Capítulo 21: Destruido
Ho Seok
Bajo las escaleras con suma rapidez y afuera del edificio no hago más que apoyarme en la pared y luego desquitar mi enojo con el tacho de basura de la avenida. Algunas personas pasan, pero no me dicen nada, solo siguen de largo. Pateo con más fuerza al recordar a Tae Hyung, al revivir los momentos que pasé a su lado. Quiero destruirlo cada uno de ellos, acabar con cada momento y olvidarme de todo, pero no puedo y tampoco creo que golpeando un tacho de basura, logre hacerlo.
Termino llorando y siendo detenido por una patrulla, sin embargo, él no baja a mi rescate, por más que está mirando desde su ventana la manera en la que me suben al auto.
Me arrojan a una celda al llegar a la comisaría, y como siempre, me dicen que tengo la oportunidad de llamar a alguien para que venga por mí, y aunque quiero llamar a Tae Hyung, posiblemente él no quiera venir o aun peor, no me conteste.
Nam Joon me regaña cuando llega a la comisaría a pagar la fianza, parece que lo estoy escuchando cuando comienza a gritarme, mientras vamos en su camioneta, pero lo único que hago es pensar en Tae Hyung, en nuestro rompimiento y en lo que hice mal.
— Ni siquiera me estás escuchado.— miro a Nam y me siento culpable, pues además de sacarlo de su trabajo, ahora estoy ignorándolo.— Ho Seok, me encanta hacer de tu padre, pero odio que me ignoren y justamente estás haciendo eso ahora mismo.
Nos detenemos en un semáforo y siento mis mejillas mojadas nuevamente (la primera vez fue en la mañana). Quiero limpiarme las lágrimas antes de que Nam se dé cuenta, pero es demasiado tarde cuando él busca un lugar donde estacionarse, para luego entregarme un pañuelo.
Nos quedamos sumidos en un completo silencio luego de recibir el pañuelo y no sé qué es peor, escuchar mi respiración o llorar en frente de mi primo.
— Sé que no es de mi incumbencia, pero... — y ahí se queda, pues le entrego el pañuelo y le ruego que avancemos. Estoy cansado y solo quiero dormir, esa es mi excusa, la mejor, pues Nam asiente y pone en marcha la camioneta.
Al llegar a mi edificio, salgo del automóvil sin siquiera despedirme y mucho menos, sin hacer caso a los gritos de Nam, quien me pide que me detenga para hablar. Pero yo no quiero hablar nada con nadie.
Camino con pocas ganas hasta el ascensor y apenas se cierran las puertas de este, me desmorono. Las lágrimas invaden mis mejillas nuevamente y sentándome en el piso, me deshago en lágrimas.
Por suerte mía, nadie más sube en todo el recorrido que hace el ascensor y al abrir las puertas en mi piso, me coloco de pie y camino con lentitud, tal y como un borracho, hasta llegar a mi puerta, la abro con la tarjeta y entró, comenzando a despojarme de mis prendas, hasta quedar en ropa interior y lanzarme al sofá.
No hace tanto frío, sin embargo, me hago un ovillo y lloro como nunca antes he llorado, ni siquiera cuando decidí dejar a Na Eun o alguna de mis otras novias, a quienes decía amar con mi vida entera.
[✨]
Despierto con los ojos pesados y de inmediato mi olfato identifica un olor conocido, demasiado conocido para mí. Por un momento pienso que se trata de Tae Hyung, pero al levantarme y correr hacia la cocina me encuentro con Nam y Seok Jin, este último está preparando el desayuno, mientras que mi primo se encuentra de espaldas a mí, sentando en la mesa del lugar.
— ¿Estás mejor? — la pregunta de Seok Jin me coloca alerta y me saca de mis pensamientos. Él me sonríe, como una verdadera madre comprensiva lo haría y luego se acerca para abrazarme. Durante ese abrazo siento su embarazo avanzando y me siento fatal porque mi plan de vida, desde que conocí a Tae Hyung, consistía en formar una familia junto a ese chico de cabellos rubios.
— ¿Q-qué hacen aquí? — mi voz sale más ronca, a pesar de no haber bebido nada ayer, y de pronto me siento incómodo con la presencia de mi primo y su esposo.
