HOMOFOBIA - EXTRA 3

Día Negro.

23 de abril, 2021 (Año humano)

Veracruz, México, 11:34pm.

Fue una fuerte risa la que hizo reír a Veracruz mientras veía a todos sus invitados en la fiesta. Ya era una tradición de 3 años hacer esta reunión, la reunión del Golfo, donde distintos estados que colindan el Golfo de México asisten a las tierras del veracruzano y celebran con una enorme fiesta el reflejo de la luna llena en el enorme mar. Tamaulipas, Tabasco, Campeche, Yucatán, sus hermanos se encontraban bailando y divirtiéndose; los estadounidenses, Florida, Alabama, Misisipi, Luisiana y Texas bebían y bailaban con los latinos felizmente. E incluso, ese año habían invitado a demás estados a divertirse, extranjeros para pasarla bien, y todo estaba saliendo de maravilla...

– ¿Qué piensas? El pendejo ya le echo ojo al chino. – dijo Tabasco a Veracruz, mientras miraba CDMX quien platicaba animosamente con Tokio. – Otaku que veo, otaku que madreo.

– Déjalo ser, no pudo conquistar al padre, quiere hacerlo con el hijo. Es un otaku de cagada, una pinche friki plaza enorme que huele horrible debería decírtelo. Además, todos esos eventos de anime, y chingaderas. – respondió con una sonrisa el veracruzano.

– ¿Qué hay del güero mas alto? – preguntó su hermano. – Del hijo del novio de nuestro apá.

– ¿Moscú? – rio Veracruz. – Ese wey es homofóbico. Es más, nosotros también wey.

– Por como mira a nuestro hermano se ve que le truena la reversa bien cabrón. Míralo, allí, recargado, con cara de que huele caca todo el tiempo, apretando los puños mientras mira al bolillo tratando de cogerse al Nico Nico nii.

– ¿Tú como chingados sabes que es "nico nico nii"?

– Voy a ver si hay mas chupe. – respondió Tabasco escapando lo más rápido posible de su hermano.

Todo iba perfecto, la música los hacia mover las caderas al ritmo de ella, dejando que el alcohol hiciera lo suyo y la heterosexualidad saliera de la fiesta, cuando comenzaron los estados a bailar más cerca de sí. Era una peda loco, ni proyecto X era tan mamalona. Además, al veracruzano le parecía cómico como Florida intentaba un movimiento con Tamaulipas, y Tamaulipas acababa amenazándolo con una navaja si volvía a tocarle la cintura, realmente había sido muy gracioso. Pero nada, absolutamente nada, superaba ver a CDMX besándose con Tokio, y que llegara el poste enorme jalando a la capital, empujando al japonés y llevándose a CDMX lejos de él.

– ¡¿Lo grabaste?! Por dios, ¡Dime que lo grabaste! – gritó Campeche divertido saltando al veracruzano.

– Todo en video, a huevo que esto será recordado por los siglos de los siglos santos, amén.

– Hay que seguirlos, vamos a seguirlos. – dijo Campeche de nuevo, jalando a su hermano, para seguir al enorme Moscú y a CDMX, quien estaba golpeando y pataleando para que lo dejara ir.

Pudo ver cuando uno de los golpes aterrizó en el rostro del mas alto, provocando que este lo soltara y el mas chico cayera en la arena. CDMX estaba lleno de ira así que empezó a insultar de mil y un formas al más alto, además de borracho, era un borracho violento.

– ¡Te voy a partir la madre pinche closetero de mierda! – sí, definitivamente era hijo de su papá.

– Попробуй это сука (Inténtalo perra)

Y aunque sus dos hermanos tenían listos los celulares para grabar esa pelea épica. No esperaron que el ruso acabara por sujetar al mas pequeño besándole. Vieron a su hermano forcejeando hasta que al final, entre las copas de mas y el deseo de compartir esa noche con alguien mas le ganaron en la mente, y CDMX acabó por corresponder los besos abrazándose de él.

– Lo van a dejar inválido. – Dijo Campeche. – Jalo a ser capital.

– ¡Ni madres yo voy a ser capital! – gritó Veracruz.

Por supuesto, todo era perfecto, todo lo era, al menos en la fiesta, donde el alcohol y las risas acompañado con el movimiento de caderas a la par de la música se desbordaba, pero, era muy diferente en una mansión. Una mansión que pertenecía a la organización mas poderosa hasta ahora. Sus plumas caídas anunciaban al dueño de dicho lugar, plumas perfectamente blancas que se volvían cristal al caerse. Le habían sacado de la cama y eso le tenía molesto, pero su enojo se fue cuando vio quien estaba en la sala esperándole, nervioso con papeles tan largos y con un rostro de terror.

– ¿ISC? ¿Qué haces aquí? – dijo la ONU al ver al International Sismológic Centre, o en español, Centro internacional de Sismología.

– ONU, algo malo esta pasando en el golfo de México, las placas tectónicas están teniendo un comportamiento anormal, tienes que contactarte ahora mismo con México. Si mis cálculos son correctos, no tardara para que empiece a sentir mucho dolor en su cuerpo. Prácticamente parte de él, sus entrañas están estirándose y cambiando de forma. Tenemos que avisar a los estados colindantes para que pongan a salvo a los humanos. He llamado ya a SSN de México y esta poniéndose en contacto con los estados, también llame a USGS para que avise a USA de lo que estoy registrando. Alerte a Caribe, pero no puedo contactarme con México, SSN tampoco puede hacerlo, ayúdame, solo quedan unos minutos antes de que esto llegue a su punto de quiebre.

– ¿Cuánto tiempo tenemos?

– Veinte, tal vez quince minutos. Si los movimientos son parciales, pero, si llega a moverse una placa con anormalidad, tenemos apenas 5 minutos. Ayúdame antes de que suceda una catástrofe.

La ONU no lo pensó más, tomó rápidamente su teléfono, aquel teléfono que ningún country se atrevía a rechazar la llamada. Marcó y con nervios y estrés esperaba ansioso escuchar la voz del latino. Pero, este no contestaba. La ONU marco de nuevo dos veces antes de golpear la pared molesto de la falta de conciencia del latino, así que, en su caso decidió marcarle al ruso con esperanza de que este contestara.

Pero, no era que el latino o el ruso no quisieran contestar, era que el latino no dejaba de gemir alto mientras esa cama apenas aguantaba las fuertes embestidas del ruso contra el país. El rechinido de la cama, los gritos y jadeos de ambos, el sonido de los muslos golpeándose, el sonido viscoso del lubricante haciendo su trabajo. Aunque quisieran no podían escuchar, pero, fue el ruso quien al menos notó como la pantalla de su celular se encendió, y tomo rápidamente el celular viendo quien marcaba, para acabar cubriendo la boca del latino, dando embestidas muy leves mientras contestaba.

