HOMOFOBIA EXTRA 1
No pensé que en la tormenta vería a la criatura mas hermosa del mundo, empapado, mirándome justo a los ojos mientras temblaba un poco, solo para preguntarme una sola cosa que me quito el mal humor y el dolor que tenia de días acumulados.
– ¿Estás bien?
Eso fue lo que dijo.
Él estaba allí, empapado, lejos de casa, temblando, preguntándome a mí, si estaba bien. Ucrania realmente era fuera de este mundo. Lo jalé dentro de mi casa, le pedí que retirara toda su ropa y le di una muda. Preparé chocolate caliente mientras él se cambiaba. Al final, cuando llegó con mi pijama que le quedaba grande a la cocina donde me encontraba, sonreí al verlo tan adorable mirándome. Ucrania era un hermano de Rusia, hijo del temible monstruo rojo, con una enorme cicatriz que brilla de vez en cuando en su cuerpo. Pero ante mis ojos, solo era un lindo chico, con lindos colores, talentoso, muy inteligente y sensual que me gustaba verlo incluso si solo respiraba.
Le puse una cobija encima en la fría noche, y él acabó abrazándome. Cerré los ojos disfrutando sus dulces brazos alrededor mío, y después solté una suave risa cuando lo cargue, y note que era alto, 1.85 cm de altura, pero con el peso de un gatito. Yo mido 3.50m así que, verlo definitivamente era ver un lindo gatito. Sentí sus labios rozar mi cuello cuando hundió su rostro entre el hueco de mi cuello y hombro, mientras yo intentaba mantener el equilibro, tomando las tazas, caminando a mi chimenea, dejando el chocolate caliente en la mesa, y dejándome caer en mi sofá reclinable con un lindo koala ucraniano abrazándome.
Sentí dolor en mi cadera y solté un quejido, cosa que hizo que Ucrania se alarmara mirándome.
– ¿Qué te hizo? – dijo de golpe, acariciándome las mejillas.
– ¿Importa? – respondí, recogiendo un poco los mechones largos de su cabello azul detrás de la oreja. – No somos pareja, no te preocupes de más por tus amigos.
– No soy tu pareja... – dijo Ucrania, soltando una risa burlona. – Nadie es tu pareja Canadá. Siempre juegas con esa cara inocente con todos, hasta que México jugo contigo y te dolió. ¿No es así? El gran Canadá que con una sonrisa te mata de amor, acabo cayendo en su propio juego cuando un latino lo usó.
– ¿Qué sabes? – pregunté algo nervioso.
– Solo sé que acabaste enamorándote de México, cuando él solo quería sexo por primavera. También se, que ese dolor en las caderas provocado por ONU, no fue tu primera vez. Ya habías abierto las piernas antes por México, ¿Crees que no se lo versátil que es México? Por dios, incluso hay rumores de su versatilidad, Inglaterra afirma que se ha cogido a su padrastro años atrás.
– ¿España? – suspiré girando los ojos. México era extraño, podría ser el mas hermoso de los pasivos con ese trasero enorme, redondo y firme, o podría ser el mas imponente activo, con esa sonrisa seductora y ese aire macho que saca de él. Los humanos tienen razón, México es el surrealismo hecho vida. – Mira, lo que México haga con sus miles de años de vida no es problema de nadie, y si, ¿Qué tiene? Soy mas joven, por supuesto que iba a caer ante él. Y si, me tome enserio lo de esa noche, olvidándome que era primavera. Y si, me sentí usado por él, pero, se disculpó conmigo y trata de procurarme siempre. Es una gran persona que no tiene miedo a enmendar sus errores, a diferencia de mí, que aún me cuesta hacerlo, principalmente el error mas grande que he cometido.
– ¿Y cuál es ese? – preguntó cruzándose de brazos.
– No pedirte que seamos pareja desde la primera vez que te tuve entre mis brazos.
