Prefacio: Siglo XV

Su caminar era lento, casi como si no tuviera ganas de seguir y es que acompañar a su hermano a cazar a las cuatro de la mañana no era el plan que tenía Ho Seok para un domingo, mucho menos para un día como este, en el cual no tenía deberes que cumplir, madres que ayudar o hermanos que cuidar.

Soltó un gran bostezo y de pronto, sin darse cuenta, ya había hecho el suficiente ruido como para asustar a las aves que vivían en la copa de los árboles, logrando que estas volaran despavoridas y con su aleteo creen otro tipo de barullo que al parecer enojó en demasía a su hermano, quién rápidamente se giró en sus talones para verlo y reprenderlo con la mirada. Ho Seok solo se encogió de hombros y sonrió, disculpándose mediante ese gesto, pues decir un "lo siento" en medio del bosque no era algo recomendable, en especial si era de madrugada.

Nam Joon, el hermano mayor de Ho Seok, solo se giró nuevamente, tomando con más fuerza el arco y flecha entre sus manos. No quería sorprenderse ante nada, mucho menos ser atacado por un animal salvaje, pero su hermano estaba retrasándolo mucho, todo lo contrario a lo que él pensó al despertar esa mañana y levantar a Ho Seok a la fuerza, pensando en ese instante que él le sería de mucha ayuda al cazar, en especial al salir tan temprano.

— Descansemos aquí... — dijo tras un suspiro. No es que Nam fuera un hermano malo o exigente al extremo. Solo que él prefería fortalecer a Ho Seok desde muy temprana edad, sin embargo el chico de tan solo quince años seguía siendo un "niño".

— Lo siento tanto, Nam. — susurró el adolescente, dejando la mochila (que él mismo tuvo que empacar por orden de su hermano mayor antes de salir de casa) a un lado y sentarse entre las hojas secas.

— No te preocupes, Ho Seok. Creo que debiste quedarte en casa. Prometo que la próxima vez me iré solo, no te traeré conmigo.

El de cabellos negros asintió un poco avergonzado, no es que tampoco fuera una niña para quedarse un domingo en casa, tal y como lo hacían todas las mujeres del pueblo, y aunque suene algo contradictorio, Ho Seok sí quería acompañar a su hermano mayor en una caza, muchas veces lo había visto partir a él y a su padre juntos, y ya no esperaba por acompañarlos, mas no pensó que su primera vez saliendo de caza sería a las cuatro de la mañana y con su hermano mayor en vez de su padre.

— Iré en busca de algún alimento para así regresar antes del almuerzo a casa. — levantó la mirada al escuchar a su hermano y no puedo evitar asentir, a pesar de encontrarse en contra de lo que decía este, pues también quería ir con él, ayudarlo a cazar y si era posible, comenzar a utilizar el arco y la flecha. — No te alejes de aquí, sabes que adentrarse en un bosque desconocido solo te traerá problemas...

Nam Joon fue claro antes de alejarse de su hermano. Conocía a Ho Seok, así que podía confiar en él y saber de antemano que su hermanito no se movería de ahí, por más que la curiosidad lo invadiera... sin embargo, una cosa era la percepción de Nam sobre su hermano, otra muy distinta era la percepción que tenía Ho Seok sobre la vida.

El de cabellos negros esperó a que su hermano se alejara lo suficiente, a tal punto de una no verlo, para así salir corriendo de lado contrario, dejando la mochila arrojada en el suelo. Ho Seok era muy aventurero, a pesar de ser algo ocioso en algunas ocasiones. Sus catorce años habían influido mucho en su cuerpo, era alguien alto, casi como Nam y un tanto musculoso por las miles de veces que cargó agua del río, uno que pasaba por su pueblo, pero que muchos aseguraban que provenía de lo más profundo del bosque, ese bosque donde él ahora se encontraba y en el cual planeaba cumplir su más grande sueño: explorarlo y si era posible llegar al corazón del lugar.

