PUNTO DE QUIEBRE - 13



"FRENESÍ"

.

.

.


Hay personas que preguntan, ¿Qué tan buena debe ser una pieza para dejar al público pasmado?

La verdad, no tengo ni idea, supongo que tienes que combinar los graves y agudos, darle un sentido a la melodía. Una canción es buena si no necesita letra, y una canción es sublime cuando la letra relata a la perfección el sentimiento que transmite. Últimamente he pensado que soy muy malo escribiendo, así que solo compongo música.

Compongo música porque no se contar una historia, pero se sentirla.

Porque dentro de mi ignorancia, puedo percibir algo, y ese algo, se convierte en mi todo al tocar la primer nota.

Una nota a la vez.

Una nota por cada alma que alguna vez asesiné, dios, ¿Cuántas vidas fueron? ¿Cuántas vidas faltan? Tal vez es tiempo de seguir tocando para ellos.

Las notas suben su intensidad, mientras sigo tocando las teclas de ese viejo piano, en aquel olvidado salón, de ese solitario palacio, en esa fría ciudad. Lo toco hasta que veo todo congelarse a mi alrededor, lento, como si poco a poco el hielo quitara la vida de todo, si, dios si, arráncale la vida, arráncala y nunca la dejes ir. Deja que mi hielo cubra todo, deja que mis tierras brillen con un blanco manto, déjame renacer de la mano de la muerte de nuevo.

Déjame ser Rusia, y solo eso.

— ¿Padre? – dijo mi capital entrando. – El señor China llamó, dijo que, si iba a llegar a la invitación que le hizo.

— No, se lo deje claro, no me interesa eso por ahora. Estoy reconstruyendo Rusia, pagué el dinero para la droga, lo apliqué en una región, y ahora estoy trabajando en ingresos para no tener una crisis económica, hice mucha inversión en proyectos que están dando frutos, estoy tomando las riendas de todo de nuevo, y no tengo tiempo de algo social ahora.

— El señor América se encontrará en la fiesta. Pensé que era sensato decirle, ya que, usted quiere tenerlo de nuevo...

— USA es hermoso, pero ha tomado su decisión como yo he tomado la mía. He decidido que aquel imperio llorando se quedará allí, en memorias de una triste vida, y dar paso a lo que soy ahora. Y lo que soy ahora es un country que no va a dejar a su gente morir. Pagaré la droga, así sea lo último que haga. Haré a Rusia fuerte, creo que es tiempo de que ellos aprendan una lección.

— ¿Cuál es? – dijo, confundido de mis palabras.

— Que el invierno se acerca, y solo Rusia sabe cómo escuchar su melodía. Así que déjalos sentir las venas de sus cuerpos congelarse, déjalos sentir el frio de la desesperación, déjalos hundirse en el mar de tristezas que paralizan el corazón. El único que puede controlar eso, soy yo.

— ¿Qué planeas?

— Algo que debí hacer desde que volví. Dejar de pensar con mi corazón. Es exhausto Moscú, dejemos las cosas en la mesa. USA me engañó y me hizo a un lado, México me odia, Alemania ni siquiera sabe que regresé, y si lo sabe, que no creo, ahorita está muy ocupado cogiéndose a Chile. Creo que me he cansado, ahora solo quiero, ser yo, y ver qué pasa.

Definitivamente iba a pasar algo. Pero no estuve allí.

Era lamentable que no iba a estar allí para presenciarlo, o quizá, fue una bendición estar lejos.

Si, fue una bendición estar lejos de aquellos jardines que arruinaron todo en un solo día. Donde el odio se acumuló y el sadismo tomó el control cegado por el poder.

.

.

.

.

.

Hay distintos tipos de personas, yo los clasifico en dos.

Aquellos esclavos, y el rey. Por supuesto, yo soy el rey, y los demás solo piezas en un tablero que me gusta jugar de vez en cuando. Y como piezas, deberían sentirse afortunadas de tan siquiera estar ahora mismo en este lugar. Nadie "joven" tiene permitido entrar en los jardines secretos de China, pero ahora, parece que es una buena causa, más cuando el premio gordo de la noche comenzaba a entrar.

Llego él, con toda su familia, debo decir que me atraen las pieles morenas, me excitan, porque me gusta el contraste con mi piel, me siento como un artista cada vez que toco algo que contrasta conmigo entre las sábanas. Debo admitir que ellos en específico me atraen de sobremanera. Esas caderas anchas, muy parecido a los africanos, esa habilidad de supervivencia, esa belleza en su mestizaje, si, supongo que me atrae.

— ¿Te interesa uno en particular? – preguntó china, acercándose a mí. Traía un simple traje gris, con el cabello bien peinado pero con un ligero enrojecimiento en sus ojos. Parecía que alguien esta sintiendo abstinencia de droga. Ese pequeño temblor en sus manos, esa nariz maquillada para que no se note la irritación, esa voz ronca.

Por supuesto que después de beber la droga GR te quedan secuelas. Cuando yo la probé, quería arrancarme la piel tratando de superar la abstinencia, así que lo que hice fue no tomarla hasta este día, me engañé a mi mismo para aguantar hasta hoy y poder tomarla sin medida.

— Siempre me ha interesado mucho el de piel blanca. – reí, mirando a Argentina. – Solía desearlo mucho cuando era un niño, y cuando al fin lo tuve, me dio tanta satisfacción, creo que mi deseo sigue allí. Pero realmente el interés es mínimo.

— ¿A qué te refieres?