Ucrania sonrió, acarició un poco mi cabello y después beso cálidamente mi frente, recargándose en mi pecho. Supongo que no tenía que decir más, y él no necesitaba mas explicaciones.
– Aun así, quiero saber. – hablé antes de tiempo. – ¿Qué pasó? En casa de ONU.
– Maldición.
Era una fría noche cuando llegue a su imponente mansión.
Sabia que era hombre muerto, lo sabía apenas vi esas rejas enormes abrirse solo para mí. Dejándome ingresar con mi vehículo. Sentí mis piernas temblar apenas caminaba las escaleras para tocar esas enormes puertas de caoba, y dejar que mi destino me diera el karma que tenia que recibir. Al tocar, la puerta se abrió y un FBI semidesnudo me abrió. Note marcas de golpes en su cuerpo, rasguños y tal vez tres plumas encajadas en su espalda, ya sangrante. No dijo nada, solo me dejo entrar para después sujetarme y sonreír.
– Yo que tú, hubiera preferido meterme una bala en la cabeza. – fue lo que dijo, mientras yo sentía que el alma se me iba. – Sube las escaleras, la habitación al fondo, puertas blancas. Allí te está esperando.
– Gracias.
FBI lucia feliz de verme sufrir, supongo que disfruta vernos sufrir, porque siempre los hacemos sufrir a ellos con nuestras órdenes. Pero, dejé de lado mi pensamiento por FBI cuando vi ese pasillo, y vi plumas preciosas y brillantes blancas, en el suelo. Trague saliva y seguí caminando hasta llegar a dichas puertas, toque tal vez dos veces y escuche su voz diciendo "Adelante". Su voz era delicada, suave, una voz que me causa deseo de escucharla gemir, si, pero se me quita al saber a quien pertenece.
Al entrar lo vi. Sentado en su sofá, con esas gigantescas alas blancas, dos pares de ellas, arrastrando en el suelo, mientras la figura semidesnuda de él era alumbrada por la chimenea. Un hermoso cuerpo atlético y delgado, alto y hermoso, un rostro perfecto y angelical, con unos ojos azul potente y brillantes, con el cabello blanco despeinado y alborotado. Con una piel perfecta, que reflejaban marcas de mordidas, besos, golpes y marcas de cuerdas. ONU era un jodido ángel, uno hermoso y único, pero era un ángel caído, era el jodido demonio en persona.
– ONU...
– Odio cuando hace esto, las marcas en mi cuerpo. Decidí apuñalarlo con mis plumas cuando dejo la primera, pero el idiota no paró, es un jodido dolor de cabeza, pero me gusta coger con él, así que no hay remedio.
– S–suele pasar. – contesté.
– Siéntate Canadá. – dijo, señalando un sofá sin quitar la mirada de la chimenea.
– G–gracias. – estaba comenzando a sudar, se que esta furioso, siempre esta furioso cuando hacemos cosas malas.
– Mi trabajo es evitar que ustedes hijos de puta se asesinen solos y entre ustedes. Son un tremendo calvario, hacen mi vida mas difícil, y cuando pensé que el asunto de Rusia había quedado cerrado después de la pelea que tuvo con México en el comedor, llegas tú, con tu maldita adicción al porno y subes un video sin su autorización exponiendo su homosexualidad.
– Lo lamento. – dije sintiendo como mis piernas temblaban, maldición, debo calmarme. – Dios, lo lamento, no sabia que era gay, te juro que pensé que estaba masturbándose con Hungría, lo juro, nunca pensé que se estaba masturbando con México, no quería que pasara eso, solo quería conseguir buen material y buen dinero. Solo quería...
– Canadá. – dijo, y lo vi de pie, en boxers mirándome, para después sentarse junto de mi en ese sofá. – Te dije que no volvieras a hacer estupideces como filmarlos infraganti. ¿Te lo dije o no te lo dije?
– ONU por favor, realmente...
– Relájate, solo responde, ¿Te lo dije o no te lo dije?
– Si lo dijiste.
