Capítulo 33: MinMin

Ho Seok

La mañana empezó como cualquier otra. Tae Hyung estaba tomando avena con leche, el último antojo del embarazo, según él, aunque muy en el fondo sabía que solo tenía hambre y colocaba de excusa los antojos.

Besar su mejilla fue lo primero que hice al entrar a la cocina. Su sonrisa se transformó en una mueca apenas me alejé, fue entonces que pensé que tal vez se encontraba del mal humor. Ya había entrado al octavo mes de embarazo y cada vez se ponía más redondito y más lindo, pero también más quejumbroso y en algunos momentos, sentimental.

- No ha dejado de moverse desde las tres de la mañana.- susurró. - Pensé que querría avena, pero al parecer, eso solo la coloca de mal humor.

- Se dormirá pronto.- susurré. Tenía tantas ganas de acercarme y tranquilizar a mi pequeña, pero necesitaba de mi dosis de café diaria, por lo que no me acerqué hasta después de unos minutos.

- Iré a dormir, estoy cansado y ella no hace nada más que patearme.

- Pero ya amaneció.- susurré a medida que me acercaba, pero él hizo caso omiso y se levantó como pudo de la silla, sin embargo...

- M-mierda... ni siquiera tenía ganas de ir al baño.- dejé a un lado mié café y por más que quería engañarme y decir que eso era pipi, no pude.

- Tae Hyung, eso definitivamente no es...

- ¡Cállate! - gritó, comenzando esta vez a hiperventilar y buscar algún apoyo. Rápidamente corrí para socorrerlo y descubrí lo dijo que se encontraba. - ¡Rayos, esto duele peor que mil patadas en...!

Sabía que Tae Hyung tenía un vocabulario amplio, pero cuando llegamos al auto y le pedí que dejara de maldecir, dejó de hacerlo... en esta idioma.

Llegué al hospital con la mano rasguñada y con los cabellos alborotados. Tae Hyung no dejaba de gritar y maldecir a todo el mundo en el hospital, incluso al doctor, cuando este le dijo que la cesárea estaba programada para dentro de un mes.

- Pero él está dando a luz ahora mismo.- dije con enojo y desesperación, pues Tae Hyung ya estaba llorando y tomando su vientre con ambas manos.

- Ya le dije que la cesárea no está programada para...

- ¡Está dando a luz ahora mismo! - le grité, tomando entre mis manos su camisa. Iba a golpear al doctor si este no me daba una respuesta. Él lo sabía, algunos enfermeros también y creo que todo el mundo estaba consciente del dolor de mi esposo y de lo que yo era capaz de hacer. - ¡Esta es una clínica y como tal, tienen que atender a mi esposo, pago mi dinero para eso!

El médico se lo pensó un poco y creo que no lo hizo por el dinero, sino porque en mis ojos se podía reflejar el odio y la ira.

Tae Hyung entró a cesárea y en todo momento estuve a su lado, tomando su mano y viéndolo tan nervioso, pero sin dolor, pues la anestesia había hecho su efecto y ahora, lo único en lo que pensaba era en ver a nuestra pequeña.

- Todo estará bien. - susurré, a pesar de que hubo algo en mi mente que me contradijo, que me incitó a besar su frente y decirle lo mucho que lo amaba.

- Yo también te amo.- contestó. - Nunca lo olvides, Ho Seok.- no sé por qué en ese momento me sentí tan triste con sus palabras. Me había hecho la idea de que el día en que te convertías en padres era el día más feliz de tu vida, mi padre me lo dijo y Nam también. Sin embargo, yo me sentía triste por alguna razón.

Besé su mano, justo en dónde se encontraba el anillo y cuando quise decirle que tampoco me olvidara, nuevamente habló.

- Te amaré ahora y en mis otras vidas también, pasó una vez y estoy seguro que volverá a pasar.

- Claro que sí, cariño.- mi mano se mantuvo sujeta a la de él, mientras que mi otra manos e encargaba de proporcionar caricias en su frente. - Te amaré ahora y por toda la eternidad.

Él comenzó a llorar y aunque una de las enfermeras preguntó si es que estaba sintiendo dolor, él negó.

- Nunca me olvides... - susurró en medio del llanto, fue ahí en donde comencé a asustarme.

- ¿D-de qué estás...

No terminé de formular mi preguntas cuando el llanto ensordecedor de mi hija llenó la habitación.

Una de las enfermeras se encargó de envolverla con una manta simple antes de entregarmela para conocerla por primera vez. Era ella, era mi pequeña, con su nariz tan chiquita como sus dedos; aún estaba cubierta de sangre y seguía llorando. Tuve mucho cuidado al cargarla y llevarla al lado de Tae Hyung, quien al verla lloró aun más.

- E-es ella. - susurró en medio de hipidos y mocos. - E-es nuestra pequeña MinMin... - miré rápidamente a mi esposo y él solo se concentraba en nuestra pequeña, como queriendo grabar su rostro en un minuto.

- Sí, es nuestra MinMin.- Tae Hyung y yo aún no habíamos elegido un nombre para ella, pero no porque no nos hayamos interesado, al contrario, teníamos tantos nombres en mente que decidimos postergar ese debate para este día. Sin embargo, ya no había debate que hacer, porque yo ya había escogido el nombre de nuestra hija y ese era el que Tae Hyung había pronunciado en medio del llanto.

Coloqué a nuestra hija al lado del pecho de Tae. Ella abrió sus ojitos apenas sus manitos tuvieron contacto con la bata de la clínica. Tae Hyung acarició su mejilla y sonrió, aún con lágrimas en el rostro.

