Capítulo 31: Lo siento
Ho Seok
Papá me lanzó todos los informes en el rostro y luego de pedirme que regresara cuando los tuviera nuevamente listos y más ordenados (como un futuro presidente lo haría) me pidió de favor que me retirara y cambiara de cara, además de recoger todo el papeleo del suelo y el que por cierto me había llevado una semana hacerlo. Quise decirle que esta era la única que tenía y que estaba cansado de su trato, pero tuve que tragarme mis palabras y salir de su oficina para así regresar al cubículo/despacho, que según mi padre, era propio de su mano derecha.
- Todo por ellos, todo por ellos. - seguí repitiendo en mi mente mientras pensaba en alguna forma de convencer a Tae Hyung de utilizar sus poderes para aparecer mágicamente el dinero que tanto necesitábamos, pero esa idea se fue tan rápido como vino, pues el teléfono sonó y tenía que contestarlo antes que mi padre.
Esta mañana había tenido algunos problemas con Tae Hyung, pero nada que no hayamos tenido días antes y que hayamos solucionado después de unos buenos chocolates, mimos y besos bajo las sábanas. Tae estaba demasiado sentimental, por no decir, hormonal, y sus maltratos eran nada a comparación de la gran barriga que estaba llevando. Pero justamente este día, había algo en particular que no me dejaba en paz, algo que no podía ser nada bueno. Y tal vez fue demasiado pronto, pero descubrí qué era esa cosa que me tenía tan nervioso cuando la llamada entrante resultó ser de Ji Min, un Ji Min desesperado y al borde del llanto.
Ni siquiera tuvo que mencionar la razón por la que Tae Hyung se encontraba en una clínica en estos momentos, solo bastó con decirme la dirección para que saliera corriendo de la empresa.
Llegué en menos de quince minutos y eso fue por la excesiva velocidad que utilicé y la cantidad de semáforos que me pasé. En mi mente solo estaba rogando que no le haya sucedido nada a la bebé o a Tae Hyung, en mi mente no había nada más que ellos.
Tuve que gritarle a todas las enfermeras para que estas recién pudieran decirme el número de habitación de Tae Hyung y tuve que correr en menos de un minuto antes de verlo en la cama, con ambas piernas enyesadas.
Me quedé paralizado y no sabía cómo actuar o mejor dicho, no podía actuar, pues mis extremidades no se movían y mi vista solo estaba en mi esposo dormido y en un Ji Min sentado en un sillón a su lado.
- Llegaste. - susurró el amigo de mi esposo, levantándose y corriendo en mi dirección para abrazarme. Tal vez sea algo raro, pero ese simple acto me reconfortaba demasiado. Al separarse pude notar sus ojos aún llorosos y su rostro lleno de preocupación. - lo encontré a-así al llegar. No supe c-cómo reaccionar cuando lo vi en el suelo e inconsciente. M-me sentí tan... tan incompetente.
Sonreí y me aparté de él, no sin antes decirle que todo estaba bien, que por lo menos había llegado y que Tae Hyung se encontraba mejor gracias a él.
Me acerqué lentamente a Tae Hyung y tomé su mano, besando el dorso de esta y sintiéndome tan culpable por no haber estado ahí para él, por no haberlos protegido.
- Lo siento tanto cariño. - susurré mientras me arrodillaba de a poco.
- El doctor le dio un calmante después de enyesar sus piernas y aseguró que el bebé se encontraba en buen estado, pero que estaría bajo observación hasta que le diera de alta. - Ji Min apoyó su mano en uno de mis hombros, como asegurándome con esa simple acción que todo saldría bien.
Solo esperé y rogué que fuera así, pues no podía imaginar mi vida sin Tae Hyung o sin nuestra futura hija.
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Papá se enteró de lo sucedido con Tae Hyung y fue uno de los que más regalos le trajo, no solo a él, sino también a nuestra hija. Incluso me dio una semana de vacaciones para cuidar de Tae, quien ya había sido dado de alta a la semana de haber entrado a la clínica.
Quise preguntarle qué había sucedido exactamente ese día, quise decirle muchas cosas e incluso, deseaba presentar una denuncia una vez que él me diera indicios de haber sido violentado por algún ladrón, pero cuando quise empezar, él solamente me pidió que no le preguntara nada, que con el tiempo lo diría. No le creí, pero tuve que fingir que sí lo hacía para no hostigarlo.
Una vez que entramos al departamento un escalofrío recorrió su cuerpo y lo puedo asegurar por mis manos, que empujaban la silla de ruedas y mantenían un contacto con sus hombros. Quise insistir, en verdad quería saber qué es lo que había sucedido ese día, pero desistí una vez que Tae Hyung me dijo que lo mejor era olvidar ese día. Entonces me detuve y colocándome delante de él, negué.
