir a su suerte.
— ¿Eh?
Y USA sonrió, buscando en su bolsillo una caja desgastada, que, al abrirla, comenzaba a sonar una melodía que pensaba que había olvidado. Una melodía de años y años atrás. Una melodía que me helaba los huesos, una melodía que me petrificaba y me regresaba al dolor del pasado.
— 🎶 Dancing bears, painted wings, things I almost remember... 🎶 — dijo, cantando apenas, con una letra que nunca había escuchado acompañando esa canción. — 🎶 And a song someone sings, Once upon a December... 🎶
Dijo, quedando enfrente de Rusia. Quien miraba con enojo y frustración a USA.
USA sonrió, dejando caer la caja a los pies de Rusia, parando la música. Rusia apretó los puños, a lo que USA lo sujetó de su camisa, quitándole el gorro, dejando ver ese cabello blanco, y después entre forcejeos de ambos, donde USA aprovecho lo débil que estaba Rusia al usar su habilidad, rompió su camiseta y lo golpeo en el estómago para que este se inclinara de dolor, dejando ver ese escudo de la monarquía en su espalda.
¿El escudo? ... Yo había visto su espalda, no había nada. ¿Cómo? ¿Cómo es que tiene la marca? No... No es posible...
— Dile a Imperio que lo dejarás morir de nuevo. — dijo, mirándome. — Díselo y me largo contigo por esas cápsulas para vivir y tener un hijo, y condenarme a estar a tu lado. Que a decir verdad no es tanto una condena, pero, cuando me obligas lo es... en fin, ¡Díselo, Metztli! ¡Dilo y larguémonos de aquí!
Rusia alzó la mirada, encontrándose con la mía. Haciendo que esos enormes y hermosos ojos violetas me iluminaran, como el hielo reflejando el amanecer de un nuevo día.
— ... Imperio...
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ACLARACIONES.
Pinche capitulo largo alv.
Bien, para los que no leyeron Lazos, le recomiendo que lo lean antes de seguir esta historia. Pero trataré de explicarles lo más resumido que pueda aquí, solo la parte de porqué hay un México que es un dios. Bien, en lazos se explica mejor la historia, pero MÉXICO es Ometéolt. En la cultura mexica, es el "dios que se crea a sí mismo" o el dios de la creación. (léanse lazos porque me da hueva poner toda la historia.) Pero, México se dividió debido al pecado de Pangea. (Igual léanse lazos alv) Así que el dios Ometéolt está dividido. Azteca quien representa a Ometecuhtli — la parte masculina de todo o el gran señor — y Mexica, quien representa a Omecíhuatl — ella representa la parte femenina o gran señora. — Y México, como country, que representa la unión. Al unirse los tres, forman al dios Ometéolt. México puede ver a los dioses, porque prácticamente es uno de ellos, además que puede entrar al Mictlán cuando puede, donde descansan no solo sus dioses, sino igual se encuentra allí los fallecidos que el permitió vivir allí, por ejemplo, Inca, URSS, Nazi, etc. (Léanse lazos, neta...)
¿Qué pedo con la mención del Yggdrasil, si eso es de la mitología nórdica?
Pues, los dioses de México, asesinaron y mantienen cautivos los restos de los dioses de otras culturas con ellos. Tienen sus restos para evitar que vivan, y para extraer su poder, logrando que Ometéolt tenga omnipotencia en todo. (Neta, les juro que mis historias son un universo, así que léanse lazos que es la primera. Antes de Homofobia y obvio, punto de quiebre. Y sí, parece que no, pero Homofobia igual tiene relación, con todo y sus extras.) Que el árbol se moviera, indica que se viene una guerra más cabrona.
— Salieron mis nórdicos preciosos... ¡AAAAAAAAAAH! Los amo, amo a esos bebés.
— Primera mención del Boris :v, me emociono mucho.
— Tayen es el nombre origen de USA, solo lo conoce México y solo él puede llamarlo así. Si leyeron Dalias que se publicó en la página de Madara bb, ya deben saberlo. Tayen es un nombre de origen nativo americano. Significa "Luna Nueva". Como el nombre de origen de México es Metztli, que significa "La Luna" o "Luna Negra". Solo las almas gemelas conocen el nombre origen del otro, y amo que mis Lunas se griten entre sí.
— Esta madre ya se va a acabar, aprieten fuerte y a ver qué pasa. Hacemos peda cuando se concluya todo el desmadre.
Lenzz fuera.
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