– Bien. – su rostro me mostro una sonrisa, pero yo solo podía aferrarme a mi asiento conteniendo mis ganas de llorar. – ¿Quieres un trago?
– No.
– Te ayudará a liberar tus nervios, esas piernas temblando y ese rostro te delatan Canadá. No se que te hayan dicho los demás country, pero solo puedo decir que nada de lo que digan es cierto. – Lo vi destapando whisky, sirviéndomelo y sentándose a mi lado. – Esto es lo que va a pasar. Primero, todo tu dinero de ese video se va directo con UNICEF. Segundo, tienes que bajar ese video de tus redes, pedir una disculpa publica a Rusia y una multa por romper la privacidad personal de un country.
– Okey. – conteste, sujetando el whisky, tomando un trago.
– Eso es todo, ahora, quiero que te levantes y saques tu trasero de mi habitación.
– ONU realmente lo lamento...
– Largo.
Me levanté, tomando ese ultimo trago de whiskey, para después caminar a la puerta y retirarme. Pero, una de sus alas me lo impidió. Sentí las gotas de sangre en mi espalda resbalar cuando sentía esas puntas de alas como cuchillas atravesar mi piel, y escuchaba su risa retumbando en la habitación. Escuché sus pasos en el dulce suelo de madera y después lo sentí exactamente detrás de mí.
– ¿Realmente pensaste que era tan sencillo? – dijo, desencajando una de sus plumas de mi espalda. – No soy como dijeron los demás, siempre soy peor que la ultima historia que dicen de mí.
A decir verdad, no se como llegué a estar desnudo y amarrado de diferentes formas en esa cama de sábanas de seda. No recuerdo bien como es que tenía un dildo de silicona en la boca impidiéndome gritar. Solo podía verlo ser salvaje con mi cuerpo, humillándome a mas no poder.
– Mira que tan abierto estás. ¿Crees que ya entre el bate de beisbol? – dijo, lubricando la parte más delgada del bate, mientras con pinzas mantenía abierta mi jodida entrada que ya no puedo decir virgen, y peor, mi mayor humillación es estar en lágrimas con dolor, mirándome en una enorme pantalla porque el maldito estaba grabándome. – Supongo que la humillación y dolor que sientes ahora es la misma que sintió Rusia al saber de esto. Lo llamo justicia divina. Yo soy el verdugo de ello, y me encanta.
Solo podía tratar de gritar, solo podía hacer eso, más cuando sentía ese bate comenzando a entrar, mas cuando ONU no se media en nada, lo empujaba cada vez mas adentro, y solo podía sentir la parte gruesa acercándose.
– Sabes, es muy delgada la balanza de poder. Ustedes me crearon, soy un ser vivo creado genéticamente para sus fines. Pero, me crearon con un propósito, y eso es mantener la paz entre cada uno de ustedes grandísimas masas de tierra, y se equivocaron, se equivocaron mucho al darme tanto poder, porque ahora puedo hacer esto.
Dolió como el infierno cuando lo sentí empujando más a fondo el bate. No sabía que me dolía más, la humillación o el hecho de que estaba sangrando y ONU parecía divertido con ello. Podía sentir la sangre salir, podía sentir sus alas acariciar mi cintura, y solo podía contener mi ira, porque tenía un jodido dildo en la boca como mordaza, y ni siquiera podía quejarme, solo lagrimear.
– Je, eres como una paleta humana ahora. Me gustan las paletas que se portan bien, te daré lo que deseas, o señor Canadá que ama el sexo de cualquier tipo. – sentí que iba a desmayarme cuando saco el bate de golpe, joder, que estoy seguro que tengo el ano mas desgarrado que nada. – Comencemos.
No sabia cuanto tiempo llevaba embistiéndome, ni si me provocaban dolor esas pinzas en mis pezones dándome descargas, o la fusta de cuero golpeando mi espalda, o la jodida cuerda en mi cuello que me dejaba sin aire. Joder que no sabia si disfrutaba el dolor o no, mas con una varilla metida por mi uretra impidiéndome correrme, y para adornar todo, con un anillo vibrador en la base y dos metidos dentro de mi mientras no dejaba de embestirme.