— A que un hermoso ceibo, es hermoso cuando está solo, pero entre la multitud, y con mucha oportunidad de elegir, simplemente se vuelve una flor más del montón. – Contesté. – Pero de vez en cuando es bueno para abrirle las piernas.

China soltó una pequeña risa, acomodando su reloj en la muñeca, donde vi algunos rasguños en esta, algo profundos, ya cicatrizando.

— ¿Cuánta droga GR has bebido, mi asiático amigo?

— ¿Qué te importa?

— Tus manos sufren tus estragos, debiste usar guantes hoy. – respondí, tomando de mi copa. – No puedes engañarme a mí, somos igual de viejos, incluso puede que tú más...

— Es estrés.

— Si claro, dile eso a un idiota que te lo crea.

China hizo un gesto de molestia, uno enorme mientras ocultaba con su camisa las marcas. Alguien estaba deseando ser un imperio de nuevo, y ese alguien al parecer no era solamente yo.

— ¿Sabes qué harás para hablar con México? – dijo, cambiando de tema.

— Todo a su tiempo China, uno no conquista algo en un día. Tienes que trabajarlo primero...

— ¿Qué? Pero dijiste...

— Dije que México necesitaba una visita mía, nunca dije que le sacaría la información hoy, necesito... tomar mis medidas, primero.

— hmm... no se si tengamos el tiempo que requieres para hacerlo. – suspiró frustrado. – Mi país esta a un paso de caer en crisis, y si esto sigue así, iré a bancarrota en un par de meses.

China estaba perdiendo la cabeza muy rápido. Así que pensaba que su consumo ya no era solo una gota, estaba tomando los tubos completos. Y eso era un problema, porque estaba nublando su juicio al extremo. De nada sirve el mejor general en la guerra si este se encuentra borracho por sus males.

— ¿Cuánta droga GR has tomado? Vi tus números, no aumentan, aunque compraste otro cargamento. ¿Te la has tomado completamente tú?

— Solo consigue la maldita información.

— Oh China, no hagas esa cara, daña tu piel si te enojas mucho.

— Déjame en paz, y consigue la maldita droga, UK.

Y sin más, se retiró de mi lado. ¿Qué puedo decir? Al parecer todos tienen la expectativa de que haga algo, porque no se que cuento le inventó China a todos ellos. Cosa que me pone en un aprieto, porque realmente solo quería socializar y ver como me puedo ganar la confianza de México, mas que conseguir el día de hoy la droga GR.

Tal vez...

Sentí un ligero empujón en mi espalda, y al voltear para romperle la cara al quien había osado hacerlo, lo vi.

— Lo siento, UK, no fue mi intención, tropecé. – dijo México mirándome.

Allí estaba.

He de decir que USA no tiene malos gustos, es atractivo, con ese cabello largo bien peinado, esa sonrisa con hoyuelos, la piel morena que adorna su cuerpo, y la cultura que escapa por sus poros, definitivamente es demasiado atractivo para un country. Como decirlo, un country no es atractivo por su tamaño, o por su aspecto, no nos guiamos tanto en la apariencia, nos guiamos más por las riquezas y potencial que este tiene. Nuestras versiones humanas pueden cambiar, nuestra historia jamás, así que es normal, que una potencia se enamoré de un tercermundista, si este, tiene tanta cultura y potencial que se desborda de sus poros.

— México. – dije a lo que esos ojos de galaxias se clavaron en mí. — ¿Puedo quitarte un momento de tu tiempo?

— ¿Qué pasa, señor UK? – respondió con amabilidad.

— Por favor, no me digas señor, cuando... bueno, cuando algunos de esos tatuajes que te conforman son más viejos que yo. Solo UK está bien. – sonreí. – Me preguntaba sobre si te habían hecho llegar mi propuesta.

— ¿Su propuesta? Perdone, creo que no. Si la envió en correos de México nunca va a llegar la chingadera.

— No te preocupes, si no te llegó, creo que es el momento perfecto para decirlo. – dije, mirando como ese chaleco se ajusta a su pequeña cintura.

— Mis ojos están arriba, UK. – comentó acercándose. — ¿Tu propuesta era sexo?

— No lo había pensado, pero tampoco es una idea tan descabellada que lo menciones. – comenté posando mis manos en esa pequeña cintura. – Canadá es un perdedor, deberías estar con un verdadero country.

— ¿Qué mejor que un reino unido, no es así? – dijo con una sonrisa traviesa quedando a centímetros de mí. – Déjeme aclararle algo, señor UK. Conozco esas mañas, me recuerdan a Imperio Español, claro, puede presumir que tuvo el mundo a sus pies, que cualquier country se derrite por su belleza y potencial. Pero yo no, y estoy muy seguro de que esa propuesta nunca existió, y de ser el caso que existiera, estoy más que seguro que era acerca de la droga GR. En cuanto a la droga, no pienso bajar el precio, no pienso darles la patente, y no pienso revelar sus ingredientes. ¿Hay alguna cosa que no le quedara clara, señor UK?

— Si, ¿Cuándo gimes luces igual de sexy que cuando tratas de intimidarme? O ¿Solo es mi loca persuasión?

— Pervertido. – gruñó molesto, cosa que me gustaba ver en él.

— Ah México, que vida has tenido, primero eres un tercermundista al caer en tus propios engaños, después, el único country que te amó murió. ¿No sería genial traer a Imperio Ruso de vuelta? Yo tendría con quien hablar y tú con quien mover esas caderas anchas y perfectas en las noches.

Y antes de que pudiera hacerlo, antes de que su altanería y rebeldía lo hicieran golpearme, sostuve su mano, jalando esa pequeña cintura hacia mí.