– ¿SÍ?

– Rusia, ¿Sabes donde esta México? Esta es una situación de vida o muerte.

– Esta conmigo, ¿Qué pasa? – contestó el ruso parando el vaivén de sus caderas, dejando al mexicano jadeando, hecho un desastre, mientras esas piernas temblorosas se enredaban en la cintura del euroasiático.

– ISC está aquí, hay anomalías en el golfo, ¿México se encuentra en buenas condiciones?

– Uh, si, no le duele nada. – dijo el ruso. – ¿Es un maremoto, un tsunami? ¿Qué es?

– Aun no sabemos, pero, ya están sus estados al tanto. México tiene que controlar el dolor para evitar que mueran muchos humanos, de posiblemente un maremoto y si esa ola enorme llega a tierra será un tsunami del que le costara mucho recuperarse. Tiene que canalizar el maremoto, como se le enseñó. Evitar un desastre natural es difícil, lo sé, pero, al menos tiene que reducir lo mas posible los daños antes de que explote.

Pero había sido muy tarde.

Las sirenas de emergencia sonaron en los países que colindaban con el golfo, y el mexicano de pronto soltó un grito de dolor enorme sujetándose el vientre, acabando por vomitar del dolor, una mezcla de sangre y bilis. Rusia solo pudo sostenerlo, dejando el teléfono de lado, tratando de mantener la calma, diciéndole al latino lo que pasaba y como tenia que controlarlo. ONU mando a OMS con él, directo al punto donde se encontraba el country latino, en un jet, en un viaje de emergencia para asistirlo, mientras daban instrucciones al ruso. El mexicano gritó una vez más, un grito desgarrador que provocaba tormentas enormes en sus tierras, mientras el ruso limpiaba el sudor y veía ese vientre hinchado y enrojecido a morir.

– ¡Ábrelo! – gritó el mexicano apretando sus puños, haciendo tanta fuerza que sus músculos se marcaban más y más en su piel, su rostro estaba empapado de sudor, y sus estados, solo podían ver con terror como el agua comenzaba a alejarse de las playas, y ellos comenzaban a huir despavoridos. – ¡Sácame las entrañas me están matando! – gritó una vez más, acabando por escupir mas sangre mientras el ruso se aseguraba de que no se ahogara para después, morderse la muñeca y dejar caer su sangre en la boca del mexicano. Tenia que inyectarle recursos para mantenerlo fuerte y que el mexicano pudiera con el proceso.

– Bébelo, ¡Tus estados están en las costas! ¡Si no detienes ese tsunami a que sea lo mas pequeño que se pueda, tus hijos estarán en un peligro enorme México! ¡Hazlo! ¡Controla tu propio desastre natural!

El latino sentía dolor de muelas horrible al tensarse tanto mientras gritaba de dolor y desesperación. La cama estaba manchada de sangre, de un momento a otro estaba gimiendo de placer, y ahora tenia un dolor terrible, el peor dolor que había sentido en la vida. Ni siquiera cuando había perdido parte de su territorio había dolido de esta manera. Utilizó todas sus fuerzas, lo mejor que pudo, tratando de calmar ese mar, tratando de controlar su golfo. Escuchó a su novio llamar su nombre, pero comenzaba a ver borroso, siguió empeñado en utilizar las fuerzas que le quedaban en contener lo mejor que podía el movimiento de sus entrañas, hasta que acabo viendo manchas y después todo se volvió negro.

Altepetepantlahtocan tepatiliztli (La ciudad perdida)

Vio colores, inmensos colores para después ver unos ojos violetas, y después verlos cambiar a verde. Vio una hermosa piel morena y un cabello blanco, ¿Qué es eso? Se preguntó en su mente, para después ver un paraíso sin igual entre el mar, donde los humanos comenzaban a vivir. ¿Qué diablos era eso?

Se encontró a si mismo de niño, de pronto, viendo como su padre veía hacia el mar, se le veía en su gloria, con esas grandes plumas en su cabeza, ese largo cabello, ese cuerpo trabajado y esculpido a la perfección, con su traje de tlatoani y su rostro sin ninguna imperfección.

– ugh... – dijo sosteniendo su estómago.

– ¿Estás bien padre? – preguntó mirando al gran Imperio Azteca.

– Creo que sí. – respondió su padre acariciándole el cabello.

– ¿Qué es lo que veías? – preguntó de nuevo el niño siendo cargado en brazos.

– Allí. – dijo su padre señalando el mar. – La luna siempre se refleja en ese punto. ¿Sabes por qué?

Él negó, sonriente mientras se abrazaba de su amado padre quien le acariciaba el cabello.

– Allí fue donde Tlaloc decidió quedarse. No aguantaba que Huitzilopochtli estuviera todo el tiempo mandando a los humanos, y no quería lidiar con él, así que, poco a poco, sé dijo a sí mismo. "El mar es mas grande que las tierras que él rige." y comenzó a caminar mas allá, hasta llegar a un punto iluminado por la luna, donde se recostó, y se quedaba en ese mismo lugar todos los días que quería alejarse de los demás. Pero, un día la gran serpiente le siguió, y ambos se quedaron allí, disfrutando un poco de paz antes de volver a su realidad. Es un lugar hermoso cuando lo único que vez es el hermoso brillo de la luna sobre las olas, y las estrellas nos inundan con sabiduría del cosmos.

– ¿Allí es como el lugar secreto de Tlaloc? – dijo el niño a lo que su padre rio.

– Allí se esconden los secretos de Tlaloc donde la luna se refleja en la curva de nuestras tierras que abrazan el mar con delicadeza...

Abrió los ojos de golpe viendo esos dulces ojos violeta mirándole, viendo a su novio aliviado besándole la frente. Ya no se encontraba en su casa, ahora estaba en el hospital de OMS, rodeado de regalos y flores con leyendas de "recupérate pronto". El mexicano se altero un poco a lo que el ruso le recostó de nuevo cuando este comenzaba a levantarse.

– Se que estás pensando, y están bien. Si, destruyó mucho el tsunami, pero no se perdió ninguna vida humana, y estoy trabajando junto Alemania y tus hermanos en ayudarles a ti, a USA, a todo caribe y Cuba a recuperarse. Pero dado que el Golfo te pertenece, eres el mas afectado. Lo hiciste bien, detuviste muy bien la fuerza con la que venía, fue un impacto grande, pero en menor escala. ¿Cómo te sientes?

– Mareado y aturdido. – respondió el mexicano. – No se que pasó. Puedo sentir los desastres naturales llegar, y duelen, pero nunca en la vida me había dolido de dicha forma, ¿Qué diablos fue eso?