- Hola hermosa, por fin te conozco.- susurró mi esposo, deteniendo sus caricias, para esta vez besar la mejilla de nuestra bebé. Tal vez muchos dirían que es asqueroso y también lo creía, pero verlo simplemente hizo latir mi corazón con fuerza y alejar ese tipo de pensamientos de mi cabeza.- Te amo demasiado preciosa, tanto como a tu padre... - de sus ojos salieron más lágrimas, pero de sus labios no salió ni una sola palabra más.

La sala se inundó del llanto de mi hija, al igual que de ese pitido continuo que solo anunciaba una cosa: muerte.

Tae Hyung ya no se movió más, tampoco me miró y mucho menos, sonrió. El pitido se volvió insoportable para mis oídos y las enfermeras me alejaron de su cuerpo, al igual que de mi hija.

MinMin siguió llorando, como pidiendo a gritos que Tae Hyung despertara.

- ¿Q-qué sucede? ¿Qué rayos sucede? - grité, tratando de esconder lo obvio... tratando de mentirme.

Las enfermeras corrían de un lado a otro, ninguna me contestaba y tampoco creía que lo hicieran, pues tan pronto como pudieron, me sacaron de la sala, cerrando la puerta y advirtiéndome con la mirada que no pasara.

[✨]

Ji Min llegó tan rápido como pudo, estaba junto a un chico de piel pálida y aunque estaba seguro de que yo no le caía nada bien, me abrazó. Ji Min me abrazó y me dijo que lo sentía tanto, yo no sabía por qué lo decía... hasta que el doctor salió.

- Lo siento tanto, él murió... - y por más que los labios del doctor se movían, yo en ningún momento le presté atención. Solo me quedé helado, sin saber qué creer, sin saber qué hacer.

Mis lágrimas descendieron por sí solas y ni siquiera las sentí hasta que Ji Min me ofreció una pañuelo.

- Quiero verlo.- susurré, ignorando por completo a Ji Min. El doctor asintió y lo seguí, pensando que solo era una broma, que Tae Hyung le había dicho que lo hiciera y que al ingresar a su habitación, lo encontraría riendo junto a nuestra pequeña, pero nunca llegamos a su habitación.

Entramos a un cuarto helado, donde había muchas camillas cubiertas con mantas por completo. Tragué grueso y a pesar de que el doctor me indicó dónde se encontraba el cuerpo de Tae Hyung, no pude moverme. No pude ejercer fuerza sobre alguno de mis músculos.

Apenas escuché cuando el doctor me dijo que me daría seis minutos y que era mejor salir antes de que estos se cumplieran. Sin embargo y a pesar de que tenía unos cuantos minutos, no me atreví a avanzar y cuando lo hice, mis piernas temblaron.

Quité la manta del rostro de Tae Hyung, su piel estaba pálida, demasiado pálida y en este podría encontrar moretones, heridas, como si... como si las heridas de todos estos siglos estén abriéndose de nuevo en este momento.

Mis piernas cedieron y caí. Me apoyé apenas en la camilla y maldije tantas veces a Na Eun, la maldije por hacerlo sufrir, por separarme una vez de Tae Hyung y por hacerlo nuevamente... la maldije y odié por quitarme a mi familia.

- Despierta, Tae Hyung.- susurré en un vano intento de que lo hiciera.- Tenemos una hija, se llamará MinMin, será nuestra princesa... despierta por favor.- mis lagrimas siguiendo descendiendo y por más que rogué, él no abría sus ojos.

- Debemos de irnos.- la voz de Ji Min llamó mié atención, pero no me moví. - Ho Seok, debemos irnos. MinMin te necesita, tu familia te necesita.

Negué lentamente.

- Ya no tengo una familia. Mí familia se murió junto a Tae Hyung. - mis quejidos se hicieron más fuertes y las lágrimas no se detenían.

- Déjalo ir, ya sufrió demasiado...- susurró de pronto. Sin embargo, no le hice caso.- Vámonos, Ho Seok. - insistió.

- Lárgate tú.- dije con odio. Ji Min suspiró, pero no volvió a hablar, hasta que...

- Tae Hyung lo sabía... sabía que cuando amara, todo se iba a acabar, él sabía que si continuaba con el embarazo, iba a morir. - Ji Min se quebró y también lloró.- Es por eso que él seguía vivo cuando se casó contigo y no es porque no te amara... solo que el amor más puro que existe es el de una madre hacia su hijo. Tae Hyung amaba a MinMin, la amaba tanto que decidió continuar con el embarazo, sabiendo que al conocerla, solo podría verla por unos minutos antes de que su cuerpo comenzara a presentar todos los dolores y heridas que nunca presentó en estos seis siglos... Déjalo ir, Ho Seok. Él quería que tú estuvieras al...

- ¡No! ¡Ya cállate! - grité con todas mis fuerzas. - ¡Cállate y lárgate!

- Si no lo dejas ir, la que va a sufrir es MinMin.

Mis lágrimas no se detuvieron y me estaba aferrando al brazo de mi amado.

- Toda la culpa es de Na Eun.- susurré. - Ella tiene la culpa - fui sincero y por más que quería hacerle pagar cada lamento de Tae Hyung, simplemente no me sentía con las fuerzas para hacerlo ahora. - Nosotros estábamos destinados a estar, a ser felices, pero ella...

Ji Min se acercó y me abrazó.

- Si están destinados, entonces la vida les dará otra oportunidad. - susurró y a pesar de que quise compartir su idea, no podía. Simplemente no podía.

[✨]

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Siempre que quiero crear una escena triste en alguna historia, coloco una música que me transmita ese sentimiento y a veces lloro, pero en este capítulo me pasé. Perdón si sienten lo mismo que yo.

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