Lo odio, odio a este jodido sujeto, aprendí la jodida lección, solo déjame ir, mi cuerpo no es tu maldito juguete.
– Uff hnn... gh... – mordí el dildo de silicona hasta romperlo, joder, que nada me llenaba mas de ira que sentir su jodido semen llenándome. Nada en absoluto era mas humillante. – Mira que linda perra canadiense tengo debajo mío. Esto va a mi galería personal. ¿Qué dices Canadá?
Y acabó por quitarme la mordaza a lo que escupí su estúpido dildo.
– ¡Voy a matarte maldito hijo de puta! – grité tratando de liberarme. – ¡Suéltame!
– ¿Soltarte? Vamos empezando. Me tomare un baño, deja que Billy se divierta contigo.
– ¿Billy?
Solo vi una jodida maquina cuando encendió la luz, con distintos dildos de diferente tamaño. Traté de luchar, pero esas jodidas cuerdas y cadenas me tenían sometido. Tal vez estaba a punto de desmayar del dolor, cuando ONU después de ducharme me encontró gimiendo y con el miembro a reventar mientras esa jodida maquina no dejaba de meter y sacar esos jodidos dildos que solo me hacían sangrar más.
Definitivamente caí muerto cuando ONU saco la barilla de mi uretra de golpe y me desmaye del dolor.
A la mañana siguiente, estaba en una camilla, recuperado, mientras OMS me revisaba. Mi cuerpo estaba curado, pero, estaba adolorido. ¿Cómo? ¿Cómo lo hizo?
– ¿Me puedes explicar como diablos estoy recuperado? – dije molesto mirando a OMS.
– Los cuerpos de los country no funcionan como los cuerpos humanos, para recuperarte solo inyectamos recursos e inversión en tu sistema. Tu cuerpo se regenera solo por ello. Solo me aseguro que estés en perfectas condiciones con los medicamentos y tratamientos que doy para cuidar tus tierras. La resistencia de los country depende de su alimentación y cuidados. Por ejemplo, Rusia no podía activar esta cualidad porque nunca tuvo una alimentación o cuidados aceptables, en cambio tú, estabas completamente sano la mayoría de tu eterna vida. ¿Comprendes?
– Si.
– Mira Canadá... – dijo OMS mirándome para después suspirar. – Mi hermano está loco, no te conviene seguir molestándolo. Lo sabes. ¿Por qué hiciste eso?
– ... Solo déjame solo OMS.
Solo podía decirle eso, solo eso. Estaba completamente humillado por ese sujeto y no quería hablar mas al respecto de él. No quería ni siquiera recordar lo que pasó, lo único que quería era que mi memoria recordara que no tengo que joder con cosas ilegales, o voy a sufrir de nuevo como lo hice esa noche, voy a sufrir muchísimo mas la siguiente vez, es mejor quedarse a raya.
No meterse con ONU es una excelente opción ahora.
– Y en resumen, eso fue. – dije mientras veía a Ucrania horrorizado mirándome.
– ¡OH POR DIOS! – la expresión de Ucrania fue un poema de repulsión cuando acabé de contar la historia. – ¡Por dios! Canadá, debemos acabar con ONU, y dios, no sé qué diablos fue eso que te hizo, no puedo llamarlo sexo. Joder.
Solo reí, porque tenía a un hermoso country preocupado por mí. Acaricié sus mejillas hasta que él solo me abrazo de nuevo suspirando. Dios, ¿Qué tan hermoso puedes ser?
– Mira, la única forma que ONU puede controlarnos es esa. No puede matarnos, y ningún castigo nivel humano nos afecta, la humillación y el miedo son buenas herramientas para mantener a rebeldes en línea. Y funciona, no nos hemos querido matar en años. Bueno, nada más que amenazas, pero, de allí en fuera seguimos igual.