– Estás receptivo. – dijo OMS entrando, arreglando su cabello blanco.

– ¿Qué es eso? – preguntaron al mismo tiempo la pareja mientras la OMS suspiraba.

– No fue un desastre natural común. El movimiento no fue aleatorio, había una causa de ello. Al parecer, después de años, un país se encuentra receptivo. Ser receptivo, es que estas expandiendo territorio México. Y no, no por conquista, literal, estas creando nueva tierra. Tu cuerpo está avisándote de un nuevo lugar que saldrá. Es muy difícil saber los síntomas, por la poca frecuencia de estos, pero, ¿Te has sentido muy caliente o excitado de pronto? ¿Hambriento y con deseos de descansar de golpe? ¿Con malestares en el vientre y enrojecimientos?

– No mames wey, si a todo. – dijo el latino frotando su cara.

– Entonces está confirmado. El problema es... am... – la OMS rasco su nuca un poco viendo a ambos. – ¿Sabes lo que significa estar receptivo verdad?

– Que estoy expandiendo territorio. – respondió el latino. – ¿No? Tú lo dijiste.

– Además de eso, significa que... como explicarlo. – la OMS acarició sus cienes y después suspiró. – Bien, cuando una pareja quiere intimar de una manera mas profunda en su relación, generalmente crean un tratado de unión, y a su vez, crean un estado compartido. ¿No es así? Firmas un tratado, y crece en una cápsula un pequeño estado. Nacen completamente blancos por la falta de cultura e historia, con ojos negros. Los country se encargan de desarrollarlo al punto donde inicie a colorearse con sus colores propios y comiencen a insertarle humanos para que tenga un desarrollo. ¿Correcto?

– Si. – respondieron ambos.

– Sin los humanos, el bebé no puede desarrollarse por completo, así que los country se encargan de darle humanos, ya sea del lado de ambos. Ejemplo, el reciente estado compartido de USA y Perú. Saint Marco colinda con USA, un pequeño estado cerca de Florida, donde hay peruanos en abundancia como estadounidenses viviendo allí. Perú le dio parte de sus tradiciones y el pequeño Marco las desarrolló a su forma, y ahora esta comenzando a ganar colores y sus ojos son de un color azul intenso como su padre, ya que está bajo las leyes de USA, aunque tenga cultura y tradición de Perú. Esa es la manera mas conocida de desarrollar un "hijo" como lo llaman los humanos, termino que hemos adoptado.

– Así es, pero, ¿Qué tiene que ver con esto? – dijo el ruso.

– México está receptivo. En su caso, no hay necesidad de un tratado, ni nada en absoluto. México esta creciendo de la nada, sin una cápsula, sin un tratado, sin nada, un nuevo pedazo de tierra que esta saliendo de él. Ese pedazo nacerá, aunque tu novio no quiera. Y será como un estado perteneciente a México, incluso, puede independizarse si desea, no necesita a su madre. Ese pedazo nacerá ya con color y con cultura propia, ya lo tiene genéticamente en el sistema. Pero, aun así, está en gestación, esta desarrollándose, así que, la razón por la que México ha estado tan caliente los últimos meses, es porque buscaba recursos para alimentar a su hijo. En otras palabras, Rusia, si te has corrido dentro de México desde que este comenzó a ser receptivo, quiere decir que tus genes están formando parte de ese proceso de gestación, entonces ese "hijo" que iba a tener solo características mexicanas, ahora, tiene partes rusas en su organismo. Van a tener un "hijo" que no van a poder cambiar o modificar a su gusto. Va a ser regido por las leyes que elijan, y ONU está ansioso por regirlo a él o ella, pero hay algo que queda claro, este "niño" no es como sus estados, no va a depender de ustedes. Los humanos lo encontrarán sin necesidad de que ustedes depositen humanos en esa zona. Tendrá su propia historia, propia cultura, y si es listo y quiere independizarse, tendrá su propia vida.

Ambos se quedaron en silencio mientras el mexicano masajeaba su vientre hinchado, frunciendo el ceño. El ruso solo estaba viendo a la nada, sintiendo una gota de sudor recorrer su cien. Había dicho "hijo", esa palabra le aterraba a un nivel inimaginable, un hijo propio, uno nacido de su relación. Cerró los ojos apretándolos, controlando su respiración al escuchar esa risa que no había escuchado en años, ese sonido de cadenas que había dejado atrás, y esos fríos barrotes que comenzaban a abrir la puerta de aquella jaula para darle la bienvenida de nuevo.

– Volveré a tener un desastre natural, ¿verdad? – dijo el mexicano haciendo que el ruso saliera de sus pensamientos.

– Así es, tenemos la sospecha por la zona donde te dolió, que nacerá en tu golfo. No sabemos a qué altura, pero si, cuando nazca abra un nuevo desastre.

– ¿Cuánto tiempo?

– No sabemos con exactitud cuando comenzaste a gestar. Y cada pedazo de tierra tiene su propio tiempo en nacer, puede nacer mañana o en 3 años, no lo sabemos.

– ¿Puedes dejarme a solas con Rusia un momento? – preguntó el latino a lo que la organización asintió dejándolos solos.

El mexicano sonrió, tomando la mano del ruso, jalándolo para que su novio acabara por acostarse con él en la cama y le abrazara. Rusia lo hizo, dándole suaves besos en las mejillas mientras el latino se refugiaba en su pecho frotándose levemente. No se dijeron nada, en lo absoluto, hasta que el mexicano tomó la mano del ruso, deslizándola por su abdomen hasta dejarla en ese vientre hinchado, como si tuviera "colitis" haciendo fruncir el ceño al ruso.

– No tienes que tener miedo, no te obligaré a hacerte cargo, al final, nacerá en mis territorios. – dijo el mexicano. – Puedo encargarme yo solo de esto, él o ella no tienen que enterarse que también es tuyo, lo moldearé, o bueno, lo que se deje moldear el pendejo o pendeja porque va a estar cabrón al parecer mantenerlo a raya, ya que el muy hijo de puta va a nacer con todo y no necesitara nada de mí. Solo que tal vez lo cuide mientras esta chaneque.

El ruso rio abrazándolo mientras el latino acabó por sonreír revolviéndole el cabello.

– ¿De qué te ríes? – dijo el de raíces aztecas.

– Te dijiste "puta" a ti mismo. – contestó el euroasiático ganándose un jalón de pelo. – Auch.

– Siempre estas de "No entender tus palabras México" pero bien que entiendes cuando quieres chingarme, pinche poste pendejo.

– Me atrapaste. – rio de nuevo el ruso haciendo que el mexicano acabara por robarle un beso abrazándose de él. El beso fue dulce, disfrutaban sentir sus labios rozándose con los del contrario, mientras suaves gemidos comenzaban a salir haciendo que el beso subiera la intensidad.