- No pienso olvidar ese día. No creo que un esposo pueda olvidar el día que colocaron en peligro a su pareja y a su hija. - tomé sus manos y traté de transmitirle algo de confianza, pero él solo las apartó y desvío la mirada, como insistiendo en que me detuviera. - Tae Hyung tienes que confiar en mí, tienes que pensar en nosotros, en nuestra hija. Tal vez no sea nada para ti, pero terminar con ambos tobillos rotos no es como cortarse con un cuchillo.
- Sé lo grave que es esto...- susurró con algo de enojo. - pero no insistas y es enserio.- el tono de voz que empleó fue duro, casi como si quisiera callarme o en el peor de los casos, golpearme.
Me coloqué de pie una vez que caí en cuenta de que no llegaríamos a ningún lugar y me aparté cuando él me pidió con la mirada que lo hiciera.
Un suspiro salió de mis labios y aunque no quisiera, tuve que llamar a papá y decirle que se consiguiera otro secretario por los dos meses que Tae Hyung tendría enyesados los pies, pues lo que más temía era que la persona que le hizo eso regresara y yo no estuviera a su lado. Papá entendió y me dijo que no habría problema, que seguiríamos contando con su apoyo.
[✨]
Tener a Tae Hyung en silla de ruedas y embarazado era un poco más complicado que tenerlo solamente embarazado, pues ahora se encontraba la mayor parte del tiempo enojado o simplemente, ignorándome. Quería que contara conmigo, pero cada vez que despertaba lo único que hacía era atenderse él solo. Por un momento deseaba que no tuviera esos poderes, pues al menos de esa manera sería dependiente de mí y tendríamos más tiempo juntos y por ende, podríamos hablar de lo ocurrido.
- Tae Hyung. - llamé su atención. Él apenas contestó, pero no dejó de mirar si plato de comida. - Ha pasado dos semanas desde que saliste de la clínica y hasta ahora no me has dicho el nombre del causante de tus tobillos rotos. No creas que me quedaré de brazos cruzados mientras ese maldito está riéndose de lo que te hizo. - Traté de sonar duro, pues había tenido paciencia y esta no había servido de nada.
Tae siguió comiendo una vez que terminé y eso me llenó de más coraje, pues estaba preocupado ¡Diablos! Estaba demasiado preocupado y lleno de rencor hacia ese idiota que le había hecho daño a las personas que más amaba en este mundo.
- ¡Tae Hyung ya basta! - grité, levantándome de mi asiento y golpeando la mesa con ambas manos. Él se estremeció y aunque pude asustarlo, eso no me importó, pues en este momento lo único que me importaba era dejarle bien en claro que estaba cansado de su silencio. - Quiero que me digas la verdad y si tú no lo haces, soy... soy capaz de volverme loco. ¡Rayos! - maldije y me alejé al darme cuenta que estaba a punto de perder el control.
Conté hasta diez mientras le daba la espalda a Tae Hyung, no tenía tanta fuerza de voluntad y creía que en cualquier momento...
- Na Eun. - su voz fue como un calmante, como la respuesta que necesitaba. - Fue Na Eun. - dijo nuevamente, esta vez al borde del llanto.
Al voltearme me encontré con una versión tan vulnerable del Tae Hyung que conocía. Me encontré con algo que nunca imaginé ver.
- L-lo siento... - susurró. - Lo siento tanto, yo quería decírtelo, pero... pero esto tenía miedo. E-ella... - Tae Hyung sollozaba y sus manos trataban de limpiar lágrima tras lágrima, pero estas seguían insistiendo y saliendo de sus preciosos ojos. Me acerqué tan rápido como pude y alejándolo de la mesa, me arrodillé a su lado. Tomé sus manos y esta vez fui yo el que le ayudó a limpiar sus lágrimas. - E-ella... ella fue quien me lanzó el hechizo, fue ella quien me condenó a vivir más de seis siglos y la que... que mató a Ho Seok. N-no fue mi culpa, f-fue ella.
- Ya pasó, cariño.- traté de calmarlo, pero él no dejaba de insistir en que no fue su culpa y que ella solo quería venganza.
Pasaron minutos antes de que Tae Hyung se quedara dormido completamente. Me dolió demasiado verlo tan vulnerable y lleno de lágrimas. Lo amaba y demasiado, como para perderlo o permitir que alguien más le hiciera daño.
Ji Min llegó a las cinco de la tarde y cuando le agradecí por quedarse a cuidar a Tae Hyung mientras yo salía, él solo contestó que ella no era buena y que tuviera mucho cuidado con lo que decía o hacía. Sus palabras me dejaron pensando no solo durante todo el trayecto, sino también mientras me planteaba si tocar o no el timbre del departamento de Na Eun.
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Siento tanto la demora, pero tuve problemas bebés. Estamos demasiado cerca del final. ❤
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