— Estas jugando en grandes ligas, México. Recuerda que no soy uno de tus enamorados, puedes golpear a USA, a Rusia, a Alemania, y ninguno te hará nada, porque en el fondo, siguen con ganas de tocarte, pero yo no, así que piensa esto. Tu mano me toca un centímetro y te partiré en dos, literalmente. Pasare una gran cierra en ti, para dividirte tal cual un trozo de carne. Sirve que veo si tu sangre es azul realmente. ¿No crees?

— Aléjate de mí, maldito enfermo. – y con eso, un leve empujón, México se alejó de mí.

— Lo dice la persona que come corazones... — suspiré.

— ¡No como corazones! – gritó llamando la atención de todos. – Mira pinche viejito, ya me tienes hasta la...

— Explosivo y de sangre caliente, ¿Así era tu padre, ¿no? Azteca conquistando y teniendo a sus pies todo lo que quisiera. Si alguien lo hacía enojar, solía cortarle la cabeza y comérselo. Entiendo que las mejores cosas se heredan, ¿No es así?

— ¡No hable de mi...!

— ¡México!

Y ese grito paró todo. México suspiró y se detuvo cuando los brazos de USA lo rodearon. Por supuesto que me gané la mirada de USA molesta, mirándome con enojo mientras yo correspondía ese ceño fruncido con una suave sonrisa.

— Leave him alone. – fue lo que dijo, y todo siguió su curso.

Bien, aléjalo de mi cuanto puedas, al final, México no se ira de mi vista hasta que tenga lo que quiero...

¿Cuánto crees que puedes protegerlo, USA?

.

.

.

.

.

Posiblemente debieron sentir cuando el coche paró. Pero el alemán seguía metiendo su mano en los pantalones del chileno, acariciando su trasero. Ya tenía el pantalón en las piernas, mientras el chileno no dejaba de besar con deseo su cuello. Desde que tomó la droga, había sentido un poco de abstinencia, que solo podía ser calmada teniendo al chileno distrayéndolo, y más si es con ese pequeño cuerpo suyo.

— ¡Alemania! ¡Llegamos, para! – gimió alto el sudamericano, sintiendo los primeros dedos rozar esa pequeña entrada.

— Que importa si nos tienen que esperar, que esperen. – gruñó el alemán acariciando con su mano libre, el pezón erecto del chileno debajo de la camiseta.

— ¡Hng! ¡Basta! Yo no... Hn... yo no lo hago en coches.

Y con esa declaración, apartó las manos del alemán de su cuerpo. Jadeó un poco mientras veía esos ojos potentes del alemán mirándolo. Con vergüenza, cerró su playera, acomodando su traje. Sentía sus piernas temblar de emoción, más cuando el alemán lucía tan atractivo, con el traje desordenado como su cabello, mirándolo con deseo, como siempre quiso.

— Hn...

— Ya estas mojado Chile, déjame hacerlo.

— Entremos a la fiesta. – sentenció el latino saliendo del auto.

— Verdammt (Maldita sea) – sentenció el alemán, arreglando un poco su ropa.

Salió de su auto detrás del chileno, mirando ese caminar, mirando el suave trasero que tiene, en como durante el éxtasis se puede notar la cola característica de chile que le encanta jalar para tenerlo dominado. No resistía más, lo necesitaba. No lo pensó mucho, jalo al chileno entre los jardines, donde cubrió su boca comenzando a besar ese dulce cuello lleno de marcas ya.

— ¡Hmm! Hn... — siguió con gusto cuando las manos del latino lo rodearon, vencido por la insistencia del europeo.

— Tranquilo, no hay nadie, estaremos bien, solo déjame entrar y lo haré rápido.

— Ale, no, solo frota, no entres, no voy a poder callar mi voz. – dijo el chileno, nervioso mirando a los lados, tratando de controlar el placer que le causaban las manos del alemán, frotando su bulto y la otra, frotando con sus dedos su entrada, para después dar paso a un dedo dentro. — ¡HNGH!

— Estás aún suave de ayer, perfecto. – sonrió victorioso, mientras desabrochaba y bajaba ese pantalón pequeño del cuerpo de su novio, lo suficiente para poder penetrarlo sin problemas.

Solo lo quería a él, ahora, en ese momento, donde no tenía que preocuparse por nada más, quería cogerse a Chile de todas las maneras posibles, pero ahora solo podía conformarse con un poco de él, solo lo más mínimo para poder...

— Alemania, no seas un degenerado.

Esa voz, le sorprendió de sobremanera encontrarse con la mirada azul de Suecia, mientras este echaba un poco de humo por la boca, acomodando su abrigo. ¿Desde cuándo estaba allí? No lo notó en ningún momento. Gruñó con desdén, acomodando la ropa del chileno, quien rápido huyó de allí adentrándose en la fiesta, dejando a su novio molesto y teniendo que lidiar con el sueco.

— ¿Qué quieres Suecia?

— Nada, solo que quería un poco de aire, lejos de todos, y me encuentro a una potencia queriendo sexo al aire libre. ¿No tienes un poco de vergüenza?

— ¿Me lo dice el vikingo? – cuestionó con sarcasmo el alemán. — ¿No deberías estarte cogiendo a Noruega y Dinamarca? O eso solo lo haces en las reuniones con la ONU, porque tengo entendido que te justificas diciendo que ambos son tus almas gemelas.

— Lo son, pero tu pequeña mente no entiende eso. Tal vez si sacaras tu cabeza de tu culo de vez en cuando, entenderías que hay muchos lazos que nos unen, y no de igual forma.