– Verga... – dijo el latino sonrojándose viendo a su novio a un lado de él. – Rusia, aquí... tengo el boiler hirviendo, por favor. – y en un movimiento, el mexicano quitó las cobijas que le cubrían y alzó su bata de hospital mostrando su desnudes debajo, abriendo sus piernas para el ruso.

Su pareja no lo pensó, se posicionó entre ellas, desabrochando su pantalón y cinturón, bajando la cremallera, y liberando su erección para ver al mexicano lubricando sus dedos con su saliva, humedeciendo un poco dicha entrada, y después haciendo una mueca de dolor, cuando el ruso comenzó a entrar. Ambos sabían que no se habían preparado bien para hacerlo así de golpe, pero, el libido de ambos le ganó a la razón. Tal vez dio, 5 o 6 embestidas leves antes de que la puerta se abriera y entrara ONU cerrando tras de sí.

– Ser receptivo y tener arranques de excitación como si estuviéramos en primavera no justifica que follen en la habitación de un hospital. – Dijo la ONU mirándolos para después tomar asiento. – Tienen de dos, o acaban lo que hacen conmigo aquí, o son decentes y se visten antes de que le provoquen un trauma a OMS cuando venga.

– Pinche agua fiestas, la neta me cagas ONU. ¡Mierda! – por supuesto, México estaba molesto, su cuerpo estaba cambiando y tenia reacciones que no podía controlar, en cuanto al ruso, solo estaba muriéndose de vergüenza. Ambos se alejaron del otro, México cubriéndose y el ruso arreglando sus pantalones mientras la ONU estiraba sus alas esperando.

– Bien ahora que parecen country decentes, quiero saber como va ese pequeño pedazo de tierra. Me interesa demasiado, ya he hecho el documento incluso para que ingrese a la organización, solo falta llenarlo cuando nazca.

– Él no es como mis estados, puede que se niegue.

– Por eso será inscrito una vez que nazca. Necesito controlarlo desde el inicio o acabara siendo una amenaza si tiene libre albedrio en cuanto a leyes internacionales.

– Por esa parte, creo que esta bien México. – dijo el ruso. – Si se rige por tus leyes o las mías es una cosa, porque al final el puede crear una combinación de ambas o en su caso crear sus propias, pero, dentro de la comunidad internacional, debe seguir el parámetro establecido.

– Esta bien. – dijo el latino.

– Aclarado esto, los veré pronto, cuando nazca. Con permiso, y oh, una última cosa. Si vuelven a hacer estos tipos de exhibicionismos, voy a poner su economía de cabeza, de alguna forma u otra. Hasta pronto.

El ruso tuvo que detener al mexicano de arrojarle algo a la organización cuando salió, y entre el enojo de ambos y molestias de todo lo que estaba ocurriendo, decidieron sonreírse.

– México, me hare responsable. – dijo el ruso llamando la atención de su pareja. – Al final, tiene mis genes y mis humanos también van a querer esto. Hare lo mejor que pueda, te lo prometo.

– Entonces hagámoslo Rusky.

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Los días con México se estaban volviendo difíciles.

Y ahora el problema había aumentado. Tenia a mi dulce novio con cambios de humor en todo momento. Había veces donde se la pasaba comiendo todo el día, otras, donde se mataba en el gimnasio, o en otra, se encontraba llorando con Chile por el teléfono y otras, estaba seduciendo a Bolivia. Pero el cambio de humor mas cansado era a la hora del sexo. Quería permanecer sereno con ese tema, no quería incomodarlo, su cuerpo tiene malestares y no quería provocarle otro, pero, había unas veces donde ni siquiera me dejaba estar a un metro de él, y otras donde sea lo que fuera que estuviera haciendo, llegaba, me bajaba el pantalón y me montaba sin previo aviso.

Se que dentro de él está creciendo nuestro "hijo" pero no lo entiendo.

Por ejemplo, no entiendo lo que pasa ahora. Ayer no pude dormir en mi propia cama, así que fui mandado al sofá, pero, ahora, que estaba trabajando en mi oficina, en mis amadas tierras, México llegó, se montó encima mío, y comenzó a frotarse contra mí para después auto penetrarse y comenzar a moverse. Así que ahora estoy jadeando, sosteniéndole las caderas mientras él no deja de moverlas, me esta volviendo loco.

– México, espera hn... – dije, pero mi latino solo me sometió del cuello, siguiendo los rebotes encima de mí.

– Si... no necesito tus palabras solo que tu verga siga dura mientras hago esto. ¿Puedes lograr eso Rusia? ¿Mantenerla dura un momento más? Maldito país inútil.

¿Por qué diablos esta enojado conmigo y me esta cogiendo al mismo tiempo?

Realmente está comenzando a fastidiarme su cambio de humor, mas cuando no puedo quejarme porque OMS me dijo que era normal que México se comportara así por el dolor que esta sintiendo, como contracciones hasta que nazca el nuevo territorio. También me dijo que los cambios de humor extremos eran normales, y que no es algo que él desee hacer, solo no lo controla. Se que debo ser comprensivo, pero esto me esta fastidiando demasiado.

Sentí su mano apretar mas mi cuello y acabé por tumbarlo en mi escritorio, sujetándole las piernas comenzando a embestir más fuerte, viendo como su rostro cambio a uno de miedo, gimiendo alto, rasguñando mis brazos. Solo podía notar ese vientre inflamado y suavemente enrojecido mientras mi mexicano se retorcía debajo de mi gritando de placer para acabar corriéndose minutos después.

– ¿Solo 5 minutos? Realmente el inútil aquí eres tú. – dije soltándolo haciendo que México enfureciera más.

– Es porque a ti no te están golpeando la próstata a morir, pendejo, a ver, si muy chingón, ábrete de piernas estúpido, a ver cuánto duras.

– No podrías ni hacerme cosquillas con esa cosa. – dije, no se porque diablos estoy siguiendo su enojo, debería ser el calmado y razonable en esta habitación, pero estoy en un punto, en donde si no dejo salir este enojo, acabare por querer golpearlo, y no quiero eso. OMS dijo que no es bueno dejar que se almacenen las emociones así y exploten cuando ya no las pueda controlar.

– Ahora si te ganaste que te parta tu madre. – dijo acercándose a mí, pensé que me golpearía, pero, solo dio una pequeña palmada en mi pecho para después lagrimear. – Puto, ¿Tú crees que soy pequeño?

– ¿Eh? – ¿Qué diablos? ¿Qué pasó con el macho que iba a romperme la cara? – uh... No. Solo que, soy el país mas grande en el planeta, es normal que sea mas grande en todos los aspectos que ustedes. Tu estas dentro de los países con mas extensión territorial, y haciendo promedio con tu raza mestiza, eres muy grande México.