Sus botas comenzaron a pisar hojas y hojas secas, rompiendo con el silencio que embargaba el bosque. Él solo miraba el suelo y de vez en cuando al frente. Quería llegar lo más rápido posible al río, pues sabía que si su hermano no lo encontraba al regresar el único que sufriría sería él. Continuó corriendo, hasta escuchar a lo lejos el característico rechinar del río. Sonrió como nunca antes y corrió aun más rápido, sin recordar para nada la leyenda que contaban sobre ese río.


Las brujas se bañan en ese río... el corazón del bosque es peligroso, por tal razón gran parte de nuestros cazadores solo llegan hasta un límite en el bosque. Toda persona que llegue al centro del bosque es tomado por hombre muerto.


Las historias que su madre narraba para ellos cada cierta noche dejaron de estar presente en su mente y al encontrarse con el río delante suyo, esas leyendas cayeron como un balde de agua fría encima suyo, en especial al verlo.




Las brujas se caracterizan por ser demasiado bellas, todas las personas que las ven quedan totalmente hechizados por ellas y considérate hombre perdido cuando mires sus ojos, porque ella nunca te dejara ir.





Ho Seok lo estaba mirando, su belleza era impecable, inigualable, era diferentes a las chicas de su pueblo, ni siquiera podía compararlo con Nina, la chica que se había robado su corazón y que ahora dudaba que fuera la dueña de este mismo, pues aquel chico de tez pálida, ojos avellanas, labios gruesos, cabellos castaños, casi parecido al color del sol y de contextura delgada parecía haber robado su corazón en menos de cinco segundos.








Puedes llamarlo suerte si te encuentras con una bruja, pero si te topas con un hombre y su belleza es inigualable, comienza a temer, porque ellos son los que están más enraizados con el demonio.











Las palabras de su madre seguían resonando en su cabeza, sin embargo él no dejaba de admirar el cuerpo de aquella "bruja". Era hombre, pero era hermoso en todo el sentido de la palabra. Se sentía atraído, en especial al verlo tan indefenso y tratando de cubrir su cuerpo.

— La leyenda es cierta... — susurró, comenzando a caminar hacía el chico, sin embargo este se alejó apenas el pelinegro dió un paso. — Mi nombre es Ho Seok — pronunció al encontrarse a la orilla del río.

El chico cubrió su pecho y desvió la mirada. Se veía que no estaba acostumbrado a ser visto.

— Eres hermoso... — dijo el pelinegro, teniendo poca vergüenza de ser rechazado o señalado como un depravado por estar "babeando" por otro hombre. — Me gustas

Y ahí estaba el lado directo de Ho Seok, él no era alguien tímido, pero tampoco era alguien tan directo y es que en ese momento parecía estar hechizado, cosa que tal vez debió de ser cierta, pues nunca se había declarado a alguien por más simpática que le haya parecido, en el caso de Nina, sin embargo ahora estaba prácticamente diciéndole a ese extraño que gustaba de él y halagando su físico. Mas no espero que el chico sonriera ante sus palabras y luego saliera del río, importándole muy poco encontrarse desnudo.

— Soy Tae Hyung... — fue un susurro, pero para Ho Seok fue la melodía más hermosa que alguna vez pudo escuchar. — Nos vemos... — dijo el chico después de haberse colocado su ropa.

El verlo desaparecer entre los árboles no le pareció extraño, pues ya sabía que ese chico no era como él, mucho menos que provenía de su pueblo.

Él era un brujo, el ser más peligroso, según su madre, sin embargo a él no le pareció nada intimidante, al contrario, fue algo así como... excitante.







[✨]

Este fic está enteramente dedicado a ScarletMaritza. Espero que te guste, bebé.

Por otro lado, vengo con un nuevo fic y espero que sea de su total agrado. Gracias

Imagen:
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