— Maldito...

— Y a lo que preguntaste. – interrumpió el sueco. — si, planeaba cogerme a Noruega y Dinamarca al acabar mi cigarrillo, pero ahora tu eres interesante para analizar, mírate, Alemania. Luces como alguien con abstinencia. Estas frotando demasiado tu cara, tus ojos están algo rojos, tu cabello ni siquiera está peinado, tus gafas están sucias, estoy seguro de que la única razón por la que tu traje está en buenas condiciones se debe a que Chile lo arregló para ti. ¿Qué diablos te pasa?

— ¿De qué hablas?

El sueco se sorprendió al ver como el alemán no se daba cuenta de su estado. ¿Cómo diablos no podía notar su estado? Esas manos temblorosas, esos ojos enrojecidos, esa ansiedad que brota de él.

— Tu novio se nota preocupado por ti. – respondió Suecia. – Luces como una persona drogadicta.

El alemán se tensó mirando al suelo, ¿Qué contestar? ¿Qué tenía que decir?

— Mira, no voy a juzgarte, pero sea lo que sea que te estés metiendo, deberías dejarlo. Esta acabando contigo. Aunque ese no es el tema que quiero charlar, es otra cosa. – respondió, sacando humo por su boca. — Alemania, dime por favor, que notas lo extraño que es todo esto.

— ¿Qué?

— Esta reunión, los country que he visto entrar están igual o peor que tú. Tienen esa mirada de pupilas levemente dilatadas. Se que los demás son demasiado idiotas, pero tú no. Dime que lo ves...

— ¿Ver qué? – dijo el alemán confundido.

— ¡Este montaje! – gritó desesperado el sueco. — ¿Desde cuándo China hace estás reuniones? ¿Por qué todos parecieron alegrarse cuando entró México? ¿Por qué es tan importante la presencia de tantos latinos entre las potencias? ¿No te parece eso extraño? Tengo entendido que meses atrás todos odiaban a México y ahora lo ven con deseo.

— Es que, tengo entendido que quieren negociar con México para una mejor venta de la droga. – respondió con rapidez el alemán.

— ¿Es realmente eso? – dijo Suecia mirándolo. – Alemania, ¿Eso es solo lo que quieren? ¿Negociar?

— Si, nunca aceptaría venir a algo que no fuera así, además, salgo con Chile, no lastimaría a alguien tan cercano a mi pareja.

— Me retiro. – dijo el sueco. – No sé tú, pero esto huele muy mal. Voy por Noruega y Dinamarca, trataré de convencer a Suiza y Finlandia de seguirme y nos vamos. Sabes soñé con esto, con esta fiesta, y todo era extraño.

— ¿De qué hablas?

— Siento en estos últimos días que algo se acerca, algo que será hermoso y una perdición a nuestra vida. Tal vez mis dioses me estén comentando algo, no lo sé.

— ¿Y yo soy el drogado?

— Es cultura Alemania, tú más que nadie sabe que significan mis runas en mi piel, mi cabello, mi ascendencia. Nunca dudo de mi instinto, así que, si tienes un gramo de consideración aun en ti, toma a tu novio y vete de aquí.

Y así el sueco caminó hacia el salón de reunión.

— ¡Suecia!

— ¿Qué pasa?

— ¿Qué más soñaste?

— Hm... soñé destrucción, después una falsa paz, y el fin de los tiempos reposando en las manos de un sujeto.

— ¿Un sujeto?

— No sé cómo decirlo, en mis sueños vi a un tipo con constelaciones abrazándole... Tal vez un dios, tal vez una señal del universo, no lo sé. Solo sé que cuando él estaba allí, había un sinfín de caos a su alrededor, y era el único sonriendo ante un sinfín de destrucción. No sé, Suena loco, ¿no?

— ... Creo, suena muy loco que una fiesta cause tanto caos.

Y con la simple duda en la mente, el sueco y el alemán entraron a la fiesta.

.

.

.

.

.

El mexicano se notaba incomodo, tenia muchas miradas sobre él, y poco a poco en su incomodidad, iba acercándose a la salida. Si esto seguía así, prefería irse, cosa que no era opción en la fiesta, y cosa que China notó apenas vio ese gesto de incomodidad en el mexicano.

— Tienes que hacer algo ya. – dijo China mirando al reino. – México está por irse, no le interesa estar aquí, está sintiendo algo extraño de todo esto.

— Bueno, te dije que lo dejaras de mirar, por supuesto que se siente extraño.

— ¡Haz algo! – exclamo algo desesperado el chino.

— Ugh, bien, pero más bien ve poniendo a todos en tono, esto va a ser un espectáculo que quiero que olviden, porque no me agrada hacerlo para los malditos idiotas como ellos.

— ¿Qué planeas hacer?

— Dame una gota de GR, y ya verás. Además, ¿Por qué no pones a todos en sintonía? Una gota a todos.

— ¿Y acabar con mis reservas?

— Se acabarán hoy, pero si tenemos la fórmula, serán miles mañana. ¿Qué dices?

— Más vale que lo hagas bien.

Y así el inglés camino donde estaban los músicos, mientras el chino daba unas órdenes a su gente, en especial a su asistente. Pero no espero sentir una mano en su hombro. Menos de ese sujeto, que tanto lo estuvo mirando toda la noche.

— ¿Sí? ¿Necesitas algo Suecia? – dijo con una sonrisa fingida mirándole.