– ¿Me dejarías hacértelo a ti? – dijo, mirándome con esos ojos llorosos, dios, soy débil ante eso, y hasta ahora no considere esa posibilidad. Se que México, en la mayoría de sus relaciones es activo, o versátil con sus parejas, y al parecer, es pasivo conmigo porque no quiere presionarme a hacer algo de lo que no me siento seguro, y a decir verdad no me llama la atención experimentarlo... pero...

– Okey, sí.

Llegamos al final a mi habitación, donde México inicio una sesión de besos, acariciándome y desnudándome, solo dejando mi camisa blanca abierta en mí. Saco una cuerda y me dio un guiño, donde al final, acabo por sujetarme los brazos y amarrarme a la cama, separando y abriendo mis piernas.

Era algo incomodo abrir mis piernas tanto, me recordaba a estar amarrado en ese cuarto, con las piernas bien separadas para que mi padre pudiera golpear mis genitales si hacia algo mal. Lo odiaba, pero no debo de pensar en eso ahora. Debo concentrarme en México, en lo atractivo y lindo que es, en ese bello cuerpo trabajado, en esa dulce sonrisa que está acercándose más y más a mí. Sentía mis piernas temblar, y estaba comenzando a sudar frio, contrólalo, contrólalo.

– Rusia... – susurró para mí, besando mi pecho y dando una suave y tenue palmada en mi trasero, abriendo mis nalgas para tener una mejor visión. – Dios eres bellísimo aquí, te trataré bien, lo Prim... ¿Rusia? ¿Bebé estás bien?

Claro que estoy bien, porque me estas mirando con preocupación México. Porque estas sosteniendo mi rostro así. ¿Qué pasa?

– Rusia, no haré nada que tú no quieras, perdón, no se que estoy haciendo, mi cabeza piensa en una cosa y ahora solo te estoy lastimando más.

Me di cuenta que estaba en lagrimas y asustado desde que abrió mis piernas mucho después. México acabó por desamarrarme, besando mis muñecas y después, acabar por abrazarme, haciendo que yo hiciera lo mismo. Creo que aun no lograba soportar ciertas cosas, porque aun le tenia miedo a explorar mi sexualidad más, aun les tenía miedo a las cuerdas y a estar amarrado, pensé que ya lo había superado.

– Perdón. – dije a lo que México beso mi mejilla. – No sabía que aún no podía...

– No te disculpes, no es tu culpa, se que no debo presionarte para nada de esto. Soy el mayor aquí y debería entender que hay cosas que yo deseo, pero tú aun no. Se que la razón por la que aceptaste es porque quieres cuidarme y quieres complacerme ya que yo estoy en una etapa de dolor interno, pero, no quiero hacerte sacrificar tu bienestar mental por algo que no vale la pena. Rusia, nunca pongas mis deseos sobre tu bienestar. Se que soy irracional cuando me encuentro con dolor y estos malditos cambios de humor y comportamiento, pero, si te están afectando, quiero que los detengas. Detenlos como me detuviste de seguir seduciendo a Bolivia. Fuiste firme, educado y respetuoso, con un poco de celos, pero, aun así, se que lo puedes hacer. Así que, si no quieres tener sexo, si no quieres dejar de dormir en tu cama, hazlo, no necesito que cumplas todos mis caprichos para estar bien. Este es un proceso que llevamos juntos, no solo yo, tu bienestar es igual de importante que él mío. Lo lamento amor, no quise asustarte con todo lo que pasa, ni quise ser grosero en ningún momento.

– Te amo. – fue lo único que salió de mi boca.

Porque era lo único que podía decir. México no era un primermundista, no era un país que todos admiran, y por supuesto, no es un país que los demás consideren que me conviene, pero es único. No solo en sus riquezas naturales y en su gente, es rico en pensamiento y en dar, me enamora escucharlo, me enamora verlo, me enamora todo de él. ¿Cómo no amar a un country que no solo crece, sino, me ayuda a crecer? Nunca en la vida, podría alejarme de alguien, que me da lo único que no se puede comprar, me da estabilidad, paz y amor al mismo tiempo. Que alguien te de una tranquilidad interior es el reflejo de un alma gemela, cualquier país me podría dar todo, pero nunca me darían este sentimiento de bienestar.

Por eso lo amo, más allá de su belleza y forma de ser, amo la paz que me da solo con tenerlo a mi lado.

El sonrió, mostrando esos hoyuelos, acariciándome la barbilla y me sentí tan feliz que podría explotar de amor allí mismo.

– Te amo. Ayer, hoy, siempre, por toda la eternidad...

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Tres años después...

Llegamos con Alemania después de que nos invitara a sus tierras hace un par de días.

Por supuesto que supe al instante que la única razón por la que lo hacía, era para tener a Chile en sus tierras. No se que ha pasado con ellos dos, pero, Alemania parece empeñado en recuperarlo y Chile parece desinteresado o inconsciente de lo que esta haciendo Alemania por él.

– ¿Viene contigo? ¿Con tu novio? – eso fue lo primero que dijo cuando toque la puerta.

– No, yo solo vengo con México... es lindo verte Alemania. – dije mientras México lo miraba de arriba abajo.

– Parece que alguien ha estado yendo al gimnasio, ¿Algo en especial? – pregunto mi lindo latino mirando a Alemania. – Oh solo lo estas haciendo porque sabes que a Chile le gustan los cuerpos atléticos.

– Vamos México... realmente necesito que me ayudes a tener tiempo a solas con él. Desde ese día.

– Debió quedarte claro que el no quiere nada contigo de nuevo. – dijo México cruzando sus brazos.

– Nos besamos. – respondió Alemania. – el día que fui a Santiago, nos besamos cuando estábamos en la lluvia. Desde entonces mensajeamos más, y es más abierto conmigo, solo esta vez, si no consigo nada, está bien, lo aceptaré como derrota y dejare a tu hermanastro en paz. Pero necesito tu ayuda en esto México, solo quiero estar a solas un momento con él, solo uno.

– Bien, pero después de esto quiero que lo dejes en paz. – sentenció mi México entrando.

La reunión se encendió una vez que llegaron todos los latinos, no quiero aceptarlo, pero realmente ellos son los que ponen el ambiente en las fiestas. Yo tengo que estar ebrio para animarme a hacer algo, USA no sabe bailar, Canadá tampoco, Alemania menos, y todos estamos de acuerdo que bailar Vals con Inglaterra es lo más aburrido del mundo. Así que si, necesitamos el ritmo cálido y perfecto de los latinos. Porque nos mojamos las ganas en pensamientos lascivos al verlos menear las caderas, rozándose entre sí, sonrientes, felices, libres.