– La humillación y el dolor no deberían ser herramientas de poder.
– Lo dice el tipo con el padre que asesinaba a todos como si fuera un dios. – reí a lo que Ucrania acabo por morderme el cuello. A decir verdad, se sintió bien, sentir esa descarga de radiación recorriendo mis venas, ver como teñían mi sangre y podía notar ese brillo fluorescente debajo de mi piel. – Auch.
– Mi padre era un monstruo, como lo es ONU. Me convirtió en una jodida masa de radiación andante. Ambos son seres que pertenecen mas al mundo de los muertos que de los vivos.
– Al menos ONU nos da libertad, solo hace esto cuando nos pasamos de la raya, pensé que tú más que nadie estaría enojado por lo de Rusia. Además, eres hermoso, con o sin radiación, eso no cambia.
– Cállate... estoy molesto, pero no puedo estar molesto contigo. El amor me vuelve estúpido y lo odio.
Acabe por morderme el labio viendo esos ojos azul intenso mirándome. Ucrania siempre fue demasiado listo, supo vencer a Rusia en mucho de sus juegos, sabe controlar a los demás como Bielorrusia, y usa su rostro adorable como Kazajistán para conseguir lo que quiere. Si tuviera el cuerpo de Rusia y su resistencia, podría declarar que seria el heredero definitivo del monstruo rojo.
– Entonces, dime... ¿Vas a preguntarme ya?
– ¿Qué cosa? – contesté haciendo que hiciera un lindo puchero.
– Lo que me quisiste decir desde que me tuviste en tus brazos por primera vez.
– Hmm... Ucrania, ¿Te gustaría ser mi pareja?
Lo solté así, porque sabría que Ucrania odiaría que hiciera una cita especial, odiaría que se lo preguntara en un momento romántico. Porque Ucrania odia esos momentos, él siente mas sincero todo, cuando lo digo así, espontáneo de pronto. Supongo que somos un par raro que se encontró en el momento indicado.
– Claro. – respondió terminando por besarme.
Sus besos siempre me parecieron los más hermosos del mundo, con esos finos labios delgados, con ese dulce cuerpo que siempre desee tocar. Siempre se la pasaba provocándome, subiendo esos videos solo para gemir mi nombre, siempre sus dulces colores atrayéndome, siempre esos ojos mirando directo a la cámara. Ahora eres mío al fin.
No tarde mucho en cargarlo y llevarlo conmigo a mi habitación, tampoco tarde en desnudarle y acabar ambos debajo de las sábanas. Y mucho menos, tampoco tarde en abrirle las piernas y por fin, solo para mí, al fin era la persona entre esas bellas piernas, al fin era yo provocándole esos gemidos, y al fin mi dolor de aquella noche con ONU cesó para nunca volver.
Pero claro, no iba a ser tan fácil, aun tenia que hacer todo lo que ONU me había pedido, así que tuve que entregar el dinero, quitar el video, pagar la multa, pero, aun quedaba una cosa por hacer. Y esa era disculparme con Rusia. Lo encontré cuando visité a OMS por un examen médico así que decidí que tal vez seria el mejor momento. Me acerque cauteloso y sentí algo de miedo al verlo mirándome, pero bueno, al menos no parecía que quisiera hacerme daño.
– Rusia, te debo una disculpa. Mira, solo pensé en mis motivos egoístas, en generar dinero a partir de ti, porque todos deseaban verte teniendo sexo o verte desnudo. De alguna forma me dejé llevar por el deseo del morbo y mi ambición, acabé exponiendo tu privacidad, y se que no tengo un perdón con todo lo que sucedió después. No solo dañe una imagen que habías hecho, te obligue a aceptar tu homosexualidad cuando no me correspondía a mi declarar nada de ello. A pesar del castigo impartido por ONU, aun me siento culpable, así que como primera instancia quiero disculparme contigo por ello. Aceptare tu repudio, pero no te daré la espalda por ello, si un día necesitas algo te apoyare para demostrarte realmente lo arrepentido que estoy. Lo lamento Rusia, realmente lo hago.