— Nos vamos. – dijo Suecia, acompañado de Noruega y Dinamarca. – Lamentamos no quedarnos tanto tiempo, pero creemos que es lo mejor, y tampoco queríamos ser desconsiderados, así que, por supuesto que nos vinimos a despedir del anfitrión.

— Okey, es una lástima, que no vayan a ser parte de cualquier cosa que se decida aquí.

— ¿De cosas que se decidan aquí? – rio Dinamarca con gracia. – Oh, China, sea lo que sea que pienses, no va a funcionar. Tienes que comenzar a admitirlo, los latinos tienen la ventaja, México está a la cabeza, solo comienza a arrodillarte. No vendría mal, ya que has estado siempre a la cabeza, date un momento y respira.

— Como si pudiera hacer eso. – bufó el chino. – Solo váyanse si eso quieren.

— Con permiso. – sonrió con gracia Suecia, retirándose.

— Polígamos idiotas... — susurró para si el chino mientras veía del lejos al mexicano hablando con el americano.

La música era suave y elegante, mientras el latino miraba hacia el laberinto de jardines por los ventanales de la casa del chino. Sonrió cuando sintió en su cintura unas manos cálidas, y volteo a ver a su dulce USA pegándolo a él, depositándole un beso en la mejilla. A veces solo esto se necesitaba, a tu alma gemela tomarte en sus brazos para encontrar una minúscula pieza de paz.

— ¿Qué piensas? – dijo el americano, hundiendo su rostro en el hueco del hombro y cuello del latino.

— Me siento mal al venir aquí. Todos están en crisis por el precio que le puse a la droga, y ahora, míralos, tienen que fingir que están bien, a pesar de que es todo lo contrario. Por mi culpa muchos países están en crisis económicas.

— ¿Y?

— ¿Y? USA, es dañino. No voy a negar que me gusta sentirme el rey, pero tampoco disfruto el sufrimiento, al menos, no ahora, a decir verdad, hace unos años me hubiera encantado, hace unos años, yo mismo estaría grabando sus caras, pero ahora no. Creo que debería aprovechar esta situación y bajar el precio de la droga.

—Sabes Mex, es tu decisión, y no pienso cambiarla, solo quiero que estés seguro de lo que haces. Al final, yo también te humillé, cosa por la cual sigo pidiéndote perdón, no actué como debía. Y entendería si guardaras un rencor hacia mí, ahora, multiplicando todo por cada país, es demasiado lo que tuviste que sufrir. Vernos de esta forma no debería afectarte.

— Tonto. – rio el latino acariciándole el cabello. — ¿En qué nos hemos convertido?

El americano sonrió, asomando sus ojos por encima del hombro de su amigo, mirando a los meseros repartiendo copas. Tomó una cuando estuvo cerca y otra para el mexicano.

— En crisis andantes, eso es lo que somos. – sonrió el americano dándole la copa de ese coctel rojo. – Por una buena noche, Mex.

— Por una buena noche, USA.

Y después del primer trago, les llamó la atención algo que no pensaban ver en mucho tiempo. UK con un micrófono, donde se había retirado el saco y había quedado en esa camisa blanca, con los primeros botones desamarrados y la corbata desalineada. Acabando el trago que tenía en su mano y colocando el micrófono en su lugar. Sonrió pasando su mano por su cabello, provocando unos suaves suspiros de los country. UK era jodidamente hermoso, no importaba cuantos años pasaran, su cabello desordenado y negro, sus ojos azul potente y únicos, esa sonrisa cínica y amable a la vez. Verlo con la ropa así, donde se notaba su musculatura al remangarse sus mangas, al portar esa camiseta a la medida.

Una delicia de hombre.

— Hola a todos, caballeros, damas. Me complace saber que puedo ver a todos aquí, aunque claro, hay algunas excepciones. Pero no hablaré de los aburridos que no decidieron venir, sino hablaré de China, que nos reunió para darnos un momento de paz en estos duros días que estamos atravesando. Por favor, pido un aplauso para este amable country.

Y entre aplausos, el mexicano termino su bebida, mientras los demás, comenzaban a tener un poco de mareo con aquellos tragos que sirvieron.

— Ahora sin más que decir, me gustaría interpretar una canción algo vieja. Escribí esto a una persona que murió hace tiempo. Lo malo de la vida es que es muy corta, cambiante e imprecisa, así que, aquel cariño que se tiene, se desvanece como polvo en la galaxia. Y solo quedamos aquí, persiguiendo una luz estelar que se fundió hace mucho tiempo. Espero les guste.

— ... que se fundió hace tiempo... — el mexicano hizo un gesto de disgusto, porque en el fondo, muy en el fondo, aun sentía todo el dolor que sintió aquel día.

"¿Me amarías en el próximo amanecer que nos ilumine?"

— USA, necesito un poco de aire, ahora vuelvo... — dijo el mexicano caminando para los jardines, pero el sonido de la música, del bajo, lo hizo detenerse. Dando poco a poco la vuelta para mirar al reino darle una mirada rápida y una muy tenue sonrisa.

Far away
The ship is taking me far away
Far away from the memories
Of the people who care if I live or die

El mexicano solo quedo viendo al escenario. El reino era un genio en la música, en cantar, en saber manipular. Pero era la primera vez, que veía que las letras de una canción no solo afectaban al latino, sino a su cantante. Tal vez él y UK no eran tan diferentes, no en ese momento, donde ambos ocultaban algo que les ardía en el alma y lo disfrazaban de palabras...