Dios, Latinoamérica no sabe de la libertad que goza, la verdadera libertad de ser uno mismo.

Tal vez estén bajo la corrupción, pero son libres en alma, y eso es algo que los de primer mundo solo podemos desear.

Ahora mismo mientras disfrutaba de un trago, sentí unas caderas suavemente moviéndose cerca de mi pierna, para después bajar la mirada y ver el rostro mas hermoso del mundo mirándome con esa hermosa sonrisa que marca los mas perfectos hoyuelos. Allí estaba México, robando mi trago y haciendo un fondo con él. México esta recesivo, pero, su vida la puede llevar normalmente, no hay ningún tratamiento que seguir, así que podía ser el alma de la fiesta si quiere y aun así en cualquier momento dar a luz a nuestro hijo.

Mordí mi labio cuando México acarició mi abdomen y después me jaló con él, pasando por la pista de baile, saludando a algunos country, moviendo su linda cintura y cadera a ritmo mientras caminaba, para después solo seguir caminando hasta salir de aquel salón. México miró a muchos lados y después me jaló por los pasillos de la casa de Alemania.

– ¿A dónde vamos?

– A un lugar donde estemos solos, cuando salía con Alemania, había un lugar que me encantaba de su casa, hay un sofá enorme allí, y da vista a sus preciosos jardines, con esos hermosos ventanales. Me encanta.

Lo detuve en seco.

– ¿Salías con Alemania?

– Hm... – México suspiró. – Algo así, cuando firmamos nuestros tratados, a Alemania le gustaba besarme un poco, pero nunca hubo más, no podía tocarlo, cosa que me fastidiaba, así que decidí acabar con los besos de niños y solo tener una relación formal con él. Nos hicimos buenos amigos y después él comenzó a salir con Chile. Lo nuestro no fue una relación, fue mas Alemania tratando de conseguir besar mas profundo sin lograrlo. Chile lo logró, yo no, el poder hacer que Alemania dejara los besos de niños atrás.

Tensé mi mandíbula para después suspirar, pero antes de que dijera algo, México se colgó de mi besándome suavemente en mi mejilla. Miré sus dulces ojos, y como había crecido su cabellera, sonreí pegando mi frente con él, no sabia que sentir, realmente no, solo sabía que me sentía en paz a su lado.

– Te amo... – susurró, apenas audible. – Sígueme, quiero estar solo contigo, sin los ruidos de esa fiesta.

No dije más, solo lo seguí tomando su mano, México lucia normal, solo ese leve vientre hinchado que tenía, cosa que odiaba tener, pero ya se había acostumbrado un poco. Sonrió cuando llegamos a otro pasillo y se lanzo a besarme mientras yo hacia lo mismo. Nos besábamos entre sonrisas y risas, mientras tropezábamos sin caer, por distraernos entre nosotros, por no poder despegar nuestras manos del cuerpo del otro. Acabé por cargarlo mientras apretaba descaradamente su trasero y lo escuchaba gemir bajo soltando una sonrisa.

– ¿Quién primero? ¿Tu o yo? – Dijo besándome, dándome una mordida en el cuello haciéndome gruñir. Sabía que se refería a quien sería el primero en complacer al otro, pero por la forma en la que no puedo dejar de tocarlo, se cual es la respuesta.

– Tú. – contesté besándolo más, mientras México se bajaba de mis manos y me empujaba contra la pared, comenzando a desabrochar mi pantalón mirando a los lados. – ¿Aquí?

– Una mamadita nunca se niega. – dijo haciéndome reír.

Lo pude ver besar por encima de mis boxers para después sentir esos dulces labios alrededor de mí, entrando y saliendo en un divino vaivén que no quería que acabara. Cubrí mi rostro, aun siento algo de vergüenza al mostrar abiertamente mi preferencia sexual, hacerlo en un pasillo, me es incómodo, pero al mismo tiempo comienza a ser excitante. Solo podía ver la mirada de México encontrarse con la mía cuando miré hacia abajo y lo vi tratando de no atragantarse cuando metía la mitad en su boca.

México se separó al instante comenzando a toser para después soltar una risa.

– No mames, no puedo con tanto, de por si esta larga y ahora gruesa, demasiado wey. Pinche verga de caballo no mames.

México notó mis sonrisas y acabo por sonreírme para al final, acariciar mi miembro pegándose a mí. Lo vi morder su labio, acariciar mi pecho y torso, lo vi mirándome con esa mirada única, dios, lo amo.

– Vayamos a una habitación.

México volvió a besarme y acabe por cargarlo, arreglando mi pantalón para poder llegar a la habitación. Claro que, esperábamos esa habitación para nosotros, no ver lo que vimos. Allí estaba Alemania besándose intensamente con Chile, desnudos en aquella habitación que tanto le gustaba a México, mientras estaban acariciándose mutuamente, y Alemania abría las piernas del chileno. Por supuesto había tomado a México en mis manos, para retirarnos, pero algo más estaba pasando. Y tanto México como yo, teníamos demasiado morbo como para irnos y no ver lo que pasaba.

– ich liebe dich (Te amo) – dijo Alemania, entre besos mientras con sus dedos acariciaba la entrada de Chile con delicadeza, y dejaba marcas y mordidas en el cuerpo del latino, quien se retorcía debajo de él.

– Ale... hn... te amo. – dijo entre lágrimas, sosteniéndole el rostro al alemán, para besarle un poco más, mientras esos dedos entraban y salían a ritmo, sin parar. – ¡AH! S – Solo una oportunidad Alemania, solo una, si vuelves a lastimarme no voy a perdonarte jamás.

– No volverá a pasar, nunca, solo te quiero a ti. – contestó el alemán besando con pasión al chileno, posicionándose entre sus piernas. – Ya no aguanto, han sido décadas, necesito tocarte ya.

– Hazlo, Alemania, no sabes cuanto tiempo he deseado esto.

Fue demasiado erótico ver al chileno sostener sus piernas dejándole el camino libre al alemán, quien por fin podría disfrutar su sexualidad hasta el cansancio con el amor de su vida. Y se que México y yo no deberíamos estar observándolos, y sé que no deberíamos estar allí, así que, decidimos irnos antes de ver más, pero, nuestra discreción acabó de golpe.

México soltó un grito de dolor enorme espantando a Alemania y Chile, que rápidamente se cubrieron mientras veían a México comenzar a vomitar sangre sin parar. Allí yo perdí la vergüenza, y corrí al sofá, quitando a la pareja para recostarlo boca abajo, evitando que se ahogara con la sangre que fluía.

– ¿¡Qué diablos hacen aquí!? – dijo Alemania cubriendo a Chile y después a él. – ¡Maldita sea Rusia, lárgate!