– Acepto tu disculpa. Con permiso. – dijo, con una leve sonrisa, retirándose.
¿Qué? ¿En serio? Solo podía quedarme estático mirándolo caminar a un consultorio. Pensé que querría golpearme, pensé que me insultaría, pensé que me sacaría la mierda, no sé, pero nunca que hiciera esa cara tan tranquila, aceptara mis disculpas y se retirara. ¿Qué diablos le esta haciendo OMS en esas terapias? No es el Rusia que conozco, parece un tipo mas relajado y tranquilo que el violento y agresivo que conocí toda mi vida.
Suspiré y decidí olvidarlo, mas cuando vi a un hermoso country entrar en la sala de consultorios. Allí estaba Ucrania, que se acercaba a saludar a su hermano mayor. Y que después se tomó la cadera.
– ¿Qué tienes? – preguntó Rusia acariciando el cabello de su hermano.
– Me duelen las caderas, vine a ver a OMS para una revisión también. ¿Viniste a terapia?
– Si, pero no me cambies el tema. – dijo Rusia frunciendo el ceño. – ¿Por qué te duelen las caderas?
– ¿Por qué va a ser? Tuve sexo anoche, fue algo rudo. – contestó, y sonreí mientras lo noté mirarme. – Estaré bien, no te preocupes.
– ¿Qué?
– Oh, ya tengo pareja Rusia, es Canadá.
Y allí fue cuando esa enorme masa de mas de tres metros se acerco corriendo a mi y acabo por darme un enorme y fuerte golpe en el rostro rompiéndome la nariz.
Mi vida nunca podrá ser tranquila, ya solo queda reír...
.
.
.
.
.
.
.
.
Blanco.
Todo era blanco con toques azules. Una hermosa fiesta en las tierras nevadas de Suiza. Dentro de un precioso lugar que parecía un castillo, con adornos de hermosos tulipanes blancos que hacían el lugar salido de un cuento de hadas. Fue allí cuando me separé un momento de mi pareja y camine por el pasillo, quería un poco de aire fresco y fumar antes de volver con los demás. La tranquilidad del invierno, ese es un momento perfecto para mí. Decidí encender mi cigarrillo mientras sentía un hombré pegándose a mí. Y lo vi, a mi enorme amigo encendiendo uno con la ayuda del mío, inclinándose para quedar a mi nivel y tomar suficiente lumbre para que comenzara a arder la punta de su cigarro.
– Rusia...
– Luces relajado Alemania. ¿Te gustan los paisajes de Suiza? – preguntó a lo que asentí.
– Siempre he creído que tiene hermosos paisajes, muy tranquilos, me gusta la tranquilidad. Pero no demasiado, porque me hace sentir solo demasiada quietud.
– Por eso sales con Chile, necesitas algo de locura en tu mundo controlado por tus reglas. – contesto mi amigo, haciéndome reír. – Deberías relajarte de vez en cuando, el dinero y poder no lo es todo.
– ¿Lo dice él que quiere conquistar al mundo?
– Lo digo como el tipo que finalmente es feliz. – contestó. – A veces, ser primer mundo no lo es todo. Solo míralos. – dijo señalándome a ver a los latinos, quienes estaban riendo y jugando entre ellos. Donde podía ver a mi pareja sonriente mientras abrazaba a México, y balbuceaban con Perú algunas cosas. La sonrisa de Chile no cambia, ni siquiera con el dolor en sus tierras. – Sus problemas los hacen fuertes, su amistad y su resiliencia a cualquier obstáculo los hace felices. Ven la vida tan diferente, me encanta. Quiero ser igual de feliz. Así que decidí cerrar muchas cosas inconclusas en mi cabeza y ahora, me siento libre. ¿Tú lo sientes igual?
– Creo que sí.
– ¿En serio? Entonces, ¿Por qué sigues usando esos guantes negros?