The starlight
I will be chasing a starlight
Until the end of my life
I don't know if it's worth it anymore

Hold you in my arms
I just wanted to hold
You in my arms

Se dejó llevar por la música, mientras los colores de ese salón tomaban sentido, mientras un reino refinado se convertía en la estrella de rock que es, con la música de fondo, cantando como ya nunca lo hace, cantando no al público que tiene enfrente, sino algo que perdió y no puede recuperar. El mexicano supo de quien se trataba en el momento que los ojos del reino se cruzaron con los de su hijo USA. Solo polvo perdido en la sangre de alguien... alguien que realmente nunca va a recuperar.

Alguien que se fue y no volverá.

Miró a su alrededor, country disfrutando la música mientras esas luces neón adornaban el lugar, suaves movimientos de cadera, suaves sonrisas. Parejas comenzando a enredar sus brazos en el de otro, una belleza sin igual, todo a ritmo del reino.

Era hermoso, por supuesto, era un momento de dejar la mente ir, y solo disfrutar, donde el mexicano cerró los ojos, imaginando un par de manos que lo rodeaban de la cintura, y podía ver suaves mechones de cabello blanco con copos resbalar por su rostro. Miró ese bello rostro, esos ojos violetas potentes mirándole y sonriéndole. Sintió un suave beso en su mejilla, de aquel imperio que se fue, que se llevaba toda la vida con él.

Deseaba solo estar entre esos brazos de nuevo, de aquel que le sonrió sin miedo y le amo sin límites.

Solo regresar un momento... solo uno y...

— ¡AYUDA! ¡Ayuda, por favor!

El mexicano abrió lo ojos de golpe, mientras miraba a su alrededor, y vio a su hermano chile correr a los jardines, sosteniendo su hombro ensangrentado. Una mordida enorme tenía en su hombro izquierdo, haciendo que todos se alteraran de golpe. Nunca había visto a Chile así, alterado y en pánico, y seguramente nunca espero ver lo que seguía, ver al alemán siguiéndolo con esos ojos enrojecidos.

— ¡Chile vuelve aquí, pequeña mierda! – gritó furioso.

— Chile... — apenas iba a seguirlo para protegerlo, cuando el mexicano escuchó un arma, y vio a Brasil, lastimado en el pecho, protegiendo a Paraguay y Uruguay mientras estos corrían de allí.

— Usted tienen todo, y se pasean por aquí como si no vieran que estamos muriéndonos. – dijo Corea apuntándoles. – Pero ahora es diferente... ahora es atrapar a los pequeños ratones con la droga, y arrancársela antes de que la usen.

— ¿Qué? – el mexicano con esa simple pregunta, llamo la atención de todos. Una pregunta al aire donde no comprendía que les sucedía a todas las naciones.

— Sabes, me hubiera encantado que España estuviera aquí, México. – dijo el reino, con esa mirada enrojecida en él, mientras una pequeña corona de oro se formaba en su cabeza. – Hubiera sido genial verlo conquistarlos de nuevo uno a uno. Pero en honor de mi amigo, creo que haré de su Nueva España, mío esta noche.

Después de eso, nunca supo en qué momento pasó, o como logró salir.

Solo se encontraba corriendo junto a sus hermanos por los jardines, intentando llegar a la salida, en ese laberinto interminable. Solo quería escapar, como todos, sus hermanos estaban heridos, él había recibido un balazo en el abdomen que comenzaba a doler demasiado. Solo quería escapar, un poco, antes de que...

Sintió una cuerda en su cuello, que se jaló con tal fuerza haciéndolo caer, y después ser arrastrado por ella.

No hay ayuda a alguien que ni siquiera puede gritar.

Eso fue algo que aprendió esa noche...

.

.

.

.

.

.

Se abrió con violencia la puerta de ese viejo garaje de herramientas de jardinería.

Guiado por un pequeño rastro de sangre, lo encontró y jaló de su tobillo, para ponerlo justo debajo de él.

Allí estaba, ese pequeño y minúsculo país, entre lágrimas queriendo zafarse de su agarre. Tan pequeño, y tan atemorizado. Acarició su mejilla con la mayor delicadeza, parecía que iba a romperse si no lo tocaba de esa forma. Sintió el temblor y el miedo brotar de sus poros, mientras él solo pudo sonreír.

— Alemania... por favor. – dijo el chileno atemorizado. – Por favor, detente, me duele.

— No te estoy tocando.

— ¡Me duele!

— ¡No te estoy tocando!

— ¡Basta!

El alemán parecía confundido, no tenía las manos sobre él, y el chileno seguía gritando. Hasta que se dio cuenta que su otra mano estaba metiendo los dedos en la herida del chileno. ¿Cuándo se hizo esa herida en el estómago? En primera, ¿Por qué chile estaba herido?

— Perdón. – sonrió el alemán besándole la frente, sujetando ambas manos del chileno. – No me di cuenta que te había lastimado, perdón bebé.

— Alemania, s—suéltame... tengo que ir con OMS.

— mmm... no, no puedes. – suspiró el alemán mirándolo. – Estamos solos, y solo quiero tenerte, solo se mío, un poco ¿sí? Seré rápido.

Cuando el chileno sintió la mano del alemán en sus pantalones, pataleó, acertándole una patada en el rostro, pero no sirvió de nada si el otro lo noqueo de un golpe. Cuando abrió los ojos se sintió dentro de una película de horror. Sus piernas bien abiertas, un cuerpo sudoroso rozándose con el de él, el ardor y dolor en su parte baja, mientras sentía las embestidas sin parar.

Lagrimeó un poco, porque en un segundo le pareció gracioso, estar siendo violado por la persona que amaba. Parecía gracioso, como un mal chiste que cuentas en una tarde, que te deja ese mal sabor de boca, pero al final sabes que no era real, hubiera sido genial eso, que no fuera real.