– ¡Alemania lo lamento, pero ahora eso no es importante! ¡Ayúdame!

Créanlo o no, Chile y Alemania comenzaron a ayudar sin quejarse, mientras México desgarraba el sofá con sus uñas gritando de dolor, sosteniendo su vientre. Recibí la llamada de ONU, de aquel suceso en el golfo estaba comenzando de nuevo. Cada grito era una placa comenzando a moverse en las profundidades, haciendo gritar de dolor intenso a México. Sostuve su mano, mientras veía ese vientre hinchado, comenzando a hincharse más y más. Está expandiéndose demasiado rápido.

– Trae un cuchillo, una navaja, algo Alemania. – dije mirándolo. – No puede vivir dentro de México, tenemos que sacarlo.

– No sabes hacer este procedimiento, ninguno de nosotros sabe hacerlo, nosotros no tuvimos a nuestros estados. Los tuvieron nuestros antepasados Rusia, se volvieron nuestros cuando llegamos al poder. ¡Lo sabes! ¡Nuestros estados son mas viejos que nosotros!

– ¡Lo sé! ¡Lo sé, pero México va a sufrir mas si no lo sacamos!

– ¡Cállate weon! ¡No tienes idea de lo que estas haciendo! – dijo Chile.

– ¡Claro que la tengo, solo déjenme hacerlo!

Veía a México retorcerse gritando de dolor sin parar, estaba sudando, lleno de sangre, y con los colores de su bandera encendidos a morir, vi sus alas comenzando a salir, vi a mi latino arrancando el plumaje de estas, entre gritos de dolor horribles, mientras Chile le sujetaba las manos. Fue allí cuando supimos que OMS no llegaría rápido, ONU tampoco, nadie. Ningún country podría ayudar, ningún country es tan viejo para...esperen, había alguien que podría ayudar.

Alemania acabó por traer a España, Francia, Egipto y Grecia al lugar. También llego India unos momentos después mirando esa escena, el mexicano retorciéndose en el sofá mientras controlaba que el desastre natural en el golfo no fuera tan grande y al mismo tiempo se preparaba para traer al mundo un nuevo pedazo de tierra.

El español corrió a un lado del latino, sujetándolo, mientras el egipcio le abría las piernas, rompiéndole el pantalón y boxers, con las tijeras y navaja que el alemán había traído. Grecia checaba ese ahora enorme vientre hinchado, mientras todos notaban como el mexicano comenzaba a chorrear sangre por sus piernas.

– ¿Le va a salir por el culo? – dijo el chileno a lo que el francés negó.

– No, no puede, no es un humano, ni una hembra humana. Hay un ser dentro de él, si, está expandiéndose, pero...

– Pero hay que hacerlo como yo lo hice. – dijo Egipto tomando la navaja – Hay que abrirlo. En ese entonces, yo, abrí mi abdomen sacándolos, me recuperaba cuando sentía mis tierras fértiles de nuevo.

– ¿Cómo lo lograste si no había nadie cerca? – dijo el español mirándole.

– Cuando nacieron absorbí los recursos de mis estados hasta recuperar mis heridas. En este caso México no tendrá que hacer algo tan vil, tiene a su novio, padre y amigos con él. OMS no esta aquí, hay que hacerlo, si no lo sacamos, México quedara con un daño irreversible en sus tierras, provocándole dolor enorme y fallas tectónicas en toda su extensión. Es ahora o nunca. No puedo hacerlo yo, mi precisión ya no es la misma, podría lastimar al niño dentro de él, ¿Alguien más?

– ¡No puedo sacarle las entrañas a mi crio, por dios! – dijo el español.

– Yo lo haré. – dije acercándome. – Yo lo haré, cuando lo haga y lo saque, ayudaré a México a recuperarse.

Podía sentir mi corazón en mis oídos, solo podía escuchar su palpitar y mi respiración nerviosa, mientras veía a mi bello México retorciéndose sin parar en el sofá. No había tiempo, tenia que ayudarlo, controlé mi respiración mientras veía como lo sujetaban entre todos, manteniéndolo lo más quieto posible. Todos lo sabíamos, al mirarnos a los ojos, que no había una forma de anestesiarlo para este dolor, noquearlo no estaba sobre la mesa, ya que, si perdía la conciencia, no podría controlar el tsunami y el problema sería aún mayor.

Sentí un terror horrible cuando sentí ese cuchillo en mis manos, recordándome la ultima vez que sostuve uno de esta forma. Recordaba a mi padre muriendo debajo de mi con cada puñalada que daba, tan profunda, con toda esa sangre chorreándose sin parar.

Inhalé un poco de aire, y al final di un corte por el vientre de México, viendo toda esa sangre chorrear, mientras México soltó un grito enorme y desgarrador que me hizo temblar, pero no era momento de parar. Seguí cortando hasta abrirle por completo el vientre y aprete los dientes cuando tuve que apartar órganos para introducir mi mano. Tenia demasiadas ganas de parar, los gritos de dolor de México eran insoportables, no sabía lo que estaba haciendo, solo sé que rompí una especie de bolsa, y vi algo que parecía una cosa como nosotros. Dios, toda esa sangre y órganos expuestos, solo jalé ese pequeño ser, y escuché las puertas abrirse.

Vi a OMS correr hacia México mientras yo me aferraba a un bulto en mis manos, y no podía escuchar nada. Vi a ONU sujetando mi rostro y lo vi hablarme, pero no lo escuchaba, solo me sentía lleno de sangre y escuchaba mis jadeos sin parar, aferrándome a lo que tenía en las manos. Lo vi dándome palmadas en las mejillas, pero solo me seguía aferrando a lo que tenia en las manos. ONU me gritó, pero no escuche lo que decía, fue hasta que Chile volteo con terror a verme y acabo por darme un fuerte golpe en el rostro.

Y eso fue todo.

*+**+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*

Cuando desperté estaba recostado en una cama.

Miré a mi alrededor y noté que mi camiseta había sido cambiada pero mis pantalones seguían llenos de sangre. Comenzaba a entrar en pánico mientras mis jadeos iban en aumento cuando no vi a México a mi lado. Me levanté de golpe, corriendo por el pasillo, hasta que me topé con Alemania y lo sujeté fuertemente contra la pared. Alemania se tensó al instante mirándome y después, me empujo lejos de él.

– Está bien. – dijo mirándome. – Esta en la habitación a final del pasillo, OMS llegó a tiempo, y te sacamos sangre cuando Chile te noqueó así que está bien. También tu hijo está bien, pero lastimado con tus garras. Debes controlarte, le rasguñaste el ojo derecho, esa cicatriz va a quedarle, pero descuida, no afecto nada de él. Puedes ir a verlos.