– ...
No respondí.
Porque no podía, mi miedo a tocar cosas con mis manos desnudas me aterraba, y no entendí porque, mi miedo a que vieran mis manos manchadas de rojo me dolía, no quería que lo notaran, odiaría que lo notaran, que notaran mis manos marcadas por ellos. Lo odiaría, no puedo dejar que las vean, no puedo tocar nada sin ellas, ni siquiera la piel de mi hermosa pareja puedo tocar sin estos guantes.
¿Por qué?
¿Por qué no puedo tocar nada?
– Rusia, oye, que bueno que te encuentro, puedes ayudarme...
Esa voz.
Sentí un escalofrió en mi espalda al escucharla. Y al voltear la vi mirándome, allí, una hermosa mujer vestida de novia, una preciosa mujer rubia, con unos imponentes ojos verdes, con un cuerpo perfecto, allí, una hermosa mujer mirándome con nerviosismo. Tenia años, desde que no veía a esa hermosa mujer mirándome directamente a los ojos, tenía años, desde que no le veía el rostro directamente...
– ¿Qué quieres que haga? – dijo Rusia.
– ... Am... solo... solo... ah...
– Yo la ayudaré. Asegúrate que Suiza no la vea aún. – dije, acercándome a esa chica, ahora es mas pequeña que yo, lo es, ya no es mas alta, ya no es mas fuerte, ahora yo lo soy.
– ¿Bielo?
– Esta bien, Alemania me ayudara, ve con los demás.
– Bien, por cierto, luces hermosas hoy. – dijo Rusia, sacándole una sonrisa a su hermana. – Con permiso.
Bielorrusia me miró, como si quisiera pedirme perdón, y yo la miré, como si quisiera hacerla desaparecer. El coraje en mi mente estaba ganando, el dolor en mi cuerpo comenzaba a molestar de nuevo, y la jodida locura me estaba metiendo la idea de querer asesinarla, ¿Debí haberlo hecho? ¿Debí haberla matado?
Solo recuerdo sujetar su muñeca, jalándola conmigo a lo que ella se dejó, para después entrar en la habitación de la novia mientras esta retiraba su velo blanco del cabello y después con sus manos temblorosas sujetaba las mías con esos estúpidos guantes que no puedo dejar de usar, solo para decir las palabras que no quería escuchar de ella, no quiero escuchar tu dolor y tu lastima, no las digas, no vuelvas a decirlas, maldita hija de puta, tú y toda la bola del ejercito rojo que gran parte se quedo en tus tierras, tu maldita doble cara, tu fingiendo que eres una buena persona cuando realmente no eres más que...
– Lo lamento Alemania, por favor, perdóname. Por favor, fui obligada como tú, no quería absolutamente nada de eso, no sabia que estaba pasando. No podemos seguir así, haciendo de todo para no encontrarnos, no mirarnos en cada reunión, hacer de todo para que no nos toque trabajar juntos. OMS me ayudó, tengo que dejar ir todo este dolor, y para hacerlo tenemos que cerrar este asunto Alemania. Ni tú, ni yo, tuvimos la culpa de lo que pasó ese día.
– Me violaste Bielorrusia. – dije apretando mis puños sintiendo el cuero de los guantes negros crujir. – Era un niño y lo hiciste, era un jodido niño y acabaste conmigo esa noche.
No se porque dejé que ganara mi ira, no se porque, cuando me di cuenta ya estaba sujetándole el cuello contra la pared, sin dejar que sus pies tocaran el suelo, viéndola retorcerse mientras recordaba todas esas voces, de esos hombres, cuando me tenían amarrado abierto de piernas y empinado, mientras me usaban como un maldito muñeco de trapo solo para que tuviera mas dolor del que me dejo mi padre tras su suicidio, atormentando a mis hijas, a mis preciosas hijas, y tú llegaras al final, y tomaras mi ultimo gramo de inocencia, mi último...
Mi ultimo día sin estos jodidos guantes negros.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top