— Ich liebe dich ... — sintió ese susurro mientras el alemán llegaba al clímax.

Sintió como si alguien le rasgara el vientre con enormes uñas, como si le tiraran agua hirviendo en las entrañas cuando acabó. Hubiera deseado que lo mataran, así al menos no tendría que haber soportado vivir una violación de nuevo en carne viva. Parecía que era ese mal chiste que había quedado en su pasado, pero no. No lo fue.

— Sigues siendo el mejor par de piernas que he abierto... — dijo con triunfo el alemán. – No importa cuántas vidas pasen, seguimos aquí.

Sintió su piel retorcerse del asco, al sentir aquellos besos en su cuello, y después cuando todo había acabado, solo quería que el alemán se aburriera y lo dejara ir, se durmiera, lo pateara y lo dejara de lado, lo que fuera, solo estar solo sin él.

— Sabes, aparte de tus piernas, siempre me gustaron tus ojos. Son muy hermosos, principalmente ese, el que tiene la estrella. – sonrió el alemán. – Tan único, ni USA tiene un ojo así, esa pupila en forma de estrella, que hermosa es.

— Alemania...

— La quiero, dámela, la cuidaré, la cuidaré por ti.

Pudo haber soportado más golpes, hubiera deseado más golpes. Más de lo que el alemán hizo.

La mano del alemán se acercó a su rostro, y comenzó a meter sus dedos por su ojo derecho, para después halar y arrancarlo de su rostro. Se desmayó apenas sintió las uniones de sus venas perderse con las de su ojo, ya no había escapatoria, moriría allí y ahora.

— Que hermoso es todo lo que me das Chile... — fue lo último que escuchó antes de desmayarse.

.

.

.

.

.

Tenía el rostro hinchado, eso lo sabía, pero, no sabía cuántos golpes había sufrido.

Apenas veía borroso, mirando alrededor, estaba en el jardín laberinto, y se encontraba atado, desnudo y golpeado. Le ardía el trasero así que sabía que había sucedido con su cuerpo, se sentía ultrajado y sucio, no había más que decir, pero al parecer había acabado, porque ahora solo era un sujeto amordazado, desnudo y abusado en el jardín, no más.

Vagos recuerdos llegaban a él, escuchar risas y golpes. Sentir a personas tocándolo, a empinarlo contra su voluntad mientras podía sentir la sangre comenzar a escurrir de entre sus piernas.

— ¿México?

Esa voz, esa voz que le trajo calma siempre. Allí estaba su USA, encontrándolo y acercándose a él, quitándole con rapidez la mordaza y cuerdas. Estrechándolo en sus brazos, mientras el mexicano solo podía dejar las lágrimas salir sintiéndose seguro con él.

— Oh México, ¿Qué cosas te hicieron?

— ... USA...

— De pronto todos se descontrolaron. Dieron casa a todos los latinos, no sé donde puedan estar tus hermanos. Sabes, es difícil asimilar la situación. Pones una droga a un precio tan elevado, dándosela gratis a solo un sector privilegiado, llevando a la locura a todos los demás mientras ven a sus humanos morir. Que frenesí de crisis, uno interminable, donde nos volvemos tan primitivos que damos casa a lo que nos lastima.

— USA...

— Entonces te ves en una situación así. – dijo el americano, abrazando con fuerza al mexicano. – Siendo humillado y violado hasta el punto donde tienes un prolapso en el cuerpo, estás desnudo y repleto de sangre y fluidos de diferentes personas. Tienes cortes y mordidas por todo tu cuerpo, tu rostro está más hinchado que un inflable y tu belleza ha escapado, todo por una droga. Incluso es gracioso... Una tremenda comedia.

— ... por favor... ayúdame a perdonarte. Basta ahora.

— Yo te protegeré, solo tienes que decirme que le pusiste a la droga, ¿Cuál es el maldito elemento que pusiste? Si me lo dices, todo esto parara, tus hermanos estarán a salvo, dímelo... dímelo ahora. Es la única forma de salvarte.

Esa mirada enloquecida en el norteamericano, ese temblor, ese cambio en él...

— La cuerda. – dijo el mexicano, haciendo que el temblor en el americano parara. – La cuerda en mi cuello, que me condenó a lo que me hicieron... fuiste tú.

El americano tomó un respiro, soltando al latino que sin fuerzas cayó en el jardín, mirándolo. Fue allí cuando las imágenes volvieron a su memoria, le dio caza como lo hacía con un animal, amarrándolo y arrastrándolo hasta el lugar del matadero, donde le quitaría todo para venderlo en partes.

— ... es para protegerte... — dijo el norteamericano mirándolo. – Si no hubiera supervisado lo que te hicieron, hubieras acabado peor, idiota.

— ... USA... tu eres mi... ¿Cómo pudiste venderme?

— No te he vendido yo... — el americano tocó su rostro sintiendo una corona de oro encima de su cabeza – ah... yo, México yo nunca.

— Lo hiciste... nunca voy a poder perdonarte que...

— Solo tienes que decirme que le pusiste a la droga.

Y fue allí cuando el mexicano supo, que era en vano cualquier intento para hablar con USA. Porque la persona que estaba frente a él no era USA, no era su USA, era alguien enloquecido por una droga. Y soltando una lágrima, supo que no había nada mas que hacer o discutir.

— Nunca te diría a ti que contiene maldito idiota. – dijo el latino. – Así que sigue torturándome, mueran en el proceso, nunca mis labios pronunciaran lo que quieres.