Acabé mirándolo solo un poco más, y después caminé con miedo a aquella puerta a final del pasillo. ¿Mi México estaba bien cierto? ¿Le habían... acomodado todo de nuevo en su interior? ¿Curarían la cicatriz verdad? Todas esas cosas pasaban por mi cabeza, y fue entonces cuando entre, para ver a mi México plácidamente dormido en la cama, y después, ver a España sosteniendo algo entre sus manos con una cobija, y a los latinos mirando lo que había allí. Vi a OMS checando los signos vitales de México con las maquinas que había traído y a ONU preparando algunos papeles.

– Llegó el padre. – comentó España mirándome. – Espero estés más calmado, que le has rajado la cara a este pobre crio chaval, afortunadamente no es profunda así que no afecta nada. Pero hombre, ten mas cuidado pedazo de cabrón.

– Bajen la voz, México esta descansando. Le he dado la ultima muestra de la sangre de Rusia, no tardara en recuperarse. – dijo OMS.

– Solo déjenlo ver a su hijo. – comentó ONU, estirando sus alas, dejándolas caer mientras seguía escribiendo unos papeles.

Y fue allí cuando lo vi.

Era un pequeño country, uno chiquito, muy pequeño, podía caberme en las palmas tal vez. Era tricolor como México, con líneas en diagonal, con los colores, azul, blanco y rojo. Y un escudo en medio que era una serpiente, no, era Quetzalcóatl, en toda su brillantez y color, sobrevolando una ola de mar, con sus alas extendidas, mientras un rayo cruzaba uniendo el cielo y el mar. El niño, porque era un niño, se encontraba dormido, fue allí cuando noté esa cicatriz en el ojo derecho y fruncí el ceño con pesar. Sentí la mano de ONU sujetando mi hombro, y después, tomando a mi hijo en sus brazos.

– Veamos como eres en tu otra forma. – dijo y me sorprendió como ONU tiene la facilidad de darle ese aspecto mas humano. – Quiero ver cómo será tu gente.

Nuestra forma mas humana, refleja como luce nuestra gente en su mayoría, por ejemplo, la piel de México es morena, por la mezcla de razas en él, ya que hay pieles obscuras, morenas y blancas viviendo en él. En cambio, yo, mi mayoría es de piel blanca, así que mi cabello, y mi piel es de este color, una tes más pálida y blanca.

– Oh... interesante. Mira eso...

Lo primero que note fue esa tez morena clara en él. Pero definitivamente me sorprendió que el cabello fuera tan blanco como él mío, y, a decir verdad, me quedé en shock cuando el niño abrió los ojos y vi ese violeta potente en ellos. Vi ese dulce lunar cerca de su ojo como lo tiene México, y dios, vi esos dulces hoyuelos cuando el niño sonrió moviendo sus pequeñas manos.

– Parece que será un 50% de cada uno. Felicidades Rusia, no pensé que tus genes serian fuertes, pensé que solo tendría una característica de ti. ¿Han pensado en un nombre? Lo necesito para el registro, y que este niño, que seguramente crecerá rápidamente, este bajo mi jurisdicción y cuidado.

– Ammm...

– Elígelo tú boludo, que como es ese idiota, le acabara poniendo "Milaneso" o una cosa por el estilo. – dijo Argentina mirándome.

– Concuerdo, el weon conchasumadre solo piensa en webeadas, mejor tú.

– Hm... yo, tengo un nombre que me gusta, pero, no se si es correcto llamarlo así, los humanos en él comenzaran a llamarle de otra forma al final.

– Rusia, el nombre es dado por nosotros. Los humanos solo pensaran en el nombre que ponga en el registro. Y bum, es todo lo que necesitamos. – comentó ONU, sujetando a mi hijo con cuidado. – ¿Cuál será?

– Борис. – contesté firme con una suave sonrisa.

– ¿Por qué ese nombre? – preguntó la ONU, meciendo a mi pequeño en sus brazos. – Pensé que le pondrías un nombre más... rudo.

– No lo sé, solo me gusta. Pues, siempre me ha gustado lo que significa para mí. Proviene de Borislav que significa "combatiente glorioso", me recuerda a toda la lucha contra mi homofobia, un combate sin parar, hasta alcanzar la gloria de la paz. También, aquellos con este nombre están dotados de un espíritu de lucha incansable, un idealista que no pasa desapercibido a los ojos de nadie. Siempre defendiendo la causa justa, aquel con este nombre suele ser amado por algunos, pero odiado por muchos. Son sensibles a las relaciones de pareja, solo decide acceder al matrimonio, cuando están seguros de haber encontrado a la pareja ideal. – sonreí mirando a mi México y después a ONU. – ¿Te suena familiar? Prácticamente, es mi historia, y como encontré a su padre igual, él es el producto de un sinfín de combate conmigo mismo, donde al final fui feliz y él nació de allí. Por eso me encanta el nombre.

– Boris. – respondió ONU mirando al niño. – Suena bien en "español" igual, Le queda, La gran isla de Borislav. Ubicado en el golfo de México.

Sonreí cuando ONU acabó el registro, tenia que hacerse antes de que los humanos comenzaran a desesperarse. Pasaron horas y quede solo con mi bebé y mi México. En lo que mi pareja despertaba, yo solo me la pase acariciando aquel dulce cabello blanco, y besando esas suaves mejillas, mientras él solo me miraba con esos enormes ojos violeta y sonreía mostrando esos dulces hoyuelos como los de mi México.

– Tú hiciste que entrara en pánico después de mucho tiempo. Y lastimaste mucho a tu padre, además a tus hermanos en la costa del golfo. Y ahora, eres una enorme isla, con humanos mexicanos e historiadores rusos ahora mismo caminando por tus tierras llenas de recursos, fauna y flora. ¿Cómo te sientes al respecto?

El niño solo sonrió, a lo que yo acabé sonriendo. Pero, fue un insulto el que me hizo voltear de golpe.

– No vergas, putas, pinches mames, ¿Es mi chamaco? ¡Esta bien chulo el condenado!

Sonreí.

Solo podía hacer eso, sonreír.

México aun estaba algo pálido, pero, aun así, tomó en sus brazos a nuestro hijo, y acabo por besarle la frente. Lo vi lagrimear de felicidad, parecía que todo ese dolor y sufrimiento no había pasado, en el rostro de México solo había felicidad absoluta, eso era todo. Acabé por recargarme en su hombro, mientras ambos notábamos a ese pequeño bebé comenzando a dormirse. Nos miramos, así, como cuando nos aceptamos el uno al otro, así, suave y con dudas, con miedos y con un incierto futuro.

Así como dos enamorados escribiendo apenas su destino.

Quien diría que la homofobia podría producir tanto caos, y al momento de extinguirla, solo produciría tanta paz que mi corazón apenas la aguanta...

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