— Vine a verte y de paso, a traerte tu auto. Está en el estacionamiento.— asiento con pocas ganas y me doy media vuelta para caminar hacia la sala y también para recoger mis prendas, pero no hay nada.
— Las llevé a lavar, dentro de unos minutos lo pondré a secar.— la voz de Jin me sorprende y le agradezco apenas por la molestia.
No quiero ir a trabajar, me digo cuando entro a mi habitación, pero prometí que lo haría, con el objetivo de generar ingresos para la boda, sin embargo, ahora ya no hay boda y tampoco lo habrá.
— Sé que estás así por ese chico.— la voz de Nam llama mi atención. Él está de pie en el umbral de la puerta, de brazos cruzados y con esa seriedad propia de un padre de familia. — Tu padre me dijo que te casarías, pero por lo de ayer... tal vez ya no...
— Basta. — digo apenas. No quiero reabrir heridas y tampoco, llorar, no antes de ir a trabajar. Nam lo entiende, al parecer, pues solo me observa mientras me visto y me echo perfume, para tratar de esconder el hecho de que no me he bañado y tampoco, arreglado de la manera adecuada.
Desayuno con Jin y Nam, ellos comienzan a hablar sobre la educación que su hija recibirá. Ya muy pronto nacerá y quieren brindarle lo mejor. Escucho atentamente su conversación, sin temor a ser llamado chismoso o metiche, pues lo mejor que podía hacer era estar concentrado en otras cosas que no tuvieran que ver con Tae.
Al terminar me despido y levanto mi plato y taza. No espero una respuesta de ellos, solo sigo con firmeza hasta llegar a la puerta principal de mi departamento.
Sin pensarlo o tal vez, sí estuve pensándolo y no quise negarlo, pase por el trabajo de Tae Hyung y aunque baje la velocidad para verlo, él no se encontraba. No estaba atendiendo a nadie y aunque quise creer que tal vez se está tomando los días que le dije ayer, posiblemente solo se haya marchado.
La oficina es estresante, papá lo sabe y por tal razón, me pidió que almorzara con él, a pesar de que me faltaba demasiado papeleo que llevar.
No pedí demasiado y aunque quise esconder mi estado de ánimo y fingir que estaba bien, papá se dio cuenta.
— Tae Hyung no aceptó la ayuda, ¿Cierto? — me sorprendí al oírlo, pues el silencio no era incómodo como para iniciar una conversación forzada. Sin embargo, negué y volví a probar de la ensalada, que ni siquiera estaba deliciosa. — Tu madre estará feliz de verte infeliz.— susurró. Entonces levanté la mirada y me di cuenta que papá había dejado de comer, como yo. — No pienses que tu madre es una bruja, solo que... a ella no le agradaba tanto Tae Hyung y ahora que ya han terminado su relación, estará más feliz que nunca, sin importar que estés destruido.
— No estoy destruido.— digo con seguridad, a pesar de que mi voz quiera temblar y las ganas de llorar, regresar.
— Eres mi hijo, Ho Seok, te conozco como no he conocido antes y creo que deberías regresar a tu departamento. Regresa cuando estés listo. — Papá es una persona muy comprensiva, a pesar de contar con mucho dinero, y aunque antes no lo era totalmente, la vejez le hizo cambiar.
Ni siquiera he terminado mi ensalada cuando me coloco de pie y salgo del restaurante, que se ubica al frente de la empresa.
Tengo que regresar al estacionamiento por mi auto, pero en vez de caminar hacia ese lugar, decido recorrer las calles hasta llegar a casa.
No sé si es coincidencia o algo parecido, pero cuando apenas voy caminando comienza a llover y aunque muchas personas estén buscando un refugio o algún supermercado para comprar un paraguas, yo solo continúo, como si la lluvia no estuviera mojándome.
Para cuando llego a casa, la lluvia continúa y estando dentro, con una taza de café humeante entre mis manos, esta continúa, como si supiera que mi corazón está roto... como si supiera que me encuentro destruido en este preciso momento.
La lluvia no se detiene, ni siquiera en la noche.
[✨]
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Maratón 6/10
Quiero seguir, pero ya no tengo batería :')
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