Probablemente el mexicano aun deseaba, tenía la esperanza que dentro del americano hubiera una pizca de paz. Que no estuviera tan envenenado con lo que sea que estuviera afectándolo, pero eso no fue lo que ocurrió. Cuando menos se dio cuenta, los golpes y esa pelea se estaba llevando a cabo. Puños, arañazos, mordidas, patadas, todo para tratar de quitarse de encima al otro. Era una pelea cuerpo a cuerpo hasta que el americano sujetó el cuchillo que estaba tirado junto a las cuerdas, de la tortura previa a México por los otros países. Vio su reflejo en él, escuchando una tormenta avecinarse.

— ¡TODO POR TU MALDITO EGOÍSMO! – gritó el americano soltando un golpe y una puñalada en el estómago del mexicano. – Todo por tu... egoísmo. Solo tienes que decirme que tiene.

— Ghk... jódete.

— Debería dejar que todos te comieran a morir como solían hacerlo cuando éramos colonias, solían tomarte así. – dijo el americano, sometiendo al mexicano debajo de él. – y después devorarte bocado a bocado. ¡Debería acabar todo ahora!

— ¡USA!

Y todo se detuvo.

En la mente del americano todo se detuvo, cuando dio tremenda mordida en el cuello del mexicano, tal mordida que le arrancó la piel con un cacho de arteria, músculo y venas con él. Todo paró cuando la lengua del americano, en la mordida, se metió en la herida para saborear esa sangre.

"La sangre es azul, hijo. Se vuelve roja y común cuando sale, es por eso, que cuando tomo un poco de ella, muerdo y hago que mi boca cubra la herida, para no dejar que el oxígeno la oxide, probarla como es, sangre real pura. Es adictiva, he probado la de Italia que aún tiene sangre de romano corriendo en sus venas, la de Alemania que tiene a Prusia en las suyas, y la bendición más única, probar la tuya que tiene apenas un puñado de sabor de lo que tenía tu madre... son pocos aquellos con una sangre especial."

Escupió el pedazo, sintiendo las palpitaciones de su corazón en la cabeza. El sabor, aquel sabor que había probado la punta de su lengua.

— Tu sangre... la droga GR tiene tu sangre, México. – dijo comenzando a titiritar, por el frio de la tormenta y las gotas que caían. – Por eso solo tú la puedes producir, por eso ninguno de tus hermanos tiene un efecto mayor, tu controlas el efecto, es por ello que puedes quitar el efecto de un país y el otro....

El mexicano con la poca fuerza que quedaba, aplico presión en su cuello, pero el americano sonrió.

— Es gracioso, como la respuesta danzaba frente a mi todo el tiempo, seduciéndome, excitándome, controlándome, ¡MATANDOME! – espetó furioso, mientras sostenía el cuchillo en sus manos. – Y ahora, es hora de que el deje libre... prometo que no dolerá, somos country, podrían partirnos a la mitad y volveríamos a tener un cuerpo nuevo.

Los gemidos ahogados de dolor del mexicano eran opacados por la tormenta, mientras ese cuchillo cortaba su piel, y las manos del americano despellejaban su cuerpo, para beber como un animal, chupando a morir cada vena y arteria que salía expuesta, bañándose en la sangre del mexicano.

Un festín sádico se estaba llevando a cabo, mientras las gotas de lluvia resonaban en ese enorme charco de sangre del latino.

.

.

.

.

.

.

El sonido de su celular lo despertó.

Talló sus ojos, mientras veía a las maids entrar en la habitación para comenzar a ordenar la cama. Caminó con su pantalón de su pijama por la casa, aun sin contestar, algo adormilado, hasta ver a Moscú, quien le miraba dándole buenos días.

— ¿No vas a contestar? – preguntó su capital.

— Lleva sonando desde las 6 de la mañana. Tengo 20 llamadas perdidas jajá... — rio el ruso contestando al fin. — ¿Quién diablos es?

— Rusia. – dijo una voz, que el ruso reconoció de golpe, era Suecia.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué no dejas de llamarme?

— Tienes que venir a las instalaciones de OMS, tienes que venir ya. Necesitan donantes de sangre y... bueno eres de los pocos que no estuvieron allí...

— ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Mis hermanos están bien?

El ruso solo escuchó esa voz deprimente del sueco, cuando dijo esa oración, aquella maldita oración que condeno a todos.

— ... Rusia, los lastimaron a todos...

Moscú solo pudo ver la expresión de su padre cambiar, y verlo soltar el celular en shock, mientras el silencio resonaba en el pasillo.

.

.

.

.

.

.

.

Aclaraciones:

"Si te ofrecen drogas te van a decir, que se siente bien padre, que te vas a reir, ¡NO ES CIERTO! ¡NO HAGAS CASO, NO ES CIERTO!
Okya, jaja, la droga GR los enloquece, eso ya se sabia desde hace un chingo.

— La droga GR contiene la sangre de Mex, para los que leyeron Lazos, ya sabían esto, porque allí se dice los efectos que tiene la sangre de México en los demás, y porque no afecta tanto a los latinos.

— USA estaba enloquecido por la droga, como dice el mex, pues no era él.

— La canción que canta UK es Starlight de MUSE. Es una banda británica, y fue una recomendación recomendada por la waifu Madara. Además que en mi canon, los countrys cantan y componen como todos los artistas de su nación, así que UK es amo del rock alv. Otro dato, es que UK no canta frente a los demás solo en ocasiones especiales.

— Salió Suecia mi amors <3

Hasta el próximo cap.

¡Saludos! 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top